"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

116K 15K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... More

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ‘
๐ŸŽ๐Ÿ’
๐ŸŽ๐Ÿ“
๐ŸŽ๐Ÿ”
๐ŸŽ๐Ÿ•
๐ŸŽ๐Ÿ–
๐ŸŽ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ‘๐ŸŽ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ‘
๐Ÿ‘๐Ÿ’
๐Ÿ‘๐Ÿ“
๐Ÿ‘๐Ÿ”
๐Ÿ‘๐Ÿ•
๐Ÿ‘๐Ÿ–
๐Ÿ‘๐Ÿ—
๐Ÿ’๐ŸŽ
๐Ÿ’๐Ÿ
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ‘
๐Ÿ’๐Ÿ’ (๐…๐ˆ๐๐€๐‹)
๐„๐๐ˆ๐‹๐Ž๐†๐Ž
๐„๐ฌ๐ฉ๐ž๐œ๐ข๐š๐ฅ #๐Ÿ: "El Niรฑo"

๐Ÿ๐Ÿ–

2.5K 346 259
By jjkkbunie

Mi semana fue fatal.

Todo fue absolutamente incómodo, no encuentro otra manera de describirlo.

El lunes Seokjin me pidió más café de lo habitual; fui ocho veces a Starbucks. Por un momento pensé que era su estrategia para que le dirigiera la palabra, al menos para decirle que estaba consumiendo demasiada cafeína. Sin embargo, eso nunca pasó, porque simplemente me limité a acatar sus órdenes.

Por otra parte, me llamó muchas veces para hablar conmigo sobre asuntos personales. No le di el gusto. En cuanto el hombre sacaba un tema de conversación que nada tenía que ver con el trabajo, me retiraba de su despacho.

El miércoles salí a cenar con Yunbi; solo ella y yo. No hablamos mucho sobre Seokjin, pero me di cuenta de que ella estaba al tanto de todo lo que estaba ocurriendo entre él y yo. Sin embargo, el tema de conversación fue su encuentro con Minjoo, en donde, al parecer, pudieron dialogar como dos personas civilizadas y también lograron aminorar el conflicto. Pero no se arreglaron del todo, lo cual me impacienta.

El jueves, mi jefe me pidió que le consiga un boleto de avión a Suecia para el domingo temprano. Por lo que me informó, pasará tres días en dicho país por asuntos laborales. Nos dijo —tanto a mí como a Nahyun— que podríamos trabajar desde casa los días en los que él se encuentre fuera del país.

Esa misma tarde volvió a llamarme y no para pedirme café. Recuerdo que estuve unos tres minutos de pie frente a su escritorio, esperando a que Seokjin encuentre las palabras que deseaba soltar. Sus labios dudaban y sus ojos aún más.

Finalmente, me preguntó si yo tenía idea de qué tal sería el clima del día siguiente...

Le respondí que no, aunque yo sabía a la perfección que su intención era preguntar o decir otra cosa.

El viernes lo vi muy pocas horas. Solo apareció para tener una reunión y luego se fue. Nahyun y yo también dejamos a tempranas horas la oficina, pero solo porque teníamos que reunirnos con la asistente de Yunbi por el asunto de la futura boda más grande —y falsa— de Seúl.

Siendo sábado y uno de los dos días en los que no debo ir a la empresa, no me molesto en levantarme temprano. Aprovecho para quedarme a oscuras, recostado y mirar un documental sobre osos. La idea de que mi casa se siente muy solitaria me invade como si de miel derretida se tratase y, encontrándome en la comodidad de mi cama, me pongo a pensar sobre la posibilidad de adoptar un perro o gato que cubra la sensación de vacío. Quizás un conejo, pero tengo mala experiencia con ellos.

Mientras me veo como un imbécil pensando en perritos, recuerdo a Gwanhi...

Inevitablemente, Seokjin se abre paso en mi mente.

—Dios, no, no de nuevo —protesto para mí mismo, antes de cubrirme la cabeza con las sábanas.

