"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

115K 14.9K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... More

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ‘
๐ŸŽ๐Ÿ’
๐ŸŽ๐Ÿ“
๐ŸŽ๐Ÿ”
๐ŸŽ๐Ÿ•
๐ŸŽ๐Ÿ–
๐ŸŽ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ‘๐ŸŽ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ‘
๐Ÿ‘๐Ÿ’
๐Ÿ‘๐Ÿ“
๐Ÿ‘๐Ÿ”
๐Ÿ‘๐Ÿ•
๐Ÿ‘๐Ÿ–
๐Ÿ‘๐Ÿ—
๐Ÿ’๐ŸŽ
๐Ÿ’๐Ÿ
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ‘
๐Ÿ’๐Ÿ’ (๐…๐ˆ๐๐€๐‹)
๐„๐๐ˆ๐‹๐Ž๐†๐Ž
๐„๐ฌ๐ฉ๐ž๐œ๐ข๐š๐ฅ #๐Ÿ: "El Niรฑo"

๐Ÿ๐Ÿ–

2.2K 301 94
By jjkkbunie

Esto no puede estar pasándome, carajo.

Lo único que deseo en este momento es despertar. Que todo esto sea una pesadilla. Un sueño espantoso del cual puedo salir en cualquier segundo.

Pero ninguna alarma suena, ningún ruido es lo suficientemente fuerte como para hacerme abrir los ojos... Porque esto está pasando de verdad. Esta es la realidad.

Y no podría ser más humillante, carajo.

Fue hace menos de una hora que aquel comprometedor correo electrónico llegó a todas las cuentas de cada miembro de mi familia. Desde ese momento, he pensado en la posibilidad de comenzar a cavar mi propia tumba, para ganar tiempo.

Mi madrastra me ha llamado dos veces, pero no tengo el valor suficiente para atenderla... Va a matarme.

Mis ojos inspeccionan por décimo quinta vez la segunda de las tres imágenes adjuntas en el e-mail. Más carajo.

No hay manera de disfrazar esto, no existe escenario posible en donde Dae y yo salgamos indemnes. No cuando se ve claramente en las fotografías que mi prima y yo nos estamos comiendo la boca en la mitad del pasillo de hotel donde se llevó a cabo la boda.

Hago el intento de respirar hondamente una vez más, pero mis pulmones parecen estar encogidos. Quizás esto se deba al ataque de ansiedad que está aguardando a que sea el momento adecuado para atacarme sin piedad.

Llegados a este caótico punto, no tengo idea si habrá algo que sea capaz de ponerle un fin al torrente de emociones que amenaza con desmoronarme.

El teléfono que sostengo en manos comienza a sonar y las fotografías se pierden cuando una llamada entrante se filtra en el dispositivo.

Una maldición se me escapa cuando noto que en la pantalla aparece el nombre de Dae, visible en letras blancas e iluminadas.

No sé de dónde carajos saco la valentía necesaria para aceptar su llamada.

— ¡¿Qué es eso, Jeon Jungkook?! —Chilla, y me veo obligado a apartar un poco el teléfono por el bien de mi oído—. ¡¿Qué carajos es eso, cabrón?!

—Lo lamento —digo lo primero que se me viene a la mente, aunque sé que no alcanza—. Te lo explicaré, pero...

— ¡Por supuesto que vas a explicarlo! —Vocifera con tanto enojo, que mi cerebro me hace el favor de recordarme que ella no puede matarme a través del teléfono. Pero, mierda, sí que está furiosa—. ¡¿A quién carajos le debes dinero?!, ¡¿a quién carajos hiciste enojar de esta manera?!

—A nadie, Dae, por favor —el tono suplicante que utilizo me hace querer estrellar mi propia cabeza contra la puerta—. Por favor, te lo explicaré cuando pueda, ¿de acuerdo? Necesito arreglar esto.

— ¡¿Arreglar?! —Repite, colérica—. ¡Toda nuestra familia sabe que...!

—Ya lo sé, carajo —la interrumpo, pero procuro conservar la calma y contestar con cuidado—. Te pido que confíes en mí ahora. Voy a decirte todo, lo prometo, pero no ahora, no puedo.

Un silencio tenso y que quema peor que un ácido se instala en la comunicación. El nudo en mi garganta es muy intenso ahora, pero no hay lágrimas en mis ojos.

