bad boy โ”โ” [#1] jeon jungkook

By thebidoom

401K 36.1K 27.4K

โ”โ”๐—•๐—”๐—— ๐—•๐—ข๐—ฌ โel chico malo no era tan maloโž Jeon JungKook quiere esconder sus problemas detrรกs de su fa... More

ใ€Œ BAD BOY ใ€
ใ€Ž OO1 ใ€
ใ€Ž OO2 ใ€
ใ€Ž OO3 ใ€
ใ€Ž OO4 ใ€
ใ€Ž OO5 ใ€
ใ€Ž OO6 ใ€
ใ€Ž OO7 ใ€
ใ€Ž OO8 ใ€
ใ€Ž OO9 ใ€
ใ€Ž O1O ใ€
ใ€Ž O11 ใ€
ใ€Ž O12 ใ€
ใ€Ž O13 ใ€
ใ€Ž O14 ใ€
ใ€Ž O15 ใ€
ใ€Ž O16 ใ€
ใ€Ž O17 ใ€
ใ€Ž O18 ใ€
ใ€Ž O19 ใ€
ใ€Ž O2O ใ€
ใ€Ž O21 ใ€
ใ€Ž O22 ใ€
ใ€Ž O23 ใ€
ใ€Ž O24 ใ€
ใ€Ž O25 ใ€
ใ€Ž O26 ใ€
ใ€Ž O27 ใ€
ใ€Ž O28 ใ€
ใ€Ž O29 ใ€
ใ€Ž O3O ใ€
ใ€Ž O31 ใ€
ใ€Ž O32 ใ€
ใ€Ž O33 ใ€
ใ€Ž O34 ใ€
ใ€Ž O35 ใ€
ใ€Ž O36 ใ€
ใ€Ž O37 ใ€
ใ€Ž O38 ใ€
ใ€Ž O39 ใ€
ใ€Ž O4O ใ€
ใ€Ž O41 ใ€
ใ€Ž O42 ใ€
ใ€Ž O43 ใ€
ใ€Ž O44 ใ€
ใ€Ž O45 ใ€
ใ€Ž O46 ใ€
ใ€Ž O47 ใ€
ใ€Ž O48 ใ€
ใ€Ž O49 ใ€
ใ€Ž O5O ใ€
ใ€Ž O51 ใ€
ใ€Ž O52ใ€
ใ€Ž O53 ใ€
ใ€Ž O54 ใ€
ใ€Ž O55 ใ€
ใ€Ž O56 ใ€
ใ€Ž O57 ใ€
ใ€Ž O58 ใ€
ใ€Ž O59 ใ€
ใ€Ž O6O ใ€
ใ€Ž O61 ใ€
ใ€Ž O62 ใ€
ใ€Ž O63 ใ€
ใ€Ž O64 ใ€
ใ€Ž O65 ใ€
ใ€Ž O66 ใ€
ใ€Ž O67 ใ€
ใ€Ž O68 ใ€
ใ€Ž O69 ใ€
ใ€Ž O7O ใ€
ใ€Ž O71 ใ€
ใ€Ž O72 ใ€
ใ€Ž O73 ใ€
ใ€Ž O74 ใ€
ใ€Ž O75 ใ€
ใ€Ž O76 ใ€
ใ€Ž O77 ใ€
ใ€Ž O78 ใ€
ใ€Ž O79 ใ€
ใ€Ž O8O ใ€
ใ€Ž O81 ใ€
ใ€Ž O82 ใ€
ใ€Ž O83 ใ€
ใ€Ž O84 ใ€
ใ€Ž O85 ใ€
ใ€Ž O86 ใ€
ใ€Ž O87 ใ€
ใ€Ž O88 ใ€
ใ€Ž O89 ใ€
ใ€Ž O9O ใ€
ใ€Ž O91 ใ€
ใ€Ž O92 ใ€
ใ€Ž O93 ใ€
ใ€Ž O94 ใ€
ใ€Ž O95 ใ€
ใ€Ž O96 ใ€
ใ€Ž O97 ใ€
ใ€Ž O98 ใ€
ใ€Ž O99 ใ€
ใ€Ž 1O1 ใ€
ใ€Ž 1O2 ใ€
ใ€Ž 1O3 ใ€
ใ€Ž 1O4 ใ€
ใ€Ž 1O5 ใ€
ใ€Œ SEGUNDA PARTE ใ€

ใ€Ž 1OO ใ€

1.8K 222 115
By thebidoom

꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱
••••

Kim Cleo June

Era una tortura. El tiempo pasaba y él seguía sin decirme algo. Ya se había convertido en mi motivo para llorar cada diez minutos. Eso y el dolor que sentía debido a mi falta de alimentación en lo que iba del día; no desayuné ni almorcé. Estaba tan desganada que ni siquiera me he levantado aún de la cama. Me quedé aquí, acostada, con el único consuelo del abrigo de JungKook que nunca le había devuelto.

«Quiero que me hable» —lloriqueé a mis adentros.

Lo más raro era que se trataba de ese sentimiento de «quiero que me hable pero si es algo malo no». Era estar en una constante y tortuosa intriga. Me estaba matando.

Levanto mi cabeza cuando oigo el ruido de la puerta abrirse. Lo primero que veo es a Cereales entrar corriendo y de un salto subirse a mi cama, justo a mi lado. Sonrío ante sus tiernos maullidos que me exigen mimos y atención. La compañía de mi gatito me estaba haciendo falta.

—¿Cleo June? ¿Qué haces aquí? —veo a la tía Clarity parada en la puerta. Aparentemente ella se le abrió a Cereales.

Mordí mi labio inferior, incómoda de contarle lo que había pasado ayer, sobretodo porque eso amerita la explicación de por qué salgo con un chico con novia. Sería vergonzoso.

—Regresé en la noche. JungKook tenía que irse a resolver un problema y... Bueno, me atrajo de vuelta a casa. —expliqué sin apartar mi vista de Cereales.

—Oh, qué lástima. ¿Pudieron tener su cita al menos?

—Sí... —dije sin agregar detalles— Me llevó a una cafetería de gatos.

—Qué lindo. —sonrió ella— Pero si estuviste todo el día aquí ¿por qué no bajaste a comer?

—Estuve durmiendo todo el día. —mentí con una sonrisa nerviosa— Últimamente ando desvelandome mucho por el instituto.

La tía Clarity bajó la cabeza y negó, suspirando con una sonrisa divertida.

—Qué niña. Con razón tu gato quería tanto subir. —dijo mirando a Cereales divertida— Tu madre me dijo que si tu no estabas que no lo dejara subir porque se porta mal. Pero él insistía e insistía.

—Sí, es que Cereales se hizo pipí en un vestido suyo una vez. —dije tomándolo entre mis brazos y dándole un beso en la cabeza— Pero ella no entiende que el bebé siente conflictos internos cuando no está mamá con él.

—Escucha, preparé pollo al horno. —eso levantó mis antenas, y ella rió por la expresión de mi rostro— Baja a comer algo, debes sentirte muerta. Yo iré a tomar una siesta. —se despidió sacudiendo su mano y cerrando lentamente la puerta.

Francamente, tengo hambre y no me negaría al pollo.

—Si vienes conmigo te doy una pechuguita. —dije picándole la panza a Cereales. Creo que me entendió porque emitió un tierno maullido.

Me levanté siendo seguida por mi minino, yendo ambos como dos depredadores hambrientos por su alimento.

Así es, porque estar triste nunca me impediría de disfrutar una buena comida.

Llegando a la cocina mis ojos no se apartan del refrigerador, y cuando lo abro siento a mi estomago doler más que antes al ver esas patas de pollo dentro de un recipiente. Ni siquiera busco un plato o cubiertos, me siento en un banco frente a la isla de la cocina y comienzo a comer con la mano en compañía de Cereales, convidandole de vez en cuando.

Qué buena forma de ahogar penas.

En medio de mi comida, me llama la atención la presencia de afuera. Puedo ver desde aquí, por la ventana que da a una mesa que tenemos afuera, a Aileen sentada en ella, leyendo un libro y escribiendo. Aparentemente estudiaba con la compañía de un té caliente.

