Eremika Week 2021

By eremimi

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Del día 1 al 6 de la eremika week 2021. Originalmente en inglés, resubido para mi disfrute porque me gustó es... More

Nuestro hogar
Una y otra vez
Primer encuentro
Lovers on venus
Warm

Sinful

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By eremimi

Japón, 1900. Ya no parecía un lugar que no quería extranjeros. Las cosas habían cambiado y gente de todas partes del mundo pasaban por ese maravilloso paía, que era un misterio hace no mucho tiempo. La modernidad llegó a pasos agigantados, viejas tradiciones se mezclaban con las nuevas y muchos tratos se estaban haciendo para el comienzo de una nueva ciudad de Tokio. La capital del mañana, que realmente era un mix y un lugar para que cualquiera se enamore inmediatamente.





Ginza de noche. Todos los días había nuevos edificios, de diferentes estilos que no recordaban para nada a lo que todo era hace unos años. Los teatros estaban llenos, con producciones no solo en japonés sino también en inglés, todos podían disfrutar una agradable velada.





Dos amigos en un teatro, los personajes principales esa noche, incluso si no lo sabían.





La actuación había durado más de lo que esperaban así que no fue una sorpresa cuando vieron que la muchedumbre se agolpaba para salir, haciendo que ellos esperaran un poco más dentro, obviamente no querían pasar por ese bullicio solo para salir. Ni Eren ni Mikasa estaban apurados... ¿no? Se quedaron en sus asientos, solamente observando el escenario vacío. Él llevaba puesto un traje negro con zapatos de cuero mientras que ella llevaba un iromuji azul (un tipo de kimono) con botas acordonadas de estilo occidental, un regalo de su amigo que la hacer ver diferente a otras japonesas. Pero Mikasa no las usaba por eso, las botas eran muy cómodas, mucho más que las sandalias que solía usar.





Eren había llegado a Japón hace seis meses, su padre estaba haciendo unos tratos en Yokohama, así que lo dejó con buenas familias de Tokio. Le había dicho que disfrutara el tiempo que le quedaba antes de volver a Europa. Ella lo había conocido en su fiesta de bienvenida, forzada por sus padres a ir, y habían sido inseparables desde entonces. De alguna forma, realmente se entendieron rápidamente y tenían muchas cosas de qué hablar y, al mismo tiempo, disfrutaban mucho del silencio. Como ahora, no era extraño ni fuera de lugar. Mikasa siempre se había sentido sola y siempre le costaba horrores conocer gente nueva, fue una enorme sorpresa ver cuán cercanos se habían vuelto en poco tiempo.





-Ya nos podemos ir.





Son tan cercanos que los padres de la chica le dieron permiso para ir al teatro sola con él, con la condición de volver a una hora decente, escoltada por su acompañante. Era casi medianoche, probablemente no una hora decente pero no era su culpa. De todas formas a Mikasa no le importaba lo que sus padres pudieran pensar, más que nada porque Eren volvería a Europa en cualquier momento y ambos querían atesorar los últimos momentos que les quedan.





La noche era hermosa y no había demasiada gente. Tokio de noche es muy diferente a lo usual, tomando en cuanto que no estaba acompañada por ningún chaperón... ese no era el trato que había hecho con sus padres, en realidad, pero nunca iban a saberlo.





-¿Disfrutaste la obra? -estaban lado a lado, mirando al frente.





-Fue maravillosa. Las escenas me dejaron sin habla y no quería que termine -puso sus manos en el pecho, conmovida. -Cuando la protagonista dice "quiero compartir el peso de tus pecados"... fue tan real y trágico, bastante romántico también.





Queriendo reír pero sin atreverse, Eren simplemente la miró con una sonrisa. -Así que eso es lo que dice en la parte en la que casi todo el mundo lloró -la obra estaba en japonés pero Mikasa tenía tantos deseos de ir que a él no le importó el idioma así que, si, era el único occidental ahí pero no importó, solamente quería pasarla bien. Quería que ella la pase bien.





-Es una lástima que no pudiste entender ni una palabra.





-Ah, entendí muchas palabras... como "hai", por ejemplo y... -se rascó la cabeza, buscando en sus recuerdos algo más. -Bueno, eso nomás.





-Seis meses en Japón y ni siquiera puede ordenar comida en japonés -Mikasa rió, cubriendo su boca con sus manos.





-Estaba demasiado ocupado con tu presencia, lo lamento -ambos estaban sonriendo y, sin notarlo, cada vez más cerca.





-Te voy a extrañar cuando te vayas -le agarró el brazo, haciendo que se sonroje, pero Eren intentó mantener la compostura y le sonrió con cierta satisfacción.





-¿Llorarás todas las noches?





Mikasa lo golpeó suavemente. -Te hablo en serio.





Se miraron intensamente, como nunca. Tal vez era la noche, la luz de la luna o el kimono azul que hacía que Mikasa se viera más hermosa de lo que recordaba... y quería abrazarla. Cada vez que está con Mikasa es igual: se tiene que contener y no pensar mucho en eso. Pero esta es la noche, la noche que Eren quería y la noche que preparó. Pararon de caminar, de repente.





-Mikasa -su nombre sonaba demasiado bien viniendo de sus labios. -¿Puedo abrazarte?





Y Mikasa sabía que tenía que decir que no, que no era correcto, era inadecuado. Eran simplemente amigos y debía quedarse de esa forma. Ambos tenían obligaciones con otras personas y aquello estaba mal. Era medianoche y ahí estaba ella, con un hombre a solas, en total oscuridad.





