Renacimiento © ✓

Autorstwa MariaAparcio

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Serie Las Dos Caras de la Luna: Libro III "Nadie es dueño de tu vida. Tú decides quien quieres ser y como viv... Więcej

Introductorio
Prólogo
Capítulo 1: Regresión
Capítulo 2: Choque de intereses
Capítulo 3: Punto muerto
Capítulo 4: Advertencias
Capítulo 5: La manada
Capítulo 6: Cara a Cara
Capítulo 7: La confrontación
Capítulo 8: Desolación
Capítulo 9: La feria
Capítulo 10: La confesión
Capitulo 11: La historia
Capítulo 12: En la mira
Capítulo 13: La telaraña
Capítulo 14: El vecino
Capítulo 15: Amigo sorpresa
Capítulo 16: La oveja
Capítulo 17: El regreso
Capítulo 18: Punto y cierre
Capítulo 19: Catarsis
Capítulo 20: El espejo
Capítulo 21: Un paseo animado
Capítulo 22: Noctámbula
Capítulo 23: Lo bueno y lo malo
Capítulo 24: La declaración
Capítulo 25: Las motivaciones
Capítulo 26: El tormento
Capítulo 27: Heridas abiertas
Capítulo 28: Las sospechas
Capítulo 29: Punto de partida
Capítulo 30: Clase y práctica
Capítulo 31: Realidad y fantasía
Capítulo 32: Posibilidades
Capítulo 33: El gato y el ratón
Capítulo 34: La caja de Pandora
Capítulo 36: El monstruo
Capítulo 37: Luchar y sobrevivir
Capítulo 38: Renacimiento
Capítulo 39: El despertar
Capítulo 40: Única
Capítulo 41: Hija de la Luna
Capítulo 42: Mis chicos, mi familia
Capítulo 43: Una nueva realidad
Capítulo 44: Resiliente
Epílogo
Capítulo Extra (Rick)
Playlist- Renacimiento
Curiosidades sobre Renacimiento
Cosas Extras
Agradecimiento y nota de la autora

Capítulo 35: Bertram

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Autorstwa MariaAparcio

¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo! 

***

Sean sonreía de una forma maliciosa y retorcida, desfigurando su rostro. Sus ojos tenían un brillo siniestro, mientras me lanzaba un beso, antes de sentarse en el sillón cerca de mí; pero se estiró hacia adelante de mí con los ojos cerrados e hizo una gran inhalación y exhaló. Parpadeé. Me estaba olfateando.

—Me encanta el olor de una virgen antes de comer —comentó con gracia, volviéndose a sentar. Fruncí el ceño. — ¡Oh, no te avergüences de eso! No eres la primera ni la última virgen que me alimenta. Deberías considerarlo un honor— dijo riéndose.

Sean meneo la cabeza y cruzó las piernas, con aire casual.

— ¿Sabes algo? Todos estos meses, desde que llegué aquí fueron solo por ti—comentó divertido. —No quiero venir a este horrible lugar, chérie, pero tuve que hacerlo. Mi señor Gabriel quiso que viniera y nuestro contacto, estaba muy alterado y además, cómo te ibas a ir, decidimos actuar—me informó. —Bueno, especialmente yo —me explicó animado. — Tout d'adord, mon amour. Es obvio que mi nombre no es Sean Collins o cómo sea. ¡Arg! No escogí ese nombre pero me pareció gracioso. ¡Dios! — se quejó frunciendo los labios, divertido. Suspiró y continuó: — Mon vrai nom, même si je pense que c'est important beaucoup maintenant, belle est Bertram—se presentó con acento francés, levantándose para hacer una reverencia frente a mí. — Plaisir, ma chère! —me guiñó un ojo y en su retorcida sonrisa, aparecieron dos colmillos.

Resoplé y todo mi cuerpo se ponía tenso. Y apenas, sentía el dolor en la parte de atrás de la cabeza.