—De acuerdo —ella dice, al fin, y una sensación total de alivio me invade al instante—. ¿Estás en peligro, Jungkookie? Porque si lo estás–

—No, no —me apresuro a atajar y refutar su teoría—. Te prometo que no, solo... Es como una guerra fría.

Dae suspira hondamente. Ella sabe que no va a poder sacarme más información al respecto.

—Bueno —hace una pausa algo larga, porque claramente no está satisfecha—. Pero voy a golpearte cuando te vea.

Su comentario me hace reír.

—Está bien, me lo merezco. Te quiero.

—Y yo a ti. Que tengas un lindo día.

Cuando ella da por finalizada la llamada, mi cabeza desciende hasta descansar en la superficie plana de la mesa de mi comedor. Me siento tan rendido y avergonzado, que creo que nunca tendré las agallas necesarias para ponerme de pie y afrontar todas las desgracias de mi existencia, ni tampoco tener un 'lindo día' como el que mi prima acaba de desearme.

Dae se ha tomado bastante bien toda esta situación de mierda, pero estoy convencido de que, ahora mismo, ella está igual de avergonzada que yo. O incluso más.

No sé cómo haremos a partir de ahora para asistir a las reuniones familiares, eso es algo que —según opina mi lado racional— debemos discutir ambos. Lo único que sé con certeza, es que será lo más incómodo del mundo.

Me siento a la deriva, como si todo en mi vida fuese incierto en estos momentos. Me gustará estar ahogándome en mi llanto, pero por alguna razón las lágrimas ni siquiera se asoman en mis ojos... Supongo que una parte de mí esperaba que esto ocurriera en algún punto.

No logro dominar todos los pensamientos que me inundan la mente y me empiezo a sentir abrumado. Soy consciente de que debo recuperar el terreno de mis ideas y volver a organizarlas, pero ahora mismo solo puedo pensar en lo muy jodido que estoy.

Niego con la cabeza frenéticamente, mientras desbloqueo otra vez la pantalla de mi teléfono.

Solo hay una persona en todo el mundo que me puede llenar de paz, incluso cuando soy un manojo de nervios y ansiedad.

Al tercer ring, Seokjin acepta mi llamada.

—Vida, ¿te puedo llamar en quince minutos? Estoy en medio de una reunión —susurra bajito, sumamente apegado al micrófono del móvil.

—Sí, sí, perdón por interrumpir. Te quiero.

—No me tardo —dice, justo antes de finalizar la comunicación.

Y por exagerado que parezca, puedo percibir que los erráticos latidos de mi corazón comienzan a ralentizarse hasta que se normalizan al poco tiempo. Solo fue suficiente escuchar la voz profunda de Seokjin durante cinco segundos.

Cuando voy a la cocina por un vaso de agua, soy capaz de confirmar que me siento muchísimo mejor. Bebo el líquido frío de un solo sorbo y después regreso a la silla, para tomar mi teléfono y abrir la aplicación de uno de los tantos juegos que tengo instalados.

Estoy absorto en el juego de gráficos horrendos cuando la pantalla se ilumina un poco más, justo antes de que el nombre de Seokjin reluzca en la parte superior de la misma.

Deslizo mi dedo en el ícono verde para contestar.

—Hola, pa... yaso. —Digo, curioso por su reacción.

Escucho que él suelta una risa del otro lado.

—Hola, ne... cio.

Es mi turno de reír. Adoro a este hombre.

— ¿Cómo estás? Lamento no haberte atendido antes, la gente del departamento de crónicas es un dolor de culo.

—No te preocupes —espeto—. Estoy bien... ¿Y tú?

Seokjin guarda silencio durante un instante.

—Niño, ¿qué ocurre? —Cuestiona, y su tono se vuelve genuinamente preocupado.

Mi ceño se frunce.

— ¿Por qué lo dices? —Inquiero, pero por dentro me pregunto a mí mismo cómo carajos hace para detectar mis verdaderas emociones.

¿Acaso yo soy muy predecible o él tiene una especie de radar?

—Tu voz suena un poco apagada —puntualiza—. ¿Te ha ocurrido algo?

Dejo escapar un largo suspiro y llego a la conclusión de que, a estas alturas del partido, no sirve de nada ocultarle algo a Seokjin. Ya lo he hecho, y por poco nuestra relación se destruye. No quiero volver a cometer ese error.

