"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

115K 14.9K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... More

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ‘
๐ŸŽ๐Ÿ’
๐ŸŽ๐Ÿ“
๐ŸŽ๐Ÿ”
๐ŸŽ๐Ÿ•
๐ŸŽ๐Ÿ–
๐ŸŽ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ‘๐ŸŽ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ’
๐Ÿ‘๐Ÿ“
๐Ÿ‘๐Ÿ”
๐Ÿ‘๐Ÿ•
๐Ÿ‘๐Ÿ–
๐Ÿ‘๐Ÿ—
๐Ÿ’๐ŸŽ
๐Ÿ’๐Ÿ
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ‘
๐Ÿ’๐Ÿ’ (๐…๐ˆ๐๐€๐‹)
๐„๐๐ˆ๐‹๐Ž๐†๐Ž
๐„๐ฌ๐ฉ๐ž๐œ๐ข๐š๐ฅ #๐Ÿ: "El Niรฑo"

๐Ÿ‘๐Ÿ‘

2.1K 268 119
By jjkkbunie

Muy de a poco, puedo percibir que le estoy ganando la batalla a mi propio sistema cuando comienzo a escuchar voces distorsionadas, poco entendibles para mi cerebro desvariado.

Se siente como una parálisis del sueño, aunque sé bien que no estoy dormido por decisión propia. El dolor punzante que atacada cada zona de mi cuerpo se intensifica más y más conforme voy recuperando la consciencia y, honestamente, me da miedo despertar.

No estoy preparado para ver con lo que me encontraré.

Una mano cálida que se siente familiar está sobre la mía, dándome caricias suaves y circulares.

Y, finalmente, consigo abrir mis párpados. Al hacerlo, mi visión da de lleno con una deslumbrante luz nívea.

Tengo muchísima sed, pero no encuentro el sonido de mi voz apenas recobro el sentido común.

Desorientado, mis orbes se pasean vagamente por la desconocida habitación en la que me encuentro. No entiendo un carajo, solo sé con seguridad que no estoy en mi casa. Unas persianas bajas cubren la pared que tengo al costado, y logro notificar que afuera está asentada la noche fría de Seúl. El colchón es algo duro pero las almohadas son suaves y grandes. Sin embargo, un molesto pitido que suena muy cerca de mí, logra irritarme de inmediato.

Un siseo adolorido que no llega a transformarse en un grito se me escapa cuando hago el estúpido intento de levantarme.

Es entonces cuando siento que dos pares de manos me detienen.

Al mirar hacia la derecha, el rostro de Seokjin aparece en mi campo de visión y su imagen se mezcla con el mareo de cabeza que me ataca. Sus manos me empujan suavemente de regreso a las almohadas.

En ese momento, me percato del yeso blanco que recubre la extensión de mi brazo derecho.

¿Qué mierda me pasó?

Sin tener una idea fija sobre el horario y mientras que todo en mi mente da mil vueltas por segundo, un doloroso recuerdo de imágenes me golpea de lleno. Rememoro, muy intermitentemente, lo que ocurrió luego de que salí de ese Starbucks.

El auto. Los golpes. Mis súplicas. Jung Hoseok.

—Yunbi —es lo primero que mis cuerdas vocales logran formular y siento que los ojos comienzan a picarme debido a la incertidumbre—. ¿Dónde está?, ¿está bien?

—Sí, tranquilo —me habla con un tono sosegado y dulce—. Ella acaba de ir con tu mamá a comprar algo para comer.

Entonces me percato de la presencia de una segunda persona, justo en el lado izquierdo de la cama de hospital en la que me encuentro. Los ojos de Dae, cuyos rasgos son muy similares a los míos, me observan con genuina preocupación.

Ah, carajo.

— ¿Qué sucedió? —Suelto, pero por dentro me siento un poco inquieto y no necesariamente se debe a las molestias físicas que estoy experimentando.

¿Qué mierda hacen estos dos tan... cerca? Carajo. Durante un segundo pienso que sigo atrapado en una pesadilla y que todavía no he despertado.

—Unos tipos te... —Dae comienza a decir pero hace una pausa, y la conozco tan bien que sé que está buscando las palabras adecuadas para expresarse—. Te secuestraron, Jungkookie, y te dieron la paliza de tu vida.

—Oh —murmuro con sorpresa. Eso explica los agudos dolores que me perturban hasta en la punta del pene—. ¿Fue mucho?

—Tienes una muñeca y tres costillas fracturadas, dos dedos rotos, una contusión en la cabeza y hematomas por doquier —mi prima me informa.

