"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

Door jjkkbunie

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En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin está harto de su torpe asistente. 🎖#1 btsstory ▪0... Meer

• Sinopsis •
━ Prólogo ━
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𝟒𝟒 (𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋)
𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎
𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 #𝟏: "El Niño"

𝟏𝟔

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Door jjkkbunie

Estoy tan hambriento que soy capaz de largarme a llorar en cualquier momento.

Me repito una y otra vez que en unos cuarenta minutos ya podré probar ese increíble, costoso y seguramente riquísimo servicio de cáterin que Seokjin y Taehyung contrataron para la fiesta. Eso tranquiliza un poco a mi estómago desesperado.

Me encuentro encerrado con Nahyun en una de las tantas habitaciones del hotel Lotte, el mismo lugar en donde se llevará a cabo el mediático evento que tiene como anfitriones a Seokjin y Taehyung, y la única distracción que tuve en la última hora fue contar cuántas veces mi amiga se ha cambiado los aretes. Al parecer, ninguno le convence del todo.

— ¿Qué te parecen estos? —Me pregunta, deteniéndose frente a mí por séptima vez—. Son un poco más grandes, lo sé, pero...

—Me gustaron los primeros —le interrumpo y mi ceño se frunce—, además, ¿no te das cuenta de que eres preciosa aunque te ponga unos cheetos en las orejas?

—No necesito tus halagos, torpeza. Ahora mismo necesito tus sinceras opiniones —rueda los ojos, pero juro que he visto un atisbo de sonrisa en sus labios.

Un suspiro cargado de pesadez se me escapa.

—Los primeros fueron los mejores —reitero—. Y quédate quieta, por amor al carajo, me pones nervioso.

— ¡A mí me pone nerviosa que estés descalzo, que no te hayas acomodado esa corbata y que no lleves puesto tu traje correctamente! —Me replica con genuina indignación.

—El saco es lo último que se pone —me defiendo, levantando mi dedo índice—. Los zapatos pueden esperar y no usaré una corbata, las detesto. Estoy bien así.

Nahyun rueda los ojos, pero finalmente suelta una risa.

—Por cierto, ya tengo el vestido que usaré en la boda de tus padres —me dice, y la veo buscar algo en su teléfono. Un segundo más tarde, se acerca hasta la cama matrimonial en la que me encuentro sentado y me enseña la pantalla—. ¿Qué te parece?

Mis cejas se elevan al ver el vestido azul marino que resalta por el toque elegante y jovial.

— ¿Podemos negociar eso de que debo decirle a toda mi familia que no somos novios? —Espeto con socarronería, pero con una expresión facial severa—. Por favor. Se burlarán de mí por el resto de mi vida si llevo a una diosa griega a la boda y no es mi novia.

Ella deja escapar un bufido.

—No, no tienes nada que yo quiera —una mueca divertida tira de las comisuras de sus labios y, en un gesto dulce, da un toque en mi nariz con su dedo índice.

Finjo molestia al cruzarme de brazos y hacer un puchero, y consigo robarle una carcajada a la mujer antes de que continúe alistándose.

Me inclino hacia atrás para descansar mi figura en el cómodo colchón y tomo mi teléfono del bolsillo del pantalón formal azul que estoy vistiendo.

Como parte de mi rutina diaria, una vez que desbloqueo la pantalla, mi pulgar presiona sobre el ícono de Instagram. Una vez que la aplicación se inicia, una risa se me escapa cuando veo que Jimin ha respondido a mi historia —una foto mía que Nahyun me tomó hace una hora— con corazones. Por supuesto, le pido a mi amigo que me avise cuando arribe a la fiesta para ir a saludarlo y charlar un rato.

Luego de pasearme por las historias, la primera imagen que aparece en mi feed es la recientemente publicada por Dae.

Mi dedo vacila un segundo, pero finalmente acabo dándole un corazón a la foto.

—Hermosa criatura hecha por mis tíos —murmuro.

— ¿Dijiste algo? —Nahyun pregunta en voz alta.

—No, nada.

