"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

115K 15K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... More

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ‘
๐ŸŽ๐Ÿ’
๐ŸŽ๐Ÿ“
๐ŸŽ๐Ÿ”
๐ŸŽ๐Ÿ•
๐ŸŽ๐Ÿ–
๐ŸŽ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ‘๐ŸŽ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ‘
๐Ÿ‘๐Ÿ’
๐Ÿ‘๐Ÿ“
๐Ÿ‘๐Ÿ”
๐Ÿ‘๐Ÿ•
๐Ÿ‘๐Ÿ–
๐Ÿ’๐ŸŽ
๐Ÿ’๐Ÿ
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ‘
๐Ÿ’๐Ÿ’ (๐…๐ˆ๐๐€๐‹)
๐„๐๐ˆ๐‹๐Ž๐†๐Ž
๐„๐ฌ๐ฉ๐ž๐œ๐ข๐š๐ฅ #๐Ÿ: "El Niรฑo"

๐Ÿ‘๐Ÿ—

2K 235 72
By jjkkbunie

Seokjin está extremadamente feliz hoy. Y así debería ser siempre.

Cuando regresó de cumplir con sus reuniones y encuentros pactados, salimos a caminar juntos. No teníamos mucho tiempo ya que él debía alistarse para poder irnos al desfile de Prada, pero puedo hablar por ambos al decir que disfrutamos mucho de la salida. No hubo manos entrelazadas, ni besos robados, ni miradas cómplices. Solo charla. Y fueron minutos mágicos.

Y una vez que volvimos al hotel casi a las siete de la tarde, Seokjin tomó su ordenador portátil y lo perdí por completo.

Se obsesionó con Among Us luego de que se lo enseñé aquella semana que recibí la paliza. Desde entonces, cada momento libre que mi novio dispone, lo aprovecha jugando. Por más de que apesta como impostor, se divierte muchísimo cuando juega en línea y eso me encanta. Es algo hermoso de ver.

Él continúa con el bendito juego y yo estoy detrás de él, dándole un masaje y espiando su partida actual, donde es un tripulante.

— ¡Hijo de puta! —Exclama y da un ligero brinco cuando el impostor lo atrapa—. ¡Lo sabía y nadie me escuchó!

Tengo que morderme el labio para no carcajear sobre su oído. Seokjin odia perder.

—Tienes autorización para decir mi palabra —le concedo.

— ¡Carajo! —Grita, mientras comienza a hacer, de muy mala gana, sus tareas como fantasma rojizo—. ¡Carajo, carajo, carajo!

Una risita se me escapa y planto mis labios sobre la parte posterior de su cálido cuello, antes de seguir con mi tarea. Él sigue refunfuñando y quejándose de los demás tripulantes por ser un grupo de ineptos.

— ¿Recuerdas al hombre que pasó a saludarme por mi asiento? —Su pregunta me toma por sorpresa, ya que él no suele hablar cuando está en medio de una tensa partida—. Estaba en primera clase, también.

—Sí, ¿qué pasa con él?

—Parece que tu club de fans está creciendo. —Contesta con despreocupación y eso me consterna un poco.

— ¿De qué hablas? —Mi ceño se frunce.

—Ese era mi colega Dante Raggetti, la mano derecha de Armani —puntualiza—. Y cuando estaba regresando al hotel me envió un mensaje diciendo que no puede olvidarse de tu rostro.

— ¿Qué? —El asombro se apodera de mi semblante y mis ojos se abren como si fuesen dos platos—. No, no, no, eso no. Tengo novio.

—No de esa forma, niño tonto —se ríe, apartando la vista de la pantalla durante un segundo para mirarme por encima de su hombro. Con una paciencia que me inquieta, se toma su tiempo antes de proseguir—: Te quiere para una sesión de fotos para Armani. Dijo que lo comentará con Giorgio.

A su declaración, le sigue un silencio confuso que Seokjin no se molesta en interrumpir, pues está muy centrado en su juego.

—Tienes que estar bromeando —pronuncio, manteniendo la mirada fija en su persona.

Él no se inmuta, simplemente se encoge de hombros.

—Te he mencionado varias veces que todos pagarían por tu cara, vida.

—Oh —murmuro muy bajito, pasados unos instantes.

Hace una pausa y, con lentitud, se voltea para analizarme. Hay una pizca de confusión en su bella expresión y se relame los labios antes de decir:

— ¿Solo... "oh"?

Suspiro hondamente y me acerco para poder apoyar mi barbilla en su hombro derecho. Ahora mismo no me siento capaz de pensar mucho sobre el tema, pero no puedo pasar por alto el entusiasmo de Seokjin con respecto a la posibilidad de que yo ponga un pie dentro del mundo del modelaje. Debo tener en consideración que él es una eminencia en el mundo de la moda y que, si persiste con esta idea desde hace varios meses, es porque realmente ve algún tipo de potencial o aspecto positivo en mí. Por más de que sea su novio, él no me daría una oportunidad tan grande solo porque me ama.

