"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

115K 14.9K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... More

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ‘
๐ŸŽ๐Ÿ’
๐ŸŽ๐Ÿ“
๐ŸŽ๐Ÿ”
๐ŸŽ๐Ÿ•
๐ŸŽ๐Ÿ–
๐ŸŽ๐Ÿ—
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ‘๐ŸŽ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ‘
๐Ÿ‘๐Ÿ’
๐Ÿ‘๐Ÿ“
๐Ÿ‘๐Ÿ”
๐Ÿ‘๐Ÿ•
๐Ÿ‘๐Ÿ–
๐Ÿ‘๐Ÿ—
๐Ÿ’๐ŸŽ
๐Ÿ’๐Ÿ
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ‘
๐Ÿ’๐Ÿ’ (๐…๐ˆ๐๐€๐‹)
๐„๐๐ˆ๐‹๐Ž๐†๐Ž
๐„๐ฌ๐ฉ๐ž๐œ๐ข๐š๐ฅ #๐Ÿ: "El Niรฑo"

๐Ÿ๐ŸŽ

2.4K 363 110
By jjkkbunie

Me encuentro de pie haciendo unas impresiones cuando siento que una barbilla se posiciona justo sobre mi hombro. En el momento que miro de soslayo, una amplia sonrisa me asalta de inmediato al reconocer a Jimin.

—Debo decir que este trabajo te sienta muy bien —mi amigo comienza a decir y, una vez que lo abrazo, él corresponde rápidamente—. También te extrañé, Jungkookie.

—Me encanta tu nuevo color y corte de cabello —digo, tomándome un momento para apreciar la cabellera castaña de Jimin, cuyos costados están ligeramente rapados.

—Gracias, pequeño hermano. A mí me encantan tus ojeras, ¿Seokjin te agota mucho?

Me encojo de hombros luego de soltar una risa.

—Creo que ya estoy acostumbrándome.

Jimin me da una palmadita en el hombro y, entonces, me pide que lo lleve con su amigo. En el trayecto, mientras nos paseamos por la concurrida oficina en la que trabajo, mi amigo se dispone a contarme sobre su reciente viaje a Rusia, del cual acaba de regresar.

Le indico a Jimin que, detrás de la puerta, se encuentra Seokjin, por lo que él me agradece con una sonrisa y revolviendo suavemente mí cabello. Sin embargo, se detiene antes de poder atravesar la entrada para hablarme una vez más.

—Me gustaría que almorcemos los tres juntos, así que prepárate —dice—. Hyung invita hoy.

— ¿Los tres j-juntos? —el tartamudeo de mi voz me hace querer golpearme en la cara.

—Uhm, ¿sí? Tú, Seokjin-hyung y yo. ¿Algún problema?... ¿Me tienes miedo? —Agrega con gracia y sumando un guiño.

—No, no es a ti a quien le temo.

Mi contestación le roba una pequeña carcajada al joven empresario.

—Yo te cuidaré.

—Seguramente. Como aquella vez en mi graduación que dijiste lo mismo y te perdiste en tu camino al baño, ¿verdad?

—Jungkookie, ya estás grande, así que puedo decirte la verdad —Jimin dice, bajando la mirada para ocultar una mueca coqueta—: No me perdí, simplemente estaba coqueteando con tus compañeras.

Hecha su confesión, Jimin carcajea y prontamente desaparece de mi campo de visión una vez que se adentra al despacho de Seokjin, dejándome sin espacio para replicarle.

Unos veinte minutos después ambos salen; Jimin se muestra como si desbordase de alegría y Seokjin parece que desearía arrojarse por uno de los ventanales de su oficina. Mi amigo —y la persona por la que conseguí este empleo— me hace una animada seña con la mano para que tome mi abrigo y me una a ellos.

No tengo una religión, pero me parece que es un buen momento para empezar a rezar.


— ¿Cómo conociste a Jimin?

La pregunta que mi jefe hace mientras nos encontramos en la parte trasera del vehículo, haciendo nuestro camino de regreso a la oficina, me saca de mis aburridos pensamientos y me obliga a apartar la vista de las calles para observarlo.

—Mi padre es contador y trabaja para el papá de Jimin desde hace más de veinte años. Con el tiempo se volvieron grandes amigos y, prácticamente, crecí junto a Jimin —le explico—. Los Park son parte de mi familia.

