Nosolagnia. (KaiSoo)

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Algunos podrían llamarle valiente, generoso, bueno. Pero Jongin sabía que todo eso era mentira. No era algo q... Еще

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El joven se había advertido desde el principio que entrar de nuevo a aquella estructura enervante iba a conseguirle problemas. Y su prevista de los hechos fue la correcta, definitivamente.
La sala de espera estaba saturada, como siempre en cualquier hospital. El olor a desinfectante atacó sus fosas nasales en cuanto dio una inhalada profunda. Trató de ignorar el ambiente sofocante cuando subió a la segunda planta, donde se encontraban los cuartos privados.
Jongin pasó junto a una enfermera que le sonrió sutilmente antes de buscar por los pasillos concurridos a su padre. En cuanto supo de su paradero, habitación 359, caminó a paso firme, dando reverencias a algunos colegas de éste.
Tocó la puerta reprimiendo sus ganas de entrar sin invitación y ver qué se encontraba haciendo. El hombre de al rededor de los 48 años, salió del cuarto luciendo su bata blanca pulcra junto a su gafete colgando de el bolsillo derecho.
Cuando el moreno quiso mirar dentro de la habitación por curiosidad, el hombre cerró la puerta, agradeciendo con una sonrisa a Jongin por llevarle los papeles que olvidó en casa. El joven a atinó a sonreír vagamente mientras la puerta era otra vez cerrada.

Una vez más aquella sensación de ansiedad le atacaba. Ha perdido la cuenta de cuántas veces ha estado en aquel hospital. Había tratado de dejar de frecuentar el sitio cuando Baekhyun se fue, pero en lugar de parar, sus ganas de regresar eran más fuertes.
Y en cuanto su padre llamó a casa pidiendo que le llevara los expedientes médicos que olvidó, supo que aquella era la excusa perfecta para regresar al hospital, dejando su tarea de cálculo para otra ocasión.

Recorrió los pasillos ya conocidos, echándole un vistazo a la habitación en la que había estado Baekhyun antes de morir, pasando frente a otra, que pudo identificar como la ex habitación de Luhan.
Con un suspiro tranquilo, entró a los servicios de varones que se encontraba frente a la sala de espera de la planta alta.
Abrió el grifo dejando caer agua sobre sus manos para luego humedecerse la cara. Cuando pudo enfocar bien con sus ojos húmedos, se exaltó al ver una figura más baja a su lado. Jongin se llevó una mano a la altura de su pecho.
El chico de cabellera negra no se inmutó, dedicando a lavar minuciosamente sus blancas manos, sin despegar la vista de éstas. Observó que el joven llevaba ropa de hospital, la cual apenas cubría su menudo cuerpo. Subió la vista hasta el rostro ligeramente sonrosado y los labios de un lindo color natural.
"¿Por qué me miras?" dijo el más bajo sin siquiera dirigirle la mirada, aun concentrado en sus manos. Jongin volvió a exaltarse al escuchar su voz, sin darle tiempo de responder, el pelinegro salió del baño.

Sí, definitivamente fue un muy buen error ir al hospital.

Aquella sensación conocida y olvidada, comenzó a resurgir poco a poco, retumbando en su cerebro y llenando aquel hueco en su estomago, con el cual cargaba desde la ida de Baekhyun, su ex novio. Y por supuesto, la de Luhan, su primer amor, pero aquellos recuerdos eran más borrosos.
Aquello a lo que le temía, pero a la vez amaba. Aquello que le lastimaba pero a la vez le hacia feliz. Y no, no estamos hablando exactamente del amor. Desgraciadamente para Jongin, su amor era más complicado que dos parejas estables, una linda familia y una casa en el campo. Su visión de amar y ser amado era completamente diferente y él a veces se preguntaba el porqué no podía ser el chico normal que tiene relaciones normales, el cual aparentaba ser en la escuela, frente a sus amigos y frente a sus padres.
Jongin no entiende por qué tiene aquellos deseos diferentes. Pero tampoco le disgustan.