—Fue muy fácil—comentó Sean, no, Bertram. —Mi lord. Gabriel y sus hermanos han estado vigilando a los Shepard por décadas, pero los Hombres Lobo estaban junto ellos también, pero tú, justamente, tú eras el punto más débil y fue sencillo, Lizzie. ¡Oh, y gracias a nuestro contacto fue posible saber sobre ti! — se rió, para sentirse de nuevo. — Pero sabíamos que para llegar más cerca, debíamos, hacer una pequeña distracción

Escuché a Mark gemir. Tanto Bertram como yo, lo miramos. Él chasqueó la lengua y giró los ojos, fastidiado.

—Ignóralo —repuso. — ¿Por dónde íbamos? ¡Oh, sí! Vine por órdenes de mi lord y gracias a nuestro espía, pude saber cómo debía actuar contigo, pero tuvimos que hacer algunas cositas en Nueva York para que el llorón de tu ex novio psíquico no pudiera vernos, y los demás, no levantaron sospechas sobre nosotros y llegar hasta aquí—comentó él animado. Hizo una pausa y me observó— ¿Te aburres, Lizzie? Bueno, no te preocupes, apenas es el inicio, ma chère —me comentó y dientes de tiburón empezaron a salir de su boca.

***

Bertram estaba extasiado explicándome con detalles, las cosas que hizo: los mensajes, los correos y hasta lo del conejo muerto sobre el auto. Además, la otra sorpresa era Mark. En eso, Bertram sacó un cigarrillo y un encendedor.

—Primero hice una parada en México desde Europa, y de ahí a Nueva York. Fue una forma de despistar —me explicó, y prendió el cigarrillo. Le dio una calada— Pero sabíamos que teníamos que llegar sin levantar sospechas, así que hice algunas travesuras antes de venir aquí. Rick Shepard podría verme si llegábamos muy pronto por eso tuve que empezar con los mensajes. Busqué a alguien, o mejor dicho, a un pobre drogadicto y vagabundo en Nueva York, para que me ayudara—repuso y soltó humo. Yo fruncí el ceño con un gesto de asqueada. — ¡Oh! ¿Te molesta el olor?

Respiré y tragué saliva. Bertram hizo una mueca y le dio otra calada.

—Encontré a ese muerto de hambre de ahí —señaló a Mark. Parecía estar desmayado. —Lo convencí para ser mi padre a cambio, de un lugar donde dormir, comida y muchas drogas. ¡Fue cómo darle un dulce a un niño! Fue sencillo, dado que era alguien sin hogar ni nada, para que pudiera ayudarme. Claro, le puse otro nombre para que combinara, como si fuera mi nueva mascota —comentó divertido. —Y luego de eso, bueno, comencé a enviarte los mensajes...—repuso con una sonrisa de satisfacción

Volvió a inhalar y exhalar humo de cigarrillo. Quiero hablarle y preguntarle tantas cosas, y Bertram debió darse cuenta, porque me miró con interés. Él soltó una carcajada.

—Debes estar preguntándote, cómo nadie se dio cuenta de mi olor, ¿cierto? —preguntó con ojos de demonio. Se encogió en hombros. —Todo en mí huele a humano, aunque no lo sea porque, ¡soy un verdadero vampiro! ¡Me alimento de humanos, Lizzie! —afirmó. —Pero tuve que usar la loción especial mezclada con ciertos componentes, fue de gran ayuda para poder mezclar mi esencia y con el toque final, ¡bergamota, chère! —repuso complacido y añadió: — Claro, estuve preparando todos los mensajes para que mi subordinado, empezará a mandarte antes de llegar aquí—

Una parte de mi estaba gritando y lamentándose. Resoplé por la nariz y Él levantó una ceja con el cigarrillo en la mano.

—Eh...—murmuró. — ¿Quieres hablarme? ¿O prefieres gritar? —inquirió y añadió con tono sombrío: —Aunque te recomiendo, no hacer nada de eso. ¿Me entiendes?

A pesar de tener las manos atadas, apreté hasta sentir las uñas en mi carne. Bertram tenía razón. ¿A quién le iba a pedir ayuda?, ¿a los vecinos? Era una estúpida idea hacer algo así.

