"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

jjkkbunie tarafından

115K 14.9K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin está harto de su torpe asistente. 🎖#1 btsstory ▪0... Daha Fazla

• Sinopsis •
━ Prólogo ━
𝟎𝟏
𝟎𝟐
𝟎𝟑
𝟎𝟒
𝟎𝟓
𝟎𝟔
𝟎𝟕
𝟎𝟖
𝟎𝟗
𝟏𝟎
𝟏𝟏
𝟏𝟐
𝟏𝟑
𝟏𝟒
𝟏𝟓
𝟏𝟔
𝟏𝟕
𝟏𝟖
𝟏𝟗
𝟐𝟎
𝟐𝟏
𝟐𝟐
𝟐𝟑
𝟐𝟒
𝟐𝟓
𝟐𝟔
𝟐𝟕
𝟐𝟖
𝟐𝟗
𝟑𝟎
𝟑𝟏
𝟑𝟐
𝟑𝟑
𝟑𝟒
𝟑𝟓
𝟑𝟔
𝟑𝟕
𝟑𝟖
𝟑𝟗
𝟒𝟎
𝟒𝟐 (𝟏)
𝟒𝟐 (𝟐)
𝟒𝟑
𝟒𝟒 (𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋)
𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎
𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 #𝟏: "El Niño"

𝟒𝟏

1.9K 220 63
jjkkbunie tarafından

Ver con mis propios ojos a Nueva York y pisar las calles de esta ciudad me pareció una fantasía. Me costó mucho creer que esto realmente estaba sucediendo.

Vamos, estas cosas no pasan en la vida de un surcoreano de clase media que todavía duerme con alguna luz encendida.

Pero cuando tu novio es una celebridad con muchos millones en el banco... Bueno, hay más posibilidades.

Al igual que en casa, es primavera aquí. Por ello el clima era agradable por la mañana y desayunamos en el balcón de la suite que Seokjin reservó. Había algunas nubes en el cielo, aunque que no eran exactamente una interrupción para que la calidez de los rayos de sol cayera sobre todo a su paso.

La gente era un tema aparte; la gran mayoría se veía, a mí parecer, malhumorada por alguna razón... O quizás soy yo, que no pude dejar de sonreír y mirar a todo lo que me rodeaba mientras que íbamos en el taxi camino al set.

No sé cuántos clics nacieron de mi móvil por todas las fotografías que tomé. Desde que abandonamos el hotel temprano para acudir a mi primera jornada laboral, estuve pegado a mi teléfono para documentar en imágenes casi todo a mi paso. Incluso le tomé una a un cesto de basura que estaba lleno de grafitis.

Pero Seokjin ni siquiera se inmutó por la hermosura de esta increíble ciudad, de hecho, podía jurar que visitar Nueva York fue, es y será algo muy común para él. En el vehículo se encontraba sentado a mi lado, revisando su teléfono y chasqueando la lengua cada treinta segundos, en una muestra clara de irritabilidad.

Probablemente discutió más de una vez con Hoseok de manera virtual, ya que él quedó a cargo mientras el gran jefe se iba a un viaje de negocios (sí, ese negocio soy yo).

Fuera de ese pequeño inconveniente, todo salió de maravilla.

Al igual que mi primer día como modelo.

Excepto que en determinado momento del photoshoot, el fotógrafo sugirió que debería hacer algunas fotos sin camisa... Y Seokjin casi pierde la cabeza. Aunque logró disimular su indignación y concluyó en una charla con el profesional que yo todavía era un novato en el campo, que debía aprender más antes de mostrarme.

—Lo hiciste fabuloso, Kook —Sunan, el fotógrafo tailandés con el que trabajé toda la mañana, me dice con una sonrisa amplia—. Veo en ti un gran potencial, sin duda hoy te convertiste en uno de mis modelos favoritos.

—Gracias —espeto en respuesta, acompañado de una tímida reverencia.

—Trabajas para Gucci también, ¿verdad? —La voz de Seokjin llega a mi campo auditivo y me giro para mirarlo, encontrándomelo justo junto a mí—. Estoy seguro de que te he visto trabajando con una de mis colecciones en dos mil diecinueve.

