GATO: Deséalo y perderás [+18...

By thebabypes

238K 22.3K 5.5K

Una joven oficial de policía deberá entrar al mundo del boxeo clandestino en los suburbios lugares de Londres... More

S I N O P S I S
P R Ó L O G O
R E P A R T O
U N O | C A M I N O A L I N F I E R N O
D O S | P R E P A R A D A
T R E S | G A T O
C U A T R O | G O L P E S
S E I S | P R U E B A D E F U E G O
S I E T E | M O N S T R U O
O C H O | D E D O S
N U E V E | A M E N A Z A S
D I E Z | C O N F U S I Ó N
O N C E | B O C A
D O C E | C I C A T R I C E S
T R E C E | S I M U L A C I Ó N
C A T O R C E | S O B R E L A M E S A
Q U I N C E | M A N O S L A R G A S
D I E C I S É I S | A F R O D I T A
D I E C I S I E T E | T R E S
D I E C I O C H O | T R O N O
D I E C I N U E V E | C R U D A R E A L I D A D
V E I N T E | D I F Í C I L
V E I N T I U N O | D E T E C T I V E
V E I N T I D Ó S | S E N T I M I E N T O S Y V E R D A D E S
V E I N T I T R É S | D I S C U S I O N E S
V E I N T I C U A T R O | S E R P I E N T E
V E I N T I C I N C O | S E C R E T O S
V E I N T I S E I S | ¿S I G U E S E N F A D A D A ?
V E I N T I S I E T E | U N I D O S
V E I N T I O C H O | C E L O S O
V E I N T I N U E V E | L O P E O R D E L S E R H U M A N O
T R E I N T A | H A B I T A C I Ó N D E S C O N O C I D A
T R E I N T A Y U N O | D E S T A P A N D O L A V E R D A D
T R E I N T A Y D O S | C O M O U N A F A M I L I A
T R E I N T A Y T R E S | N O Q U I E R O P E R D E R T E
T R E I N T A Y C U A T R O | A N T E S D E T O D O
T R E I N T A Y C I N C O | A P O C A L I P S I S
T R E I N T A Y S E I S | S O L O 1 0 M I N U T O S
T R E I N T A Y S I E T E | J U I C I O
EPÍLOGO
E X T R A

C I N C O | D U L C E S S U E Ñ O S

6.4K 669 306
By thebabypes

«Esa boca me estaba provocando falta de sueño»

Gato.

Después de varios días investigando este caso mediante artículos antiguos, crímenes cometidos, secuestros o desapariciones de personas que aún seguían sin encontrarse, me paré a pensar que esto no solo era un lugar donde la policía tenía puesta la mirada. Habían más cosas grotescas que seguramente pronto descubriría.

Miré fotos, muchas de ellas de eran antiguas y cuando quise percatarme de que hora era, me había fijado que apenas había pegado ojo en toda la noche.

Coloqué la última foto sobre las demás y miré la mesa llena de documentos.

Empecé a pensar que todas aquellas cosas eran solo la punta del iceberg, y que lo gordo se escondía en las profundidades de aquel lugar y de las mentes de esas personas que obligaban a los luchadores a hacer cosas que no estaban a gusto. Porque, lejos de que ellos mismos eligieran meterse dentro, era una forma de traficar con personas y, en este caso, traficaban con hombres, pero con una mecánica diferente, como era el boxeo clandestino.

Movía mucho dinero, muchas personas adineradas que se aburrían y no sabían donde gastarse su dinero, venían ahí a malgastarlo y a alimentar el monstruo.

Me sorprendí al conocer que toda esta mafia había comenzado desde mucho antes de los 80 y que, en cada país, había una lacra de estas. Todos ellos traficaban con hombres jóvenes hasta que cumplían los 40. Después de ahí no sabía que les ocurrirían, pero la imaginación era muy explícita.

El origen de todo no lo conocían ni siquiera la propia policía, quizás porque antes habían más corruptos en la ley y se la saltaban, camuflando todo lo que ocurría. Pero ahora era diferente y, costase lo que costase, estas personas que hacían daño a otras, pagarían bastante caro.

La puerta de mi piso sonó y me alarmé rápidamente, armándome con la pistola que tenía sobre la mesa y caminé con paso decidido hasta la puerta, escondiendo el arma en mis espaldas.

