El Juego de Hades

By SabrinaMiicaela

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Aaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser... More

El Juego de Hades
〘Capítulo I〙
〘Capítulo 2〙
〘Capítulo 3〙
〘Capítulo 4〙
〘Capítulo 5〙
〘Capítulo 6〙
〘Capítulo 7〙
〘Capítulo 8〙
〘Capítulo 9〙
〘Capítulo 10〙
〘Capítulo 11〙
〘Capítulo 12〙
〘Capítulo 13〙
〘Capítulo 14〙
〘Capítulo 15〙
〘Capítulo 16〙
〘Capítulo 17〙
〘Capítulo 18〙
〘Capítulo 19〙
〘Capítulo 20〙
〘Capítulo 21〙
〘Capítulo 22〙
〘Capítulo 23〙
〘Capítulo 24〙
〘Capítulo 25〙
〘Capítulo 26〙
〘Capítulo 28〙
〘Capítulo 29〙
〘Capítulo 30〙
〘Capítulo 31〙
〘Capítulo 32〙
〘Capítulo 33〙
〘Capítulo 34〙
〘Capítulo 35〙
〘Capítulo 36〙
〘Capítulo 37〙
〘Capítulo 38〙
〘Capítulo 39〙
〘Capítulo 40〙
AVISO
〘Capítulo 41〙
〘Capítulo 42〙
〘Capítulo 43〙
☾Capítulo 44☽
〘Capítulo 45〙
〘Capítulo 46〙
〘Capítulo 47〙
〘Capítulo 48〙
〘Capítulo 49〙
〘Capítulo 50〙
AGRADECIMIENTOS
Epílogo
CONTINUACIÓN: El Infierno de Hades

〘Capítulo 27〙

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By SabrinaMiicaela

Hoy es lunes y vuelvo al instituto. Nunca pensé decir esto pero, extrañaba el instituto.

Estoy caminando por la calle mientras observo las casas del vecindario, anotando mentalmente las cosas que me gustan e imaginando cómo sería mi casa en el futuro. Esas son las pequeñas cosas que hago cuando me detengo a observar a mi alrededor, claramente presa del aburrimiento de no tener mi móvil.

Llego temprano, con diez minutos a favor y lo cuento como si eso fuera un acontecimiento asombroso cuyos efectos amenaza con destruir la estabilidad del espacio tiempo. Siento que a partir de mi llegada temprano al instituto se pone en marcha la teoría del caos.

Así de dramática, para variar.

Llego al instituto un par de minutos después, y froto mis manos en mi falda tableada. Tengo una ampolla seca en la palma de mi mano, cerca del nacimiento de mis dedos de haber agarrado mal la empuñadura de las tijeras para cortar los arbustos.

Andrés Morrigan me puso a arreglar el jardín a las seis de la mañana cuando apenas si el sol se asomaba en el horizonte. Con un ojo medio pegado por el sueño me dediqué a podar en silencio, levantar el césped y los arbustos. Pintar las vallas también me costó buen tiempo, tanto que llamé la curiosidad de los vecinos.

Yo pensaba que eso me servía de algo, haciendo alusión a Karate Kid cuando Daniel barnizaba la cerca. Al menos me pude entretener con mi tonta imaginación, la cual fue mi aliada para sobrevivir en el sufrimiento de no tener móvil ni conexión de wifi.

Mi abuela Mariane no notó que no hubo wifi en todo el fin de semana, ya que ella no trabaja en esos días. También le llamó la atención el hecho de verme arreglar el jardín, así que confirmé que ella no sabía que me había escapado, y le agredecí a mi abuelo por no decirlo aunque estoy enojada con él por su grado de hipocresía.

Me castiga por mentirle e irme a una fiesta, pero él en ningún momento me dijo que hay aguas turbias en lo que respecta a su persona.

Me siento un tanto traicionada, porque él es mi mejor amigo, pero aún así estoy comprobando que no confía en mí tanto como dice.

Cuando terminé con mis labores era la tarde del domingo, es decir, ayer, y solo volví a mi habitación y me acosté a dormir, pensando que tal vez Magnolia se iba a molestar ya que no hablamos en las tardes ni la llamé para ver cómo iba su vida.

Tengo que buscar la forma de decirle que estoy bien, y para eso necesito que Alex me preste su móvil.

Hablando de ella, no la veo desde la fiesta.