—Así es, me impresiona su memoria, señor Kim —replica, y una de mis cejas se enarca firmemente por el tono coqueto que este muchacho está utilizando para hablarle a mi novio—. Fotografié a Kai. ¿Este interesante chico será parte de su próxima colección?

Seokjin niega con la cabeza.

—Mi único y próximo plan es ser padre. Mis colecciones pueden esperar.

El fotógrafo da un lento asentimiento con la cabeza ante su respuesta y luego se dispone a tomar su bolso.

—Fue un placer volver a encontrarnos, señor Kim —le dice a Seokjin, a modo de despedida, y a mí me dedica una sonrisa gentil.

—Igualmente —murmura. Está claro que no puede ofenderse con este hombre por llamarlo de la típica manera respetuosa.

—No estuvo tan mal, ¿verdad? —Le pregunto a mi pareja una vez que estamos a solas.

—La cámara te adora, pero yo te adoro más —expresa, dando un paso hacia adelante y acortando peligrosamente la distancia que nos separa.

—Disimula, genio —replico, sin poder evitar mirar a mis lados para corroborar que nadie nos esté mirando.

Él rueda los ojos con genuina gracia.

—Dijeron que la campaña será lanzada a mediados del año próximo —comenta, tomando el teléfono de su bolsillo—. Seguramente te inviten al lanzamiento, pero es tu decisión si quieres o no asistir.

— ¿El año próximo? —Frunzo el ceño.

Si las fotos ya están hechas y la colección está terminada, ¿qué más podría llevarles tanto tiempo de preparar u organizar? Ah, maldito mundo de la moda.

—Es un proceso largo, niño.

Reitero: maldito mundo de la moda.

— ¿Ya pensaste en lo que podemos comer esta noche? —Interrogo, para variar, al tiempo que me acomodo un poco mi cabello con las manos. Hoy el estilista me peinó como si fuese un adolescente rebelde.

Seokjin guarda silencio durante un momento.

—De hecho... —Vuelve a hacer otra pausa que me desconcierta levemente—. Contacté a un amigo para salir a cenar, si no te molesta —espeta con cuidado—. Si no quieres quedarte solo, le cancelaré ahora mismo.

¿Acaso me tiene miedo? No hay manera que yo me enfade porque él quiera reunirse con alguna amistad. ¡Este hombre paranoico!

—No, no, está bien —me apresuro a decirle y a sonar lo más convincente posible, porque de lo contrario, me preguntará lo mismo durante las siguientes cinco horas—. No hay problema.

Seokjin impone otra pausa silenciosa mientras mira hacia abajo y relame sus labios constantemente.

—Pensándolo mejor... ¿Quieres venir conmigo?

—No —no vacilo al responder y lo miro de inmediato—. Es tu amigo, amor, apuesto a que tienen mucho para hablar.

—Me gustaría que se conozcan —puntualiza con mucha seguridad.

Lo conozco lo suficiente como para saber que hay algo más en sus palabras, en sus silencios que rozan la timidez y la incomodidad, en sus facciones.

—Jin, ¿hay algo que quieras decirme? —Aunque mi intención no es atemorizarlo, acepto que soné un poco terrorífico, así que trato de compensarlo con elevar mis comisuras labiales.

En ese momento, me doy cuenta de que Jin se percata de que está atrapado. Sea lo que sea que quiere decirme, no puede ocultarlo más. Y el nerviosismo se apodera de sus manos, pues empieza a moverlas en gestos inquietos, torpes e incluso infantiles.

Veo que se llena de valor para levantar la mirada y encontrarse con mis ojos curiosos y atentos.

—No es solo mi amigo, es una ex pareja.

«¡¿Qué acabas de deciiiiiiir?! ¡Una ex pareja! Ex pareja. ¡Me quiere presentar a un ex! ¡Está loco, demente, desquiciado! ¡Se ha ganado el mayor de los carajos!»

—Oh —es todo lo que sale de mis labios, a pesar de la histérica revolución que tengo en la mente, haciéndose dueña de todos mis pensamientos.

—Lo sé —dice, sonando absolutamente arrepentido de lo que acaba de proponer—. Perdóname, soy un idiota. Le diré que no puedo y nos quedaremos en el hotel, lo siento mucho.

—Está bien, Jin —tomo sus manos entre las mías, no obstante, las suelto de inmediato al recordar que estamos en público. Chasqueo la lengua con fastidio y vuelvo a hablar, con la misma calma que antes—: Si quieres ir solo no voy a molestarme, no tengo motivo válido.