Y al abrir la puerta, me encontré con Carlo, con aquella seriedad en su rostro.

—Si vienes a preguntar si tengo algo interesante, será mejor que esperes unos días más —respondí.

Pero él negó con la cabeza y entró en mi piso sin darle permiso.

—Solo vengo a hacerte una visita como compañeros de oficio.

Arrugué mi frente pareciéndome extraño aquello, pero dejé que acaparase el lugar. Cerré la puerta, guardando el arma en un cajón y me acerqué a él, que miraba el problema de espacio que tenía sobre la mesa.

—Pensé que tendríamos que quedar en un sitio neutro.

Me crucé de brazos, mirándolo a los ojos y esperando una respuesta suya.

Carlo se apoyó en la encimera de la cocina y pude observar mejor sus brazos llenos de tatuajes, quitándose las gafas de sol.

—¿Cómo te fue la primera noche?

Asentí y traté de buscar una palabra para describir mi primera experiencia.

—Interesante. Todos se ponen motes ahí —respondí.

—Si, yo también tengo uno; Cronos.

—¿Cronos? ¿El dios del tiempo? —cuestioné elevando la ceja.

Él movió los hombros y se metió las manos en los bolsillos.

—Mi ayudante se llama Magno. Supongo que él le hacía gracia.

Arrugué mi frente y más dudas vinieron a mi mente.

—¿Eres su ayudante?

Afirmó sin pestañear.

Caminé por el lugar, teniendo toda mi atención hacia mi compañero de oficio y me senté sobre la mesa, haciendo algo de espacio y moviendo los documentos que tenía para la investigación. Y fue ahí cuando vi a Carlo sonreír casi por primera vez al ver que me estaba empapando de información.

—Si... —susurró, caminando hacia mí y tocando algunos documentos que tenía expuestos—. Tienes que tener algo claro, Lisa. Los luchadores tienen más libertad que los novatos, pero no tanta como nosotros, sus ayudantes.

Si, la diferencia de rangos. Los más bajos eran los trabajadores que estaban en el bar, ya que ellos solo atendían a clientes y los hacían sentir cómodos en su terreno. Luego estaban los novatos, los luchadores recién llegados y que desconocía como los elegían. Tenían que pasar diferentes pruebas para poder ser un luchador y tener el privilegio de acompañarte un ayudante en cada combate. No precisamente el ayudante debía ser su amante sexual, ya que era algo que ambos elegían, pero si lo acompañaba a todos lados. Pero antes de todo eso, el novato tenía a alguien a su cargo.

No entendía que quería decir eso de "alguien a su cargo", pero no sonaba bien. Era quien pagaba y apostaba por él. Si perdía, no quería ni imaginarme como sería la situación. Pero todo eso iba a investigarlo de cerca y quizás Gato me dijera cosas que aún no conocíamos de este lugar.

Intenté preguntarle más cosas sobre los novatos, pero Carlo me dijo que ya lo entendería.

—¿Quién es Serpiente? —cuestioné.

Él elevó la ceja, y tan solo oír su nombre, una sonrisita apareció de sus labios. Sin duda, era bastante conocido.

Carlo o, más bien, Cronos, se pegó a mi rostro y sin yo retirarle la mirada, me contestó;

—Tu objetivo es Gato. No cambies de dirección.

Parecía que me advertía de algo. Tampoco es que fuese a ir a por Serpiente, pero necesitaba conocer a ciertas personas de allí y Serpiente parecía ser una persona cercana a Gato o esa era la impresión que me daba. Quizás me equivocaba.

—Solo era una pregunta. Este sitio es complejo y no paro de encontrar cosas perturbadoras, como el origen desconocido del boxeo clandestino.

—Ni siquiera los policías sabemos bien como comenzó todo esto, pero en cada país hay un jefe distinto. Y detrás de esos jefes, hay otro más fuerte; el mandamás.

Comencé a comprender ciertas cosas, ahora entendía que no solo tratábamos de encerrar al Poeta, sino que también teníamos que escarbar para conocer quien era el que dirigía desde arriba a todos ellos. Todos éramos solo muñecos frente a alguien que nos vigilaba desde cerca. Pero, ¿quién era?

Carlo me seguía mirando y cuestioné;

—¿Se sabe quien es?

Él negó.