>>> Tengo miedo, pero tampoco debo ser un tonta. ¡Contrálate! <<<, pensé

Bertram me preguntó si iba a gritar, al sacarme el amarré de la boca, respiré con fuerza y negué con la cabeza. Por un momento, parecía desconfiar pero se levantó y soltó la mordaza de mi boca. Exhalé con fuerza. Me humedecí los labios y pensé en la única cosa, que se me vino a la mente en ese momento.

— ¿Vas a matarme? — murmuré.

Por un momento, él abrió los ojos, sorprendido por mi pregunta, pero luego volvió en sí. Hizo un macabro gesto y soltó un resoplido.

— ¿Vas a matarme porque te lo ordenaron? — le pregunté. — ¿O es solo porque tú quieres?

—Un poco de ambas—pensó él haciendo una mueca. — Matarte significaría que ya empezó todo, Lizzie y tus queridos vampiros de sangre plateada, tienen los días contados. Nadie está a salvo de los Les Royals—afirmó él y sonrió volviendo a fumar.

¿Cómo había sido tan estúpida? Y ahora muchas cosas tenían sentido: el conejo muerto cuando salimos del cine, la reacción de Joel cuando olió la chaqueta, la agresividad de Rick, la forma en la que se comportaba Mark y hasta la manera en cómo habló sobre la desaparición de Michelle Cristiano. Y antes de poder decir algo más, cerré los ojos pero maldije cuando mi celular empezó a sonar. Bertram me observó, y se levantó para ir hasta llegar a mí, para buscar en el bolsillo el aparato.

—Oh, vaya, Lizzie. ¡Es tu queridísimo hermano!—comentó Bertram, mirando el teléfono. Siguió y siguió sonando, hasta que él resopló. —Ufff, qué molesto, pero en éste momento creo que ya no podrás contestarle. Chien stupide* —masculló y pude ver cómo Bertram, con una sola mano destrozaba mi nuevo celular

Desvié la mirada un momento. Había sido mi regalo de cumpleaños adelantado, y lo escuché caer en la alfombra. Bertram hizo una mueca de gusto y exhaló con fuerza. Tragué saliva y entonces, escuché un tono. Provenía de su celular. Él lo sacó de su bolsillo y frunció el ceño. Lo escuché maldecir en francés, tal vez maldita sea.

—Es tu hermano, de nuevo. ¡Ah, y sí! Aprendí algunos de sus números, y sé cuál es el de tu hermanastro, Lizzie—señaló Bertram con gracia. —Me preguntó cómo encontró mi número, pero creo que estoy levantando muchas sospechas, ¿cierto? —comentó y me miró

¡Dios! ¿Era posible que Chad supiera algo? ¿O eran demasiadas coincidencias? Respiré y traté de calmarme.

—Sí, tal vez—murmuré. —Quizás quiera hablar conmigo—repuse.

El celular no dejaba de sonar. Bertram lo miró, haciendo una mueca desagrado y me observó de nuevo. Él siseó y toco la pantalla para contestar la llamada. Él saludó cómo si nada, y lo pensé, realmente pensé en gritar y que tal vez me escuchara, pero no podía hacer nada, estando atada. Él me observaba mientras hablaba con Chad, pero me dio la espalda y aproveche ese momento, para moverme un poco. Moví un poco mis manos, cerca del bolsillo de mi pantalón y lo sentí. Todavía tenía la navaja. ¿Acaso él no se había dado cuenta de la navaja? Quizás, pero tampoco me podía arriesgar. Tal vez, podría ser útil; solo tenía que pensar cómo.

Bertram se giró, para verme y me guiñó un ojo. Se acercó para sentarse al lado izquierdo de mí, y puso el celular en el altavoz.

— Hola, Sean. ¿Está bien mi hermana? La llamó a su celular pero suena ocupado

Era la voz de mi hermano, pero él estaba cerca para hablarme.

—Le dices algo y te rompo una de las piernas—masculló. —Oh, mejor aún, ¿qué tal si te apuñalo el estómago para que te desangres? — farfulló tono helado y entonces, sentí algo puntiagudo en mi camiseta.

De reojo pude ver que tenía un cuchillo pequeño, un puñal o lo que fuera, cerca de mi estómago. Respiré y escuché a Chad. Saludé con tranquilidad a mi hermano, y me preguntó si estaba bien, porque mi teléfono iba a buzón de voz.