—Sé que quieres que lo intente, pero...

Resultando toda una sorpresa para mí, él le pone pausa al juego y deja la laptop a un lado para depositar de lleno su atención en mí.

—No quiero que sientas que te estoy presionando —me interrumpe, genuinamente atento a mi reacción.

—No me siento presionado —le aclaro, para evitar cualquier tiberio—. Quizás... En unos meses. Podría intentarlo.

Mi contestación parece dejarlo satisfecho, porque me sonríe ampliamente y luego me regala un beso en los labios.

—Te apoyaré en todo lo que te propongas, vida —susurra, acariciando mi nariz con la suya. El famoso besito esquimal me parece uno de los gestos más íntimos y tiernos que existen.

—Y yo a ti —replico, endulzado por dentro hasta el tope.

Su boca busca la mía y me besa con mucha paciencia, pero también pasión. En el ínterin, sus pulgares trazan caricias suaves en mis mejillas, mientras se inclina un poco más para tener un mejor acceso a mi cavidad. En cuestión de segundos, el beso lento desaparece y se transforma en uno muy auténtico, más húmedo.

Cuando comienzo a sospechar que todo esto terminará en sexo, alguien llama a la puerta.

Un gruñido se le escapa a mi novio cuando nuestro contacto se ve interrumpido y nos separamos. Miro la hora en mi reloj y llego a la conclusión de que seguramente sea Nahyun.

Me apresuro a ir a la entrada para abrir y, efectivamente, lo primero que mi compañera me pregunta —con cautela y disimulo— es si ha interrumpido algo. Entre risas le digo que no, y ella se abre paso a la habitación. Los tres tenemos una pequeña charla logística sobre la agenda de Seokjin de mañana, y luego nos disponemos a esperar a Yoongi. Como el hotel es de primerísimo nivel, Nahyun decide no pedir la cena hasta que su novio no haga aparición, porque no quiere comer algo frío.

No pasan más de veinte minutos, que Seokjin comienza a quejarse de la demora de su mejor amigo.

— ¿Dónde mierda está? —Suena más enfadado de lo que seguramente pretende.

—Su avión llegó a las siete y media —Nahyun comenta—. Ya debería estar aquí.

—Probablemente está cansado —me uno a la charla y miro a los mayores—. ¿Por qué no lo dejamos para mañana?

Seokjin chasquea la lengua, en una muestra clara de rechazo a lo que he dicho.

—Deja de preocuparte tanto por él.

—Pero él trabaja muy duro y seguramente necesita descanso —continúo.

Mi novio ahora se gira para encararme, observándome estupefacto desde la ventana que ofrece una increíble vista de la ciudad italiana.

— ¿Yo no trabajo duro? —Pregunta, indignado y celoso en partes iguales.

Pongo los ojos en blanco.

—Jin... —Busco alguna excusa, pero nada inteligente viene a mi mente—. Ugh.

Mi novio, como el rey del drama original que es, se cruza de brazos y niega reiteradas veces con la cabeza. Desde cierta perspectiva, parece que está regañándome. Pero viéndolo por otro lado, todo indica que en la noche intentará castigarme por defender a mi segundo novio... Exacto, intentará.

Su escena de exagerados celos es cortada cuando Nahyun le avisa a nuestro jefe que su novio está afuera. Con su mejor cara de pesadez, Seokjin efectúa larga zancadas para llegar a la puerta y recibir al recién llegado.

Ahí está de nuevo mi pequeño Dios.

—Al fin —es lo primero que Seokjin le dice—. Llegas tarde, como siempre.

La expresión de Yoongi es indescifrable, pero se esfuerza por formular una sonrisita leve y saludar con doble beso en las mejillas a mi novio.

—También me da gusto verte, amigo —le da una palmadita en el brazo—. Soy músico y productor, no un chofer de Uber.

Me muerdo el labio y agacho la mirada. ¡Él es tan ingenioso! Es claro que su signo zodiacal es piscis.

— ¿Recuerdas a Jungkook? —Seokjin pregunta, mientras ambos avanzan hacia la sala de la habitación.

— ¿Cómo olvidar al primer novio que tienes en años? —No me pasa desapercibido el tinte orgulloso que sale junto con sus palabras—. Hola, muchachito.

Trago saliva y siento que mi corazón se acelera.

—Hola, Y-Yoongi hyung. —Quiero golpearme por sonar tan inestable y débil frente a una de las personas que más admiro en el mundo.

Por otro lado, el rostro de Yoongi se ilumina cuando encuentra a Nahyun. Un destello brillante y cariñoso se entromete en su mirada, convirtiendo sus pequeños ojos en dos círculos cargados de amor por mi noona. La quiere mucho. Se quieren.

Se inclina a darle un pequeño beso y luego menea la cabeza en una negativa.

— ¿Qué hace esta belleza sentada en un mugroso suelo de hotel? —Musita con despecho, dedicándole un vistazo molesto a mi novio—. Seokjin, ¿te parecen que son formas de tratar a mi novia?