—Eso tratamos de averiguar, no solo investigamos para tomar las medidas necesarias y atrapar al Poeta, sino para encontrar pruebas del cerebro de todo esto. —Carlo analizó mi mirada y sonrió de una manera diferente, enseñando los dientes—. Te ha gustado Gato, ¿verdad?

Parecía burlarse por tener que ser la ayudante del hombre más misterioso y complejo de todo este lugar. Lo cierto es que hasta yo me burlaría de mí misma por tener tan mala suerte. Pero no podía negar que Gato me llamaba de una manera diferente a otros hombres.

Ningún novio que tuviera en el pasado le pisaba la sombra a Gato y la manera que mi cuerpo reaccionó frente a él... Aún podía sentir los escalofríos y no era nada malo aquellos escalofríos, sino otra cosa que conocía muy bien.

Pero preferí mentirle a mi compañero.

—Es como un dolor de muelas.

Carlo no dijo nada en ese momento. Se quedó callado unos segundos, analizando mi mirada y dijo lo que menos me esperaba que dijera mi propio compañero. Se cruzó de brazos y respondió;

—Trata de no enamorarte de él. Y si te lo follas, que sea para utilizarlo a tu favor en la investigación —contestó, mirándome fijamente.

Y con tan solo mirarlo, sabía que lo que me decía tenía lógica y tenía claro que no debía hacer nada de esas 2 cosas. Y en caso de que lo viera necesario, no mentiría si realmente quería descubrir como era ese hombre en la cama, pero nada más.

Asentí y declaré;

—No pienso tirármelo.

En seguida, Carlo se rio de mi y me dieron ganas de tomar el primer tenedor que encontrase a la vista para clavárselo en una de sus manos. Quizás no le haría tanta gracia después.

Me dio la espalda, caminando hacia la puerta y metiéndose las manos en los bolsillos.

—Lo que tu digas... —Se paró tras la puerta y se giró para mirarme compasivo—. Pero si Gato te acepta en su trabajo, serás su reina y todo lo que te pase a ti, le ocurrirá a él.

¿Aceptarme? ¿Acaso no me había aceptado ya? Quizás solo estaba de prueba y aún no lo sabía. Pero pasara lo que pasara, iba a seguir ahí con la investigación. Trataría de ir armada hasta los dientes si así lo viera necesario y quería atrapar a aquellas personas que hacían daño. No iba a ser misión fácil y Gato parecía ser una persona muy compleja, pero nada era imposible.

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Por eso no quiere una ayudante? ¿Por qué le pueden seguir después a los 2? —cuestioné.

Tendría lógica. Si Gato tuviera una ayudante, después cualquier cosa negativa que esa ayudante hiciera, repercutiría en él. Pero al ver a Carlo negar, supe que me había equivocado y dejé unos segundos para escucharlo.

—No lo entiendes, no es porque él tenga miedo de morir... Si Gato te acepta, es porque realmente ve algo en ti y serías más que una ayudante para él. Por eso debes saber separar trabajo con sentimientos —aclaró. —Es un hombre muy frío, un tipo duro, tiene más capas que una cebolla y jamás le ha dicho nada bonito a nadie —anunció, y no supe porqué, aquello no me sorprendía—. Créeme, no te enamores de él, no merece la pena. Es un monstruo, no es como los otros luchadores... Él no se achica si tiene que borrar a alguien del mapa.

Pero, en vez de seguir contándome que me estaba queriendo decir, dejó de hablar y abrió la puerta, saliendo al rellano y luego mirándome una última vez en aquel día.

—Bueno, esta noche mi luchador tiene pelea —respondió. —Voy a verlo. No te olvides de mis palabras. —Caminó hacia las escaleras, pero luego paró en el primer escalón—. ¡Ah! Y la próxima se menos llamativa al guardar tu arma.

Observé el cajón, mal cerrado y me insulté a mi misma al ver lo idiota que era por ello.

Cerré la puerta con mal humor y me senté de nuevo frente a la mesa, tapándome el rostro con mis manos y tratando de comprender todas las cosas que Carlo me había dicho.

¿Tan malo era Gato? Si conseguía entrar en ese mundo, ¿sería capaz de matarme? Miles de dudas y de miedos comenzaron a rodearme la mente, como si fuesen flashbacks y observé un nombre en uno de los papeles que encontré ahí, frente a mi vista. Uno de los antiguos reyes de este mundo, el más temido por lo que ponía en el informe y del cual nunca más se supo de él después del 98.