Jongin regresó dos días después al deprimente edificio. Con la excusa de que había olvidado su chaqueta en uno de los asientos de la sala de espera. Mientras caminaba, saludaba a caras ya conocidas y más colegas doctores de sus padres.
Cuando encontró lo que "buscaba", se dedicó a dar vueltas por el lugar, sonriendo amistosamente a pacientes, residentes y enfermeros. Recibiendo saludos igual de animosos. Jongin era de naturaleza sociable.

Pero Kyungsoo no. Con un ceño permanente en el rostro, se dedicó a echar pestes mentalmente a la comida del hospital, la cual, según él, tenía sabor a plástico.
Lo único que agradecía es que le habían quitado el suero, aun que aquella felicidad duraría poco. Pero compensaba el hecho de que el problema que había con el inodoro de la habitación en la que actualmente estaba había sido arreglado.

Con un poco de trabajo, logró bajar de la camilla para dirigirse a dicho lugar.
Echó agua a su cara recordando momentáneamente al chico moreno de hace unos días, en realidad de hace unos meses, pero duda que el castaño aun le recuerde. Pero Kyungsoo, como el ser rencoroso que es, aun le recuerda y muere de vergüenza y enojo cada vez que piensa en aquello.
Haces dos meses, antes de ser internado y diagnosticado, se encontraba saliendo de aquel establecimiento de helados junto a Suho.
El moreno distraído, le empujó cuando pasó junto al pelinegro, tirándole todo el helado encima. Kyungsoo, esperando a que el chico más alto le comprara otro helado, sólo recibió de su parte un despreocupado "Lo siento", para después darse la vuelta junto a sus amigos y sus risas ahogadas y dejarlo ahí, sin helado y sucio.

Pasó sus manos sobre su rostro cansado y dio un suspiro de resignacion. Salió del baño, encontrándose con su doctor, el cual le sonrió cálidamente, acomodando sus medicamentos y revisando papeles.
En cuanto subió a su camilla, la puerta fue abierta, dejando a la vista a dicho chico.
"Jongin, hijo, qué bueno que estás aquí, ¿puedes ver si el nombre de los medicamentos coinciden con los nombres que están en las hojas? voy a revisar a otro paciente, no tardo".
Kyungsoo hizo un esfuerzo sobre humano para no rodar los ojos.
Cuando fueron dejados solos, tenía más que claro no dirigirle la mirada y mucho menos la palabra al tal Jongin. Con este pensamiento en mente, prendió el pequeño televisor que se encontraba empotrado en la pared. Tapó un poco sus piernas con la sábanas y cruzó los brazos sintiéndose ligeramente incómodo por unos ojos sobre él.
"Eres lindo" escuchó de repente, con una expresión totalmente desconcertada, giró su cabeza encontrándose con la reluciente sonrisa del moreno. "Okay, eso fue raro" dijo antes de centrar nuevamente su atención al televisor. "Mi nombre es Jongin, Kim Jongin, ¿cuál es el tuyo?". El palido dudo antes de decirle un bajo Do Kyungsoo.

Jongin, nuevamente ha perdido la cuenta de cuantas excusas ha utilizado para visitar el hospital. Pero Do Kyungsoo es la más reciente.
Kyungsoo se ha mostrado hostil y un poco indiferente cuando el moreno cruza la puerta para adentrarse a su habitación. Al principio trataba con todas sus fuerzas de ignorarlo, pero cuando el chico hiperactivo insistía en jugar aquel juego de mesa que compró el fin de semana, de alguna manera u otra terminaba cediendo al ver los ojos suplicantes.
A Kyungsoo, le hacia gracia la manera en que Jongin sobrellevaba las cosas. Como su entrecejo se fruncía al no saber qué pieza de ajedrez mover o al ver que el pelinegro tenía más dinero que él en el Monopoli. Cuando perdía, decía una y mil excusas de porque estaba cansado por la escuela, el juego esta mal hecho o que Kyungsoo hacia trampa. Después de caras falsas de indignación o bromas diciéndole que no fuera un niño de parte de Kyungsoo, al final Jongin siempre pronunciaba un dulce "Bien hecho hyung" que hacia sonreír al mayor después de rodar los ojos.