La indiferencia con la que recibe mi respuesta me hace sentir como un completo idiota; ni siquiera asiente con la cabeza, ni siquiera dice "ok", tal como acostumbra a responder a todo.

— ¿Usted cómo lo conoció? —Me atrevo a preguntarle, porque la curiosidad es más grande que el temor que siento por este tipo.

—Asistió a uno de los desfiles de Gucci hace unos cinco años, cuando yo presentaba una colección. Lo vi entre el público y lo quise como modelo para la firma, pero no aceptó. Para consolarme, supongo, me invitó a cenar y nos hicimos muy buenos amigos.

—Jimin tiene el don de la sociabilidad —comento con diversión.

—Ya lo creo.

Me sorprende que ellos sean tan buenos amigos, teniendo en cuenta que Jimin es dos años mayor que yo, pero mucho más pequeño que Seokjin. Sin embargo, a juzgar por la increíble química, confianza y comodidad que aprecié en ellos hoy durante el almuerzo que compartimos los tres, puedo afirmar que la diferencia de edad no es una barrera para su amistad.

Incluso puedo jurar que Jimin logra sacar a Seokjin de su zona de confort, mejor conocida como la seriedad y formalidad.

Una vez que regresamos al edificio, el jefe y yo nos adentramos en el ascensor para subir hasta la oficina. Cuando las puertas metálicas se abren, Seokjin aclara su garganta para hablar.

—Necesito que me pongas al teléfono a mi abogado en veinte minutos —comienza a decir—. Envíale un correo electrónico a Tom Ford y pregúntale si ya están en proceso las correcciones que pedí en mi traje para la fiesta. Lávate las manos y ve por café.

Freno en seco y mi ceño se frunce.

— ¿No era más sencillo pedirme café cuando estábamos abajo? —Murmuro, y un segundo después me doy cuenta de que he hablado muy fuerte.

Seokjin también se detiene y, con una lentitud que me pone los nervios de punta, se voltea hacia mí. Una sonrisa llena de falsedad se apodera de su rostro.

Estoy muerto.

—Oh, lo lamento, niño. Debería pensar más en ti y en tu comodidad, ¿no es así? —Comenta, ladeando la cabeza. Entonces, su expresión vuelve a ser la del mismo ogro de siempre—. No discutas conmigo y ve a buscar mi café.

Lo odio. Lo odio. Lo odio.

—Usted manda —contesto mientras asiento con la cabeza.

—Así es, yo mando.

— ¿Se le ofrece algo más?

—Sí, que te apures.

Y, entonces, él vuelve a girar sobre sus talones para continuar avanzando hacia su despacho.

Y yo, de pronto, me encuentro —nuevamente— pensando en mis adentros en miles de maneras de matar a este tipo sin que nadie se entere.

¡Su "vamos a llevarnos bien a partir de ahora" del carajo duró apenas tres malditos días!

La sensación pesada provocada por la arrogancia de mi jefe me acompaña en el corto trayecto que debo recorrer para conseguirle al ogro su tercer café del día. Cuando por fin estoy de regreso, no puedo separarme del fastidio que se ha pegado a mis expresiones faciales como si fuese un chicle.

— ¡Ahí estás! —La voz familiar hace que me voltee cuando estoy a punto de entrar a la oficina de Seokjin y encuentro a Nahyun—. Pensé que te había abandonado en el camino.

—No, pasó lo de siempre, amor. Miranda Priestly literalmente dijo: "trae café, trae café, trae café rápido, café, café, ¡café!" —Suelto con una voz que roza lo chistoso, pero que deja en evidencia todo mi enojo—. Niño, llama a Tom Ford y dile que no tengo paciencia, quiero mi vestido ya mismo. Niño, vuelve a comunicarte por décimo quinta vez con el servicio de cáterin para recordarles que odio el sushi, no quiero nada de sushi, si veo algo con sushi voy a tener una embolia.

Cuando termino de despotricar en contra de mi jefe, noto que Nahyun está mirándome de brazos cruzados y con una expresión seria.

—Oh, espera —agrego, y un atisbo de mueca se filtra en mis labios—. ¿Sabes cuál es mi favorita? "Niño, yo no firmo así, aprende a falsificar correctamente o tendré que hacerlo yo mismo" —Vuelvo a usar el tono cargado de desdén y una carcajada se me escapa—. Le cuesta tanto trabajo al ocupado hombre hacer su miserable firma, ¿verdad?

Nahyun alza las cejas, pero sigue sin decir nada.