Tomé el documento y leí; Vladimir Fuentes.

O como más y mal conocido; Diablo.

Me tapé la boca al ver quien fue el antiguo jefe de esta mafia, del culpable de traficar con personas camuflando el boxeo y negué con la cabeza, tratando de unir las piezas del puzle, pero nada encajaba todavía. Habían cosas sueltas, como saber quien era el nuevo jefe de esta mafia o que hacían con esos luchadores o como era la mecánica ahora y como funcionaba cada rango. ¿Asesinaban a sangre fría a los luchadores cuando ya no les hacían falta? ¿O subían en el rango?

Mi cabeza iba a explotar como siguiera de esta manera y recogí todos los papeles y fotos, guardándolos en un cajón que tenía bajo el televisor y me senté en el sofá, pensando en donde estaba metida.

***

Habían pasado días tras la visita de mi compañero Carlo y aquella noche era noche de boxeo.

Me había preparado provocativamente y mi cabello lo había dejado suelto. Y en ese momento, estaba entrando al lugar, tras dejarme pasar el guardián que había allí, tan alto como el luchador que me habían asignado. No era tan simpático y apenas me había dirigido palabra cuando me dejó pasear libre por el edificio, esta vez sin acompañarme hacia el cuarto de Gato.

Una canción de Marilyn Manson dándote los dulces sueños, sonaba por el bar y yo traté de ignorar a todas aquellas personas que se encontraban en ese sitio. Muchas de ellas borrachas y drogadas, otros tirados por el suelo y yo observé el enorme reloj que se encontraba sobre las bebidas alcohólicas, indicando la medianoche. Faltaba poco para comenzar el combate y yo aún no me había presentado para ver a mi luchador.

Subí las escaleras, haciéndome hueco con la cabeza alta con todos aquellos hombres que me observaban. La canción se volvía más tétrica a medida que más avanzaba, haciéndome camino delante de todos, cuando frente a mí y a escasos metros, vi a alguien apoyado en la columna, mirándome de reojo tras la sombra.

Y esa persona dijo;

—¿Qué haces aquí, Felina? —cuestionó el rubio que vi el otro día y que me dejó embobada. Su voz era tan galante y tan seductor, que paré para mirarlo mejor—. No creo que se vaya para tu casita por aquí.

Serpiente salió de su escondite, observando su brazo tatuado y con aquel torso desnudo tan perfecto y limpio, pero no era para nada tan fuerte como Gato y sus famosos tatuajes, el cual el tinte que había en su piel robaba toda mi atención.

Tenía una sonrisa en su rostro, pero completamente diferente a la sonrisa de Gato. Serpiente parecía sonreírme coquetamente, mirándome de arriba abajo y parándose sobre mis piernas, las cuales tenían medias oscuras. Llegó a mi falta corta, hasta subir a mis pechos y quedarse ahí hasta que hablé, tomando mi papel para infiltrarme como era debido en este lugar.

—¿Acaso quieres venir conmigo a mi casa?

Lo miré, tal y como él me estaba mirando, hasta que, tras aguantar 5 segundos mirándonos, seguí mi camino, dejándolo ahí. Pero Serpiente volvió a hablarme, notando su mirada en mi trasero.

Sonreí.

—Felina, si buscas a Gato, está reunido con el jefe.

Me giré para volver a mirarlo y asentí.

—Esperaré en su cuarto.

—¿Y por que no esperas en el mío? —Su voz sonaba tentadora antes su propuesta y hubiese dicho que sí de no ser porque mi objetivo era Gato, no Serpiente.

Así que seguí el juego, mordiendo mi labio para provocarlo más.

—¿No se pondrá celosa tu ayudante?

Él se metió las manos en los bolsillos, distrayéndome al ver que sus pantalones caían más, pudiendo ver a la perfección como faltaba muy pocos centímetros para verle cierto amigo suyo.

Empecé a pensar que todos los luchadores eran alérgicos a las camisetas al ver lo provocativos que iban. Y al principio no le di importancia, pero luego empecé a pensar si era por algo más...