El resto del sábado transcurre tranquilamente, aunque tuve que luchar conmigo mismo para expulsar a mi jefe fuera de mis pensamientos más de una vez.

Son las cuatro de la tarde cuando, con todo el desánimo del mundo, salgo de mi apartamento para ir a hacer las compras. De lo contrario, no cenaré esta noche ni desayunaré mañana.

—Buenas tardes, Kook —San me saluda cuando me ve salir del ascensor—. Es raro verte tan... Informal.

Le doy un vistazo a mi elección de prendas —una camiseta negra más grande que mis fracasos, un pantalón deportivo color gris y unos tenis también oscuros— y me encojo de hombros.

—Este es mi estilo auténtico —le contesto con gracia—. ¿Necesitas algo de la tienda?

—Dinero.

Suelto una risa.

—Hyung favorito robará para ti.

Ahora, San es el que deja escapar una carcajada.

—Eres de esas personas que seguramente pide permiso para robar y luego se retira dando las gracias —me dice y no puedo evitar sonreírle, porque ha acertado a la perfección.

—Grosero —murmuro, pero la diversión se filtra en mi tono—. Ya regreso.

Antes de ingresar a la tienda me coloco una máscara negra para proteger mi nariz y boca... Bueno, en realidad, es una estrategia para ocultar la resequedad que tengo en los labios y también porque llevo dos días sin afeitarme, por ende, un poco de barba comienza a asomarse en mi cara.

Me dispongo a tomar los artículos que hacen falta en mi casa y me tomo mi tiempo cuando llega la hora de elegir snacks. Mi primera idea es llevar uno de cada uno, pero una parte sensata de mi cerebro —y que se preocupa por mi físico— dice que eso no es buena idea. Ahora que no tengo tiempo para ejercitarme apropiadamente, debo cuidar la figura que conseguí durante mis años en la universidad.

Mis dedos torpes dejan caer una de las dos cajas de Orion Choco que he tomado y una maldición baja se me escapa antes de agacharme.

Cuando estoy cerca del suelo, frunzo el ceño en el preciso momento que noto que una mano está tomando el mencionado snack.

El demonio hambriento dentro de mí está listo para pelear.

—Oye, eso es mío, yo lo vi pri... mero.

Enmudezco totalmente una vez que reconozco a Seokjin.

Él lleva una máscara al igual que yo, y me dedica una mirada suave mientras espera a que tome la caja de Orion que se me cayó hace unos instantes.

No consigo reaccionar, porque siento como si el tiempo se ralentizara hasta detenerse por completo.

Mis ojos se apartan del rostro familiar antes de tomar la caja de color rojo, pues pienso que así, quizás, mi orgullo no será dañado del todo.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunto en voz baja pero firme.

Su respuesta tarda unos instantes. Parece pensarlo con detenimiento.

—Quería verte antes de irme.

Sus palabras solo consiguen que una considerable cantidad de nerviosismo me llene el pecho. No soy capaz de sostenerle la mirada, así que decido posar mis orbes oscuros en el estante que tengo frente a mí para que él no note mi inquietud.

—Así que me estás siguiendo —afirmo, aunque no suena como un reproche.

—Bueno... —Comienza a decir con esa profunda voz que posee, al mismo tiempo que se rasca la nuca—, pasé por tu edificio y vi que San estaba ahí. La otra noche él y yo intercambiamos algunas palabras violentas, así que pensé que no sería buena idea llamar a tu puerta. No quería meterme en problemas.

Sonrío bajo el cubre bocas. Enterarme que San enfrentó a este tipo para defenderme es como una oleada de pura satisfacción viajando por todo mi cuerpo.

—Ya veo. ¿Qué se te ofrece?

Un silencio tenso se forma entre nosotros, pero aguardo pacientemente. Tengo ganas de escuchar la —posiblemente— tontería que dirá.

—Quería decirte que terminé todo con Hoseok —dice, sonando cauteloso y honesto en partes iguales—. Lo que sea que haya ocurrido entre él y yo... Es cosa del pasado.

