💌 Choose me [ km; au ]

By gigikigai

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El primer día de clases, 𝙹𝙺 descubre que comparte un secreto con 𝙹𝙼: ambos están enamorados del mejor ami... More

❥ Personajes.
❥ El Dragón y El Tigre I
❥ Amigos
❥ Jungkook y Jimin
❥ Jungkook y Jimin II
❥ Belleza sin igual.
❥ Belleza sin igual. II
❥ Conociéndolo.
❥ Conociéndolo II
❥ Esa mirada que tenías.
❥ Triple Cita.
❥ En mis sueños.
❥ Mi canción y tu foto.
❥ Una persona especial para ti.
❥ Planes con besos y abrazos.
❥ Vacaciones de Verano.
❥ Habitaciones.
❥ Mil noches más a tu lado.
❥ Mis fotos favoritas.
❥ Sorpresa.
❥ Cumpleaños I.
❥ Cumpleaños II.
❥ Mi primer...
― ❥ Incómodo.
― ❥ Clase de Biología.
― ❥ El Dragón y El Tigre.

❥ El Dragón y El Tigre II

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By gigikigai

—Alumnos, eso es todo por hoy —anunció la profesora—. Por favor, si aún no han entregado su plan vocacional deben acercarse a mi oficina. Jeon —llamó al chico de cabellos castaños—, voy a estar esperando el suyo.

Este asintió y continuó sobándose la mejilla. 

Inmediatamente solté un estornudo que hizo que Taehyung se acercara a mí con un puchero.

—Jiminie, ¿estás bien? Hoy llegaste tarde al instituto, te estuve esperando en la entrada —reclamó.  

—Pasé primero por el hospital —confesé sacando un pañuelo de mi bolsillo—. El médico me dijo que soy alérgico al polvo —conté y segundos después procedí a sonarme la nariz.

—¿Al polvo? Aish, que cosa tan horrible —lloriqueó.  

Observé la dirección en donde estaba Namjoon y me quedé mirándolo, hasta que se acercó al chico de cabellos castaños.

Fruncí el ceño y Taehyung inmediatamente habló: —Son mejores amigos —explicó y se quedó en silencio por unos segundos—. ¿No crees que te pasaste con el golpe que le diste?

Volví mi mirada hacia él y simplemente me encogí de hombros. 

—Me llamó pequeño —solté en voz baja—, no supe cómo reaccionar —confesé. 

—Aish, pero sí eres pequeño. —Sonrió el pelirrojo a mi lado—. Eres el pequeño más bonito que hay en todo el salón. 

Cuando clavé mi mirada sobre mi mejor amigo, este soltó una carcajada y se apoyó en mi banco. 

—Sé más dulce con los demás. La gente te teme, Jimin, y tú no eres así —recordó con un susurro.

—¿Por qué la gente murmuraba que nos íbamos a sacar los ojos? —pregunté mirando donde estaba el castaño. 

Taehyung soltó un suspiro y observó en la misma dirección que yo.

—No sé mucho de él, pero creo que su padre fue un mafioso o un pandillero muy famoso en nuestra ciudad. Todos creen que será como él, pero, en mi opinión, puedo ver lo inofensivo que es. —Se encogió de hombros y volvió su mirada a mí—. ¿En serio te molestó tanto que te dijera pequeño? 

—Es que no soy pequeño —solté inmediatamente, con completa convicción. 

—En comparación a todos los que estamos aquí, sí lo eres ¿Cuánto mides? ¿Un metro sesenta? —Abrí mi boca ofendido ante su comentario.

—Mido un metro sesenta y cinco, y aún tengo diecisiete años. Eso significa que tengo mucho tiempo para crecer —dije cuando llegó otro estornudo.

—Bueno. —Me extendió otro pañuelo—. A su lado sí eres pequeño porque ese chico debe estar cerca del metro setenta y seis, o por ahí. 

Puse mis ojos en blanco y comencé a negar.

—Cambiemos de tema porque el próximo en ganarse el puñetazo serás tú —bromeé apoyando con suavidad mi puño en su mejilla. 

Taehyung comenzó a reír y dramatizó una escena tirándose al piso. Eso llamó la atención de absolutamente todos nuestros compañeros y yo simplemente me cubrí el rostro avergonzado. 

Tal vez sí me pasé un poco con mi reacción.

...

...

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Suspiré y tomé el formulario. 

—Puede entregarlo mañana —avisó nuevamente la profesora. 

—¿En serio no lo ha encontrado? Puede que se le haya traspapelado —insistí, pero la profesora negó seriamente. 

—No, ya lo he buscado. —Frunció el ceño y luego señaló mi mejilla—. Tiene hinchado allí, ¿qué le sucedió? 

Solté un suspiro y negué.

—Nada grave, me golpeé. —Hice una reverencia—. Para mañana se lo traeré. 

La mujer asintió y simplemente se giró para continuar en lo suyo.

Salí de la oficina y comencé a caminar en dirección a mi aula. Llevé la mano a mi mejilla y la sobé haciendo un puchero. 