— ¿Te duele algo? —Seokjin pregunta a continuación, inclinándose un poco más hacia mí.

—Todo —contesto con la mayor honestidad que contengo y un silencio sepulcral se establece entre los tres.

Carajo, no tendría que haber dicho eso. Sus rígidas expresiones recaen sobre mí como un balde de agua fría.

Decido rápidamente volver a rellenar el ambiente de conversación, aunque me duele hasta separar la boca para hablar.

—Seokjin, ella es mi prima Dae... —Trago saliva—. Dae, él es... Seokjin.

—Sí, nos conocimos en la boda de tus papás. —El hombre a mi lado espeta y Dae asiente con la cabeza.

Nunca antes en mi apestosa vida me había sentido tan incómodo como ahora.

—Oh, cierto —suelto en voz baja y miro a mi prima—. Pulga, ¿me das un momento a solas con mi jefe, por favor?

—Seguro —la veo tomar su bolso y luego se acerca hacia mí, para plantar un pequeño beso en mi frente—. Te amo, no vuelvas a asustarnos así o te mato.

Me esfuerzo por sonreír y lo consigo, a pesar de que mi cara es una de las zonas en donde el dolor es más insoportable.

—Yo más.

Dae efectúa una reverencia respetuosa cuando se despide de Seokjin y luego abandona la habitación de paredes blancas, dejándonos a solas.

Mi mirada inspecciona al hombre de aspecto decaído, cuyo semblante me indica que no se encuentra del todo bien. Hay un destello que contiene nada más que pena en su mirada opaca.

— ¿Qué hora es?

—Casi las nueve de la noche —replica.

Nuevamente, hago el intento de incorporarme un poco más, para conseguir una mejor postura en la cama. Lo consigo, a pesar de la molestia que me atraviesa cada sección de mi cuerpo.

Consigo pedir algo para beber y Seokjin me ayuda a ingerir el agua fresca, empinando delicadamente el vaso plástico en mi boca.

—Con calma, niño —espeta cuando ve que frunzo el ceño y aprieto mis párpados—. No te esfuerces, recuéstate.

—Esto no lo hizo quien tú crees.

Él guarda silencio por un breve instante.

—Lo sé —contesta en voz baja.

Su rostro se mantiene impasible pero notifico que hay algo más allá de su actitud relajada, algo que no lo deja tranquilo. Puedo detectarlo en sus ojos.

—Seokjin, ¿qué es lo que no estás diciéndome? —Inquiero, procurando ser tajante—. Sé que escondes algo.

Seokjin me mira fijamente durante unos instantes y se da cuenta de que, a pesar de estar molido a golpes, no voy a dar lugar a más secretos.

Traga saliva y su nerviosismo es delatado por la forma en la que evita observarme a la cara. Deja escapar un suspiro, justo antes de elevar el mentón para encararme.

—Yo estaba almorzando con Wooshik y Yunbi cuando Nahyun me llamó diciendo que te... Que te habían arrojado en la puerta de la empresa, totalmente inconsciente y malherido —niega con la cabeza, como si aquello le resultase similar a un recuerdo turbio.

— ¿Con Yunbi? —Vocifero, muy a pesar de que mi voz está prácticamente rota—. Carajo, no me digas que...

—Él la invitó sin decirme nada, y a ella tampoco. El punto es que... —Expulsa el aire que lleva conteniendo antes de añadir—: Perdí el control.

Mis cejas se fruncen con confusión.

— ¿Qué quieres decir?

—Cuando Nahyun me dijo que... —Se interrumpe a sí mismo y chasquea la lengua—. Niño, le di tal puñetazo que le saqué dos dientes.

Mis latidos se descontrolan en respuesta a su declaración y tengo el impulso de llevarme las manos a la frente, aunque no logro concretarlo debido al dolor y las complicaciones físicas que me acompañan.

—Seokjin, él no fue —le digo con cuidado.

—Fue Hoseok, lo sé.

Se hace el silencio, otra vez. Busco llegar a una conclusión por cuenta propia, pero hay tanto dando vueltas en mi cabeza que no logro pensar apropiadamente. Prefiero dejar las suposiciones de lado y que él me cuente todo lo que debo saber.

— ¿El viejo está bien?

Seokjin se encoge de hombros, en un gesto propio de un niño chiquito que acaba de hacer una travesura.

—Supongo...

Mis sospechas se refuerzan por la forma en la que mira hacia a los costados, como si buscase alguna excusa para librarse de este escenario.

— ¿Qué más no me estás contando? —Insisto.