Siento atrapado por mis impulsos, mi siguiente acción es entrar al perfil de Dae para revisar toda su cuenta. Mis cejas se alzan, inevitablemente, cuando noto que ella ha borrado todas las fotos que tenía con el novio que no tuve tiempo de conocer.

Mientras estoy dándole un vistazo a los comentarios que ha recibido en sus recientes posteos —como todo un psicópata—, mi corazón da un brinco cuando varios mensajes de Seokjin comienzan a llenar mis notificaciones.

El pensamiento tonto e improbable de que él me regaña por estar stalkeando a mi prima es lo primero que se me viene a la mente.

Me apresuro a abrir su chat.

La preocupación me invade repentinamente y no me demoro en incorporarme. Todo mi ser se siente en alerta mientras busco, con la vista, mis zapatos. ¿Tres mensajes y sin puntos al final? Definitivamente algo no anda bien aquí.

Una vez que mis pies llevan calzado, le aviso a Nahyun que regresaré pronto y salgo de la habitación.

Doy largas y rápidas zancadas por el corredor del lujoso hotel con el objetivo de llegar pronto a la suite de Seokjin. Afortunadamente, la misma no está muy lejos del cuarto que me fue asignado y no me lleva más que unos cuantos pasos en línea recta.

Cuando llego, mis nudillos golpean con suavidad la puerta y pronuncio cautelosamente el nombre de mi jefe. Pero nadie responde.

Hago girar la perilla y, para mi sorpresa, la puerta se abre gracias al accionar. Dudo durante unos instantes, pero finalmente me atrevo a ingresar a la habitación.

— ¿Seokjin? —Pronuncio, cerrando cuidadosamente la entrada principal.

No muy seguro de qué hacer, comienzo a avanzar con lentitud y precaución por la enorme estancia, tratando de localizar al hombre que me ha llamado con aparente desespero.

Asomo la cabeza por lo que parece ser el ingreso a la habitación principal y, finalmente, lo veo.

Seokjin está sentado en el borde de la cama, cabizbajo, con una mano aferrada a su rodilla y la otra temblando. Lo primero que mi cerebro piensa es sobre lo guapo que se ve debido al traje rojo que viste. Pero, luego, debido al silencio sepulcral en el ambiente, soy capaz de oír su respiración agitada y descontrolada; para terminar de llenar mi medidor de preocupación, su teléfono está en el suelo, a un lado de su pie.

— ¿Se encuentra bien? —Pregunto, pero no obtengo respuesta.

A raíz de lo que mis ojos ven, no le cuesta mucho trabajo a mí intelecto unir los puntos y llegar a una conclusión sobre lo que está ocurriendo: Seokjin está en medio de un ataque de ansiedad.

Siento que algo se estruja dentro de mí por estar siendo testigo de esta situación, pero me obligo a mantenerme sereno. No tengo que dejarme llevar por el pánico. Una crisis de ansiedad no es precisamente agradable para nadie, y sé que causa mucho sufrimiento.

Por otra parte, no sé si hay algo que pueda hacer ayudarlo ahora mismo, solamente sé con exactitud que mostrarme inquieto o excesivamente preocupado no hará que esto termine, sino que todo lo contrario. Necesito conservar la calma y actuar con decisión, para que Seokjin perciba que aquí no hay peligro, que todo está bien a su alrededor y que el ataque llevándose a cabo en su sistema cesará pronto.

—Sé que es difícil —continúo, haciendo uso de un tono relajado y suave—. Solo será un momento más, ya pasará.

No me contesta. No puede contestarme.

A pesar de que él no está en condiciones de decirme nada, me animo a sentarme a su lado con mucho cuidado, procurando mantener algo de distancia, en caso de que no me quiera cerca; tengo algunos conocimientos sobre el tema y es posible que pueda reaccionar con cierta hostilidad o brusquedad.

—Estoy aquí —le recuerdo, apreciando su perfil desde mi posición.

Entonces, percibo que él está volviendo a retomar el control de su propia respiración, y se permite inhalar profundamente antes de dejar escapar el aire en suspiros temblorosos.