—Lo sé, te dejé sin palabras —digo con altanería y le guiño un ojo a mi compañera—. Bueno, no haré esperar más a Miranda Priestly y le daré su café del caraj-

Al darme la vuelta, lo único que logro sentir es que colisiono con algo... Alguien.

Carajo. ¡Carajo!

— ¡Oh, por Dios! —Es lo primero que grito y mis manos viajan de forma automática a mi cabeza antes de continuar—. ¡Lo lamento, lo lamento!, ¡perdón!

Seokjin está muy concentrado observando su camisa totalmente arruinada debido al café y las comisuras de sus labios tiemblan. No dice nada, ni siquiera se mueve. Pero consigo ver, también, que sus puños están presionados con fuerza... Eso es todo. Estoy listo para recibir su golpe.

—Eres la persona más estúpida que existe, Jeon Jungkook —Nahyun escupe con molestia y severidad en partes iguales, agachándose para tomar el vaso plástico que boté.

—Lo sé, lo sé —contesto en medio de mi desesperación; entonces, mis ojos se detienen en el jefe, quien sigue mudo—. Por favor, diga algo. Golpéeme si quiere, pero hable. Espere, permítame ayudarlo.

—No te atrevas a tocarme —habla entre dientes, por fin, y de un movimiento brusco aparta mis manos para mantenerme alejado—. Ve a buscar una camisa al departamento de moda. ¡Ya!

Asiento y velozmente me giro sobre mi eje para acatar la orden. Como si mi torpeza estuviese disfrutando de un potente clímax, mis pies pierden el control durante unos segundos al resbalarme con el café desparramado en el suelo, pero me las arreglo para buscar soporte en mi escritorio y evitar caerme.

Por Dios, por Dios, por Dios. Va a matarme y luego voy a matarme a mí mismo. Esto es todo, estoy malditamente despedido. ¡Soy un desempleado!, ¡un joven y torpe desempleado!

—Carajo —me murmuro a mí mismo, al borde de las lágrimas.

Lo único que deseo en este momento es que el día termine.

Cuando ingreso al departamento de moda, me apresuro a buscar a Hoseok entre los empleados. Finalmente, consigo dar con él y me acerco, pero las palabras no logran salir de mi boca.

Una vez que Hoseok se percata de mi presencia, se limita a mirarme con un gesto preocupado y ladea un poco la cabeza.

—Pequeñín, ¿qué sucede? —Pregunta ligeramente interesado.

—La cagué —respondo de inmediato—. Necesito una camisa para Seokjin.

No es necesario que entre en detalles para que Hoseok comprenda todo lo que acabo de hacer. A juzgar por su expresión, él no tiene ese destello de decepción y rechazo en la mirada. De hecho, por un segundo, pienso que va a reírse.

—Relájate, buscaré una camisa para que le lleves —espeta, y se acerca un poco para murmurarme—. Y luego hablaré con él. Quédate tranquilo.

Pero las palabras de Hoseok no logran tranquilizarme ni un poco. El nerviosismo continúa haciéndose notar, especialmente en la torpeza con la que recibo la prenda blanca para luego retirarme del ambiente. Mis zancadas son largas y apresuradas para regresar al despacho de Seokjin y, una vez allí, me encuentro con que el auxiliar de limpieza se encuentra arreglando el desastre que hice.

—Yo debería estar haciendo eso —digo.

—Cierra la boca y ve al baño, Seokjin está esperándote —Nahyun me contesta con una furia casi palpable—. Tú y yo hablaremos muy seriamente luego. Muévete.

La dureza en su voz no hace más que confirmar lo que ya sospechaba: ella no está feliz con esto. No me molesto en decir otra cosa y, otra vez, desvío mi cuerpo para ir hacia la estancia que mi compañera me informó.

Al llegar, tomo una profunda respiración mientras que un centenar de escenarios fatalistas me vienen a la mente y me inundan los pensamientos en cuestión de segundos. Pero me obligo a empujarlos lo más lejos que puedo antes de abrir la puerta.

—Aquí... Tiene. Lo siento —le espeto en voz baja y, mientras que con una mano le extiendo la camisa nueva, con otra me cubro los ojos al darme cuenta de que él tiene el torso descubierto ya que se está limpiando.

Pasan unos segundos hasta que él, de forma brusca y descuidada, toma la prenda. Yo sigo sin mirar, solo que ahora estoy cabizbajo para evitar que mis orbes escaneen su parcial desnudez.

