"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

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En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... More

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
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By jjkkbunie

Hyanie se ve hermosa.

Me resulta imposible reprimir la sonrisa que se instala en mi rostro mientras la veo con su vestido de novia; la prenda es larga, blanca y tiene un toque tan elegante que no le pasa desapercibido a nadie. Parece un ángel.

—Estás preciosa, mamá —le digo, y ella me mira por el reflejo del espejo solo para regalarme una sonrisa cálida.

—Gracias, cielo. Y gracias por haberte hecho espacio en tu agenda para venir aquí, ¿seguro que no te meterás en problemas? —Pregunta, su mirada tornándose un poco preocupada.

—No, descuida —niego con la cabeza—. Mi compañera accedió a cubrirme un rato. Además, Seokjin avisó que llegaría tarde hoy.

— ¿Crees que a él le gustaría este vestido?

Mis ojos ruedan automáticamente.

—Hyanie, ya te lo dije, no puedes casarte con él. Papá se pondrá triste.

Mi madrastra suelta una risa y se voltea hacia mí.

—No me refiero a eso, tonto. Pero tú mejor que nadie sabes que Seokjin es una leyenda en el mundo de la moda. Creo que tiene un gusto excelente; ninguna de sus colecciones para Gucci me ha parecido mala o aburrida.

—Él es talentoso, sí —hago una breve pausa antes de agregar—. Y creo que le gustaría mucho tu vestido.

Una dulce sonrisa vuelve a iluminarle el rostro, para luego regresar frente al espejo y seguir midiendo, analizando y apreciando su vestido de novia.

Dejo escapar un leve suspiro y, como acto seguido, mis manos rebuscan en mi mochila negra hasta dar con el sobre blanco que contiene los boletos del crucero de Filipinas dentro. Observo fijamente el objeto de papel, al tiempo que trato de ordenar el centenar de pensamientos encontrados que me invaden la cabeza.

No sé qué hacer y me siento acorralado. ¿Debo decirle la verdad o inventar alguna excusa? Si digo la verdad... ¿Sospechará? No tengo idea. Y eso me impacienta.

—Entonces, ¿a quién llevarás a la boda? —La pregunta repentina de Hyanie consigue que el sobre se resbale de mis manos por un instante, pero lo sujeto y lo oculto detrás de mí antes de que pueda percatarse.

Me lleva unos segundos conectar mis neuronas y procesar la pregunta que me ha hecho.

— ¿Qué? —Digo, sonando más atónito que confundido.

—A la boda, Kookie. ¿Ya tienes acompañante o serás como tu tío soltero Yunhi?

— ¿Es obligatorio llevar a alguien? —Cuestiono y, en ese momento, un destello inquieto se apodera de mi sistema.

—No... Pero sería lindo. ¿No estás viendo a nadie?

—No. No tengo mucho tiempo ahora... —Hago una pausa, recordando lo muy atareada y estresante que es mi vida últimamente—. Aunque podría llevar a una amiga. No quiero ser como el tío soltero y bailar con una botella de vino.

—Ese es mi niño —Hyanie se acerca para revolver mi cabello con su pequeña mano.

Un silencio cómodo se instala entre ambos mientras que mi madrastra le comenta a la modista su positiva opinión acerca del vestido que le han confeccionado.

Es entonces cuando una sensación ansiosa comienza a correr por mis venas, avisándome que debo hablar ahora o nunca. De pronto, siento que puedo desmayarme en cualquier momento, pero no dejo que el temor me controle... No del todo.

—Hyanie —digo, mientras me pongo de pie—. Tengo algo para ti... Para ti y papá, en realidad.

— ¿Qué es? —Su emoción es puesta en evidencia debido al brillo que aparece en sus ojos.

Sin dar ninguna explicación previa, le extiendo el sobre blanco, y el nerviosismo se me nota en la torpeza con la que casi dejo caer el dichoso, pero logro atraparlo antes de que toque el suelo. Sonrío de manera temblorosa mientras aguardo por su reacción.