Era una locura. Apenas habían comenzado sus vacaciones y ya estaba estudiando. Yo no toco un libro ni siquiera estando en clases.

Me sobresalto en mi lugar al oír el timbre de casa. Entonces guardo la comida, porque sé que Cereales iba a querer robarla, y limpio mis manos antes de ir yo misma a atender la puerta. Pero, apenas abrirla, sentí a mi corazón detenerse. Me quedé estática sosteniendo la manija de la puerta, mirando a JungKook frente a mí.

Supongo que haber comido me había distraído un poco del principal motivo de mi ánimo decaído. Pero ahora, viendo a JungKook frente a mí, todo lo sucedido ayer me abofeteaba con un doloroso recuerdo. Había ansiado tanto a que él se presentara a explicarme lo sucedido... Y ahora, teniéndolo frente a mí, no sé qué debería hacer o decir. No sabía si llorar y abrazarlo; o enojarme y reclamarle por abandonarme; o tal vez todo al mismo tiempo.

JungKook me miraba, con sus tiernos y redondos ojos, brillantes, notándose algo lagrimosos. La expresión de su cara no era la mejor, no se veía feliz al verme. Es más, esos hermosos ojos, se veían tristes mientras se movían de un lado a otro sobre mi cara, pareciendo detallar cada parte de esta.

Verlo de esa forma me hizo sentir cierto dolor en el pecho, sintiendo el miedo de todas las ideas que me había estado haciendo en la cabeza desde la mañana regresar a mí.

Él no se ve con intenciones de pasar, así que supuse que venía a decirme algo, y me aterraba saber qué. Entonces, presintiendo que se venía una conversación, terminé de atravesar el marco de la puerta para cerrar esta misma mis espaldas, y dar paso a un tortuoso silencio en el que nuestras miradas conectaban pocas veces, porque pronto las desviabamos.

—Hola. —dice él en un susurro triste.

—Hola... —le respondo algo incómoda, sin siquiera sentirme capaz de sonreírle para aligerar el ambiente. Y es que no me esperaba que lo primero que me dijera fuese un simple «hola», para luego volver a quedarse en silencio.

Seguimos mirándonos como si fuesen nuestros ojos quienes sostienen la charla, entre ellos nos decimos todo. Pero me resultaba preocupante ver que los suyos me decían estar tristes. Y me preguntaba: «¿él podía ver en los míos lo lastimada que estaba?». Aunque habiéndome dejado sola ayer no era algo difícil de deducir.

Lo peor era no poder enojarme con él. Porque habiéndome hecho lo que me hizo ayer y aunque ahora esté aquí parado sin explicarme nada, solo tenía ganas de abrazarlo. Quería acurrucarlo sobre mi pecho y consolarlo hasta que esa carita triste se esfumara.

—La verdad... —empezó a decir luego de lo que sentí como pesados y extensos segundos de silencio, sin quitar de mí esos tiernos ojos que parecían contemplarme— No quiero explicarte nada. Quisiera sólo quedarme aquí parado mirándote para retrasar tanto como pueda esto. Porque decírtelo me va a destrozar.

Dicho eso, me permití adelantarme a los hechos y pensar lo peor. Entonces el malestar que sentí durante todo el día volvió a presentarse, esta vez más fuerte que nunca, al punto de hacer doler mi garganta como si contuviera un nudo en ella. Por lo menos quería aguantarme y no llorar aún, pero mi propia mente me lo ponía difícil.

Sea lo que sea que me fuera a decir, estaba segura que a mí también me iba a destrozar.

»Yo... Primero que nada, lamento haberte dejado sola ayer. Yo te pedí que saliéramos, yo había planeado todo y al final... te dejé para ir detrás de HaNeul. Entiendo que estés enojada conmigo. Perdón. —susurró esta última palabra, bajando su cabeza como una inclinación.

¿Solo eso iba a decirme al respecto? ¿Ni siquiera me explicaría por qué se fue sin mí? ¿Era consciente de lo que me había hecho y cómo me había lastimado?

—¿Enojada? JungKook, me siento lastimada. Me siento lastimada por ti, porque me dejaste ahí plantada.

—Lo siento.

—No respondiste mis mensajes ni mis llamadas. Pero te esperé y te esperé. ¿Tienes idea de lo ridícula que me sentí cuando me senté sola a esperarte? ¿Y lo lastimada que me sentí cuando vi que tu motocicleta... ya no estaba? —y, reviviendo la tarde de ayer, volvía sentirme tan mal como en ese entonces, con las ganas de llorar asomándose— JungKook, te fuiste sin mí. Me dejaste ahí plantada, sola, no tenía dinero.

Los ojos de JungKook se abrieron asombrados, confundidos, ante mis palabras. Lo había dejado en silencio por unos momentos.

—¿Tú... aún estabas en la cafetería?

—¿Dónde más iba a estar, JungKook?

—Yo regresé. Te juro que regresé por ti pero... —soltó un quejoso suspiro ronco— Me asusté cuando no te vi y pensé que te fuiste caminando. Te busque por todas partes, por todo camino. Quise llamarte, pero perdí mi celular. Aún ni siquiera lo tengo.

¿O sea que él sí regreso?

—Pero... rechazaste mis llamadas. —dije insegura.

—No sé qué haya pasado, pero te juro que yo no fui. No pude recuperar mi celular.

Bajé la mirada volviendo a repasar en mi mente el momento de ayer, y no pude sentirme más estúpida cuando fui consciente de todo el tiempo que pasé dentro del baño teniendo que lavarme la cabeza. Yo me había llevado mis cosas y limpiaron nuestra mesa, era lógico que si JungKook regresaba se encontraría con el lugar vacío. Y si él no tiene su celular...

—Yo... Estaba en el baño... Porque Park me tiró tu bebida encima. —mi tono de voz bajaba de a poco, sintiéndome avergonzada de no haber razonado correctamente las cosas antes. Sin poder mirarlo llevé mis manos a que cubrieran mi cara, negando lentamente con mi cabeza— Qué estúpida. Claro que no ibas a encontrarme.

Entonces siento las manos de JungKook tomar mis muñecas con un delicado tacto, apartando mis manos y haciendo ver mi rostro colorado.

—Él estúpido soy yo. Debí considerar esa opción. —tímidamente levanté la mirada— Lo siento tanto. Te hice pasar un momento horrible ahí sola. Jamás fue mi intención.

Con pequeños y rápidos movimientos de cabeza asentí.

—Está bien. Descuida. Lo entiendo.

Me sorprendo cuando de repente me jala hacia él y sus brazos rodean firmemente mi más pequeño cuerpo, haciendo quedar mi mejilla pegada a su pecho. Y aunque sé que no era el momento de ponernos cariñosos porque JungKook había venido a decirme algo que sé que no querré escuchar, de todas formas yo también lo abrazo y me permito descansar mi cuerpo en el de él. Sentía que necesitaba urgentemente ese calor corporal, sobretodo si llegaba a ser ls última vez.

Su respiración sobre mi cabeza y su mano acariciando mi cabello me hacen suspirar cómodamente estando estrechada contra él.

»¿Y qué es lo otro que debes decirme? —pregunté en un tono bajo y suave, siendo perfectamente escuchada por él.

Siento esos músculos que me rodean tensarse. Las caricias en mi cabello se detienen y la próxima reacción a esa pregunta es apretarme más a él. Ambas manos se aferran más a mí.

El ambiente vuelve a quedar en silencio y me preocupo cuando oigo la saliva correr por su garganta. Entonces lentamente, hasta sin querer hacerlo pareciera, él me suelta y debo apartarme un paso hacia atrás para poder mirarlo directamente a la cara.

Apenas levanto mi mirada, JungKook no parece ser capaz de sostenermela por más de cinco segundos, y baja la suya luciendo apenado. Lo oigo suspirar pesadamente al mismo tiempo que sacude sus cabellos antes de hablar.

—Hoy... volví a hablar con HaNeul... —ese mero nombre parece tensarnos a ambos, me aterraba sobretodo. JungKook guarda silencio un par de segundos cuando vuelve a presionar sus finos labios, creando una delgada línea recta con ellos— No sé cómo explicarte esto. No se trata de que no quiera, sino de que no puedo dejarla. HaNeul está...