—Quiero que me acompañes —espeta con determinación.

Vacilo, frunciendo continuamente mis labios.

— ¿No crees que él se sentirá incómodo? —Pregunto cautelosamente.

En respuesta, encoge un poco sus hombros.

—Lo dudo.

¡¿Lo duda?! Dios mío. No sé nada sobre relaciones amorosas, pero estoy casi seguro de que reunir a tu ex y a tu actual, no es muy buena idea.

Sin embargo... Él se muestra emocionado, casi ansioso. Si le digo que no, es probable que insista un poco más. Y se nota que tiene ganas de reunirse con mencionada ex-pareja.

Otro en mi lugar probablemente sentiría dudas al respecto, inseguridades... Sin embargo, al mirar a los ojos del hombre que amo, me encuentro con que no tengo absolutamente nada que temer. Él me quiere y yo a él y, como una persona que ha tenido una vida tan dura como satisfactoria, ha amado a otras personas.

Por otra parte, me parece lindo que tenga un ex con el que tenga buena relación, porque Hoseok...

Bueno. Son detalles sin importancia.

—De acuerdo...

Mi novio guarda silencio y solo se concentra en analizar cada pequeña sección de mi rostro.

—Conozco esa mirada de bambi —suelta y al instante prosigue—: Niño, no hay motivo para que te sientas asustado.

Enarco una ceja.

—No estoy asustado. —He sonado tanto a la defensiva, que acabo de lograr que él deje escapar una risita.

—Vamos al hotel. No resisto no poder besarte.

Seokjin, socialmente hablando, es otra persona cuando está en algún país que no sea Corea.

En casa rara vez se detiene a hablar con sus admiradores o estrecharles la mano, mucho menos se toma fotografías o firma autógrafos. Solo se limita a hacer una respetuosa reverencia y, si el admirador es un niño, un saludo moviendo su mano.

Pero aquí es todo diferente. Se ha tomado muchísimas fotos con cada persona que le preguntó amablemente por una, incluso se detuvo a hablar con un grupo de chicas que estaban esperando por él en la puerta del hotel. Decidí darles su espacio ídolo-fan y me metí en la camioneta a esperarlo, aunque logré oír que estaban hablando sobre Gwanhi e incluso él les enseñó unas fotos que tenía en su teléfono. Ah, hasta el peludito es famoso.

Cuando finalmente se mete al vehículo conmigo, noto que se encuentra más animado y eso me hace feliz.

El restaurante escogido es, obviamente, demasiado fino y lujoso. Y a medida que avanzamos hacia el imponente establecimiento no puedo evitar pensar si yo podría costear una cena aquí... No, por supuesto que no.

—Con que en América sí te tomas selfies con tus fans... —Le menciono.

Él me mira por encima de su hombro sin dejar de caminar y me dedica una mueca.

—Es diferente —comienza—. Cuando apenas comenzaba a ser reconocido en casa, solía ignorar el distanciamiento que un artista debe tener con sus admiradores; me tomaba fotos, firmaba autógrafos y tenía charlas con ellos. El resultado fue que me criticaron durante semanas en los medios. —Se encoge de hombros, como si para él ya fuese tema pasado.

¡Me indigna!

—Idiotas —murmuro.

Nuestra breve conversación se corta, así que me dedico a ir detrás de Seokjin porque me da pánico que alguien se me aparezca y comience a hablarme en inglés. Mi novio, en cambio, marcha a paso decidido hasta la recepción, donde se encuentra un muchacho impecable con un traje oscuro y que huele increíble. Escucho que él le menciona el nombre de la persona que lo está esperando, pero no logro oírlo con precisión pues me resulta imposible no distraerme con la banda en vivo que está presentándose en una esquina, brindándole música suave que roza el jazz al ambiente ostentoso.

El empleado nos guía hacia la mesa reservada, y siento que mi expresión lentamente comienza a sorprenderse cuando veo a la ex-pareja de Seokjin. Es difícil no reconocerlo, pues es el único hombre con rasgos asiáticos que hay en este restaurante ahora mismo. Tiene que ser él.

Y me lo confirmo cuando dicho hombre se pone de pie apenas notifica la presencia de Seokjin. Se pone de pie y... Oh. Es bastante alto.