—Uhm, puede ser la batería. Tal vez no lo cargue por la noche—repuse. —Puede que sea eso—añadí mirando a Bertram y él mirándome.

—Mmm —vaciló Chad. No estaba convencido.

Bertram debió notar su tono, y me susurró:

—Convéncelo

Exhalé.

—No te preocupes—le aseguré. —Sean solo tiene un resfriado pero hemos estado hablando y he perdido el tiempo, Chad

Chad suspiró y sentía que el corazón iba a mil por hora, sentía algo de sudor por mi espalda, y noté un hormigueo en mis manos. Y la afilada hoja estaba cerca de mí.

—De acuerdo, pero ¿cuándo te recojo?—comentó.

—Te llamaré. No hay problema— repliqué y exhalé. — ¿Chad?

— ¿Sí?

—Te quiero, lo sabes, ¿cierto? —repuse

Chad resopló y suspiró.

—Lo sé. Yo también, Liz— admitió él.

Y Bertram, corto la llamada.

—Bien hecho —me felicitó y respiré, cuando él bajó el cuchillo y se levantó

En eso, escuché un tono de notificación, y él le echó una mirada al aparato. Creo que era un mensaje porque parecía leerlo, e hizo una sonrisa torcida y le respondió; al instante llegó otro mensaje y él contestó. Entonces, el celular empezó a sonar y Bertram contestó la llamada.

Oui? —dijo. — Non, ce n'est pas fait, pourquoi? —preguntó y frunció el ceño. — Assurance? Je comprends, Lottie— respondió, hizo una pausa para mirarme y sonrió. —Qu'en est-il d'elle, Lottie? Ah bon? Je peux faire ce que je veux? —preguntó e hizo una pausa. —D'accord. Je vous ferai savoir quand je nettoie tout et revenir— contestó y terminó la llamada.

¡Maldita sea! ¡¿Por qué sabía francés?! Entendí todo lo que había dicho y nada estaba bien. Además, ¿quién era Lottie? Dudé un momento, pero Lottie podía ser el nombre de su espía. ¡Doble mierda! Bertram dio otra inhalada al cigarrillo y lo echó al suelo, aplastándolo con el zapato. En un instante desapareció, pero volvió con algo en la mano; ¿una pelota de goma? Eso era extraño. Bertram miró de nuevo al cuerpo desmayado de Mark, y este comenzó a moverse de modo humano hacia él, lo agarró por el cuello y lo levantó, como si nada; era cómo un niño tomando un juguete de plástico. Mark gimió y sus pies apenas tocaban el suelo. Y entonces sus ojos se volvieron de color rojo y su pupila era una línea vertical. Mark gimoteó y Bertram le puso la pelota en la boca. Mark parecía intentar mirarlo pero tenía algunas heridas y cortes; hasta creo que intentaba hablar porque hacía algunos ruidos, pero la pelota se lo impedía. Él se giró un momento para mirarme.

—No tardaré mucho—me dijo con una sonrisa.

Aspiré con fuerza ante sus palabras y un escalofrío atravesó mi espalda. Mi corazón se aceleró contra mí pecho. Y antes de poder hacer un comentario, la boca de Bertram se agrandó mostrando toda su perfecta dentadura, que rápidamente comenzaba a deformarse. Su boca tenía una forma grotesca que parecía a la de un demonio; con dientes afilados y la lengua. Bertram hizo un sonido bestial, parecido a la de un animal, antes de clavar sus dientes en la curvatura del cuello de Mark. Un hilo descomunal de sangre salió del hombre, que hizo un sonido de jadeo ahogado. Parte del fregadero y los armarios se mancharon con sangre cuando el chorro salió. Cerré los ojos, queriendo atenuar esa imagen, sin embargo aún podía escuchar los sonidos de Bertram succionando la sangre. Las náuseas no se hicieron esperar, pero pude comprender la situación; él quería matar a Mark sin que hiciera ruido. Abrí los ojos mirando al otro lado, no quería ver esa escena tan horrible, pero podía escuchar los crujidos y los desgarros de la carne. Luego de unos segundos o un minuto (que pareció una eternidad), oí el sonido del cuerpo desplomarse en el suelo. Eché un vistazo, cerca de la mesa y las sillas; había una gran mancha roja.

