— Un frapuccino y una rebanada de pastel ¿Verdad? — Sonrió Jimin.
— Sí joven, que sean para llevar. — Ordenó aquella mujer anciana.
— Claro que sí señora, tenga buena tarde. — Asintió para darle su cambio.
Como dicen, no hay mal que dure cien años. Es por eso que Park hizo todo lo posible para que aquella ruptura no lo siguiera afectando.
Los primeros días no comía, ni dormía correctamente, había pedido licencia en su trabajo... Todo para hundirse en su dolor.
Pero poco a poco entendió, que el no tuvo la culpa de absolutamente nada. El había todo el amor que pudo dar más sin embargo no recibió más que dolor y traición.
Y está bien... No puede obligar a alguien a que lo ame y de cierta manera agradecía aquella noche.
Porque se dió cuenta que el merecía mucho más que sobras de amor. Merecía más de lo que Jeon le daba.
Es por eso que decidió olvidar aquel horrible momento y salir adelante. Como debe de ser, porque de amor no se muere... En cambio de hambre sí, si no trabaja no tendría dinero para comprar comida.
Es así como ya habían transcurrido dos meses, en donde Jimin seguía aparentando ser el mismo. Aunque ya no en el ámbito del amor, ya no quería arriesgarse.
Pero otra persona le haría perder el miedo a enamorarse otra vez.
— ¡Hola! — Hablo un chico alegre.
— Buenas tardes, ¿Qué desea ordenar? — Sonrió detrás de aquella computadora.
— Un café americano por favor. — Lo miro sonriendo.
— Bien, ¿Desea para llevar o-
— ¡Para tomar aquí! — Dijo rápidamente.
— Okey... — Lo miro raro. — Serían cinco mil wons. —
Luego de que aquel chico le pagara y se fuera a sentar en una mesa. Park siguió trabajando cumpliendo su horario determinado.
Mientras aquel cliente raro lo veía detenidamente, veía algo en aquel chico que nunca había visto en alguien.
Sus labios rosados y jugozos.
Sus ojos pequeños.
Su sonrisa tímida.
Sus pequeñas manos, que se asemejaban a la de un bebé...
Al parecer Park tenía un nuevo admirador secreto.
— ¿Te parece si vamos al cine? — Hablo Jeon viendo a su novio.
— Debo salir con Hyung Sik, Jeon ya te había dicho anoche. — Dijo Taehyung viéndose al espejo.
— Ah si... ¿Entonces mañana? — Preguntó viéndolo.
— Si quieres está bien. — Asintió.
— Bien, cuídate. — Sonrió.
— Sí, nos vemos en la noche. — Se acercó para darle un beso y luego irse. —
— Estamos volviendo a lo mismo... — Susurró viendo el piso.
Aquellos labios ya no sabían a nada... El estar juntos ya era algo aburrido... ¿Acaso eso era amor?
¿Amor...?
Con Jimin no era así.
Con Jimin... Con el...
Era mágico.