INSUPERABLES [•1]

Da HollyGeistt

327K 26.1K 4.2K

Libro 1 de la Bilogía INCONTROLABLES [BORRADOR SIN CORREGIR] Ex's Que aún no se superan. Aunque creían que s... Altro

Prólogo
Dedicatoria
Capítulo 1: El Ex
Capítulo 2: El nuevo Novio
Capítulo 3: La fiesta de cumpleaños
Capítulo 4: No beses con los ojos
Capítulo 5: Sin arrepentimientos
Capítulo 6: Hagamos esto más seguido.
Capítulo 7: llama a emergencias si tienes una urgencia.
Capítulo 8: Sin reglas inútiles
Capítulo 9: Críticas absurdas.
Capítulo 10: Tío Favorito
Capítulo 11: Esposa, amor de su vida
Capítulo 12: Noche de disculpas
Capítulo 13: Demuéstrale que eres digna
Capítulo 14: ¿Celoso, Potter?
Capítulo 15: Cena familiar con familia aleja.
Capítulo 16: Protectores de casa
Capítulo 17: Más amargada de lo habitual
Capítulo 18: Confundido
Capítulo 19: Hipócrita
Capítulo 20: Un tiempo
Capítulo 21: Te extraño
Capítulo 22: Tema delicado
Capítulo 24: Bomberos
Capítulo 25: Obra de teatro
Capítulo 26: Lo arruiné
Capítulo 27: Incendio
Capítulo 28: Confesiones y aceptaciones
Capítulo 29: Enfrenta al padre exigente
Capítulo 30: Cerrando ciclos
Capítulo 31: Torturador.
Capítulo 32: Acuario
Capítulo 33: Día favorito
Capítulo 34: La familia de Aubrey
Capítulo 35: Delfines
Capítulo 36: Papá libre
Capítulo 37: Por ellos. FINAL
Epílogo

Capítulo 23: Perdidamente enamorada

7.1K 619 153
Da HollyGeistt

AUBREY

Estoy frente a la señora Thompson y su abogado Porter. Nos entregan una cláusula de no sé qué mierda y mi abogado se encarga de hablarles, porque si lo hago yo los mando a la re mierda.

Sonia Thompson está sospechosamente sonriente hoy. Moviéndose inquieta sobre su silla como si esperara un gran momento. Su sonrisa se agranda con una miradita que me da con aires de "gané", mientras su abogado le tiende un documento al mío.

Miro a Elías cuando masculla una maldición en voz baja después de mirar el contenido de dicho documento.

—¿Qué?— se inclina hacia mí para que vea lo mismo que él. Fotos. Malditas y expositivas fotografías. Mías y de su hijastro. Mías y de Dominic.

Hay tres. En la primera reconozco que estábamos en su auto, fue unos de los primeros días en los que nos reencontramos y estábamos incómodos por la cosa esa que hicimos en aquel baño de la discoteca. En la segunda estamos saliendo del edificio del departamento paraíso. Y en la última, mucho más explícita, estoy sobre su regazo, desnuda. Fue esa vez que lo hicimos casi toda la noche sin parar, el día que él intentó convencerme de aceptar su propuesta. Lo último que hay es una fotocopia de la multa que nos dieron por follar en el auto mientras conducía.

¿Cómo diablos es que tienen todo esto?

Miro a mi abogado, ambos pensamos lo mismo. Estoy más arruinada que antes. Paso mi mirada de él al mediador que está en la cabecera de la mesa mirando el documento que le dieron a él. Esto me deja en peor posición que antes.

— Como ya todos hemos visto, la señorita Channing ha estado frecuentando con este hombre, que dicho sea de paso es el hijastro de mi cliente — comenta el abogado Porter. Cruza sus brazos por encima de la mesa y me mira fijamente a mí, detecto también esa mirada de victoria en él —. Díganos, Channing, ¿Que intenta hacer? ¿Chantajear al joven Blake para zafarse de esto? ¿Tal vez creía que enamorándolo podría hacer que él convenciera a su madrastra de quitar la demanda en tu contra? Cuéntenos cual es su plan.

Yo solo quiero irme de aquí, pero antes agarrar el nacimiento del cabello de estos dos y estrellarles la cabeza sobre la mesa y dejarles sangrando la nariz.

Miro a Elías y sé que no sabe qué decir, él no sabía de esto, nadie se suponía que debía saberlo.

— No era un plan, claramente — pronuncio mirándolo a los dos —. Y no entiendo por qué deberían influir mis relaciones amorosas con esta demanda que no tiene nada que ver.

— Tiene que ver, no puede simplemente meterse con los hijos de su rival para seducirlos y ganar.

El mediador niega con la cabeza y escribe en su libreta poniéndome nerviosa.

— Yo no seduje a nadie.

— Las fotos no dicen lo mismo.