Seokjin mantiene la mirada fija en mi rostro una vez que termina de hablar, esperando por mi reacción ante las novedades. Pero mi expresión no se altera, ni siquiera un poco.

— ¿Bien? —Suelto, aunque realmente no sé qué decir al respecto—, ¿qué tiene que ver eso conmigo?

—Pensé que tenías que saberlo.

—Sí, bueno... Pensaste mal.

—Niño, ¿hasta cuándo vas a odiarme? —Espeta con pesadez y una pizca de frustración—. Dime qué debo hacer para que dejes de estar enojado, te lo suplico, haré lo que me pidas.

—Que te vayas ahora y me dejes hacer las compras en paz sería un comienzo —sueno más fastidiado que sarcástico y quiero golpearme por eso.

Seokjin baja la mirada hasta sus pies.

—Y no te odio —reconozco, porque es cierto.

—Pareciera que sí.

—No sé qué te hace llegar a esa conclusión —me encojo de hombros con genuina despreocupación.

De repente, un sentimiento de culpa me golpea en el estómago porque mi cerebro me señala que estoy siendo muy duro con él. Más de lo que merece. Más de lo que me gustaría.

— ¿Quieres algún snack? —Le pregunto luego de un silencio—. Ya sabes, para tu viaje de mañana... Si te interesa mi opinión, estas papitas son muy buenas.

Él me mira sorprendido, pero niega con la cabeza mientras le señalo el paquete de frituras.

— ¿Me dejas pagar por tus compras?

Mi ceja izquierda se alza cuando mis oídos absorben la pregunta que no esperaba oír.

—No, ¿por qué harías eso?

—Porque soy un imbécil.

Me esfuerzo por contener la carcajada que amenaza por salir de mi boca y trago saliva.

—No necesito que pagues por mis compras —un matiz suave tiñe mi voz, para que reconozca que no estoy a la defensiva—. Mi salario es bueno, aunque mi jefe es algo... Molesto.

Escucho que a Seokjin se le escapa una risa, pero pronto vuelve a establecer un semblante serio e interesado en nuestra charla casual.

—Cuéntame más sobre tu jefe —pide, cruzándose de brazos.

—Uf, ¿por dónde empiezo? —Suelto, comenzando a caminar por el largo corredor de la tienda y, tal como esperaba, él sigue mis pasos—. Toma tanto café que Starbucks es una compañía millonaria gracias a él. A veces se viste extraño, pero tiene muy buen gusto de la moda. Oh, y cada vez que dice "por favor" o "gracias", un oso panda nace en alguna parte del mundo.

—Por favor, no seas exagerado —bromea, dándome un empujoncito con su codo.

La tensión que se había instalado entre ambos apenas cruzamos nuestras miradas minutos atrás ha desaparecido por completo. Me resulta extraño que ahora estemos teniendo una conversación natural y sin disputas de por medio, pero no puedo evitar disfrutarlo. Incluso parecemos amigos.

Sin embargo, todavía tengo algunas preguntas. Y estoy casi seguro de que Seokjin está dispuesto a responder a todas mis dudas con tal de que le dirija la palabra... Sé que no debo aprovecharme de eso, pero no quiero ni puedo perder esta oportunidad.

— ¿Qué pasó con Hoseok? —Apenas la pregunta sale de mis labios, siento que un temblor me recorre de pies a cabeza.

—Dejé de estar interesado en la relación física —contesta tan velozmente y con tanto desinterés que consigue sorprenderme—. Además, se tomó muy mal lo de mi futuro hijo... Se atrevió a decirme a la cara que Yunbi no vale tanto.

Mis ojos se abren ampliamente y luego poso los mismos en él.

—Cualquier ser humano con un poco de cerebro sabe que no debe decir nada malo sobre ella —prosigue—. Mucho menos delante de mí.

—Él está enamorado de ti —afirmo, y mi tono no admite réplica.

—No. Él quiere que yo le dé la misma atención y el mismo cuidado que le doy a Yunbi —me replica de todas formas—. Y eso no va a pasar.