—No hables más. Basta. —coloqué una mano frente a él, deteniéndolo, sintiéndome incapaz de seguir escuchándolo. No se lo había demostrado, pero esas últimas palabras habían roto mi corazón— No quiero saberlo ni tampoco me interesa. Sea lo que sea, no vamos a estar juntos.

No sé cuándo lo había hecho, pero para cuando me di cuenta ya estaba con la mirada en el piso. Sorprendentemente había logrado no llorar aún.

—Si me escuchas sé que lo entenderás.

Sí, por supuesto que sí. Sé perfectamente que si lo escucho, no solo voy a entenderlo, sinó que también haré lo que sea por ayudarlo. Por JungKook sería capaz de meterme en otro problema que no me corresponde y buscar soluciones, aun si este no las tiene. Era capaz de comprometer mi mente con tal de ayuarlo sea como sea. Pero ya estaba harta de hacerme daño.

—Si te escucho, JungKook... —volví a detenerlo y, con el pesar de verlo a la cara, lo miré, directamente a los ojos— voy a querer insistir por ti, y voy a querer seguir aguantando todo por nosotros. Y si te soy sincera, no quiero hacerlo. No quiero seguir lidiando con más problemas, lastimándome de esta forma. Y yo ya no quiero hacer esto. Ya no lo aguanto. Me niego a seguir tratándome a mí misma, como si valiera tan poco para seguir siendo... la otra.

Y esto también era algo que tenía bien decidido también. Y era que si JungKook, sea por lo que sea, terminaba quedándose con HaNeul, yo debía aceptarlo. No debía seguir entrometiéndome.

El entrecejo de JungKook se arruga y el niega repetidas veces.

—Nunca te consideré como solo "otra". Si estuve contigo fue porque realmente te quiero. —aseguró con sus ojos clavados en los míos, demostrándome sinceridad en ellos— Y te entiendo. Tampoco pretendo seguir tratrandote de esta forma y que tú te sientas así. Perdón. Lo siento... Confiaste en mí en todo momento. Te hice esperar sufriendo un infierno... En nuestra cita te prometí que resolvería todo... Y al final te decepcioné. —su voz tembló al decir esto último y pude notar en sus ojos con un tono apenas rosado lo cristalinos que estos se veían.

No sé si sea estúpido de mi parte que, incluso ahora, también quiero y necesito consolarlo. Pero la verdad es que no me interesaba. Me sentía a gusto de ser una estúpida si es que eso era necesario para poder tomar sus manos con las mías, dejando en el dorso de las suyas tiernas caricias con mis pulgares.

—Sé que me quisiste en todo momento. De eso no te preocupes, JungKook, porque lo tengo bien en claro. —le sonreí, a pesar de que él no podía verme por su cabeza gacha.

Sus hombros tiemblan al igual que sus manos que buscan aferrarse a las mías. Entonces me doy cuenta de que estaba llorando.

—Lamento tanto haberte hecho perder el tiempo... Entiendo si de ahora en adelante me odias.

JungKook no podía ni mirarme a la cara. Intentaba ocultar la suya que, aun así, podía notar que había tomado un color rojizo. Y no se reprimía de llorar de esta forma frente a mí.

Y yo... Yo no me sentía capaz de dejarlo llorar de esa forma, solo. Mi necesidad de abrazarlo me impulsó soltar una sus manos para llevar una de las mías a su nuca, lentamente impulsandolo a bajar su cabeza, hasta que reposa sobre mi hombro. Y él, vuelve a abrazarme.

—La verdad estoy molesta desde ayer. —digo sin quitar mi mano y procedo a hacerle tiernas caricias con ella en su cabello— Pero no te odio. Siento que nunca lo haré. No puedo hacerlo. No perdí el tiempo contigo, porque me hiciste feliz como nadie. —y no pude evitar sonreír al recordar todo lo que pasamos juntos, desde los golpes hasta nuestro más melosos beso.

—¿Por qué eres tan buena? Se supone que me odies y me azotes la puerta en la cara. —sollozó en mi hombro.

—Ya te lo dije, no puedo hacerlo. Yo acepté todo. Hice todo esto contigo sabiendo las posibles consecuencias. Fue mi culpa también por arriesgarme y no haber intentado hacer las cosas bien desde un principio. Debí haberte dicho que no quería que fuera de esta manera, debí haberte dicho lo que me incomodaba.

Y era verdad. Por mucho que me disgustara el final de todo esto, yo también tengo gran parte de la responsabilidad. Por ello tampoco soy capaz de molestarme con JungKook. Todo lo que hice por él no fue a la espera de recibir nada a cambio, yo solo quería ayudarlo, y en el proceso me enamoré.

Y ahora me sentía así. Un agudo dolor en mi pecho hacía dificultar mi respiración. Era cada vez más doloroso, al punto en el que sentía a mis ojos picar por las lágrimas que se asomaban.

»Tal vez el resultado habría sido el mismo, pero menos doloroso... porque no te querría como te quiero ahora. —dije a punto de llorar.

—Y además te hechas la culpa. —dice él moviendo su cabeza de un lado a otro, negando— HaNeul es mi novia, fui yo quien debió hacer las cosas bien desde un principio. Apenas me fijé en ti debí tratar de terminar con ella. Soy un imbécil.

—Los dos lo hicimos mal. —suspiré derrotada, acercando mi rostro para ocultarme en su cabello— Aunque, si te soy sincera, en parte también me alegra que esto se haya retrasado lo máximo posible, porque no me arrepiento de cada momento que pasé contigo y sé que aproveché todo el tiempo que tuvimos. Me habría gustado que durara un poco más.

Él separa su rostro de mí, pero sin dejar de sostenerme entre sus brazos. Me mira con sus ojos hinchados y llorosos. Y me sonrió con tristeza.

—A mí también. Para siempre como mínimo. —rió, provocando la misma reacción de mi parte. Pero apenas él parpadea, gruesas lágrimas vuelven a caer de sus ojos— Ahora ella quiere que no vuelva a verte. Ojalá esto hubiera sido de otra manera.

—Hey... —llevé mis manos a que acunaran sus mejillas, acariciándolas con mis pulgares— No llores. Tal vez en un futuro podamos ser amigos públicamente. Aunque estoy segura de que HaNeul no me dejara respirar ni a un metro de ti.

Eso último, más que hacerlo reír, intensificaba sus lágrimas.

—Te juro que te quiero tanto, Cleo June. No tienes idea de todo lo que eres para mí. Quiero estar contigo.

Y él no tiene idea de todo lo que es para mí. JungKook no sabe a lo que me refiero cada vez que le digo que amo todo de él, porque va desde sus defectos hasta sus virtudes. Cada mínimo detalle de él me fascina. Cada beso, cada caricia, cada lágrima que ha derramado. Todo lo que hemos hecho juntos lo tenía guardado en mi corazón.

Me mataba aquello. Esto me estaba matando. Me destrozaba tenernos el uno al otro aquí, queriéndonos y amándonos con la misma intensidad de siempre, pero estando a punto de separarnos.

Y en tan solo un momento, mis lágrimas cayeron con total facilidad por mis mejillas.

—¿Ibas a decírmelo ayer? —pregunté entre lágrimas— ¿Ibas a pedirme ser tu novia?

Ese momento. Ese bello momento por el que sentía tanta ilusión. Estaba segura que ayer estuvo más cerca que nunca.

Él asintió.

—Sí. Te quiero solo a ti a mi lado. —me sonrió.

Y por más triste que fuera este momento, yo también sonreí con meramente imaginar ese momento tan cercano y lejano a la vez. Porque sí, a esta altura era algo que ya solo podía pasar en mi imaginación.

—Tal vez es obvio, pero te habría dicho que sí. —reí y él también. Pero no podíamos dejar de mirarnos con tanta tristeza y lamento. Porque literalmente nos estábamos confesando, y era horrible el sentimiento al saber que no podíamos hacer nada al respecto.

