La lista || Terminada

By MsMistery19

382K 24.2K 13.8K

Nuestra historia empezó con un trato entre ambas. Un beneficio para las dos, un sentimiento disfrazado hacién... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Final
Epílogo
Epílogo extra

Capítulo 20

12K 653 392
By MsMistery19

Te dí una flor en símbolo de nuestro amor, no pensé que se marchitaría tan pronto.

Pov Poché

+18

Jadeé sintiendo cómo caía en el averno incendiando cada célula de mi cuerpo, los labios de Calle se movían con agresividad, posesión y furia, devorando mi boca sin piedad, dejándome en las nubes totalmente embriagada y con ganas de más.

Gruñí mordiendo su labio inferior con fiereza, sintiendo sus manos apretar mis pechos con rudeza, tomando mis pequeños pezones erectos entre sus dedos y jalarlos, causando un dolor doloroso y excitante.

Clavé mis uñas con vigor en su espalda desnuda, jadeó en mi boca y clavó sus dedos en mis piernas, sintiendo cómo poseía mi cuello y lamía su extensión cómo si se tratase de un dulce.

— Odio cómo reacciono ante ti.— Masculló dejando besos con impaciencia en mi cuello.

Sentí sus dientes clavarse en mi hombro, eché mi cabeza hacia atrás soltando un pequeño gemido de dolor, sintiendo punzadas sinuosas en mi vagina con ricura.

Sentí su lengua lamer el lóbulo de mi oreja.— Pero odio más no cogerte a cada maldito instante.— Añadió con posesión.

En un ágil movimiento estaba bajandome del pupitre, girando mi cuerpo y aprisionar mi espalda contra su cuerpo. Gemí aferrandome al pupitre, mordí mi labio restregando mi culo contra su pelvis.

— Cógeme, Calle.— Pedí con un tono de voz tan dócil y necesitado que me impresionaba.

Sentí la respiración pesada de Daniela en mi oído, sus manos se dirigieron al broche de mi pantalón quitandolo, mi short fue deslizado de un tirón.

— Cállate.— Exigió Calle rodeando su mano en mi garganta.

— No quiero.— La reté jadeante, sintiendo su mano en mi garganta, restregando mi culo contra ella.

—¡Silencio!— Espetó dándome un nalgada que dejó mi culo ardiendo, gemí.

—¡No!— Respondí sintiendo la cara caliente, mi humedad más abundante entre mis piernas.

Apreté los dedos que rodeaban el pupitre al sentir otra nalgada, está vez más fuerte, sentí mi respiración agitada mordiendo mí labio inferior.

—¿Quién manda aquí?— Susurró endemoniadamente sexy, jalando el lóbulo de mi oreja con sus dientes.

— Yo.— Contesté con una sonrisa traviesa, gemí excitada al sentir otra nalgada en mi culo, está vez más doliente junto un apretón.

— No juegues, Poché.— Gruñó Calle lamiendo la extensión de mi cuello con su lengua.

—¡Maldita!— Grité en un gemido ahogado al sentir otra nalgada, me aferré al pupitre sintiendo mis nalgas arder.

— Dime quién manda aquí y voy a cogerte, Garzón.— Aquellas palabras hicieron temblar mi cuerpo de excitación, tragué grueso.

—¡Tú! ¡Tú mandas! ¡Pero cógeme de una puta vez!— Exigí con mi corazón desbocado y mi clítoris necesitado.

No hubo respuesta, solo sentí cómo Daniela tomaba mis manos del pupitre y las llevaba a mi espalda, sentí cómo las amarraba con no sé que dejándome inmóvil, abrió mis piernas con sus pies y me dejó expuesta al quitar mi única prenda, el bikini del traje de baño.

— Me encanta ver tu culo a mi disposición.— Sus manos acariciaron mi trasero, sus dedos rozando mi humedad.

Hice una mueca de dolor sintiendo cómo dejaba otra nalgada en la misma zona que ardía, pero aquel dolor solo me mojaba más y me ponía tan caliente.

— Joder si.— Gemí al sentir sus dedos entrar en mi.

