Como suele pasar siempre, las cosas suceden demasiado rápido, esto al parecer pasa muy seguido, en un abrir y cerrar de ojo después de escuchar la advertencia el mundo se me nubla, todo cae entre sombras y los sonidos se vuelven murmullos inaudibles.
Voy poco a poco perdiendo la conciencia mientras siento presión en mi boca con una tela, el auto acelera y desde ahí mi conciencia se borra.
Despierto en una habitación oscura, solo hay luz que se cuela por las ventanas, voy recuperando la conciencia y los sentidos, y a medida de eso me doy cuenta que estoy en una especie de almacén abandonado, y que la poca luz que hay es de luna, ya es de noche.
No sé qué hago aquí trato de hacer memoria de lo que paso y de pronto me llega a la mente, lo último que recuerdo es a Adán gritando que escape mientras yo estaba con...
Escucho pasos y voces conversando junto con una puerta siendo abierta bruscamente, me estremezco con el sonido tan fuerte que produce, mi corazón está a mil por hora ni siquiera puedo disimular seguir inconsciente para informarme más ya que los nervios me ganan y la desesperación.
Veo a dos hombre acercarse y notan que ya he despertado, están completamente vestido de negro con lentes y sombreros por lo cual queda a un nivel muy bajo el alcance visual de sus rasgos faciales, lo que sí puedo notar en un nauseabundo olor de tabacos y alcohol.
Uno se queda parado a unos tantos pasos de mí, mientras el otro se sigue acercando y cada vez ese hedor se vuelve más fuerte haciendo torcer el gesto.
‒ Al parecer la princesa despertó, no seamos descorteces y vamos a ver si se le ofrece algo ‒dice el hombre que está más lejos con una voz gruesa y ronca.
‒ Yo no sé qué querrá, pero lo que yo quiero es comprobar si esos pechos son reales, míralos grandes y redonditos, y yo no gay ‒exclama el otro que se acerca a mí, me retuerzo al pensar que va a tocarme, mientras se acerca sonríe y noto que sus dientes están en mal estado debe de ser producto de drogas y otras cosas‒ ¿Qué pasa? ¿Es que acaso no te gusto?
‒ Como le vas a gustar con esa cara ‒dije en otro prendiendo un cigarrillo‒ además recuerda que el jefe dijo que no la lastimemos por ahora.
‒ Igual la van a mandar a matar, además no va a sufrir lo va a disfrutar, tómalo algo así como un momento de felicidad antes de partir.
Dicho lo último, me toma por la cintura e intenta besarme, me resisto como puedo mis pies y manos estaban atados pero mis piernas solo estaban atadas en la parte del fémur y aun podía hacer la flexión de las rodillas, aprovechando esto aprovecho y lo golpeo con todas mis fuerzas en la parte más sensible.
Rápidamente se aleja de mí y se tira en el suelo retorciéndose de dolor, su compañero se acerca y me atina un golpe en el rosto logrando sacarme sangre.
‒ Maldita perra ‒en ese momento el otro sujeto se levanta lentamente recuperándose del golpe, y saca un arma para apuntarme.
‒ No quisiste ser mansita, ahora veamos qué tan valiente eres desgraciada.
Cierro los ojos esperando el impacto.
Escucho un disparo, pero yo sigo viva así que abro los ojos y veo que el disparo no ha sido del arma del sucio que tengo al frente, ellos también parecen sorprendidos y los tres volteamos a ver de dónde provino el tiro.
‒ Tu no tomas esas decisiones, y se supone que tienen órdenes específicas de no dañarla ‒la voz se dirige a los dos hombre de negro, y estos parecen que estuvieran viendo un fantasma.
‒ Jefe es que... ‒así que este es el jefe de estos idiotas que me tienen retenida.
‒ Es que ¡NADA! ‒la voz suena poderosa y autoritaria‒ tienen órdenes especificas así que cúmplanlas ‒el dueño de aquella voz llega cerca de nosotros y descubro que es Colín, se supondría que tendría que estar alterada porque él está detrás de todo esto, pero no puedo evitar al mismo tiempo sentirme algo aliviada de que estos ya no me harán nada gracias a él.
Se fija en mí unos segundos con su rostro inexpresivo y luego voltea a ver a los de negro.
‒ ¿Por qué esta golpeada? ‒ambos se quedan en completo silencio‒ ¡RESPONDAN!
‒ No quería cooperar señor ‒por fin contestan y Colín solo suspira y se presiona el puente de la nariz.
‒ Lárguense, después tendrán que darme muchas explicaciones.
Los dos sujetos se retiran como alma que lleva el diablo, dejándome solo con el que se supone es mi amigo, y el cual me tiene que dar muchas explicaciones.
‒ ¿Te duele? ‒descarado
‒ Quizás, pero me distraigo del dolor pensando en todo lo que me tienes que aclarar.
‒ Todo a su debido tiempo, lo importante es que ya estás aquí y que todo va de acuerdo al plan.
‒ Espera ¡¿plan?! ¿Qué estas tramando? ¿Por qué me tiene secuestrada?