— ¿Sabes por qué te contraté? —Pregunta de repente, pero no me pasa desapercibido el tono amargo que le tiñe la voz.

— ¿Gracias a Jimin? —Replico con miedo absoluto.

—Además de eso —dice, y puedo jurar que ha rodado los ojos—. Porque vi en ti muchísimo potencial y persistencia de sobra; he notado que eres amable, tu elección de palabras siempre es adecuada y además eres muy creativo —continúa, para luego hacer una breve pausa—. Pero, por el amor de Dios, eres tan torpe, Jeon. En mis treinta y dos años de vida, jamás conocí a alguien tan tonto.

Una sensación negativa me invade rápidamente y siento que tengo un déjà vu... Claro. Él ha hablado mal de mí en este mismo baño semanas atrás. ¿La diferencia que encuentro? Ahora él sabe que estoy aquí. Y está muy enojado conmigo.

No me atrevo a moverme, de hecho, solo me siento capaz de tragar saliva mientras que percibo que en mis ojos se acumulan algunas lágrimas producto de la frustración. La ansiedad comienza a hacer aparición, también, y por eso no soy capaz de conectar la cabeza con la lengua.

—Perdón —contesto, finalmente, pero mi voz se escucha un poco débil—. Hago lo mejor que puedo.

—Estás haciendo poco.

—Perdóneme, Seokjin.

Sé que tiene muchísimas ganas de darme una patada en el trasero ahora mismo, pero no lo hará por una simple razón: no se atreve. Apuesto todo lo que tengo a que él piensa que yo iré a revelarle al mundo su secreto si me despide.

Realmente piensa que soy esa clase de basura sin honor.

De pronto, me encuentro aquí, quieto. Analizando con cautela y respeto al hombre que parece estar idealizando en su mente una manera dolorosa de decir "estás despedido". Y me siento tan decepcionado de mí mismo.

Pero cuando el jefe se voltea hacia mí con la intención de proseguir con su uso de la palabra, nuestras miradas se encuentran y mis ojos se desvían velozmente hacia mis pies. Escucho que Seokjin chasquea la lengua, mientras que yo me muero de la vergüenza.

— ¿Estás... llorando? —Espeta lo que es obvio—. Oh, esto no puede estar pasándome. No tengo tiempo para críos llorando, niño. Arruinarás tu maquillaje.

—Lo lamento mucho —sollozo, tratando de frotarme cuidadosamente los ojos—. No sé qué me ocurre, solo lloro cuando tengo hambre.

—Toma algo y límpiate la cara, niño —comienza con excesiva desestimación—. Tienes suerte de que Jimin no esté aquí, porque pensaría que te he hecho algo.

—Perdón.

—Deja de pedir perdón y ve a buscar otro café antes de que sufra un colapso mental.


— ¡Jeon Jungkook!

Al escuchar la inconfundible voz profunda de Seokjin, mi mirada se alza y se encuentra con la de Nahyun. Ella no tarda en hacerme una firme seña para que me levante y enfrente mi destino en la oficina de nuestro jefe.

Todo mi sistema se estremece una vez que me levanto y mis pasos, lentos pero seguros, me dirigen hacia el despacho.

Han pasado apenas dos horas y media desde el grave incidente del café y al parecer, él ya ha reemplazado su habitual "niño" por mi nombre completo. Fantástico.

— ¿Sí, Seokjin? —Me anuncio una vez que abro la puerta, tratando de sonar despreocupado pero fallando en el intento.

Su ceño está fruncido con fuerza y su postura desprende molestia en cantidades industriales. Carajo.

El hombre hace un gesto de mano para indicarme que debo cerrar la puerta y luego acercarme a su escritorio. Con suma confusión y cierta incomodidad, hago ambas cosas.

—Mi adorable prometida desea hablar contigo —dice en voz baja, mientras sostiene su teléfono negro. El matiz amargo que disfraza a su voz no me pasa desapercibido y solo me revela, una vez más, que odia que Yunbi me tenga aprecio y yo a ella.

—Oh, gracias —murmuro antes de tomar el objeto para ubicarlo junto a mi oreja—. ¿Yunbi-ssi?

— ¡Kookie-Kookie! Ahí estás, qué alegría —la dulce voz de la dama envía una gran suma de tranquilidad a toda mi persona de manera instantánea—. Estuve llamando a tu celular y me preocupé cuando no atendiste.