Calle tomó mis manos atadas y empezó a cogerme con sus dedos sin piedad, entraba y salía con salvajismo en mi interior mojado.

Yo no podía evitar gemir su nombre sin algún control racional en mi cuerpo, simplemente me dejaba llevar por la ricura que sentía.

—¡Aaah! ¡Más duro!— Gimoteé con poca voz.

Mis muñecas estaban adoloridas, pero no me importaba cuando Calle estaba tan salvaje, eso me fascinaba.

La castaña atrás de mi hizo caso, gruñendo excitada y metiendo un tercer dedo que hizo mis piernas temblar.

Calle me tomó del cabello y me hizo alzar mi cabeza, entrando más profundo en mi, puse los ojos en blanco gimiendo sin pudor, moviendo mi culo contra sus dedos, mi humedad chorreando con abundancia.

Su mano jalaba mi cabello, mientras sus tres dedos me cogían con tanta maldita experiencia que no podía mencionar palabra alguna, de mi boca solo salían gemidos y jadeos totalmente agitados y pertenecientes a la castaña que me cogía tan rico y duro.

— Cómo me encanta cogerte maldita sea.— Aquellas palabras parecían hechizadas con su voz totalmente excitada y gutural.

—¡Aaah! ¡Calle!

Sentía esa sensación en mi vientre crecer, un cosquilleo me recorría de la punta de mis pies y se centraba en mi vientre, en dónde mi entrada se apretaba alrededor de los dedos de Calle.

El detonante fue cuando Daniela soltaba mi cabello y acariciaba mi clítoris empapado e hinchado, apreté mis puños atados y cerré los ojos con fuerza.

— Oh Dios... ¡Oh Dios!— Un fuerte gemido abandonó mis labios, diciendo murmullos incoherentes del placer.

Sentí cómo el orgasmo arrasaba conmigo y sentí mis piernas temblar, Calle me sostuvo de la cintura con fuerza totalmente jadeante y agitada, mis mejillas calientes y el corazón desbocado.

— No termine aún.— Murmuró Daniela a mis espaldas.

En un ágil movimiento Calle sacaba sus dedos de mi interior, girando mi cuerpo y subiendome sobre el pupitre de nuevo, chupó sus dedos con mirada endemoniada. Todo pasaba muy rápido para mí, no podía hacer nada cuando mis manos estaban detrás de mi espalda atadas.

— Santo cielo...— Susurré abriendo mis piernas para la castaña frente a mi.

Llené de aire mis pulmones viendo cómo Daniela se arrodillaba enfrente de mi, subió mi pierna a su hombro y un gritito de placer abandonó mis labios cuándo dejó un lametazo a mi clítoris sensible.

— Calle... Y-yo-... No puedo.— Hablé con poca respiración, Daniela me vió desde abajo con deseo.

— Puedes y te vas a correr en mi boca ahora mismo.— Exigió, aferrándose a mis piernas y hundir su cabeza en mi vagina.

Eché mi cabeza hacia aferrandome al pupitre, clavé el talón de mi pie en su espalda sintiendo la aterciopelada lengua de Calle mamar mi clítoris cómo si fuese su paleta favorita.

Mi excitación había aumentado niveles desconocidos y gimoteaba con el sudor recorriendo mi cuello, mi pecho subiendo y bajando con rapidez, sintiendo las uñas de Daniela clavarse en mi culo desnudo.

— Que rico sabes.— Dijo en un gruñido excitado.

Mordí mi labio inferior y sentí sus dedos penetrarme otra vez, su boca chupaba cada rincón de mi vagina y embullía cada gota de mi humedad.

Me aferré al pupitre y sollocé de placer sintiendo cómo Daniela encontraba un punto con sus dedos que me hacía delirar de deseo.

— Ahí, no pares.— Gemí mordiendo mí labio inferior con violencia intentando detener mis gemidos.

Gimoteé y empecé a mover mis caderas con fuerza contra la barbilla de Calle, ella gruñía y su mano libre apretaba mi cintura con fuerza, deslizandola y tocarse ella misma, aquella vista era una puta delicia.

—¡Joder si! ¡Que delicia!

