"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

115K 14.9K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin estรก harto de su torpe asistente. ๐ŸŽ–#1 btsstory โ–ช0... More

โ€ข Sinopsis โ€ข
โ” Prรณlogo โ”
๐ŸŽ๐Ÿ
๐ŸŽ๐Ÿ‘
๐ŸŽ๐Ÿ’
๐ŸŽ๐Ÿ“
๐ŸŽ๐Ÿ”
๐ŸŽ๐Ÿ•
๐ŸŽ๐Ÿ–
๐ŸŽ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ๐ŸŽ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ
๐Ÿ๐Ÿ‘
๐Ÿ๐Ÿ’
๐Ÿ๐Ÿ“
๐Ÿ๐Ÿ”
๐Ÿ๐Ÿ•
๐Ÿ๐Ÿ–
๐Ÿ๐Ÿ—
๐Ÿ‘๐ŸŽ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ
๐Ÿ‘๐Ÿ‘
๐Ÿ‘๐Ÿ’
๐Ÿ‘๐Ÿ“
๐Ÿ‘๐Ÿ”
๐Ÿ‘๐Ÿ•
๐Ÿ‘๐Ÿ–
๐Ÿ‘๐Ÿ—
๐Ÿ’๐ŸŽ
๐Ÿ’๐Ÿ
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ (๐Ÿ)
๐Ÿ’๐Ÿ‘
๐Ÿ’๐Ÿ’ (๐…๐ˆ๐๐€๐‹)
๐„๐๐ˆ๐‹๐Ž๐†๐Ž
๐„๐ฌ๐ฉ๐ž๐œ๐ข๐š๐ฅ #๐Ÿ: "El Niรฑo"

๐ŸŽ๐Ÿ

2.5K 379 287
By jjkkbunie

Estoy teniendo una maldita crisis.

¿Me va a despedir?, ¿enviará un sicario a matarme?, ¿me dará más órdenes?... ¿Qué demonios es lo que hará?

Me siento en el carrusel de lo incierto y eso está generándome una ansiedad imposible de controlar.

Sólo quiero irme a casa, por favor.

Jung Hoseok abandona la oficina del jefe tres minutos después de que los intercepto, y ni siquiera se digna a mirarme. Parece una persona totalmente diferente al hombre amable y simpático que conocí esta misma tarde.

Trago saliva y continúo acariciando a Gwanhi que descansa con sosiego en mi regazo.

Mis ojos se presionan fuertemente cuando escucho el tranquilo y ronco "niño" proveniente de la oficina de Seokjin. Mi hora ha llegado. Me levanto y mis temblorosas rodillas me guían hasta el despacho mientras cargo al perrito.

Cuando el jefe me ve, automáticamente extiende los brazos y a mi cerebro le cuesta unos cinco segundos entender qué es lo que quiere con exactitud. Cuando logro captarlo, le entrego a Gwanhi.

— ¿Puedo ayudarle en algo más? —Me esfuerzo por no balbucear cuando le pregunto.

—Oh, sí. Dime cuál es el precio de tu silencio, niño.

— ¿Disculpe? —Mi ceño se arruga.

—Vamos, sabes de lo que hablo —dice con una quietud tan natural que me pone los nervios de punta—. ¿Veinte mil dólares te alcanzan?, ¿treinta, quizás?

— ¿D-Dólares? No, Seokjin, ¿de qué está hablando? —El pulso se me descontrola de inmediato.

—Niño, no tengo tiempo para esto —anuncia, y veo que toma una chequera de su cajón derecho. Tomándose su tiempo para ser prolijo, rellena las casillas—. Lleva esto a cualquier banco y retira el efectivo. Si no quieres, puedes ingresar todo en tu cuenta de ahorro.

Estoy en blanco. Y mi subconsciente se encuentra con la boca abierta, en silencio, atónito. Veinte mil dólares más dinero de todo el que vi en mi vida, pero no estoy conmovido. De hecho, me siento totalmente incómodo e incluso ofendido.

—Seokjin, yo... No quiero su dinero —le comunico—. Lo digo en serio, si usted y el señor Jung... Bueno, eso, no me interesa.

La risa sarcástica que el jefe suelta pone mi corazón a latir con más velocidad y fuerza.