De los labios de JungKook salió un suspiro frustrado mientras sus ojos no se apartaban de los míos. Y ahora mismo, el silencio era lo menos doloroso de todo, porque nos permitía retrasarlo todo por mantenernos al menos unos valiosos minutos más juntos.

—Te voy a extrañar tanto. —murmura él.

—Yo también. —sollocé apretando suavemente sus tiernas y coloradas mejillas— Pero... ¿podrías hacerme un favor?

—Lo que sea.

Presioné mis labios antes de decírselo. Me llenaba de tristeza, pero sabía que era algo bueno para él.

—No me necesites. —le dije con una sonrisa— No pienses que me necesitas para ser feliz. No pienses que me necesitas para que estés bien. No pienses que sin mí nada tiene sentido. No pienses en ninguna de esas cosas que te quitan importancia en tu propia vida, porque solo te necesitas a ti.

Sus lágrimas que anteriormente había limpiado ahora volvían más fuerte que nunca. Con mis manos aún en sus mejillas lo sentí tensar los músculos de su cara y a su mandíbula temblar.

Si aquí terminaba lo nuestro, por lo menos quería decirle todo aquello en lo que aún no habíamos tenido tiempo de trabajar a profundidad, y remarcarle varias cosas que no quería que se borraran fácilmente.

Sonreí al verlo llorar como un niño, igual a las miles de veces que lo ha hecho conmigo. De alguna forma me enternecía la imagen. Así que, con delicadeza, aparté los alborotados mechones de cabello que cubrían su frente y hasta parte de sus ojos. Utilizar el cabello de esa forma siempre le había agregado un toque de oscuridad a su mirada que a uno le hacía estremeserse. Pero cuando lo despejas de todo ese cabello, ves los ojos brillantes, dulces y tiernos de un niño.

»No te desanimes si las cosas no salen como quieres, ni te dejes derrotar por tu malos pensamientos. No seas injusto contigo mismo y no te culpes de acciones que no son tuyas. Y no está mal que sufras, JungKook. Es inevitable, todos siempre de alguna forma u otra vamos a sufrir. Pero no te aferres a eso y aprende a usarlo para mejorar. Tampoco te guardes las cosas para ti. Tienes un amigo que te quiere mucho, habla con TaeHyung si necesitas desahogarte.

—TaeHyung está enojado conmigo... por estar contigo. —lloró aún más sobre mis manos.

—Es que lo que hicimos está mal. Habla con él y lo entenderá, ¿de acuerdo? —se abstuvo de responder y llevó sus manos a mis muñecas, no queriendo dejar de sentir mi tacto sobre él— ¿Podrás hacer eso por mí?

—¿Cómo se supone que lo haga? ¿Cómo se supone que no me sienta solo?

—A veces nos toca estar solos. —me encogí de hombros, sonriéndole pese a mi llanto.

—Ya lo estuve mucho tiempo, no quiero volver a estarlo. —se lamentó él bajando su cabeza.

—Quieras o no, JungKook, esto lo elegiste tú. ¿Puedes hacerme ese favor? —volví a preguntarle.

Necesitaba que me dijera que sí, porque yo no podría estar tranquila sin saber que JungKook estría dispuesto a seguir mejorando por su cuenta. Porque sinó, qué caso habría tenido todo.

—Haré lo mejor posible. —sollozó, y lo sentí clavar sus dedos en mi cintura sin llegar a lastimarme.

Entonces, habiendo respondido eso como quería, puedo suspirar tranquila y vuelvo a atraerlo para abrazarlo tan fuerte como pueda.

Debo colocarme de puntitas para que mi cabeza descanse sobre su hombro como la suya sobre el mío. Mis brazos se enrollaron en su cuello y los suyos en mi cuerpo, firmes y fuertes como si no quisiera dejarme ir, y estaba segura de que no quería hacerlo.

—No voy a odiarte, Kookie. —le susurré al oído— Jamás sería capaz de hacerlo.

—Te quiero.

—Yo también. —y sentí nuestro abrazo intensificarse. Ninguno quería soltar al otro ni estaba preparado para ello. Por eso nos quedamos ahí, tanto tiempo como pudieramos.

Si este era nuestro último abrazo, quería que durara lo suficiente como para recordarlo por varias noches, aunque eso me lastimara. Quería que este abrazo pudiera sentirlo al cerrar los ojos.

Dentro de todo, estaba satisfecha, porque le había dicho lo que quería. Me estoy despidiendo de él, y le estoy diciendo que lo quiero.

Por lo menos, esta vez sí lo estaba haciendo.

Disfruté de su calor unos segundos más, hasta que yo tomé la iniciativa para apartarlo de mí, deshaciendo completamente cualquier contacto físico entre nosotros y, evitándole la mirada, acomodé un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

»Ya deberías irte. —carraspeé mi garganta.

Y él... Él aún tenía ambos brazos medianamente levantados en el aire, sufriendo por nuestra separación. Y viéndolo así, quise volver a arrojarme a él. Pero, sabiendo que eso sería un error, solo retrocedí, llegando a sentir la puerta de mi casa a mis espaldas.

—Perdón. —susurró.

—Adiós. —digo dándole una última sonrisa antes de abrir la puerta detrás de mí.

—Adiós.

Y con el pesar de mi corazón, cerré la puerta lentamente. Apenas lo hice, sentí mis energías desvanecerse junto a mi sonrisa.

Suspiro temblorosa cuando apoyo mi frente sobre la puerta, sorprendida de siquiera haber sido capaz de sobrevivir a esa conversación, a sus abrazos, a su mirada. Llegaba al punto en el que todo me parecía irreal, sin creer lo que acababa de pasar.

Terminé con JungKook una relación que aún ni siquiera había empezado.

Cierro los ojos con fuerza y no puedo evitar dejar ir la abrumante cantidad de lágrimas que había logrado retener frente a él. Me cuesta sostenerme a mí misma de pie, así que mis rodillas descienden por sí solas hasta tocar el piso y siento que me desplomo ahí mismo.

Debo tapar mi boca para evitar desgarrar mi voz en el intenso llanto que apenas estaba dejando salir, y siento que las lágrimas salen sin control, humedeciendo mi mano.

Había sido de los momentos más dolorosos de mi vida. No lo demostré, pero me había roto el corazón en tantos pedazos que los sentía cortarme desde dentro. Y no podía hacerlo, no podía dejarme ver ante JungKook de esta manera. ¿De qué servía hacerlo? JungKook estaba tan destrozado como yo, y llorarle de esta forma estaba segura de que solo le haría las cosas más difíciles.

Sí, me siento dolida que a pesar de todo lo que pasamos juntos se haya quedado con ella. Pero lo repito, también fui culpable de aceptar toda esta situación desde el primer momento. No era mi intención hacerlo sentir peor. Me sentiría una completa mierda si le llorara de esta forma y le reclamara por todo lo que hice por él.

Entonces oigo sus pasos del otro lado de la puerta, tras de la que parece haberse quedado ahí parado desde que la cerré y, ahora, lo escucho caminar, alejándose. Y me altero. Me altero y me desespero estando aquí en el piso cuando me doy cuenta de que se está yendo, de que lo estoy perdiendo.

Mis dos manos se aferran a la puerta y la rasguñan, mi boca se abre pero de ella no sale ni un solo sonido más que un grito silencioso que le pide a JungKook detenerse, que volviera. Ahora se escuchaban más claramente mis sollozos, pero no me atrevía a levantar la voz. Porque aunque quiero, sé que no debo detenerlo.

Pero se estaba yendo. El chico al que amo se está yendo. El chico que me ama se está yendo de mi vida.

Golpeo débilmente mi cabeza contra la puerta, aún de rodillas, rezando. Le rezo a todo lo que existe un milagro. Que JungKook regrese y diga que hará lo que sea para que estemos juntos. Que él mantenía su palabra e iba a solucionarlo todo.

Pero no.

Mi corazón se seguía haciendo pedazos, y más aún cuando lo oigo encender el motor de su motocicleta. Y el único acto desesperado que puedo hacer es golpear la puerta con golpes débiles.

