𝔇𝔢𝔰𝔦𝔯𝔢 𝔗𝔬 𝔩𝔬𝔳𝔢 ༻�...

By MaddyMyersHeelshire

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Otra vez, si que si. Historia largas y/o cortas sobre Severus Snape, en diferentes circunstancias. Advertenci... More

❖01. ➽ 𝑰𝒏𝒇𝒐𝒓𝒕𝒖𝒏𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒏𝒂𝒗𝒊𝒅𝒂𝒅.
❖02. ➽ 𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒂𝒅𝒐 𝒂 𝒎𝒐𝒓𝒊𝒓.
❖03. ➽ 𝑹𝒐𝒄𝒌 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓.
❖04. ➽ 𝑨𝒎𝒊𝒔𝒕𝒂𝒅 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒔𝒕𝒊𝒈𝒐.
❖05.➽ 𝑳𝒂 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒚 𝒆𝒍 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒗𝒐𝒗𝒊𝒆𝒓𝒐𝒏.
❖06. ➽ 𝑳𝒂 𝒂𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝑺𝒏𝒂𝒑𝒆 𝒈𝒂𝒏𝒐.
❖07. ➽ 𝑳𝒂 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒂 𝒑𝒓𝒖𝒆𝒃𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝑻𝒐𝒓𝒏𝒆𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓
❖08. ➽ 𝑬𝒍 𝒊𝒏𝒊𝒄𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒅𝒖𝒓𝒆𝒛 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒔 𝒋𝒐𝒗𝒆𝒏𝒆𝒔
❖09.➽ 𝐋𝐚 𝐨𝐛𝐬𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐒𝐧𝐚𝐩𝐞.
❖10.➽ 𝑬𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒍𝒗𝒂.
❖11.➽ 𝑶𝒃𝒔𝒆𝒔𝒊𝒐𝒏 𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍.
❖12.➽ 𝑳𝒐𝒔 𝒄𝒆𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒏 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒚 𝒆𝒏𝒗𝒆𝒏𝒆𝒏𝒂.
❖13. ➽ 𝑬𝒍 𝒉𝒆𝒄𝒉𝒊𝒛𝒐 𝒅𝒆 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔í𝒂
❖14. ➽ 𝑻𝒖𝒔 𝒅𝒊𝒂𝒔 𝒕𝒓𝒊𝒔𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒖𝒔.
❖15. ➽ 𝐌𝐚𝐧𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐫𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐞𝐫𝐚.
❖16.➽ 𝑹𝒂𝒏𝒅𝒐𝒎 𝒍𝒐𝒗𝒆
❖17.➽ 𝑳𝒂 𝒅𝒊𝒄𝒉𝒐𝒔𝒂 𝒑𝒊𝒆𝒅𝒓𝒂 𝒇𝒊𝒍𝒐𝒔𝒐𝒇𝒂𝒍.
❖19.➽ 𝑷𝒓𝒐𝒇𝒆𝒔𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝑨𝒎𝒐𝒓.
❖20. ➽ 𝑬𝒗𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒓𝒏𝒂𝒗𝒂𝒍 𝒐𝒔𝒊 𝒐𝒔𝒊 𝒖𝒘𝒖.
❖21.➽ 𝑳𝒂 𝑹𝒆𝒄𝒐𝒏𝒄𝒊𝒍𝒊𝒂𝒄𝒊ó𝒏.
❖22.➽ La sinceridad de la Amortentia.
❖23.➽ 𝑪𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆 𝒗𝒆.
❖24.➽ 𝑳𝒂𝒔 𝒎𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂𝒔 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒔𝒐𝒏 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅 :𝒐
❖25.➽ 𝑻𝒓𝒆𝒔 𝒏𝒐 𝒔𝒐𝒏 𝒎𝒖𝒍𝒕𝒊𝒕𝒖𝒅.
Notissss uwu
❖26. ➽ 𝑬𝒏 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒏 𝑳𝒖𝒈𝒂𝒓 𝑨𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒅𝒐.
❖27. ➽ 𝑬𝒍 𝑭𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑵𝒐𝒗𝒊𝒂.
❖29. ➽ 𝑴𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝑰𝒏𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒂𝒓𝒊𝒂.
❖30. ➽ 𝑷𝒐𝒍𝒚 𝑺𝒎𝒖𝒕.
❖31. ➽𝑨 𝑺𝒂𝒅 𝑳𝒆𝒕𝒕𝒆𝒓.
❖32. ➽ 𝑺𝒆𝒎𝒂𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝑬𝒙𝒂𝒎𝒆𝒏𝒆𝒔.
❖33. ➽ 𝑶𝒖𝒓 𝑳𝒂𝒔𝒕 𝑺𝒖𝒎𝒎𝒆𝒓.
❖34. ➽ 𝑯𝒆𝒓𝒆 𝒘𝒆 𝒈𝒐 𝒂𝒈𝒂𝒊𝒏.
❖35. ➽ 𝑻𝒂𝒌𝒆 𝒂 𝑪𝒉𝒂𝒏𝒄𝒆 𝑶𝒏 𝑴𝒆