—Eso es, muy bien —le digo con una pequeña sonrisa—. Respire profundo y con calma. Usted puede hacerlo.

Tomándome con la guardia más que baja, la mano izquierda (y grande) del hombre, abraza la mía firmemente. En ese preciso instante, mi palma es capaz de sentir que la suya está sudando muchísimo, aunque no me molesta. Mi próxima reacción es que mi mano libre abrigue a la de Seokjin, para trazar una caricia suave en el dorso.

—Lo siento —murmura, tímido y avergonzado.

—No debe disculparse —aclaro.

—Toda esa gente afuera... Ellos no dejaban de decir "señor Kim, señor Kim, señor Kim" —niega con la cabeza en una negativa dolorosa—. Esto es una mierda. Me quiero ir.

Mi mente se queda en blanco al escucharlo y no consigo hacer otra cosa más que admirar la línea dura que dibuja su mandíbula apretada.

—Las personas... —Comienzo a decir, pero me detengo al darme cuenta de lo inestable que suena mi voz y me aclaro la garganta antes de volver a intentarlo—: Las personas de afuera lo admiran y aprecian, Seokjin. Quieren estar cerca suyo, tomarle una fotografía o conseguir un autógrafo.

—Odio que me llamen así —gruñe con molestia—. Así solían llamar al repugnante de mi padre.

Sus palabras caen sobre mí como balde de agua helada. Y, entonces, comprendo que una parte de sus verdaderas emociones está expuesta ante mí, en vivo y en directo.

No sé qué decir. Solo puedo apreciar al hombre que me acompaña, que ahora mismo se ve como un chiquillo miedoso tratando de controlar el terreno de sus propias emociones.

A pesar de que la curiosidad me pica en gran magnitud, no me atrevo abrir la boca para exteriorizar mis dudas acerca de su progenitor. No es el momento, y tampoco es de mi incumbencia.

Finalmente, Seokjin alza la cabeza para encararme y me encuentro frente a una mirada intensa, expectante y un candor que consigue desarmarme totalmente.

Nos sostenemos la mirada como si fuese parte de nuestra rutina diaria y, durante ese breve instante, ambos parecemos paralizarnos, simplemente contemplándonos el uno al otro. Pero unos momentos después, él rompe con el contacto visual para atraerme hacia su atractiva figura, con el fin de plantar un beso en mi frente.

—Te ves bien —susurra en señal de aprobación—, ¿y tu corbata?

—No usaré.

Seokjin sonríe.

—Creo que es una maravillosa decisión.

Me es imposible contenerme, así que le robo un beso. En respuesta, las comisuras de sus labios se levantan un poco.

— ¿Quieres un vaso de agua? —Le pregunto; al instante, me doy cuenta de que no lo he tuteado.

Niega con la cabeza lentamente.

—Quiero un beso —suelta, y no puedo evitar estremecerme un poco.

Humedezco mis labios con la punta de mi lengua, sintiéndome algo inseguro sobre qué responder a eso y, en el proceso, soy capaz de notar que los ojos del hombre que tengo delante de mí, se posan en mi boca.

—Solo uno —le advierto con gracia.

—Dos.

Cuando sonrío por sus vocablos, las amplias manos de Seokjin ahuecan mi rostro y sus labios buscan los míos con urgencia, pero siendo suave una vez que los encuentra. Mis manos se aferran en el pliegue de su saco rojo y tiro de él para acercarlo aún más.

— ¡Kim Seokjin!, ¡esto es un desastre!

Nuestros labios se sueltan con brusquedad cuando escuchamos el grito histérico, pero ambos suspiramos de alivio cuando vemos que se trata de Yunbi.

La expresión furiosa de la mujer se relaja cuando nos ve y no demora en mover sus cejas, al tiempo que sus hoyuelos aparecen en sus dulces mejillas.

—Lamento interrumpir —dice con picardía y aire divertido—. Simplemente venía a quejarme de este evento espantoso, pero los dejaré tranquilos.

—De hecho, ya me tengo que ir —contesto mientras me pongo de pie—. Te ves hermosa, Yunbi-ssi.