—Niño, ¿esperas que yo te crea eso? —Espeta mientras me mira a los ojos—. Llevas un día trabajando para mí. Sé que apenas salgas de aquí, irás corriendo a las oficinas de TMZ, Herald, BuzzFeed o Dispatch. Quizás vayas a todas esas compañías mediocres para vender esa información muy comprometedora que tus ojitos vieron.

—No lo haré —con verdadero denuedo, afirmo—. No sé qué impresión tiene de mí, pero está equivocado. Vine aquí a trabajar, no a meterme en asuntos que no me incumben ni interesan.

—Si quieres que crea esas patrañas que dices, entonces toma el dinero —contesta—. Así mis abogados tendrán una base de dónde sujetarse en caso de que falles a tu sagrada palabra. Y si esa suma no te convence, entonces te invito a proponer tu precio.

—Seokjin, con todo respeto, deje de ser tan cretino.

Tomo el cheque con forzoso desprecio y me giro sobre mis talones para retirarme.

—Niño.

Oh, por Dios. Gritaré si me llama así de nuevo.

— ¿Qué? —Replico.

—Me sorprendiste. Pensé que te tomaría más tiempo hacer todo lo que te dije.

—Fui a Calvin Klein mientras atendían a Gwanhi.

Oh-oh. Esa mirada profunda, de nuevo.

¿Qué hice mal ahora?

Puedo saborear el rechazo que siente, y su rabia es palpable.

— ¿Dejaste... Solo... A Gwanhi...? —Las palabras brotan de su boca lentamente mientras se cubre el rostro con las manos, y casi estoy seguro de afirmar que está al borde de un colapso.

—Sí, pero–

— ¿No fui específico cuando te dije que vayas a Calvin Klein una vez que termines en el sitio D? —Me interrumpe sin problema.

—Sí, pero–

—Por Dios, dejaste solo a Gwanhi. Me siento mareado.

— ¿Quiere un vaso de agua?

—Quiero que hagas lo que te ordeno de la forma en la que te lo ordeno. No a tu manera. "Tu manera" no existe aquí, ¿entendiste?

Bajo la mirada y automáticamente me siento como un esclavo.

—Sí, Seokjin.

—Vete ya —gruñe—. Tienes mucha suerte de que nada malo le haya ocurrido a Gwanhi.

« ¡Es solo un perro!» Deseo gritarle. Pero me contengo, por el bien de todos.

—Buenas noches —me despido en voz baja.

Y, tal como esperaba, él no me contesta.

Imbécil. ¿De verdad intentó comprar mi silencio?, ¿de verdad tengo un trocito de papel en mi bolsillo que significan treinta mil dólares? Debería de sentirme excelente, ¡soy millonario! Pero no. Todo esto tiene un gusto tan amargo que me produce arcadas.

Ahora mismo, solo estoy seguro de una única cosa: odio a Kim Seokjin.

No me importa que sea gay, no me importa que le sea infiel a su mujer. Me importa la forma en la que me trata, y esa forma es espantosa. Se cree el dueño y señor de todo ser humano que trabaje para él; no hay nada que me irrite más.

Llego a casa totalmente cabreado. ¡Es tardísimo! Dios, ¿cómo haré para acostumbrarme a esta rutina?

Veo mi teléfono personal y la pantalla notifica que tengo dos llamadas perdidas de Hyanie. Medito durante unos minutos en si debo llamar a mi madrastra para comentarle sobre mi día o preocuparme por descansar; y por eso, decido no hacerlo. Opto, en cambio, por enviarle un mensaje comunicándole que iré a dormir luego de una jornada atareada, pero que todo resultó excelente. Puff, todo salió perfecto, claro que sí.

Miro el cheque blanquecino que descansa en la mesa mientras me deshago de mi camisa y suspiro. ¿Qué se supone que debo hacer con eso?

Donarlo es una opción, sí. O quizás dárselo a mis padres para su boda... Aunque eso los llenaría de sospechas y dudas, ya que es muchísimo dinero.

No lo sé. Y me encuentro tan cansado que tampoco quiero pensar en ello ahora.

Luego de comer un simple sándwich y deshacerme de toda mi ropa, caigo rendido en la cama.