Él deja escapar un suspiro prolongado y se rasca la nuca, parte de una reacción nerviosa. Claramente, no está cómodo con esto y quiero saber la razón.

—Jungkook, la cagué como nunca la había cagado antes en mi vida —confiesa, al fin—. Le grité en la cara que Yunbi y yo somos...

Puedo deducir el final de su oración por mí mismo, no es necesario que lo diga.

La reacción de mi cuerpo es abrir mis orbes con amplitud y, a pesar de que quiero chillar de terror, me contengo. Soy consciente de que Seokjin está pasando por un momento difícil y no quiero que cargue con más emociones en la espalda.

Él ha pasado toda su vida soportando ese peso y no lo merece.

Me esmero por mantener mi expresión sosegada y me aclaro la garganta, para poder hablar con quietud.

— ¿Estaban en público?

—No, en su despacho —hace una pausa y luego agrega—: Wooshik me dijo que fue Hoseok el que le insinuó sobre nuestra relación.

Suelto un sonoro quejido cuando me llevo la mano a la frente a causa de un impulso, producto de frustración. Seokjin captura mi mano y la regresa a su lugar, para luego brindarme unas caricias con su pulgar en la zona que me rocé mientras que yo lentamente pierdo la cabeza.

—Lo sabía, carajo, ¡lo sabía! —Grito.

—Despacio, mi vida.

—Es mi culpa —aseguro mientras continúo moviendo la cabeza en una negativa incesante—. Si yo te decía a tiempo mi teoría sobre Hoseok, nada de eso hubiese pasado.

Seokjin acerca su rostro hacia el mío y deposita un tierno beso en mi mejilla, apenas rozando sus labios para no lastimarme. Por mi parte, continúo tratando de ordenar el centenar de pensamientos encontrados que me invaden la cabeza.

—No, vida —me refuta, tal como esperaba—. No es tu culpa.

—Pensaba que ibas a decirme que eso era un disparate, una locura —le digo y bufo—. Y una parte de mí quería creer que él no era capaz de llegar a esos extremos.

—Esto iba a ocurrir tarde o temprano.

—Pero Yunbi y tú... —Ni siquiera soy capaz de finalizar mi propia oración—. Lo lamento tanto.

—Yunbi está bien, le he contado absolutamente todo —los dedos gentiles de Seokjin hacen a un lado los pequeños mechones de cabello que se interponen en mi frente—. Y Hoseok... Trataré de encontrar la forma de despedirlo. No quiero verlo cerca de ti nunca más.

Trago saliva.

—Sabes bien que nadie en el país es capaz de hacer lo que él con respecto a la revista.

—Tienes razón —asiente—. Pero esto es inaceptable, cruzó todos los límites.

— ¿Hablaste con él?, ¿lo viste?

—Intentó tocarme cuando fui a confrontarlo, y dijo que debía regresar con él porque tú serías feo gracias a la paliza... —Se silencia rápidamente cuando se da cuenta de la pesantez de su reciente confesión y me mira con cierta desesperación—. Por favor, no te enojes conmigo.

—No, no, Jin —quiero acariciarlo, pero ninguna de mis extremidades está en condiciones siquiera para moverse un centímetro—. No lo golpeaste, ¿verdad?

—Ganas no me faltaban —espeta y vuelve a respirar hondamente—. Llegué a la obvia conclusión de que lo lastimé bastante. Siendo sincero, debí haber terminado esa relación cuando caí en cuenta de que me atraías.

Siento algo en el estómago cuando lo escucho decir aquello. No sé si es hambre, una lesión interna o mariposas... Pero es una agradable sensación.

— ¿Y cuándo fue eso?

—Al verte por primera vez —replica.

No esperaba para nada aquella respuesta y, por ello, puedo sentir como si mi corazón se detuviese durante una fracción de segundo, para reanudar su marcha a toda velocidad. Todo mi contuso sistema se encuentra conmovido a un nivel profundo y primario.

Creo que él tiene el poder de leerme la mente, porque cuando ladeo apenas la cabeza en su dirección, se acerca para besarme suavemente en la boca. Y a pesar de que tengo el labio inferior partido, su tacto se siente como una caricia sanadora.

Cuando nuestra breve unión se rompe, su nariz acaricia la mía delicadamente y yo cierro los ojos, disfrutando de su cercanía y cariño.

— ¿Qué era sobre lo que querías hablar?

—Puede esperar, niño —susurra sobre mis labios—. Lo único que importa ahora es que te recuperes.

— ¿Por favor? —Digo, en compañía de un puchero.