Ella se limita a abrir el sobre con cuidado de no dañar lo que esté dentro, y no puedo evitar morderme el labio. Unos instantes después, su boca se abre ampliamente cuando, finalmente, comienza a estudiar los boletos.

Un segundo más tarde, mi madrastra levanta su mirada hacia mí para enseñarme de lleno su expresión de asombro absoluto.

—Kookie, esto... No lo puedo creer. Cielo, ¿cómo conseguiste dinero para esto? —el asombro que veo en su rostro no hace más que llenarme de satisfacción.

—Le he pedido un pequeño préstamo a alguien.

La expresión de la mujer viaja de la sorpresa a la preocupación en un rápido instante y noto que su ceño se frunce con cierto temor.

—Jungkook, por favor, júrame que no te involucraste con ninguna mafia o pandilla —el terror en su voz consigue arrancarme una carcajada.

—Descuida, mamá —le digo con tranquilidad—. Te diré la verdad, lo mereces... Los prestamistas fueron Kim Seokjin y su prometida.

El grito ahogado repleto de emoción que Hyanie suelta al mismo tiempo que se cubre la boca con las manos me hace sonreír tímidamente.

— ¡¿Ellos...?! Oh, por Dios. Ellos dos son tan considerados y amables, ¿qué les dijiste?, ¿ya los invitaste a la boda? Podemos agregar una mesa para ellos solos o-

— ¿Qué? —La interrumpo, con la esperanza de haber escuchado mal.

— ¿No te parece que debemos invitarlos? —La expresión de la mujer se torna curiosa—. ¡Te prestaron dinero! Creo que es lo adecuado.

La sonrisa de trastornado aterrado no puede abandonar mi rostro.

— ¿Qué? —Repito.

— ¿Estás sordo?

—Yo... No- Hyanie, no podemos invitarlos. Me moriría de la vergüenza.

—Sé que no somos millonarios como ellos, pero la comida será todo un éxito y el hotel es muy lindo —me dice, con una mirada humilde—. Decide tú, pero siento que sería lo correcto.

Tengo que poner todo de mí para no protestar y seguir imponiendo excusas. Me las arreglo para asentir y ella, una vez más, sonríe luego de aplaudir como una niña pequeña.

Un montón de escenarios caóticos me vienen a la mente y me inundan los pensamientos en cuestión de segundos. Trato de pensar con la cabeza fría y solo una cosa está clara: Seoky y Yunbi en la boda de mis padres... No suena mal, pero podría resultar en un caos absoluto.

Toda mi familia los conoce y lo que menos quiero es que ellos se sientan incómodos. Además...

—Mamá, una duda... —Pregunto, relamiendo mis labios—. ¿Dae irá a la boda?

Las cejas de Hyanie se fruncen un poco.

—Claro que si, ¿por qué no lo haría?

—No, bueno, no sé —me encojo de hombros en un gesto casual, mientras que por dentro estoy corriendo en círculos—. Quizás tiene un compromiso o algo parecido.

—Según me dijo tu padre, ella ya ha confirmado su presencia junto con su novio.

—Genial —murmuro—. Amo las reuniones familiares.

Definitivamente es una pésima idea.


Me encuentro de regreso en la oficina, pero no puedo dejar de pensar en la petición de Hyanie. La inoportuna petición de Hyanie.

Estoy totalmente seguro de que Yunbi estaría encantada de asistir a la boda de mis padres; ella misma me comentó semanas atrás que las bodas son sus eventos favoritos. En cuanto a Seokjin, probablemente se quejaría a la primera, pero la acompañaría de todas formas, porque también sería la oportunidad perfecta para pasar tiempo con Jimin.

«Suena bien»

Pero existe la posibilidad de que conozca a Dae...

«No. No. No. Y más no»

Trato de pensar positivamente: no creo que el jefe se tome la molestia de saludar a todos los invitados para saber quién es Dae. Quizás ni recuerde mi pequeño y sucio secreto para ese momento. Por otra parte, cuento con algo a mi favor; tengo muchas primas, pero solo me acosté con una.