—No tengo ayudante. Normalmente le quito un ratito las ayudantes a otros luchadores para que me utilicen como ellas quieran —susurró, mostrando sus perfectos dientes y sus hermosos ojos azules analizaron los míos.

Me quedé quieta y supe que había ido demasiado lejos con aquel juego de seducción entre los 2, cuando Serpiente se acercó a mí y su rostro comenzó a acercarse al mío. Y peor de todo es que me habría dejado llevar si él hubiese querido. Pero no llegó a más cuando noté que alguien tocaba mi espalda baja y Serpiente miró por encima de mí.

Los labios carnosos de alguien se acercaron a mi oído, estremeciéndome y supe bien quien era el dueño de esos labios.

—De nuevo esa falda, aunque de otro color. —Gato extendió sus largos dedos, tocando disimuladamente con su meñique parte de mi falta y lo miré a los ojos, viendo lo cerca que él también estaba de mí—. Seguro que me vendrá perfecto para esta noche. —Me guiñó un ojo y luego siguió. —Veo que ya conoces a Serpiente.

—Si, ha sido interesante conocerlo —respondí al ver que Serpiente todavía no se había alejado ni un centímetro y sonrió.

—Espero que vengas un día a visitarme —sugirió y yo no dije nada por el hombre tatuado que tenía a mi lado.

—Serpiente, no seas tan víbora.

Gato y Serpiente se miraban de una manera que parecían llevarse muy bien mutuamente. Y ahí fue cuando el rubio contestó a mi luchador.

—¿Celoso, Gato?

—Sabes que nunca me pongo celoso. —Me miró a mí y murmuró. —Pero si Felina quiere ir un día a tu cuarto, ya sabes las reglas.

Me quedé callada unos segundos, viendo como los 2 hombres no dejaban de mirarme y me pregunté porqué tanto misterio entre esos 2. Nadie me había dicho que me enfrentaría a esto en este lugar. Incluso pensé que ocurrirían otro tipo de cosas y no estas, de verme en una situación donde 2 hombres atractivos me miraban como si quisieran hacerme mil cosas. Me olvidé de mi labor aquí y no me hubiera importado aceptar todo aquello. Todo por el caso.

—Tanta intriga entre ustedes —respondí.

Y Gato dijo;

—Vamos.

🥊

Observé como Gato se sujetaba bien la protección que se ponían los luchadores en las manos en cada combate. Vi que no estaba teniendo un buen día para colocárselo como era debido y decidí hacer mi labor.

Me acerqué a él, tomé una de sus manos y coloqué mejor la venda, rodeándola sobre su mano callosa y tatuada por el alrededor.

—No estabas haciéndolo bien —susurré y me centré en mi labor mientras sentía el aliento a menta de Gato en mi rostro.

Podía notar como él me miraba mientras le colocaba aquella venda para proteger sus puños de los golpes que diese. Seguí rodeando la venda, cuando sentí la mano de Gato sobre un mechón de pelo que tenía frente a mí y lo colocó detrás de mi oreja con sutileza.

Lo observé unos segundos, tratando de fingir que no me había afectado para nada su roce y fue ahí cuando la mirada tan inexpresiva de él me hacía preguntarme miles de cosas. Sobre todo, de que estaría pensando y sabía que iba a ser bastante difícil conseguir algo de información viniendo de ese hombre.

Después de un rato, él habló;

—Dime una cosa... —murmuró mientras seguía mirándome de aquella manera tan extraña y dejé que acabase. —¿Serías capaz de tener sexo con 2 hombres?

Mis ojos fueron tan expresivos, que los abrí de golpe por aquella pregunta tan innecesaria. Y cuando pensaba que era solo una broma oscura de Gato y su manera tan extraña de comportarse, al mirarlo mejor, supe que no era una broma.

Lo que no entendí era a qué venia todo aquello, aquella pregunta.

—¿Un trío? —cuestioné y él asintió—. Jamás he hecho uno.

—¿Pero serías capaz? —insistió con una voz bastante pasiva y yo moví mis hombros.

Lo cierto es que solo había tenido 2 relaciones en distintas épocas de mi vida, así que nunca me había planteado aquello. Pero, ¿sería capaz de hacer eso? Tragué saliva nerviosa y quise denunciar a mi jefe por no avisarme de estas cosas.

Volví mi mirada hacia su mano, la cual seguía sujetándola y respondí tímidamente.