—Me gustaría verte y decírtelo en persona —espeto—. ¿Tienes la noche disponible?

—Estoy libre ahora —dice, y su declaración me toma por sorpresa—. Le diré a mi chofer que pase a recogerte.

— ¿Estás en la empresa?

—Sí, estoy siendo mi propio esclavo.

Su contestación me roba una risita.

—Iré por mi cuenta, descuida... ¿Seguro que no tienes nada para hacer? —Vuelvo a insistir, pues me preocupa que su trabajo se le amontone después. No quiero que se estrese por mi culpa.

—Nada es más importante que mi niño —contesta, y siento que mi pulso da un brinco—. Te espero, vida.

—Sí, papi.

Antes de que Seokjin pueda decir algo, presiono el botón rojo que resalta en la pantalla para cortar sin previo aviso la comunicación. Mi infantil accionar me causa gracia por un instante y luego me pongo de pie.

Mentiría si dijera que no extrañaba el viaje hasta la empresa. A pesar de no tardar más de treinta minutos, todo el trayecto me ayudaba a despejar la mente y a darme un gusto a mí mismo al escuchar música. Por supuesto, muchas veces he llegado a mi antiguo puesto de trabajo con muy mala cara por el simple hecho de tener que aguantar a mi jefe durante toda la jornada, pero eso cambió bastante cuando Seokjin y yo comenzamos a... Lo que sea.

La mujer de la recepción —Soo, si mal no recuerdo— se sorprende al verme, pero me sonríe cálidamente y me da una de las identificaciones que me identifica como un «invitado».

Logro entrometerme al elevador antes de que las puertas se cierren y espero pacientemente a que la caja metálica suba hasta el piso donde se confecciona la revista de modas más influyente y mejor vendida del país.

Cuando me encuentro en la planta específica, un sentimiento de añoranza me invade, pero sigo sintiéndome como en casa.

Muchos de mis ex compañeros se muestran sorprendidos al verme nuevamente, y por ello les cuesta reaccionar para saludarme. Escucho algunos murmullos en la estancia a causa de mi inesperada presencia, pero decido hacer caso omiso a ellos.

Me encuentro recorriendo el largo pasillo que me conecta al despacho del jefe, cuando veo que Hoseok sale de su oficina y por poco chocamos.

Él alza la mirada y, una vez que nuestros rostros se encuentran, su semblante se desvanece velozmente. Como si acabase de ver un fantasma, o algo peor.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —Cuestiona, con un tono brusco que jamás había oído de su parte.

No me puedo pasar por alto el resplandeciente rechazo que hay en su mirada, pero trago saliva y me esfuerzo por no dejar en evidencia lo confundido que me encuentro por su extraño trato.

—Vine a ver a Nahyun... —Comento; en parte, es cierto—. Y a hablar con el jefe.

Sin molestarse en continuar con la breve conversación o siquiera despedirse, el reconocido hombre pasa junto a mí en dirección a otro de los departamentos. Mis labios entreabiertos se cierran, porque no veo la necesidad de reprochar nada... No le he hecho nada a Hoseok, pero supongo que tendrá sus propias razones para haber sido algo descortés conmigo.

Sigo avanzando y, finalmente, Nahyun aparece en mi campo de visión, robándome la sonrisa más grande en lo que llevo de día. Ella se levanta con rapidez y se acerca para abrazarme con fuerza.

—Qué bueno verte de nuevo por aquí, torpeza —espeta, mientras le brinda una caricia a mi cabello. Su tacto me resulta absolutamente reconfortante.

Cuando nos separamos, aprieto sus mejillas suavemente con mis dedos. Ella es tan adorable.

—Sé que me extrañas —replico, con una nota fingida de arrogancia en mi voz.

—Lo admitiré solo por esta vez —me sonríe antes de añadir—: ¿Estás bien?

—No es el mejor día, pero al menos tengo salud —me encojo de hombros.

—Él canceló toda su agenda de hoy.

La información que me brinda me deja asombrado por un instante e inevitablemente parpadeo varias veces mientras la observo.

— ¿De verdad? —Cuestiono, ya que siento la necesidad de corroborar que he oído bien.