¿Cómo alguien tan chiquito podía golpear tan fuerte? Además, ni siquiera le dije algo tan malo ¿o sí? 

Por las dudas es mejor que me mantenga lejos de él. Ya veo que puedo dar otro paso en falso y golpearme de nuevo. 

Miré mi reloj y al ver la hora comencé a apresurarme ¡Tenía que pasar por la tienda para poder comprar las rebajas! 

Una vez llegué al salón abrí la puerta y una mirada afilada vino a parar hacia mi dirección. Tragué saliva, y al notar que se trataba del rubio que esta mañana me dio el golpe de mi vida corrí la mirada y caminé hacia mi mochila. 

La tomé, y en ese instante sentí a alguien a mis espaldas:—¿Qué haces? —preguntó con voz sombría. 

Me giré exaltado y lo miré de arriba a abajo sintiendo su cercanía. 

—¿Buscar mis cosas? Debo irme a casa —expliqué comenzando a caminar hacia la salida, pero él me detuvo y jaló de mi mochila—. ¿Qué haces? —cuestioné con molestia. 

—Dámela —pidió con las mejillas sonrojadas, pero con su mirada bastante aterrada. Nuevamente jaló de ella, pero yo no la solté. 

—Es mi mochila. —La atraje con más fuerza y, en consecuencia, su cabeza chocó contra mi pecho.

Aproveché el momento en que se alejó para caminar apresurado a la salida. Me volteé antes de salir y lo observé mirar la mochila de Namjoon con terror. 

¿Por qué es tan extraño? 

..... 

...

Luego de salir de la tienda, comencé a caminar en dirección a casa. Mi hermano mayor me había enviado un mensaje avisando que aún no se iba al trabajo y que estaba esperándome. 

Intenté apresurarme y no tardé mucho en llegar a casa. Ingresé y saludé a mi hermano, luego me fui a mi habitación. Busqué mi pijama y me dirigí al baño para tomar una ducha. 

Cuando estuve listo y tranquilo me senté en el piso de mi habitación donde podía sentir a Seokjin cocinando la cena. Los días que tenía libre aprovechaba para deleitarme con sus especialidades. 

Mi hermano se esforzaba mucho para que yo tuviera un futuro, trabajaba más de lo necesario y descansaba muy poco. Es por eso que siempre daba lo mejor de mí e intentaba sacar las mejores notas, para que todo su esfuerzo no fuese en vano. 

Si bien no era el mejor de la clase, sí tenía buenas notas y con eso, tanto él como yo, nos sentíamos satisfechos. 

Del interior de mi mochila saqué mis libros, entre los cuales encontré un pequeño sobre que se deslizó hasta mis piernas.

El timbre de la casa sonó y cuando estaba apunto de levantarme escuché a mi hermano gritar: —¡Voy yo!

Me acomodé nuevamente y tomé el sobre. Este era de color rosa y tenía un nombre escrito de manera muy prolija.

Para:  Kim Namjoon♡~ 

De: Park Jimin ~ 

Mi boca se abrió de par en par al leer el segundo nombre y no pude evitar soltar una risa. 

Así que por eso estaba tan nervioso... aish, tan pequeño y patético. 

La levanté para que le diese la luz pero no pude observar mucho. 

¿Y si lo abro? No, no, debo devolverla. 

Dos golpes en la puerta de mi habitación llamaron mi atención. 

—Pase... 

Al abrir la puerta, Seokjin asomó su rostro con una amplia sonrisa. 

—Vino a visitarte un amigo —anunció alegremente. 

Fruncí el ceño y me levanté. 

—¿Namjoon? —pregunté, pero él negó sonriendo. 

—Pasa, pasa —invitó y segundos después ingresó a mi habitación una cabellera rubia. 

Mi corazón se detuvo y abrí mis ojos ampliamente. Corrí hasta la puerta y, luego de darle un empujón a mi hermano, la cerré y miré con terror al chico que me miraba con diversión. 

—DIVIÉRTANSE —gritó Seokjin con inocencia del otro lado—. QUE NO SE VAYA TAN TARDE, JUNGKOOK. ME VOY A TRABAJAR.  

No contesté, solo me quedé observando al chico que miraba mi habitación con completa curiosidad.

—¿CÓMO SABES QUÉ VIVO AQUÍ? ¿QUÉ HACES AQUÍ? ¿SABÉS LO QUE ME COSTÓ OCULTAR ESTO? —solté alterado señalando mi mejilla. 

—Ni siquiera fue tan fuerte —susurró y una vez localizó mi mochila fue en dirección a ella—. Solo vengo por una cosa. 

Lo tomé del brazo y comencé a negar. 

—Deja de querer tocar mi mochila —ordené con molestia—. ¡Ni siquiera está ahí tu patética carta! 

Él la soltó y abrió ampliamente sus ojos para mirarme de la manera más aterradora posible. 

—¿Paté... —Inmediatamente estiró su puño, pero yo lo esquivé sabiendo que no aguantaría otro golpe—. ¡LA LEÍSTE! —gritó acercándose a mí. 

