bad boy โ”โ” [#1] jeon jungkook

By thebidoom

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โ”โ”๐—•๐—”๐—— ๐—•๐—ข๐—ฌ โel chico malo no era tan maloโž Jeon JungKook quiere esconder sus problemas detrรกs de su fa... More

ใ€Œ BAD BOY ใ€
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ใ€Œ SEGUNDA PARTE ใ€

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By thebidoom

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Jeon JungKook

—¿Quién eres? —aquel chico me miraba de pies a cabezas.

Este debía ser SangWoo, su hermanastro, el idiota que la molesta todos los malditos días. Sí tiene una cara de imbécil como me la imaginé.

¿Y se supone que este tipo con apariencia tan lamentable es un universitario?

—Busco a HaNeul.

Ladeando la cabeza contrajo sus párpados inferiores haciendo de la vista de sus ojos más pequeños, mientras levantaba y apoyaba uno de sus brazos en el marco, justo en su costado derecho, y se inclinaba llevando el peso de su cuerpo hacia ese lado.

—Te pregunté quién eres. —habló con un tono prepotente. Parecía molesto de que lo hubiese ignorado, pero pronto tiró de una de sus comisuras como gestó burlón— ¿Su novio acaso? Sí... —acarició su mentón analizandome nuevamente de arriba a abajo— Debes ser...

—¿Dónde está? —volví a preguntar sin importarme lo que quisiera.

—JungKook... —pronunció mi nombre no muy seguro, provocando en mí una molestia que no me molesté en ocultar y que a él pareció satisfacerlo— Eres el que le ha estado mandando mensajes.

Mis dientes se presionaron entre sí con rabia, molesto por haber deducido fácilmente que de seguro él tenía su celular. No tengo idea de por qué sería así y con qué fin, probablemente para molestar a HaNeul, pero era por culpa de este imbécil que las cosas se me estaban retrasando tanto.

Pero debía relajarme. A juzgar por el tipo de idiota irritante que es, busca exaltarme. Parecía ser esa clase de personas tan patéticas que su única diversión consiste en fastidiar a otros. Es entendible que HaNeul viva estresada si comparte techo con este tipo.

—Quiero hablar con HaNeul. —volví a ignorarlo.

Se escuchó el pequeño golpe de sus dientes entre sí cuando cerró su mandíbula con fuerza. Ahora yo comenzaba a fastidiarlo y se notaba con lo forzada que intentaba hacer su sonrisa, lo que a mí me hacía sentir una ligera satisfacción.

Era inevitable, después de escuchar de la misma HaNeul las distintas formas con las que este tipo se ingeniaba para fastidiarla, las muchas veces que llegado al instituto llorando por sentirse tan impotente, mediocre y vulnerable frente a alguien tan bajo como supuse que era su hermanastro y, teniéndolo ahora frente a mí, lo confirmaba completamente.

—Eres insistente, eh. Qué lindo... mi hermanita tiene amigos que se preocupan por ella. —dijo esto último con sarcasmo y un intencionalmente falso cariño hacia ella.

—Ustedes no son hermanos. —le recalqué en la cara como estoy seguro que ella lo haría, para que no se atreviera a hablar de HaNeul con tanta confianza frente a mí porque, hasta donde sé, soy más familia de ella que él.

—Afortunadamente mis genes están limpios de esa peste. —volvió a mostrar una de su maliciosas sonrisa que, a mí en lo personal, me generaban asco— Ya mejor vete. —dijo con un movimiento de cabeza con el que me quiso dar a entender que me diera media vuelta y volviera por donde vine.

La paciencia que se debía tener para tratar con esa maldita cara y actitud de mierda realmente debía ser gigante.

—Dije que quiero hablar con HaNeul. —repetí ya perdiendo la cuenta de cuántas veces lo dije, al mismo tiempo que alzaba mi barbilla y acomodaba mi postura haciéndola más firme e imponente, demostrándole que yo no era alguien a quien pudiera intimidar o fastidiar fácilmente— ¿Dónde está y qué le pasó?

Rabió molesto con un fuerte bufido con el que liberó todo aire. Pareciera que no le gustaba que le hicieran perder la paciencia, cuando, curiosamente, es lo que él debe hacer con HaNeul todos los días.

Cambiando de posición sostuvo ahora el marco de la puerta con ambas manos que se extendían a sus lados superiores y los presionó con fuerza como si se quisiera contener de hacerme algo.

Aquello había encendido una alarma en mí, ya que instintivamente mi mente pensó en todo, relacionando a aquel temperamento fácilmente agotable con muy probables comportamientos violentos, y recordando de la misma mantera momentos en los que HaNeul a aparecido con algún moretón, esos que ella siempre suele decir que debió haberlos obtenido de alguna pelea. Tal vez ella nunca haya mencionado algo así de su hermanastro, pero viéndolo y tratando con su despreciable personalidad no me pareciería una locura que él fuese el responsable de ello.

—Mira, mocoso, me estás cansando. No te diré nada y HaNeul mucho menos, así que deja de llamarla o mandarle mensajes. —inclinó su cuerpo hacia adelante, lo suficiente como para quedar cara a cara conmigo, sosteniendo su peso con sus manos en el umbral— Vete. —escupió de forma ronca.

—No. —le devolví en su mismo tono.

Sus ojos furiosos y oscuros se clavaban en los míos que pretendían transmitirle frialdad, indiferencia y superioridad. Noté como comenzaban a tensarse algunos músculos de su cara, a diferencia de la mía estoica.

Le enfurecía no causar ninguna reacción en mí. Su irritación era evidente, pero el supuso que no y hasta creyó que lo disimuló de la mejor manera posible cuando resopló con una risa falsa, alejando al mismo tiempo su cara de la mía.

—Y yo creí que HaNeul era insoportable. —trató de mostrar su ya característica sonrisa, pero rápidamente su semblante cambió a uno más oscuro y amenazante— Pero te lo advierto, mocoso, lárgate si no quieres que ella pase otra semana postrada en la cama.

Y eso terminaba de enfurecerme a mí, me afectaba como un golpe a mí mismo la confirmación indirecta de este imbécil. Él le hacía algo a HaNeul, y por supuesto que debió ser responsable del supuesto "accidente".

—¿Qué le hiciste? —demostré por primera vez con mi voz grave y rasgada mi molestia.

—¿Yo? —preguntó con exageradamente falsa inocencia y encogerse de hombros— Nada. Pero no me obligues a hacerle algo.

Esa maldita sonrisa me estaba colmando la paciencia, a pesar de saber que no debía dejarme afectar por él, me fastidiaba y quería lanzarle un golpe.

—Hijo de... —con toda la intención estuve a punto de hacerlo, pero su rápida interrupción me obligó a bajar mis brazos.

—Tócame y le devuelvo cada maldito golpe a tu noviecita. —advirtió divertido.

—¿Qué mierda le estás haciendo a HaNeul?

Mis ojos expresivos ya no sólo debían demistrar la rabia, sinó también el miedo y la alarmante desesperación que sentía en este momento de sólo imaginarme lo peor que pudo haberle hecho a HaNeul como para que ella dejara de asistir a clases y debiera permanecer acostada.

Carente de alguna culpa o sentimiento que no fuese la misma maldad y satisfacción, su sonrisa se hizo mucho más grande de lo que creí que podría.

—Nada que ella no haya aceptado. —dijo antes de cerrarme la puerta en la cara.

...

Todo el día de ayer y hoy había estado en mi mente el tenso encuentro entre el hermanastro de HaNeul y yo, pero por sobretodo me preocupaba lo que sea que podría estar pasándole a HaNeul. No sabía nada de ella, TaeHyung tampoco, su comunicación había sido muy breve y en un momento también dejó de contestarle los mensajes, pero los leía. Era ese idiota. Ese imbécil tenía en su poder el celular de HaNeul, impidiéndole estar comunicada con quién sea.

Por mi mente no podía pasar nada más que pensamientos perturbantes y me llenaba de angustia pensar en HaNeul como víctima de cualquiera de esos escenarios imaginarios.

TaeHyung estaba sin palabras sentado delante de mí en el sofá, sus ojos estaban bien abiertos demostrando terror luego de oír mi explicación a detalle, hasta podría decir que estaba lagrimeando, pero al mismo tiempo sus mano formaban fuertes puños que retenían sus ganas de golpear algo. Si bien no era mi intención contárselo para que se sintiera igual de afligido que yo, era imposible siquiera creer que no se mostraría tan afectado, no cuando se trataba de a quien considera su hermana mayor.

Pareció quedar en blanco unos momentos buscándole sentido a lo aue había dicho, porque probablemente lo primero que hizo su cerebro fue tratar de convencerlo de que lo que había dicho no era cierto. Y lo sé porque dió muy minúsculos movimientos con su cabeza que cada vez tomaban mayor certeza, queriendo negar con estos todas mis palabras.