— Pido cinco minutos para descansar — interviene mi abogado y él mediador asiente dándonos la posibilidad de salir.

Agradece y me saca de la habitación para llevarme a una oficina vacía, cierra la puerta y baja la cortina. Cuando se voltea a verme, se cruza de brazos, incrédulo.

— ¿En serio, Brey? ¿Con el hijastro de Thompson? Hay muchos hombres a quien puedes abrirles las piernas, ¿Y te vas con ese?— sacude la cabeza —. ¡Dios! Eres la clienta más difícil que he tenido. ¿Entiendes que debes decirme todo lo que hagas que afecte al caso, no?

— No veo el por qué esto debería afectar.

— ¡Porque creen que es apropósito!— se desespera, pasa una mano por su cabello y respira hondo para calmarse.

— Pero no es así y tampoco creo necesario que deba informarte sobre con quién me acuesto y con quién no.

Bufa y rodea los ojos cansado. Se deja caer en el sillón pesadamente.

— En primer lugar, debes avisarme si es este tipo, porque apuesto que sabías quién era mientras follaban — cuestiona y blanqueo los ojos, le doy la razón con un asentimiento —. Lo sabía, a ti no se te pasa nada. Y en segundo lugar, ¿Erick sabe de tu amorío?

— No y no va a saberlo, ya no estoy más con él. Nos estamos dando un tiempo pero en cuando decida volver ya estaré presa.

— Dame crédito, ¿si? Puedo hacerte salir limpia de esto. Pero debes ayudarme y dejar de hacer cosas que te perjudiquen, ¿O creías que no me enteraría que contrataste un investigador privado para que te consiga los vídeos de seguridad de la empresa?

Lo miro de inmediato. Él me prohibió volver a hacerlo, entonces lo hice a escondidas. Pero no creí que se enteraría y cuando lo hiciera el trabajo del investigador estuviera culminado.

— ¿Cómo lo supiste?

— Uno, te conozco, sabía que habías estado demasiado tiempo sin hacer nada. Y dos, descubrí a tu investigador— se encoge de hombros despreocupado.

— ¿Como? Es el mejor de Liverpool, lo traje desde allí porque es uno de los mejores, no deberías haberlo descubierto.

— Acéptalo, no puedes ocultarme nada. Tarde o temprano lo descubriría, al igual que esto de tu vagina inquieta. Volviendo a ese tema, ¿En qué demonios estabas pensando? ¿Acaso no se te pasó por la cabeza las consecuencias?

— Sé cómo ocultar una infidelidad, Elías. Erick no lo sabrá — me deje caer en el otro sillón.

— No me refería a ese idiota, más bien a las consecuencias que traería si se enteraran Thompson y Porter, es obvio que lo usarán en el juzgado contra ti como una adúltera.

— No lo pensé, ¿De acuerdo? Fue...por primera vez que no pensé y decidí hacer lo que quise.

— Siempre haces lo que quieres — enarca una ceja.

— Lo que mi cuerpo quiso — corrijo y asiente satisfecho con mi respuesta —. ¿Cómo vamos a solucionarlo?

Suelta una carcajada que no entiendo a qué viene. Niega con la cabeza y me señala.

— Tu arreglarás esta mierda, yo ya estoy agotado y no se me ocurren ideas — estira sus músculos y recuesta la cabeza en el respaldar con sus brazos detrás de la cabeza.

— Por favor, eres el mejor, siempre tienes una idea para mí — lo presiono.

Lo conozco y su silencio no es porque me está ignorando o esté pensando en una solución. Es porque ya la tiene pero quiere que yo idee un plan. Y mi silencio le dice que no tengo ganas de pensar, así que resopla.

— Dirás que estás súper enamorada de este tipo, que lo amas, que es tu príncipe azul, no sé, lo decoras de rosas y cursilerías románticas — me dice sin siquiera abrir los ojos o moverse —. E inventas que es el amor de tu vida y que, por favor, sea creíble. Tú eres buena mentirosa, no será difícil.

— ¿Y si no funciona?

— Funciona o funciona, no hay opción.

Tengo que mentalizarme lo que voy a decir, esto tiene que salirme bien porque no quiero que me manden a prisión antes de lo debido.

— Te daré las mejores vacaciones de tu vida — le digo reconociendo que sin él no hubiera podido con todo.

— ¿Vacaciones? Después de esto creo que deberé jubilarme e internarme.

Suelto una risa por la nariz y también cierro los ojos un momento.

— Creí que ya habías dejado de pensar con la vagina.

— Fue algo que no pensé.

— Eres buena ocultando lo que no quieres que nadie se entere. ¿Cómo es que esto se te escapó de las manos?

Abro los ojos y lo miro. Está mirándome con los ojos entrecerrados como si quisiera descifrar algo en mí.