Pero no lo aguanto más y ya me doy por vencida. Caigo sentada al piso con mi espalda a la pared, cesando de intentos inútiles. Y lloro, sigo llorando patéticamente. Todo mi cuerpo tiembla con cada sollozo y cada suspiro, sobretodo mi pecho que dolía de tanto que estaba reprimiendo, y aumenta con solo oír el motor alejándose hasta quedar la calle en silencio. Mi cabeza cae sobre mis rodillas, rendida, cediendo de falsas esperanzas que solucionaran todo esto.

Ya todo se había acabado. Aparentemente, una relación entre JungKook y yo no estaba destinada a pasar, y es que todo a nuestro alrededor parecía haber conspirado para que aquello no sucediera. Aunque me hubiera gustado disfrutar de al menos una hora como su novia. Y era frustrante, sobretodo cuando recordaba como ayer iba todo tan bien antes de que interrumpieran nuestra cita.

Estábamos a nada de ser felices.

—¿Terminaron? —oigo una suave voz. Levanto la cabeza y veo a Aileen frente a mí, con una mirada compasiva. Una terrible sentimiento de vergüenza se mezcla con mi tristeza, porque sentía que debía verme muy ridícula llorando en el piso. Pero mi incómoda mirada que descendió hasta el piso fue suficiente para responderle sin necesidad de palabras— Lo lamento, Cleo June.

Era horrible. Eso seguía siendo lo peor de todo, que ni siquiera terminamos porque nunca llegamos a nada.

—Que viniera a decirme esto fue lo que temí durante todo el día. Creí que estaría preparada si sucedía. —hablo a pesar de que se tratara de Aileen. Después de todo, necesitaba desahogarme— Duele más de lo que imaginé. —mascullé verdaderamente a dolorida.

Una triste sonrisa consoladora se forma en sus y la veo tender una de sus manos hacia mí, tomándome por sorpresa por tanta amabilidad.

—¿Quieres ir afuera?

Jeon JungKook

Apenas su bella sonrisa y hermosa mirada desaparecieron de mi vista; apenas esa puerta se cerró indicando el final de ambos, el agudo dolor de mi pecho me hizo llevar una mano hacia este, arrugando mi ropa en ella ante el tenso agarre de esta. Me dolía demasiado.

Mi otra mano fue a sostenerse de la puerta, queriendo volver a abrirla y, sin importar nada, estar con ella.

Cerré con fuerza mis ojos que nuevamente derramaban solo una pequeña parte de las lágrimas que en este momento estaban ahogando a mi corazón. Y lloré. Lloré silenciosamente detrás de la puerta sintiéndome un imbécil, sabiendo que todo esto se podría haber evitado de haber hecho las cosas de otra manera.

Cuando consideré que debería marcharme, porque para la clase de idiota que había sido no me merecía estar siquiera en la puerta de su casa, solo limpié mis mejillas que probablemente estarían empapadas en lágrimas en tan solo unos segundos, y retrocedí. Fui directamente a mi motocicleta, queriendo alejarme de todo para sufrir y llorar tanto como quisiera.

Coloqué mi casco y, tan solo apenas habiendo encendido el motor, miré nuevamente su casa, específicamente la puerta que se había cerrado hace unos momentos. Mi cabeza volvió a decaer, frustrado de que todo haya salido tan mal. Negaba sin creer que ni siquiera hayamos podido oficializar algo aunque sea solo una día; habría sido el más maravilloso de mi vida.

Conducí a alta velocidad, con frustración, dolor, tristeza e ira. Estaba furioso conmigo mismo por el desastre que era, por lo incapaz de hacer feliz a la chica que tanto amo. Poco me importaba lo peligroso que fuese conducir de esta forma, con la vista de vez en cuando nublada por las lágrimas, lo único que quería era llorarla a ella. Llorar por lo maravillosa que es y lo poco que la hice durar en mi vida.

Soy un imbécil.

Mi casco y llaves lo arrojé al suelo con ira, poco me importaba lo estruendoso que fuera el golpe o llegar a romper algo, no me reprimí de desahogarme en esa acción. Ambas manos mías fueron a mi cabeza, tomando grandes mechones de cabello y jalando de estos mientras las lágrimas volvían a caer. Apreto mis dientes con fuerza, generandome un pequeño dolor en ellos, reprimiendome así de soltar un grito desgrrador que todos en este edificio podrían escuchar. Pero de alguna forma sentía que debía desahogarme, aunque lo único que quería hacer ahora era destrozar este apartamento.

Todo me había salido mal. Muy mal. Y lo peor de todo fue lastimarla a ella.

Fui a mi habitación, creyendo que en ese espacio más reducido y tal vez tirandome en la cama podría calmarme. Pero entrar en mi habitación y ver ese cuadro solo incrementó mi molestia. La foto enmarcada de TaeHyung, HaNeul y yo se hallaba junto a mi cama, y ya no me hacía sonreír como antes ese que era un lindo recuerdo de hace años con quienes eran en ese entonces mis mejores amigos. En conflicto con TaeHyung y lo sucedido con HaNeul me hacían ver esta foto como un recuerdo de más problemas que me alejaban de Cleo June.

Entonces, en un acto de total furia, tomo esa maldita foto y la aviento contra la pared, oyendo el cristal y al mismo marco rompiéndose en pedazos. Y me alivia haberlo hecho. Pero tan pronto como me tranquiliza, vuelve a alterarme, y quiero romper más cosas porque nada se soluciona.

Solo la quiero a ella. Yo solo quería estar con ella y ser feliz con ella. Se suponía que, ahora mismo, ella y yo fuéramos novios. Se suponía que para hoy ya fuéramos pareja.

Odio a todo y a todos, yo incluído. Me odio por no saber solucionar nada, por no saber qué hacer ahora. Lo único que sentía que podía por lo menos ayudarme a calmarme era la violencia, golpear algo o a alguien. Pero se reconocer que estos impulsos y reacciones no estaban bien. No podía simplemente destrozarlo todo.

Yo quería dejar de ser ese imbécil dañino por ella, y por ella estaba dispuesto a no serlo aun si no estamos juntos.

Debo respirar hondo, relajarme. Aunque mis manos tiemblan ansiosas al recordar que no tenía mi celular para verla a ella. Entonces voy desesperadamente al cajón de mi mesa de noche, arrojo todo buscando esa fotografía, y suspiro aliviado cuando la encuentro entre las ojas de esa libreta.

Tomo la pequeña y rectangular fotografía, la admiro, la contemplo. Sonreí con mis labios temblorosos al poder ver su hermoso rostro sonriente, y solo quiero regresar el tiempo a ese momento. Pero las lágrimas vuelven a caer cuando recuerdo que momentos así ya no habrían más.

Kim Cleo June

—¿Quieres contarme por qué terminaron?

Dudé en un principio, pero ¿a esta altura perdía algo contándolo?

Suspiré una risa sarcástica pensando nuevamente en ello, ocultando así también las ganas de llorar que volvían a hacerse presentes. Evitaba dirigirle la mirada porque me avergonzaba, así que prefería centrarme en observar a mis dedos jugar entre ellos.

Estábamos ambas afuera, como Aileen me lo había propuesto hace un rato, sentadas en la mesa. Ella había dejado su estudio de lado para prestarme atención, bebiendo una nueva taza de té.

—En realidad... —suspiré, decidida a no seguir ocultándolo— ni siquiera terminamos. Nunca fuimos novios. Él incluso ya tenía novia.

—¿Él... te engañó? —preguntó, oyéndose asombrada.

Y claro, a simple vista no se imaginaría que la malvada amante de película soy yo.

—Eso es lo más vergonzoso. —bajé mi cabeza apenada hasta apoyar mi frente sobre la mesa, queriendo esconderme— Estuve con él a pesar de eso.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Al principio nos odiabamos, tanto que llegamos a irnos a los golpes. Pero luego pasaron algunas cosas, lo conocí mejor, él a mí... Él... me hizo sentir bien con respecto a muchas cosas. Yo también lo ayudé a él todo lo que pude... —pausé unos momentos recordando cada bonito momento junto a él, volviéndome a sentir como la mierda al saber que ya nunca más se repetirían— y me enamoré. Para cuando me di cuenta... cada vez que lo veía lo besaba.