Aquel Jueves, llevó a Kyungsoo comida de contrabando. Días anteriores, veía como el mayor sufría al tragar aquellos alimentos insípidos del hospital, por eso había empaquetado comida hecha por su madre.
Caminando emocionado por los pasillos pensando en qué cara pondría el mayor al ver que le llevó comida de verdad, toda ilusión fue destrozada al ver a Kyungsoo dormido y conectado al suero. Suspiró mientras se sentaba en el mueble incómodo junto a la camilla. La enfermera le sonrió antes de salir de la habitación y dejarlos solos.
El moreno pasó sus ojos por el rostro apacible. Kyungsoo lucía más delgado y pálido que la ultima vez, pensó y sonrió ante ese hecho.
Relajando su cuerpo por la respiración lenta del mayor, pasó sus dedos por los cabellos negros ajenos, repitiendo las caricias una y otra vez.
Viendose tentado por los labios abultados del más bajo, acercó su rostro a la altura de éste. Suspiró en ellos antes de subir y dejar un beso en su frente.

Jongin pasó las siguientes horas viendo enfermeras salir y entrar, pero a pesar de ello, en ningún momento se movió. Dejando su cuerpo llevar por el sueño, fue repentinamente devuelto a la realidad al escuchar que alguien le llamaba. Abrió los ojos encontrándose con el rostro de Kyungsoo, sonrió un poco antes de incorporarse.
Kyungsoo le sonrió con ternura, con un gesto bastante familiar. Aquel gesto tan parecido al que alguna vez le hizo Baekhyun y Luhan.
No era la primera vez que pasaba por eso.
"Jongin, teng..." el menor le interrumpió antes de sacar un recipiente con comida y sonreír "Mira lo que traje, Kyungsoo". El mayor le miró por algunos segundos un poco desconcertado, tratando de entender algo, antes de intentar igualar la sonrisa en el rostro de Jongin y hacerle un espacio junto a él en la camilla.

El resto de la tarde la pasaron entre abrazos protectores, susurros y pequeñas caricias.

El siguiente mes fue un poco diferente al anterior. Jongin había conseguido un permiso para poder sacarlo de aquel lugar durante tres días.
Tres días en los cuales respiró el aroma a comida recién hecha, flores, contaminación y a Jongin.
El moreno le había llevado a sus lugares favoritos que frecuentaba cuando no estaba internado. El mayor le agradecía inmensamente.
El ultimo día, antes de regresar al hospital, Jongin tomó un desvío a la playa.
Aquella tarde anaranjada, la pasaron caminando por la arena, jugando con el agua y con uno que otro beso robado.

Entre visitas de su madre, de Chanyeol, Suho y por supuesto Jongin, había logrado sobrevivir aquel cansado mes. Y no hay que olvidarse de su amable enfermera. Una señora de 40 años y actitud jovial. Entre sus platicas matutinas, la mujer había mencionado conocer a Jongin cuando éste tenía 13 años, ya que su padre lo llevaba desde chico al hospital. Mencionó que antes era mucho más hiperactivo que ahora, lo único que había cambiado en él es que actualmente es mucho más apuesto -cosa en la que Kyungsoo estuvo de acuerdo-.
Pero aquello no fue lo relevante para el pálido, sintiendo la garganta seca al escuchar aquellas palabras. "Es un chico inteligente, pero un poco raro". Mencionó que un tiempo le vio encariñarse mucho con un chico que estaba internado en este mismo hospital, su nombre era Luhan. El chico murió a causa de su enfermedad 4 meses después. La enfermera mencionó que después de eso, pensó no ver más Jongin por el hospital, pero al siguiente mes ya había hecho otro amigo, Baekhyun, el cuál murió un año después.