— Nada se me escapó de las manos. En mi defensa yo no sabía que me estaban investigando — y es verdad, con Dominic he tenido aún más cuidado, y si tal vez tuve algún desliz como llamar a la estación de bomberos y hablarlo con una bombero o llevar al departamento paraíso a Alisa; pero realmente lo he ocultado extremadamente bien, cosa que no me lo descubran hasta que a mí se me dé la gana. Si hubiera sabido que me seguían los pasos hubiera hecho todo distinto y más estratégico.

Elías no dice más y el mediador nos busca para retomar la sesión.

Sentada frente a la señora Thompson y su abogado comienzo a despotricar todo un teatro sobre mi enamoramiento falso hacia Dominic.

— Esto no debería influir en esta charla, pero lo aclararé, Dominic y yo nos conocemos desde mucho antes y puedo probarlo. Cuando todo esto empezó yo no sabía que era su hijastro y de saberlo no me hubiera importado, porque somos amigos y no iba a dejar que un problema que tenga con usted, perjudique nuestra amistad — comienzo hablando como si supiera de qué estoy hablando.

— Esto no parece una simple amistad— se burla Porter.

— Lo fue, pero con el tiempo comenzamos a sentir por el otro y nos enamoramos. Estamos super enamorados y estas fotos lo demuestran — lo decoro con flores y cursilerías como quería Elías.

— ¡Imposible! Él tiene novia — dice Sonia exasperada.

— ¿Usted la conoce?— espero que a Dominic no se le haya ocurrido presentarla a su familia porque arruinará mi plan.

Ella se queda callada, muda, sin saber qué responder.

— Se llama Alisa— ataca buscando alternativas.

— Si, inventos de Dominic, queríamos mantenerlo en secreto y ustedes lo presionaban para que les cuente sobre mí— solo espero que les haya dicho solo el nombre de Alisa.

Sonia Thompson parece desconcertada, sin saber cómo reaccionar o qué hacer o decir.

— Así que esa es toda la verdad — concluyo recostándome en mi silla —. Dominic es mi novio secreto, nada más que eso. Lo conozco desde hace tiempo y por supuesto que no estoy usándolo, estoy enamorada de él, jamás haría eso. Y si, sabía que era su hijastro, él sabía sobre esto, pero Dom y yo no queríamos causar problemas con nuestra relación, así que lo mantuvimos privado, después de todo no creí que mi relación amorosa influiría en el caso.

Me encogí de hombros e hice un mínimo puchero que mandó los ojos de Porter a mis labios, pero ignorándolo miré al mediador que también tenía sus ojos en mí.

— ¿No he hecho ningún mal o si?

— Eh...mmm— mira su libreta sacudiendo su cabeza para concentrarse — no, el estado civil no tiene porqué influir en el caso. Pero si dice que puede probarlo, le agradecería que trajera tales pruebas en el día del juicio.

— Claro — asiento y pestañeo — traeré las pruebas.

— Está bien. Damos por finalizada la sesión, nos veremos en el juicio — avisa y guarda sus cosas. Nos damos un saludo entre todos y salimos de la oficina.

En el auto cierro la puerta y suelto aire. Eso estuvo cerca.

— Eres una maldita manipuladora y mentirosa — ríe Elías mientras se pone el cinturón — pero no me sorprende. Lo has hecho genial y espero que tengas esas pruebas que dices.

— ¿Fotos pueden ser?— alguna foto con Dominic en la escuela debo tener, eso debe ser suficiente.

— Si. Te pido que hables con este hombre, Dominic, y lo convenzas de tus mentiras porque si él abre la boca y desmiente todo, estás muerta… o mejor dicho, encarcelada.

— Que gracioso — digo sarcástica y enciendo el motor de mi auto— ¿A dónde te llevo?

— A casa, necesito café.

— ¿Te estreso demasiado?— me le burlo y él rodea los ojos.

— Pues sí. Ahora cállate que necesito silencio, ya no te soporto.

Me río y enciendo el estéreo. Conduzco hasta su casa y besa mi mejilla antes de bajar del auto y advertirme que hable con Dominic. No sé cómo voy a hacer eso con lo distanciados que estamos, pero en fin, todo sea por no añadir más problemas a mi vida.

Me paso la mitad del día llamándolo y me desespera que no conteste porque sé que está ignorándome. Después de almorzar tomo todas mis agallas, mi dignidad y orgullo y me dirijo a su casa. En el camino marco el número de Tyler.

— Hola, Titi.

Hola, Brey, ¿Todo bien?

— Más o menos, oye, dime, ¿tu hermano está en casa?

Mmm, no lo sé, yo no estoy en casa y hoy él debía ir a la estación, creo. Seguro está allí — me detengo en el semáforo y golpeo el volante — ¿Es algo urgente? Puedo llamarlo para que te busque.