Camino por los pasillos del instituto y veo la oficina de Larry con la puerta abierta, el hombre está con sus auriculares puestos, de espaldas a la mesa mientras se menea ligeramente, golpeando el suelo con su pie enfundado en un zapato de vestir marrón roído por el uso.

Sonrio con gracia cuando lo veo menear la cabeza al son de la música que escucha. Se avergonzaría si supiera que alguien lo ve bailando de ese modo. Meneo la cabeza y sigo de largo, notando que la oficina del director tiene la luz encendida.

Mi primer clase del día es filosofía, mi materia preferida. Nótese el sarcasmo.

Camino hacia el salón de clases cruzándome a muchas personas en el camino, y doblo a la derecha en un pasillo cuando de repente oigo que alguien grita mi nombre.

—¡Gigi! —oigo una voz femenina y entonces me volteo, siguiendo el sonido hasta llegar a un par de ojos marrones tras unas gafas.

Alex viene caminando en la otra punta del pasillo, y me saluda con la mano. Acto seguido, trota para acortar los escasos metros que nos separaban y me abraza.

Me quedo un tanto confundida con tanta muestra de afecto. No estoy muy acostumbrada al contacto, sin embargo lo recibo y le devuelvo el abrazo, dándole un par de palmadas en la espalda.

—Hola —saludo con alegría.

Ella se separa de mí y me sostiene por los hombros, para luego inspeccionar mi rostro y buscar algún rasguño o algo por el estilo.

—¿Estás bien? ¿Te ocurrió algo? ¿Te lastimaste? —sus preguntas salen tan rápido que apenas puedo entenderle—. Ay Gigi, casi me muero cuando vi a la policía, solo pude salir corriendo como loca y quise alcanzarte, tenía la esperanza de encontrarte en la calle pero cuando dimos tantas vueltas buscándote pensé que te había llevado la policía, casi pierdo la cabeza ¿Sabes? Nunca vuelvo a ir a una fiesta, pudimos haber muerto. Pero me alegro que estés bien, no sabes... Me volvió el alma al cuerpo cuando recibí tu llamado, yo ya estaba ensayando como decirle a tus abuelos que habías desaparecido.

Su rostro se ve preocupado, pero aliviado a la misma vez.

—Ay amiga, si supieras.

Ella sonríe y luego engancha su brazo al mío para que caminemos hacia la clase de filosofía.

—Bueno, soy toda oídos —sonríe.

—Para empezar estoy castigada, pero eso es para el final, lo que en realidad ocurrió fue... —y así le cuento la historia a Alex, obviando los detalles sexuales y el disparo al policía, solo le cuento que Hades me encontró luego de que Aaron me haya besado y que luego terminé en casa.

Se lo conté con emoción, cambiando muchos de los detalles que son peligrosos que sepa y detallando las nimiedades, por ejemplo, que la pintura blanca en las cercas quedó bien.

Ella toma mis manos y observa las ampollas secas en mi palma.

—¿Ves? Gajes del oficio —me rio y nos sentamos en nuestros asientos cerca de la mitad. Estamos solas en este lugar. Me giro y me cercioro de que estamos solas para poder contarle el chisme bueno.

—¿Qué ocurre? —me pregunta cuando me ve mirando hacia atrás.

Yo me siento derecha en mi asiento y la veo.

—Tengo que contarte algo —murmuro.

Alex abre los ojos confundida.

—¿Estás embarazada? —quiere saber y yo abro los ojos grandes al tomarme por sorpresa. Niego con la cabeza riendo y ella achica los ojos para verme con curiosidad.

—¡No! Por santo badboy —dramatizo un poco—. Ya sé quién nos delató y dijo que me vio en la fiesta.

—¡¿Quién?! —Alex levanta las cejas y espera que suelte la bomba—. Espera, no me digas. Es obvio, maldita araña malvada. La odio tanto ¿Cómo lo supiste?

La veo enojada, maquinando cosas en su cabeza.

—Ella trabaja para la tienda de mi abuelo, entonces lo llamó para decirle que me vio en la fiesta y le dijo que era mi amiga y estaba preocupada por mí —mi voz sale enojada cuando le cuento a Alex sobre esas cosas, y me genera cierta repulsión el pensarla como mi amiga.

—Es una cínica de primera —reflexiona mi amiga—. No la entiendo, ¿Por qué te odia tanto? Es como si encendiera su interruptor de maldad cuando te ve.