—¿POR QUÉ ERES TAN VIOLENTO? —cuestioné alterado. 

—NO SOY VIOLENTO, PERO TÚ LEÍSTE MI CARTA —lloriqueó y comenzó a caminar de manera amenazante—. ¡Ahora tendrás que morir!

—¿QUÉ? —Cuando se me acercó lo atrapé entre mis brazos y él comenzó a patalear enloquecido—. No la leí, no la leí —aseguré tratando de tranquilizarlo—. Y no es patética, solo... ¡agh! Puedes comprobarlo tú mismo, el sobre está intacto. 

Él comenzó a quedarse quieto y yo pude soltar un suspiro relajado. 

—Suéltame —susurró bajito—, o en serio te voy a golpear, de nuevo. 

Inmediatamente lo hice y él se alejó. Sus mejillas estaban sonrojadas por lo que lo había sostenido abrazado. 

Le extendí el sobre y él hizo una mueca al notar que estaba totalmente sellado. 

—Aún así, es vergonzoso que sepas de mi declaración fallida —murmuró bajito—. Si dices algo te arrancaré la lengua. —Abrí mis ojos de manera exagerada y solté una risa. 

—No es vergonzoso que te hayas querido declarar, es valiente. Yo lo he intentado por años, pero no he podido. —Me encogí de hombros. 

—¿Tú también escribes cartas de amor? —preguntó suavizando su semblante. 

—¿Cartas de amor? —repetí y segundos después solté una carcajada—. Eso es poco, espérame aquí. 

Caminé hasta mi armario, saqué una caja y se la llevé. 

—Cartas de amor son poco. —La coloqué en el piso y él se arrodilló junto a mí, la observó curioso y la abrió como si se tratara de su pertenencia—. Ahí dentro hay pendrives llenos de música por si, en algún momento, hiciera un viaje con él en auto —conté cruzándome de brazos.

»Ni siquiera tengo licencia de conducir —admití—. Escribí poemas e incluso me he sacado fotos por si él quiere tenerme de fondo de pantalla —conté con orgullo—. ¡Eso es patético! No tengo la misma valentía que tú para darle alguna de estas cosas, solo me limito a tener fantasías en donde él se fija en mí. Así que ánimo, has llegado más lejos que yo. 

Querido Kim Taehyung... —comenzó a leer.

—Sí, Kim Taehyung —confirmé sin pensar. Cuando me di cuenta, lo observé escandalizado mientras que él leía una de las cartas. Extendí mi mano y se la arrebaté, robándole una sonrisa.

—Taehyung —murmuró en voz bajita—. Wow, sí que apuntas alto. Está fuera de tu alcance, olvídalo. —Se levantó. 

—¡NO ESTÁS EN POSICIÓN DE DECIR ESO! —Solté alterado. Pero él solo me miró con una sonrisa. 

—Lo sé, por algo vine por esto. —Enseñó la carta y soltó un suspiro—. Lo bueno es que llegó primero a tus manos para evitar el desastre que eso hubiese sido. 

—No hubiese sido un desastre —murmuré haciendo un puchero y me acerqué a él para darle un pequeño golpe en el hombro—. Puedes conquistarlo si quieres, solo debes encontrar la manera. 

Sus ojos cambiaron de una manera drástica y se pusieron como los de un cachorro.

—¿Eso significa que me vas a ayudar? —preguntó con voz dulce. 

Tragué saliva y solté una risa.

—No dije eso. —Rasqué mi nuca y apreté el cuaderno contra mi pecho—. Pero... podemos llegar a un acuerdo —ofrecí encogiéndome de hombros. 

—¿Un trato donde tu eres como mi perrito, me ayudas a conquistar a Namjoon y no me pides que te ayude a conquistar a mi mejor amigo? —soltó de manera rápida. 

Puse mis ojos en blanco y él solo río. 

—Sabes cual es la idea —señalé riendo y él asintió. 

—Pero serás mi perrito —aclaró haciendo un puchero. 

—Lo pensaré. —Caminé hasta la puerta y la abrí. 

Ambos salimos de mi habitación y nos dirigimos a la salida de mi casa.

Bam se acercó a él y el rubio comenzó a hacerle cariño en su cabeza. Mi mascota estaba enloquecida por la atención prestada, daba saltitos e incluso mordía sus manos suavemente en busca de muestras de amor.

Jimin en ningún momento dejó de sonreír. Se agachó a su altura y Bam lamió su rostro.

—Wow, bonito —dijo con una sonrisa—. ¿Cuál es su nombre?

—Es Bam —repliqué.

—Adorable.

—¿Vives lejos de aquí? —pregunté apoyándome en el marco de la puerta. El negó y señaló el edificio de al lado—. ¿Así es como supiste que vivía aquí?

Asintió e inclinó su cabeza.

Guardó silencio durante unos segundos y luego murmuró: —No es patético lo que haces, es tierno. Seguro que a él le encantaría algo así... bueno, ¿a quién no? —Sonrió, y sin decir más se marchó dejándome totalmente desentendido. 

En serio es muy extraño... pero también es tierno. 

...





...

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