— No, deja, yo lo buscaré...maldito dolido — susurro y creo que Tyler me escuchó porque ríe.

De acuerdo, espero que lo encuentres.

— Gracias, Ty, que tengas un buen día.

Igual tú. Besos — cuelgo y me giro el volante doblando en U para ir a la bendita estación de bomberos.

///

Estoy estacionada a mitad de cuadra con una perfecta visión de los camiones rojos. Hace diez minutos llegué pero estoy buscando fuerzas en mi interior porque sé que esta no será una conversación agradable.

Cuando estoy lista camino hacia allí a pasos lentos pero seguros. Hay dos bomberos con sus pantalones de uniforme y camisetas cortas azules que están lavando uno de los camiones. Miro dentro del lugar, hay un camión más y unos bomberos haciendo sus tareas, como barrer y doblar mangueras, y otro pequeño grupo que está reunido alrededor de una mesa jugando cartas. Bryce está entre ellos bastante alegre como si estuviera teniendo una buena mano.

— ¿Señorita, necesita ayuda?— uno de los chicos que limpiaba el camión se me acerca cuidadoso. Es joven y delgado, recuerdo que él fue el que se metió a la alcantarilla para sacar al niño que cayó dentro—. ¿Está perdida? Soy el sargento Bill Hold, ¿Quiere que la ayude en algo?

— Si, niño, estoy buscando al idiota de tu jefe, también conocido como Dominic Blake.

Sus ojos se abren por la sorpresa de mis palabras. Mira a los costados como si esperara que alguien le diga que es una broma, entonces vuelve a mirarme sin saber muy bien que decirme.

— ¿Es usted pariente o...?

— Soy su peor pesadilla, ¿Está o no?— digo impaciente. Cuanto antes hable con él antes me iré de aquí.

— ¿Aubrey?— miro a quien me llama, es Bryce. Deja sus cartas y viene a mí — ¿Qué haces aquí?

— Estoy buscando al estúpido sentimental de tu amigo.

Oigo una risa por detrás y me fijo que una chica le estampa la mano en la nuca a quien se ríe, obviamente de mis palabras.

— Claro, Hold ve a hacer lo que hacías yo la llevaré.

Hold se despide de mí con un asentimiento y sigo a Bryce, siento la mirada de algunos bomberos pero los ignoro completamente, mi cabeza está centrada en la molestia que siento al estar aquí.

— ¿Pasó algo?— me pregunta Bryce mientras subimos las escaleras de metal.

— Muchas cosas pasan.

— Que profunda — toca la puerta del segundo piso, desde aquí puedo ver hacia abajo donde claramente están mirándonos los bomberos curiosos —. Amigo, te buscan. Subió a atender una llamada — me murmura lo último y asiento.

La puerta se abre minutos después mostrándome a Dominic con el ceño fruncido y el teléfono en su oreja. Casi pierdo los estribos al ver sus brazos y pecho marcados por la tela de la camiseta con el logro de la estación en la esquina superior izquierda. Con esos pantalones ajustados y su altitud mirándome seriamente.

— Te la dejo — le susurra Bryce cuando nota que sigue al teléfono y no piensa colgar. Dominic asiente y él se va con una extraña sonrisa en los labios.

Dominic separa su teléfono de su oreja y lo pone en alta voz para que yo también escuche. Reconozco la voz de su madrastra malvada y blanqueo los ojos.

—...no entiendo, Dominic, ¿Por qué ocultarlo? No vamos a juzgarte por con quién salgas, cariño. Entiendo que te asuste estar enamorado pero, cielo, sabes que te quiero como mi propio hijo, lo hubiera entendido... aún así sea esa tipa la que te gusta...Ahg, no se que le ves la verdad, es una mujer descarada, arrogante, cree que por tener esa cara bonita tendrá todo a sus pies— suspira —. Me gustaría que me hubieras dicho que tenías una relación con esa. Sabes que ella arruinó mi restaurante.

Mantengo la mirada fija en Dominic, él me observa serio. Estoy tensa por dos cosas, una, las ganas que tengo de tomar el teléfono y decirle mierdas a esta mujer y segundo la mirada intensa que ejerce en mí el hombre que tengo enfrente.

— Dominic, dime algo.

Él aparta el teléfono un segundo y me mira buscando una explicación.

— ¿Qué diablos hiciste?

— Nada, tú solo invéntate lo mucho que me quieres, vamos díselo todo a ella y que se lo crea — le exijo.

Enarcó sus cejas y su lengua pasó por sus dientes de forma molesta, antes de sacar el altavoz y llevarse el teléfono a la oreja. No aparta la mirada de mí mientras le habla.