No pasó mucho tiempo cuándo lo sentí de nuevo, mi vientre contrayéndose, mi respiración más errática, mi corazón desbocado, apreté los ojos con fuerza y me corrí en la boca de Daniela soltando un fuerte gemido.

El orgasmo arrasó conmigo por segunda vez, empapando mis muslos, mi entrada y mi ano, sintiendo mi vagina palpitante. Me desparrame en el pupitre jadeante, sudada, atada y agitada. Calle tragó cada gota de mis jugos y se puso de pie.

La observé y estaba con las mejillas coloradas, sus labios mojados y cabello revuelto, gimiendo y contrayendo su abdomen al tocar su clítoris con sus dedos.

Sus ojos oscuros me vieron con perversión, mientras se masturbaba enfrente de mi, las manos me picaban por tocarla, pero no podía hacerlo porque seguía atada.

Calle no tardó mucho y dió un gruñido jadeante, echando su cabeza hacia atrás teniendo su orgasmo, tragué grueso al ver esa imagen tan exquisita.

Sacó sus dedos de su interior y se acercó a mi, sus labios mojados haciéndola ver tremendamente candente.

— Pruebame.— Ordenó, posando sus dedos mojados enfrente de mi.

Muy obediente tomé sus dedos con mi boca, mi lengua envolviéndose en ellos sintiendo su delicioso sabor, sacó sus dedos y se acercó a mi dejando un beso invasivo en mis labios, percibiendo el sabor de mis jugos y los suyos en el, suspiré y me separé de ella.

— Eres mía, insoportable peliazul.— Susurró tomando mi rostro, sonreí sin poder contenerlo viendo sus ojos avellanas.

—¿Me desatas?— Dije con inocencia, Calle soltó una risita entredientes y con cuidado desató mis manos.

— No creo que tenga arreglo.— Rodé los ojos viendo cómo en su dedo colgaba el sostén de mi traje de baño.

Le quité la prenda rápidamente, mirando cómo estaba totalmente rota. ¿Cómo me había amarrado con ésto? No lo sabía pero fue algo muy diferente para mí.

— No sé cómo harás pero no saldré de aquí con mis pechos al aire.— Mencioné con voz obvia, una sonrisa pícara adornó el rostro de Calle.

—¿Y qué se supone qué haga?— Inquirió divertida, alejándose de mi, rodé los ojos.

—¿Quieres que salga así afuera?— Repliqué alzando una ceja, ella tensó la mandíbula.

— Sobre mi cadáver te ven.— Amenazó con voz seria, sonreí sastifecha.

— Entonces busca con que cubrirme.— Hablé con voz inocente, Daniela resopló.

Me bajé del pupitre y sentí mis piernas temblar, me sostuve del pupitre unos momentos, alcé mi vista y Daniela tenía una sonrisa triunfante en la cara.

— No es gracioso, idiota.— Dije haciendo una pequeña mueca, sintiéndome incómoda por la humedad entre mis piernas.

— Es satisfactorio dejarte con las piernas temblando.— Contestó cruzándose de brazos, la ví mal y ella rió.

Apreté los labios para no sonreír, si era satisfactorio, pero nunca se lo diría.

Busqué mi ropa y empecé a vestirme bajo su atenta mirada, terminé de poner mi bikini y short y me encontré con sus ojos avellanas.

—¿Cómo saldremos de aquí?— Pregunté señalando mis pechos, Calle sonrió y se acercó a mi.

— Te cargaré, tapas tus pechos con los míos, mientras buscamos a las chicas.— Arrugué la cara ante su mal plan.

No portabamos teléfonos, Calle solo tenía su short y su traje de baño arriba, yo estaba igual, o lo estaba antes de que la salvaje lo rompiera y me dejara con los pechos al aire.

— No es buena idea, mejor te espero y me traes mi camiseta.— Contesté alzando mis cejas, Calle me vió mal.

— No te dejare aquí semidesnuda con tanto pitos parados.— Informó rodando los ojos, bufé.

— Está bien, vamos.— Acepté rendida, no íbamos a salir nunca si seguíamos discutiendo.

