Un pequeño trato [kiribaku]

Por LeOkumura

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Dos versiones distintas de una misma historia pueden causar catástrofes en el amor. Katsuki y Eijirou son he... Más

ACLARACIONES
Prólogo
~Capítulo 1~
~Capítulo 2~
~Capítulo 3~
~Capítulo 4~
~Capítulo 5~
~Capítulo 7~
~Capítulo 8~
~Capítulo 9~
~Capítulo 10~
~Capítulo 11~
~Capítulo 12~
~Capítulo 13~
~Capítulo 14~
~Capítulo 15~
~Capítulo 16~
~Capítulo 17~
~Capítulo 18~
~Capítulo 19~
~Capítulo 20~
~Capítulo 21~
~Capítulo 22~
~Capítulo 23~
~Capítulo 24~
~Capítulo 25~
~Capítulo 26~
~Capítulo 27~
~Capítulo 28~
~Capítulo 29~
~Capítulo 30~
~Capítulo 31~
Epílogo

~Capítulo 6~

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Por LeOkumura

mesa para dos

Al final, Katsuki le había pedido un consejo o dos a la mapache, ser carismático, seductor y amable. Una mierda, no lo haría, pero intentaría no matarlo tan de prisa.

Estaba en la entrada del lugar, era un hermoso edificio de mármol decorado con blancos y dorados. Elegante. Después de hoy trataría de conseguir el restaurante, siempre y cuando el servicio no le pareciera una total basura.

Un auto deportivo color rojo se estacionó cerca de él, de ahí bajo un joven apuesto de traje negro. Kirishima le entrego las llaves al valet parking y se dirigió al cenizo con su habitual sonrisa.

El par entraron con su reservación sentándose en una de los balcones privados, apartados del bullicio de los comensales comunes.

- ¿siempre eres así de impuntual o solo es estupidez?

- Tuve un poco de trabajo- se excusó- lo siento.

"Sutil, Katsuki"

- ¿Qué trabajo? - "idiota", los regañó su conciencia.

- Yo.... Aah

- Su whisky, señores- el mesero posicionó la bebida al centro de la mesa tan pronto le sirvió sus tragos correspondientes.

- Dijiste que no te gustaba el vino- dijo Eijiro cuando la cara del chico pálido mostró sorpresa. - dejé un paquete importante a mis proveedores del negocio del muelle. Respondiendo a tu pregunta.

El pelirrojo estaba siendo amable por personalidad propia, es verdad que el rubio le parecía una desdicha por ser un Bakugo, pues era hermoso con su cabello dorado e iris carmín, pero los modales no los perdería, no como su acompañante, aunque le pareciera un poco divertida esa actitud suya.

- No hablemos de trabajo- propuso- ya es demasiado, ¿no crees? siempre preocupándose de que todo salga bien.

- Sí, es difícil deshacerte de los cuerpos de quienes lo arruinan.

Eijiro no contuvo una pequeña risilla que escapó de sus labios. Lo que acababa de decir era depravado, sin embargo, es algo que solía suceder.

Katsuki había dicho aquello sin pensar, como acto de reflejo, pero al ver a su acompañante riendo provocó que una de sus comisuras se elevara de satisfacción. No era tan malo para esto, después de todo tuvo información a la primera.

Sus conversaciones eran torpes y frías en un inicio, pero luego de encontrar un tema en común todo fue fluyendo más fácil. ¿Y que otro tema seria? sino: un líder joven.

las bromas acerca que tortura y cadáveres sin duda era una pieza pésima para una conversación, de modo que, no comprendía como es que fue grato hacer burla de ello. castigar no era su actividad favoritas, mas no negaría que en ocasiones especiales los disfrutaba.

- Para eso están los empleados.

- Si no son unos inútiles, no tienes que hacer nada más que dar órdenes.

- Siempre hay que dar órdenes- reparo el pelirrojo. - y si algo sale mal...

- Es culpa de uno- termino por él.

Compartieron una sonrisa, una era sutil, casi imperceptible, La otra era resplandeciente.

Hablaron poco de más de una hora de cómo era dirigir a otras personas, y con sorpresa ambos notaron que nunca habían compartido aquello con alguno de sus amigos o socios, ¿cómo hacerlo? No lo entenderían. Por un momento, solo un momento, fueron un par de jóvenes adultos compartiendo chistes e inquietudes de lo que se dedicaban. Bueno, quizá no como solían ser los jóvenes de su edad, pero eso lo hizo más agraciado. aquella cena daba comienzo a convertirse en una cita real, no con interrogatorios, sino con preguntas casuales de sus ideales.

- Bien, ¿qué dices de los estafadores? Son útiles, pero no nobles y nada masculinos a mi gusto

- No saben que otra cosa hacer, son unos buenos para nada. ¿conoces a algunos?