Bertram me daba la espalda, pero oí cómo sus dientes chirriar y gruñir. Solo detallé el suelo pintado de color escarlata, aunque podía ver sus oscuros zapatos. Pero entonces, una sombra negra ya estaba frente de mí. Entonces, sentí su mano tomando mi barbilla y apretó con fuerza para obligarme a verlo a los ojos. Y ahí estaba el rostro de un verdadero monstruo. Parte de su rostro y ropa estaba mojada con sangre (aunque no se podía ver debido a la ropa negra), pero pude oler el fuerte aroma metálico de la sangre. 

—Ahora, mon cher, creo que ya llegó el momento—comentó Bertram, animado y sus ojos me escanearon con aire asesino.

Me soltó y resoplé. Mi corazón latía a mil por hora, y sentía que me podía tensa, pero no podía mostrar mi miedo. Ya no sentía el dolor detrás de la cabeza, tal vez estaba en shock.

— Entonces, ¿esto es todo? —le pregunté y tragué saliva. — Me mataras, ¿no es así?

Bertram me miró.

—Tú eres mi misión desde un inicio e iba aguantar más tiempo pero cuando hablamos en la cafetería, y me contaste sobre irte del pueblo, no tuve otra opción y dejé de actuar entre las sombras— comentó con una mueca. — También, ha tenido sus partes divertidas, además de esas chicas, Michelle Cristiano y Mark—señaló pronunciando el último nombre con asco. —Quería volverte loca hasta punto que cometieras suicidio, pero nunca pensé que resistieras tanto, además de que cambiaras de numeró de teléfono. De todas formas seguí con los planes, y más con lo que hice al pobre Padre...

— ¿Qué?— le interrumpí, cuando mencionó al Padre. — ¿Qué le hiciste a Padre Shepard? — inquirí levantando un poco la voz

Bertram se encogió en hombros, haciendo una mueca y entonces, lo entendí.

— Fuiste tú, ¿cierto? — repuse. — Tú lo envenenaste, ¿no es así?

— Ese viejo es más fuerte de lo que creía en un inicio, y pensaba que moriría rápido— repuso extrañado pero luego sonrió. — Fue muy fácil ponerle cosas en unas inocentes galletas y pasteles que Mark le llevaba cómo un gesto de "un buen vecino"— me informó riéndose y haciendo énfasis en lo último. — ¡Es un viejo duro de roer! — comentó

— ¡Pudiste haberlo matado! — gemí y luego agregué: — ¡Querías matarlo!

Bertram me miró, levantando una ceja y con fuerza, me agarró de los hombros y me levantó del asiento. Resopló y me sujetó cerca de él; apretaba los labios y podía oler la mezcla de bergamota y sangre. Me dieron náuseas.

— Esa era la idea desde un inicio, Lizzie— siseó él. — Pero ese viejo e idiota sacerdote logró aguantar y hasta pensaba darle una dosis final, pero cuando escuché que colapso, fui hasta el hospital para verlo con mis propios ojos. Era un riesgo al tener toda su familia ahí y los lobos pero verte ahí fue mucho más fácil y más cuando en la televisión pasaron el caso Michelle Cristiano...— me explicó con burla. — ¡Fue mejor de lo que esperaba! Oh, bueno, por supuesto, además de nuestro beso— comentó y movió sus labios como si fuera a besarme.

>>> ¡Maldito infeliz! <<<, pensé

Escucharlo y hablar del Padre Jack, fue el colmó; estaba molesta, así que le escupí en su maldito rostro. Bertram hizo una expresión de disgusto, y soltó un gruñido. Respiré esperando una reacción violenta de su parte, pero solo me tiró de regreso al sofá. Luego, se limpió la mejilla con el dorso de su mano.

— Admiró tu fuerza, Lizzie— comentó.