—No lo sé, no le hice nada. Pero eso no es todo Alex, descubrí algo muy jugoso que no puedes decirle a nadie.

—Oh santo badboy —ríe con cierta gracia y emoción—. Dime, dime que ya tengo la garganta hidratada para gritar si es necesario. Yo nací para el chisme y por el chisme voy a morir.

—Ya sé quién es el padre del bebé de Leia.

Alex pierde la sonrisa y pone los ojos en blanco por un segundo.

—Pues Hades, obviamente —su tono de voz denota un ligero y burlón sarcasmo—. Eso todo mundo lo sabe Gigi.

Yo me la quedo viendo unos segundos y ella abre la boca, levantando las cejas y abriendo los ojos como platos, como si le hubieran estallado dos huevo en la cara. Su expresión es un tanto caricaturesca y me genera gracia.

—No me digas —murmura.

—Es de...

—No me digas, no me digas, ¿No es de Hades? —levanta las cejas y me toma de los hombros.

—No, no es...

—Dije que no me digas —me corta y luego mira hacia la puerta, con la boca ligeramente abierta. Parece shockeada por la confesión.

—Bueno... —intento hablar con confusión y ella me observa.

—Mierda, dime todo.

—Creí que no querías saber.

Alex se ríe con mis palabras y niega con la cabeza para luego sonreír.

—Era para generar tensión —ríe y luego me suelta los hombros—. Ahora sí, dime.

—El niño es del director —sentencio y ella frunce el ceño, para luego abrir la boca pero cerrarla al segundo. Vuelve a repetir ese movimiento facial lo cual la hace parecer un pez boqueando.

—¿Qué el qué es de quién?

—Alex, concéntrate —ahora quien sujeta a la otra de los hombros soy yo—. Repite conmigo. El bebé...

—El bebé...

—De Leia...

—De Leia... —dice ella.

—Es del director.

—¿Entonces Hades está saliendo con su madrastra y va a ser padrastro de su hermano? —quiere saber con confusión y yo niego con la cabeza.

Mierda, suena más extraño de lo que pensaba.

—Lo que quiere decir que el director es suegro de su propia amante y abuelastro de su propio hijo —murmura ella.

—No no, Hades no está con Leia, sino que el director lo obligó.

—No jo-das —susurra mi amiga—. ¡Ay Dios! ¡Tengo que hacer una peli de esto! Lo voy a escribir y lo voy a subir en Wattpad —la veo rebuscar en su mochila para sacar una pequeña libreta y luego mirarme, abriendo una página y poniendo el bolígrafo sobre la hoja.

Levanta la mirada y me observa.

—Anda, sueltalo todo, que hay que sacarle todo el jugo a esto —ríe y yo niego con la cabeza.

—Solo necesitamos pruebas para hacer que esa cotilla deje de molestarme, así que tú y yo vamos a juntar esa prueba.

—Destruir el mundo, anotado —ella escribe en su libreta—. Ir por un helado a las seis, anotado. Incendiar el instituto para pasar de año y tener más vacaciones, listo.

—Ey, eso no era parte del plan —tomo la libreta y veo lo que escribió.

Me río al ver la última cosa en la lista.

—Solo es una broma —murmura fungiendo inocencia—Pero si quieres no es broma.

—¡Alex! —me río y luego, el timbre suena interrumpiendo nuestra charla. Acto seguido nuestros compañeros empiezan a ingresar.

Pero una en particular me llama la atención.

Una de ojos celestes y cabello negro que casualmente dice ser mi amiga y delatarme. Veo que Leia me observa cuando entra, y veo en sus ojos una chispa de burla.


═══════════●❤●═══════════


Alex me acompaña al baño en el recreo, tenemos veinte minutos hasta la próxima clase así que luego de salir del baño la veo mirándose en el espejo y acomodando sus gafas.

Su tez es morena, como los norteños y su cabello marrón oscuro. Es delgada, con un cuerpo similar al mío aunque me podría atrever a decir que es apenas unos escasos centímetros más alta que yo.

Sus ojos son grandes pero alargados, como si fueran ligeramente rasgados y sus pestañas cortitas. Sus pómulos son altos lo que le da una forma delgada al rostro, aunque cuando sonríe sus mejillas se redondean dándole un aspecto más infantil.

Ella tiene una ligera cicatriz en el pómulo, muy sutil, que según me contó es producto de una pelea con uno de sus hermanos menores. Noté hace poco que tiene unas ligeras manchas un tono más pálido en las rodillas y en los nudillos, lo cual es producto del vitiligo.