Nahyun, que está sentada sobre la opulenta alfombra del piso, descalza y con el cabello recogido en un moño desordenado, se ríe ligeramente al mismo tiempo que se ruboriza un poco.

— ¡Ella quiso ubicarse ahí! —Exclama.

Yoongi parece genuinamente indignado.

—Nena, ven —murmura, sentándose junto a noona—. Seré tu trono.

—Idiota —ella murmura pero, sin embargo, le da otro beso.

Como si fuese la reina de Inglaterra, Seokjin no se une a la deforme ronda que Nahyun, Yoongi y yo formamos. Él opta por arrastrar una silla y sentarse cerca, pero no se permite que sus costosas prendas toquen el reluciente piso de la habitación.

Miranda Priestly en su máxima expresión.

—Jungkook estaba contándonos que una de mis empleadas intentó ligárselo cuando apenas empezó a trabajar en la empresa.

— ¡Seokjin! —Voceo entre dientes y automáticamente mis orejas se ponen a arder.

— ¿De veras? —Yoongi se muestra curioso ante la declaración, pero no sorprendido—. Bueno, no eres nada feo, Jungkook-ah.

«Oh. Por. Dios. Falla en el sistema, repito, ¡falla en el sistema!»

—Es la persona más linda ha pisado este hotel —mi novio afirma, esbozando una mueca satisfactoria y altanera.

—Mm, no lo creo —Yoongi replica, sin apartar la vista del rostro de Nahyun mientras la tiene en sus brazos—. Pero supongo que puede ser la segunda.

— ¿Tuviste un agradable vuelo? —Ella le pregunta.

—Dormí mucho —informa—, quería estar enérgico para todos ustedes.

Una risita bromista se le escapa a Seokjin.

— ¿Para todos nosotros o para ella? —Interroga con desdén.

La boca del rapero se abre con fingido asombro y luego mira a su novia.

—Nos descubrió —espeta, consiguiendo que Nahyun le dé un golpecito en el brazo.

Una charla amena y entretenida se establece entre los cuatro; las risas inundan la impoluta estancia y la comida que Nahyun ordenó apenas Yoongi llegó, no se demora mucho en llegar a la habitación. Mi estómago se siente absolutamente agradecido por el alimento que le envío, pero por más de que esté muerto de hambre, procuro no desconectarme de la amistosa conversación. Seokjin no deja de hablar ni de reírse, y no puedo sentirme más contento por ello. Se lo merece.

Pero no puedo evitar recordar el incómodo asunto de su padre, y en cómo podría afectarle si llega a enterarse... Este buen ánimo se iría al caño en un abrir y cerrar de ojos.

—Así que, Jungkook-ah —Yoongi pronuncia, y yo trago saliva con tanta rapidez que por poco me ahogo—, veo que ya no te hace falta el empleo que estuve a punto de ofrecerte.

—No, Yoongi hyung —contesto, junto con una inclinación respetuosa de mi cabeza—. Le agradezco la consideración.

—Es una pena, me hubiese gustado tenerte en el equipo —Yoongi murmura, mientras que con sus palitos continúa comiendo. Una vez que los alimentos pasan por su faringe, continúa—: Nahyun solo ha dicho maravillas sobre ti.

—Ni siquiera lo sueñes —Seokjin interrumpe antes de que yo sea capaz de replicar algo—. Además, ¡yo digo mejores maravillas sobre él!

Sonrío con disimulo y agacho la mirada.

—Tú solo dices cosas como "ay, mi niño es muy lindo", "ay, mira lo que acaba de enviarme mi niño", "ay, ¿qué estará haciendo mi niño?, ¿por qué no me escribe?" —El rapero revela, claramente burlándose de su mejor amigo; de pronto, sus ojos pequeños escanean a noona y una sonrisa se suma a su expresión—. Mi nena, en cambio, ve por encima de lo superficial y me cuenta cosas un poco más interesantes sobre él. Como su astucia para organizar o la facilidad con la que se desenvuelve a la hora de hacer un informe.

Asimilar aquello que él ha dicho me produce una sensación de natural alegría. Ser consciente de que Nahyun habla bien de mí con otras personas me hace sentir muchísimo mejor conmigo mismo.

— ¿Por qué crees que la ascenderé? —Mi novio contesta de regreso a los dichos de Yoongi.

—Gracias de nuevo, Seokjin —noona dice, y soy capaz de ver el brillo emocionado que se esconde bajo de sus expresivos y desafiantes ojos oscuros.

—No tienes que agradecer nada, Nahyun.

La cena continúa mientras que Seokjin nos cuenta sobre la premiación que dirigirá el próximo mes, y yo solo puedo pensar en todos los idols que verá ese día. Me pregunto si me dejará acompañarlo. Yoongi comenta algunos detalles acerca de la presentación que dará en dicho evento, pero me pide que me cubra los oídos para que no lo escuche, pues no quiere arruinar la sorpresa.