Sentía que iba a volverme loca, si lo escuchaba hablar. Bertram sacó otro cigarrillo con el encendedor de sus pantalones y lo prendió. Le dio una calada.

—Y por eso escogí a Michelle Cristiano, aunque no se parecían físicamente, me recordaba a ti. Fuerte, enérgica y...hermosa —murmuró con brilló en sus ojos. —Fue fácil provocar ese accidenté, y con mi tonto siervo ayudándome, fue muy sencillo. Fue una luchadora, porque se resistió pero luego gritó y lloró, cuando se dio cuenta de lo que era— repuso e inhaló su cigarrillo. Se rio— Fue lindo porque pensaba también agregar a mi lista esas dos mellizas con las que andabas...—murmuró con una sonrisa. — Me parecieron un blanco fácil antes de ir contigo, pero llamaría mucho la atención sus desapariciones.

Bertram exhaló humo.

— Eres un maldito hijo de puta— susurré.

Él asintió.

—Sí, lo soy Lizzie—reconoció y añadió: — He matado a muchas personas por casi un siglo y además, muchos vampiros son asesinos en serie— comentó con indiferencia mientras daba una calada. — Pero esas chicas en Nueva York y Michelle Cristiano, bueno, mon cher, murieron por una buena causa—suspiró encogiéndose en hombros.

Y luego se echó a reír, como si fuera el mejor chiste del mundo. Todo mi cuerpo parecía de congelarse; sentí que los labios se entumecían, mi respiración se detenía y por un segundo, tuve una sensación de dolor en el pecho. Solté un gemido seco; quería gritar por todo y por ellas. Y entonces, sentí rabia, dolor e irá. Apreté las manos y resoplé, tratando de no llorar y la punzada en mí pecho se hizo más intensa.

Había bajado la guardia. No miré el monstruo que tenía delante de mí y bajé la mirada, tratando de no llorar. Pero sentía que era imposible. Gruñí, y lentamente, levanté la vista para mirar a Bertram; continuaba fumando mientras caminaba entre la sala y la cocina. Y con un cuerpo destrozado en medio de todo.

—No te preocupes, Lizzie —comentó de repente y lo miré. Me dio una sonrisa demoniaca. —Todavía no quiero matarte, solo quiero darme mi tiempo contigo. Además, dicen que es malo jugar con la comida antes, pero yo prefiero divertirme un poco antes...—me dijo con tono amable

Sentía que el cuerpo se me tensaba y mi respiración se aceleraba. Podía sentir la navaja en mi bolsillo, pero no podía hacer nada con las manos atadas; tenía que pensar en algo rápido. No era muy fuerte ni capaz para enfrentar a un vampiro de sangre roja yo sola; era una sentencia de muerte. Tragué saliva, intentando no enloquecer ante sus palabras, tenía el conocimiento solo debía usarlo bien y entonces, se me ocurrió algo y recé para que resultará.

— ¿Bertram? — lo llamé y él me miró. —Antes de que hagas lo que tengas que hacer conmigo mi vida, necesito pedirte algo...urgente —repuse y humedecí mis labios.

Él me observó con los ojos entrecerrados

— ¿Qué quieres? —inquirió

Suspiré y solté:

—Quiero usar el baño

Hubo un pequeño silencio, por varios segundos. El vampiro me miró con una expresión, cómo si tuviera tres cabezas y resopló.

— ¿Es en serio? — preguntó con molestia. — ¿De verdad?

Asentí y rezaba para que creyera en mis palabras.

—No te lo estaría pidiendo si no fuera en serio —repuse. —De verdad, necesitó usar el baño

Él fumó de nuevo, pero no se movió.

—Mi vejiga va a reventar y no quiero mojar mis pantalones —comenté. —Antes era leche pero ahora es una necesidad. — ¿Por favor? — le pedí y en instante, él se movió hacia mí y me levantó

— ¿No estás intentando engañarme para que te liberes y huyas? — me preguntó

— ¿Y a dónde huiría? —inquirí sonando indiferente. — Tú eres un rápido, fuerte y mortal vampiro y yo, solo una indefensa y patética humana —le recordé. Él estaba escuchando mis palabras. — No soy estúpida — le señalé

Bertram me observó un momento, casi dudando pero luego sacó su navaja o cuchillo, para romper las ataduras de mis manos. Respiré de alivio y toqué un poco mis muñecas, pero sentí el agarré de acero en el brazo.