Ella me dedica una sonrisa y luego me abraza.

— ¿Ya viste a tu ex? —La pregunta de Seokjin nos toma por sorpresa a ambos.

—Cállate, siento que me haré pis encima en cualquier momento —Yunbi le responde, manteniéndose acurrucada en mi pecho.

Mi ceño se frunce antes de abrir la boca.

— ¿Se refieren a...?

—Sí —los dos me contestan al unísono.

—Carajo.

—El padre de Minjoo es socio de Tae —Seokjin me explica—. Su asistencia al evento es prácticamente una obligación.

—La conocí en una fiesta como esta hace cinco años... —Minjoo prosigue, y un puchero se instala en mis labios cuando detecto la tristeza en su tono—. Creo que lloraré.

Seokjin se pone de pie y, como acto seguido, nos rodea a los dos en un abrazo cálido y protector. Ahora mismos, los tres somos un sinónimo de sándwich.

—No, de ninguna manera —espeta, y deposita un beso en la cabeza de Yunbi—. Si tú lloras, el niño y yo lloramos también.

—Y sin necesidad de cortar cebollas —agrego, consiguiendo que la mujer suelte una carcajada. Seokjin, por su parte, me dedica un guiño de aprobación.

—Está bien, ustedes ganan —Yunbi dice, en compañía de una débil sonrisa que me tranquiliza un poco—. De todas formas, mi estilista me mataría si arruino el maquillaje.

— ¿De verdad? —Seokjin replica con un tono que se me antoja burlón y pícaro en partes iguales.

Lo siguiente que recibo por parte de mi jefe es una seña disimulada únicamente creada con su mirada y, un segundo después, él sujeta con delicadeza el mentón de Yunbi. Entonces, él le besa la mejilla derecha y yo la izquierda durante un prolongado tiempo, y procurando ser sonoros al respecto.

— ¡Ew!, ¡besos de hombres! —Ella exclama con fingido horror y se cubre el rostro con las manos, mientras que Seokjin y yo rompemos en carcajadas—. Mi lesbianismo acaba de sufrir un colapso, llamen a una ambulancia.

Tanto Seokjin como yo continuamos soltando risotadas ocasionadas por las declaraciones sarcásticas de Yunbi.

—Tengo que irme —anuncio, y realmente me siento más tranquilo ahora que Seokjin logró recuperarse de ese espantoso momento. En otras circunstancias, me hubiese quedado un tiempo más, pero sé que está en buenas manos—. Los veo después.

Mis palmas comienzan a picar por la sorpresa cuando Seokjin sujeta mi barbilla para plantar un beso veloz en mi boca. El grito eufórico y emocionado de Yunbi —en combinación con aplausos pequeños que efectúa— se encarga de llenar la estancia, mientras que mi rostro adopta un matiz rojizo al tiempo que mi mirada se suaviza.

—Sí, eso, yo... Adiós.

Tengo ganas de golpearme por mi lamentable balbuceo pero, en lugar de eso, me doy la vuelta para abandonar la suite.

Una vez de regreso en la habitación que comparto con Nahyun, estoy tan desconcertado chequeando la hora en mi reloj de muñeca que no me percato de que alguien está acompañando a mi amiga hasta que ambos se sueltan repentinamente.

Entonces, el tipo de traje gris se da la vuelta para encararme.

—Oh... —Suelto, al borde de una completa paralización.

Min Yoongi —mejor conocido como el amor de mi vida— está a escasos centímetros de mí y su boca es un desorden rojizo debido al labial de Nahyun.

—Hola —me saluda, pero no soy capaz de responderle.

Nahyun, cabizbaja, se aclara la garganta.

—Él es mi compañero, su nombre es Jungkook —dice con timidez—. Te he hablado sobre él.

—Oh, sí, Jeon Jungkook. He oído mucho sobre ti, de hecho.

Yoongi me extiende la mano, pero mi sistema sigue sin poder reaccionar.

Toda la sangre viaja hasta mis pies en un segundo y un grito se construye en mi garganta solo porque soy un prisionero de la sorpresa. Lentamente, alzo mi mano para entrelazarla con la suya en un apretón, aunque no puedo dejar de admirar su cara.