—¿Qué dices...? —trató de sonreír, pero era una sonrisa temerosa— De ser algo así... De ser algo así HaNeul me lo diría.

Esa mirada esperanzadora me rogaba que analizara en estos pocos segundos hasta el detalle más mínimo con el que pudiera llegar a decirle la razón más lógica de porqué era imposible todo esto. Pero él conoce a HaNeul tan bien como yo, o incluso más.

—Sabes perfectamente, al igual que yo, que HaNeul nunca nos dice nada.

Y esa era la triste verdad; aún siendo nuestra amiga cercana desde hace años, ella nos ocultaba muchas cosas.

Entonces Tae se encorvó en su lugar, agachó la cabeza que sostuvo con sus manos mientras negaba con ella, haciéndolo lucir arrepentido y culpable. Y es que en realidad yo me sentía del mismo modo porque, sabiendo que HaNeul ocultaba cosas, nunca intentamos hacer nada al respecto.

—Digámosle a NamJoon. —levantó la cabeza mirándome con alguna lágrimas corriendo por su mejilla que limpió rápidamente— Debemos... Debemos decirle a NamJoon e ir a darle una golpiza a ese imbécil. —y alarmado comenzó a buscar su celular en el sofá.

—No. —lo detuve recibiendo una mirada confundida y molesta de su parte, ya que, después de todo, esa siempre había sido nuestra solución para todo; llamar a Nam y Jin, que ellos aparecieran con el apoyo de algún conocido suyo y le rompieramos la cara a quien sea que nos estuviera dando problemas— Los perjudicados terminaremos siendo nosotros.

—¿Y qué? —se levantó de su asiento alterado, dejándome ver esa poco común mirada dura y llena de ira— ¿Pretendes que ese tipo esté haciéndole quién sabe qué a HaNeul? No. No, claro que no. No dejaré que esté un segundo más cerca de ella. —llevó sus manos nuevamente a su cabeza y mientras soltaba un suspiro ronco, llevaba su cabello entre sus dedos hacia atrás— ¿Cómo pudiste irte sabiendo que...?

—HaNeul es mayor de edad, TaeHyung, —le recalqué la principal razón que ahora mismo nos dejaba incapaces de hacer algo— y está en esa casa por cuenta propia. La única forma de sacarla de ahí es que ella quiera.

Otro suspiro desesperado salía de TaeHyung.

—No entiendo. ¿Por qué no me lo dijo? —habló triste y con pequeña decepción, volviendo a sentarse dejando caer su cuerpo ligeramente hacia adelante y sosteniéndose con sus antebrazos en sus piernas— Le ofrecí mil veces vivir en mi casa, puedo ayudarle y darle lo que necesite.

Sintiéndome igual de patéticamente inútil, me le acerqué y me senté a su lado.

—Escucha, cabe la posibilidad de que ese tipo sólo haya querido molestarme. Quiso buscar una reacción de mi parte y no lo hizo hasta que mencionó a HaNeul de esa forma, así que probablemente haya mentido o exagerado para perturbarme. —traté de buscar una forma de calmar sus nervios, los mismos que también me carcomian la cabeza.

—Jeon, no estoy tranquilo hasta saber de ella.

—Yo tampoco, pero no tenemos mucho para hacer. Ya te lo dije, ni siquiera sabemos si lo que ese raro dijo es cierto.

—¡Qué molesto! —gritó furioso tomando el pequeño florero que adornaba en la pequeña mesa a su lado, poniéndolo y ensuciando el piso con los vidrios y el agua. Me enojaría si no fuera porque ese florero en realidad no es mío— Juro que cuando HaNeul regrese... la voy a regañar.

—Mentira. —dije y él me miró— Te conozco, TaeHyung, sólo irás corriendo hacia ella, la abrazaras y te pondrás a llorar.

—Me hartas, Jeon.

—Hyung.

—Ay~ te quiero tanto. —y prácticamente se me lanzó encima para darme un abrazo.

Era jodidamente molesto y me lo quería sacar de encima, y no pude hasta que un mensaje en su celular lo hizo saltar de la emoción, dejándome ir extrañamente.

—¿Quién es? —pregunto curioso de saber quién podría hacerlo dejarme en paz tan fácilmente.

—YuRi. —pronunció su nombre como lo que sería un suspiro enamoradizo, pero a mí me provocó un desagradable sabor de boca— No tienes idea de lo cariñosa que está desde ayer.

Desde ayer, justo desde ayer cuando se me declaró, insinuó y hasta pretendió amenzarme con tal de relacionarme íntimamente con ella. Sí, y también fue cuando la rechacé con toda la intención de ser cruel. Qué curioso.

—¿Y qué te dijo?

—Ah, es que ella hoy quería que saliéramos a almorzar juntos. Desde ayer dice que quiere pasar tiempo conmigo, hasta me rogó para que hoy no viniera a verte y saliera con ella. ¿Puedes creerlo? —rió contento— Creo que puedo decir que mi relación está mejorando.

Claro, esa hija de puta debía estar temiendo a que le dijera algo a TaeHyung, y me encantaría hacerlo, es más, me siento un amigo de mierda por no decírselo, y es que sí lo soy. Si no fuese por lo perjudicada que podría salir Cleo June de todo esto, no me titubearían las palabras para decirlo. No creo que con la adoración que TaeHyung le tiene a HaNeul pueda entenderme. Él no sólo se enfadara conmigo, probablemente se lo contaría a HaNeul y, tarde o temprano, terminaría cayendo una cruda venganza de su parte a Cleo June.

No quería ponerme a pensar en lo peor que ella era capaz de hacer.

—Siempre hacen eso, —dije sin mucho interés, inclinándome sobre el respaldo con los brazos cruzados— están bien un día y luego se pelean por veinte seguidos.

TaeHyung voltea parcialmente su cabeza hacia mí logrando verme de reojo, enojado y de seguro ofendido por lo que había dicho. Era entendible que se molestara, pero mi intención era tratar de ser discreto con lo que trataba de insinuar.

—Tus malas vibras metetelas por el culo, envidioso. —y tan pronto como dijo eso volvió su vista a la pantalla de su movil.

En serio era sorprendente la capacidad que tenía YuRi para hacerlo actuar como un adolescente enamoradizo. Bah, "YuRi". Ya de por sí TaeHyung es quien se ilusiona solo y actúa como si esa persona que le gusta fuese la octava maravilla del mundo.

—¿No pensaste en terminar con ella?

Bueno, creo que no soy discreto.

—¿Por qué dices eso? —arqueó una ceja.

—YuRi te consume, Tae. Vives estresado por ella.

Tal vez no podía decirle la desagradable incinuacion de su novia, por ahora, pero ya de por sí, con la clase de persona que es y las actitudes que ha tenido YuRi, hay más de una razón para que Tae termine con ella.

—Mira, tal vez YuRi tenga sus cosas, pero no es mala.

—No creo que ella te haga bien. —su labio inferior se presionó con el superior y tembló, algo afectado por lo que acababa de decirle. TaeHyung lo sabe mejor que nadie, pero es un chico tan necio y enamorado que prefiere ignorarlo— Te grita, te menosprecia, se adueña de tus cosas, pretende modificarte a su gusto... ¿Qué tan buena es si hace esas cosas?

—No la conoces como yo.

—TarHyung...

—Jeon, —me interrumpió y se volteó a verme— te quiero, pero es de mi novia de quién estás hablando.

—Por eso mismo quiero ayudarte.

—Prefiero encargarme yo mismo de mi relación.

Lastimosamente conozco algo mucho peor de lo que él podría imaginarse.

Era inútil, hacerlo entrar en razón por ese lado nunca funcionaría. Creo que hasta podría decir que TaeHyung era incapaz de pensar mal o dudar de YuRi, incluso cunado tiene razones de sobra para hacerlo, a menos de que lo vea con sus propios ojos. YuRi le ha mentido, a usado su tarjeta de crédito sin permiso y hasta ha sido capaz de robarle dinero. Se ha justificado con las excusas más pobres, y aún así TaeHyung la ha perdonado.

—¿Me prestarás tu auto? —decidí cambiar de tema ya rendido.

De su bolsillo saca sus llaves y las deja caer sobre la mesa, y volvía a pegar sus ojos en su celular.

—¿Me dirás que harás?

—Tus dudas, Kim, —dije levantándome del sofá para tomar las llaves— metetelas por el culo.

—Vamos, hermano...

Revisé la hora, era bastante temprano todavía, pero de todas formas quería comenzar a preparar todo. Además, debía ordenar si se supone que Cleo June vendrá después de nuestra... cita.

¿Es normal sentirme tan nervioso con esa palabra?