Mikasa tenía que decir que no.





-Sí.





Pero no quería.





El repentino abordaje hizo que se diera cuenta que, tal vez y solo tal vez, se esaba volviendo a Europa antes de lo que pensaba y que esto era una despedida. Estaba bien, los amigos se abrazan, es normal. Eren la abrazó de la cintura y la hizo saltar un poco porque no lo esperaba, y aún así no se sentía erróneo. Mariposas revoloteaban en su interior, y ella lo sostuvo de los brazos, sin estar segura de si debía acercarlo o alejarlo. Sus ojos grises se veían más grandes que nunca, sorprendida y Eren miraba específicamente a los labios de Mikasa, perdido en la lujuria, sabiendo lo que pasaría.





-Te irás -asintió. -¿Cuándo?





-Escucha, Mikasa, no he sido honesto esta noche -estaba perpleja. -Tengo una confesión que hacer.





¿Estaba jugando con ella? No podía esperar por mucho tiempo más, necesitaba saber qué estaba pasando.





Pero se tomaba su tiempo, lo que la impacientaba. "Dios, Eren, solo dilo".





-Mi barco zarpa en dos horas.





Estaba sin palabras. Aún abrazados, sostuvo el agarre con mayor fuerza, como si no quisiera que se marchara. No era lo que ella esperaba.





-¿Por qué no me lo dijiste antes? Podríamos haber hecho una fiesta de despedida y...





La interrumpió con una risa sarcástica. -¿Estás loca? ¿No te parece que hay una razón por la que estoy diciéndote esto ahora?





-No me lo digas, por favor, no quiero oirlo -Mikasa intentó, en vano,zafarse de su agarre pero Eren la sostenía con firmeza.





-Lo siento pero necesitas oír esta confesión, es más significativa que la primera -se miraban a los ojos intensamente, no había nada que detuviera el momento. -Estos seis meses con tu presencia han sido espléndidos, no podría pedir por una mejor amiga pero...





-¿Pero?





Eren bajó su cabeza, haciendo que sus frente chocaran. Mikasa se sonrojó violentamente, sin saber qué hacer.





-No te veo como una amiga... -su respiración le hacía cosquillas. -Estoy enamorado de ti.





-No... te lo ruego -su voz era débil pero él la oyó perfectamente. -Estamos comprometidos... con otras personas.





Era verdad. Cuando se conocieron, ambos hablaron de eso: de como Eren estaba comprometido a una mujer inglesa y Mikasa comprometida con un hombre chino. De todas formas, no volvieron a hablar del tema, pero no cambiaba el hecho de que todavía estaban comprometidos, incluso ahora con esta cercanía, en el medio de la noche.





-No me podría importar menos. Ni siquiera conocemos a esas personas.





-¡Qué estupidez! Eren, estás siendo ridículo, por favor, déjame ir.





-¿No me quieres? -Mikasa abrió su boca pero nada salió, ¿qué podía decir? Y nada que pudiera decir cambiaría el hecho de que sus labios se estaba acercando a los de ella. Fue un torpe pero hambriento beso. Ninguno de los dos sabía cómo besa apropiadamente, simplemente abrieron sus bocas, sus lenguas se tocaron, Mikasa contenía sus gemidos, tapados con su respiración agitada, como si no quisiera que supiera que lo estaba disfrutando. Él gruñó y la acercó cada vez más y más, queriendo mezclarse con ella. Ella lo abrazaba con locura, en un estado desquiciado y era la evidencia que él necesitaba. Cuando se apartaron, Eren comenzó a reírse burlonamente.





-También me quieres -lo repitió, muerto de risa, mientras que ella escondió su cara en su pecho, avergonzada.





-¿Y qué?





Se quedaron en silencio, pero no por mucho tiempo.





-Te compré un ticket también -Mikasa se separó abruptamente, totalmente confundida. -Si lo deseas, nos podemos ir.





La propuesta era tentadora. ¿Dejar Tokio, su familia, sus amigos... por él? Cualquier otro día hubiese dicho que no pero esos ojos esmeralda le estaban dando vértigo y un futuro juntos lejos de Japón. Era el tipo de oportunidad que ocurre solo una vez y si la perdía, tal vez luego se arrepentiría.





-No pienses en lo que tus padres van a pensar o decir o lo que pueda decir cualquiera. Este es el momento -le acarició suavemente una mejilla, con amor. -Si quieres que te deje sola, te dejo. Si quieres que huya contigo, huyo contigo.





Mikasa sabía que tenía que decir que no. Mikasa sabiá que debía pensar en su familia, en su prometido cuyo rostro era un misterio para ella. Mikasa sabía que debía pensar en sus obligaciones.





-Sí.





Pero lo quería. Lo quiere.





Lo quería demasiado, lo amaba profundamente.






Al igual que él.





-Vayamos a cualquier lugar porque... -rió un poco, sintiéndose un poco tonta, como si lo que acababa de pasar no le dio casi un ataque al corazón -quiero compartir el peso de tus pecados.





La cara de Eren mostraba felicidad y no pudo evitar besarla una vez más. Esta vez, con calma. Ella le correspondió mientras sonreía. No les importaba a dónde el barco lo llevaría o el hecho de que no llevaban equipaje. El destino los había unido así que el destino los ayudaría.





-Huyamos.

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