Calle se acercó a mi y me tomó de la cintura, di un pequeño salto y enredé mis piernas en su cintura, rodeé mis brazos alrededor de su cuello, mientras intentaba cubrir mis pechos con mis brazos.

—¿Podemos hablar?— Pregunté tímidamente, saliendo de aquella aula.

— Poché...— Murmuró Calle en un suspiro.

— Lo siento, ¿Si?— Me disculpé avergonzada.— No sabía que pensar cuando confesaste que te gustaba, no soy experta en confesiones, Calle. Nunca nadie lo hizo.— Confesé bajando la mirada a su cuello.

— Me heriste.— Confesó parando sus pasos, tomando mi mentón con sus dedos para verla.

— Lo sé y lo siento.— Musité viendo sus ojos.— Pero tú también me gustas.— Admití sintiendo mis mejillas coloradas.

—¿De verdad?— Inquirió Calle con una pequeña sonrisa, asentí con mi cabeza.

— Si no fuera así no te lo diría, tonta.— Contesté con voz obvia, rodando los ojos.

— Ya lo sabía de todas formas.— Habló engreída, retomando sus pasos.

— Boba...— Murmuré sacando una risita de sus labios.

— Me gustas, Poché.— Reveló con una seriedad que me estremecía por completo.

— Y tú me gustas a mi.— Respondí desviando la vista, su mirada me ponía nerviosa.

—¿Y ahora qué?— Soltó con diversión, tomando mis nalgas y subirme un poco más en su cintura.

— Debes invitarme a una cita.— Arrojé burlona, Calle enchinó los ojos deteniendo el paso.

—¿Y por qué yo?— Preguntó alzando una ceja, reí.

— Porque si.— Contesté ladeando la cabeza con una sonrisa inocente.

—¿Aceptas salir conmigo?— Soltó dejándome sin palabras, sonreí sonrojada.

— Acepto.— Dije sacando una sonrisa de su parte.— Con la condición de que llenes mis expectativas.— Agregué con altivez y diversión.

—¿Aparte de tener el privilegio de yo invitarte a salir tengo que llenar tus expectativas?— Replicó con tono de voz engreído, volviendo a caminar.

— Así es, engreída.— Contesté arrugando la nariz.— Así que ve pensando porque será este sábado.— Añadí con una sonrisa pícara.

— Eres insoportable, ¿Sabías?— Mencionó rodando los ojos, fingí indignación.

— Y tú eres una engreída.— Repliqué apuntandola con mi dedo índice.

— Y tú eres hermosa.— Soltó viéndome con ojos brillantes, me escondí en su cuello tímida, ella rió.

— Tonta.— Mencioné saliendo de mi escondite y sacarle la lengua.

— Puedo ser tu tonta.— Susurró sobre mis labios.

—¡Yaaa! ¡Me sonrojas!— Exclamé tapando mi rostro con su cuello, ella soltó una risita.

Después de caminar por los pasillos vacíos, llegamos hasta donde estaban las chicas, por suerte no nos encontramos con ningún profesor.

Laura con una sonrisa pícara me pasó la camiseta, Paula alzaba sus cejas pícaramente y Valentina me veía con una sonrisa burlona. Me puse la camiseta y observé a Calle.

—¿Me bajas?— Pregunté viéndola, ya que seguía arriba de ella cómo un koala.

—¿Y si no quiero?— Replicó apretando mi trasero, fruncí los labios ya que sentía mi trasero adolorido.

— Deja mi trasero en paz, de por sí me duele.— Murmuré en un bufido, Calle sonrió arrogante.

— Nadie dijo que te portaras mal.— Replicó alzando una ceja, abrí y cerré mi boca sonrojada.

— Ush.— Soltó Paula que al parecer estaba de chismosa.

Calle soltó una risita y me dejó en el suelo otra vez, dejó un beso en la comisura de mi boca y se alejó guiñándome un ojo.

— Te llamo.— Avisó antes de perderse de mi campo de visión.

—¡Que perra mi amiga!— Gritó Laura emocionada, solté una corta carcajada.