Hago una breve pausa.

—Hoseok quiere que lo ames de la forma que amas a Yunbi —le digo, y la severidad en mi mirada le comunica que no acepto refutaciones—. Y eso no va a pasar —imito su elección palabras.

Seokjin guarda silencio y comprendo que es la única respuesta que voy a tener de su parte.

Carajo, este tipo es frustrante. No sé por qué le cuesta tanto aceptar que alguien puede llegar a amarlo de forma romántica, que es un hombre totalmente capaz —a pesar de su personalidad de mierda— de enamorar a una persona.

—Muchas personas están mirándome —me murmura y no me demoro en mirar a nuestros alrededores para confirmar su advertencia—. ¿Podemos seguir esta charla en otro lado?

Puedo sentir la vacilación correr por todo mi torrente sanguíneo y me veo obligado a tomar una profunda respiración mientras pienso. Suena como una terrible idea, pero quizás es necesario hablar ahora que los dos estamos más tranquilos. En lo personal, creo que ya no me siento decepcionado.

—De acuerdo —finalmente accedo—. Ve a mi edificio, le enviaré un mensaje a San para que te deje pasar. Supongo que tardaré diez minutos aquí.

Puedo jurar que Seokjin ha sonreído bajo la máscara facial que protege su perfecto rostro.

Cuando mi jefe abandona la tienda —sin haber comprado nada—, no puedo evitar negar con la cabeza para mí mismo.

¿Qué he hecho, carajo?


"Llámame si necesitas que le dé su merecido" son las palabras textuales que San me dice cuando regreso al lugar en donde vivo.

Me río más de lo que debería, pero le espeto al increíble jovencito que todo está bajo control. Le explico, para que se quede tranquilo, que Seokjin es simplemente mi jefe, e impongo la excusa de que su presencia en mi casa se debe a asuntos laborales.

Las puertas del ascensor se abren en el piso donde vivo y salgo de la caja metálica. Apenas lo hago, Seokjin aparece en mi campo de visión.

Mi jefe me pregunta si todo está bien, por lo que solamente asiento con la cabeza. Luego, el nerviosismo se me nota en la torpeza con la que rebusco la llave adecuada en todo el manojo una vez que estamos de pie frente a la puerta del apartamento. Sin embargo, Seokjin no espeta nada; se limita a esperar con paciencia a que yo conecte el cerebro con los dedos.

— ¿Almorzaste? —Le pregunto, mientras me hago a un lado para permitirle la entrada.

—Son las cinco de la tarde —replica, al tiempo que se quita la máscara de la cara.

—Pero es sábado.

Seokjin deja escapar una carcajada.

—Comí un poco de ramen.

—Pues yo estoy muerto de hambre —le confieso, dejando las bolsas de las compras sobre la mesada de mi pequeña cocina—. Ponte cómodo, voy a prepararme algo.

—Estoy cómodo si tú estás cerca.

Una oleada intensa y abrumadora de emociones se arremolina en mi pecho, dando como consecuencia que mi pulso se acelere un poco a raíz de su declaración. Pero, de todas formas, no soy capaz de responderle porque no quiero lucir como un idiota al balbucear.

Me dispongo a preparar algo rápido para comer, mientras que Seokjin se sienta en el sofá de la sala, con sus ojos atentos en cada acción que realizo.

El silencio sepulcral en el que se ha sumido mi hogar se rompe cuando mi teléfono comienza a chillar; escucho que Seokjin deja escapar una risa cuando se percata de que mi tono de llamada es una canción de Agust D.

Mi ceño se frunce un poco al notificar que se trata de un número desconocido, pero contesto de todas formas y pongo el altavoz para continuar cortando verduras.

— ¿Quién es? —Digo al contestar.

—Madonna.

Una mezcla peligrosa de pánico y alegría se cuela en mi sistema al reconocer la voz de Dae. Una risa se me escapa, pero también una mirada hacia Seokjin.