— ¡Mírate! —exclama el sujeto de hoyuelos, ojos pequeños y sonrisa más que cálida—, ¡no lo puedo creer!

—Siempre apuesto, claro. —El ego inflado hasta la médula de Seokjin decide ser el primero en saludar.

Mis ojos captan la forma tan cariñosa en la que el hombre recibe con un abrazo a mi novio y, aunque debería estar muriéndome de los celos, no es así. Sé que sonará de telenovela, pero puedo percibir el cariño y el respeto que mutuamente se tienen.

Supongo que su relación acabó en buenos términos.

—Qué bueno verte luego de tanto tiempo, Seokjin. —Menciona el hombre.

—Lo mismo digo —la sonrisa de mi pareja es incontenible.

De repente, la mirada del desconocido se percata de mi existencia y su expresión vacila entre la sorpresa y la emoción, sensaciones las cuales sus ojos no pueden ocultar.

—Uh, trajiste acompañante.

—Sí. Él es Jeon Jungkook, es mi asistente. —La forma en la que dice aquella última palabra, me hace entender que es algo así como un código secreto, una forma de decir que efectivamente soy su pareja oficial.

No creo que nadie en este lugar, además de nosotros, hable coreano. Pero Seokjin es la persona más precavida que conozco.

Y sin más, el hombre esboza una sonrisa cordial al tiempo que me extiende su mano a modo de saludo.

—Es un gusto conocerte, Jungkook. Me llamo Kim Namjoon.

Durante unos segundos soy incapaz de articular palabra, pero mi cerebro me apoya un poco cuando le devuelvo el gesto. Me aclaro la garganta, forzándome a decir algo.

—El placer es mío, Namjoon hyung.

El título honorífico lo toma por sorpresa, como si hubiese pasado mucho tiempo sin oír aquella corta palabra propia de nuestro país; pero vuelve a sonreírme y unos hoyuelos se marcan en sus mejillas.

—Tomen asiento, por favor —nos invita cordialmente—. ¿Cómo está siendo su estadía aquí, chicos?

—Es la primera vez que Jungkookie visita Estados Unidos —Jin informa con desdén. No debo ser un genio para deducir que él se siente muy cómodo alrededor de Namjoon hyung—. Se pone nervioso cuando le hablan en inglés.

Idiota. ¡Esa es información privada!

—Oh, no, no vale la pena, jovencito —Namjoon detiene sus ojos oscuros en mí y hace una mueca antes de añadir—: Si debo destacar algo de los norteamericanos, es que no te juzgan por no saber a la perfección su idioma. Tienen mucha paciencia con extranjeros.

—Afortunadamente yo soy su traductor oficial. —El tono orgulloso y pícaro de mi novio no pasa desapercibido y yo tengo que contenerme de rodar los ojos.

Pero Namjoon sí lo hace, con aire agraciado, y luego vuelve a tomar la palabra.

— ¿Cuánto lleva Jungkook siendo tu asistente?

Oh. Sí entendí esa indirecta.

—Cuatro meses —replica—. ¿Y tu esposa? Lamento mucho no haber asistido a la boda, mi agenda estaba fuera de control.

—No te preocupes, Seokjinie —Namjoon le resta importancia a tal hecho, haciendo un gesto con la mano—. Lily es fantástica, hace unas semanas inauguró su segunda tienda en Queens y las ventas están siendo favorecedoras. Está muy feliz, y eso me hace feliz a mí.

La sorpresa me golpea con tanta fuerza cuando me entero que el ex novio de mi pareja está casado con una mujer, que mis ojos se abren ampliamente. No me sorprende, pues la bisexualidad hoy en día es algo más que común, pero, ¡es llamativo! ¿Por qué Seokjin se busca novios bisexuales?

—Si en cualquier momento ella necesita un consejo sobre moda, siéntete libre de darle mi número o correo para que se comunique conmigo —la conversación entre los amigos continúa mientras que mi cerebro se dedica a pensar y analizar.

Estoy mirando un punto muerto sobre la mesa y lo peor es que lo sé. No obstante, me encuentro demasiado inmerso.