— Mira, Sonia, lo que suceda en mi vida amorosa solo me incumbe a mí y sabes que yo no he presentado novias a la familia, esta vez no iba a ser diferente — ¿Eso quiere decir que no tenía pensado presentar a Alisa? Que hijo de puta —. Así que si, salgo con la mujer que estás demandando, pero no voy a meterme en sus asuntos... Si, se que irá a prisión, pero eso no va a impedirme nada con ella — rodeo los ojos ante la mirada acusatoria que me da, nunca hablé de esto tan específicamente con él, así que definitivamente no sabía con tantos detalles que pronto caeré tras las rejas —. Sonia, Sonia, mi enamoramiento por tu rival no tiene porqué interesarte. Así que agradecería que no me metas en tus líos y resuelvas tus asuntos con ella sin mí.

Esto último parece que me lo dice más a mí que a ella. Me cruzo de brazos y espero que termine la llamada. La cual apenas cuelga, guarda su teléfono y también se cruza de brazos apoyándose con el hombro en el marco.

— ¿Qué? ¿Te arrepentiste y ahora inventas noviazgos falsos?— mira su reloj— me impresionas, creí que durarías más.

Resoplo y lo empujo para adentrarme en su oficina.

— Aparta que tengo que hablar contigo — me adentro sin permiso y él no me detiene. Quiero pedirle que deje la puerta abierta pero me muerdo la lengua dejando que la cierre. Mierda.

— ¿Quieres explicarme qué mierda hiciste y qué le dijiste a Sonia?— se cruza de brazos y casi consigue que mis ojos bajen a las venas de sus brazos. Pero me resisto. No soy una perra débil.

Saco las fotos de mi bolso y se las lanzo para no tener que acercarme. Las atrapa en el aire y se pone a revisarlas.

— Tu madrastra malvada contrató a alguien para que me espíe y descubrió lo nuestro. Quiere usarlo en mi contra en el juicio y lo siento, pero no. Tengo suficientes cosas para defender como para que te pongan en medio también. Así que me inventé que yo soy tu novia secreta y que Alisa solo era un nombre falso para ocultarme de tu familia — explico rápidamente y me siento sobre su escritorio con las piernas y brazos cruzados —. Necesito comprobar que nos conocemos de antes así que necesito fo...

— Espera, espera — me interrumpe y ríe — ¿Te inventaste todo esto para salir del apuro? ¿No se te ocurrió algo mejor?

— Pues no, esta es la única manera y lamento meterte en esto, pero seré tu novia falsa hasta que me metan en prisión. Tranquilo, será menos de un mes. Luego te inventas que no quieres estar con una negligente como yo y les presentas a Alisa como la oficial.

Se me queda mirándome con el ceño muy fruncido. Entonces me arroja las fotografías, suerte que soy rápida girando mi cabeza para que no me dé en la cara.

— ¿¡Por qué debería hacer esto por ti!?

Me quito las hojas que caen al suelo y lo observo.

— Porque sí. Oh vamos, fingir que estás enamorado de mí no te será difícil si ya lo estás.

Ríe a carcajadas como si le hubiera contado el chiste más gracioso.

— Oh sí, estoy tan enamorado de ti — dice sarcástico y sigue riendo, tanto que me da ira — ¿No has visto bailar ningún delfín o si? Y en todo caso, a ti tampoco se te hará difícil, solo tienes que mirarme para derretirte por mí.

— ¿Quién es el egocéntrico ahora?

— Vamos, admite que te gusto, cobarde.

— Deja de llamarme así.

— ¿Como? Es lo que eres.

— No voy a admitir algo que no es verdad, así que vete con tus ilusiones a conquistar a tu novia.

Le muestro el dedo del medio.

— Pues según tú, tú eres mi novia ahora— se cruza de brazos.

Quiero gritar de la rabia que me da que se crea tan inteligente.

— Tu verdadera novia — corrijo y sacudo la cabeza —. Como sea, necesito fotos de nosotros cuando salíamos en la escuela, yo no tengo de esas, busca si tiene alguna y me la das.

— Narcisista, cobarde y ahora exigente, ¿Que sigue?

— Violenta, así que no me hagas enfadar.

— Uy, que miedo.

— Te daré mucho miedo — bajo del escritorio y recojo las fotos y la multa del suelo. Siento su mirada en mí pero no me importa.

— Iba a presentar a Alisa el sábado, ¿Sabes? Por fin lo iba a hacer — me dice y puedo sentir la rabia en su voz.

— Que bueno que llegué antes entonces, o si no ibas a arruinar mis planes — me pongo de pie y lo observo observarme.

— Eres una hija de puta egoísta — murmura después de unos segundos de silencio en los que se dedicó a mirarme solamente.

— Gracias, me lo han dicho muchas veces — le sonrío y ladeo la cabeza —. Ahora búscame fotos de nosotros en la escuela.

Quiero ir a la salida pero a penas mis dedos rozan la perilla su mano grande está rodeando mi brazo.