Carajo.

—Hola, ¿me das tu autógrafo? —Bromeo, pero me apresuro a continuar—: ¿Qué le ocurrió a tu número?

—Te estoy llamando desde el móvil del trabajo —me explica—. El mío acaba de morir por jugar tanto con Piano Tiles.

— ¿Y se puede saber dónde estás? —Le pregunto con aire burlón.

—En el tren de camino a Seúl. ¿Ya te olvidaste del almuerzo que organizaron mi tío y Soyoung? Es mañana.

Me golpeo la frente con la mano.

— ¡Cierto! Casi lo olvido, me salvaste. ¿Quieres que vaya por ti a la estación?

Al soltar la pregunta, miro de reojo a Seokjin; él no está muy interesado en la charla en voz alta que estoy teniendo con Dae. Lo que me da a entender, que él no se ha percatado que se trata de esa prima.

—No, estoy bien. Pero necesito un lugar donde quedarme esta noche, ¿puedo...?

—Sí, por supuesto —asiento—. ¿Recuerdas la dirección?

—Recuerdo las direcciones de todos mis familiares —me reprocha.

—Pero yo soy tu familiar favorito.

Dae hace una breve pausa.

—Te veo en tres horas —y finaliza la comunicación.

Niego con la cabeza para mí mismo, tratando de eliminar la mueca de mi rostro. Dejo escapar un suspiro y continúo, como si nada, con la preparación de mi almuerzo-merienda.

— ¿Era ella?

La repentina pregunta de Seokjin me saca de balance y tengo que poner todo de mí para no cortarme un dedo con la cuchilla.

— ¿Quién? —Replico con fingida confusión.

—La prima con la que coges.

Relamo mis labios antes de contestar y detengo la mirada en la comida delante de mí. No puedo mirarlo a los ojos por la vergüenza.

—Suena muy feo cuando lo dices así —espeto en voz baja.

—Oh, disculpa —se retracta y percibo una sonrisa en su tono sarcástico—. La chica con la que cometes incesto... ¿Prefieres que lo diga así?

Ruedo los ojos antes de murmurar un «idiota».

Una vez que termino de preparar mi improvisada ensalada de frutas, tomo el plato para caminar a la sala y aterrizar junto a Seokjin.

— ¿Quieres un poco?

— ¿De ti o de la ensalada? —Cuestiona descaradamente, pero me hace reír. Con un movimiento de cabeza, le doy a entender que me refiero a mi platillo—. Bueno, déjame probar.

Le extiendo un pequeño trozo de manzana cortada y él abre la boca, por lo que deposito la porción dentro de su cavidad. De pronto, una risa inesperada se me escapa.

—No me pagas lo suficiente por ser tu asistente —me burlo—. No decía nada en mi contrato sobre darte de comer en la boca.

—Tampoco decía nada sobre comerme la boca —Seokjin se encoge de hombros y, al instante, siento que mis mejillas arden.

—Deberíamos parar —comienzo a decir en voz baja, enfocándome más en mi comida que en lo que estoy a punto de soltar—. No creo que esto termine bien.

El silencio tenso y tirante que le sigue a mis palabras me altera totalmente, pero aguardo con paciencia a que él conteste algo.

— ¿Me invitaste aquí solo para decirme eso? —Suena completamente indignado.

Mis cejas se disparan al cielo y la molestia que me invade de un momento a otro me obliga a dejar el plato en la mesilla delante de nosotros

— ¿Acaso pensaste que iba a ocurrir algo más? —Es mi turno de dejar en evidencia mi disconformidad.

—Sí, claro que sí. Creí que ya no estabas enojado conmigo.

—No estoy enojado contigo —le aseguro, mirándolo fijamente a los ojos—. Pero eso no significa que voy a volver a caer en tus encantos y pretender que nunca me mentiste.

La expresión enojada que se apodera del rostro de Seokjin vacila un instante, pero recobra su fuerza cuando abre los labios para contraatacar. Sin embargo, primero se levanta del sofá y, de esa forma, me permite apreciar la furia que emana su lenguaje corporal.

