—Eco, eco, ecología —canté mientras reciclaba los desechos del día anterior.
Una vez terminé, me levanté del piso y caminé a lavarme las manos.
Aún debía darle de comer a Bam antes de irme al instituto y... ¡Mierda! También tenía que pensar en mi almuerzo.
Solté un suspiro y me apoyé en la mesada. Me fijé en el reloj que llevaba en mi muñeca.
Media hora... De acuerdo, es suficiente tiempo.
—Bam, ven a comer —llamé a mi cachorro gigante y este apareció por la cocina, saltando efusivamente al escuchar que era su hora de comer.
Estiré mi mano y le hice una caricia, luego coloqué su plato en el piso. Una vez le di la orden, este se puso a comer y yo volví a lo mío.
El día de hoy comenzaban mis clases. Después de unas vacaciones aburridas, por fin tendría algo con que distraer mi cabeza. Lo malo es que nuevamente comenzarían los rumores y las miradas de mis compañeros sobre mí.
De alguna manera todos tienen que entender que estoy muy lejos de ser lo que era mi padre, pero por más cosas que hiciera, todos parecían guiarse por mi apariencia y no por quien soy.
¿Tal vez si cambio de look?
Agh, esa mierda tampoco funcionó hace unos años.
Suspiré y terminé de hacer mi comida. Además, hice una pequeña vianda para mi hermano mayor, quien seguramente tendría que trabajar también hoy.
Caminé hasta la sala en busca de mi mochila e hice una mueca al ver a mi hermano durmiendo tirado en el sofá. Me acerqué hasta él y levanté su chaqueta.
—Seokjin —llamé bajito—. Ve a dormir a tu habitación, no estés durmiendo incómodo.
Se removió y se acomodó mejor.
—¿Qué haces despierto tan temprano? —preguntó con voz ronca—. No deben ser ni las siete de la mañana.
—Hoy comienzo el instituto —informé caminando hasta donde estaba mi mochila—. Te avisé anoche, antes de que te fueras al trabajo.
—Sí, lo siento. —Se sentó y frotó sus ojos con pereza—. ¿Ya desayunaste? ¿Quieres que vayamos a desayunar de camino al instituto? —preguntó con solo uno de sus ojos abiertos.
Yo negué riendo y me acerqué para darle un pequeño abrazo.
—Descansa. Ya desayuné e incluso te dejé el almuerzo hecho —avisé sonriendo.
Él arrugó la nariz y estiró su mano para revolver mi cabello.
—Felicidades por pasar de año, me haces sentir muy orgulloso —murmuró en voz baja. Luego comenzó a pestañear con dificultad y miró la luz que estaba encima de él—. Esta luz no alumbra nada, voy a abrir las cortinas. —Se levantó y yo simplemente puse los ojos en blanco.
—Es culpa del maldito edificio que hay al lado —solté con enojo—. El sol ya ni entra a la casa y tenemos que estar lidiando con la humedad y el maldito moho que, por cierto, es imposible de sacar. —Cerré mis ojos con lentitud y molestia.
—¡Agh! Cuando pones esa cara te pareces a papá. Das miedo —soltó Seokjin e inmediatamente abrí mis ojos mirándolo con terror.
—¡No digas que me parezco a él! —repliqué lloriqueando y él simplemente comenzó a reír.
—Ya, ve a arreglarte que llegarás tarde al instituto —dijo con una sonrisa.
Coloqué mis ojos en blanco y comencé a caminar hacia mi habitación mientras que mi hermano mayor me seguía, pero en dirección a la suya.
Ojalá el primer día de clases sea tranquilo.
...
...
Entré al instituto con tranquilidad y avancé por los pasillos mientras oía susurros de aquellos que hablaban de mí.
«Es él».
«Escuché que su padre es un asesino ¡Tal vez él también lo sea!».
«Yo ni de broma me acercaría a él. Hay que estar demente para ser su amigo».
«Mierda, creo que estoy en la misma clase que él».
A medida que me acercaba a la pizarra donde estaban colgadas las listas todos iban abriéndome camino, como si su vida dependiera de ello.
Tenía su ventaja... no iba a tener que esperar para ver qué salón me tocaría, aunque tampoco me molestaba hacerlo.
Busqué mi apellido en la lista donde estaban las "J" y solté un suspiro al notar que estaría en un nuevo salón.
De nuevo tendría que aclarar rumores.
—Estamos en el mismo salón —dijo una voz a mi lado. Me volteé y me encontré con Namjoon, quien se acomodó las gafas y cruzó un brazo por mi hombro.
—Es una nueva clase —solté como queja—. ¿Sabes que eso significa que tendré que aguantar por casi medio año que todos me crean un asesino en potencia hasta que se den cuenta que no puedo matar ni siquiera una mosca sin llorar? —cuestioné nervioso.