En caso de que conozca a Dae, es probable de que se burle de mí por el resto de mi vida y ya. Eso es todo. No es tan grave. Estoy dándole muchas vueltas innecesarias al asunto.

Además, quizás ambos tengan sus agendas ya programadas para ese día y ni siquiera asistan.

«Listo. Tu vida está resuelta»

Cuando el ascensor se abre en el piso donde trabajo, automáticamente dejo de ser un manojo de pensamientos inquietos y ansiedad, para volver a ser el hombre que tiene mucho por hacer esta jornada.

— ¿Todo bien con tu mamá? —Nahyun me pregunta apenas me ve llegar.

Asiento con la cabeza y, entonces, deposito en su escritorio la pequeña tortuga color verde de peluche que compré diez minutos atrás para ella. Nahyun suelta una risa al verla y toma al animal para analizarlo animadamente.

—Gracias por cubrirme.

—Te cubriré más seguido si siempre regresarás con un regalo —dice, y la dulzura en su tono me da a entender que ya he hecho mi buena acción del día—. ¿Te dije que también me gustan los pandas?

—Anotado, mi reina. ¿Alguna noticia del ogro?

—Nada —contesta, dejando a la tortuga junto a su ordenador.

—Por cierto... —Comienzo a decir, sabiendo que es el momento adecuado ya que ella se encuentra maravillada con su nuevo animalito—. ¿Tienes planes para fin de mes?

La atención de Nahyun se detiene en mí y se limita a observarme con un gesto confundido y curioso en partes iguales.

—No que yo sepa —contesta con desconfianza, entrecerrando sus ojos mientras trata de descifrar mis intenciones.

Trago saliva y me preparo para espetar la pregunta que tengo en mente de una manera absolutamente veloz.

— ¿Y el tipo con el que sales no se enojará si te pido que seas mi acompañante en la boda de mis padres?

Cierro los ojos y los aprieto con fuerza una vez que termino de expresarme, aguardando pacientemente a ser rechazado o regañado por mi compañera. O ambas.

Pero ella suelta una carcajada que me alivia completamente.

—No, no se enojará. Y, de acuerdo, te acompañaré... Pero debes aclararle a toda tu familia que no somos novios —ordena, regalándome una mirada severa y señalándome con el bolígrafo que tiene en la mano.

—Cuenta con ello... —Digo, viéndome obligado a contener mi emoción—. Ahora, ¿cómo se llama mi competencia? —Muevo mis cejas y una sonrisa tan picara como boba nace en mi boca.

—Ya te dije que no te diré nada sobre él —ella contesta de regreso, al tiempo que vuelve a sus quehaceres en la computadora.

— ¿Lo conozco? —Insisto—. ¡Sólo dame una pista!

Nahyun está a punto de decir algo cuando nuestro jefe, tomándonos por sorpresa a ambos, aparece en nuestro campo de visión. Lo primero que soy capaz de apreciar es que su cabello está un poco revuelto, casi imperceptible. Pero la preocupación pronto estalla dentro de mí cuando veo que tiene la mano vendada y a ello le acompaña su semblante serio y algo perturbado.

—Necesito hablar con ambos ahora mismo —dice, con la tranquilidad de siempre, pero sus vocablos destilan dureza.

Mi compañera y yo intercambiamos una mirada antes de levantarnos y seguir a Seokjin, cuyo destino es su despacho. En el trayecto, comienzo a pensar velozmente si he hecho algo mal, pero nada salta a mi mente.

Aguardamos con paciencia sus indicaciones, mientras vemos cómo él toma asiento en su silla. Y mis ojos —inevitablemente— curiosos se permiten analizar la venda blanca que cubre su extremidad.