— ¿Y yo que recibo a cambio por mentirle a toda mi familia?— me pregunta, su voz bajó un par de tonos.

Me giro lentamente y conecto mi mirada con la suya.

— ¿Qué quieres? ¿Follar, una mamada, dinero? Bien, te lo daré todo — rodeo los ojos y me zafo de su agarre —. Solo haz esto por mí y yo haré lo que quieras por ti, ¿Bien?

Se queda mirándome unos largos segundos hasta que asiente y se cruza de brazos.

— Bien.

— Bien — repito y doy un paso atrás buscando la perilla de espaldas y sin despegar mi mirada de él.

— Bien — es como si comenzáramos una pelea por quién tiene la última palabra.

— Si, bien.

Encuentro la perilla y la abro, pero no me muevo de enfrente de la puerta y todo por repasar sus ojos grises que se ven detrás de sus largas pestañas y su nariz recta y mandíbula apretada. Su nuez de Adán se mueve cuando traga saliva. Y sé que él también está repasandome.

Finalmente decido abrir la puerta, pero esta se cierra de golpe causando un fuerte ruido, provocado por su brazo que ahora se extiende junto a mi cabeza impidiéndome salir.

— Admítelo — pide.

— No tengo nada que admitir, aléjate — miro a otro lado negada a mirarlo más, perderé el control si lo sigo haciendo.

Su mano libre toma mi barbilla con fuerza apretando mis mejillas también, bruscamente me hace mirarlo y obligarme a sostenerle la mirada.

— Admítelo — esta vez lo ordena. La tensión que nuestros cuerpos emiten podría cortarse con tijera. La presión de su mano se ejerce causandome dolor cuando no respondo, pero en vez de quejarme por eso, siento el calor bajarme a mi intimidad, ¡¿Que diablos?! —. Admítelo, cobarde.

— No.

— Si, dilo — me empuja pegando mi espalda a la puerta. Tiene que bajar su cabeza para llegar más cerca de la mía. Entonces desliza la mano de mi barbilla hasta mi cuello. Otro latigazo a mi entrepierna. ¿Pero qué diablos me pasa? Debería estar odiándolo, no deseándolo.

— Déjame — exijo. Pero no obedece —. Suéltame Dominic, suéltame o gritaré.

Ríe y su aliento mueve mi cabello. Sus manos bajan a mi cintura y me alza como si no pesara estampandome contra la puerta y pegándose a mi entrepierna. El impacto me hace cerrar los ojos y morder mi labio, y la presión que ejerce su erección en mi entrepierna, demostrando lo duro que lo tengo, solo me hace soltar un gemido incontrolable.

— Lo único que gritarás será mi nombre, hija de puta — murmura de forma ronca y baja antes de cubrir mis labios con los suyos en un beso fogoso, salvaje y rudo que me desarma y me derrumba las barreras de control, descontroladome por completo.

Otra vez volvemos a sentirnos, recibo su beso sin siquiera poner resistencia. Vuelvo a sentir mi lengua batallando con la suya, sus manos en mi cuerpo y mi parte favorita de su cuerpo rozándose constantemente con su parte favorita del mío.

Muerde con fuerza mi labio inferior haciéndole honor a mi tatuaje. Mis brazos rodean su cuello para sostenerme y con uno de sus brazos rodea mi cintura para movernos al escritorio. Algunas cosas caen, pero es lo que menos nos importa. Su brazo barre la mesa para poder sentarme con comodidad y sin dejar de besarme comienza a desabrochar mi camisa mientras yo toqueteo su abdomen. Saco su camiseta de dentro de su pantalón y mis manos tocan la piel de su torso deslizándose por todos lados. Puedo sentir como se tensa y eriza ante mi tacto. No puede desabrochar mi camisa y su desespero e impaciencia por comerme, lo obligan quitarme la camisa por los brazos hasta el cuello y tirarla a no sé dónde. Libera mi pezón izquierdo y baja sus besos a él. Arqueo mi espalda y clavo mis uñas en su abdomen. Mis manos viajan a su cremallera, la cual desabrocho y lo busco mientras él me devora. Gimo cuando me muerde y gruñe contra mis pechos cuando sostengo su erección en mis manos.

Que yo tenga falda nos facilita todo. Se aleja un segundo para respirar y aprovecho yo también para hacerlo. Me mira a los ojos al tiempo que sus manos se detiene detrás de mis rodillas y me arrastra hasta la punta de la mesa con lentitud.

— Admítelo — pide.

— No.

— Bien, tú lo pediste — se enoja y me sube la falda hasta la cintura de un tirón. No me da compasión cuando hace mis bragas a un lado y me da un corto masajeo en mi clítoris para luego deslizar sus dedos por mi humedad e introducirlos en mi cavidad. Suelto un gritito y arqueo mi espalda. Me toma de la nuca y me acerca a su pecho para hablarme al oído, su respiración agitada roza mis vellos erizados — Me has hecho enfadar.