No es perceptible a menos que te pongas a observarla a detalle, pero a mi me parece genial.

Cuando nota que la observo me sonríe y se apoya en el lavabo.

—¿Qué pensarías si te digo que tengo hambre? —inquiere y yo dejo escapar una risita.

—Creo que somos almas gemelas —rio y ella repite el gesto.

—Vamos a buscar una de las máquinas, tengo hambre —sugiere y luego saca dos billetes de su monedero, la cual tenía dentro de su mochila—. Con suerte conseguimos unos Cheetos.

—Te amo —dramatizo y Alex ríe, empezando a caminar hacia la cafetería, donde hay un par de máquinas viejas con dulces y chucherías.

—Amiga lo siento, estoy casada con puro personaje literario.

Cuando llegamos la cafetería está casi vacía, salvo por un par de personas que no superan las diez. Las personas suelen ir a los patios de deportes en los recreos, o se quedan en los salones.

Alex mete uno de los billetes en la máquina donde hay papitas, y el billete vuelve. Ella insiste y la máquina lo devuelve. Yo lo tomo y lo aliso con un borde de la máquina, para luego meterlo y esta vez si entra.

Ella y yo nos miramos en señal de victoria pero el billete vuelve a salir así que se puede reflejar la frustración en nuestras miradas.

—Maldita sea.

—¿Si le doy una patada? —sugiero y ella ríe.

—No te imaginaba tan violenta, chica nueva —una voz masculina nos distrae y nos giramos a ver a alguien entre nosotras. Un par de ojos celestes se posan en los míos, y otro dos pares más se posan en nosotras.

Observo sobre mi hombro a un par de chicos apoyados contra una mesa cercana. Veo los rizos rubios de Bruno y noto su sonrisa socarrona.

A su vez, Aira se ve serio, como si no prestara mucha atención y en sus dedos trae una lapicera, la cual pasa entre sus dedos y serpentea desde el meñique al índice, para volver en un movimiento zigzagueante.

Nika sin ningún pudor toma el billete de Alex y se lo tiende, para luego meter una mano en su bolsillo y sacar una billetera. La abre y puedo ver un buen par de billetes verdes, así que saca un par y lo mete en la máquina.

Puede ver que habíamos elegido las papas, pero él compra dos y unas latas de cola en otra máquina. Las saca y nos lo tiende.

Alex toma sus papas y su bebida y le agradece, pero yo lo hago frunciendo el ceño, con cierto análisis de la situación.

—Gracias Nika —dice Alex y él asiente, observándome de reojo.

—Luego te lo pago —digo yo y lo veo negar con la cabeza.

—No hace falta.

—Insisto —digo mientras lo veo caminar hacia sus amigos y me siento en la misma mesa que ellos a comer.

—Solo di gracias y ya —me dice por lo bajo, sentándose a mi lado. Alex se sienta frente a mi y Aira se queda parado con frustración pero luego se sienta a su lado.

Alex no lo observa en absoluto, sino que me mira a mi mientras come sus papas.

—Gracias —le digo a Nika y él asiente con la cabeza.

—¡Mi amorcito de mi vida! —dice Bruno y me observa—. Ay, Nika, ¿Por qué no me trajiste para mí? Yo creí que era el number one en tu corazón.

Le hago un gesto para que agarre papitas y él lo hace, para luego guiñarme un ojo.

—Soy un tipo difícil Bruno.

—Pufff —dice el Italiano mientras come sus papitas. Luego me mira a mi—. ¿Y tú estás bien? Casi nos morimos cuando no te encontramos, yo ya había preparado mi traje de luto.

—¿Y te quedaba bonito? —pregunta Alex y yo me atraganto con mis papas con la respuesta de Bruno.

—Me marca bien todo lo que tiene que marcar.

Tomo de mi coca para aclarar mi garganta y veo que Alex tiene el rostro enrojecido por la connotación a la que Bruno lleva todas las cosas.

Aira a su lado se ve serio, y observa hacia otra punta de la cafetería. Yo le hago una seña a Alex con los ojos y ella se encoge de hombros.

—Alex, ¿Quién era el chico de la fiesta? —pregunto para ver su reacción y Aira gira el rostro hacia ella, y frunce el ceño, pero luego vuelve a ver hacia otro lado, como Alex, quien mira en dirección opuesta.