Mi teléfono vibra en el bolsillo de mi pantalón y reviso la pantalla del mismo, leyendo un mensaje que Yunbi me acaba de enviar, donde me pregunta si estoy desocupado, porque quiere hablar conmigo a solas y personalmente. Mi sistema se pone en alerta y me levanto sin perder un segundo más. Me obligo a no inventarme absurdas historias en mi cabeza y le contesto a Sushi que la esperaré fuera de su habitación. Le aviso a los presentes que regresaré en breve y el semblante de Seokjin se amolda a la preocupación que le produce mi declaración, pero no hace preguntas al respecto.

Avanzo por el luminoso corredor de hotel velozmente y cuando estoy a punto de golpear la puerta de Sushi, la mencionada se abre delante de mis ojos.

—Lamento interrumpir —es lo primero que ella menciona, pero hay mucho más escondiéndose en su expresión actual.

—Nooni, ¿qué ocurre? —Mi ceño se frunce mientras escruto su rostro—. Te ves... nerviosa.

Ella traga saliva y niega con la cabeza, claramente atormentada por lo que sea que esté ocurriendo

—Acabo de ver a mi falso suegro merodeando por aquí, el maldito Kim Seobyuk...

Oh.

Mi pulso se desboca en respuesta a su declaración, pero no encuentro el sonido de mi voz y por eso varios balbuceos ininteligibles se escapan de mis labios.

—Yo conozco esa mirada... —Yunbi observa en voz alta, siendo la única testigo de mi parálisis—. Koo, ¿tú ya sabías sobre esto?

Mantengo a raya toda la inquietud desbordante que me atenaza el cuerpo, y contesto con cuidado:

—Nahyun me lo dijo cuando llegamos —avergonzado, bajo la vista a mis pies—. No sabíamos qué hacer, debí de haberte comentado, lo lamento —chasqueo la lengua cuando proceso mis propias palabras—. Carajo, soy un idiota.

Sushi niega, restándole importancia a mi error, y pone su mano en mi hombro.

—Descuida. Debemos decirle a Seokjin.

La miro de inmediato, tan preocupado como desconcertado.

— ¿Piensas que eso es lo mejor? —Interrogo cautelosamente.

—No podemos simplemente ocultarte una cosa así —no es una pregunta ni tampoco un reproche, pero me da a entender que ella no está dispuesta a mantener esto bajo secreto.

Ella no duda ni por un segundo. Eso mismo me hace sentir un como un perverso imbécil y pensar que tendría que haberle comentado a Seokjin acerca de este asunto antes, mucho antes. ¿Qué clase de novio soy, si le oculto algo tan considerable? El peor, claramente.

— ¿El hombre te reconoció?

—Sí, y me clavó la mirada a mí y a la bola —replica, señalando con el pulgar a su propia pancita.

Murmuro un leve carajo y, cuando estoy a punto de soltar mi contestación, una familiar y profunda voz pronunciando nuestros nombres me interrumpe. Al mirar hacia mi derecha, reconozco la figura de Seokjin acercándose hacia nosotros.

La sonrisita en su rostro se esfuma, para reemplazarse por una mueca de confusión.

Carajo. Su radar ha detectado que algo no anda bien aquí.

— ¿Qué ocurre? —Nos pregunta—. Sushi, ¿te encuentras bien?

—Sí. —Ella dice.

Seokjin estudia mis ojos un momento con expresión preocupada, pero luego su mandíbula se aprieta, adoptando una postura firme, bastante intimidante. Se cruza de brazos.

—Algo está pasando —siendo tajante, expresa—. Hablen.

Sushi y yo intercambiamos una mirada de incredulidad, no muy contentos por lo que ocurrirá a continuación. La tensión parece latir entre los tres, pero finalmente ella da un paso para acercarse más a mi novio.

—Jin, tu padre... Tu padre se está hospedando aquí también —espeta, con mucha cautela—. No sé en qué habitación. Solo sé que lo encontré en el pasillo cuando estaba buscando a mi asistente.

Carajo. Una interminable montaña de carajos.

El hombre frente a nosotros palidece y la conmoción en su rostro es tan grande que todo en mi interior se estruja. Sin embargo, Seokjin no dice ni una sola palabra, solo le sostiene la mirada a su mejor amiga.

Desde mi lugar, puedo dar un vistazo de que sus manos han temblado por dos breves segundos.

—Tomen todas sus cosas —habla, y no me pasa desapercibido el tono amargo y degustado que le tiñe la voz—. Nos vamos de aquí.

Mi novio se da la vuelta, encaminando su regreso a la habitación, pero atrapo su brazo antes de que pueda seguir avanzando. Me sitúo delante de su impotente persona y posiciono mis manos sobre sus hombros.

—Seokjin, escúchame —pido, sonando más suplicante de lo que pretendía—. No vamos a encontrar otro hotel así de fácil, todo está tomado.

En ese momento, parece que Seokjin se da cuenta de un pequeño detalle y me fulmina con su expresiva mirada oscura.