Y a mí no podría encantarme menos.

Mete tres dedos que me hacen clavar las uñas en sus hombros y gemir con fuerza. Los mete y los saca a la velocidad que quiere y yo me retuerzo sobre la mesa mojandola con los jugos que desprende mi interior por la causante de sus dedos. Retira los dedos empapados de mí y me empuja del pecho para acostarme en la mesa. Se introduce en mi de una sola vez y grito. No duele, solo quiero que lo haga otra vez, mi cuerpo pide más de él. Sale casi por completo y vuelve a meterse hasta el fondo. Se queda quieto y lo miro, tiene la mirada fija en nuestra unión. Lo puedo sentir todo contra mí, junto a la mía, sus testículos pegados a mis glúteos. Me sostiene de la cintura con una mano y la otra la usa para subir mi pierna a su hombro. Me observa dándome una arremetida.

— Admítelo.

Me niego y aprieta mi cintura. Me da dos embistes.

— Admítelo.

— No — respondo firme.

— Entonces agárrate del borde de la mesa — ordena y no dudo mucho en llevar mis manos sobre mi cabeza para sostenerme.

Me da con todo lo que tiene sobre el escritorio. Choca su pelvis contra la mía una y otra vez. Lo único que se escucha es el choque de nuestros cuerpos, como aplausos en el agua. Ni siquiera me deja gemir porque cubre mi boca con su mano. Muerdo su palma pero él aún así no la saca. De repente me gira sobre la mesa, mi pie queda en el suelo pero sube una de mis piernas doblada sobre la mesa y su mano presiona mi espalda pegándome a la madera. Entonces vuelve a entrar y a arremeter con todo. Esta vez me tapo la boca sola y muerdo mi puño. O aprieto mis ojos o los blaqueo pero nunca se ven normales.

Nunca nadie me hizo sentir tanto en el sexo como el. Es adictivo. Es fascinante. Me encanta cuando está así. Enojadito, cuando lo hace salvaje.

Exploto como nunca antes, derramando un orgasmo largo y pronunciado. Pero él no deja de moverse buscando su propio placer y a mi no me molesta, que siga cuanto quiera, ya tendré tiempo para arrepentirme.

Me baja la pierna y me hace apoyarme contra la mesa. Arranca mis bragas y no me da tiempo a quejarme cuando vuelve a mi más brusco y gruñe. Siento otro orgasmo bajarme.

— Dom — gimo y él también lo hace, aprieta mi trasero y me nalguea.

— Nena...— me levanta para pegar mi espalda a su pecho, me sostiene de las tetas y besa mi hombro y cuello — admítelo.

— ¿Qué...cosa?

Sale de un tirón y me voltea, me agarra los muslos y me obliga a saltar para rodear su cintura con mis piernas. Vuelve a entrar en mí, pero camina hasta su silla y se deja caer dejándome arriba. Me mueve sobre él y que esté enojado lo hace ser salvaje y bruto, no me está dando lento, lo hace rápido y sin parar. Por eso parezco que estoy cabalgando sobre él.

— Vas a matarme — gimo cuando su boca muerde mi pezón y su dedo masajea mi botón, el cual está hinchado y húmedo.

Mi orgasmo se mezcla con el suyo en mi interior. Nos quedamos quietos por completo, recuperando nuestras respiraciones que son un asco. Entonces se levanta conmigo encima y me deja sobre la mesa para ayudarme a acomodar mi ropa.

— Me gustas — admite de repente, cosa que me hace romper un botón por el impacto de sus palabras — yo no soy un cobarde como tú y me importa una mierda si entras en pánico ahora, lo dije y es la realidad, procésalo, acéptalo y supéralo.

Lo miro con la boca abierta. No lo había dicho con las palabras exactas el día de la pelea, pero me lo dió a entender. Y yo solo quería que fuera un calor de momento. Tal vez ahora es una reacción post orgasmo.

Pasa su lengua por su labio inferior viéndose demasiado sexy y luego su pulgar limpia el brillo de mis labios que están inflamados y rosados de forma que queda evidente que nos comimos a besos, porque los suyos están igual.

Acerca su boca a la mía y lame mis labios, yo sigo como shockeada, así que no me muevo ni emito sonido. Me da un beso corto y lento en mis labios, pero no se aleja.

— Dímelo, por favor, admite que yo también te gusto — susurra contra mis labios mirándome a los ojos.

Entonces vuelvo en sí y lo empujo. Se tambalea pero rodea los ojos y bufa.

— ¡No! — llego al suelo de un salto y busco mis cosas en el suelo mientras acomodo mi falda — ¡Tienes novia!— lo acuso recogiendo mis bragas rotas del suelo.