Una risita se le escapa a Seokjin.

—Bae Suhyeon, la gerente administrativa de recursos humanos de la empresa, va a jubilarse en poco tiempo —me informa, atento a mi reacción—. Me preguntaba si te interesa ese puesto.

—Me tienes que estar bromeando... —Estoy atónito y, por un segundo, mi cerebro se olvida de que estoy molido a golpes—. ¿Hablas en serio?, ¿estás seguro?

—Totalmente —se muestra convencido de lo que está diciendo—. Sé que es algo imprevisto, pero...

—Sí quiero —lo interrumpo y una sonrisa tan amplia como sincera se establece en mi rostro—. Claro que acepto, carajo, sí, sí. Voy a llorar y no por hambre.

Se acerca para regalarme otro beso en los labios.

—Aunque, te lo advierto: tu primera tarea sería buscarme dos asistentes, y eso no es sencillo porque yo soy muy característico y especial.

—Molesto, diría yo —añado con picardía y, de pronto, mi semblante decae lentamente debido a la confusión que me embarga—. Espera... ¿Dos asistentes?, ¿qué hay de...?

—Voy a ascender a Nahyun —comunica—. Yoongi siempre me ha dicho que ella ama escribir y hace poco lo confirmé por mí mismo. Tú tienes razón, ella es buena en todo lo que se propone. Y creo que se sentirá mejor siendo parte del departamento de redacción.

Una oleada de auténtica felicidad entibia mi sistema.

—Se morirá de la emoción. Gracias, amor, gracias, gracias, gracias —repito sin parar y con la voz cargada de emoción.

Su cara se contrae al esbozar aquella sonrisa perfecta de la que es dueño, que ahora contiene una pizca de candidez. Lo miro, memorizando cada pequeño detalle de su lindo rostro y, con cuidado y lentitud, con mí mano izquierda acaricio su mejilla.

Sé que no estoy bien. Pero mi cuerpo entero se siente en paz solo porque él está aquí.

—Perdóname por todo esto, niño —empieza a decir y chasquea la lengua en una negativa llena de aflicción—. No puedo evitar pensar que estás aquí por mi culpa. Perdóname por mantenerte como un secreto, te juro que no hay nada que yo desee más que poder tomar tu mano en público, besarte frente a todos y decirle al mundo cuánto te quiero —continúa, y percibo que mi pecho hormiguea en respuesta a todo lo que está diciéndome—. Soy consciente de que te mereces mucho más, y si en algún momento este anonimato te supera, te prometo que no voy a detenerte si quieres irte de mi lado. Por ahora, solo puedo decirte que necesito más tiempo —dice, firme y sereno—. Mentiría si te dijera que no tengo miedo, porque estoy jodidamente aterrado. La prensa va a aniquilarme cuando se enteren de mi sexualidad y, sinceramente, eso no puede importarme menos.

—Es Yunbi quien te preocupa, lo sé, cielo —mi voz se encuentra algo ronca debido a la debilidad física que arremete contra mí, aun así, la compresión se refleja en mi matiz—. A mí también me asusta. Sé que ella es fuerte y su carácter es digno de una leona, pero todos tenemos una parte vulnerable y frágil bajo nuestras corazas.

—Correcto.

—No pienso irme a ningún lado —le aseguro, mirándolo a los ojos—. Y no lo digo por no poder moverme ahora mismo.

Ambos nos reímos y él, otra vez, tiene la iniciativa para acercarse y besarme.

—Por cierto —Jin dice apenas nuestros labios toman distancia—, tu padre está afuera. Se preocupó muchísimo por ti.

—Oh, carajo...

—Relájate, no te hará daño.

—Me cortará el pene. —Sentencio, porque es la verdad.

—Siempre tan dramático —contesta luego de reír—. ¿Quieres que le diga que pase?

Vacilo durante un segundo, pero finalmente suspiro. Tengo que solucionar este problema que yo mismo me busqué; debo dar la cara frente a papá.

—Sí, por favor —mis palabras suenan estables, pero por dentro estoy espantado—. Anota mis últimas palabras: Amo a Min Yoongi.

Seokjin rueda los ojos, aunque la diversión en su rostro no me pasa desapercibida.

—Por el bien de nuestra relación, voy a pretender que no oí eso, mocoso.

Me da un piquito veloz antes de salir de la habitación. Tomo una profunda respiración y me preparo mentalmente para lo peor.

Al final, comprendo algo muy importante una vez que veo a mi padre entrar a la sala, acompañado por SooHyan: estoy jodido.