—¿Y todo eso... mientras él tenía novia?

Asentí sin levantar la cabeza.

—Fui estúpida, lo sé.

—¿Y por qué no hablaste sobre eso con él mucho antes?

Qué frustrante.

Sé que debí hacerlo. Pero es que en ese momento todo se veía tan lejano que... preferí dejarlo para después; prefería esperar el momento adecuado. Y ahora me siento como una idiota.

Lo eres, CJ.

—Porque estaba pasando y lidiando con cosas tan horribles... que no quería sumarle otra carga. —sollocé— Además, si te soy sincera, también me daba miedo este mismo resultado.

—Cleo June, eso no se trataba de que fueras una carga o no, sinó de su relación. Era algo que debían discutir y arreglar como dos personas adultas.

—Ya lo sé. —me quejé y seguidamente levanté mi cabeza, mostrándole mi estado lamentable— ¿Sabes qué es lo peor? Lo peor es que él sí terminó con ella, e iba a pedirme ser su novia apenas ayer.

—Pero...

—Pero apareció la que en ese momento era su ex, y JungKook salió corriendo detrás de ella. —sorbí mi nariz— Y ahora regresaron. Así que terminamos todo. —y cuando terminé de hablar volví a descender mi cabeza, apoyando mi mentón en mis dos brazos cruzados sobre la mesa.

Débiles lágrimas se deslizaban con las mismas pocas ganas que tenía yo en estos momentos de estar viva. Me sentía tan patética.

Recuerdo las palabras de KiHyun. Definitivamente, ahora sí puedo otorgarle el premio de la razón. Era obvio, tal como él dijo, HaNeul haría lo que sea por mantener a JungKook a su lado, y lo hizo.

»Todos me lo advirtieron. Me siento estúpida porque incluso peleé con un amigo por defender a JungKook. Y ahora resulta que él no estaba tan equivocado. —reí sarcástica— JungKook no me quiere más que a HaNeul.

—¿Y por qué él regresó con ella?

—La verdad es que no quise escuchar su explicación. No quería oírlo para tratar de hacer lo que sea por que estemos juntos. —carraspeé mi garganta y me enderecé, limpiando mis mejillas con mis palmas— Ya está. Me cansé. Que él haga lo que quiera.

—Aún así, creo que debiste escuchar esa parte. Así sabras si es porque quiere más a esa chica.

—Es que... Sé que él me quiere y no pongo en duda todas las cosas hermosas que me ha dicho. Pero esperaba que, pasara lo que pasara, él movería cielo y tierra para encontrarle una solución, que hiciera todo lo posible porqué estemos juntos. Y, en cambio, —suspiré— solo se rindió.

Era tan malditamente doloroso todo lo que sentí. Parecía una broma de mi mala suerte otra vez. Hace apenas ayer, cuando estábamos ambos sentados juntos en esa cafetería, podía sentir el burbujeante amor que con cada segundo se intensificaba; y ahora, el peso de todo lo que hemos pasado juntos ya no me hacía feliz, sinó que hacían a la herida más grande

—Lamento que las cosas no hayan salido bien. —y al verla ella me dedica otra sonrisa que trata de animarme, y yo correspondí.

Apreciaba tanto sus palabras como su gesto, pero al mismo tiempo me encontraba en una especie de conflicto al no entender por qué era así conmigo. Si bien a lo largo de nuestra niñez nunca he visto a Aileen molesta conmigo por las maldades que le hacía, me resultaba extraño y sorprendente que no pareciera guardarme ni una pizca de rencor y hasta me consolara en un momento así.

Lentamente mi sonrisa se transofrmaba en una mueca triste, sintiéndome apenada de mí misma por no merecerme tan buenos tratos de ella, volviendo a preguntarme cómo es que no se me caía la cara de vergüenza de estar sonriéndole a ella, compartiendo un momento que podría ser visto de dos buenas amigas; o con qué cara miraba yo a la tía Clarity sabiendo perfectamente lo que pasó y lo que le hice a su hija.

—¿Por qué eres buena conmigo?

Ell ladea su cabeza.

—¿Por qué la pregunta?

Creo que era demasiado obvio el por qué. Después de la clase de persona que fui por años y años, no había necesidad de aclararlo.

—Siempre fui mala contigo. —dije bajando la mirada, nuevamente a mis dedos sobre la mesa.

—En ese entonces eras diferente.

—Pero... Por años te traté horrible.

—No me hará sentir bien tratarte mal a ti. —se encogió de hombros— Prefiero no perturbar mi paz con esa clase de sentimientos. Yo te perdoné hace mucho.

Es doloroso oír esto cuando sé perfectamente lo que había pasado en realidad esa noche, y ella de seguro ni se lo imagina. Aileen debe tener en su mente solo algunas maldades mía que, si bien no fueron insignificantes, no repercutieron en el permanente estado de permanecer en una silla.

Y me hacía sentir mal, me hacía sentir como la mierda que ella fuese tan buena, viviendo con la mentira que yo me inventé para salirme de problemas. Tenía sentido que en mi vida todo saliera tan mal si se tenía en cuenta las atrocidades que hice, era mi karma.

Lo dudé. Sabía que era una locura hacerlo, pero lo consideraba necesario, al menos para sentir que hacía algo bien; debía decirle por lo menos a Aileen lo que había pasado. Tenía que tener el valor de por lo menos contárselo a ella, así tuviese que abstenerme a las consecuencias de las que llevo escapando desde hace mucho tiempo.

—Aileen... —su mirada me correspondía atenta, y aunque quisiera, yo debía mantenerle la mía— Debo decirte algo.

—Dime.

Mis manos se hicieron puños, nerviosas, haciéndome doler las palmas con mis uñas, sabiendo que ya debía dejar de huír de mis malas acciones.

—Fui yo. —fue lo único que logré decir antes de que las lágrimas que volvían a acumularse en mis ojos me interrumpieran con esa presión en mi pecho— No fue un accidente, fue mi culpa que cayeras de esas escaleras. Fue mi culpa que quedaras así.

Y por más liberador que se haya sentido decir eso, era imposible sentirme mejor conmigo misma. Pronto mis lágrimas comenzaron a correr y ya no me sentía capaz de mirarla a la cara. En cambio, bajé mi cabeza y seguí llorando, con mis manos ahora sosteniendose fuertes del borde de la mesa.

»Perdón, Aileen. En serio, lo siento. —me disculpé desesperadamente entre lágrimas— Nunca lo dije porque me moría de miedo de que mis padres y la tía Clarity me odiaran para siempre. Te juro que no fue mi intención que sucediera, pero sé que de todas formas no me merezco tu comprensión. Si quieres decírselo a mis padres, hazlo.

Me odiaba a mí y a mis estupideces del pasado, porque seguramente esa mocosa inmadura que fui antes nunca se abría imaginado que le estaría bajando la cabeza a quien en ese entonces odiaba tanto, rogándole ahora su perdón.

—Cleo June, —la oigo decir, y aunque fuese con un tono bajo e igual de gentil que siempre, temblé teniendo de su reacción— ya lo sabía.

—¿Qué? —levanto mi mirada con mis ojos probablemente rojos, brillantes por las lágrimas, sorprendida de lo aue escuchaba. Casi el corazón se me detiene cuando oigo esas últimas tres palabras.

Y ella sonríe, como si nada.

—Recuerdo perfectamente todo lo que pasó esa noche.

—Pero... Tú...

—Sí, mentí. —afirmó con un movimiento de cabeza— Supuse que si decía qué pasó aumentarían los problemas para ti.

No entendía nada. Me sentía en shock. Y es que la confesión me llegó como una cubeta de agua fría. Primero que nada, que Aileen supiera todo y nunca haya dicho nada; segundo, que no lo haya dicho por... protegerme a mí.

Lo que me decía no sonaba ni siquiera creíble, porque esa habría sido su oportunidad perfecta para deshacerse de mí sin necesidad de hacer algo malo de por medio, era algo que yo me merecía.

—¿Y por qué querrías evitarme problemas? —pregunté confundida— Aileen, estás parapléjica.

—Tú no me tiraste de esas escaleras.