—Sí —habla y asiente con la cabeza—. Me preocupé, ya sabes, no es algo que Seokjin suela hacer.

No me sorprende la decisión de Seokjin, pero sí me hace sentir un poco incómodo.

Le digo a Nahyun que pasaré al despacho y ella, luego de darme una palmadita en la espalda, me reitera que está feliz de verme aquí otra vez.

Empujo las puertas de la oficina de mi ex jefe y actual amor, e inspecciono el interior del ostentoso espacio antes de posar los ojos en la figura ubicada del otro lado del escritorio cargado con papeles y bocetos en los que Seokjin se encuentra trabajando, probablemente para su futura colección.

—Permiso, Miranda. —Me anuncio con desdén. Sé que él disfruta de ese apodo tanto como yo.

Seokjin deja el lápiz que sostiene en la mano, se inclina hacia atrás en su silla para mirarme con atención, y veo que un atisbo de sonrisa se destaca en las comisuras de sus labios gruesos.

— ¿Vienes a buscar trabajo? —Actúa con seriedad, ladeando apenas la cabeza.

Hago una mueca pensativa y me encojo de hombros.

—Vengo a buscar besos.

—Estás en el lugar adecuado —me sonríe—. Ven aquí.

Efectuando un par de pasos más llego a su lado y él, como de costumbre, palmea su regazo. Me acomodo sobre el mismo, al tiempo que rodeo sus hombros con mis brazos. Soy el primero en tocarlo con mis labios, plantando un beso en su frente.

Estando refugiado en la seguridad de los brazos de Seokjin, él levanta un poco mi mentón para besar mi boca con delicadeza y sumando su lengua a la tranquila ecuación.

El hombre tan increíble que me sostiene como si fuese lo más valioso, también me observa detalladamente con un destello en su mirada tan dulce, que siento que es capaz de derretir por completo mi corazón. Planto otro pequeño beso en sus labios, justo antes de esconder mi rostro en el hueco fresco de su hombro y cuello.

— ¿Qué ocurre? —Pregunta, casi en un susurro.

Por más de que me esfuerzo por contener todas estas emociones del carajo, un sollozo se me escapa. No quiero llorar y creo que no lo haré, pero me resulta tan difícil controlar todo esto; quiero tener la situación bajo control a toda costa, y es por eso que estoy fallando en demasía.

—Hey, hey, vida, ¿por qué lloras? —Seokjin busca mi mirada, mientras que la preocupación se apodera de su tono relajado—, ¿qué está sucediendo?

Me inclino un poco hacia atrás para poder mirarlo a los ojos y él no se demora en acariciarme el rostro.

—Wooshik le ha enviado fotos mías y de Dae a toda nuestra familia —le digo.

— ¿Fotos...? —Frunce el entrecejo, esperando a que agregue algo más a mi relato.

—Estábamos..., ya sabes —la vergüenza comienza a picar en mis mejillas—. Compartiendo gérmenes —me encojo de hombros con la esperanza de restarle importancia al detalle en sí, pero de pronto, notifico que su rostro se contrae en una mueca agraciada que está esforzándose por controlar—. Seokjin, te lo advierto, no te rías.

Mantiene sus labios presionados por un momento hasta que logra deshacerse de la risotada que estaba a punto de soltar. Maldito.

—Es un poco gracioso desde mi perspectiva, perdóname —dice, y me da otro beso en la boca que recibo muy a mi pesar—. ¿Pensaste en alguna excusa?

Un suspiro frustrado se me escapa.

—Las fotos dicen más que mil excusas juntas.

—Vida, lo siento... —Espeta, y sé que lo dice en serio, sin aire burlón de por medio. Mientras me acaricia la cintura con sus manos, agrega—: Te prometo que se la devolveré a Wooshik en cuanto encuentre una oportunidad, ¿sí?

—No quiero venganza —refuto al instante—. Quiero que mi familia no me odie, tampoco a Dae.

— ¿Hablaste con ella?

—Sí, le prometí que le explicaría todo, pero creo que entendió que estoy en una situación complicada.

Una expresión burlona sustituye a la preocupación anterior y se inclina hasta alcanzar mi cuello, cubriéndolo de pequeños besos castos.

—Eso te pasa por andar de descarado con tu prima.

Le dedico una mirada cargada de molestia.

—Idiota —suelto.