Me esfuerzo por no hacerles notar cuán nervioso y atemorizado me encuentro en estos momentos. Las comisuras de mis labios se elevan en un gesto algo forzado, mientras trato de morderme la lengua para no espetar nada con respecto a las miradas cargadas de pena que me dedican.

—Hola —soy el primero en romper el hielo.

Jungsoo se cruza de brazos y levanta una ceja.

— ¿Cómo te sientes? —Pregunta con aire reacio.

—Si no muevo ni un solo dedo, estoy bien. —La contestación veraz sale de mis labios antes de que pueda pensarla adecuadamente. Carajo, ¡necesito tener presente que ellos son mis padres! Debería omitir estos detalles con respecto a mi condición, pero al parecer mi lengua no está conectada a mi cerebro en estos momentos y a eso se debe mi franqueza.

Hyanie solloza y toma con cuidado mi mano izquierda, la cual no tiene ningún dedo roto.

—Estábamos tan preocupados, Jungkookie, creí que...

—Mamá, tranquila —me esmero por frenar sus dichos que denotan tragedia—, nada grave pasó.

—Te amo tanto, no sé qué haría si...

—Jungkook —mi padre, con un tono áspero, interrumpe a Hyanie—, ¿puedes explicarme por qué no me dijiste que Ara está viviendo en tu casa?

La palpable desaprobación en su voz consigue que me quedo callado, pero mi madrastra habla no duda en hablar por mí.

—Jungsoo, no es momento para esto —ella espeta, dedicándole un vistazo furibundo a su esposo—. Jungkookie está delicado ahora.

—Terminó con su novio o algo así —fracaso en el intento de encogerme de hombros—. Llegó hace unos días, me pidió un lugar donde quedase y no pude decirle que no... ¿Ella está aquí?

—Por supuesto que no está aquí —es contundente y algo brusco cuando me replica, y luego bufa pesadamente antes de continuar—: Cuando hablé con ella dijo que pasaría a "saludarte" más tarde —se da la vuelta y se pasa una mano por el cabello oscuro—. No entiendo por qué te dejas utilizar por esa mujer, Jungkook, sabes cómo es.

—Sí, lo sé.

—Tampoco comprendo por qué estás teniendo tantos secretos con nosotros —papá, convertido en una furia, prolonga su uso de la palabra—. Primero, ese asqueroso descubrimiento sobre tú y tu prima. Segundo, esta paliza cuya razón es un misterio. Tercero, la reaparición de tu madre... —Hace una pausa y, cuando centra su atención en mí, puedo ver que sus ojos se encuentran disfrazados con rastros de lágrimas—. ¿Ya no confías en mí?

—Papá, te juro que no es eso, yo... —Me detengo. Estoy a punto de romper en llanto también porque me siento el peor hijo, el peor ser humano—. Lo lamento. Por supuesto que confío en ti, en los dos —miro a mamá y, en ese momento, pienso en mi siguiente oración—. Esto que pasó fue porque alguien me tiene un poco de remordimiento, sé que es algo muy alarmante, pero les prometo a ambos que se los explicaré... Pronto.

—Toda esta situación no me gusta nada, Jungkook —Jungsoo no tiene deseos de detenerse, al parecer. Y lo entiendo, está molesto—. Desde hace meses que siento estás ocultando algo.

Deseo decir algo para eliminar el semblante dudoso y disconforme de su rostro, pero no quiero mentirle. No quiero ocultarme detrás de un cuento embustero.

—Papá, por favor, confía en mí. —Mi voz resuena más débil y lastimera de que lo pensaba.

De repente, los tres guardamos silencio y agachamos nuestras miradas.

— ¿Eres feliz?

La pregunta de Hyanie me atrapa con la guardia baja. Levanto la vista hacia ella y parpadeo unas cuantas veces. Sus orbes dulces y reconfortantes me analizan con detenimiento, como si intentara comprender alguna parte de mis sentimientos.

—Lo soy, mamá —le respondo con la verdad—. Creo que nunca he sido tan feliz en mi vida.

Hyanie me muestra una pequeña sonrisa, que se siente como una caricia a mi corazón magullado.

—Entonces las explicaciones pueden esperar un poco más. —Dice, justo antes de inclinarse para besarme la frente.

—Escuchen, me gustaría organizar un almuerzo con toda la familia. Todos. —Aclaro, y el estómago se me revuelve ante la mera idea. Trago saliva, para luego agregar—: Dae y yo les debemos una disculpa.

Papá y Hyanie intercambian una mirada.

—Está bien, eso se puede hacer —él dice—. Pero, ahora, necesitas descansar.