—Te daré sólo treinta minutos más aquí y luego te largas.

—¿Es en serio? —se quejó, pero yo lo ignoré totalmente yendo hacia mi habitación— ¡Oye, yo te di este apartamento! ¡Jeon! —fue lo último que gritó cuando cerré la puerta a mis espaldas para seguidamente escucharlo quejarse como el mocoso que es.

Kim Cleo June

Cita de cumpleaños, ¿eh? ¿Sabes en qué terminan esa clase de citas? —dijo entrecerrando sus ojos con una sonrisa divertida.

La miré arqueando una ceja y con la boca llena de cereales con leche sin saber a qué se refería exactamente. Para aclarar mi duda, hizo que uno de sus dedos índices pasar por dentro de un círculo que había hecho con su otra mano. Aquel gesto se entendía a la perfección y no pude evitar avergonzarme, no por inocente, sinó porque... Vamos, sí es vergonzoso que mi tía, mi familia, hiciera esa insinuación.

¡Tía! —pronuncié como pude. Fruncí el ceño para disimular lo enrojecida que me estaba poniendo y cuando terminé de tragar volví a hablar— Sólo vamos a salir y...

¿Y te quedarás a dormir en su casa?

Bueno... sí... —y otra vez hizo ese mismo gesto— ¡Tía!

Carajo. Sé que esta es la clase de cosas que le hago a JungKook para molestarlo, pero sólo es divertido cuando yo lo hago.

El sexo es algo normal, Cleo June. Sin él no existirías. —coloqué mis manos en ambos lados de mi cabeza y la bajé muriéndome de la vergüenza. No quería tener este tipo de conversación ahora— Ya tienes diecinueve años, cariño, ¿qué mejor forma de celebrarlos? —dijo bebiendo de su vaso de cerveza.

Me conformo con sólo ver una película con él. —y yo me llevé otra cucharada de mis cereales a la boca.

Uy, esas cosas también terminan en...

¡Basta! —la interrumpí antes de que se le ocurriera decirlo, sacándole una carcajada.

¿Y qué usarás en tu cita?

Aquella pregunta fue como una dura caída desde mi cama; me hizo abrir los ojos alarmada y a mi corazón bombear más rápido del susto. Y es que pensé que faltaba tanto tiempo para ello que nunca me puse a trabajar en mi outfit. Era una idiota por haberlo dejado pasar.

¿Qué voy a usar? ¿Cómo me voy a arreglar? ¿Qué hago?

¿Cómo que no sabes, Cleo June?

No es mi culpa existir de esta forma. —exasperada tiré mi cabeza hacia atrás.

Bien. —suspiró ella— Primero que nada, depilate, —me señaló, y vi como lentamente su dedo bajaba hasta señalar mi parte inferior— todo.

Avergonzada y de un manotazo suave hice que dejara de hacer esas insinuaciones.

Hablo de la ropa. No sé qué usar.

¿Qué quieres? ¿Cómodo? ¿Elegante? ¿Casual? ¿Sexy? —sentí a mi cerebro fundirse al penar en tantas opciones— ¿Siguen sin gustarte los vestidos?

Bueno... he usado algunos y no están tan mal.

Esa es mi chica. —sonrió orgullosa— Entonces ya sé. Vestido. Corto. Ajustado. Sexy. Lo vas a infartar.

Lo que la tía Clarity no sabía es que esa exageración era literal, creo que JungKook era perfectamente capaz de caer medio muerto en el piso si me veía vestida de esa forma. Podrá parecer un macho dominante y todo lo que quiera, pero realmente no tiene ni idea de la clase de chico que es JungKook.

Es una cita de cumpleaños tía. —rodé los ojos. Ella parecía estar empeñada en que el final de esta noche fuese sexual— Conociéndolo probablemente vayamos a una heladería, no a un club.

Son ambos mayores de edad, Cleo. Ningún chico de como veinte años pasaría el cumpleaños de su novia comiendo un banana split. —rió.

Pero... Pero ¿Cómo se atreve a comparar a mi Kookie con un hormonado cualquiera?

Pues para tu información, mi Kookie es un muchachito tímido que necesita tiempo y preparación mental para dar un paso como ese. Y él es tan único que es perfectamente capaz de comprar un bendito banana split.

Por la cara que tenía la tía Clarity, creo que acabo de tirar abajo toda la reputación de JungKook.

¿Ese es el chico malo de tu institución?

Es... Es rudo para dar golpes.

En eso ambas oímos la puerta de entrada abrirse y cerrarse, Cassidy había llegado. Ella entra a la sala encontrándose conmigo y la tía Clarity en la mesa compartiendo una cerveza y un tazón de cereales.

Mamá volvía del trabajo y traía con ella unas bolsas de compras que atrajeron mi curiosa atención.

¡Cassy! —saludó algre y enérgica a su hermana.

Creo que la tía Clarity ya está algo borracha.

¿Qué te dije de andar bebiendo tanto, estúpida? —regañó ella— Tú no anduviste bebiendo, ¿verdad? —me miró y yo lentamente negué con la cuchara de cereales en mi boca.

¿Qué traes ahí? —señalé las bolsas que dejó a mi lado sobre la mesa.

Hoy es tu cita, ¿no? Te traje las mascarillas que querías. —miré feliz la cantidad de diversas mascarillas que me había conseguido, hidratantes, purificante6, iluminadoras— Ya sé que te vuelves loca con el tema de tu cara.

Reí con recordar la última vez.

Agradece que no me salió otro grano.

Justo a tiempo, Cassy, porque hay que elegir ropa.

Sí, y la tía Clarity quiere vestirme como si fuese a un antro. —me quejé.

¡Sexy, Cleo June, sexy! —gritó como si estuviese en una discoteca agitando la botella de alcohol que mamá rápidamente le quitó.

...

Diosito, no seré de las más suertudas, pero la belleza que me diste lo compensa.

Finalmente, con algo de ayuda, llegué a la prenda de ropa ideal; algo casual pero que, según la tía Clarity, no perdía la "sensualidad". Y si soy sincera, estaba bastante satisfecha con los resultados.

Llevaba un short de cuero que de ajustaba muy bien a mi cuerpo con debajo unas medias de red, por encima un top de mangas largas y cuello alto. Todo era de color negro. Para abrigarme quise utilizar una nueva chaqueta de cuero que mamá me había comprado hace tiempo y a la cual aún no le había hecho uso. Y por último, claro que sí, usé mis botas largas. Son simplemente hermosas.

¡Cachin! Me veo fabulosa. Además de que convino muy bien con el estilo motoquero de JungKook.

No sabía a dónde me llevaría JungKook ya que se supone que quedaría como una sorpresa, pero consideraba que esta ropa estaba bien para la mayoría de las ocasiones. Claro, siempre puede ocurrir que JungKook me lleve a una granja y arruine mis planes.

Pasé mis manos a lo largo de mi cabello sintiendo la suavidad de este. Cassidy había hecho un trabajo increíble con él al planchar, se sentía igual que la seda. Lo había peinado únicamente con una media coleta baja, dejando los mechones de mi fleco a los costados ya que me resultan molestos. Pero... en serio, wow. Era tan brillante y olía muy bien gracias al aceite aromatizado que mamá me había puesto.

«Me gustan las chicas con cabello lacio» —recordé lo que él había dicho y me emocionaba con sólo pensar en lo mucho que iba a gustarle.

Simplemente espectacular. Mi sobrina es preciosa. —aplaudió la tía Clarity.

Por supuesto que sí, antes que tu sobrina es mi hija.

Tu cara es como excremento, Cassidy.

Estás borracha, idiota, ve a acostarte.

Y ahí es cuando el dúo de hermanas volvían a pelear como un par de niñas.

Te ves muy bonita. —oigo a Aileen a mi lado, quién durante toda la tarde había estado recostada hasta que la tía Clarity la hizo levantarse para ayudar con el outfit.

Gracias. —le sonrío tímidamente.

Era difícil hablarle, no podía hacerlo sin sentir a la culpa matarme por dentro, sobretodo cuando ella me halagaba de esas maneras.

Cuando el mensaje de JungKook llegó mi pecho estuvo apunto de reventar por el momento que iba a vivir con el chico que tanto me gusta.

Tomé mi bolso, me despedí de todos y, al salir, apenas cerré la puerta, sentí que mi corazón se me saldría literalmente. Estaba emocionada, ansiosa, pero también nerviosa por esta cita. Y cuando creí que nada podría quitarme aún más el aliento, veo a JungKook ahí, reposando su espalda contra la puerta de un auto negro que me dejó desconcertada.

¿De dónde había sacado Jeon un auto? No tenía idea. Pronto preferí centrarme en lo que era la figura de mi chico frente a mí.