— ¿Tú sabías sobre esto? —El reproche en sus palabras quema demasiado, como si fuese un ácido dañino.

Trago saliva y mis mejillas comienzan a arder.

—... Sí.

— ¿Por qué no me dijiste? —El enfado y la decepción son profundamente evidentes, y tardo un instante en recuperar la sensatez.

Me siento pésimo, maldita sea. Soy un idiota. Solo quería protegerlo y la he cagado monumentalmente, otra vez.

—Porque no sabía cómo reaccionarías —menciono, y no puedo creer lo patético que sueno ahora mismo—, lo lamento.

—Tienes que dejar de ocultarme cosas, Jungkook —a pesar de que suena tranquilo, pero su lenguaje corporal irradia ira y frustración—. Prometiste que lo hablaríamos todo.

Duele.

Mi cuerpo entero se estremece con violencia ante la avalancha de pensamientos que está recorriéndome ahora mismo, que solo me recuerdan que soy el rey de los imbéciles. Ni siquiera me reconforta el hecho de que he tratado de manejar esto con el simple objetivo de proteger a la persona que amo, que mis intenciones fueron buenas desde el principio.

Hay una intensidad particular en sus ojos, que hace que me sienta bastante intimidado y más torpe de lo habitual, pero me esfuerzo por mantenerme sereno y firme delante de él. No tengo ningún derecho a ponerme sensible, no cuando soy yo el que se ha equivocado.

La lucha interna de su cabeza se hace presente tanto en su semblante, como en sus gestos corporales, pero solo le limita a mirarme fijamente.

—Él solo se preocupó por ti, no te desquites con Koo. —Yunbi corta el incómodo momento, y se gana toda la atención de mi novio.

—Dime que tú no le dirigiste la puta palabra, Yunbi. —Sentencia duramente, levantando su dedo acusador para señalar a noona.

La ceja izquierda de Yunbi se arquea ante el tono brusco que Seokjin ha decidido utilizar.

—Tranquilízate y háblame bien —vocea con control, pero también implementando la firmeza suficiente—. No, no le he dicho nada.

Saber eso no reconforta a Seokjin. Me tomo un momento para barrer su figura con mi vista y no me gusta lo que percibo de mi novio. Comenzando por la manera en la que su mandíbula se aprieta, en un gesto que se me antoja doloroso, el ceño definido que se ha instalado en su entrecejo, la tensión en sus hombros... Está furioso, y todo lo delata.

—Joder —murmura y continúa de inmediato, alzando cada vez más la voz—: Carajo. Mierda. ¡Maldita sea!

Mis labios se entreabren para replicar algo, lo que sea, y sin embargo, Sushi se me adelanta.

—Jungkookie, ¿te importa si lo robo por un momento? —Me pregunta, pero mi cerebro no consigue conectarse con mi lengua, así que nada sale de mi boca.

—No, Yunbi —las palabras de Jin ahora suenan tristes, casi asustadas—, ¿y si me ve...?

—Yo te protejo —Sushi afirma y atrapa la muñeca de mi novio con su diminuta mano—. Ven, confía en mí.

Él se limita a asentir, sin decirme nada. Yunbi-ssi me informa que solo serán unos minutos de ausencia y yo le respondo en voz baja que está bien. No puedo dejar de sentirme como un idiota. Y con ese aire de abatimiento, me dirijo de nuevo a la habitación en donde Nahyun y Yoongi se encuentran.

Mi noona detecta la desazón en mi rostro apenas me ve ingresar y, a la distancia, noto que su ceño se frunce.

— ¿Todo en orden? —Me pregunta con cautela.

Muevo la cabeza lentamente en una negativa.

—Él ya sabe que su padre está aquí.

Un silencio lo invade todo durante breves segundos, pero soy capaz de notar que la boca del rapero se abre ante mi declaración. Parece tan asombrado como impactado, aunque el enfado se apodera de sus suaves facciones en un abrir y cerrar de ojos.

— ¿Su padre, dijiste? —Interroga, con un matiz brusco—. ¿Qué? Ese cabrón, esperé este día por años.

Él intenta levantarse del suelo, pero Nahyun lo sujeta del brazo y se lo impide.

—Quieto, Dwayne Johnson.

Yoongi la analiza con auténtica molestia, aunque aquel rechazo no dura demasiado. Sus ojos parecen suavizarse, pero su lenguaje corporal continúa destilando enojo.

—Nahyun, ese tipo...

—No sabemos nada sobre eso —noona lo corta antes de que pueda decir algo—. No hables.

La vista de Yoongi viaja hasta mí.

— ¿Tú no lo sabes? —La pregunta sale de sus labios con bastante confusión, y solamente respondo negando con la cabeza. Todo indica que el nivel interno de cólera del rapero ha disminuido y se relame los labios antes de continuar hablando—: Oh, perdón... Solo diré que ese bastardo no es una buena persona.

Aunque no sé la historia completa, desde hace tiempo tengo presente que el progenitor de mi novio no es el hombre perfecto. Algo muy grave tiene que haber ocurrido entre ellos para que Seokjin lo desprecie tanto.