Es más bajito de lo que pensé.

— ¿Te encuentras bien? —Pregunta con cautela, luciendo ligeramente preocupado por mi cortocircuito mental.

—Te amo.

El ceño de Yoongi se frunce, pero su gesto se mantiene divertido.

—Gracias, creo —contesta, se encoge de hombros y luego se gira para mirar a Nahyun—. Te busco luego de la fiesta.

—Límpiate la cara, te ves como un payaso —Nahyun vocifera, tratando de ocultar su boca desprolija de mi vista.

—Cierto, cierto —Yoongi asienta y, del bolsillo de su pantalón gris, toma una máscara negra para colocársela—. Debo improvisar hasta llegar al baño, ¿verdad? —Me mira con simpatía—, fue un gusto conocerte, Jeon Jungkook, espero que disfrutes del álbum.

«¡Sabe mi nombre!, ¡sabe que tengo su álbum!»

Todo comienza a tomar otro sentido en el momento en el que Yoongi abandona la habitación y el entendimiento cae sobre mis hombros.

Ahora está más que claro quién era el hombre misterioso de Nahyun.

—Antes de que digas algo... —Nahyun trata de vociferar con aquella autoridad que tanto la caracteriza, pero su tono inestable de voz se vuelve algo apocado.

Siento la necesidad de gritar.

Levanto mi dedo índice y mis ojos se cierran. Cientos de palabras se arremolinan en la punta de mi lengua, pero me limito a tomar una profunda respiración primero.

— ¡Estás saliendo con mi hombre!


Creo que es el día más feliz de mi vida.

La fiesta que ofrecen dos de los hombres más influyentes y famosos del mundo de la moda, se encuentra siendo todo un éxito; la comida es deliciosa, las bebidas son más que gustosas y la decoración es hermosa, aunque no tan hermosa como Lily-Rose Depp, quien está a dos pasos de distancia de mí.

Seokjin terminó de sorprenderme esta noche, ya que no se privó de presentarme como su asistente con el mismísimo Harry Styles y el grandísimo Tom Holland. Incluso me expuso, diciéndoles que yo soy un gran admirador de ellos... La pregunta es: ¿dónde está la mentira?

Hyanie se va a caer de culo cuando le cuente.

Estoy completamente perdido en el bello rostro de Harry Styles —quien se encuentra hablando y riendo con Taehyung, ambos con copas en las manos— cuando una pequeña y familiar mano sujeta mi mano. Una vez que miro a mi derecha, mi ceño se frunce con preocupación al encontrarme a Yunbi.

— ¿Estás bien? —Pretendo decir en voz baja, pero no es posible debido al elevado volumen de la música.

—Ya no lo resisto —dice, y presiona su frente en mi brazo—. Necesito hablar con ella. ¿Dónde demonios está Seokjin?

Echo un vistazo fugaz a la concurrida estancia en donde reinan las copas y las conversaciones animadas, pero no hay señal de uno de los dos anfitriones.

— ¿Por qué no vas con ella a tu habitación?

—Lo haría si el dinosaurio estuviese aquí —replica y bufa con desgano—. No sería apropiado si los dos desaparecemos al mismo tiempo.

—Iré a buscarlo —le anuncio.

Yunbi me dedica una pequeña sonrisa y un agradecimiento que se le escapa de forma temblorosa. Entonces, mis ojos recorren el salón en busca de una salida directa hacia el interior del hotel.

Una vez que me abro paso a la recepción y la luminosidad es considerablemente mejor, tomo mi teléfono. No hay ningún mensaje de Seokjin, pero me decido por enviarle uno preguntándole si se encuentra bien; me preocupa la posibilidad de que haya sufrido otro ataque.

El ascensor se abre en el piso donde, espero, encontraré a mi jefe perdido en acción. Mis pasos veloces se detienen una vez que me encuentro delante de la puerta de la suite de Seokjin, y golpeo suavemente la entrada tres veces.

Mi teléfono vibra. Cuando lo tomo, veo que Seokjin me ha contestado hace menos de veinte segundos.