—Es una posibilidad.

Gato no habló, hasta que no acabé de colocarle la venda en su otra mano y ahí me levantó la cabeza, con su mano bajo mi barbilla y dijo;

—Eso no es una respuesta válida. Si o no. Le doy mucha importancia a esas respuestas —contestó, analizando mis ojos, como si ahí pudieran ver más allá de lo que yo pensaba.

Para ser novata, pensaba que estaba haciéndolo medianamente bien, pero luego tenía miedo de que fuese un libro abierto y que ese hombre que tenía frente a mí me descubriera sin abrir la boca. Tenía que ir pisando con cuidado, evitar que él me descubriera y poder hacer mi trabajo lo mejor posible.

Y entonces pregunté;

—¿Por qué me preguntas esto?

Gato se acercó y susurró en mi oído, haciéndome temblar por ese gesto y por lo que me estaba diciendo;

—Porque me gustaría ver tu rostro cuando te folle otro que no sea yo —murmuró, sin tocarme y haciéndome temblar solo con su voz. Seguí mirando hacia la pared que tenía frente a mí, mientras Gato seguía hablándome. —Se me pone dura de tan solo pensarlo. —Me miró, acercándose a mí peligrosamente y continuó. —Si quieres ver a Serpiente, que sea frente a mí. Y así pruebas la lengua de él.

Volví a tragar saliva y mis manos se escondieron en mi falda, apretándola. Gato se relamió sus labios con lentitud, provocándome. Y esto no ayudaba en nada a no tener que hacer nada con él, ni mucho menos con otro luchador que no fuese el que me habían asignado.

Gato me miró de una forma tan tentadora que afirmé que esto no ayudaba en nada a mi caso de investigación.

Los labios de él se fueron acercando los míos y me pregunté porque me sentía tan fácil. Normalmente no era así con nadie, pero fue pisar este lúgubre lugar y ya estaba a mil por hora. Apreté más mis manos sobre mi falda y cuando Gato estuvo a centímetros de mis labios, alguien tocó la puerta.

El hombre tatuado dio permiso a entrar, pero no se separó de mí.

Me giré para observar quien era y el guardián del edificio estaba en el marco de la puerta, mirándonos.

—El combate va a empezar. Vayan bajando.

Cuando me giré, Gato seguía mirándome a la misma altura, con sus labios listos para besarme, pero no lo hicieron. Quizás su el guardián no hubiese interrumpido, Gato me hubiese besado y yo me rendiría a él. Sin duda, tenía que ser más complicada para seguir con este caso.

—Ahora vamos —respondió Gato al hombre de la puerta y cuando escuché la puerta cerrarse, significando que el guardián se había ido, el hombre que estaba a punto de besar continuó. —Me gustaría verte llegar al final, oír que sonidos haces, que gestos y saber si mantienes mi mirada cuando llegas. Saber si eres de las que gritan o, de lo contrario, hace esos sonidos que vuelven loco a cualquiera... Quiero saberlo todo. Tenlo claro, Felina.

Tardó bastante en alejarse de mí y, cuando lo hizo, me dio la espalda para tomar un cigarro y volví a ver sus cicatrices cubriendo por su espalda.

Apreté mi mandíbula, mirando la hora y viendo que la noche solo acababa de empezar.


***

Ajam... De momento, ¿que les está pareciendo?

¿Aceptarían dicha oferta?

¿Con ganas de leer más?

El capítulo de la semana que viene será largo y se viene con fuerza, más intriga, más personajes y escenas interesantes ;)

Nos leemos.

Patri García

Continue Reading

You'll Also Like

6.4M 654K 20
Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio.
La Osa Mayor [BD] By Ada

Mystery / Thriller

33K 6.1K 179
• Título original: Beidou (北斗). • Título en inglés: The Plough. • Autora: Meng Xi Shi (梦溪石). • Traducción chino-inglés: Qianya, en https://bookswithq...
79.4K 7.2K 29
Cuando a Kirah su pareja, con la cual lleva cuatro años, la termina, ella decide que quiere amoldarse al sofá de su casa y comer helado hasta estalla...
1.3M 208K 53
La vida de Mariajo es tan anodina, que incluso aburre a los aburridos. Sin embargo, la visita de un hombre impresionante a su farmacia, en la que ell...