—Finalmente he tocado fondo —expreso a modo de broma, aunque sueno como un gato deprimido en el techo de su casa.

¡Carajo! Mi pobre vida es un desastre. Extraño a Seokjin, a quien convencí para que vaya a ocuparse de su agenda de hoy y también extraño la posibilidad de rascarme la nariz sin chillar como sapo asustado. Me duele todo.

Pero Yunbi niega con la cabeza al tiempo que una mueca indulgente aparece en su boca. Me limpia la barbilla, quitando el rastro de arroz que se me escapó de los labios y luego continúa dándome de comer.

Me siento como un bebé, uno muy inútil y adolorido.

—No digas eso, Kookie-Kookie —me reprime, jugando con la cuchara como si de un avión se tratase—. Gracias a Dios estás bien, podría haber sido mucho peor.

Trago el alimento salado antes de hablar en voz baja.

—Tus ojos están tristes. —Puntualizo.

Ella se toma un momento para responder.

—Estoy un poco preocupada, es todo —contesta en un susurro.

— ¿Tienes noticias de tu padre?

—No..., nadie de mi familia me atiende las llamadas.

No hay rastro de tristeza en su contestación, de hecho, suena más neutral que nunca. Pero no se necesita ser un genio para saber cuán apenada se encuentra con toda esta situación inesperada.

—Lo lamento.

—No, yo lo lamento —se apresura a decir—. De haber sabido que mi padre te había hecho todo eso, yo misma le hubiese contado que estoy enamorada de una mujer.

—Me siento tan culpable. —Mi voz sale en un bisbiseo tembloroso y deplorable.

Yunbi está a punto de hablar, pero la segunda mujer presente en la habitación se acerca a la cama y posa su mano en mi brazo

—Lamento entrometerme pero, pequeñín, nada de esto es tu culpa —Minjoo dice, observándome con cierta severidad. Ella es bastante intimidante cuando expresa algo con un grado alto de seriedad—. Es culpa de los ex-amantes psicópatas de Seokjin.

—Minjoo, por favor —Yunbi regaña a su novia, mirándola fijamente—, esto no le es de ayuda a Kookie.

La dama de cabello negro murmura una disculpa y vuelve a sentarse en el sofá del cuarto. Termino de desayunar el arroz que Yunbi me da en la boca, luego ella limpia mis comisuras, me ayuda a beber algo de agua y da por finalizado su cálido amparo con un beso en mi frente.

Ambas pospusieron sus ocupaciones de la jornada para pasar tiempo conmigo esta mañana, y esa sensación tan real de afecto que me transmiten, hace que todas mis molestias cesen un poco.

—Nahyun pasó a saludarte pero estabas durmiendo, dijo que vendrá más tarde y que te traerá una sorpresa especial —Sushi anuncia, con una pequeña y amena mueca tirando de sus comisuras labiales, que me dice que ella sabe exactamente cuál es esa sorpresa.

— ¿Cuándo voy a poder irme?

—Probablemente hoy o mañana temprano, no estoy segura —me arropa mientras habla—. Los doctores quieren cerciorarse de que no hay daño interno.

—Te quedarás con nosotros, ¿verdad? —Minjoo vuelve a unirse a la charla.

—No he hablado con Seokjin.

— ¿Quién dice que debes hablar con él? —La mayor frunce las cejas y puedo jurar que la he ofendido un poco—. Nosotras dos te estamos invitando.

—No quiero ser una molestia. —Murmuro tímidamente.

—Nunca fuiste ni serás una molestia, Koo —Yunbi revuelve juguetonamente mi cabello.

—Estaba tan asustado por ti —confieso, sin poder contener la tristeza que se presenta en forma de un nudo—. Pensé que quizás él... Te haría lo mismo.

Sushi frunce el ceño y Minjio da un paso adelante.

— ¿Por qué dices eso? —Me pregunta la mujer de cabello negro.

—No se lo conté a Seokjin, pero Hoseok dijo cosas muy feas sobre ella la noche anterior a que me golpearan.

Ambas permanecen calladas y Yunbi, al cabo de unos instantes, suspira.

—Él está enamorado de Jin —comenta con una pizca de lástima y luego mira a su pareja, quien ha tomado su teléfono—. ¿A quién llamas, Joo?

—Voy a contratarte seguridad personal.

—Bebé, eso no...

—Yunbi, mira lo que ese loco le hizo a Jungkookie —Joo dice, su tono vacilando entre la preocupación y la molestia—. No voy a correr ningún riesgo. De paso, te recuerdo que estás embarazada.