❖18.➽ ¿𝑯𝒖𝒊𝒓 𝒄𝒐𝒏 𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒖𝒔 𝒗𝒂𝒍𝒆 𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒏𝒂? 𝑺𝒊.

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By MaddyMyersHeelshire

Pedido de: MMRAZO26 perdón por la demora u.u

¿Cuánto estarías dispuesta o dispuesto a dar por amor? ¿Renunciarías a todo, solo por ir con quién juras que es el amor de tu vida? Una fantasía para muchos, una realidad para ti.

Ser, hasta ahora, el último descendiente de Salazar Slytherin te daba ciertos privilegios, pero también te daban muchas privaciones respecto a tu vida personal. Como era de esperar, ingresaste a Hogwarts y fuiste directamente a Slytherin. Inmediatamente fuiste aclamada y tratada con respeto, Lucius Malfoy, con aires de suma soberbia, pensó que rápidamente lo aceptarías como su amigo, por supuesto, no se equivocaba.

Fuiste la mejor de tu casa y del colegio, nadie se oponía, mucho menos los Slytherin, quiénes con tal de que su casa ganara todos los años estaban bien, pero eso no impedías que no tuvieran envidia y celos de ti. Sobretodo, Severus.Nunca se dejó ganar o pisotear por ti, aunque tampoco tratabas de hacerlo. Muchas veces querías dejarlo tener la palabra en clase, pero tu instinto natural de querer ser el centro de atención -eventualmente- te lo impedía, exclamando la respuesta y/o haciendo el mejor trabajo práctico. Horace notó su pequeña competitividad entre ustedes y sabía que ambos tenían un potencial sumamente poderoso. Severus no tenías más opción que morderse la lengua y guardar sus, para nada, amistosos comentarios sobre ti, porque sabía que sí lo hacías, su acoso escolar no haría más que empeorar por insultar a la heredera de Salazar Slytherin. Esa mañana, simplemente, no lo aguantó más. Habías usado mal tus palabras, diciendo; "Lo que dijo Snape es correcto, profesor. Sin embargo, yo tengo conocimientos más extensos que él, porque, después de todo, ¿quién podría ver de cerca las runas, y sobretodo, poder entenderlas, estando encerrado en su casa sin que pueda hacer más que leer sobre ellas?" todo había salido sin pensar, e, inmediatamente te callaste de golpe, dando paso a las carcajadas que los demás daban. Severus parecía hechar humos, te sonrojaste e intentaste enmendar tu error con él. Pero Snape salió antes de clase, completamente humillado, y lo peor, sin poder hacer nada, como siempre.