Pareció pensarlo un poco. - ¿Monoma Neito? - Katsuki de verdad ya habría tomado mucho o ¿acaso escucho bien?

- ¿Quien?

- Creo que así se llama, pero inofensivo. Su familia y la mía estuvieron a punto de unirse en el pasado, lo rechazaron mis...- cortó la frase. Casi soltaba información realmente importante al cenizo.

Este lo contempló muy atento, como si pensara en algo. Se mostró un tanto molesto y aprovecho para fijarse en cuando había tomado, llevaban botella y media. Esto era malo. ¿En qué momento se dejó llevar tanto?, no habían comido casi nada más que un poco de frutos rojos que les llevaron de cortesía.

"Eijiro, ¿no se supone que tenías un plan?", su conciencia con voz de Sero le recordó lo que venía hacer realmente: Deshacerse de Bakugo, no convivir plácidamente con él.

"otro ratito más", se dijo así mismo "es un desgraciado, pero no tanto"

- ¿Algo de comer?

- No tengo hambre.

- Pues yo pediré- tomó el menú y lo comenzó a ojear un poco, aunque tuviera riqueza, no estaba acostumbrado a comer tan refinado, era más de comida rápida. - ¿tu qué ordenarías?

- Dije que no quiero

- Sí, lo sé, ¿Qué ordinarias si fuera yo, o que tipo de comida te gusta? - quería volver a la estabilidad que habían tenido minutos atrás, ¿por qué? Ni idea, sin embargo, fue agradable.

El rubio cogió el menú que tenia de frente e imito al de traje negro. Segundos luego lo mira y le señala un plato llamado tataki acompañado de wasabi. Eijiro llamó al mesero y pidió el platillo, pero sin el wasabi, por lo que el cenizo inauguró una carcajada.

- No me gusta el picante, ¡¿sí?! - abogó.

- Eres débil. Eso es lo que pasa.

Discutieron en lo que llagaba la cena sobre qué tipo de comida era mejor. Kirishima tenía gusto por lo salado, pero aun así le huía a la comida en extrema picante, mientras el otro defendía sus preferencias con capa y espada.

La cena del pelirrojo llegó.

- ¿Seguro que no quieres nada? - comenzando a comer- yo pagaré.

- Muy seguro- no es que Katsuki no quisiese cenar, en realidad, ver la orden del ojirubí abrió su apetito, pero no confiaba en que alguien, que no fue su servidumbre, tocara su comida, ya lo habían intentado envenenar tiempo atrás. Es orgullo, no estúpido.

Por otro lado, Eijiro si advirtió como el rubio miraba su plato, y por alguna peculiar razón, tendió sus palillos con comida en dirección de su rostro.

Katsuki iba a protestar, pero Kirishima lo interrumpió- solo es un bocado, si quieres mas siempre podemos compartir.

Así el de piel mas pálida aceptó el ofrecimiento y abrió la boca, sabía bien. El pelirrojo tomo el otro par de palillos y desplazo la bandeja al centro. si los veían a los lejos, ajenos al contexto, parecieran dos chicos en una, verdadera, cita romántica.

Bakugo apenas y embulló uno que otro pedazo, la mayoría fue consumido por el ojirubí.

Fue una velada amena y el tiempo voló cual colibrí, increíblemente rápida, pues estuvieron conviviendo por más de cuatro horas en total e, inusualmente, no fue desagradable. Habían hablado sobre su comida favorita y que tipo de películas eran de su agrado, casi nada de lo que se dedicaban. Ambos sintieron aquello como un respiro. Sin embargo, Eijiro se reprimió del placer de la compañía para llevar a cabo el plan que tenía pensado desde un inicio.

"concéntrate, niño"


Pidió la cuenta y aguardaron aproximaron diez minutos más para levantarse, pues cuando lo hicieron la primera vez, sintieron los efectos del alcohol por lo que se sentaron para disipar el mareo.

- Tengo una habitación arriba- proclamó el pelirrojo- podemos esperar que se nos baje el alcohol ahí.

"Ese maldito pervertido", pensó Katsuki, "después de todo si tomare los consejos de la mapache, así de intoxicado la verdad sale a la luz".

- Si haces algo raro te mato- amenazó y se puso de pie para ir a la dichosa habitación.

Al llegar al elevador Eijiro tropezó por los constantes mareos, por suerte Katsuki lo logró sostener a tiempo antes que cayera de bruces. Lo hubiera dejado caer.

Kirishima miro a su rival. Ahí estaban de nuevo, los ojos rubí que disipo el día de su incidente en la autopista, aun parecían brillar por cuenta propia, continuaban tan bellos como aquella noche solo que esta vez estaban dilatados por el licor. Si fuera por Eijiro los vería sin descansar.