—Necesito que busquen a un buen planificador o planificadora de bodas —comienza a decir, mientras se encuentra limpiando con un pañuelo el cristal izquierdo de sus gafas—. Deben llamar a Hyejin y acordar reuniones con ella para comenzar los preparativos básicos; les pagaré las horas extra. Necesito que revisen la lista borrador de invitados que les entregaré en los próximos días y me digan si falta alguien, no quiero olvidarme de ningún colega y que luego la prensa me escrache. Para ello, deben tener a mano las agendas donde prácticamente todo el maldito mundo está anotado-

—Disculpe —digo, luego de aclarar mi garganta, y Nahyun no se demora en darme un golpecito cauteloso en el brazo—. Perdone por lo que voy a decir, pero, no entiendo.

Un tinte nervioso tiñe la mirada de mi jefe una vez que detiene sus orbes oscuros en mí. Como si su intención fuese crear suspenso, se demora en contestar y, mientras tanto, relame sus labios.

—Necesito que planeen mi boda —espeta con pesadez—. Será el diecisiete de diciembre, lo que significa que tienen- tenemos cuatro meses para planificar todo.

La tristeza está desparramada por todo su gesto y una panzada de dolor me retuerce las entrañas. Su mirada me llena de pena, porque parece que sus ojos se encontraran pidiéndome que los ayude... Y no exactamente en la planificación de la boda.

— ¿También debemos ocuparnos de la vestimenta? —Nahyun pregunta y suena más allá de lo entusiasmada, pero yo siento como si pudiese desmayarme en cualquier momento.

Oh, ella sí que ama organizar eventos grandes.

—Llamaré a Tom Ford esta semana, quiero que él haga mi traje. El diseñador del vestido de mi prometida será elegido por ella —aclara—. Por cierto, también deben hacer una lista de los mejores servicios de cáterin, y deben ser variados. Comida asiática, europea, americana. Recuerden que no todos los invitados serán coreanos.

—Cuente con ello, Seokjin —mi compañera responde y sé que me ha mirado de soslayo a manera de advertencia.

Pero ahora mismo no soy capaz de decir absolutamente nada. Estoy preocupado e intrigado hasta el carajo.

—En este momento no se me ocurre nada, pero sé que hay muchas más cosas de las que hay que ocuparse. Lo iremos hablando conforme avance la semana —Seokjin finaliza.

Nahyun asiente y se da la vuelta para retirarse.

—Jungkook —el jefe pronuncia mi nombre roncamente—, quédate un momento. Necesito pedirte algo. Nahyun, cierra la puerta cuando salgas.

Una vez que la dama se retira, la estancia queda libre de sonidos. A pesar de que no me lo indica, me siento lo suficientemente cómodo para tomar asiento en una de las sillas del otro lado de su escritorio.

Seokjin está callado y cabizbajo, como si deseara decir algo pero no lograse encontrar las palabras adecuadas. Y yo no me atrevo a irrumpir en el silencio tenso que se ha formado entre nosotros; quiero escucharlo, cada palabra que tenga para soltar, porque soy consciente de que él no está bien. Lo noto en su lenguaje corporal, también en su semblante.

El tipo parece estar pasando por una crisis existencial ahora mismo y eso me hace sentir pésimo... Carajo.

—Yunbi y Minjoo rompieron anoche —él comienza a decir, y lo único que puedo apreciar ahora es la fuerza con la que Seokjin intenta contener las lágrimas que empezaron a agolparse en sus ojos—. Y yo me rompí la mano con una de las ventanas de mi habitación.

El jefe trata de sonar divertido, pero no hay nada de gracioso en lo que está diciendo. Mi semblante esta serio y consternado en partes iguales, pero guardo silencio para que continúe.

—Mi condenado suegro la llamó otra vez y cuando la llamada terminó, se desató el caos —relata con un tono de voz controlado, bajo—. Minjoo empezó a gritarnos a ambos, diciendo que debíamos terminar con todo esto, que todo se nos estaba escapando de las manos... Incluso nos dijo que cree que realmente gustamos el uno del otro... Pero ella sigue sin entender el punto, han pasado tres jodidos años y todavía no entiende el puto punto.