—Te lo agradezco. Bueno, cuéntame de Yunbi ya mismo. ¿Cómo está? —Cuando menciona el nombre de nooni, automáticamente le miro y levanto una ceja—. Leí la noticia del embarazo, muchas felicidades, por cierto.

Cuando reparo que las palmas de mis manos comienzan a sudar y picar, comprendo el mensaje que mi cuerpo me está enviando: nervios mezclados con ansiedad. Estoy hasta la médula de la inquietud y necesito tomar aire fresco, sí. Me conozco bien.

—Tengo que ir al baño —anuncio con la voz contenida y una expresión serena, para no ocasionarle ninguna clase de incomodidad a los hombres que me acompañan—. Con permiso.

— ¿Estás bien? —Seokjin, genuinamente preocupado, me mira mientras frunce apenas su ceño.

—Sí, sí. No me tardo. —Por más de que deseo darle un beso, es triste, pero no podemos. Así que me conformo con dedicarle una pequeña sonrisa.

No me resulta difícil encontrar el baño y dicho ambiente resulta ser tan lujoso que me da vergüenza hacer mis necesidades en un espacio tan refinado. Para mi fortuna estoy solo, así que opto por quedarme frente al lavabo, lavar mis manos y revisar mi teléfono.

Pienso seriamente en hablarle a mis primos para distraerme un poco; en especial a Dae, considerando que es la única con quien puedo ser honesto y contarle con detalles sobre mi situación. Pero un cálculo mental veloz que hago me recuerda que en Corea todo el mundo debe estar durmiendo y, en el caso de mi prima, es probable que ella esté con Jimin en estos momentos.

... Si es que todavía no le terminó porque se aburrió de él...

Me vuelvo a lavar las manos, me acomodo por quinta vez el maldito flequillo y tomo una profunda respiración. Me estoy demorando más de lo que debería y es probable que Seokjin se inquiete, por eso, decido abandonar el sanitario e ir de regreso a esta reunión tan peculiar.

Me reconforta bastante saber que mi novio la está pasando, aparentemente, muy bien.

—Niño, regresaste —La cálida sonrisa de mi novio me recibe cuando retomo mi asiento—. Estaba contándole a Namjoon sobre tu participación en la campaña de Calvin Klein.

A raíz de este comentario, el hombre de hoyuelos asiente con la cabeza a modo de aprobación mientras se dedica a llenar mi copa con vino, repitiendo el proceso en la propia.

—No busco ofenderte ni sonar grosero, pero físicamente —hace una mueca de la que solo destaco la anuencia presente en el gesto—, de verdad tienes todo lo que un buen modelo tiene que poseer.

Tengo que hacer mucha fuerza para no ruborizarme.

—Gracias, hyung. —Contesto, con una leve reverencia.

Namjoon se cubre la boca con una mano y, con ojos cargados de dulzura, observa a Seokjin.

—Me llama hyung, es adorable.

—Definitivamente lo es. —Mi pareja asiente.

—Ustedes dos hacen una linda dupla —parece contento cuando espeta, muy genuino, y aunque quisiera, no podría encontrar ningún rastro de falsedad en cada palabra que dice—. Estoy muy contento por ti, Seokjinie.

Tengo un nuevo hyung favorito, y ese es Kim Namjoon.

El hombre (¡que es de virgo como yo!) solo necesitó dos horas para ganarse el increíble puesto.

Por otro lado, mientras Nam y yo nos partimos de la risa, Seokjin está inmóvil en su asiento, cruzado de brazos y con la mandíbula apretada mientras nos mira fijamente.

—Namjoon, cállate. —Él gruñe.

Pero mi hyung favorito no le hace caso y continúa con el divertido relato.

—... Y entonces le gritó al oficial "¡veo perfectamente, no necesito anteojos!".

Tanto mis risas como las de Namjoon son más que suficientes para atraer la momentánea atención de las pocas personas que aún permanecen en las distintas mesas del restaurante. Yo pienso que en cualquier segundo pueden botarnos de aquí por ser tan ruidosos.

—Joder... —Mi novio se cubre los ojos con una mano luego de murmurar.

—Luego el uniformado lo esposó y-

— ¡No me esposó! —Seokjin se defiende con una exclamación muy enfadada.

— ¡Lo hizo! —Namjoon reprocha, igualando el tono de mi novio—, ¡no mientas!

— ¡No mientas, Miranda! —Agrego, con un notable aire de acusación.