—Pero fue mi culpa. Te encerré en el sótano, traje a mis amigos, de pequeñas reventé tu globo de Mickey Mouse. Tenías todas las razones para delatarme.

Sentía que me estaba alterando, y no sabía si Aileen era demasiado buena o no era consciente de la gravedad de la situación.

—No sabía que tú reventaste mi globo. —frunció levemente su ceño.

—¡Pues lo hice!

Ella se río, cambiando ahora a una expresión más divertida, y dejándome a mí aún más confundida.

—Sé que siempre fuiste mala conmigo porque estabas celosa de mí. Sinceramente, siempre me dio lástima ver cómo te trataba tu madre a comparación de mí. No digo que haya estado bien, pero entiendo lo molesta que estabas. —dijo y bebió un sorbo de su taza de té— Yo también estuve molesta con mi padre por preferir tener otra familia.

—Pero tú no debías pagar por nada de eso.

—Lo sé, y me alegro de que ahora pienses así. Realmente cambiaste, Cleo. La tía Cassidy siempre fue muy dura contigo. Llegó a hacerte cosas que yo consideré injustas solo porque tú actuabas como una niña normal.

¿Qué estaba pasando? ¿En serio una persona era capaz de empatizar tanto con otra que le hizo mal?

Bueno, Dane lo hizo.

Pero es que... me llenaba de tristeza. Porque que ella me delatara no la haría peor persona; después de todo, está diciendo la verdad. Y yo era horrible, delatarme era algo que lo tenía bien merecido, aunque esté sufriendo o no.

Pero también me siento triste conmigo misma. Y es que pensar en todo lo que hice por querer un poco de atención de mis padres... me hace darme cuenta lo vacía de amor que estaba. Y no quiero volver a sentirme así.

—Se enojaba porque corría dentro de la casa con el perro. —dije teniendo en mente esos tristes recuerdos.

—Debías estar muy enojada.

Creo que para cualquiera era muy obvio cómo me sentía aun siendo una niña. Para cualquier era obvio, menos para mis padres.

—Siempre. Con todos. —murmuré apenada, porque aquello no me justificaba de actuar de esas maneras.

—Es bueno que hayas cambiado. No pienses en las cosas malas que has hecho en el pasado, solo enfócate en no volver a repetirlas. Eso será suficiente para que yo no tenga porqué estar molesta contigo. —dijo para finalmente sonreírme cálidamente.

—Aún... Me resulta irreal que seas tan... comprensiva conmigo. Es decir, sí, yo estaba sufriendo. Pero eso no le quita peso a las cosas horribles que hice.

—Mi madre me dijo... que tú estuviste llorando dos noches seguidas en el hospital. Que de vez en cuando te asomabas a verme por la puerta, pero no aguantabas verme.

Apreté mis labios entre ellos y, nerviosa, los humedecí. Era vergonzoso que supiera algo como eso. Cabe aclarar que en ese entonces no era tan llorona.

»También te oí. Esa vez que viniste a visitarme yo no estaba dormida. —dio una pequeña ria divertida que a mí terminó de avergonzarme— Oí cómo llorabas, y oí tus disculpas por todo. Desde ese momento te perdoné, Cleo.

Esa última sonrisa que me dedicó al final me demostraba tanta sinceridad, carente de resentimiento. Era una forma de tratar de apaciguar todas mis culpas internas de las que ella sabía que me tenían que estar atormentando.

—¿Y no estás molesta por... estar así?

—Descuida. Siempre detesté correr. Mi cuerpo de por sí siempre ha sido débil. Me cansaba muy rápido cuando jugaba con otros niños y nunca disfruté del sobreesfuerzo físico. Estar en esta silla no es tan malo como parece, solo es cuestión de acostumbrarse. —hablaba de ello como si realmente fuese algo despreocupante.

—Aún así...

—Además... —sonrió ruborizada— Gracias a esto conocí a Thomas. Y él no fue como los demás chicos que se me alejaban por mi condición. No me hizo sentir diferente ni menos atractiva.

—¿El que mencionó la tía Clarity? —asintió. Yo sonreí, creyendo que así debería haberme visto mil veces cada vez que pensaba en JungKook— Me alegro de que hayas conocido a alguien que te hace tan feliz. —dije honestamente, conociendo ya el maravilloso sentimiento, aunque lastimosamente nunca duradero.

—No sé si sea correcto mencionarlo, pero... lamento lo que sucedió con tu ex. Nunca más volvimos a vernos luego de lo que me sucedió así que...

Sonreí forzosamente con su mención, siendo este el momento menos oportuno para recordar otra relación fallida. Eso me hizo bajar la cabeza, melancólica ante su recuerdo.

—Evitaba estar en casa cuando mamá me decía que vendrías. Me daba vergüenza verte luego de lo que hice.

—Qué lástima no haber podido conocerlo. La tía Cassidy estaba encantada con ese chico. Siempre decía lo bien que te había hecho. —guardé silencio, dando esta vez una sonrisa más genuina, segura de que Aileen y él se habrían llevado muy bien— ¿Te molesta que hable de él?

Tal vez no era el mejor momento para hablarlo, pero desde lo que hablé con JungKook ya no sentía a Dane como un recuerdo tan pesado.

—Es un lindo recuerdo.

...

Nuevamente casi ni dormí. Era imposible conciliar el sueño cuando cada vez que cerraba los ojos solo podía ver a JungKook, y sus palabras volvían a rezonar en mi cabeza. El horrible momento que nunca quise esperar había sucedido y me estaba torturando.

Luego de hablar ayer con Aileen, apenas volví a encerrarme en mi cuarto con Cereales, me acurruqué con aquél abrigo que hace tiempo había comenzado a perder la esencia del chico que tanto amo, y lloré casi toda la noche. Incuso ignoré mensajea de las chicas y llamadas de SeoHyun.

Lentamente me vestí, colocándome primeramente la camisa y luego la falda por encima de ella. Mi saco lo guardé en mi bolso, ya que con los días de calor no era necesario llevarlo puesto. No me molesté ni en peinarme, solo sacudí mi cabello esperando que ese simple acto lo acomodara.

—Ya me voy, mamá. —digo bajando las escaleras y yéndome directamente a la puerta.

—¿Ya? —oigo a Cassidy acercándose desde la sala, pero yo ni la volteo a ver— ¿Desde cuándo sales temprano? ¿No vas a comer?

—No tengo ganas.

Y con eso último abrí y cerré la puerta a mis espaldas, comenzando mi ahora solitario camino al instituto que no contaba con la compañía de JiMin. Más o menos me acostumbré a caminarlo con su ausencia.

Al llegar al instituto mis pasos se hacen más lentos, porque no quería llegar y comenzar el día de clases que sabía que me iba a doler por ver a JungKook con HaNeul.

Camino con la mirada baja y perdida, ya sintiendo ese punzante impulso de romper en llanto aquí mismo. Pero logro contenerme. Sigo caminando ahora por el pasillo y no veo a los chicos, en realidad ni siquiera me digno a buscarlos, directamente tomo camino a mi casillero. Suspiro de mala gana frente a este cuando lo veo tan desordenado.

Ya veo venir que este no sería un buen día para mí, y eso que sí logré levantarme temprano.

—Hey, Cleopatra, —oigo a YoonGi, acercándose junto a JiMin, HoSeok y SunKo, por lo que pude ver de reojo— ¿llegando temprano? —dijo esto con burla, riéndose como típicamente lo hace todas las mañanas en las que busca molestarme. La mayoría de los días en realidad.

—Lo sé. Qué loco. —es lo único que se me ocurre decir, ni siquiera con el ánimo de siempre. Patéticamente trato de lucir normal y al instante YoonGi nota algo raro en mí.

—¿Estás bien? No me respondiste con un insulto.

¿Y cómo se los iba a explicar? Era una vergüenza. Todos me lo advirtieron y yo aseguré que JungKook jamás sería capaz de lastimarme. Y resulta que ellos, sobretodo JiMin, tenían razón.

—No me siento bien. Peleé con mi madre antes de venir. —expliqué vagamente, aunque consiguiendo resultados positivos esta vez, ya que parecen creerselo.