Esperaste, es silencio -para la sorpresa de todos- a que acabara la clase. A penas dieron la orden de retirarse, saliste casi volando del salón. Sabías que tenías que disculparte con Severus y no tenías ningún problema con hacerlo. Lo encontraste en un pasillo, cerca del balcón que dejaba ver la fría y blanca mañana. Te acercaste sigilosamente a él y tocaste suavemente su espalda, sentiste como él se estremeció ante tu toque por sorpresa y se volteó, su rostro se contrajo con dureza al verte. «Lo lamento, Snape» murmuraste, avergonzada. Severus no pareció sorprenderse, en cambio, su enojo hacía a ti crecía cada vez más. «Realmente lo siento, no pensé en lo que estaba diciendo y...» te interrumpió abruptamente, metiste tus labios dentro de tu boca, formando una línea recta. «¿Por qué siempre lo haces, Gaunt?. Tratas de humillar a todos cómo si fuera lo más normal de mundo. No eres más que una malcriada, consentida y egoísta» escupió con odio, de pronto tus ojos picaron ardientemente, tu uña del dedo índice rascaba con nerviosismo el costado de tu pulgar, y de pronto, ya no tenías más palabras que decir, el sudor cubrío con una fina capa la parte superior de tu cabeza, tus orejas se sentían calientes, toda tu cara lo hacía. «Quieres toda la atención en ti, entiendo lo que se llega a sentir, y eres egoísta exactamente por eso, no quieres que nadie más se sienta más grande que tú. Quieres que todos se dobleguen ante ti. Y adivina qué, T/n» dijo acercándose peligrosamente a ti y murmurando cerca de tu rostro, con su aliento chocando contra ti. «Lo lograste. Pero yo nunca, jamás, me doblegaré ante ti».

Se fue, justamente en el instante en el que termino de decirlo. Te quedaste allí, totalmente paralizada, definitivamente, nadie te había puesto en tu lugar desde que podías recordar. Pasaste tus nudillos, casi agresivamente, por tus ojos, y eliminaste cualquier rastro de pequeñas lagrimas con una sonrisa. Te fuiste de allí, soltando una pequeña risa sarcástica.

Severus poco sabía de lo que venía.

Los días siguientes a esos, fuiste más amable, aprendiendo a no destacar mucho y dejar que los demás tengan su momento de gloria. No se sentía mal, pero era raro. Severus notó tu cambio, y no pudo evitar sentirse culpable y mal por lo que te había dicho ese día, ese arrepentimiento no duró mucho en la cabeza de él, pues se percató de que habías cambiado con todos menos con él. Siempre buscabas la oportunidad, por más pequeña que sea, de contradecirlo o humillarlo. Y eso, claro, llegaron a los oídos de los merodeadores, no tardaron en ignorar de que eras de Slytherin y te propusieron ser parte de su grupo.

Miraste a James con una ceja alzada y te acercaste ágilmente a él. Inmediatamente se puso nervioso, y toda la seguridad que tuvo en pedírtelo, se fue en cuanto te acercaste. Sirius, Peter y Remus los veían con diversión, mirándo de reojo a Lily aguántarse las ganas de tirar de tu cabello y darte una lección, aunque todos sabían quién resultaría vencedora. «Lo siento, trabajo sola» respondiste en un murmuro cerca de él. «Lo que pasa entre Severus y yo es solo nuestro asunto...Ahora, piérdanse» James se alejó, pero solo porque se percató de la mirada celosa de Lily, y no ayudaba en nada que él se hubiera sonrojado por tu cercanía. Salió enojado de allí con sus amigos tratando de ocultar pequeñas risitas. «¿Se te perdió algo, niñita?» preguntaste con tono serio a Lily quién parecía querer intimidarte con su dura mirada. Al ver que le respondías con la misma mirada que ella, incluso peor, se sonrojó y negó con la cabeza alejándose de allí.

Al girarte para irte de allí viste a Severus, serio cómo siempre, te miró fijamente, haciendo lo mismo que Lily. Te acercaste a él cómo lo hiciste con James e hiciste lo mismo, solo que esa pequeña batalla de miradas duró más tiempo. Ambos ya cansados de eso, se soplaron el uno al otro al mismo tiempo, maldeciste en voz baja y el gruñó con fastidio. «Eres un tramposo, Snivellus» te quejaste, Severus te miró y exclamó enfadado, «No me llames "Snivellus"». «Entonces deja de lloriquear» respondiste frotando tus ojos. «Eres un fastidio» dijo Severus antes de irse. «Un fastidio que hace que tu vida sea más colorida...¡Snivellus!» gritaste para que te escuchara. Severus se volteó para verte enojado, sin embargo, no hizo nada y volvió a darse la vuelta para irse. Adornando su rostro con una diminuta sonrisa de diversión. «Sin duda lo haces, T/n»

En dos últimos años posteriores, su relación seguía así, ni mejores amigos ni enemigos, de hecho, por ahora, podrían considerarse compañeros cercanos. Lucius no paraba de insinuarle cosas a Severus, y susurrarte al oído las mismas cosas. Y tal vez, los dos estén empezando a creer todo lo que él decía. Al final, lo que sea que ellos tuvieran, amistad o no, te hacía emocionar. Al ser descendiente de Salazar, tus padres te prohibieron ser amiga o juntarse con hijos de muggles o mestizos, y Severus entraba en la segunda categoría. Por otro lado, tus padres estaban orgullosos de tu amistad con Lucius Malfoy, qué, incluso intentaron convencerte de casarte con él. Te negaste rotundamente, y al día siguiente, eso era motivo de risas para ti y Lucius. Y aunque esa era las primeras intenciones de Lucius, ahora él solo tenía en mente a una chica.