—No llores, niño —me pide, una vez que la diversión abandona su semblante.

—Si no lloro, voy a arrojarme a las vías del tren —espeto y lo miro atentamente—. Decide.

Seokjin rueda los ojos, pero me aprieta con más firmeza a su cuerpo.

—Está bien, llora todo lo que quieras... Pero en mis brazos.

Sus palabras me roban una sonrisa y, a pesar de que sigo indignado por la forma en la que se ha burlado de mí y de mi situación, le doy otro beso.

— ¿Por qué cancelaste tu agenda?

—Porque cuando hablamos me di cuenta de que no estabas del todo bien.

—No tienes que hacer eso —aclaro, aunque sé que no hay necesidad de puntualizar en ello—. Podemos vernos luego de que termines con el trabajo.

—Encabezo la cadena de mando —me contesta con aquel tono compuesto por pura superioridad—. Créeme, nadie va a regañarme por retrasarme.

Me muerdo el labio inferior al mismo tiempo que niego con la cabeza. Por supuesto, su ego siempre tiene que estar presente y llenar cada rincón de cada lugar en donde él pisa. A veces pienso que el tamaño del edificio completo no es suficiente para contener su gigantesca arrogancia.

Y me encanta que sea así.

— ¿Qué voy a hacer ahora? —Pregunto, expresando un largo bufido—. Mi tío va a buscarme por todo el país para arrancarme la cabeza.

—No te enfoques en eso ahora —Seokjin me reprime al tiempo que roza su nariz contra la mía—. Mejor piensa en preparar un discurso decente y que refleje que estás arrepentido o algo así. Pueden decir que fue un simple desliz bajo los efectos del alcohol.

Intento apartarme un poco, pero él no me lo permite. Él es tan malo para disimular, y por un instante pienso en la posibilidad de apretarme contra su entrepierna solo para provocarle un poco de dolor.

—Estás disfrutando muchísimo esto, Seokjin —le acuso—, lo veo en tus ojos.

Suelta una risa corta y concisa.

—Te he dicho que me resulta un poco divertido.

Me cruzo de brazos, comenzando con mi pequeño numerito de enojo.

—Yoongi no me trataría así —la seguridad en cada palabra que espeto, solo consigue que mi contrario suelte un «ugh» por lo bajo.

—A Yoongi le causaría repulsa descubrir tu pequeño secreto familiar —me masculla cerca del oído, provocándome un estremecimiento que me recorre entero.

—Oh, por Dios —comienzo a sentir el calor que va directo a mis orejas y me cubro el rostro con las manos antes de seguir con la charla—, nunca se lo menciones.

—Descuida —dice, en compañía de una leve carcajada justo antes de agregar otro beso más a mi cara—. Solo le menciono lo hermoso, gracioso y torpe que eres.

— ¿Le agrado? —Pregunto tímidamente.

—Muchísimo.

Una sonrisa se extiende por toda mi boca y me aferro más a Seokjin, pero mientras pienso en Yoongi.

—Ya no quiero lloriquear más.

—Esto es inaudito —se queja y veo que arruga su nariz—. Quieres más a mi mejor amigo que a mí.

—No es mi culpa que él haya salvado mi vida al escribir, producir e interpretar "People".

— ¿Quieres ponerme celoso? —Cuestiona con un tono ronco de voz, mientras levanta una de sus cejas. Debajo de sus pestañas, sus ojos negros parecen arder y están en pleno proceso de intimidarme.

—No —contesto, y me dispongo a acariciar su nariz con ayuda de la mía—. Tus brazos son el único lugar en donde quiero estar.

—De todas formas, no entrarías en los brazos de Yoongi —Seokjin evalúa con un semblante moderado—. Con su estatura, apenas te llegaría a las rodillas.

—Eres malo —digo, pero no puedo evitar reír—. De todas, todas formas... Nahyun me mataría si intentase acurrucarme en los brazos de su pareja.

—Buen punto —me besa, otra vez—. ¿Qué te parece si nos tomamos el fin de semana libre y te llevo a mi lugar especial?

—Son las dos de la tarde.

—Oh, ¿sugieres que debo pedirle permiso a mi superior?

La próxima vez que se atreva a decir algo y utilice ese matiz tan egocéntrico y vanidoso... Voy a besarlo, pero también me sentiré muy ofendido.