Reí ligeramente al ver su ropa totalmente negra, como ya había predicho, sólo que me resultaba tierno el enorme abrigo que traía puesto ya que lo hacía lucir pequeño. Pero dejando de algo aquello, seguía viéndose tan apuesto y atractivo como naturalmente es ya todos los días de su vida.

Al irme acercando pude detallar más su vestimenta y veo que debajo de ese abrigo que sobrepasaba sus rodillas, traía pantalones y botas negras. Supongo que para variar de colores fue que se puso ese buzo de cuello alto gris.

Pero... Dios... Su postura y apariencia tan varonil me podía sacar más de cien suspiros en un minuto.

Sus ojos redondos y brillantes por las distintas luces del barrio me miraban sin siquiera parpadear. Me sentí nerviosa a pesar de ser obvio que sí le gustó.

Llegué frente a él y debido a su completo silencio me tomé el atrevimiento de soltar una carcajada, algo que pareció traerlo a la realidad.

—¿A dónde tan colorido? —dije irónica.

—¿Y tú, payaso de circo?

Okey, lo sentí un ataque.

Me crucé de brazos y torcí una sonrisa antes de hablar.

—Con esos trapos me imagino que tú te vas al contenedor de basura, ¿no? —lo miré retadora mientras lo veía avanzar paso a paso hacia mí.

—El mismo del que tú saliste.

Mis fosas nasales se expandieron al tratar de inhalar aire con paciencia. Era increíble que en mi cita de cumpleaños este tarado buscara sacarme de mis casillas y tan rápido.

—Idiota. —escupí cuando ya lo tenía frente a mí, con esa sonrisita de idiota con la que parecía estarse burlando de mí.

—Estúpida. —susurró acercando ahora su rostro al mío.

—Tara...

Sin dejar que la discusión continuara, llevó una de sus manos a mi cintura para jalar bruscamente de ella y, teniéndome tan cerca como pudo, apresó mis labios con los suyos, obligándome así a callarme. Mi rígida y firme postura se deshizo rápidamente entre sus brazos como un terrón de azúcar en agua. Mis manos que se desplazaron a su pecho, se aferraron al rededor de su abdomen apenas nos apartamos de aquél beso.

—Te ves hermosa. —murmuró sobre mis labios.

—Y tú sabes perfectamente lo guapo que te ves.

Ambos nos sonreímos cambiando totalmente el ambiente de un momento a otro, pasando de atacarnos con insultos de mocosos de primaria a melosearnos incluso con la mirada.

Ronroneé en su pecho cuando sentí a una de sus manos pasearse por mi lacio cabello, provocándome una agradable sensación.

—Tú pelo... —deslizó sus dedos entre mis hebras suaves como si fuesen agua. Sonreí con precipitación esperando un halago de su parte— ¿Es por la repartidora?

Pero es Jeon JungKook.

Tan pronto como hizo esa estúpida pregunta todo el ambiente romántico de telenovela, con banda sonora incluida, que había hecho en mi mente, se arruinó. Bruscamente me aparté de él y miré furiosa sus ahora asustados ojos de venado.

Por lo menos esta vez se daba cuenta de que la cagó.

—Eres un idiota. —dije antes de hacerlo a un lado e ir a la puerta delantera del copiloto del auto.

—Preciosa... —tarde reaccionó y vino detrás de mí— No era mi intención... Espera, yo abro...

—Puedo abrirla yo sola.

Y así lo hice. Sin dejarlo ayudarme en absolutamente nada abrí la puerta, entré y volví a cerrarla, quedándome ahí dentro molesta y de brazos cruzados. Miro hacia el frente enojada, indispuesta a dejar pasar lo que sentí como una hiriente pregunta; esperaba cualquier comentario, menos una idiotez como esa.

Entiendo que JungKook sea estúpido para este tipo de cosas, pero creo que es evidente cuando algo puede resultar molesto y es mejor callarlo.

Me quedo ahí, en esa misma posición hasta que oigo como él abre la otra puerta tomando asiento a mi lado, haciéndose así un tenso e incómodo silencio para ambos. Sé que aún no dice nada porque está en busca de las palabras correctas para no empeorarlo, mientras yo sigo esperando a qu dijera algo lo suficientemente bueno como para no darle la cara contra el volante.

—Lo siento. —fue lo único que dijo casi rozando un susurro.

—Planché mi cabello porque quería verme diferente, no para que me compararas con otra chica.

Y es que no podía creer que tanto tiempo y una oreja quemada que sacrifiqué por arreglar mi cabello de esta forma sólo lo hiciera pensar en una chica que de seguro sólo vio una vez en su vida y que para colmo le coqueteó. Sí, era ofensivo, hiriente y hasta humillante.

—No lo dije con intención de ofenderte. Sólo... —pausó buscando mi mirada, pero yo di vuelta la cabeza para mirar a la ventana a mi lado— No quiero que pienses que debes cambiar tu apariencia para que me gustes más. No tengo preferencia por el cabello de las chicas, en ese momento sólo quise ponrte celosa.

En ese momento, aprovechando que él no podía verme la cara, abrí mis ojos sorprendida.

Me estaba jodiendo, ¿verdad?

O sea, en parte sí es lógico que quisiera ponerme celosa, pero... Pero en ese momento él nunca me dijo que era una broma o algo por el estilo, entonces supuse que no era una mentira.

Mordí mi labio inferior sintiéndome un tanto avergonzada, porque sí, sí lo había hecho por ello.

—Yo... Te dije que no lo hice por ti. —hablé sin siquiera mirarlo.

—Está bien, linda. Sólo quería aclarar eso. Te ves preciosa, pero tu natural también es hermoso y me encanta, y no quiero que pienses lo contrario. —apreté mis labios sintiéndome tonta por estarme enorojeciendo y dejarlo ablandarme tan fácilmente— En serio, perdón. No debí decirlo así.

Dios... Su voz que sonaba tan arrepentida era más fuerte que yo.

Volteé a verlo, aún tratando de mostrarme molesta, y me remataron sus ojitos redondos.

Soy débil. Soy muy débil.

—¿Entonces... sí te gustó? —dije con falsa indiferencia, porque en realidad me importaba demasiado lo que él pensara.

Esa pequeña sonrisa que surcó sus labios hizo dar a mi corazón un pequeño brinco.

—Eres tan bella que es fascinante, Junie. —estiró una de sus manos hasta que entró en contacto con mi cabello y acomodó un lado de este detrás de mi oreja— Todo en ti, sea como sea, te hace lucir peculiarmente hermosa.

Quise ignorar el hecho de que aquello casi me hacía retorcerme de emoción y saltar encima de él para llenarlo de besos. No, claro que no haría eso. Sigo siendo cool Kim Cleo June. Mantengo la compotura y vuelvo a mirar hacia el frente sin sonreír lo más mínimo, como si en realidad eso no me hubiese provocando nada de nada.

—¿Lo ves, tarado? Sólo tenías que decir que me veo bien.

La tensión para JungKook se había apaciguado y dejó ir una muy baja risa que parecía tímida, aliviado de haber arreglado aunque sea un poco su error.

—Yo... quiero darte algo. —un regalo fue lo primero que de me pasó por la mente y, no es por interesada, pero inevitablemente atrajo mi atención— Sé que ya te di un regalo de cumpleaños, pero quiero que tengas esto.

Muestra algo que sacó su bolsillo que se identificaba perfectamente como un pequeño juego de dos llaves. Me lo entregó y yo lo miré curiosa sin terminar de entenderlo.

—¿Llaves?

—Son las llaves de mi edificio y apartamento, para que puedas entrar siempre que lo necesites. —entonces lo miré con mis ojos bien abiertos, asombrada de la confianza e intenciones en este regalo; para que vaya cuando yo quiera— Tu me abres las puertas de tu casa como su fuese mía, quiero devolverte el gesto.

¿Cómo no sentir esa emoción en el pecho cuando prácticamente me estaba dando un lugar en la que de supone que es ahora su casa, su hogar, como si también fuese mío?

—Eres un cursi. —dije sonriéndole y mirando a esas llaves con ternura, porque tenían un gran significado. Pero yo no quería ponerme cursi— No te quejes cuando entre a tu apartamento a mitad de la noche y te haga escuchar Justin Bieber a todo volumen.

Provoqué una risa de su parte que yo también acompañé.

—Por favor no hagas eso o los vecinos me matarán. —por mi parte le sonreí con malicia porque literalmente podía irrumpir en su apartamento para hacer cualquier cosa y hacerle la vida imposible— Y cuídalas bien, son las únicas copias que he hecho de ellas y eres la única que quiero que las tenga.

—¿Única? —pregunté sintiéndome cautivada por sus palabras y él me sonrió.

—Ni siquiera a TaeHyung le he dado una copia.