— ¿Acaso estás diciéndome todo esto para tener la conciencia tranquila cuando hoy vayas a encamarte con tu prima?

— ¡¿Qué carajos?! —Grito de regreso, poniéndome de pie para enfrentarlo con más precisión—. Eres increíble, Kim Seokjin. Vete de mí puta casa.

—Jungkook, hice de todo esta semana para que puedas perdonarme —comienza a decir y su voz se quiebra un poco, pero no tarda mucho en volver a tener el control de sus cuerdas vocales—. Te di tardes libres, hice tareas que yo no suelo hacer solo para que no tengas trabajo, incluso hice que te depositaran tu sueldo antes ¡y ni siquiera te diste cuenta!

La frustración se apodera de mis facciones y me cruzo de brazos.

— ¿Crees que fue agradable para mí encontrar a Hoseok saliendo de tu suite esa noche? —Doy inicio a mis vocablos con más seriedad de la que pretendo—. ¿Crees que fue agradable encontrarte con los pantalones abajo cuando, tres horas antes, yo estaba sintiéndome como el carajo porque tú habías tenido un espantoso ataque de ansiedad?... ¿Crees que fue agradable descubrir que me habías mentido? Noticia de última hora: no lo fue, carajo.

—Me equivoqué, tenía la polla dura y necesitaba hacer algo al respecto —contesta rápidamente, haciendo un gesto brusco con su mano—. ¿No merezco una segunda oportunidad?

—No corresponde que te dé una, no eres mi pareja —le recuerdo, y su mirada se suaviza un poco—. Pero, por ahora, no puedo olvidarme de esa noche. Me sentí como un completo idiota.

—Niño, por favor.

—No. No quiero resultar herido por todo esto —le confieso y trago saliva—. ¿Puedes comprender mi punto, por favor? Debo y necesito recuperar el terreno de mis propios sentimientos, descubrir qué es lo que realmente me pasa con respecto a ti. No quiero simplemente dejarme llevar por un impulso... La mayoría de las personas hacen eso y luego todo les va mal.

Seokjin y yo nos quedamos en silencio durante unos tortuosos instantes. Ninguno de los dos aparta la mirada del otro; ninguno se mueve ni un centímetro. Esto parece una batalla, pero realmente espero que podamos aclarar todo de una vez por todas.

Sin embargo, tampoco puedo pasar por alto su postura y su mirada expresiva que deja en evidencia la vulnerabilidad de su persona. Es como si tuviese un debate interno, como si luchara contra sus propios impulsos.

—Eres muy inteligente para nunca haber salido con nadie —dice, por fin—; todo lo que tienes de torpe, también lo tienes de listo... Y creo que por eso me gustas tanto.

Siento que mis piernas flaquean y apenas son capaces de sostener mi peso; sus palabras caen sobre mí como si de un balde de agua helada se tratasen.

Mi corazón comienza a latir a toda velocidad cuando él da un paso hacia adelante, cortando la distancia que nos separa. No puedo moverme, ni hablar; no puedo hacer otra cosa que no esperar lo que sea que quiera hacer.

Una de sus grandes manos se alza para ahuecar mi mejilla en un gesto dulce y, por más de que la parte razonable de mi cerebro me dice que Seokjin y yo no deberíamos estar tan cerca, no quiero apartarme.

Entonces, su mano libre atrapa la mía, pero su acción ya no se trata de algo cariñoso; me percato de ello cuando siento que mi palma contacta con unas llaves.

—Quédate con el Hyundai mientras no estoy —me dice, en voz baja; estoy listo para protestar, pero él se adelanta—: Si dices algo ahora, voy a besarte. Piénsalo dos veces.

Me reservo el berrinche y niego con la cabeza, en una negativa molesta.

—Solamente no lo estrelles en algún lado —continúa, y una sonrisa burlona tira de las comisuras de sus labios—. Está aparcado en el estacionamiento de la empresa... Tampoco lo dones, por favor, me costó un ojo de la cara.