— ¿Qué se te ocurrió ahora, genio? —Interrogo luego de poner los ojos en blanco.

—Ya lo verás. ¿Tienes algún problema con usar ropa mía o quieres que envíe a alguien a comprarte?

— ¿Ropa? —Lo miro con evidente confusión—. Tengo mucha en mi casa.

—Vida, debemos evitar que nos vean juntos, ¿recuerdas? —Espeta, distrayéndose por un momento para acomodar hacia atrás mi cabello oscuro y desgreñado—. Si vas a tu casa y regresas aquí con un bolso, puede que alguien lo vea.

—Tienes razón... No, no tengo problema, pero... —Me relamo los labios y me aclaro la garganta, pues he encontrado el espacio perfecto para hacer otra de mis bromas—. ¿Tu ropa es de marca?... Solo tolero Gucci, Prada y Saint Laurent.

—Pequeño comediante... —Murmura, pero luego se prepara para exclamar—: ¡Nahyun!

En un impulso casi desesperado, hago el intento de abandonar su regazo y ponerme de pie. Sin embargo, Seokjin parece que no desea soltarme por ahora.

—Cálmate, ella ya sabe de nosotros —me dice.

—Lo sé, pero no quiero que se infarte.

—Sé que tú la atrapaste con Yoongi —agrega con desdén.

—No me lo recuerdes.

Logro salirme con la mía —a pesar del intento de mi contrario por hacerme permanecer en su regazo— y consigo incorporarme, aunque me mantengo junto a su persona. A continuación, Nahyun se abre paso a la oficina y posa sus atractivos ojos en él.

— ¿Sí, Seokjin?

—Necesito comida —da inicio a su petición—. Huevos, carne, verduras... ¿Quieres algo en especial? —Me pregunta.

—Arroz. —Espeto, luego de pensarlo por un momento.

—Arroz —repite asintiendo—. Y, por supuesto, café.

— ¿Para cuándo lo necesita?

—Para ya.

—Estoy terminando con su...

—Para ya —la interrumpe con firmeza.

—Oye —murmuro, junto con una expresión furibunda. Sabe que odio que la trate de este modo, esté o no yo presente—. ¿Por qué no le pides a Eunwoo?

Seokjin rueda los ojos, como si le hubiesen mencionado un infortunio.

—Estoy a punto de despedirlo.

— ¡¿Qué?! —Exclamo furioso—, ¡¿por qué harías eso?! Él es genial, Seokjin, no seas así.

—De acuerdo, le pediré a Eunwoo —accede, pero un resoplido pesado se fuga de sus labios—. Olvida que te llamé, Nahyun.

Le bisbiseo un agradecimiento a mi amiga y luego ella se retira para volver a sus actividades laborales.

— ¿Vas a escribir la lista de compras en un papel y le enviarás la foto a Eunwoo?

Seokjin levanta la vista para encararme y me encuentro con su entrecejo arrugado, dejando a la vista su extrañeza. Me examina por un segundo antes de retomar sus vocablos.

— ¿Cómo sabes que iba a hacer eso?

Me relamo los labios con picardía.

—Déjame escribir —sonrío burlonamente y vuelvo a ubicarme en su regazo—. No te ofendas, pero tu letra es espantosa.

Este capítulo fue un poco más tranquilo que los anteriores, aunque ahora Jungkook tendrá que enfrentarse a su familia por el asunto con su prima *inserte música norteña*
Quiero ver sus votitos y comentarios que me sacan risas siempre ✨❤️✨
Besitos chau chau ~

Continue Reading

You'll Also Like

482K 66.9K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ยฟUn embarazo? ยกImposible!
66.7K 2.9K 20
Kim Seok Jin era un chico de 20 aรฑos y vivia con su amigo-novio Jeon Jungkook de 18 aรฑos pero este se entero que kook actuaba de una manera bastante...
788K 56.5K 13
TaeHyung estรก enamorado de HoSeok pero este ignorante de sus sentimientos le pide ayuda para darle celos a la chica que le gusta, afortunadamente Yoo...
46.9K 5K 18
Cuando Seokjin se enterรณ que estaba esperando un bebรฉ de el hombre que amaba, no pudo estar mรกs feliz con la noticia y creรญa que รฉl igual lo estarรญa...