En otra parte, Severus se cuestionaba lo que sentía. Acostado en su cama, con sus manos juntas encima de él y mirando al techo, pensaba; «¿En qué momento pasó?» se preguntó, sin encontrar respuesta. Subió su mano a su pecho y la puso en dónde estaba su corazón, lo sintió palpitar con fuerza, un sentimiendo agridulce, jamás se había sentido así y no sabía decir con seguridad si eso era bueno o malo. De solo imaginar tus ojos desafiándolo en silencio su corazón palpitaba, de imaginarte sonreír provocaba una ilusa sonrisa por parte de él. De solo imaginarte al su lado, sosteniéndo su mano, abrazándolo o simplemente con tu presencia, lo hacía cubrir su rostro, avergonzado de imaginar eso y de lo sonrojado que lo ponía. «Sí que soy masoquista» murmuró para él, permitiéndose volver a fantasear contigo.

Al día siguiente, cómo ya era su costumbre, molestabas a Severus mientras él desayunaba. Mientras se divertían, James, Sirius, Remus y Peter se dirigían a ustedes. Severus se puso a la defensiva y se puso delante de ti, James lo miró divertido, escaneándolo con la mirada. Te miró a ti, achicó sus ojos mientras sonreía, esta vez, no harían nada contra ti, solo con Severus. Empezaron bromeando sobre ustedes, luego aumentaron de intensidad, creando inseguridades en Severus, quién parecía darse cuenta y empezaba a darles la razón en silencio, "él no era bueno para ti", pensaba, "no tiene nada que ofrecerte, no merecía ni fantasear contigo". Al ver que Severus no tenía intenciones de defenderse ni decir nada para negar lo que decían, decidiste irte y jalarlo contigo. «Sabes que tenemos razón, Snivellus. Sabes que no puedes tratarla ni darle lo que merece, Snivellus» frunciste el ceño y te acercaste. «Oye, puerco Potter, ¿No podías ser creativo y crear un apodo que no sea el que uso yo?, ¿o tu diminuto cerebro acabó por desintegrarse por el oxígeno frío que inhalas cuando vuelas?. «¿De qué hablas, T/n? Tú respiras el mismo oxígeno que yo» respondió tratando de recuperar su dignidad. «Oh, claro que sí, pero a mí no me hace daño, porque yo no inhalo el oxígeno que está a cincuentra metros. Quieres parecer tan interesante que vuelas más alto que los demás, además, sé como te encanta volar en épocas lluviosas, porque según tú, tu cabello se ve mejor húmedo. Me sorprende que no hayas agarrado una hipotermia, porque eres tan inteligente que ni siquiera te vas a secar, sino que posas en frente de las demás chicas...Me sorprende que digas que estás enamorado de Evans»

Severus te admiraba en silencio, James estab rojo de verguenza, pero esta vez sus amigos no trataron de ocultar una risa. «Ahora, discúlpate tú y tus amigos con Severus» ordenaste. Obviamente, se negaron. Así que volviste a acercarte, esta vez para que solo ellos te escucharan. «Les conviene hacerlo. Claro, si no les importa que todo el colegio sepa de ti, esclavo de la luna» te dirigiste a Remus, «Ni tampoco de lo que ustedes hacen cada luna llena con él» ahora mirando a los demás, señalando con la cabeza a Remus. «O tal vez deba añadir lo que haces con tu capa de invisbilidad» al ver lo estupefactos que estaban, retrocediste, parándote junto a Severus. Te cruzaste de brazos y los miraste con autosuficiencia. «Vamos, discúlpense ahora» dijiste con una irritante sonrisa. Obligados, pero sobretodo, humillados, se acercaron a Severus y se disculparon por lo que habían dicho y hecho.