— ¿Miranda? —Me gano la mirada de Namjoon y noto que frunce sus cejas.

—Miranda Priestly. —Le explico brevemente.

Y, entonces, Namjoon vuelve a quebrarse de la risa y aplaude varias veces por mi ingenioso apodo que, sin duda, es una ofensa para el gran líder de Vogue Corea.

—Pero me liberó —Seokjin decide continuar con su argumento, manteniendo aquella postura molesta—. Solo me hizo una multa y me obligaron a ir al oculista.

—No cumples con los estándares coreanos —digo, negando con la cabeza para continuar con mi sarcasmo—: Qué vergüenza.

—Amo a este niño —Namjoon me da una palmadita en la espalda—. Jungkookie, ¡debemos intercambiar números! ¿Planeas volver pronto a Nueva York? —Interesado, interroga al respecto—. Hay mucho para ver aquí.

—No lo presiones, Namjoon. —El alma de la fiesta, mejor conocido como Kim Seokjin, espeta.

—Es que me agrada muchísimo —acentúa mi nuevo hyung favorito—. No se parece en nada a ese patán con el que salías luego de que terminamos, ¿cómo se llamaba?

Seokjin parece aterrado cuando niega reiteradas veces con la cabeza.

—Cállate la boca.

Estando borracho y feliz de haber hecho un nuevo amigo, en el regreso al hotel solo puedo hablarle a Seokjin sobre lo bien que la pasé esta noche, y tampoco pierdo oportunidad para llamarme a mí mismo un gran idiota, porque al inicio de la velada quería irme corriendo del restaurante.

Namjoon hyung no condujo de regreso a casa, sino que llamó a su esposa Lily y ella fue a buscarlo. Tanto mi novio como yo la conocimos; sin dudas es una mujer simpática y muy amable, que nos agradeció por darle un buen rato entre amigos a su marido.

Mi mente curiosa se cuestionó si ella tenía conocimiento alguno de que Seokjin y Namjoon mantuvieron una relación en el pasado...

En fin.

Una vez que nos encontramos en el ascensor del hotel en nuestro camino a la suite que mi novio reservó (o Nahyun, mejor dicho), siento que mis piernas comienzan a fallarme y a ceder ante el poder del alcohol que recorre mi sistema, pero por suerte, él está ahí para atraparme... Como siempre.

Y yo continúo riéndome solo.

— ¿Quién era el patán que mencionó Namjoonie hyung? —Le pregunto a mi novio, estando prácticamente colgado a su figura a modo de soporte.

—Nadie, amor.

— ¿Por qué no me quieres decir? —Hago un puchero y mis cejas se arrugan un poco, como alguien que está a punto de hacer un infantil berrinche.

—Porque no es importante —a pesar de ser tajante con su réplica, su voz no pierde esa nota dulce.

—Malo.

—Calla, calla —me sisea—. Ya casi llegamos.

—Seokjinie.

—Niño —dice en respuesta.

—Me gustas.

—Me gustas mucho —no se demora un segundo en ofrecerme otra contestación.

—Seokjinie. —Vuelvo a mencionar con el mismo tono insistente de voz.

—Niño.

—No siento las piernas ni los brazos, carajo. —Me quejo.

Incluso me cuesta mucho trabajo mantener los ojos abiertos... ¡Él es diez años mayor que yo! Debería probar que me ama y cargarme.

—Estamos cerca de la habitación, camina un poco más y podrás dormir todo lo que quieras.

Aun cuando lo que dice suena muy prometedor y espectacular... Yo quiero seguir molestando. Bebí de más y mi cuerpo lo sabe.

—Seokjinieeee.

Un suspiro profundo se le escapa mientras luchamos por llegar a nuestro destino.

—Niño, por favor... —La nota de suplicio que le tiñe la voz me roba una risita.

—Te quiero por siempre —le digo bajito.

—Te quiero.

Frunzo el ceño, al borde del enfado.

— ¿Por siempre? —Le pregunto entre dientes.

—Por siempre.

Aunque no lo he visto, puedo jurar que ha rodado sus ojos mientras trata de reprimir carcajadas. Está poniendo mucho de su parte para controlar su nivel extremo de impaciencia.

—Seok... Jinie...