A juzgar por su voz y expresiones, deduzco que él se está ahogando en la frustración absoluta. Niega con la cabeza un par de veces y deja que el aire rellene sus pulmones; es entonces cuando me mira, impaciente por una respuesta de mi parte.

—Sé que le preocupa que su trabajo se vea damnificado y lo que dirán los medios —quiero golpearme por contestar algo tan vago y vacío, pero no sé bien qué pensar ni decir en este momento.

—Niño, es mucho más grande y jodido que eso —frunce el ceño por un momento y se pasa la mano por el cabello despeinado—. Toda la familia de Yunbi es homofóbica. Madre, padre, tíos, su abuela. Todos. Especialmente su madre. Y no quiero que esas malditas basuras lastimen a mi ángel, no voy a permitirlo... Ya la rechazan lo suficiente porque ella expresa libremente su apoyo a la comunidad LGBT+ —hace una pausa para presionar uno de sus puños fuertemente—. Eso es lo que me preocupa. Imagina lo que harán si se enteran que ella...

Seokjin no es capaz siquiera de finalizar su oración y, entonces, veo que una lágrima baja por su rostro.

—Lo lamento mucho —susurro, mientras siento la brusca forma en la que mi corazón se estruja. Esto es horrible.

—También yo, realmente lo lamento —contesta de regreso—. Yunbi no se merece nada de esto.

Una parte de mí quiere abrazarlo con fuerza, pero no me atrevo a hacerlo. No cuando él está atravesando una situación muy delicada y difícil; no quiero que reaccione mal. Ni siquiera sé qué más puedo decir o si hay algo que pueda hacer para aminorar ese peso que tiene sobre los hombros.

Ahora mismo sólo tengo la certeza de una única cosa: cada persona del mundo merece a alguien que la ame como Kim Seokjin ama a Kang Yunbi.

—Ninguno de los dos lo merece. Usted está en aprietos también, y me parece totalmente increíble y admirable que le haga frente a esta tormenta por ella.

—Sabes que la amo. Pero a diferencia de la tonta de Minjoo, tú entiendes que la amo de una manera muy particular —espeta, asintiendo para sí mismo—. No estoy enamorado de Yunbi, no la veo de una manera romántica. Y sin embargo...

—Es el amor de su vida —finalizo por él.

El asombro se asoma prontamente en el rostro de mi jefe y ladea un poco la cabeza.

— ¿Cómo sabías que iba a decir eso?

—Los ojos nunca mienten —contesto, y entonces me doy cuenta de lo cursi que suena—. Y los suyos brillan de una manera muy linda cuando habla de Yunbi-ssi.

— ¿Cómo pude pasar tanto tiempo sin ti, niño?

A pesar de que sus palabras han conseguido que mis rodillas empiecen a temblar, no puedo prestarle atención a otra cosa que no sea su semblante.

Una sonrisa dulce e inocente se desliza en sus labios luego de hablar y rápidamente considero a su gesto como una pequeña victoria. Otra vez me está enseñando esta faceta agradable, esa que encuentro tan real y humana, y que (sorprendentemente) no parece molestarle que yo la aprecie.

Me resulta muy fascinante, de hecho; Seokjin antes me provocaba enojo y frustración, pero ahora que tengo conocimiento del peso que lleva sobre sus hombros, él simplemente se ha convertido en uno de los hombres más valientes y fuertes que conozco.

Sin embargo, esto no se trata de mí. Y sé que él tiene mucho en la cabeza ahora mismo.

— ¿Qué coche trajo hoy?

Mi pregunta da como resultado que Seokjin arrugue el ceño.

—El Hyundai. ¿Por qué?

Me pongo de pie y extiendo mi mano derecha hacia él.

—Deme las llaves —le pido—, por favor.

— ¿Qué? —La confusión adorna su cara por completo.

—Saldremos.

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