Quizá se los quite cuando lo mate.

El cenizo también lo observaba, tan borrachos estaban que se perdían en cualquier cosa bella que estuviera en frete, por aquel pensamiento, Katsuki apartó su mirada y cuerpo de su enemigo y lo obligó a subir al ascensor una vez por todas.

Entre leves tambaleos y tropiezos llegaron a la recamara, sentándose sobre el colchón, uno al lado del otro.

Era momento, tenía a su enemigo justo lado, a pocos centímetros de él. Debía sacar el arma del cajón y matarlo. Katsuki estaba más sobrio por lo tanto debía ser rápido.

Se inclinó al buro pasando por encima del rubio.

- ¿Qué demonios haces, pelos de incendio?

- Yo a...- "piensa Eijiro piensa"- ¿darte un abrazo?

El pelirrojo lo ¿abrazó?

Únicamente sería un segundo para alcanzar el buro. Solo un segundo...

Se sintió embriagado con la colonia del rubio, olía a caramelo caliente. Bueno quizá otro segundo más, en verdad era un aroma delicioso que sosegaba su intoxicación. Acerco un poco su nariz al cuello del contrario para inhalar más, hace tanto que no capturaba un olor así de fuerte. y pudo jurar sentir un escalofrío proveniente de este.

la respiración se le corto cuando percibió el rostro del pelirrojo pegado a su piel. ¡lo iba a matar!

Él le dijo a Mina que había un límite de su paciencia y este imbécil lo estaba sobrepasando en grande, primero la habitación, el abrazo, ahora le mofaba como búfalo en su cuerpo. Lo sujeto de sus hombros y lo empujó hasta someterlo sobre la cama, lo asesinaría con sus propias manos. Le rompería la garganta.

- Estas muy rojo. - dijo Eijiro seguido de coger la cintura del ojirubí.

Lo que dijo fue suficiente para que el cenizo bajara la guardia por sus nervios y sus posturas fueran invertidas.

Respiraban agitados, como si hubieran corrido por horas. "¡¿que te pasa, cuerpo estúpido?!"

"Aprovecha la oportunidad, Katsuki. Somételo como te enseñe", la voz de la pelirrosa hizo eco dentro de su cabeza.

Bakugo cerró sus piernas alrededor de la cadera de su opuesto y lo jaló de su corbato para acortar la distancia. Todo fuera por su venganza.

Por el contrario, Kirishima no supo cómo responder al sentir los labios del rubio sobre los suyos. Lo mordía con suavidad y un gemido se le escapó.

Quizá él no sabía cómo reaccionar, pero su cuerpo sí. Movió sus manos de nuevo a la cintura y las comenzó a mover de manera envolvente.

El beso era húmedo y desesperado. Ambas bocas luchaban por el control, sus leguas danzaban con la pelea. Eijiro no era de las personas que con la primera cita besaba a su acompañante, pero aquel beso no lo había iniciado el.

El calor del tiempo no les permitía pensar con claridad y poco a poco las prendas desaparecían, como su saco y corbata. El de cabellos arena tenía la camisa a medio vestir, dándole una vista de su pecho y de su abdomen. Tenía un cuerpo realmente varonil y su piel era tan pálida que podía ser comparada con la nieve, sin embargo, al contrario de esta, no era fría sino caliente un poco tosca pero suave al mismo tiempo.

El tacto de dos manos no eran suficientes para ninguno, cada rose era candente, cada beso seductor, todo era lascivo, excitante. ardiente.

el plan de ambos se tiro de un bordo para no salir a la luz en largo periodo, la lujuria predomino sobre todo aquello que intentara oponerse a la sensualidad de los hombres.

Las caricias continuaron hasta que las dos partes estaban casi al desnudo. Fue cuando Katsuki recobró parte de conciencia y se detuvo, no porque no estuviera excitado, todo lo contrario, nunca en toda su vida se había sentido así. Y ese era el maldito problema.

- ¿Me detengo? - susurró el pelirrojo besando su clavícula, pero Katsuki no contestó, así que elevo sus ojos para mirarlo y este aparto su rostro- ¿Qué?

Si Bakugo antes estaba ruborizado, ahora figuraba cual tomate.

- ¿Nunca has estado con un hombre? - Si Eijiro creyó que no se podía poner más rojo, entonces se equivocó. estaba en extremo avergonzado y molesto, al parecer. Se enderezó para fijarse mejor, notando la comisura del contrario vibrar. - espera....

No podrá ser cierto, ¿Cuántos años tenía este chico?, ¿20? Era casi de su edad, no podría ser que...

- ¿Eres virgen?

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