Un silencio breve le sigue a mi mención, el cual mi novio utiliza para tomar una respiración larga. Ya estamos atravesando el pasillo en el que se encuentra la suite.

—Dime, niño. —Como lo conozco bastante, sé que está poniendo todo de sí para no protestar contra mi insoportable actitud de borracho.

—Hazme el amor —las palabras me abandonan antes de que siquiera tenga oportunidad de pensarlas con la poca cordura que me queda en esta altura de la noche. Mi cabeza es una maraña incoherente de pensamientos sin sentido alguno.

Sin embargo, me siento feliz.

Pero Seokjin es más que determinante cuando chasquea la lengua en una negativa irremediable.

—De ninguna manera, estás ebrio.

Sus palabras llegan a confundirme.

—Pero soy tu novio. —Lo que digo suena a un reproche, aunque no es mi intención.

—Lo sé, y eso no tiene relevancia ahora —dice, tranquilo como siempre—. No voy a tocarte si estás semi perdido en una borrachera.

De alguna forma, siento un alivio tremendo, indescriptible, después de haber analizado con profundidad sus palabras. Y me considero totalmente afortunado. Este hombre no solo me quiere, sino que me respeta muchísimo.

—Tienes razón —murmuro, sintiéndome agradecido por dentro—. Me debes de querer mucho para pensar así.

—Te amo muchísimo —me sonríe y me da un beso en la cabeza—. Si sobrevives a la resaca de mañana, no te dejaré salir de la cama. Te lo prometo.

Una risotada es expulsada por mis labios que ocasiona un estruendoso eco en el pasillo.

— ¡Seeeee-xoooo!

Seokjin me cubre mi cavidad con su gigantesca mano y, en medio de nuestras risas mal contenidas, llegamos al cuarto.

El trayecto que pareció ser una eternidad llega a su fin una vez que mi figura se desploma sobre la cama y, naturalmente, mi novio me incita a elevar las piernas para deshacerse de los zapatos en mis pies. Mis dedos torpes comienzan a ocuparse de los botones de mi camisa y cuando estoy en ropa interior, Seokjin me ayuda a colocarme mi camiseta de dormir.

— ¿Dormiremos juntos, aunque apeste a alcohol? —Le pregunto mientras él comienza a desensillarse.

—Sí, pero no empieces a tocarme —me dedica una mirada que pretende ser severa, pero la diversión logra filtrarse en la misma.

Carcajeo antes de responderle—: No lo haré.

Cuando ambos finalmente estamos con prendas cómodas y listos para perdernos en el mundo de los sueños, mi novio sigue su habitual rutina de revisar sus mensajes y yo me quedo mirando el techo del cuarto, solo pensando y analizando mi vida y las circunstancias actuales, como el buen ansioso virgo que siempre he sido.

—Estoy muy emocionado por tu bebé. —Suelto.

Él guarda silencio durante breves instantes antes de decir:

— ¿Quieres que te cuente un secreto?

Solo con eso se gana mi completa atención.

—Sí. —Digo casi sin aire.

—Tengo unos nombres en mente desde hace un tiempo.

Mi boca se abre debido a la sorpresa y no tardo en sentarme sobre el cómodo colchón que ocupamos.

— ¡Dímelo, dímelo!

Una sonrisa ladina logra filtrarse por su precioso rostro y se relame los labios.

—MinJi, si es niña. Minhyung, si es niño.

Y es así cómo comienzo a sentir que mi corazón empieza a latir con fuerza, a tal dimensión, que por un momento se me saldrá del pecho y empezará a dar saltos por toda la estancia debido a la emoción.

—Me encantan —le aseguro y le robo un beso—. El de niña es una belleza. Pero... ¿Minhyung? ¿No será parte de la línea de los Tae?

En respuesta, mi novio bufa extensamente.

—No quiero que mi hijo tenga ninguna similitud con mi progenitor, ni siquiera en el nombre —se gira apenas para poder observarme—. Llámame obsesivo, pero me opongo rotundamente.

—Entiendo...

— ¿No te gusta? —Su semblante luce preocupado.

—Claro que me gusta, es original —sonrío nuevamente—. Estoy tratando de encontrarle el origen a la sílaba.

—Hyung es por mí, por supuesto, su apuesto padre. Min es por Yoongi.