Pero como si todo conspirase en mi contra, no soy capaz de conciliar cerrar los ojos. Es entonces que mi mente comienza a vagar mientras permanece a la espera de conciliar el sueño. El tiempo, ahora que me veo imposibilitado de caer en la somnolencia, me parece eterno.

Doy vueltas y vueltas sin conseguir encontrar la postura ideal para descansar. La frustración corre por mi torrente sanguíneo y me esfuerzo por no golpear la pared; un problema con el vecino es lo último que necesito.

La imagen de Seokjin y Hoseok sigue asaltando mi mente, por más de que me esfuerzo por mantener aquello fuera.

Tomo mi teléfono y en el buscador tipeo: "Kim Seokjin gay".

Es increíble, pero nada relevante aparece en los resultados propuestos por Naver. De hecho, todo se resume a artículos sobre Seokjin y su prometida.

Finalmente, conozco a la renombrada Kang Yunbi luego de dar con su cuenta de Instagram verificada. Confirmo, entonces, que lo que Nahyun me dijo es cierto: Yunbi es increíble e importante. Hay varias publicaciones en donde ella deja acentuado que es una inamovible partidaria del movimiento feminista, su repudio hacia el racismo y el fiel apoyo hacia la comunidad LGBTQ+.

Y, por supuesto, también aparece Kim Seokjin.

Al parecer, ellos dos como pareja son muy influyentes en las redes sociales; las encantadoras imágenes que ella publica de ambos –no tan a menudo– reúnen más de tres millones de me gusta.

— ¿Cómo se atreve a engañarla? —Digo para mí mismo mientras mi pulgar se pasea por las fotos de la preciosa mujer. Es, sin duda, una muñeca.

Cuando abandono la red social de Yunbi –no sin antes seguirla–, continúo mirando los artículos sobre Seokjin.

Él, en particular, parece algo aburrido. Siempre trabajando, dando órdenes y viajando por el mundo; todo indica que poca veces sale de su rutina. Su prometida con cuernos y activista, en cambio, es realmente interesante de stalkear.

Pero entonces, una secuencia de imágenes que me deja congelado aparece en pantalla.

Es... mi jefe... Con el maldito Agust D.

Es oficial, me desmayaré.


Nuevo día, nuevo outfit deslumbrante de Nahyun.

Tengo que aprender a controlar mi mirada y no chequear cada dos segundos sus largas, relucientes y visiblemente suaves piernas.

¿Yo? Visto un traje negro que grita simpleza por todos lados. Lo más destacable es mi corbata roja.

Ella me pregunta qué tal me fue ayer con Gwanhi y yo le contesto que muy bien... Ah, si supiera esta muñeca, si supiera...

Son las nueve en punto cuando Seokjin ingresa a la oficina y yo me levanto listo para recoger su abrigo. Pero, para mi sorpresa, no lleva ninguno y el jefe sigue de largo hasta su despacho donde su café ya está esperándole.

¡Hey!, ¡hice algo bien!

—Comunícate con Jaegi y asegúrate de que han entendido bien mis órdenes con respecto a las flores. No voy a aceptar ninguna llamada de ella personalmente y no dejes que te convenza de que debe hablar conmigo. Fui específico: pedí tulipanes negros, no quiero otra cosa para esa fiesta. Ponme a Kim Taehyung al teléfono dentro de una hora para discutir sobre la lista de invitados.

Él está fingiendo que nada pasó. Increíble.

—No hay problema —le respondo, al mismo tiempo que él cierra su puerta.

Resoplo pesadamente, confiando en que entendí y anoté todo a la perfección en mi libreta.

— ¿Quién es Kim Taehyung y quién es Jaegi? —En voz baja, le pregunto a Nahyun.

—Jaegi es la florista de Seokjin. Kim Taehyung es el dueño de GQ Corea —dice—. Verás, Taehyung y Seokjin son socios, y cada primavera hacen una fiesta en donde invitan a diseñadores, escritores, modistas y demás. También asisten muchas celebridades.

—Suena interesante. ¿Tú irás?

—Por supuesto, tengo que estar con Seokjin y Yunbi por si necesitan algo —me contesta—. Quizás él quiera que tú asistas también, pero eso lo sabrás a último momento.

—Fabuloso —murmuro, aunque la idea no me emociona en absoluto.

— ¡Niño!

Nahyun y yo nos miramos al escuchar la voz del jefe y ella me hace una seña para que vaya rápidamente con él.