— ¿Cuál es el baño?—le pregunté

—La puerta de la izquierda en el pasillo. Pero te estaré vigilando —masculló. —No hagas nada estúpido. Tienes cinco minutos—siseó.

Asentí. No lo miré cuando me dirigía al baño, (aunque sabía que él me estaría vigilando) y me moví hacia el pasillo de aire aterrador y fui hacia la puerta de la izquierda. No sé cómo mis piernas pudieron responderme, pero logré llegar ahí, abrir la puerta y entrar. Un escalofrío corrió por mi cuerpo, cuando escuché la puerta cerrarse y encendí la luz. Respiré con fuerza, cómo si hubiera aguantado la respiración y sentía que mis manos temblaban. Sabía que él estaría escuchando cada movimiento, respiración y latido. Estaba asustada.

Observé mí alrededor. A simple vista, era un cuarto de baño pequeño con un espejo y un lavamanos, quizás algo claustrofóbico, pero no había nada sucio y parecía limpio. Había una ducha con la cortina recogida y pude ver algunos trapos mojados en el piso de la ducha. Algo se me revolvió en el estómago, cuando algo de agua color carmesí en el fondo del suelo de cerámica. Parecía que hubieran limpiado una escena del crimen y en realidad, lo era. Desvié la mirada sintiéndome inquieta.

>>> En serio, tengo que orinar <<<, pensé

Mi ansiedad había hecho que mi vejiga estuviera a punto de estallar. Tragué, yendo a la taza del baño mientras las manos temblorosas, cuando me quité los pantalones y lo demás, solo para sentarme y hacer lo mío.

***

El tiempo se movió muy lento cuando oriné, en ese lugar. Cuando acabé, fui hacia el lavamanos y toqué la parte de atrás de mi cabeza, y con los dedos pude sentir un pequeño corte en el cuero cabelludo; sentí algo de sangre seca alrededor. Me acerqué al espejo y evalué mi estado. Tenía una expresión de cansancio en los ojos, algo sudor por la frente y mi cabello era un desastre. Solo habían pasado unas horas pero sentía que había pasado una eternidad.

>>> Bueno, creo que así se sienten las víctimas de secuestros <<<, pensé

Me apoyé las manos ahí, cuando sentí un mareo. Me sentía agotada, y aún no tenía un plan completo. Tenía una navaja en mi bolsillo, pero no sabía cómo iba a funcionar esa idea que tenía. ¿Cómo demonios iba hacerlo?

—Mierda. Es más fácil pensarlo que hacerlo...—musité lo más bajo que pude

Y entonces, escuché un golpe. De inmediato, reaccioné y miré la puerta, sentía que mis piernas temblaban y dudé en salir, pero tampoco era una opción.

El monstruo estaba dentro de la casa y yo estaba atrapada con él.

_______________________________

*Antes que todo, amor mío* Tout d'adord, mon amour*

*Mi verdadero nombre, aunque creo que importe mucho ahora, hermosa es...*Mon vrai nom, même si je pense que c'est important beaucoup maintenant, belle est

*Un placer, querida* Plaisir, ma chère!*

*Estupido perro* Chien stupide*

*Querida mía* Mon cher*

*Sí, está listo. No, no lo he hecho, ¿por qué? ¿Seguro? Entiendo ¿Qué hay de ella? ¿En serio? ¿Puedo hacer lo que quiera? De acuerdo. Te avisaré cuando limpie todo y regrese*

___________________________________________

¡A partir de ahora, son los capítulos más importantes de la historia! ¡Además, de resolver muchaaaasssss cosas! ಠಿ_ಠ

¡Y todavía faltan más! (✷‿✷)

Algunos capítulos son largos, y eso que he editado, corregido y hasta mejorado algunas cosas. Además, algunas escenas fueron complicadas, porque no había escrito cosas así y fueron "complejas" de hacer para mí (@_@)

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