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Los Estudiantes de aquella academia iban y venían por los pasillos, saludando a sus profesores, amigos o compañeros con los que se llevaban bien. La luz entraba Por la gran puerta que recibía a los alumnos, entre ellos, a unos jóvenes de apariencia extraña y llamativa al parecer de todos.
- ¡Dejame maldito cerdo! - Grito un Rubio al ser gritado por un joven de apariencia femenina y con una camisa mal acomodada.
- ¡¿Qué me has dicho?! - Su rostro parecía Irritado, su grito había hecho chillar al contrario.
- ¡Tanjiro! ¡Salvame!
- Cálmense, Inosuke No molestes a Zenitsu, y Zenitsu ¡Comportate! das pena.
- ¡No me mires así, Tanjiro!
- Zenitsu, cálmate - Hablo la hermana del nombrado haciendo que el otro le preste atención.
- Claro Nezuko-Chan~ - Canturreo sacando una risa de ella.
Tanjiro con cuidado agarro a su hermana del brazo alejándola del rubio. Caminaron por los pasillos hasta llegar a sus casilleros que cuando lo abrieron a tres de ellos le cayeron cientos de cartas de amor y a uno solo unas 10.
- ¡¿AHH?! ¡¿Por qué a mi no me dieron tantas cartas como a ustedes?! - Lloriqueo.
- Zenitsu-Kun, hay más cartas - Dijo con suavidad la mujer del grupo acercándose y golpeando el loquer sacando más cartas para Zenitsu.
- Vaya, si que somos populares - Río Tanjiro al leer las cartas de sus compañeras y chicas de distintos grados.
- Ni lo digas, pero... ¡¿Por qué demonios tengo tantas cartas de mujeres y hombres?!
- Eres muy querido en ambos bandos Por tu apariencia, Inosuke-Sama - La risa de la fémina apareció más escandalosa, desde que ambos conviven en su nueva vida son mejores amigos.
- ¡¡Aghh!! Que molestos, pero soy muy amado ¡Más que ustedes porque solo se fijan en un solo género! - Su grupo río - Si Tomioka viera esto seguramente estaría celoso.
El silencio del grupo llamó la atención del de ojos Esmeraldas, sabiendo lo que dirían.
- ¡El aparecerá! ¡Lo sé! ¡Él mismo nos lo dijo hace años atrás.
- Tranquilo Inosuke -El de cabellos Burdeos acaricio la cabeza de Inosuke.
- ¡No me trates como un perro!
- Será mejor que entren a clases y agarren las Cartas - Todos voltearon encontrándose con Genya - El director pasará por los pasillos.
- ¡Genya! ¿Cómo has estado? - Pregunto alegre Tanjiro.
- Bien, a ustedes se les ve como siempre, así que no veo la necesidad de preguntar - Río leve, mirando a sus amigos levantar aquellas cartas de amor.
Tanjiro sonrío grande y al terminar se dispuso a caminar mientras hablaba con sus amigos, preguntando lo básico, sintiéndose feliz al estar acompañado de sus amigos luego de años vagando en un mundo donde los demonios estaba en la sima de la cadena alimenticia. Suspiro viendo a todos felices, técnicamente no había nada de malo pero aún faltaba alguien.
Faltaba Tomioka.
[...]
La mirada cansada de un joven azabache hacía sus amigos y Sensei era evidente, ver a esos tres hacer sus tonterías era agotador y más si una maldición se encuentra cerca de ellos, aunque debía de admitir que se divertía por tales estupideces. Con cautela se acerco a aquel edificio abandonado y se adentro sin siquiera esperar a los otros, solo quería terminar aquello e irse a dormir.
La noche anterior no pudo conciliar el sueño luego de tener una pesadilla, no recordaba mucho, solo que se encontraba con los ojos llenos de lagrimas con una katana en su mano Izquierda mientras que su brazo derecho no se encontraba en su lugar. Ciertamente eso se había sentido tan Real que toda la noche estuvo con una gran inquietud en su pecho.
- ¡Megumi~! - Un gran abrazo en sus hombros lo tomo por sorpresa, volteo su cabeza para encontrarse a su Sensei.
- ¿Gojo Sensei? - Pregunto con una cara de Poker - ¿Qué haces?
- ¡Es qué Megumi no me contestaba! Estas tan Pensativo ¿Por qué? ¿Estas pensando en alguien? - La forma infantil hizo que el de ojos azules con toques Verduzco lo mire de mala manera.
- ¡Claro que no! además si lo hiciera, no es de tu incumbencia.
- ¡¿Megumi-Chan piensa en una persona?! ¡¿Quien es la gata que quiere poner las garras en mi pequeño MeguMI! - Grito al ser empujado bruscamente por el azabache quien con una mirada irritada lo observaba.
- ¡No seas infantil!
- Fu~ pero ¡Megumi! - Exclamó el mayor.
- Nada de "pero Megumi" - Apretó su cien con sus dedos y miro a los alrededores - ¿Dónde se encuentran Itadori y Kugisaki?.
- Se están encargando de la maldición - Hablo tranquilo el mayor, mientras se levantaba y limpiaba su traje.
- ¡¿Eh?! ¡¿Por qué no me lo has dicho?!
- ¡Por eso te hablaba! - Se cruzó de brazos Satoru mientras hacía un puchero.
Fushiguro se calló, ciertamente no escuchó nada y ahora la sensación de familiaridad para una maldición en aquel lugar no se encontraba.
- ¿Megumi? - El de ojos vendados escuchaba a su estudiante en espera de alguna reacción.
El nombrado volteo sobre sus talones y vio a su mayor - Me siento cansado Sensei, no he dormido bien, tal vez por eso me siento algo perdido.