No puedo reprimir la risita que me asalta.

—En ese caso, debes de tener muchos ojos guardados en el banco —Me encojo de hombros, tratando desesperadamente de no parecer nervioso.

Me enciende que sea tan millonario.

—Tengo que irme —anuncia en voz baja—. No te metas en problemas sin mí.

Aprieto los ojos.

—Espera.

La figura de Seokjin se detiene y, luego de un segundo, vuelve a voltearse en mi dirección. Me doy cuenta de que un destello expectante se ha apoderado de su mirada oscura.

Avanzo dos pasos para acabar con el trecho que nos separa y él toma una profunda respiración, midiendo cada uno de mis movimientos. En silencio y con la mirada un poco baja, envuelvo a Seokjin en mis brazos, pasando los mismos por encima de sus hombros.

Él parece sorprendido por mi gesto, ya que le cuesta reaccionar para corresponderme. Pero cuando lo hace, siento que sus brazos se aferran con delicadeza a mi cintura baja, y yo solo soy capaz de absorber la calidez de nuestra unión.

Mi cuerpo se siente tranquilo con esto; abrazar es algo muy común para mí, pero jamás había experimentado algo así antes.

A pesar de que él es apenas un centímetro más alto que yo, su abrazo me hace sentir más protegido que nunca. Es como si su agarre, tan firme y delicado a la vez, fuese mi espacio más seguro en el mundo.

Su aroma fresco y dulce inunda mis fosas nasales, y todo lo que deseo es acurrucarme más cerca. Mis dedos se enredan entre las hebras de su cabello negro y, un momento después, su rostro se hunde en el hueco entre mi hombro y mi cuello, y su respiración caliente me hace estremecer.

—Que tengas un buen viaje —le susurro, justo antes de romper con nuestra cariñosa unión.

La mano de Seokjin sigue detenida en mi nuca cuando asiente ante mis palabras, como acto seguido, lentamente me hace inclinar un poco mi cabeza hacia adelante para poder dejar un beso en mi frente.

—No me extrañes —dice, una vez que ha llegado a la puerta de mi departamento.

—Atentaré contra la moda mientras estás en Suiza.

—Suecia —me corrige con una risa—. Hasta el jueves, niño.

Me limito a saludarlo con mi mano y finalmente se retira, dejándome solo en mi hogar.

No demoro en desplomarme en el sofá y respirar profundamente, mientras me esfuerzo por asimilar todo lo que acaba de ocurrir.

Todas mis emociones están hechas un lío.

Necesito desaparecer y olvidar que Kim Seokjin me está atrapando. Al menos por un rato.

✨ (1/2) ✨
¡¡La historia ya tiene 5k de vistas!!
Muchas gracias bubus, por sus votos y comentarios ❤️❤️
Hoy como regalo les doy una maratón de dos capítulos. Para que sigan viendo que pasa entre Seokjin y Jungkook y no se me me mueran xD.

Pero hablando de eso, quiero suponer que ya todos sabíamos que Seokjin iba a caer primero ¿verdad?
¿O alguien tenía otras teorías?
Dejenme saber en los comentarios 🌟

Continue Reading

You'll Also Like

85K 6.9K 22
ยฟCrees que el amor puede combatir enfermedades mentales? ยฟO que tal vez la enfermedad puede terminar corrompiendo el corazรณn puro? Ambas opciones son...
256K 36.7K 93
Kim SeokJin tiene 24 aรฑos, trabajador de uno de los nigth club mรกs prestigioso de su ciudad. Kim SeokJin tiene una doble vida y muchos clientes impo...
61.1K 6.4K 13
HoSeok y SeokJin son mejores amigos desde que tienen memoria. Y ambos tienen una particular atracciรณn por los chicos mรกs populares del instituto, Seo...
4.2K 689 9
Hoseok es un joven universitario que estudia para ser maestro de primaria, todos sus sobrinos lo adoran porque explica bien su materia hasta que un d...