—Perdóname, Yunbi-ssi, no tengo permitido usar mi teléfono en el horario laboral.

De repente, Seokjin se levanta y me aparta el teléfono para hablar con ella otra vez.

—Eso no es cierto —le refuta a su falsa novia con cierto desespero—, sí puede usar su teléfono... Siempre y cuando yo no me entere. Sí, bueno, ¡ya entendí! —Exclama y resopla antes de devolverme la conversación.

—Dios, ¿qué le pasa al dinosaurio hoy? —Ella bufa, pero puedo percibir la diversión en su voz mientras habla—. En fin, quería invitarte a cenar esta noche. Podemos hacer una pijamada los tres... O cuatro, si Seokjin decide no ser un abuelo y sumarse.

— ¿Hoy...?

—Oh, ¿tienes planes?

—No, no, pero... —Miro de reojo a Seokjin y trago saliva—. No creo que...

—Solo di que sí, hazla feliz —mi jefe me dice en un tono sumamente bajo, para que solo yo sea capaz de escucharlo.

—Sí —contesto—. Cuenten conmigo.

No necesito ser un genio para darme cuenta de que mi respuesta positiva le provoca alegría a la hermosa dama del otro lado de la línea; su aguda exclamación delata aquello. Una vez que la comunicación telefónica finaliza, el despacho de Seokjin se hunde en tensión absoluta.

—Ve a buscar ropa a tu casa, no quiero tener que prestarte —dice, pero suena más como una orden—. Le diré a mi chofer que te espere y te lleve a mi casa cuando tu horario termine.

Aunque suena tranquilo como siempre, su lenguaje corporal irradia amargura. Su irritado semblante habla por sí solo.

—Está bien, pero... ¿Seokjin? —Musito cuidadosamente mientras veo la forma en la que comienza a reunir sus pertenencias personales que descansan sobre el escritorio.

— ¿Qué? —Reprende con agresividad de más.

— ¿A dónde va?

Una risa sarcástica y falsa brota de sus labios.

— ¿Desde cuándo tengo que darte explicaciones sobre mis horarios?

La confusión es lo primero que me invade. A ella, por supuesto, le sigue el enojo por su tono del carajo. Me provoca ira darme cuenta de que él no tiene ni idea de que aún tiene citas programadas para esta tarde... ¡Y luego se atreve a decir que soy un inútil!

—Tiene una conferencia online con la jefa de Teen Vogue a las cinco... —Le informó, y agrego simplemente para satisfacerme a mí mismo—: ¿Lo olvidó?

Cuando digo aquello, Seokjin se cubre el rostro con las manos y vuelve a caer sentado en su silla. Maldice unas cuantas veces mientras se frota la cara rudamente y luego apoya los codos en el escritorio, negando con la cabeza durante unos largos segundos.

—Bueno, esto es lo que haremos: quédate aquí hasta que yo termine con esa mierda. Pídele a Hye que te envíe por correo electrónico los dos artículos que le pedí e imprímelos; si todavía no los tiene, asegúrate de hacerle entender que los necesito ya —hace una pausa con su expresión pensativa—. Llama a la guardería de Gwau y pregunta si Minjoo ha pasado a recogerlo. En caso de que te digan que no, avísame con urgencia para poder matar a esa irresponsable.

— ¿No acababa de decirme que debo ir a mi casa a buscar ropa para esta noche?

Un suspiro frustrado resuena de su parte, pero se las arregla para mantener su expresión neutral.

—Cambio de planes —contesta—. Parece que tendremos que irnos juntos, otra vez.

Continue Reading

You'll Also Like

256K 36.7K 93
Kim SeokJin tiene 24 aรฑos, trabajador de uno de los nigth club mรกs prestigioso de su ciudad. Kim SeokJin tiene una doble vida y muchos clientes impo...
243K 38.7K 49
Un chico ciego que conoce el mundo a travรฉs de los ojos de un delincuente. โ—• Errores de ortografรญa y de narraciรณn. โ—• Historia totalmente de mi autorรญ...
66.7K 2.9K 20
Kim Seok Jin era un chico de 20 aรฑos y vivia con su amigo-novio Jeon Jungkook de 18 aรฑos pero este se entero que kook actuaba de una manera bastante...
48.5K 3.6K 26
Los pongo un poco en contexto. Tori ingresa a su nuevo colegio, Hollywood Arts. Nada podรญa estropear su buen comienzo de clases. Hasta que tuvo que p...