‒ Haces demasiadas preguntas las cuales no te pienso contestar ahora, así que confórmate con saber que te trasladaremos, y que no morirás por ahora.
Sin decir más se da la vuelta para salir por la misma puerta por donde entro, dejándome aquí en esta oscuridad, con mi cabeza aun con mil preguntas.
Ciento otra presencia en la habitación, y en menos de un segundo me cubren la cabeza con una bolsa negra, siento un pinchazo en mi brazo y voy perdiendo la fuerza. (¿Veneno? No, tiene que ser un sedante, lo poco que me dijo la rata esa fue que no tenían intención de matarme aun) son mis últimos pensamientos antes de quedar nuevamente inconsciente.
...
Vuelvo a despertar esta vez en un lugar diferente, es un como un calabozo todo esta húmedo se escucha el goteo de tuberías dañadas, ratas recorren los suelos, van pasado los minutos y sigo recuperando los sentidos, me levanto lentamente de lo que parece ser una cama y me siento en el borde tratando de analizar el panorama, algo curioso es que no estoy atada pero claramente estoy prisionera en esta celda, veo a mi alrededor hay un balde lleno de agua que poco a poco se llena más con el incesante goteo de la tubería.
Además de eso no cuento con más nada, la luz es muy tenue mis ojos al principio tardaron en acostumbrarse a la oscuridad, el único rayo de luz se cuela por unas escaleras se asciende al otro piso, (debo de estar en una especie de sótano) si es así de nada serviría gritar, nadie escucharía y se me agotaría la fuerza intentando llamar a alguien que me ayude.
Me dirijo a la cerradura de la celda para ver si puedo intentar abrirla, para mi mala suerte todo en este lugar está en malas condiciones menos la cerradura y los barrotes, tengo que buscar opciones antes de que alguno de los que trabajan para este tipo aparezca.
Calculo que han pasado 30-40min desde que me desperté antes de que llegaran unos tipos al sótano y se encontraran al frente de la celda donde me encontraban.
‒ Así que esta es el vástago de Alberto Parker, Elizabeth Parker –uno de los hombres me habla, y logro reconocer su voz después de tantos años, la misma voz del tipo que irrumpió en la fiesta hace 7 años.
‒ ¿Quién carajos eres? ‒pregunto sentada desde el borde de la cama.
‒ Que descortés soy ¿verdad?, no nos ha presentado formalmente, me dicen el cerebro pero tú puedes llamarme Ryan.
‒ ¿Ryan Jackson? ‒estoy estática.
‒ ¡El mismo! Me alaga que me conozcas, ahora hablemos de lo importante ‒lo miro desafiante (¿que se trae este entre manos?) ‒ ¿Qué hacer contigo? ¿Qué puedo hacer con la descendencia de Alberto Parker?, el infeliz que me disparo hace tantos años, y que impidió que hiciera el robo perfecto ‒noto que se altera su voz empieza a desesperarse, mientras recorre un lado a otro‒ que hacer con lo único que queda de ese maldito, con lo que más amaba en este mundo ‒se detiene y me mira fijamente‒ vamos a darle un espectáculo a tu padre, y que lo disfrute desde el ¡INFIERNO!
En eso le hace una señas al hombre que lo acompaña, un guardia exageradamente grande y corpulento, me sujeta del brazo y me carga de forma que me inmoviliza, empiezan a caminar sacándome de la celda, pero no suben las escaleras, en el mismo sótano parece haber otra habitación a la cual me meten, mis intento de forcejear son inútiles el gorila que me sujeta es más fuerte que yo.
En un movimiento rápido me sienta en una silla y me ata de manos, esta vez no cometieron el mismo error de dejarme las piernas desatadas y con otra cuerda me inmoviliza, se aparta y se coloca en una esquina, dirijo mi vista hacia Ryan y me quedo pasmada, está examinando unas herramientas que estaban encima de una mesa pequeña, eran instrumentos de tortura.
‒ Veo que has notado mis juguetes, tranquila también podrás jugar con ellos...
///Adán///
Estaba revisando unos informe de cuerpos recién llegados cuando uno de mis hombres me informo que había descubierto que Elizabeth podría peligrar, no me lo podía creer mientras escuchaba la información, al parecer el desgraciado de Colín era un infiltrado, cómplice de Ryan para hacerle daño, más no lograron averiguar la razón del por qué.
Intente desesperadamente llamarla, y cuando me contesto me alarme más al saber que estaba con él, el teléfono se cortó y supuse que ya lo había descubierto, llame a Javier para informarle, y a Samanta para asegurarme donde está, informarle, y decirle que se resguarde en la casa.
Salgo de inmediato del edificio hacia mi auto, piso el acelerador y me dirijo a la estación de policía de Javier, llego en tiempo record y ya me estaban esperando, Javier me pide mi teléfono para a ver si puede intentar rastrear la llamada, para tener un indicio de dónde empezar a buscar.
Mientras yo me retiro para dirigirme a mi casa, a interrogar a los empleados, al llegar me encuentro con doña Carmen la mayor de mis empleadas y mi ama de casa de confianza.
‒ ¡Doña Carmen!
‒ Joven Adán que sorpresa que llega temprano del trabajo. La señorita Elizabeth le dejo dicho que iba a salir con el señor Colín.
