Louis se miró por última vez en el espejo. La camisa que cargaba en el comienzo era algo peculiar, se miró mejor y sus ojos se abrieron horrorizados, se abrocho absolutamente todos los botones y se sentó en la cama asustado.
Nadie tenía que ver sus tatuajes.
Suspiro pasándose una mano por su cabello y acomodo mejor su flequillo, se puso los lentes y miro el reloj.
Era hora de ir a clases.
En ese preciso momento la puerta de su cuarto sonó anunciando la llegada de alguien. Arrugo el entrecejo, él se encontraba solo en su casa, y era sumamente temprano.
Solo una persona tenía llave de donde él vivía.
Abrió la puerta y en ese mismo instante unos labios se estamparon con los suyos. Reconoció el tacto y de una vez lo abrazo por la cintura.
–Te extrañe –susurro sobre sus labios.
–Yo también te extrañe, Niall.
El rubio sonrió mirando al chico. Y ellos sabían lo que pasaba cada vez que se encontraban.
–¿Piso o cama? –Niall pregunto mordiendo su clavícula.
Y así, terminaron teniendo sexo en el piso.