No lo puedo creer

Volví a mirar las llaves divertida, pensando en todo lo que podría hacer en ellas, pero también, al mismo tiempo, invadía en mi pecho la felicidad de sentirme tan importante; yo era la única que tenía una copia, la única con acceso a su apartamento. ¿Entienden eso? Ni HaNeul, ni TaeHyung, absolutamente nadie podía entrar con toda libertad como si fuese su propia casa, sólo yo.

Este chico sabía cómo sacarme las lágrimas.

Quedo conmovida por su tierno detalle y no regreso a la realidad hasta que me doy cuenta de que el auto fue puesto en marcha. Volteo admirando el perfil de JungKook, su postura firma y sus manos ubicadas en el volante y palanca de cambios, me generaba esa misma atracción que cuando suelo verlo motar su moto.

Chico lindo. Chico guapo. Chico hermoso. Chico bien hecho.

Y mientras mi mente no puede reproducir otra cosa que no sean sinónimos de lo guapo que es JungKook, de la nada viene a mi el recuerdo de ayer y los mensajes.

—Oye, ¿me explicarás lo que sucedió ayer? ¿Qué pasó con YuRi?

Veo su mandíbula tensarse y me resulta atractivo como se marcaba, pero no era momento. Ese silencio y el gesto de empujar el interior de su mejilla con su lengua me hacía saber que estaba enojado. Debió haber sido algo muy malo lo que pasó con ella.

—No es que sepa algo de nosotros, pero lo sospecha, así que hay que tener más cuidado. —fue lo único que dijo al respecto.

—¿Más cuidado?

—En el instituto, no creo que podamos vernos mucho.

Claro... Pff, por supuesto. No hay problema. No tengo ningún problema con seguir escondiendome, incluso debajo de las piedras, sólo para... ¿Para qué? ¿Vamos a llegar a algo siquiera?

Sé que dije que iba a confiar en JungKook, y voy a hacerlo, pero a estas alturas no pueden pedirme que no me sienta ni lo más mínimamente preocupada por cómo puede terminar esto, ni tampoco que no me sintiera ofendida por lo que acababa de decirme. Porque... ¿se supone que deba seguir siendo la segunda?

Mierda, lo menos que quería era llenar mi mente de preocupaciones justo en este momento.

—Besarme en medio de las escaleras no es tener cuidado. —mencioné, ya que ese día no pareció querer ser precavido.

Se le oyó perfectamente cuando esbozó una sonrisa y me miró pocos segundos.

—Tú me besaste a mí.

—No, tú me besaste a mí. —debatí.

—Ambos nos besamos. —dijo para evitar que la discusión se extendiera— El punto se entiende. Pero descuida, te prometo que solucionaré esto cuanto antes.

La pequeña luz de esperanza se encendió aun más en mí con eso último.

—¿Qué quieres decir?

—Ya lo verás. —sonrió con seguridad.

¿Eso significaba...?

Apreté las llaves entre mis manos feliz, contenta, entusiasmada. Las dudas, el miedo y la inseguridad de hace unos momentos se esfumó completamente. Eran todo luces verdes, claras señales de que no debía preocuparme, porque JungKook me quiere a mí.

—Y... ¿a dónde iremos? —prengunté curiosa y sonriente.

—Pues... recordé las veces que me dijiste que no conoces mucho de Seúl.

—Ajá~

—Y bueno, pensé llevarte a un barrio popular de la ciudad. Hay galerías de arte, comida tradicional, tiendas artesanales, casas de té. Creo que sería... algo fresco para ti recorrer un poco de Seúl. Y si ves algo que te llame la atención podemos ir. No lo sé... ¿Te gusta la idea? —me miró de reojo, viéndose preocupado de mi reacción.

¿Me estaba jodiendo? Pocas oportunidades he tenido yo de recorrer algo de Seúl. Papá me había prometido que me mostraría muchas cosas en las vacaciones de verano, pero obviamente que yo no quería esperar tanto.

—¡Me encanta! Por Dios, sí. Salí pocas veces con mis padres y amigos a explorar la ciudad. ¿Tú serás mi guía, guapo? —lo hice reír con aquel tono coqueto y al mismo tiempo avergonzarse.

—Te prometo que te voy a dar una linda experiencia.

Jeon JungKook

—¿Qué es esto? ¿Estamos jugando a los espías? —preguntó con burla al ver la mascarilla desechable negra que le había ofrecido.

—Insadong es un barrio popular, es posible que nos encontremos a alguien del instituto y eso sólo nos daría problemas. —expliqué.

Me coloqué también un gorro negro, ya que era más esencial que yo no fuera reconocido porque a cualquiera podría extrañarle verme aquí.

—¿Dices que debo salir con esta mascarilla?

—Descuida, yo me cubriré con este gorro. No es necesario que la uses todo el tiempo, sólo si, por casualidades del destino, te encuentras con algún amigo.

Aquello había parecido suficiente para convencerla y se encogió de hombros para finalmente acceder a colocarse aquella mascarilla por debajo del mentón al igual que yo.

Ya cuando ambos estábamos listos, salí con Cleo June y continuamos a pie hasta llegar a la calle principal. Al ser fin de semana podíamos ver a varias personas paseandose por aquí.


—Es hermoso. —dijo cuando apenas comenzamos a caminar por aquella gran calle llena de personas.

—Hay muchas cosas aquí, por eso supuse que te gustaría. Es un buen lugar turístico. —expliqué oyendome ella atentamente.

Comenzamos a caminar, ella sosteniéndose de mi brazo pareciendo ambos una verdadera pareja de novios. Me sentía bien y orgulloso de caminar con ella como si fuese mi novia, y es entonces cuando me doy cuenta de, realmente, lo mucho que quiero que lo sea oficialmente.

Sonreía cada vez que Cleo June quería detnerse a tomarle fotos a algo que le parecía aesthetic, según ella, feliz de que estar aquí le gustara tanto.

Realmente yo actuaba como lo sería un guía turístico, ya que le explicaba y ponía en contexto a cualquier cosa en la que Cleo June se detenía a preguntar qué era.

—Esas son máscaras hahoetal, —dije cuando ella se detuvo en una de las tiendas que exhibían tan peculiares máscaras— representan personajes y se utilizan en danzas tradicionales.

—Son... extravagantes. —se retuve de decir alguna palabra despectiva estando frente al dueño de la tienda, y es que esas máscaras no se caracterizaban por tener un lindo diseño.

—Esa se parece a ti. —señalé una de las más grotescas con la apariencia de un anciano.

—¡Jeon! —alzó la voz ofendida y me reí.

—Era broma, cariño.

Estoy seguro de que estuvo a punto de soltarme una grosería en la cara, lo iba a hacer si no fuera porque una de las tiendas más adelante había atraído su atención.

—¡Gato de la suerte! —gritó antes de salir corriendo a aquél lugar que vendían a los típicos y ya conocidos gatos de la fortuna. Llegando a su lado la veo admirar al gran gato inflable que servía como decoración frente al local— ¡Gato~! ¿Podemos sacarnos una foto con el gatote? —lo señaló, mirándome con tanta emoción que me provocaba ternura.

—Lo que tu quieras, linda. —sonreí y dejé un beso en su cabeza.

Con tal de complacerla con lo que quisiera, quité mi gorra y me acerqué a una pareja que se había detenido cerca de nosotros para pedirles amablemente que nos tomaran la foto que ella tanto quería. Apenas me pare junto a ella, se aferró con fuerza a mi brazo y levató dos de sus dedos formando el símbolo de paz. En cambio yo, imité su gesto, pero olvidándome totalmente de la fotografía bajé la mirada para sólo apreciar su sonrisa.

—Tarado, no miraste a la cámara. —dijo ella cuando ya tenía mi celular en sus manos. Tan adorable mi chica— Yo salí bonita.

Reí y negué con la cabeza, sorprendido de que esos comentarios tan desamorados me gustaran tanto.

—¿Quieres que te compre uno? —con un movimiento de cabeza señalé la tienda a nuestro lado. Los brillantes ojos de Junie se iluminaron y asintió con una sonrisa— Ven. —tomando su mano la traje conmigo dentro de la tienda.

Como niña curiosa analizó a cada felino que hubiese en el local, buscando así al que considerara perfecto para ella.

—Qué hermoso es que le dediquen toda una tienda a un gato majestuoso.

Sonreí observándola y me resultaba lo más tierno del mundo ver a una chica de diecinueve años tan emocionada por una gato de estos. Yo caminaba detrás de ella y me detenía cada vez que ella lo hacía por cualquier tipo de decoración que tuviera a ese gato, hasta que finalmente se detuvo encantada por unos gatitos de porcelana de distintos colores no muy grandes, cabían perfectamente en la palma de su mano.

—¿Sabes que los colores en los gatos tienen significado? —hablé a su lado y me miró curiosa.