«Eres asombrosa» murmuró sonrojado, lo miraste con una sonrisa. «¿Por fin lo aceptas?» Severus rodó los ojos, «Pero sobretodo un fastidio, un asombroso fastido» Ahora sonreíste, pero lejos de una sonrisa fastidiosa o diverida, esta sonrisa fue honesta, cálida y genuina. Sin previo aviso, tomaste la mano de Severus, entrelazándola con la tuya y empezando a caminar juntos. Él se mostró tímido, pero al ver como sonreías, una sonrisa diferente a la que había visto anteriormente, se relajó y correspondió tu agarre con un apretón y jalándote más cerca de él. Tenía un montón de comentarios sarcásticos pero prefirió guardárselos para él mismo y no romper el momento.

Ninguno dijo nada más, caminaban sin rumbo fijo, ambos idos en sus pensamientos. Severus pensó que ese era el momento perfecto para decir todo, para aliviar el dolor que sentía en su pecho por las noches. Finalmente detuvo su caminar, obligándo a detenerte también, te miró y habló, algo simple. «Después de todo, sí lo lograste» dijo, lo miraste confusión e hiciste una inclinación de cabeza a un lado. «Lograste que me doblegara ante ti. Podrá sonar tonto o incluso inmaduro, pero te quiero, y aceptaré si tu no me quieres de la misma manera. Pero tienes que saber algo, T/n...Soy tuyo, mi corazón, mis sentimientos, todo mi ser, es tuyo. Y si me rechazas por estar confundida, sabrás que siempre te voy a esperar a ti».

Tu agarre en su mano se tensó, nerviosa de lo que pasaba, quisiste que te tragara el calamar gigante y nunca quisera escupirte. Sentiste el calor en tus orejas y como tu cara se iba calentando, por primera vez, a los ojos de Severus...Te mostraste indefensa, nerviosa y sin nada que decir. «Bueno, Severus. Yo... ammmm...Realmente quisera responderte con algo tan lindo cómo lo que acabas de decir, pero mi mente está en blanco ahora. Yo... en serio no sé cómo decir esto.» empezaste a balbucear, también lo querías, pero te era difícil expresarlo sin parecer que estás siendo muy cursi o que estás haciendo el ridículo. Severus pareció entender y te preguntó, tratando de suavizar su voz. «¿También me quieres cómo yo te quiero a ti?» lo miraste apenada y con una sonrisa asentiste. Te acercaste timídamente y besaste la comisura de lus labios. Y eso fue lo más romántico a lo que llegaron sin estar acostumbrados.

A inicios de séptimo año, todo iba de maravilla, James había dejado de fastifiar a Snape y había sentado cabeza con Lily, Lucius finalmente se había comprometido con Narcissa y al ser mayores que ellos, salieron antes de Hogwarts. Y luego estaban Severus y tú, casi nada había cambiado, seguían molestándose y bromeando cómo lo hacían antes, pero ahora todo era acompañado de un beso.Sin embargo, fue ese día, en el que tus padres habían decidido ir a Hogwarts sin avisar, te encontraron tomada de la mano con Severus mientras ambos reían de una estúpidez que probablemente dijiste tú. El colmo para ellos fue cuando besaste a Severus de la nada, sorprendiéndolos a los tres. Aunque haya pasado un tiempo, él todavía no se podía acostumbrar a la nueva faceta tuya que le estaba siendo otorgada, porque sin duda, una de las mejores cosas de su vida, fue tener a una T/n muy cariñosa, cómo jamás penso que tendría.

Tus padres avanzaron a paso apresurado hacía ustedes. Tu padre empujó a Severus, alejándolo de ti, no tuviste tiempo de reaccionar o protestar, ya que ellos te trasladaron a un salón vacio. Antes de que pudieras preguntar, tu madre estampó su palma contra tu mejilla, fue tanto el impacto que chocaste contra un escritorio. «¿Cómo pudiste hacernos esto, T/n Gaunt, como te atreviste a hacerle esto a tu familia?» permaneciste callada, con la cabeza agachada. «¿Por eso rechazaste al joven Malfoy?» preguntó tu padre. Tus lágrimas rodaron por tus rojas mejillas. Tu padre tomó tu rostro en una mano y lo alzó para que lo miraras. «Nada de llorar, T/N. Arruinaste nuestro apellido, deshonraste a tus ancestros al juntarte con...ese mestizo» dijo, con repugnancia.