Cuando Jin reaparece en mi campo de visión, noto que se encuentra más calmado, distendido. En sus ojos ya no está presente ese brillo inseguro y preocupado, sin embargo, se esfuerza por mantenerse cabizbajo. Con parsimonia vuelve a tomar el asiento que previamente ocupaba y se cruza de piernas antes de tomar su teléfono.

—Hey. —Nos murmura.

—Tu comida va a enfriarse, Seokjinie. —Yoongi es el encargado de romper con la tensión establecida, aunque no tiene mucho éxito.

—Ya no tengo hambre, ustedes aliméntense.

Yoongi y Nahyun se miran.

—Jin, ¿quieres que nos vayamos? —Él pregunta, pronunciando cuidadosamente cada palabra con sumo respeto.

Seokjin niega de inmediato con la cabeza y replica—: No, estoy bien.

Nadie se atreve a romper la mudez que se establece luego de aquel momento incómodo. Mientras noona, hyung y yo finalizamos nuestros platillos, mi imaginación comienza a volar a lugares peligrosos, porque no puedo dejar de pensar en todo lo que mi novio tiene para decirme. O peor, quizás no diga nada y me aniquile con sus significativos silencios.

Apenas terminan de cenar, Nahyun y Yoongi se retiran de la habitación. Es evidente que entienden que la cita doble se ha ido un poco a la mierda, y por eso prefieren darle privacidad a Seokjin. El mejor amigo del hombre que amo le da un fuerte abrazo y escucho que le dice, en un susurro discreto, que lo llame si necesita algo, que vendrá de inmediato. Mi novio se restringe a simplemente asentir y agradecerle en voz baja.

Una vez que nos quedamos solos, no sé qué hacer. Mis ojos se mueven a la par de Seokjin, observando fijamente la forma en la que él se desliza por el ostentoso cuarto, buscando sus prendas de noche. A juzgar por su expresión, además de todo lo que siente actualmente, sé que está cansado. Él ha tenido un día de locos hoy.

— ¿Quieres que me vaya? —Pregunto tímidamente, algo asustado por la posible contestación.

—No —responde de inmediato.

Me relamo los labios. Carajo. Trato de mantener los nervios a raya, pero el temblor de mis manos me delata.

—Lo siento.

—Te perdono —contesta, con la misma rapidez que hace un momento.

Noto cómo la máscara de irritación que había en su rostro hace unos instantes se resquebraja poco a poco y comienzo a sentirme más cómodo. Lo suficientemente cómodo como para sentarme en el colchón, cerca de él, mientras se quita los zapatos.

—Noté que estabas más tranquilo cuando regresaste —examino con encogimiento.

Una pequeña sonrisa apagada y ladina se filtra momentáneamente por sus labios rellenos.

—Yunbi tiene un poder inexplicable sobre mí y mis emociones —espeta, dejando caer su calzado en el suelo alfombrado—. Ella dice un par de palabras y puff, mi cerebro olvida todo lo negativo.

No tengo dudas sobre eso. De hecho, jamás titubeé acerca de la amistad inigualable que Yunbi-ssi y Seokjin tienen. Cuando era más joven solía creer que la magia existía gracias a Harry Potter, pero ahora sé que es real, porque ellos dos son la prueba viviente. Un cariño como el de ellos dos es absolutamente mágico.

— ¿Qué pensaba Sushi sobre Hoseok antes de que enviara a esos matones a quebrarme un par de huesos?

—No mucho —se encoge de hombros—, ella siempre supo que Hoseok sólo era una aventura sexual porque yo se lo aclaré. Me sugirió que lo invitara a cenar un par de veces, pero me negué.

No tengo motivo para sentirme así de contento al instante en que esas palabras salen de su boca, pero no hay manera de evitarlo.

—Jin, creo que yo me busqué esa paliza. —Expreso.

Su mirada encuentra la mía.

— ¿De qué hablas?

—La noche anterior a eso, ¿recuerdas que yo salí con mis compañeros? —Me relamo los labios, para luego seguir con mi relato—. Hoseok me interceptó y dijo algunas cosas. Me di cuenta de que él estaba muy lastimado por perderte. Luego... Habló sobre Yunbi-ssi, dijo mierdas horrendas que no puedo repetir —niego con la cabeza—. Me enojé tanto, carajo... No lo golpeé, pero lo asusté.

Él acentúa un gesto preocupado y se inclina un poco más hacia mí.

— ¿Por qué estás diciéndome todo ahora?

—Porque prometimos que lo hablaríamos todo, y yo me he guardado algunos detalles porque creí que así estaría protegiéndote... Pero no lo hacía —un suspiro cansado se me escapa—. Y lo siento tanto, Jin.

—Deja de disculparte —me interrumpe—. Gracias por ser honesto conmigo y por cuidar de Sushi desde el primer momento. Ustedes dos son todo lo que tengo y, aunque a veces me equivoco, cada decisión que tomo es pensando en ambos, en su bienestar y felicidad.