—Jeon, ¿No has pensado en ser guía turístico? —sonrió— ¿Qué significa este? —señaló a uno de los gatos rosados.

—Te ayuda a encontrar al amor de tu vida. —dije con una leve sonrisa y viéndola fijamente a ella. Creo que los mismo pensamientos pasaron por su mente cuando levantó la mirada a mí otra vez, con sus mejillas rosadas y sonrisa divertida.

—¿Me estás coqueteando aquí y en público, atrevido? —me codeó, haciéndome a mí reír también avergonzado— ¿Y este? Es mi color favorito, obvio.

—Es muy opuesto a ti en realidad, —miré al gato negro que sostenía entre su manos— ayuda a ahuyentar la mala suerte.

Abrió sus ojos y boca asombrada, mirándome a mí y luego al gato.

—Yo tengo mala suerte.

—Lo sé mejor que nadie. —lamentablemente lo sabía demasiado bien. Con sólo recordar que las últimas veces debimos huir de gente peligrosa era suficiente—  ¿Quieres ese?

—Sí, definitivamente sí.

Tomé al gatito entre mis manos y lo llevé para pagarlo mientras ella seguía viendo más decoraciones. Ya en el mostrador llamó mi atención los pequeños llaveros con estos felinos tan amados por Cleo June, y teniendo en cuenta las llaves que le regalé sería una buena idea comprarle uno.

Volteo a verla y debo aguantar una carcajada cuando la veo muy hipnotizada frente a un gato dorado y moviendo una de sus manos de adelante hacia atrás, imitando sus movimientos.

Sí, de seguro el llavero le va a encantar.

—¡Qué lindo! —miró encantada ya cuando el llavero era parte de su juego de llaves— Es adorable.

Su hermosa sonrisa y ojos contentos no se dirigian a otro lado que no fuese a ese pequeño gatito, tanto que caminaba con su brazo alrededor del mío para que yo la guiara y así no tuviese que estar pendiente al camino. Por mi parte, a mí me hacía indescriptiblemente feliz saber que provoqué tan bella sonrisa, y quería que siguiera sonriendo así por el resto de la noche.

—¿Qué te gustaría comer? —le pregunté para sacarla de su transe.

—¿Yo debo elegir?

—Tienes una variedad de opciones aquí y tú eres la cumpleañera.

—Hay muchos puestos de comida. —dijo mirando a su alrededor.

—No te limites a uno sólo, dentro de lo que pueda te compraré lo que sea que quieras comer.

—Oye... si quieres puedo pagar...

—No, —la interrumpí— yo pagaré. Por favor, déjame hacer esto por ti.

Tímida me sonrió y asintió, enamorándome aún más con esos delicados gestos.

—Sigamos caminando entonces, así puedo decidir qué me atrae más.

Asentí y continuamos lo que para ella es un exploración.

Ya aprovechando este momento de sólo nosotros, quise preguntarle aquello que desde ayer, desde esa mierda que YuRi me había dicho, me estaba perturbando.

—Por cierto, quería hacerte una pregunta. —ella levantó la mirada curiosa— ¿Algún chico en el instituto te ha molestado en algún momento?

—¿Cómo? —ladeó la cabeza.

—¿Te han... dicho algo? ¿Alguna insinuación fuera de lugar o se te han querido acercar de más?

Realmente me ponía los nervios al cien pensar que imbéciles en el instituto podrían estarla acosando o siquiera hablar de ella vulgarmente. Y es que si me enterara que así es, les enseñaría a respetar a una mujer a base de golpes que les deformen la cara de por vida.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Sólo dime.

—Mmh... —pensando volvió su vista al frente unos segundos— No. Con los chicos de nuestra clase que he hablado me he llevado bastante bien.

—¿Segura? —la miré.

Tal vez no quiera decírmelo por lo que pasó con LeeGyon. No quiere que comience a ir detrás de todos, uno a uno, para romperles la cara. Bueno, tampoco son suposiciones erradas, porque sí lo haría, pero sé que Cleo June no quiere que me meta en problemas.

Es que... Juro que si un imbécil le intentó tocar un sólo cabello... No me contendría de lo que le fuera a hacer.

Hice puños mis manos dentro de mis bolsillos con sólo imaginarlo.

—¿A qué viene todo esto?

Su ceño fruncido y tono severo me hizo recordar a los regaños que ya he recibido de su parte por comportamientos violentos e irrationales de mi parte, los enojos que l causé. Entonces toda esa ira se esfumó, mi enojo fue reemplazado por nervios y mis manos comenzaban a sudar.

No quiero hacerla enojar.

—Sólo... No sé. —me encogí de hombros y desvié mi mirada al otro costado— Quiero asegurarme de que nadie te esté molestando.

Oigo una carcajada de su parte y un empujón en mi brazo me hace voltear a verla otra vez, encontrándome con una gran sonrisa divertida.

—¿Por qué lo harían? Además, sabes mejor que nadie que si alguien me molesta se va a llevar unos buenos golpes. —rió y yo junto a ella al recordar todo el lío entre nosotros que se hizo a partir de un simple empujón— No tienes que defenderme.

De repente me sentía avergonzado. Creo que he estado siendo demasiado cursi y tal vez a ella no le gusta que lo sea en exceso.

Vuelvo a intentar evitarle la mirada y miro hacia el frente.

Sabía perfectamente que ella no era alguien que se quedara callada ante el más mínimo insulto, pero eso no significaba que yo no quisiera defenderla de todo. Tampoco creo que ella deba gastarse en pelear con otras personas.

—Pero quiero hacerlo. —digo a lo bajo.

Kim Cleo June

—Dime que te llenaste.

Lo miré mientras le daba una lenta y gran mordida a la hamburguesa que él hace unos minutos me había comprado.

Estábamos ambos sentados en uno de los bancos que habían en la calle, yo comiendo felizmente de mi hamburguesa, mientras JungKook me veía entretenido con su cuerpo inclinado hacia adelante, reposando su rostro en una de sus manos que se apoyaba en una de sus piernas.

—No es mi culpa, todo aquí es muy rico. —hablé con la boca llena— Nunca nadie se había molestado en satisfacer tanto a mi estómago. —usé un tono más meloso y conmovido.

—¿Estómago o agujero negro? —rió él— Creo que ya probaste casi todos los puestos de comida.

Oh, vamos, sólo probé... Bueno, perdí la cuenta de cuántas cosas comí. En mi defensa JungKook fue quien dijo que no me limite y que compraría todo lo que quisiera probar, y también él me incitó a hacerlo.

En serio, esta es una de las mejores citas del  mundo. ¿Qué mejor que comer distinto tipos de comidas que no había probado antes? Es un sueño... Es... Es comer.

Comí muchas cosas, algunas mejores que otras, pero en definitiva nada en este mundo puede superar una buena hamburguesa.

—No fue tanto. —pero pensándolo unos momentos, tal vez sí lo fue— ¿Te hice gastar mucho dinero? —preocupada lo miré y tomé la mano que descansaba en su muslo.

Me dedicó una de sus bellas sonrisas mientras cambia de lugar nuestras manos colocando la suya encima de la mía y la presionó con delicadeza.

—Descuida, todo el dinero que ahorré para esta cita es para gastarlo todo en ti. —sonreí conmovida, porque no cualquier chico estaría feliz de pagar para ver a una chica comer como un animal— Pero en serio, comes más que yo, y no sé si deba ser preocupante.

—Oye, tal vez parece mucho, pero recuerda que lo que no me gustó te lo comiste tú.

—Sí, y ya me llené. Mientras tú pareces que te puedes comer cuatro más de esas hamburguesas.

—Por supuesto que sí, son con doble carne.

¿Cómo decirle que no a la carne?

Y nuevamente di otro mordisco a la ya menos de media hamburguesa que llevaba comiendo. Mastico y saboreo con satisfacción aquél manjar de los dioses bajo la divertida mirada de JungKook que jugueteaba y daba caricias a mi mano.

—Es increíble todo lo que puedes comer.

—Cuando se trata de carne no tienes idea de lo que soy capaz de tragar. —le guiñé y sonreí con perversión por la atrevida insinuación que acababa de hacer, pero no me aguanté y terminé riéndome de ello junto a JungKook.

—Sí, ya vi que comes mucho.

Mis risas se detuvieron viéndolo confundida por su reacción tan relajada. Estaba segura de que por lo menos se iba a avergonzar.

—¿No entendiste? —levanté una de mis cejas.

—¿Qué cosa?

—El chiste. Su doble sentido. —sus ojos se desviaron pensantes a un costado— JungKook, ¿en serio no entendiste?

—Te gusta comer.

Lo miré fijamente esperando a que estuviera bromeando pero... Vaya. Es decir, JungKook es más bien vergonzoso, cuando quiere, pero no del todo inocente. ¿En serio ni había entendido?