— Mana, te dieron cómo cajón que no cierra.— Paula movía su cabeza lentamente con los labios fruncidos, relamí mis labios acercandome a ellas, sintiendo estragos en mis piernas.

— Solo hablamos.— Mentí inclinando la cabeza hacia un lado, las chicas soltaron una carcajada.

— Uy si, hablar.— Soltó Laura sarcástica, enchiné mis ojos.

— Por eso Calle tiene la espalda arañada y tú caminas cómo Bambi recién nacido.— Acotó Paula soltando una carcajada.

Automáticamente mi vista buscó a Calle, la observé a unos cuantos metros, estaba platicando con Dallas muy animada. Mi vista bajó a su espalda y efectivamente, tenía marcas de líneas rojas y algo profundas en su espalda.

— Era coger no la pasión de Cristo, chihuahua promiscuo.— Soltó Valentina burlona, las chicas rieron.

— Déjenme en paz.— Regañé con fingida molestia, aunque en realidad todo esto me divertía.

—¡Buuu!

— Mejor díganme cómo va el negocio.— Pedí tomando la caja de metal en dónde teníamos el dinero.

— Paula le mostró las tetas falsas a los clientes, se fueron satisfechos.— Explicó Laura sonriente, aplaudiendo.

— No cambies el tema, Garzón.— Soltó Paula, bufé.—¿A qué llegaron con Calle?— Inquirió expectante, las chicas estaban igual, suspiré y sonreí.

— Tenemos una cita el sábado.— Arrojé sintiéndome emocionada.

—¡Ahuevooo!— Celebró Paula dando golpes en la mesa de plástico.

— Cómo crecen, marica.— Lloriqueaba Laura.—¿Te acuerdas cuándo ni quería coger? Ahora camina raro.— Abrí mi boca ofendida.

—¡Hey!— Me quejé dándole un golpe en su hombro, ella rió divertida.

— Ya era hora de que consigueras pareja, minion.— Comentó mi hermana, acercándose a Laura.

— Tú ven conmigo.— La jalé de la muñeca escuchando quejas por su parte.

—¿Qué pasa?— Inquirió Valentina intrigada, suspiré.

— Perdóname por la pelea de aquél día, la aparición de mamá y se hombre revolvió cosas.— Confesé avergonzada por mi comportamiento.— Pero no quiero que perdamos el lazo que hemos creado ahora cómo hermanas.— Agregué con una pequeña sonrisa cálida.

— Ven acá, chihuahua rabioso.— Valentina me atraía en un abrazo cariñoso.— Eres mi hermanita, solo busco protegerte.— Murmuró moviendome de un lado a otro en el abrazo, reí.

— Gracias por ser mi hermana, me tocó la mejor.— Agradecí separándome un poco del abrazo, los ojos de mi hermana se aguaron.

—¡Ya, ya!— Exclamó alejándose de mi.— Suficiente amor, no me gusta esta mierda sentimental.— Soltó con tono de voz gracioso, solté una carcajada.

— Cómo digas, babosa.— Molesté con una sonrisa, yendo hasta donde estaban las chicas.

«El día va muy bien» Pensé con una sonrisa, mientras mis mejores amigas y hermana reían a carcajadas y a los lejos una mirada avellana me veía sonriente.

Pov Narrador Omnisciente.

La elegancia y la riqueza se veía en aquel restaurante tan fino, personas riendo sofisticadamente comiendo de sus comidas caras, vistiendo con ropa de miles de y miles de dinero.

Sin embargo más de alguno tenía poder, pero por dentro estaban vacíos.

Una mujer arreglaba su cabello con nervios entrando a aquél plantel tan elegante, carraspeó su garganta y se encontró con el gerente del lugar.

— Buenas tardes, César Bustamante me espera.— El gerente sonrió amable al ver a la mujer.

— Sígame, por favor.— Contestó alargando su brazo para dejarla caminar.

Martha, muy nerviosa caminó con el gerente detrás de ella, llenó de aire sus pulmones para calmar sus nervios al verse de nuevo con aquel hombre.

Quién diría que aquel francés de porte elegante y conquistador de primera, la haría cometer la mayor locura de su vida... Dejar su matrimonio atrás y a sus dos hijas.