Me levanto de mi silla y doy dos zancadas largas hasta alcanzar el despacho de Seokjin.

— ¿Sí?

—Cierra la puerta —ordena.

Carajo, carajo, ca-ra-jo.

No sé qué tiene en mente, pero puedo sentir la forma en la que mi rostro arde. Obedezco a su petición y cierro las dos hojas de su oficina, tragando saliva duramente antes de girarme otra vez hacia él.

— ¿Pensaste en lo que te dije ayer con respecto a tu precio? —Pregunta, como de costumbre, sin mirarme y con un tono relajado.

—Sí, lo hice.

— ¿Y bien?

Sin molestarme en dar un discurso al respecto, tomo de mi bolsillo delantero izquierdo el cheque que Seokjin me entregó la noche anterior. Me adelanto un paso para poder dejar el trozo de papel sobre su escritorio.

Noto que él enarca una ceja y se quita las gafas de marco negro para observarme. Trato de descifrar esa mirada y es difícil, pero creo que desea una explicación.

—No quiero su dinero, Seokjin —comienzo a decir—. Quiero otra cosa.

Se endereza en su silla negra y visiblemente cómoda –además de costosa–, y coloca su pierna derecha por encima de la izquierda al mismo tiempo que se cruza de brazos. El jefe no parece estar interesado en analizar mi indumentaria hoy, a juzgar por su mirada parece que quiere conocer hasta el secreto más profundo de mi alma.

Ca-ra-jo. Deja de mirarme.

— ¿Y qué es esa otra cosa que quieres, niño?

—Uhm... Yo... Bueno, he visto en Internet... Quiero decir, no significa que yo haya investigado acerca de usted ni nada parecido–

—Niño, ve al punto —solicita cuando me interrumpe.

—Quiero un autógrafo de Agust D. Que diga algo así como "Para Jeon Jungkook, con todo mi amor".

Cuando Seokjin sonríe al oírme, el alivio me invade de inmediato y el aire que ni siquiera sabía que contenía, sale de mis labios en un suspiro tembloroso y disimulado.

— ¿Es una broma? —Cuestiona, con una mueca simpática en su carnosa boca.

—No...

Suspira con aparente resignación y se quita las gafas.

— ¿De verdad esperas que crea que vas a dejar de lado treinta mil dólares por el autógrafo de un rapero? —El matiz que utiliza desborda de sarcasmo, y eso me saca de mis casillas.

—Usted confía en mí —afirmo con toda seguridad y automáticamente él frunce el ceño—. Se toma todos los cafés que le traigo sin cuestionar ni revisar. Si yo fuera una mala e interesada persona como usted cree que lo soy, orinaría en su bebida.

Mis vulgares y desagradables dichos ocasionan que mi jefe se ahogue con su propia saliva. Me veo obligado a reprimir una risa satisfactoria. Al fin, pude ponerlo en jaque.

—Puedo ver que... Tienes un punto, niño —comenta luego de beber un sorbo de agua—. Aunque hubiera preferido que omitieras ese comentario bizarro.

—Lo siento. Pero usted necesitaba entender por las buenas o por las malas.

—Veré qué puedo hacer —dice con aire relajado.

Mis cejas se levantan al instante.

— ¿"Verá qué puede hacer"? —Repito, pronunciando lentamente cada palabra y controlando mi enfado.

El estupor recorre el rostro del jefe y sus párpados se ensanchan mientras continúa mirándome.

Jaque, de nuevo. ¿Quién es el nene ahora?

—Ya veo, eres un niño muy riguroso —espeta con una mueca llena de ironía.

—A veces. ¿Puedo hacer algo más por usted?

—Oh, sí. Cierra la puerta cuando salgas.

—Será un placer.

Cuando me doy la vuelta, puedo sentir su mirada sobre mí. Mejor dicho, puedo notar sin siquiera mirarle que él está examinando el tamaño de mi trasero y probablemente criticando en su mente mi elección de traje. Ah, Kim Seokjin es un ser despiadado. Por un momento incluso considero la posibilidad de caminar de espaldas para que él no me mire el maldito culo.

En lugar de eso, trato de deslizarme lo más rápido posible hacia la seguridad de mi mesa.