Efectivamente comprobé que no trataba de una broma cuando permaneció en silencio esperando a que le afirmara su suposición. Fue inevitable soltar una risa de costado.

—Sí, me gusta comer. —dije mientras miraba hacia otro lado y seguía comiendo mi hamburguesa con una irresponsable sonrisa.

—Te estás riendo de mí. —deshizo su pose y enderezó su cuerpo, mirándome atentamente al no haber entendido nada— ¿Qué no entendí?

Reí a mis adentros y lo miré nuevamente.

—Creo que tu mente de virgen no lo entendería. —y lentamente abrí mi boca para meter el último pedazo de comida que me quedaba.

Esas palabras y gesto había sido suficiente para que JungKook lo entendiera. Nervioso miró a su alrededor como si tuviera miedo de que alguien lo hubiera escuchado, provocandome a mí otra divertida risa.

—Cleo June, estamos en público.

—Tranquilo, nadie escuchó que eres un... —hice el amague de gritar fuerte y alto esa última palabra, pero sólo me bastó ver su reacción para callarme y volver a reírme— Es broma. —lo empujé con mi hombro.

—Sí, yo también te quiero, Cleo June. —sintiéndome culpable por haberlo molestado sonreí como niña y me apoyé en su hombro con cariño. Fue fácil, aquello había hecho a JungKook soltar una risita nasal y dejar un beso delicado en mi cabeza— ¿La estás pasando bien? —su voz contra mi oído me provocó un ligero escalofrío que me estremeció.

—Es la tercera vez que lo preguntas.

—Pues... Me interesa. Ese es el punto de la cita.

Me enternecía sus gestos e intenciones, pero no me gustaba que siguiera dudando sin entender lo que era realmente importante para mí en esta cita.

Comodo mi postura sobre el asiento separándome de él y viéndolo frente a frente.

—Primero que nada, vayamos a donde vayamos, lo amaré y me encantará si estoy contigo. Incluso si me hubieras llevado a una granja sería feliz si ese tiempo lo compartimos juntos. —sonreí al notar que lo había hecho reír— Segundo, si no la estuviera pasando bien habría inventado una excusa para irme a casa desde hace rato.

—Sí, definitivamente te quiero. —susurró y levantó la mano, que en todo este tiempo no soltó ni un sólo momento, dejando un beso en el dorso de esta. Mordí mi labio inferior por lo tierno y lindo que me había resultado todo esto. Permanecemos unos segundos en silencio y en un constante contacto visual, ignorando totalmente nuestro alrededor nos sumimos en nuestras hipnotizantes miradas— ¿Qué?

—Quiero darte un beso. —murmuré casi sobre sus labios.

Nervioso vuelve a mirar de lado a lado a las personas que iban y venían en medio de la calle.

—Vamos, super espía, —me incliné un poco más hacia él— nadie nos está viendo.

Huelo el intenso y deleitante aroma de su perfume cuando se acerca tan tortuosa y lentamente hacia mí. Cierro los ojos difrutando de cómo estimulaba mis sentidos con su cercanía, aroma y caricias. Reí tiernamente cuando dejó en mis labios un corto y adorable beso.

Fue tierno, muy tierno.

—Tus labios están grasosos por la hamburguesa. —detecté un tanto asqueado su tono de voz mientras limpiaba sus labios con su muñeca.

Idiota, licenciado en la estupidez, rey de los tarados

—Tu último beso de la noche, Jeon. —me aparté de él y solté su mano, cruzándome de brazos.

—Pero...

—El último dije.

Oigo un suspiro frustrado suyo al ser ya... ¿La quinta? vez que ya me hacía enojar.

Ahí tiene por tarado.

—¿Cómo te está yendo? —pregunta después de unos segundos limitándose a decir algo conflictivo.

—¿Con qué? —lo miré.

—Con... todo en general. Park, tu familia...

Ahora era yo quien suspiraba pesadamente al recordar algunos, los más relevantes problemas de mi vida actualmente.

—Lo manejo como puedo. —traté de sonar relajada, pero cuando todos los recuerdos con detalles ahogan mi mente no puedo evitar estresarme. Soltando otro ronco suspiro me inclino hacia adelante y escondo mi rostro entre mis brazos cruzados sobre mis piernas— Se volvió a enojar conmigo.

—¿Por el beso?

Asentí sin levantar la cabeza.

—El pequeño avance que creí lograr... se esfumó. Soy estúpida, ¿cómo se me ocurre besarte así y en medio de las escaleras? —en mi tono de voz se notaba lo sufrida y agotada que me tenía el tema de JiMin.

—Lo admitiste. —levanto apenas mi cabeza, confundida por lo que acaba de decir— Tú me besaste a mí.

Este idiota...

—Jeon. —amenazo con una peligrosa mirada y voz sorprendentemente grave.

—Sólo digo. —murmuró.

Vuelvo a esconder mi rostro sintiéndome derrotada, y era aún peor cuando parecía que hoy JungKook estaba en modo troll.

Creo que recordó lo mucho que realmente me afectaba este tema, porque siento una de sus manos posarse en mi espalda y la acariciaba lentamente.

—No sé qué voy a hacer ahora. —me quejé con un tono exageradamente agudo— De verdad tengo mala suerte, yo que tú huiría antes de que te pise un avión.

Algunas caricias de su parte me consuelan en silencio hasta que él habla.

—No, descuida, yo tengo buena suerte. En todo caso el avión te pisará a ti.

¿Es en serio?

Me acomodo en mi lugar para verlo molesta, mientras sus ojos inocentes me miraban como si se preguntara si había dicho algo malo.

—Idiota. —escupo y, como puedo sobre el banco, le doy la espalda.

—Junie...

—No me toques, tarado. —golpeo su mano cuando trata de tocar mi hombro e ignoré totalmente todo lo que decía.

Es increíble lo estúpido que puede ser.

—No te enojes, cariño. ¿No quieres un postre? —aquello me había hecho levantar una de mis cejas interesada y desconfiada al mismo tiempo. Volteo ligeramente para verlo de reojo esperando a oír qué estaba dispuesto a dar y vi la emoción en sus ojos cuando se dio cuando de que había conseguido mi atención— E-esos hotcake esponjosos que tanto te gustan.

Mierda, son muy buenos esos hotcakes.

—¡Vamos! —me volteé totalmente a él emocionada y rodeando su brazo con los míos— Vamos, vamos, vamos. —contenta me levanté del asiento llevando a JungKook casi a rastras.

No pueden culparme si me estaba ofreciendo un postre, y un muy buen postre.

JungKook fue quien me guío a un parqueño puesto de una señora que vendía exclusivamente esos hotcakes y los hacía al instante. Esperábamos en la fila, no muy larga, teniendo yo una cara de culo que no reflejaba cómo me sentía realmente por dentro, ya que en realidad estaba entusiasmada de probar esos pancitos espinosos.

—Comprarme con comida. Mira que sí caes bajo. —rechisté yo molesta.

—Tú te dejas comprar. —pellizqué sin fuerza pero molesta su brazo que no había soltado desde que prendimos camino hasta este puesto— Sí, exactamente, eres la más hermosa del lugar. —se corrigió.

Es un tonto que adoro tanto.

En medio de aquél momento es que siento a mi celular vibrar en mi bolsillo delantero insistentemente y con ello me doy cuenta que es una llamada.

—Me llaman. —aviso sacando mi móvil.

—¿Quién?

—SeoHyun. Dame un momento. —JungKook asintió y me aparté un poco de él para contestar la llamada— ¿Hola?

¡Cleo June! —lo primer que oigo es como ella grita mi nombre alterada— Oh, por dios, Cleo June. No tienes idea de lo que acabo de... ¡Dios! Cleo June.

Sus incesantes gritos comenzaban a ponerme nerviosa a mí, sobretodo porque no terminaba de decirme nada y gritaba mi nombre. El miedo me invade por pensar en qué podría ser tan malo como para llamarme de esta forma.

—Ya, Seo, tranquila. Respira y dime qué sucede. —digo mientras comienzo a caminar un poco más lejos.

Oigo como toma aire profundamente y luego lo deja salir, tratando así de no perder la calma, aunque era obvio que ya lo había hecho.

Estaba... Estaba por darme mi baño de burbujas. Lo preparé todo, mis toallas, mis cremas, mis velas. Quería relajarme con un aroma de rosas...

No entendía qué tenía que ver todo esto con la aparente emergencia, por lo que me vi obligada a detenerla para no dejar a JungKook esperando demasiado.

—SeoHyun, —la interrumpí— estoy en mi cita con JungKook. Necesito que esto sea rápido.

¿Estás con él ahora?

—Sí.

Guardó unos segundos de silencio en los que la volví a oír suspirar.