Solamente por oír el nombre de mi ídolo, me cubro la boca con una mano y Seokjin rueda los ojos.

—Tonto. —Murmura.

De repente, mi lado sentimental sale a flote con mucho más ímpetu a causa de todo el alcohol que ingerí esta noche, y prontamente puedo percibir la humedad en mis ojos, producto de unas lágrimas traviesas que están a punto de abandonarme.

—Me pone muy feliz que puedas formar una familia. —Espeto, procurando que no se me quiebre demasiado la voz, aunque fallo en el intento.

— ¿Estás llorando? —No es meramente capaz de terminar su diálogo pues le resulta imposible no reír por mi sensibilidad.

—De alegría. —Aclaro, porque es la verdad.

—Eres parte de mi familia, niño —junto con su declaración, él se aproxima más a mi cuerpo para rodearme con sus brazos y plantar un beso en mi cabeza.

—Lo sé —es muy reconfortante decirlo y estar seguro de que es cierto—. Y tú de la mía, aunque no haga falta aclararlo.

Permanecemos en nuestro espacio seguro —o sea, en los brazos del otro— en silencio, aunque sé bien que los dos estamos pensando en diversas cosas. Yo no puedo dejar de repetir en mi mente los preciosos nombres que Seokjin me reveló... Y tampoco en Yoongi. Me pregunto si es muy pronto para preguntar quién será el padrino del bebé...

Pero si es Yoongi, ¡me muero mil veces!

Súbitamente, la voz de mi pareja se cuela otra vez en mi campo auditivo, haciéndome salir del trance reflexivo en el que me encuentro.

—Desearía que las parejas del mismo género tuviesen más derechos en nuestro país... —Susurra, y suena algo asustado.

— ¿Hablas del matrimonio? —Interrogo.

—Matrimonio, concubinato, adopción.

— ¿Adoptarías un bebé con otra persona que no sea noona? —Eso sí logra llamarme muchísimo la atención.

—Lo haría contigo.

A su explosiva contestación, le sigue una mudez omnímoda. Los nervios, el asombro, el descontrol puro comienzan a bullir en mis adentros por lo que Seokjin ha hablado con tanta naturalidad.

Debo de haberme callado durante un largo rato, pues él niega con la cabeza y me besa en la frente antes de tomar el uso de la palabra.

—Eso fue muy abrupto para decir, perdón —murmura, siendo genuinamente honesto en su disculpa.

—No es nada malo, bebé —reacciono velozmente, porque no quiero que se sienta mal ni que se arrepienta—. Solo... No lo esperaba.

Asiente, dándome a entender que comprende exactamente mi punto. No me asustó como seguramente está pensando, sino que me sorprendió que me diga eso.

Y aunque yo soy muy joven y llevamos poco de relación, me hace muchísima ilusión la posibilidad de agrandar nuestra familia algún día. Adoptar un bebé, casarnos legalmente, salir a la calle tomados de la mano...

Ah, carajo. Sueno como un actor de novelas.

Pero no me importa. Él es mi primer amor y fantasearé todo lo que quiera con ser felices por siempre, carajo.

— ¿Quieres dar el primer paso conmigo? —Aunque estoy borracho, sueno más sobrio y seguro que nunca.

— ¿Qué? —Mi pregunta lo ha desconcertado y no se demora en aplicar frente a mí esa expresión seria y firme.

—Adoptemos un perrito.

Jungkook conoció a Namjoon y todo fue de maravilla, ahora Seokjin y él subirán el siguiente nivel en su relación adoptando un perrito. ¡Que bello todo madre mía!
No puedo creer que quede nada ya *se seca las lágrimas*
¡Nos vemos el lunes!

Okumaya devam et

Bunları da Beğeneceksin

10K 926 17
Ni Jimin, ni Junmyeon creian como su vida pudo haber cambiado, cuando fueron convertidas en esclavas, sobre cuando conocieron a 2 hombres, que eran e...
483K 67K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
243K 38.7K 49
Un chico ciego que conoce el mundo a través de los ojos de un delincuente. ◕ Errores de ortografía y de narración. ◕ Historia totalmente de mi autorí...
17.8K 2.1K 17
Jungkook realmente no quería estar aquí. No cuando se suponía que debía estar ayudando a su padre con la manada y entrenando para ser el Alfa más fue...