Apenas apoyo mi peso en la silla y me dispongo a buscar el número telefónico de la florista, alguien arriba a la oficina.

Y no alguien común y corriente. Es Kang Yunbi.

Ca-ra-jo. Es la chica más hermosa que he visto en toda mi vida. Incluso es más perfecta en persona que en fotos. Lleva puesto un sencillo suéter de cachemir turquesa que parece hecho de nubes, un jean que se ajusta a sus increíbles piernas y por la espalda le cae una brillante y atractiva melena castaña.

Y lo que más me sorprende, sin duda, es que ella no está usando tacones. Sus pies están protegidos por unas blanquecinas y deportivas Adidas.

Cuando se posiciona frente a mi escritorio luego de saludar a Nahyun, quiero abofetearme por no poder cerrar la boca ni controlar mi expresión embelesada. Por mis facciones actuales, cualquiera podría asegurar que he visto a un ángel o un fantasma.

— ¡Hola! Tú debes ser Jungkook, ¿verdad?

Asiento, incapaz de replicarle con palabras.

—Encantada de conocerte, cielo. Me llamo Yunbi. —Dice, y me extiende su mano.

Por mi mente pasan un millón de contestaciones a su amable gesto: cortarme la mano y entregársela como ofrenda, arrodillarme ante ella o simplemente corresponder al suave apretón como una persona normal.

Elijo la tercera opción. Aunque la primera estuvo a punto de ganar.

Creo que la he asustado con mis actitudes dignas de un sociópata. Por eso mismo, me dedica una suave mirada antes de adentrarse en la oficina de su prometido.

No puedo entender qué hace una mujer tan simpática y dulce al lado de un ogro mandón como Kim Seokjin. ¡Y tampoco puedo creer cómo él se atreve a ponerle cuernos! Otra razón para detestarlo.

—Tu rostro parece un tomate —Nahyun se burla una vez que Yunbi cierra las puertas—. Pensé que no la conocías.

—La conocí anoche. Quiero decir– encontré su Instagram.

—Oh, no quiero preguntar lo que hiciste con todas esas fotos.

— ¡Yo no me masturbo!

— ¡Shhhhh! —Frunce el ceño rápidamente y luego niega con la cabeza—. Eres todo un caso, Jeon Jungkook.

—Pero... Al menos soy lindo.

Nahyun suelta una risa sarcástica y se levanta.

—Solo para que sepas, no eres mi tipo. Eres muy pequeño —comenta, restándole importancia al asunto—. Y no es correcto salir con tus colegas.

Es automático: cuando Nahyun dice aquello, la imagen de Seokjin y Hoseok golpea contra mi mente. Tengo que morderme la lengua para contestarle con otra pregunta: "¿entonces es correcto follar con tus colegas?"

Me dispongo a hacer mi trabajo y llevar a cabo todas las órdenes que el jefe me encargó. Sin embargo, unos veinte minutos después, Seokjin reaparece con más mandatos: esta vez, me pide que vaya a buscar más café para él y un batido de fresas para Yunbi. Así que eso mismo hago.

Una vez que regreso, entro al despacho y me encuentro con Seokjin y Yunbi sentados juntos mientras miran unas carpetas. Dejo las bebidas frente a ellos con cuidado, porque lo único que necesito ahora es ser torpe y volcar todo.

—Gracias, cielo —la adorable mujer me espeta, y yo le sonrío en respuesta.

Veo que ella le da un golpecito en la pierna a su novio.

—Gracias, Jungkook —el jefe dice por obligación—. ¿Hablaste con la asistente de Taehyung?

—Sí. Él llamará a las once en punto.

—Perfecto. Eso es todo, te puedes ir.

Obedezco, pero por dentro estoy gritando. Kim Seokjin acaba de darme las gracias y de llamarme por mi nombre. Por primera vez, no fui "niño". Dios te bendiga, Kang Yunbi.

La llamada de Kim Taehyung terminó siendo una videoconferencia que duró aproximadamente cuarenta minutos. Una vez que finalizó, Yunbi se retiró del edificio e incluso efectuó una leve referencia frente a mí y también frente a Nahyun. ¡Es un ángel! Ese puerco no la merece.

Seokjin le entrega una carpeta a Nahyun con la lista de invitados que él, su prometida y Taehyung acordaron, y ella le dice que se encargará de hacer llegar las respectivas invitaciones. Luego, él nos comunica que tendrá una pequeña reunión con Hoseok.