Bruno y yo nos miramos y él alza las cejas con una sonrisa.

Nika en cambio niega con la cabeza.

—Esto es amor uuuh uuuuh —canturrea Bruno y yo lo imito.

Justo en ese momento toca el timbre para volver a clase, así que Alex y yo nos ponemos de pie.

Bruno abraza a Aira y a Alex por los hombros y camina por delante, mientras que Nika y yo vamos caminando unos pasos por detrás. Ninguno de los dos dice nada, pero siento que el ruso me observa de vez en cuando.

Él camina sereno, con las manos en los bolsillos y paso tranquilo.

No sé cómo fue que Leia lo cambió por el director. Eso me choca muchísimo y es un tanto repugnante de pensar. Es decir, Nika es joven y atractivo, alto, con un ligero tono bronceado, cabellos ligeramente ondulados y labios rosas y carnosos. Ojos celestes, pestañas tupidas y mandíbula cuadrada.

Es muy atractivo. Demasiado y lo sabe.

En cambio el director... es un hombre muy adulto.

—El viernes en la noche tocamos en el bar —dice Nika—. Tal vez puedas ir.

Muerdo el interior de mi mejilla.

—Estoy castigada —le digo y él asiente con la cabeza llegando al salón de clases.

—¿Y cuál es el problema? Si quieres te ayudo a escapar —me sonríe y luego me guiña un ojo para entrar.

Yo me quedo afuera del salón, pensando en lo que acaba de pasar cuando giro el rostro y veo que hay alguien apoyado en la pared. Tiene los brazos cruzados y está a pocos metros de mí, observándome con el ceño fruncido.

Yo lo observo de la misma forma y luego entro en clases, con Aaron observándome con aburrimiento y enojo.

Él entra después y se sienta en la punta opuesta, mientras que yo voy al fondo a la izquierda, pegada a las ventanas.

Cuando la clase empieza se puede ver que hay dos espacios vacíos adelante. Es el asiento de Hades y Leia, el cual está vacío.

El profesor está por pasar la lista de los presentes, por lo que se sienta en su escritorio y empieza a dictar el apellido de los presentes.

En ese momento, veo que la ventana a mi lado empieza a abrirse lentamente. Me alarmo un poco pero enmudezco a ver al causal. Hades tiene un dedo sobre sus labios indicándome que haga silencio, así que yo miro hacia adelante, nerviosa.

En cuanto el profesor diga su nombre y lo busque en el salón va a ser un problema. Uno muy grande.

Hades se mete con conficultad por la ventana, y nadie lo nota salvo Aaron, quien lo observa desde la otra punta. Parece analizar cada detalle pero yo lo ignoro. Claro que de igual modo siento esa molestia al saber que me está observando.

—¿Me extrañaste? —susurra con diversión pasando una pierna por la ventana. Tiene puesto el uniforme del instituto, pero me llama la atención verlo con sus gafas de marco negro. De esas que lo hacen parecer un nerd badboy.

Su camisa blanca la trae arremangada hasta los codos lo que deja ver su pálida piel y el negro del tinte.

Sus manos también tatuadas se ven con los nudillos marcados, y una vena verdosa colorea su piel. A su vez, sus anillos y pulseras negras lo hacen parecer aún más pálido.

—No.

—Uy, que mentirosa, se te nota en la cara que hasta soñaste conmigo —su tono de malicia me incomoda y me abruma el hecho de que tiene razón.

—Hades, métete o te delato.

—No lo vas a hacer —me desafía metiendo su otro pie con cuidado y sigilo. Lo veo morder su labio inferior teniendo cuidado para no caer, sosteniéndose del marco de la ventana.

—¿Quieres probarlo?

—Quiero probar otra cosa —me guiña un ojo y luego se termina de meter, en el mismo momento en el que el profesor levanta la cabeza pronunciando su nombre.

—Hades Fenrir.

Pero ya es tarde, lo siguiente pasa en cámara lenta.

—Uy —lo oigo decir a mis espaldas y acto seguido, veo que su pie queda enganchado en la ventana y se cae al suelo, de espaldas generando un ruido sordo que hace que el profesor se ponga de pie y todos los demás se den vueltas asustados y curiosos.

Lo veo en el suelo y él me observa con una sonrisa.

—¡Presente señor profesor! —grita y yo contento la risa.

—¿Qué hace en el suelo señor Fenrir?