— ¿Y?

— ¡Y que yo no puedo gustarte!— le tiro mis bragas y le rebotan en el pecho cayendo a sus manos.

— Pero lo haces y a mi no me da miedo decirlo como a ti.

Agarro mi bolso y acomodo mi cabello encaminándome a la salida.

— No seas esta mierda de novio con ella, Dominic. No puede gustarte otra mujer — murmuro frente a la puerta.

— Si, si esa mujer eres tú. Sabíamos que esto iba a pasar, Aubrey, ¿Que te asusta tanto?

— ¡No me asusta!— giro rápidamente sobre mis pies — Simplemente...ya no me digas estas cosas, dejemos todo como estaba antes, sin complicaciones, por favor. Guardatelo para ti que yo no necesito cursilerías.

— No es cursilería y dime, ¿Por qué no?— rodea el escritorio y se me acerca — ¿A qué le temes?

— A nada, solo que...— paso una mano por mi cabello y suspiro — sentir por ti complica todo.

— Solo te pido que tú también lo admitas en voz alta, no te estoy pidiendo que nos casemos, no exageres.

— No tienes idea de lo que pasa por mi cabeza, para mí no estoy exagerando, estoy evitando problemas.

Resopla y sonríe amargado.

— Será mejor que dejemos esto — nos señalo — tú vuelve a estar con tu novia y yo...yo veré que hacer, no necesitamos complicaciones en nuestras vidas. Terminamos nuestra rara relación de amantes.

Pone sus ojos en mí. Parece más enfurecido que antes.

— Maldita cobarde.

— Mándame las fotos cuando las encuentres — le digo y salgo de la oficina.

— ¡Vete a la mierda, tú, tus mentiras y tus secretos!— grita desde adentro.

Le muestro mi dedo del medio mientras bajo las escaleras.

— ¡Cobarde de mierda!— sigue gritándome — ¡Perra insensible!— no deja de decirme cosas a los gritos y sus compañeros están más que atentos.

— ¡Búscate otro culo, pene sentimental!

— ¡Claro que sí, calienta braguetas ajenas!

Me giro en redondo justo al pie de la escalera, él está arriba.

— ¡Pues tú eres un mira bragas ajenas!

— ¡¿Y cómo quieres que no te mire las bragas con ese culo?!— le da un golpe al barandal enfurecido.

— ¡Pues cierra tus malditos ojos cuando me veas, pedazo de inútil!— pateo el último escalón. Me duele el pie y grito. Veo el ademán que hace de bajar las escaleras para venir a mi — ¡No se te ocurra acercarte!

— ¡Si me acerco a ti te quiebro la pierna!

— ¡Y yo torceré tu pito calenturiento!— me giro y camino a la salida grandes zancadas.

— ¡Eso es! ¡Huye como la cobarde que eres!

— ¡Deja de decirme así!

— ¡No hasta que lo admitas!

— ¡Insoportable de mierda!

— ¡Egocéntrica del culo!

Le levanto los dedos del medio.

— ¡Te encanta esta egocéntrica del culo, infeliz!

— ¡Pues si, preciosa de mierda!— me levanta sus dedos del medio igual que yo a él.

— ¡Aprende a elegir bien a tus novias!

— ¡Estoy aprendiendo, por eso eres mi ex!

Abro mi boca ofendida. Ese fue un golpe bajo.

— Oh, ¿Te dolió?— hace una mueca con lástima fingida. Apoya sus manos en el barandal porque todavía está allá arriba — Mejor vete ahora si no quieres que baje y te bese, estúpida bipolar.

— ¡Que te follen!

— ¡Fóllame tú!

Camino fuera del lugar y miro a los bomberos que están con la boca abierta y ojos enormes mirándonos a ambos como si fuéramos un partido de tenis.

— Adiós, que tengan buen día — los saludo.

— Adiós, vuelve pronto — murmuran todos.

Me voy a zancadas y oigo que alguien murmura algo antes que me aleje del todo a mi auto.

— Me agrada — reconozco la voz pero decido hacer como que no escuché nada y meterme al auto cerrándolo de un portazo y largandome de allí.

Continua a leggere

Ti piacerà anche

11.6K 629 59
Luego de que sus padres se separaran , en la vida Brenda habrán muchos cambios, ya sean bueno como también malos, amores y desamores, amigos en la...
423K 32.6K 39
Leon se siente atraído por las mujeres que visten de rojo. Es un asesino sádico. Un demente que maquilla a sus víctimas y les pinta los labios de car...
8.5K 485 5
«Y después de todo, nosotros nos hundimos en una fantasía.» - Relato corto por San Valentín. Historia +18. Jordan Celeste 2022© PROHIBIDA LA COPIA O...
460K 55.3K 72
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...