Estoy convencido de que ellas van a discutir debido a esto. Pero, casualidad o maldición, la puerta de la habitación se abre y la figura de mi madre biológica se incorpora a mi campo de visión... Seguida por mi padre y mis tíos Yunho y Jungseok.

— ¡Jungkook! —Ella exclama con ánimo mientras se acerca a mí—. Me alegra que estés bien, hijo.

— ¿Qué hace esta mujer aquí? —Mi tío Yunho es el primero en protestar, como siempre, sin pelos en la lengua.

— ¿Ahora soy "esta mujer"? —Ara replica, mirándolo con pesadez—. Soporté durante años la forma atrevida en la que me mirabas, desgraciado.

—No te tocaría ni con un palo lleno de clavos, suripanta. —Mi tío le responde, pero ella hace caso omiso a la ofensa verbal.

A pesar de la vergüenza que siento en estos momentos, mi intención es presentar a Ara con Yunbi y Minjoo. Pero la mujer que me dio la vida pasa por alto mi intento de comunicarme con ella, y simplemente abre su boca de víbora para hablar.

— ¿Cuándo te dejarán ir? —Suelta, como si todo el vendaje que tengo en diversas partes de mi cuerpo no significasen absolutamente nada.

—No lo sé, Ara.

—Qué pena... —Bisbisea con fingida de congoja, que se evapora tan rápido como llega—: Ah, por cierto, ¿dónde guardas las toallas limpias?

Por encima del hombro de Ara, logro ver que mi padre se pasa la mano por el rostro, como si todo esto le superase completamente. Mis tíos ruedan los ojos y las expresiones faciales de las damas que me acompañan, palidecen de inmediato.

—Señora, creo que Jungkook no necesita preocuparse por toallas ahora. —Yunbi le dice.

—Oh, tonterías —hace un ademán con la mano, restándole importancia a mi condición actual—. Él está bien, ¿verdad? Ni siquiera fue tan fuerte la paliza —se ríe—. Además... Seguramente hiciste algo para merecerla.

No puedo creerlo.

Un millón de palabras se arremolinan en la punta de mi lengua, pero no quiero ser el protagonista de una escena infantil y por eso mantengo la boca sellada.

Minjoo, sin embargo —y muy lejos de compartir mi reacción—, chasquea la lengua para enfatizar cuán cabreada se encuentra ahora mismo.

—Señora, por el amor de Dios, váyase y deje a su hijo en paz.

Ara la observa de pies a cabeza con algo que solo puedo describir como desprecio y luego esboza un gesto despectivo.

— ¿Quién eres tú para hablarme de esa forma, mocosa?

—No soy ninguna mocosa —Joo se defiende—. Pero puedo afirmar que usted es una irrespetuosa, ¡mire el estado en el que se encuentra su hijo!

—Lo estoy viendo, no soy ciega. —El matiz arrogante de mi madre biológica sigue estando presente.

—Ara, vete de aquí. —Mi padre gruñe, colocando cuidadosamente su mano en el brazo de la mujer que no hace más que alterar la paz.

—No me toques, Jungsoo —se aparta del agarre y su semblante se vuelve desafiante—. No me iré a menos que mi hijo me lo pida.

—Mamá, vete. —Suelto al instante.

La diversión en el rostro de mi madre se borra en un abrir y cerrar de ojos. Se ve como si estuviese en presencia de un fantasma. Por un segundo creo que la he lastimado, pero luego rememoro que esta mujer es el ser humano más frío y antipático que ha pisado el planeta.

—Ya entiendo, claro —suelta una risa que carece de humor—. Se me olvidaba que ahora prefieres a tu nueva madre.

Ni papá, ni mi tío, ni las chicas, ni hablar mi pobre cerebro, se percataron de la presencia de Hyanie... Hasta que decide tomar el cabello largo de Ara por atrás para comenzar a golpearla.

Y el caos, nuevamente, se desata en la estancia.

— ¡Perra asquerosa! —Grita Hyanie, en medio de puñetazos desprolijos—. ¡Nunca te preocupaste por él!

— ¡Es mi hijo, no el tuyo!, ¡yo lo llevé dentro!

Los gritos, los insultos y el descontrol de cabelleras oscuras son el centro de atención. Un segundo más tarde, ambas terminan en el suelo y los hombres presentes buscan separarlas.

— ¡No sabes nada sobre Jungkook! —Mi madrastra vuelve a vociferar, convertida en una bestia.

— ¡Mamá, basta! —Grito, sin importarme que la voz se me quiebra—. ¡Ara, detente también!