«Estoy afuera tomando aire fresco. Ahora regreso»

Sintiéndome aliviado, guardo mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón formal y estoy listo para marcharme.

Pero la puerta de la habitación se abre.

—Hola, pequeñín —Hoseok me saluda con amabilidad—. Si buscas al jefe, está en el baño.

La decepción se filtra en mi cuerpo con tanta velocidad que me deja sin palabras.

El jefe del departamento de modas me da una palmadita en el brazo, pasando por alta mi mudez absoluta.

—Estás divirtiéndote, ¿verdad? —Su expresión es alegre y simpática—. Espero que sí. Tengo que regresar, nos vemos después.

Seokjin se retira un segundo después, y yo me quedo pensando de pie frente a la puerta. Por un momento, tengo la idea clara de marcharme y pretender que nunca estuve aquí... Pero mi corazón dice y quiere otra cosa.

Entro a la habitación y cierro la puerta lentamente.

Mientras camino por la lujosa suite, mi intención es lucir tranquilo y desafectado, pero todo dentro de mí parece ser un nudo de sentimientos y pensamientos encontrados. Un completo caos.

Durante breves instantes me permito apoyar la conclusión de que mis ideas son erróneas, porque deseo que Hoseok y Seokjin solamente hayan hablado o algo así. Pero la ilusión se cae a pedazos cuando mis ojos encuentran la cama principal de la habitación, cuyas sábanas están arrugadas y algo desarregladas.

Entonces, todo lo que siento en este momento se mezcla y estalla en pequeñas y dolorosas dosis por todo mi cuerpo. Sé que necesito organizar mis ideas por el bien de mi psiquis, pero no soy capaz de enviar la molesta sensación de coraje y frustración lejos de mi sistema.

Ahora mismo, solo tengo ganas de ver a los ojos al hombre que acaba de mentirme. El mismo hombre que me tiene atrapado en el más encantador y problemático de los dilemas.

Escucho el sonido del inodoro una vez que el botón del mismo es presionado y trago saliva, sabiendo que es cuestión de cortos segundos para que Seokjin aparezca en mi campo de visión.

Cuando la puerta de madera se abre, la pena aumenta considerablemente dentro de mí, pero me obligo a mantener mi expresión serena. Me quedo quieto, de pie, y esperando por su reacción.

Ver que tiene la corbata desalineada y su pantalón se encuentra desabotonado me estruja el pecho.

Una parte de mí se siente satisfecho por haber tomado la decisión de entrar y encararlo; sin embargo, otra parte está dolida. Muy dolida sin razón válida.

Llevaba tanto tiempo sin estar decepcionado de alguien que no fuese yo mismo...

Finalmente, Seokjin levanta la mirada y se percata de mi presencia en la habitación. Los primeros en reaccionar son sus labios, que se entreabren un poco.

La mirada del hombre de cabellos oscuros está fija en mí, y la inquietud que detecto en su expresión hace que un destello de furia, cruda e insoportable, se filtre en el mar de decepción y desilusión en el que me encuentro ahogándome.

—Niño... —Pronuncia con precaución y avanza un paso cuidadosamente—. Hablemos, ¿bien? Puedo explicarlo.

Las comisuras de mis labios se elevan en una mueca gentil y falsa en proporciones iguales. No tengo ganas de llorar, pero tampoco tengo ganas de estar cerca de él ahora. Sé que si intenta darme alguna excusa insulsa, voy a terminar por mandarlo a la mierda.

—Yunbi está buscándote —suelto, y me sorprende lo inestable que mi voz suena.

Como acto seguido, me doy la vuelta lo más rápido que puedo para salir de ese cuarto.

El nudo en mi garganta es realmente intenso ahora, pero no hay ningún rastro de lágrimas en mis ojos. Solo una inmensa y abrumadora sensación de desencanto y de frustración. Me siento como el mayor de los fracasados.

Seokjin solo vocifera mi nombre una vez más, pero no intenta alcanzarme.

Que pasoooo chinchulin?¿¿??
Seokjin ya la cago csm

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