Bien... Bien, olvídalo. Te lo diré luego.

Esto ya comenzaba a confundirme.

—¿Qué cosa? Sólo dilo.

Ya pasaste un cumpleaños malo, no te arruinaré tu cita con esto.

Fruncí mi ceño sin entender, ¿era algo malo para mí? ¿Le pasó algo y no quiere preocuparme? ¿O le pasó algo a alguno de los chicos?

—¿Es muy grave? ¿Te pasó algo?

Luego te lo digo, ¿sí? Tú... Sólo disfruta. —quiso oírse animada y despreocupada, pero SeoHyun no es una persona disimulada, se notaba demasiado lo nerviosa que aún estaba— Adios. —dijo antes de cortar sin siquiera dejarme decir algo.

Miré la pantalla de mi celular sorprendida por su repentina forma de cortarme.

¿Qué le pasa?

Pensaría que, no lo sé, sus zapatos favoritos se habían roto, o que el vestido que encargó por internet no era el mismo que el de la foto. Podría esperar de SeoHyun cualquier tipo de drama, pero el hecho de que dijera que podía arruinar mi cita era... preocupante.

¿Debría intentar llamarla de nuevo?

Olvídalo, estás en tu cita, Cleo June.

Voy a volver junto a JungKook, diviso su silueta cuando me voy acercando, pero me sorprendo cuando veo junto a él una más pequeña y femenina. Detengo mi andar en seco confundida de verlo con una chica a la que no parecía estarle hablando como si fuese una desconocida. Es entonces que, tratando de reconocer su rostro, me doy cuenta que es una de las arpías de HaNeul.

Mierda. Carajo. ¿Qué hago?

Obviamente que no vas a ir con él ahora, mensa.

Doy rápidamente media vuelta y comienzo a caminar al lado contrario, alejándome más de lo necesario por los nervios de que me viera aún si no estoy con JungKook, y mi primer instinto es subirme la mascarilla para no ser reconocida.

Lo mejor sería mandarle un mensaje a JungKook, y eso estaba haciendo cuando algo atora mi pie y provoca que casi me dé de cara contra el piso. Oigo también un quejido y cuando volteo me doy cuenta de que era una señora con un bastón que me miraba algo... irritada.

—¿Por qué no te fijas, mocosa? —me señaló recriminandome con un tono un tanto agresivo— Mira tus pies en vez de ese tonto aparato.

Okey, estaba a punto de disculparme con la abuelita hasta que se puso grosera.

—Fijese usted, anciana.

—¿Qué es esa falta de respeto? ¿Acaso tus padres no te enseñaron lo que es respetar a los mayores?

Juraría que sentí la vena de mi sien palpitar, tanto que probablemente se viera a simple vista. Esta viejita no era quién para venir a cuestionar mi educación.

—¿Qué le importa, vieja chismosa? ¿Acaso no sabe usar el sentido común para darse cuenta que haciéndose a un costado evita atropellar a la gente?

—Si no hubieras estado metida en esa cosa hubieras tenido más cuidado, niña insolente. —se refirió a mi celular.

—Estaba a un lado del camino, pudo perfectamente esquivarme.

—Las jóvenes como tú ya no saben lo que es el respeto.

—¡Y usted con sus ochenta años tampoco! —alcé ligeramente la voz.

—¡Tengo setenta y nueve!

La discusión con la abuelita no cesaba y cada vez levantabamos más la voz, atrayendo la mirada de varios a nuestro alrededor y, para cuando me di cuenta, muchos se habían detenido a ver lo que ocurría.

De acuerdo, sí, yo no estaba controlando mi lenguaje, pero a pesar de que esta señora tampoco estaba siendo educada, notaba como muchos me miraban a mí disgutados y con desaprobación, como si yo esuviese siendo la mala de la película. Afortunadamente, las miradas y comentarios ajenos no me importaban.

Pero, vamos, la señora estaba incluso picando mis pies con su maldito bastón de mierda.

—¡Vieja insoportable! —grité ya enfurecida pateando su bastón a un lado para que me dejara en paz, hasta que un cuerpo robusto se interpuso entre la señora y yo.

—Señorita, acompañeme. —era un oficial que trataba de apartarme de la señora como si yo fuese algún tipo de amenaza— No puede agredir de esa forma a un mayor.

¿Agredir? Pero... ¡Pero ella empezó!

Maldita sea, ¿A este punto había llamado la atención?

—Ah... Soy turista, no hablo coreano. —pronuncié lenta e incorrectamente a propósito mientras retrocedía nerviosa, esperando a que mi mentira fuese convincente.

Carajo, si debía llamar a mamá para decirle que me detuvieron por pelear con una abuela me iba a fusilar.

—Mentirosa. Mocosa mentirosa. —gritó la señora a espaldas del policía— Es una delincuente.

Q-qué? —hablé en inglés fingiendo no saber lo que decía y nuevamente miré al policía— Soy de Estados Unidos. Dudo que usted me entienda, pero yo tampoco lo entiendo a usted. Lo siento, pero —mostré la hora que marcaba mi celular— es tarde. Ya debo irme a mi casa.

Descuide, señorita, estoy seguro de que nos vamos a entender perfectamente. —mi boca casi toca el piso cuando lo oigo hablar un perfecto y fluido inglés— Venga conmigo ahora.

Mierda, sí tuve que haber tomado clases de alemán.

—¿Yo? ¿Y esta vieja qué? —la señalé— Ella empezó.

Tapé mi boca con ambas manos al darme cuenta que había hablado en coreano. Veo al oficial y este levanta una ceja incrédulo.

—Mocosa irrespetuosa. —gritó la señora desde atrás.

—¡Cállese, maldita sea! —no me aguanté a responderle.

El oficial me tomó de la muñeca y trató de alejarme de la señora, supongo que creía que estaba a punto de agredirla físicamente. Jalé tratando de librarme de su agarré, pero comnzaba a desesperarme al ver que él no me soltaría.

Ay, no. JungKook me va a matar.

—Está generando disturbio, señorita. Venga conmigo.

Intenté resistirme cuando el oficial quiso llevarme con él, pero evidentemente era más fuerte que yo. No tenía escapatoria y en estos momentos sólo quería que JungKook viniera a ayudarme, pero supongo que al haberme alejado demasiado y él estar hablando con la arpía no se daría cuenta. Entonces, hice lo único que estaba al alcance de mi poder.

—¡Auch! ¡Ay! ¡Me golpeó! —grité tan fuerte como pude— ¡Me golpeó! ¡Abuso de autoridad! ¡Abuso de poder!

—Calmese. Deje de gritar.

—¡Sufro de epilepsia, usted no se me acerque! —comencé a dar golpes con mi palma en su mano, creyendo que así lograría hacer que me suelte.

—No puede agredir a un oficial. —se quejó él.

Me compadecía del señor porque sólo estaba haciendo su trabajo, pero yo no estaba dispuesta a que me llevasen a una estación de policía y enfrentar luego la ira de Cassidy.

—¡Es que tengo espasmos! ¡No me toque! ¡Agresor! —continué golpeandolo.

Jeon JungKook

Es tan bonita. —pensé mientras la observaba alejarse con su celular pegado a su oreja.

No se alejó tanto, por lo que podía verla perfectamente desde aquí. La miro y no puedo evitar pensar en lo suertudo que debo ser para haber cruzado camino con alguin tan bellamente hermosa, en todos los sentidos de su persona.

Por ahora todo había salido tan bien que es increíble. Sobretodo, me aliviaba que venir aquí le haya gudtado, porque no paré de comerme la cabeza con los nervios de pensar que se decepcionaría. Pensando en que no podía decidir un lugar fijo a donde llevarla, que no conoce mucho de Seúl y es muy curiosa, supuse que llevarla a un lugar con una variedad de posibilidades que ella misma puede elegir era la mejor opción, pero no pensé que se viera tan emocionada como lo ha estado desde que llegamos.

Eso es algo que me encanta de Cleo June, puedes hacer lo que sea con ella, por más aburrido que sea, ella hará las cosas emocionantes.

Suspiro al sentir algo de calor. Era comprensible cuando ya de por sí la noche no era fría, estando entre tantas personas y al lado de este puesto. Tal vez debí haber dejado el abrigo en el auto. Este gorro y mascarilla también comenzaban a molestarme, así que me los quité sólo un momento para dejar que le poco aire que podía correr en las calles me refrecara aunque sea un poco, pero al notar que no era suficiente preferí abanicarme con el gorro.

Aguantate, que por tu culpa debes andar así.

—¿JungKook? —la voz a mi lado me hace casi pegar un brinco y creo que se notó demasiado lo mucho que me asusté cuando veo su cara sorprendida por mi reacción.

Carajo.

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Los capítulos son cada vez más largos y cada vez más difíciles 💀

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