Jungsoo logra sujetar a la peste y mi tío a Hyanie, pero ellas siguen gritándose. Ambas están despeinadas y Ara es la que más patadas voladoras le dedica a mi madrastra.

Ara se zafa del agarre y se gira para mirarme con total y absoluta rabia.

—Tú eres el culpable de todo, Jungkook. —Gruñe entre dientes, apuntándome con su dedo acusador.

Finalmente y gracias a Dios (Yoongi), la mujer hedionda se marcha.

— ¿Qué diablos ocurre contigo, SooHyan? —Papá regaña a mi madrastra, al tiempo que intenta ponerle un orden a su cabello alborotado.

—Llevaba ocho años queriendo hacer eso. —Hyanie le replica, sonando agitada y orgullosa en proporciones idénticas.

— ¡¿Estás loca, carajo?!, ¡pudo haberte lastimado!

— ¡Despierta, Jungsoo! —Ella grita y suena como una explosión—. Jungkookie quizás no sea mi hijo biológico, pero sabes bien, maldita sea, que soy capaz de dar mi vida por él. ¡Esa hembra apestosa no tiene derecho a proclamarse a sí misma ni siquiera como madre de una planta!

Siento que Yunbi aprieta mi mano y me dedica una mirada emocionada aunque disimulada. Como las declaraciones de Hyanie en ese tono furioso no admiten réplica alguna, papá decide que callarse es su mejor opción.

—Te felicito, cuñada —tío Yunho habla con socarronería—. Si tuviese tetas, hubiera hecho exactamente lo mismo.

Vuelvo a pedirle a Yunbi que me ayude a beber agua, porque percibo que los nervios me tienen de prisionero luego de lo que acaba de ocurrir. Ella me pide que me relaje y que no me enoje con Hyanie, porque solo quiere lo mejor para mí... Y lo sé perfectamente. Ella es la única mujer que siempre lo ha dado todo por mí desde el momento que la conocí, desde que era un tonto crío de siete años. Le debo mucho.

Mi corazón da un brinco cuando reconozco la figura alta de Seokjin ingresando a la habitación, justo cuando Hyanie está ofreciendo las correspondientes disculpas a Yunbi y Minjoo por su comportamiento violento. La confusión tallada en el rostro del hombre que me gusta me causa un poco de gracia y luego, los tres, le relatamos en voz baja lo que aconteció diez minutos antes de su llegada.

— ¿Están bien? —Nos pregunta, pero centrando más su atención en Yunbi y en mí.

—Esa mujer es una perra loca. —El reproche en mi voz es tanto, que no podría ocultarlo aunque quisiera.

—Adivina qué: te tengo buenas noticias. —Seokjin me dice.

— ¿Me voy a morir? —La voz me tiembla con actuada alegría. Minjoo carcajea debido a mi ocurrencia.

—Estúpido —rueda los ojos, pero noto que esboza una mueca divertida apenas perceptible—. Hablé con los doctores y te darán el alta en unas horas.

—Jungkookie se quedará en la casa —Minjoo le anuncia y sonríe.

—Si no te molesta, claro...

— ¿Molestarme? —Repite y una risa sarcástica brota de sus labios rellenos—. Alguien tiene que cuidarte, niño, y pienso que yo soy el indicado para esa tarea —como no puede besarme frente a todos, se limita a palmearme delicadamente en una de mis rodillas—. Seré tu asistente hasta que te mejores.

Ahora podemos estar tranquilos de que Jungkook está bien, Seokjin se deberá encargar de Hoseok y a la vez de cuidar a Jungkook hasta que veamos que sigue con Wooshik.
Aún seguimos en travesía al final de la historia ✨ (no desesperen, siguen faltando algunos capítulos ;) )

¡Nos vemos el lunes!

Continue Reading

You'll Also Like

48.5K 3.6K 26
Los pongo un poco en contexto. Tori ingresa a su nuevo colegio, Hollywood Arts. Nada podรญa estropear su buen comienzo de clases. Hasta que tuvo que p...
256K 36.7K 93
Kim SeokJin tiene 24 aรฑos, trabajador de uno de los nigth club mรกs prestigioso de su ciudad. Kim SeokJin tiene una doble vida y muchos clientes impo...
70.3K 9.1K 41
Cuando Jungkok, Taehyung y Hoseok comienzan a sentir atracciรณn el uno por el otro, surgen los problemas, porque a nadie le gusta ser rechazado y rend...
430K 43.7K 110
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves mรกs a fondo en vastante tierno mรกs que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...