Severus entraba abruptamente en todo salón que veía, con la ilusión de encontrarla. Trató de secar las lágrimas que se acumulaban en sus ojos pero volvián a salir más, estaba frustrado e impotente. No sabía dónde más buscar, así que volvió a su sala común. Pensó en ir a su habitación y perderse las próximas clases, pero oyó al alguien dando zancadas y murmurando por lo bajo, se dio la cuenta y te vio yendo a tu habitación. Bajó las escaleras casi tropezando, pero finalmente llegó a ti, lo miraste y antes de que él preguntará algo, lo jalaste dentro de tu habitación.«Me iré» avisaste, «Me mandaron a empacar mis cosas y ahora mismo me voy» Severus se mostraba impacible pero por dentro estaba destrozado y lo sabías. Él lo aceptó, admitiendo que nunca tuvo que decirte lo que sentía, porque sabía que él no te podía dar todo lo que realmente merecías. Lo miraste con lástima unos segundos, antes de que tu rostro volviera a brillar. Te acercaste a él con una sutil sonrisa, «¿Me amas, Severus?» preguntaste, «Necesito saber si me amas para saber que hago lo correcto». Él te miró y respondió, «Solo sé que te amo si te dejo ir, sé que tendrás mejores cosas de las que yo puedo darte»

«A estas alturas es muy tarde para dejarme ir, Snivellus. Ahora, deja de lloriquear y dime si confías en mi lo suficiente para irte conmigo» Severus dio una paso atrás, sorprendido. Evaluándo todas las posibilidades que tenían, no tuvo tiempo de responder, Dumbledore entró sin permiso a la habitación, no sin antes asegurarse detrás de la puerta de que nada raro pasaba. «Le sugiero, señor Snape, que piense rápido en su desición, los señores Gaunt ya han ido conmigo para sacar a T/n de Hogwarts».Sonreíste al saber que tenías la aprobación de Dumbledore -aunque no te importaba si la la tenías o no- Severus parecía más seguro y tomó tu mano. «Confío en ti y te amo hasta al punto de llegar a hacer locuras por ti y contigo.»

«En ese caso, empaquen sus cosas y veánme en mi despacho» ni cortos ni perezosos, empacaron los más rápido que pudieron con magia. Detuviste a Severus antes de que saliera y volviste a hablar, «Gracias...por confíar en mí», dijiste con un sonrojo, Severus se acercó a ti y acarició tu mejilla, se acercó y besó delicadamente tus labios, dándose el gusto de poder demorarse más en saborearte, reíste nerviosa y recordaste que tenías que ir con Dumbledore. Corrieron lo más rápido posible por los pasillos, siendo vistos por lo demás estudiantes, entre ellos, James y Sirius. No tardaron en ir con tus padres.Entraron rápido al despacho en Dumbledore, quién a pesar te tener aquella expresión relajada, esa vez no pudo ocultar sus nervios, los gritos enojados de tus padres, dirigiéndose a su despacho los alarmaron a los tres. Con una sonrisa y un pequeño pero audible «Suerte, muchachos» los hizo desaparecer y aparecer en un bosque.

Pronto, sentiste los brazos fríos de Lucius abrazándote y jalar a Severus.«Aquí están mis pequeños pillos» comentó con una sonrisa burlona. «Tomen esto.» extendió bolsas llenas que sonaban, «Un pequeño regalo de bodas adelantado» guiñó un ojo, sonrojados, sonrieron. «Vayan a cualquier lugar, pero no olviden escribir» agradecidos por la cantidad de galeones que les había dado, ahora tocaba pensar en un lugar al que ir, aunque no importara mucho, se tenían el uno al otro, y unos cuantos -muchos- galeones, pero un techo bajo el cuál dormir siempre era bienvenido. Ustedes dos, solo ustedes dos, se enfrentaron al mundo, y sin duda, estarían en las próximas anécdotas que Dumbledore contaría a quién lo necesitara. Pero por ahora, en ese momento...Todo estaba bien.

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