La sonrisa que me asalta al escucharlo es tan amplia, que mis mejillas duelen durante un breve instante. En respuesta, Seokjin se acerca para plantar un beso cariñoso en mis labios, finalizando con la unión de nuestras frentes.

No sé cuánto tiempo pasamos así, pero cuando vuelvo a abrir los ojos, me encuentro con un hombre diferente frente a mí. En su rostro sereno no hay arrogancia, ni altanería. Sus párpados están cerrados y no deja de tragar saliva; parece estar conteniéndose o esforzándose, no lo sé.

Mantengo la mirada fija en su rostro y lo siguiente que soy capaz de observar, es la manera en la que llena su pecho de aire antes de hablar.

—Ese despreciable ser y mi madre se conocieron en la preparatoria. Él era el típico popular, de familia rica y todo un ganador con las chicas —empieza a contar y, automáticamente, todo mi sistema se paraliza—. En su último año, su asqueroso grupo de amigos le impuso el reto de tirarse a mi mamá, ya que la consideraban como "inalcanzable" por el simple hecho de que ella casi no hablaba con nadie... Mi mamá cayó por sus encantos y también cayó embarazada. Ella tenía diecinueve años cuando nací. Y él nunca se hizo cargo, juraba que yo no era su hijo.

»A los veinte años, mi madre comenzó un profesorado de idiomas. Ella hablaba inglés fluido desde los catorce y también tenía mucha facilidad para el ruso y el francés. Sin mencionar el japonés y el chino... —Se oye tan orgulloso, la sonrisita dulce que aparece en sus labios es toda la prueba que necesito—. Mamá literalmente podía tener una conversación con cualquiera. Y mientras ella estudiaba y trabajaba a medio tiempo, yo me quedaba con mi abuela, que tenía un pequeño trabajo desde casa arreglando zapatos.

»Apenas mamá logró un título profesional como profesora, le dieron trabajo en algunas escuelas para enseñar inglés y chino. A pesar de estar constantemente trabajando y bastante estresada, ella siempre se hacía lugar en su día para pasar tiempo conmigo. Algunas veces iba a buscarme a la escuela y me llevaba al parque o al cine. Siempre estuvo presente.

»Cuando tenía once años, ese hombre reapareció. Supe que era mi padre apenas lo tuve frente a frente, a pesar de que no lo había visto nunca. La verdad es que físicamente somos muy parecidos. Dijo que estaba arrepentido por haberse perdido tantos años de mi vida y que quería estar presente de ahora en más. Mamá no estaba muy segura de eso, pero recuerdo que me dijo que ella no tenía derecho a negarme a mi padre. Dejó que yo decidiera y... Dios, decidí tan jodidamente mal al permitirle escabullirse en nuestras vidas.

Presiento que su historia está llegando a ese punto cumbre de pesadumbre y, como no sé bien qué hacer y tampoco es mi intención interrumpirlo, le brindo caricias gentiles a su espalda ancha.

»Durante un año todo fue "bien". El malnacido "señor Kim" estaba haciendo millones con su empresa familiar y a veces viajaba durante varias semanas, siempre me traía algún regalo. Nunca conocí a su familia, por cierto... En ese momento era demasiado joven y tonto, y me emocionaba tanto tener un padre, que no me di cuenta de que él se sentía avergonzado de mí y de mi madre, y que por eso nos mantenía ocultos.

—A los catorce años, yo ya era el niñito más homosexual de todo el país. Todavía no se lo había dicho a nadie, pero era... Evidente —se encoge de hombros, en un gesto repetitivo que denota nerviosismo—. Mi madre y mi abuela no tuvieron problema con ello, pero él...

—Está bien si quieres detenerte. —Susurro.

—Quiero contártelo —dice, y por su tono, sé que dice la verdad—, solo... Dame tiempo.

Asiento con la cabeza y permanezco callado, atento a todo lo que tenga para decir.

—El señor Kim no estaba bien con mi orientación sexual. Le disgustaba, me rechazaba... Me odiaba. No sé por qué se hacía tanto problema, si yo nunca iba a ser parte de su imperio. Prácticamente, yo fui un bastardo. Una vez él fue por mí a la escuela. Dijo que pasaríamos la tarde juntos y... Dios, tendría que haber huido.

Mi ceño se frunce. Me asusta lo que pueda llegar a contarme, siento que mis manos tiemblan ligeramente.

—Jin, ¿qué fue lo que te hizo...?

Cabizbajo, prosigue:

—Me llevó a uno de los departamentos que tenía y, cuando llegamos, había una chica. Era una prostituta. Él le había dicho a la chica que yo era mayor de edad y ella no sospechó al respecto. Siempre parecí más grande de lo que realmente era, además, le pagó bien. Me obligó a tener relaciones con ella mientras observaba.