Seguro, una pequeña reunión. Claro que sí.

Jung Hoseok pasa por delante de nosotros para adentrarse al despacho del jefe; saluda a mi compañera, pero a mí no. Ni siquiera se molestó en mirarme. No necesito ser un genio para deducir que está incómodo y quizás avergonzado, pero, ¿realmente es la manera de sobrellevar todo esto?, ¿ignorándome? Pensé que yo le había caído bien.

La tarde se pasa volando en medio de llamados, trámites, cafés y paquetes que entregar. De hecho, pasé varias horas en el departamento de arte haciendo nada más que anotar las especificaciones que Seokjin dictaba; se la pasó criticando cada conjunto de letras y diversos colores que le enseñaban para publicar en el número de Navidad, lo cual consiguió estresarme. Él encontraba una falla en absolutamente todo. Nada parecía satisfacerlo.

En mi receso de diez minutos chequeo mi teléfono y llego a sentirme algo culpable por no haber tenido el tiempo suficiente para charlar con mi madrastra; sin embargo, como hoy no tengo planes, decido que la llamaré apenas llegue a casa.

—Eso fue un desastre, esta gente no tiene registrado el concepto de innovación. ¿Verde y rojo para navidad?, ¿es en serio o me vieron la cara de estúpido? Por Dios, debería reducirles su sueldo —Seokjin continúa quejándose mientras recorremos el extenso corredor de regreso a su despacho. Abro la puerta para que él siga avanzando—. Escúchame, niño, quiero que mañana a primera hora vayas a buscar el libro al departamento de arte y no dejes que te den excusas de nada. Lo traes a mi despacho con mi café y yo me encargaré.

—Sí —asiento, mientras anoto en mi libreta todas las exigencias—. ¿Se le ofrece un café ahora?

Seokjin suspira con aparente cansancio y chequea el Rolex en su muñeca derecha.

—No, ya es tarde —contesta—. ¿Qué harás esta noche?

La pregunta que suelta con tanta naturalidad me deja petrificado. Lo veo sentarse en su silla giratoria y al parecer no ha reparado en mi imprevisto cortocircuito mental.

—Uhm, ir a casa, comer kimchi y hablar con mi mamá. Bueno, con mi madrastra.

Seokjin deja escapar una risa y me observa.

— ¿Puedo preguntar por qué usted preguntó aquello? —Cuestiono, notificando lo ridículo que suena eso viniendo de mi parte.

—Quiero invitarte a una cena muy especial —habla, dejándome apreciar la intensidad controlada que su mirada desprende. Sin embargo, él parece... ¿Entusiasmado?

No lo sé. Kim Seokjin es un hombre muy difícil de leer.

— ¿Una... cena? —La confusión me arrolla y mis cejas frunciéndose son la prueba de que no logro descifrar sus intenciones.

Entre nosotros se impone un silencio denso, expectante y cargado de misterio. Él, de todas formas, se toma su tiempo para terminar de firmar algo antes de contestarme, y su voz suena más serena que nunca.

—Sí, una cena —asegura con franqueza—. Tú y yo.

Opaaaaa
¿Que creen que pasará ahora que Seokjin invito a Jungkook a una cena?
¿Tendrá buenas intenciones o será solo una pantomima para engañarlo?

Continue Reading

You'll Also Like

6.2K 801 17
Solo en la ciudad de Baltimore, tras la espantada de su amante, el agente federal Kim SeokJin descarga su frustraciรณn sobre todo el que se cruza en s...
243K 38.7K 49
Un chico ciego que conoce el mundo a travรฉs de los ojos de un delincuente. โ—• Errores de ortografรญa y de narraciรณn. โ—• Historia totalmente de mi autorรญ...
256K 36.7K 93
Kim SeokJin tiene 24 aรฑos, trabajador de uno de los nigth club mรกs prestigioso de su ciudad. Kim SeokJin tiene una doble vida y muchos clientes impo...
83.8K 10K 32
ยฟKim SeokJin? Ese chico, deseaba y anhelaba que fuese mi pareja pero.. Existรญa... ยฟKim NamJoon? Uno de mis mayores contrincantes y enemigos. No le t...