—Ay, no pienses así —contestó sin borrar su radiante sonrisa, y con un pequeño jalón comenzó a llevarme en dirección a nuestro salón—. Además, el lado positivo es que este año me tendrás a mí. Eso significa que no estarás solo y que siempre estaré a tu lado para defenderte de cualquiera que hable de ti.
Asentí y solté un suspiro intentando contener esos nervios que parecían consumirme.
—Supongo que tienes razón —susurré mientras sentía la miradas de todos nuestros compañeros sobre nosotros.
Namjoon soltó un suspiro y colocó sus manos sobre mis hombros para dar un pequeño apretón.
—¡Arriba ese ánimo! Verás que este año va a ser mucho mejor de lo que crees. —Sonrió—. Y adivina a quién vamos a tener de compañero este año.
Fruncí el ceño y lo observé, pero antes de poder contestar una voz me interrumpió.
—¡Namjooniee! —llamaron a nuestras espaldas. Ambos nos detuvimos y nos volteamos para encontrarnos con una cabellera roja, despeinada, acercándose con emoción a nosotros.
O bueno, más bien a Namjoon.
—Taehyung —saludó sonriendo mi mejor amigo.
—¡Vi que estamos en la misma clase! —soltó con una amplia sonrisa.
Inmediatamente sentí un calor apoderarse de mis mejillas y volteé mi mirada a otra parte por terror de que se me notase.
—Oh. —Se acercó a mí—. ¿Jeon Jungkook? ¿Era así? —preguntó. Tragué saliva y comencé a asentir de manera frenética para robarle una pequeña risa—. ¿Te acuerdas de mí? Solemos coincidir bastante cuando estás con Namjoonie— señaló sonriendo.
Yo miré al piso y asentí nervioso.
—Kim Taehyung, ¿verdad? —Él comenzó a asentir y esbozó una amplia sonrisa llena de emoción.
—¡Sí, te acordaste! Hasta de mi nombre, incluso. —Sonrió y juntó sus manos a la altura de su pecho—. ¡Qué alegría!
Me puse nervioso y llevé mi mano hacia mi nuca para rascarme nerviosamente.
Nos miró a ambos y finalizó dando un par de aplausos.
—Me encanta saber que compartiré clase con ustedes. —Sonrió y comenzó a caminar en dirección al salón—. ¡Disfrutemos al máximo de nuestra adolescencia y llenemos nuestros cerebros de conocimiento! —exclamó con emoción. Seguido de eso nos lanzó un beso a ambos—. ¡Feliz comienzo de clases!
Tragué saliva mientras sentía como mi alma caía a sus pies.
¿Podría ser más maravilloso?
—Amigo, cierra la boca —soltó Namjoon una vez que Taehyung se alejó lo suficiente de nosotros. Abrí mis ojos aterrado y lleno de vergüenza—. Deberías decirle que te gusta...
Me volteé y lo miré comenzando a negar.
—¿Qué cosas dices? —cuestioné riendo—. No me gusta Kim Taehyung... solo me pone nervioso lo efusivo que es y... y... ¡voy al baño! —dije de golpe, logrando sacarle una risa a mi mejor amigo.
—De acuerdo, te veo en el salón —replicó sonriendo mientras yo emprendía mi camino en dirección al baño con mi mirada en el suelo.
Carajo... Si Namjoon se había dado cuenta, ¿quién me aseguraba que Taehyung no? ¡No me puede estar pasando esto!
Estaba tan absorto por mis pensamientos que no estaba prestando atención a mis pasos, y mucho menos al pasillo por donde caminaba.
Los murmullos incrementaron a medida que me acercaba al baño. Cerré mis ojos e intenté ignorar aquellas voces que me incomodaban.
Hasta que simplemente sentí que algo chocaba contra mí. Abrí los ojos rápidamente y observé como un chico de cabellera rubia caía sentado al piso por nuestro impacto.
«MIERDA, BATALLA POR LA SUPREMACÍA».
«Jeon Jungkook y Park Jimin».
«¡ALGUIEN LLAME A LA POLICÍA, SE VAN A SACAR LOS OJOS!».
Fruncí el ceño y observé al chico que estaba en el piso por mi culpa.
Él se levantó y se sacudió el pantalón.
—Carajo, es el Tigre. Lo va a matar —exclamó una chica a mis espaldas.
¿Qué?
Él elevó su mirada hacia mí, una bastante afilada y penetrante. Me evaluó por completo, como si estuviera pensando en si debía matarme o no.
Mierda, es aterrador.
Mi mirada lo analizó físicamente: rubio, mirada asesina, labios abultados y muy...
—Pequeño... —murmuré sin darme cuenta.
Él frunció el ceño y con un semblante incrédulo me observó con molestia.
—¿Disculpa? —cuestionó—. ¿Qué dijiste?
Yo tragué saliva con vergüenza y negué.
—Es que te dijeron "Tigre" y me pareció curioso por lo pequeño que eres —solté con torpeza.
Y ahí estuvo mi error, porque lo próximo que sentí fue su puño contra mi rostro.
...
...