Las siguientes veces que Kyungsoo volvió a ver los ojos del menor, los describió como dos pozos profundos llenos de curiosidades.
La quimioterapia había empezado hace una semana. El mayor pensó que cuando Jongin lo supiera, iría lo mínimo al hospital para evitar ver su deplorable estado. Pero en vez de eso, Jongin se aparecía más seguido, a todas horas, hasta el extremo de faltar a clases. Por alguna extraña razón, Kyungsoo comenzó a sentirse intimidado por el moreno. Sus miradas penetrantes le creaban escalofríos que viajaban desde su espalda a hasta la nuca. Después de que el pálido le diera miles de vueltas a esas sensaciones nuevas hacia Jongin, llegó a la conclusión de que era extrema curiosidad, o tal vez...miedo. A pesar de todo, tenía que comprender el enigma que tenía frente a él.

Descartó aquellas ideas un poco de su mente cuando aquella noche fría, el cuerpo caliente de cierto chico se había colado por su camilla. Kyungsoo no sabe cómo terminó cediendo a los besos desenfrenados del menor. Sus grandes manos tocaban su esquelético cuerpo como si su vida dependiera de ello, temiendo a ser roto en cualquier momento. Pero ahí estaba, desnudando al moreno y dejándose desnudar. Tocando y dejándose tocar. Escuchando y dejándose escuchar.

"Eres hermoso" afirmó Jongin, aun abrazando su débil cuerpo. "Entonces, ¿por qué no pensaste lo mismo ese día en la heladería?" Kyungsoo pensó que Jongin no sabría de qué hablaba, pero para su sorpresa, el menor respondió "Porque en ese entonces, no lucias tan hermoso como ahora".
Kyungsoo, desconcertado se incorporó en la camilla, divisando los brillosos ojos del moreno entre la oscuridad "Sabes que no viviré mucho, ¿cierto, Jongin?". El mencionado rió un poco antes de contestar "Lo sé, eso lo hace aún más interesante, Kyungsoo". Kyungsoo tragó duro.

Jongin era un enigma que tal vez nunca podría resolver.

Algunos podrían llamarle valiente, generoso, bueno. Pero Jongin sabía que todo eso era mentira. No era algo que él controlara, que él quisiera. Simplemente era algo que le excitaba y ayudaba a calmar su curiosidad. Era algo egoísta.
No sabe ni por qué, ni cómo. Solo el simple hecho de saber que aquella persona tiene días contados en la tierra, le hacía acercarse como un metal a un imán.
Le gustaba observar las etapas de deterioro, tanto física y psicológicamente, de las personas cuando se acercan más y más a su sentencia. Es algo que le produce una extraña emoción.

Y aquel extraño cosquilleo creció cuando visitó a su mayor días después. Desde antes de entrar a su habitación, sabía que se encontraría con un nuevo y más perfecto Do Kyungsoo.
Y su predicción fue real al abrir la puerta y ver su cuerpo vulnerable. El mayor llevaba un gorrito en la cabeza tapando el cabello inexistente. Su piel grisácea y labios morados, se iluminaban tenuemente con la escasa luz que entraba desde la ventana. Éste le miró con sus ojos ojerosos y le hizo un espacio en la camilla moviendo su enfermo cuerpo en los huesos. El moreno se sentó junto a él, pasando inmediatamente sus brazos por su cuerpo y abrazándolo protectoramente, suspirando su aroma y besando sus mejillas.

Juntos esperarían el final de la etapa, y aunque Kyungsoo aun no entendiera aquel enigma, se encontraba tranquilo en los brazos del menor.

Filia:
Nosolagnia.

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