—Solo estaba tomando una siesta de belleza, querido profesor. Usted sabe que hay que mantener la piel tersa y todo firme —se burla y yo lo veo ponerse de pie—. Pero no se preocupe, ya estoy bien despierto para disfrutar de su excelentísima clase.

Veo que el profesor de entrada edad lo observa dubitativo y con desaprobación, pero no le importa.

—Hades, siéntate de una vez y cálla la boca.

—Como usted ordene —Hades finge que hace un saludo militar y se sienta a mi lado.

—Fernandez —sigue pasando lista el profesor y yo miro al frente, para luego observar a Hades.

—No me dolió —me dice y yo niego con la cabeza. Luego de unos segundos, cuando toca mi torno de dar el presente siento que tira de mi cabello, observándome.

Pero yo no le presto atención, así que sigue molestándome.

Lo observo con molestia cuando toma uno de mis lápices y presiona la parte contraria a la punta en mi mejilla, para llamar mi atención.

Pero lo ignoro, así que suspira y mira hacia adelante con aburrimiento.

A mitad de la clase me encuentro ignorándolo, pero me desconcentro cuando lo observo. Él está mirándome, con sus brazos cruzados y apoyados sobre el escritorio, con su cabeza recostada sobre sus brazos y un poco de su cabello cubriendo sus ojos.

Él sopla para mover un mechón de su cabello negro y verme, en ese momento sus ojos grises se conectan con los míos.

—¿Y si nos escapamos? —sugiere con diversión y yo muerdo el interior de mi labio inferior.

—Es peligroso —susurro tentada por la idea.

Hades levanta la cabeza y me sonríe con malicia.

—Lo peligroso es lo más divertido, chica promiscua. Vamos, pórtate mal conmigo.

Medito en mi cabeza si es buena idea o no, pero no lo puedo puedo resistir.

Irme con Hades es mala idea, pero así y todo quiero hacerlo.

—¿Cómo? —pregunto mirando al profesor, el cual está de espaldas.

—Por la ventana —mira hacia el frente y se gira. Entonces sin darme tiempo a reaccionar se pone de pie sigilosamente—. Sígueme, fea.

—¡Hades no! —susurro asustada y él se encoge de hombros para irse por la ventana. No tarda más que unos segundos en salir y luego me observa, aún con sus gafas puestas.

—Es ahora o nunca, tú eliges —dice y luego se da la vuelta para empezar a caminar.

Yo miro hacia adelante y repiqueteo mis dedos en el pupitre. Siento ese picor y veo a mi derecha que Aaron me observa y puedo verlo negar con la cabeza. Eso es todo lo que necesito para poner mis cosas en mi mochila y salir velozmente por la ventana. Me agacho cuando veo que el profesor está a punto de ver en esta dirección y termino sentada en el suelo, con Hades observándome.

Él me tiende su mano con diversión y yo la tomo. Veo que hace eso tan característico de él que hace que mi atención se centra en sus labios cuando pasa su lengua entre ellos y luego sonríe.

—Me encantas.

—¿Dónde vamos?

—Donde sea. 


Advertencias para el público sensible: El Juego de Hades es una novela +21 que contiene temas delicados como sexo explícito, lenguaje vulgar, ilícitos, violencia, etc.

Es una novela ficticia en la cual NO se GLORIFICAN, ENALTECEN, MINIMIZAN o INCITAN a cometer ilícitos. Todo ilícito que se encuentre en esta novela debe ser penado como tal.

Recuerden en todo momento que esto es FICCIÓN, por favor, sepan separarla de la REALIDAD.

Capítulo dedicado a Jazielking_miHombre, ig Julieta.x.5 ¡SE TE AMA BEBECITA BELLA!

AY

¿Dónde creen que van Hades y Gigi?

¿Ustedes se hubieran ido?

¿QUÉ OPINAN DEL CAPÍTULO?

De Hades

Nika

Aaron

Aira

Bruno

Alex

Alex y Aira

Gigi

AY que me desmayo jaj (ahora que lo pienso bien podría ser literal) Les conté por instagram que me desmayé en serio el viernes pasado en medio de la calle

pd. no corregí el capítulo porque quería subirlo e irme a caminar jajaja, en algún momento lo voy a hacer

Les dejo unas fotitos del live del 06 en IG ¡Gracias a todas/os por estar! Y díganme si quieren que lo repitamos <3

Un beso desde el infierno de Hades,

La autora

Sabrina Micaela

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