Gojo se sorprendió por lo dicho, Megumi siempre fue alguien responsable y dormía sus horas debidas desde hace años, sintió un peso en su hombro, Ok, eso sí que se estaba poniendo raro.
- ¿Megumi? ¿Estas enfermo? ¡¿TIENES FIEBRE?! - Solo con decir eso, Satoru comenzó a tocar cuello, cara y frente de su alumnos en busca de un calor diferente emitido por el cuerpo del azabache - ¡No lo estás! ¡Entonces estas necesitando mi cariño! ¿Es eso, Megumi? - Y un golpe voló a su dirección.
- ¡Compórtate como adulto! ya no soy un niño.
El llanto exagerado del albino hizo que una gota de sudor resbalara por su mejilla, el hombre se abalanzo a él y comenzó a moverlo de un lado para el otro mientras fregaba su cara a su contrario.
- ¡No digas eso, megUmI! ¡Megumi siempre será mi niño! - Y los besos esparcidos en el rostro de Fushiguro aparecieron.
- ¡Agh! ¡Suéltame, idiota! - Reclamo empujando el rostro de su contrario con las mejillas rojas por la vergüenza.
Un aura aterradora hizo que un escalofrió apareciera en la columna del albino.
- Nunca me imagine que te gustaran menores que tú, Sensei - La voz femenina apareció detrás de él, volteó su rostro asustado, encontrándose con el rostro enfadado de su alumna.
Gojo soltó al joven quien se limpiaba el rostro con la manga de su uniforme, Los gritos y reclamos de la castaña hacia el mayor se oían por todo el edificio.
- ¿Fushiguro, por qué Gojo sensei te tenía de esa manera? - Pregunto inocentemente el joven que se posicionó a su costado.
- Porqué es un idiota - Suspiro.
- ¡Y no lo vuelva a hacer! ¡Pervertido! - Grito a todo pulmón la mujer mientras aprisiona a Fushiguro en su pecho.
El rostro de Megumi Ardía, intento separarse pero una tercera persona se unió al abrazo.
- ¡Kugisaki! ¡Itadori! ¡suelten me!- Reclamó el Azabache.
- No hasta que Gojo Sensei aprenda que nosotros somos los únicos en tu corazón - Hablo exageradamente la joven.
- ¡Blasfemia! - Exclamo el Albino intentando apartar a Sus alumnos.
Estuvieron así por un rato, más tardar por 15 minutos para luego ser soltado, regaño a los tres aunque Nobara solo le reclamo. Ellos no eran nada, pero los celos siempre estaban presente sacando un sudor de su frente, Sus pasos estaban dirigiéndose a la salida, con sus compañeros hablándole hasta por los codos, sin prestarles atención realmente y solo concentrado en su caminó.
[... ]
Los ojos morados de una mujer se posaban en una cafetería. La Joven había salido hace un momento de ese establecimiento con un café a medio terminar, su mente se encontraba en otra parte, di vagando por así decirlo en sus recuerdos de aquella vida pasada que había tenido. Sorbio la bebida, dando por finalizado su café, no era la primera vez que encontraba tan monótona y aburrida su nueva vida en la nación nipona actual, su vida anterior consistía en ir a un lugar a otro, salvar vidas, descubrir nuevos tipos de venenos, cazar demonios y molestar a aquel azabache, que para su pensamiento, no volvería a ver nunca más.
Ha tenido peleas ante ese pensamiento, principalmente con Mitsuri que aún estaba esperanzada en que todos sus amigos volvieran a estar juntos en esa vida, pero para ella, eso era imposible, estaba por pasar casi diez años que la gran mayoría (principalmente los adultos) comenzaron a encontrarse y que el Tomioka no aparezca se le hacía raro. Llamen la pesimista, pero ¿cuanta probabilidad de reencarnación hay? Con suerte ellos han reencarnado y re encontrándose nuevamente, con pocas diferencias como Uzui, quien había reencarnado en un primogénito de uno de sus hijos.
Se le daba pésimo pensar en algo que pudo haber pasado como para que Giyuu no reencarne, le ha preguntado a Sanemi del como murió el azabache.
"Una muerte pacífica debajo de un árbol de cerezos, una primavera donde las flores lo rodeaban y él, tan sereno, murió cuando estaba tomando una siesta allí, con su katana en su regazo y una sonrisa que nunca me olvidare".
El chirrido de la cafetería la saco de sus pensamientos, observó un momento allí, encontrándose solo con una chica de cabello verde y anteojos salir de ahí junto a otra castaña, quien sonreía grande.
- Ahh, necesitaba un café hecho de la ciudad, los granos de café exportados son sensacionales.-Había exclamado la castaña, mientras bebía el contenido de su vaso.
- Lo creo, pero no es momento de hablar de eso, creo que deberíamos ir a llevarle este café a Itadori y Fushiguro antes que se enfríen. -Contesto la mujer de coleta alta, mientras iba a una dirección, siendo seguida por su contraria.
Shinobu quedo mirando a esa dirección, quedándose sola con un sentimiento raro en su pecho ¿por qué el apellido de alguien le causaría ese sentimiento particular en su ser? Negó y decidió irse, ese no era asunto suyo, no creía necesario seguir pensando en ello, después de todo, ella no los conocía.
Un comienzo lento para un fanfic Largo, ese es mi estilo.
¡Primer capítulo y última actualización de 2022! Increíble como pasan los años, les daré mejor calidad a medida que pueda, espero les guste esté fic.
Nos vemos, feliz año.
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⋘ 𝑙𝑜𝑎𝑑𝑖𝑛𝑔 𝑑𝑎𝑡𝑎... ⋙
⋘ 𝑃𝑙𝑒𝑎𝑠𝑒 𝑤𝑎𝑖𝑡... ⋙