Ella sabía que no tenía excusa alguna ante su falta, había caído ante la lujuriosa tentación del mundo que César Bustamante le ofrecía con las palmas llenas, dinero, viajes, lujos, placeres, algo que no hizo junto a su aún esposo Juan Carlos.

— Señor, su acompañante ha llegado.— El gerente sonreía al mayor y se retiraba.

— César.— Saludó Martha tragando grueso, después de meses lo volvía a ver.

— Mon amour, tu es revenu vers moi.«Mi amada, has vuelto a mi»— Mencionó el hombre con su lengua natal, soltando el humo de su habano.

— No estoy aquí de gusto.— Replicó Martha, sentandose en una silla que César le abría.

—¿Cómo has estado, mi amada?— Inquirió el francés con su voz teñida de felicidad.

— César, no es visita para ponernos al día.— Contestó la mujer recelosa, el francés frunció su ceño.

—¿Entonces?— Contestó llevando el habano a sus labios, expectante.

— Quiero que te alejes de mi familia.— Habló Martha con voz firme, el francés soltó el humo de su boca.

— Impossible, mon amour.«Imposible, amor mío»— Replicó dejando el habano en un cenicero, Martha suspiró.

— César, por favor.— Rogó con voz cansada.— Quiero recuperar a mi familia.— Agregó con culpabilidad en su pecho.

— Yo puedo ser tu familia.— Aseguró el mayor con terminación en su voz.

— No, cometí un error estando contigo.— Martha se ponía rígida.— Por lo que tuvimos, te pido que te alejes.— Añadió moviendo su pie contra el suelo con nervios.

— No puedo, me perteneces y podemos formar nuestra familia.— Alegó César peinando su barba con sus dedos.

La intervención de un camarero paró la plática entre ambos mayores, el camarero sirvió vino en las copas de los presentes, para después irse de nuevo.

— No te pertenezco, tú no tienes nada aquí en Colombia.— Replicó la mujer con voz desesperada, viendo los ojos verdosos de aquél hombre.

— Je l'ai et toi.«La tengo a ella y a ti»— Contestó tomando de su copa de vino, Martha cerró sus ojos y suspiró.

— No insistas con esa idea.— Se apresuró tomando la copa de vino y dar un sorbo.

— Amor mío.— César dejaba la copa y tomaba la mano de Martha.— Solo una familia, solo a ti te pido.— Suplico viendo los ojos de aquella mujer.

— No, César. Yo dejé a mis hijas por ti, a mi matrimonio.— Martha quitaba su mano lentamente.— Me dijiste lujos y viajes, pero yo pertenezco aquí.— Finalizó dejando la copa de vino vacía.

— No te irás de mi lado.— Determinó César soltando el nudo de su corbata, se sentía acorralado.

— Solo aléjate de mis hijas.— Mencionó Martha parándose de su mesa, César se puso de pie rápidamente.

— Je ne m'éloignerai pas d'elle, de ma princesse María José, ma fille...«No me alejaré de ella, de mi princesa María José, mi hija...»














































Meta: 170 votos y 140 comentarios.

¿Quién pasó de hot a sorprendido? Digan yo.

El ff no será tan largo, así que esperen drama pronto, oh zy, oh zy.

¿Poché si es hija de César?

¿Y qué tiene que ver Calle con César? Jumm.

*Se va escuchando Us de James Bay y Alicia Keys*

Continue Reading

You'll Also Like

9.4K 1.5K 7
¿Que podría pasar en las vacaciones? Algo tan loco como seguir a la profesora de literatura hasta su casa de vacaciones. Abbie se olvida de present...
5.6K 571 11
" ladies and gentlemen, will you please stand? " ໑ ֢ ⌁ ALBUM : .. butterflies ៹ 🎧⭒ Giselle Hynes cantautora estadounidense amante...
19.3K 1.5K 121
Leslia Grace Potter es la melliza de Harry Potter. Hija de James Potter y Lily Evans. Se ha criado junto a su hermano, en casa de sus tíos. Sin embar...
401K 26.4K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.