‒ Y no le dijo a donde se dirigía, algún lugar.
‒ No solo dijo que llegaría en menos de dos horas, ¿pasa algo joven?
‒ No, y no quiero que pase.
Dejo a la pobre señora con la intriga, me doy media vuelta a ir a preguntarle a los demás cuando me encuentro con Samanta.
‒ Adán ¿qué paso? Me tienes hecha un manojo de nervios ¿Dónde está Elizabeth? ‒no encuentro manera para decir lo que ha pasado de una manera delicada, pero será mejor que se lo diga ahora y que no se entere después.
‒ Samanta sígueme ‒la guió a la sala‒ siéntate ‒le pido apuntando a uno de los mueble‒ Samanta no hay otra manera de decírtelo que no sea directamente. Elizabeth fue secuestrada ‒queda en shock, sus labios se mueven pero no logra articular ninguna palabra.
‒ ¿Pero cómo? ¿Quién?
‒ Va ser difícil de creer, Pero Colín nos ha traicionado.
‒ ¡¿Qué?!
‒ En resumen, aparentemente se alió con los que buscan a Elizabeth, no sabemos el por qué, pero se aprovechó de la confianza para que Elizabeth saliera de casa, la llevo a no sé dónde pero cuando la llame para advertirle ya estaba con él y la llamada se cortó.
‒ Tiene que haber una explicación, Colín es nuestro amigo desde que éramos pequeños.
‒ Me encantaría tener todas las repuestas en este momento, pero por desgracia no las tengo, por eso tengo que averiguarlas, mientras tú tienes que quedarte a salvo aquí.
‒ Estás demente, no puedo quedarme aquí mientras mi amiga está secuestrada y otro de mis amigos es el acusado.
‒ Sé cómo te sientes, pero de nada serviría arriesgarte, te mantendré informada pero por favor no salgas.
‒ Ok ‒acepta a regañadientes.
La dejo con las chicas de servicio y sigo tratando de encontrar si Elizabeth le dijo a alguien a donde se dirigía, no me puedo quedar en mi casa como si nada, regreso a la estación después de haber preguntado a todo los empleados que estaban presentes, algunos me dijeron que recién habían llegado cuando Elizabeth se fue, los demás me dijeron lo mismo que el ama de llaves.
Al llegar, Javier me dice que aún no han logrado nada pero que están haciendo todo lo posible.
‒ La vamos a encontrar.
///Elizabeth///
Lo único que escucho es el goteo constante de las tuberías dañadas, no sé cuántas horas han pasado, los únicos minutos que recuerdo ahora son los infernales minutos de tortura. Me duele hasta el alma, tengo todo el cuerpo lleno que rasguños, moretones, heridas no de gravedad, peor si considerablemente profundas, después de ese infierno y antes de perder la conciencia unas mujeres de apariencia mayores, se encargaron de limpiarme, desinfectarme y vendarme las heridas.
Mi mente con el descanso recupero la fuerza, pero mi cuerpo parece inválido, no responde y si lo hace las heridas dicen presente con el dolor.
*Dos semanas después*
Todo este tiempo viviendo en este infierno, aguantando el sufrimiento de cada día que era mayor que el anterior, no han sido por completo en vano, he analizado en patrón rutinario de los únicos que pueden entrar a calabozo donde estoy.
7:00am
Llega el que resguarda las llaves, junto con él llega el desayuno (me hacen sufrir hasta el punto de desmayarme por la pérdida de sangre los muy bastardos, pero aun así me alimentan para que siga "viva" y que mi infierno dure)
Como siempre pasan la bandeja por una pequeña ranura, la comida es asquerosa pero no puedo estar exigiendo ahora, hoy gastare mucha energía. Me como aquello de dudosa procedencia a regañadientes dejo la bandeja a un lado y solo queda esperar.
11:00am
No puedo terminar de inhalar y exhalar cuando ya estoy recibiendo otro correazo del cinturón de Ryan, mi espalda está llena de marcas dejadas por la hebilla que me ha roto hasta hacerme sangrar.
‒ Listo ‒dice ese desalmado, lo veo que se aleja y que le da órdenes a las señoras encargadas de tratarme después de cada "juego" que se le acurre a Ryan‒ prepárenla, esta noche tengo algo especial para ella ‒las mujeres solo asienten y se acercan a mí para cumplir con su rutina diaria.
Así ha sido estas últimas dos semanas, en la mañana pareciera que fuera desayuno darme golpes con el cinturón o simplemente con los puños, y en las noches usar pinzas, tenazas, agujas y otro montón e instrumentos que le gusta usar.
A veces hasta por un mal día, la agarra conmigo toda una tarde, tengo claro que el objetivo de ese criminal no es matarme aun, quiere que sufra hasta el punto de desear mi misma muerte solo para no sentir más dolor, pero no voy a esperar que se canse de este juego y termine matándome, tomare medidas...
Voy a escapar...
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Esta por ser la primera novela, tiene muchos errores y mala narración, así que en la segunda cuenta esta historia será re-publicada, ya corregida y cambiada por una narración decente y con estructura.
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