La última confesión es acogida con el más profundo de los silencios. Mis ojos están fijos en su expresión y parezco contener la respiración. Mi mano derecha asciende hacia mi boca para cubrirla en un gesto fortuito, mientras soy testigo de cómo su mirada se vuelve gélida, sin ese rastro de altanería que reflejan sus pupilas, o su temible seriedad. Me ha dejado sin palabras.

—Yo no quería —continúa con lo obvio, encogiéndose levemente de hombros—. Le dije que necesitaba irme a casa, pero él amenazó con golpearme si no me quedaba. Tuve que hacerlo, Jungkookie. No tenía otras opciones —una risa amarga y carente de diversión brota de sus labios, y yo siento cómo mis ojos se llenan de lágrimas—. Como te imaginarás, fue la peor experiencia de la vida... Y lo más triste es que fue la primera. Fue mi primera vez teniendo sexo con alguien, y no sabes cuánto me arrepiento —chasquea la lengua—. Tendría que haber sido más hombre y soportar esa paliza o pelear más. Pero no lo hice, porque tenía miedo. Yo siempre tengo miedo, ¿sabes? —Levanta un poco su cabeza para encontrar mi rostro—. Tengo miedo de que el mundo se entere de que soy gay, tengo miedo de lo que puedan llegar a decir de mí, de ti, de Sushi... Tengo miedo de lo que puedan decirle en un futuro a mi bebé. Estoy aterrado, Jungkookie.

El destello apenado en su mirada me lastima de sobremanera. La quemazón en mi garganta es tan grande que me cuesta encontrar mi voz para hablar.

—Yo estoy orgulloso de ti, mi amor —espeto, acortando la distancia entre nosotros para poder acariciar su cabello suave—. Eres una persona increíble, a pesar de todas las cosas horribles que tuviste que pasar.

—Estás enamorado de un cobarde —musita, con desagrado y sarcasmo en partes iguales.

Niego con la cabeza en una negativa brusca.

—Estoy enamorado de un hombre maravilloso —atajo—, que será un padre increíble y que es el mejor novio del mundo.

—Temo no ser un buen papá para el mini sushi —su voz se quiebra ligeramente.

—No pienses en eso —digo, acompañado de un pequeño beso en su sien antes de seguir—. Mini sushi te adorará, serás su héroe por siempre.

La respuesta a mis dichos es un suspiro largo. Luego, sus labios me resultan dulces y tímidos cuando encuentran los míos, regalándome un beso corto y extremadamente tierno. Al final, una sonrisa curvilínea y que se me asemeja un poco triste, aparece en su boca, teniendo el poder para llenar de amor cada parte de mi ser.

—Quiero pedirte algo.

—Lo que sea, bebé —le aseguro, dándole otro beso, esta vez en su frente.

—Si nosotros dos en algún momento... Ya sabes, terminamos... —Respira hondamente, como si la simple idea le molestase—. ¿Puedes seguir formando parte de la vida de sushi-bebé?

—Claro —contesto sin dudar y con una sonrisa automática—. Carajo, ni siquiera ha nacido y ya amo más a esa bolita de amor que a todos mis juegos juntos.

Mis palabras le arrancan una carcajada a Seokjin. Y aquello me alivia monumentalmente; es como si el alfiler que dañaba mi pecho hubiese sido retirado con mucha lentitud y cuidado.

—Te amo —es el primero en decirlo.

—Te amo —contesto, y le doy un piquito veloz—. Y con eso de "terminar"... No creas que te vas a librar de mí tan fácil.

La tan particular picardía de Seokjin, vuelve a aparecer en su semblante cuando levanta una ceja y ladea una sonrisa bastante maliciosa. Se muerde momentáneamente el labio inferior antes de atrapar mi rostro entre sus manos y besarme como si fuese nuestra última tarde en el mundo.

Me siento ofendido cuando rompe el contacto, pero supongo que es para decirme algo necesario.

— ¿Quieres follar? —Pregunta, y la incredulidad se apodera de mi sistema.

Sonrío pasado unos segundos.

—Leíste mi mente, papi.

Ahora ya conocemos el porqué Seokjin aborrece a su padre, y a su vez más de su pasado.
¿Como vienen bubus? Porque si no se dieron cuenta SOLO NOS QUEDAN 4 O 5 CAPÍTULOS PARA TERMINAR LA HISTORIA *procede a llorar*
¡Nos vemos el lunes!

Continue Reading

You'll Also Like

54.7K 4.2K 30
De un matrimonio sin amor nace una hija, la cual solo cumpliรณ 4 aรฑos y vio como sus padres se separaban, ella no querรญa irse con su madre, para ser p...
83.8K 10K 32
ยฟKim SeokJin? Ese chico, deseaba y anhelaba que fuese mi pareja pero.. Existรญa... ยฟKim NamJoon? Uno de mis mayores contrincantes y enemigos. No le t...
269K 12.8K 9
Todo era normal entre la banda BTS, quien iba a pensar que un juego lo cambiarรญa todo. . . . . . . . . . . . No hay shipps especรญficos mi imaginaciรณn...
483K 67K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ยฟUn embarazo? ยกImposible!