YoonGi solo me da un momentaneo abrazo por sobre mis hombros y me da unas patéticas palabras de aliento. En realidad ni siquiera son de aliento, solo me dijo que de pequeño su mamá le decía que lo encontró bajo un puente.

Ese comentario me había hecho reír, y supongo que ese era su objetivo, porque revolvió mis cabellos cuando mi expresión decaída cambió. Pero el buen humor que había conseguido YoonGi en mí fue temporal, muy momentáneo.

Mi mirada se desvía de los chicos cuando veo a las dos personas a sus espaldas. Mi estómago se revuelve y siento un terrible malestar que llega a formar un nudo en mi garganta al verlos juntos.

JungKook entraba por los pasillos del instituto con HaNeul tomándolo del brazo. Nadie los veía tan intensamente como yo, y es que para cualquiera no era algo anormal. Pero mi penetrante mirada no pasó desapercibida para YoonGi, a quien tenía exactamente en frente, y parece quedar tan asombrado como HoSeok y SunKo, quienes también siguieron la mirada.

—¿Por qué JungKook viene tan pegado a HaNeul? —pregunta HoSeok, haciendo así que JiMin levantara la mirada de su celular y viera aquella que estaba por ser la escena más desgarradora de todas.

HaNeul también había notado mi mirada sobre ellos dos, sobre JungKook específicamente, y parece quemarle un infierno dentro de sus oscuros ojos. Entonces se detiene a mitad del pasillo, parándose muy cerca frente a JungKook. La veo mover sus labios, pero por la lejanía no podía ni deducir lo que estaba diciendo. JungKook frunció el ceño, disgustado. HaNeul lo tomó de los hombros, pero él no movió ni un solo dedo suyo. Y entonces pasó.

JungKook tan solo se encorvó un poco para dirigir él mismo sus labios a los de la pelinegra. Y aunque fue un beso rápido y simple, yo lo sentí eterno. Vi en cámara lenta como se acercaba cada vez más a ella, y el contacto entre ambos lo sentí como una extensa tortura. Cada segundo fue como una apuñalada a mi ya adolorido corazón.

Y cuando se separan, JungKook parece encontrarme inmediatamente entre la gente. En sus ojos veo la necesidad de él, de soltar a HaNeul y venir corriendo a mí, abrazarme y decirme que todo esto tenía una explicación, que él solo me quiere a mí. Y aunque lo sé, aunque tengo bien entendido que tenía una explicación, de todas formas, no deja de dolerme como mil cuchilladas en cada parte de mi cuerpo.

—¿No se supone que tú y él...?

Antes de que YoonGi terminara de hablar cerré la puerta de mi casillero con fuerza, provocando un estruendo que solo llegó a llamar la atención de mis amigos, preocupados.

—Ya me voy a clase. —hablé rápidamente para irme de ahí.

Traté de mantener la calma mientras caminaba por los pasillos inundados de gente, aplicando ejercicios de respiración que parecían no estar haciendo efecto, ya que mis ojos estaban ardiendo. Con el dorso de mis dedos refregué mis ojos antes de que llegar a caer cualquier lágrima. Lo último que quería era llorar en medio del instituto.

Pero sinceramente era difícil no sentirme al borde del colapso a cada segundo.

Y es que no creí que JungKook hiciera algo así en mi cara.

Park JiMin

—¿Qué...? —HoSeok no terminó de hablar, ya que Cleo simplemente se fue. Entonces todos volvimos nuestras miradas a Jeon y HaNeul.

¿Qué fue eso? ¿Qué fue lo que vi?

Tanto yo como los chicos estabamos impactados de lo sucedido. Pero sobretodo, o al menos yo, estaba molesto. Con solo ver ese maldito beso dado entre ambos idiotas, frente a Cleo June, mis manos se hicieron puños. Porque JungKook lo sabe, sabía que Cleo June estaba aquí, porque la siguió con la mirada apenas ella se fue afectada por ambos.

«La quiero mucho más de lo que tu podrías.»

Mentiroso.

—¿Tú sabes qué pasó? —le preguntó YoonGi a SunKo.

—No estoy enterada de nada.

—No puede ser. —oí a HoSeok exhalar— Primero Rin; ahora Cleo June.

Y mientras ellos comentaban lo sucedido, yo me mantuve en silencio, al margen de la conversación pero con una densa mirada dedicada a JungKook. Buscaba matarlo con ella. Él no parecía darse cuenta, porque supongo que debe estar muy ocupado siendo un imbécil.

Hi, guys. —oí a SeoHyun llegar con su energía vibrante— ¿Y esas caras?

—Creemos que... pasó algo entre CJ y JungKook. —explicó HoSeok, y suspiró— Él y HaNeul acaban de besarse.

—¿Entonces... sí terminaron? —la voz de ka rubia pareció decaer.

—¿Tú sabes lo que pasó? —cuestionó YoonGi.

—Fui a recoger a CJ ayer a una cafetería. La pobre estaba sin dinero y llorando. —apenas oí esas últimas palabras volteé a verla alterado— Me dijo que estaba en plena cita con JungKook, pero apareció HaNeul y él se fue detrás de ella. CJ lo esperó por mucho tiempo, pero aparentemente JungKook se fue con HaNeul. Dijo que se llevó su motocicleta.

—Espera, ¿me estás diciendo que JungKook la dejó plantada?

SeoHyun asintió a su pregunta.

—La dejó ahí sola. Ella estaba destrozada. Aparentemente JungKook había terminado con HaNeul pero... Con lo que pasó anoche y con lo que acaban de decirme, creo que regresó con HaNeul, y terminó con CJ.

Tragué duro y sentí un dolor en el pecho con solo imaginarme la escena; a Cleo June sola y llorando por ese imbécil. Pero lo que peor me hacía sentir es que... no haber estado con ella. Porque a pesar de que estaba enojado, inevitablemente me sentía culpable de, como amigo, no haber estado con ella.

Y en realidad no tenía sentido que me sintiera así, porque no solo estaba enojado, sinó que yo mismo le dije que volvería a ir detrás de ella. Básicamente yo le dije que no volviera a llamarme cuando lo necesitara. Y ahora me doy cuenta del grave error que fue eso. Debí guardarme el despecho, debí no actuar como un idiota. Debí haber estado con CJ a pesar de todo, porque YoonGi tenía razón, yo no tuve el valor para confesarme.

Si la hubiera entendido, si no hubiera actuado como un inmaduro y si hubiera hablado francamente con ella, ayer me habría llamado a mí.

—Mierda.

—Con razón desde ayer no contesta mis mensajes ni vino a clases. —habló decaída— Debió estar llorando todo el día.

—Sabía que esto no iba a terminar bien. —murmuró HoSeok.

—Es un imbécil. —escupió SunKo— ¿Cómo pudo hacerle eso a Cleo June? Con lo enamorada que estaba ella de él.

Y eso era verdad, las formas en las que CJ habló de él lo demostraron. CJ estaba segura de Jeon y de lo que tenían. Y cuando pienso en mi discusión con él, en cuando llegué a creer que lo que me dijo era sincero, me siento como un idiota. Debí golpearlo ahí mismo, sabiendo ya que algo como esto iba a suceder.

«No busco lastimarla»

Maldito mentiroso.

Voy a matar a Jeon JungKook.

••••
꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱

admito no haber actualizado por estar viciando con vincenzo, una y otra vez. Es un vicio 💀

Continue Reading

You'll Also Like

125K 8.1K 45
_______ es una exitosa fotรณgrafa, trabajadora y entusiasta, ama su trabajo mรกs que a nada en el mundo, pero no sabe lo que el destino le depara... ac...
1.7K 101 11
Jack el destripador de shuumatsu no Valkyrie en la leyenda de Korra, se me ocurriรณ porque sรญ
732K 58.7K 85
"Uncanny: una experiencia sobrenatural o inexplicable, extraรฑa o mรกs allรก de lo ordinario" Todos los vampiros tienen un compaรฑero destinado, alguien...
209K 25.1K 48
Por un caso que esta investigando la aurora Hermione Granger llega a la mansiรณn Malfoy en busca de su ex compaรฑero, llevรกndose la sorpresa de que el...