–"volverás pronto, solo cuídate mientras tanto"
Mientras veía el paisaje cambiar a medida de que el auto avanzaba por la carretera, esas palabras retumbaban en su mente, eran las últimas que su madre le había dicho antes de volver a su reino, ¿volver pronto? Eso lo dudaba, después de todo, ni en su tierra ni aquí se sentía a gusto.
Apenas apoyo la cabeza contra el vidrio pudo ver a los lejos cámaras, reflectores y los periodistas que acampaban a las afueras de la entrada principal de un enorme edificio, la academia, el auto paso en silencio sin levantar mucha sospechaba, ni su llegada o la despedida con sus padres habría sido tan llamativa, ¿Por qué había tanto alboroto?
Volteo hacia su izquierda donde su acompañante estaba, queriendo sacarse esa duda, se mordió la lengua al verla recostada contra el asiento, con la cabeza hacia atrás con un paño congelado sobre sus ojos, sin querer intentarlo volvió hacia la ventana.
–volveremos después de las vacaciones y la prueba de herederos, es normal que la prensa quiera vernos y sacar alguna información de paso– le informo ella quitándose el trapo de sus ojos
Los ojos del príncipe se abrieron al ver el verde oscuro irradiar de los ojos de la joven, Nau podría jurar que esos ojos ya los había visto en algún lado, ¿pero dónde? Ella al ver su gesto solo levanto una de sus cejas y volvió a echar su cabeza atrás cubriéndose sus ojos soltando un suspiro pesado.
–¿te sucede algo?– pero ella no respondió, le dolía la cabeza –¿es algo normal en ustedes?
–hablas como si fuera que en Levore no hay magia– soltó ella con enojo sorprendiéndolo, jamás nadie le había alzado el tono aparte de su padre
La agenda apretada que la princesa tenía en estos últimos días, su nueva responsabilidad que tenía a su lado, y sus ojos que no dejaban de cambiar a su color original sumándole el dolor de cabeza que este le provocaba hicieron que su humor fuera pesado, demasiado pesado.
–de hecho no lo hay, aparte de la estrella del rey...que no es magia...no hay nada más, nuestra familia no manipula energía como ustedes
–nosotros tampoco– menciono quitándose de nuevo el paño mostrando otra vez su oscuro color –solo somos guardianes de elementos, lo cual hace que esa energía por obligación nos haga caso, nada más, ¿alguna otra pregunta?
Su tono descortés hicieron que el joven negara, la princesa suspiro y regreso el paño a sus ojos, mientras el joven príncipe la veía incrédulo y se preguntaba si realmente ella era así, pues si así lo era, tendría una estadía bastante mala.
El vehículo atravesó un pequeño jardín y se detuvo en una de las entradas a los departamentos, hoy la princesa le mostraría el lugar donde él se quedaría y regresarían mañana para la inauguración oficial.
El joven príncipe se bajó con la mirada perdida en el hermoso paisaje repleto de árboles, toda la estructura de los departamentos de la academia insinuaba ser un castillo cubierto de plantas trepadoras, pero una queja lo hizo voltearse, la princesa apareció con los ojos casi cerrados tapándose con una mano y con la otra sosteniéndose por la superficie del auto.
–déjame ayudarte– susurro él estirando su mano para sostenerla, pero ella de repente retrocedió para no quemarlo
–puedo sola...– se excuso
Pero al momento de dar el primer paso termino directo al suelo con las rodillas sobre la tierra, los guardias que los acompañaban custodiándolos se acercaron varios pasos queriendo ayudarla pero de repente se apartaron volviendo a sus lugar, el joven los vio con una ceja alzada antes de suspirar y acercarse a ella.
–te dije que me dejes ayudarte– le volvió a decir mientras se agachaba hacia ella sacando un pañuelo que tenia de adorno en su traje
–disculpe...– escucho de los guardias pero lo ignoro
Apenas la princesa lo sintió cerca quiso apartarse pero este cruzo rápidamente el pañuelo alrededor de los ojos de la joven atándola detrás de su cabeza, Nau hizo que la princesa enredara uno de sus brazos por su propio brazo, Nelaria escondió sus labios apretándolos mientras que él tomaba su mano y con un poco de fuerza la levantaba.
–permítame...
La joven asintió sin ninguna palabra, aun no podía creer que él la estaba tocando sin ningún problema, por lo general las personas que se acercan a ella deben tener un tipo de material especial que proteja su piel y aun así no podrían estar tanto tiempo en contacto con ella.
Sin soltarla estiro una de sus manos hacia el vestido de la princesa, terminando de limpiar la tierra que se había adherido, una vez que termino, Nelaria le indico hacia donde debían ir pero el sonido de las pisadas de sus guardias no le agrado nada a la joven.
–ustedes quédense aquí– le informo a sus guardias –nosotros regresaremos enseguida
–pero princesa...
–¿no escucharon?– pregunto molesta haciendo que los guardias se vieran entre si –entonces...¿entendieron?
–¡si alteza!– gritaron al unísono
Con una última mirada debajo de la venda hacia ellos, los jóvenes lentamente fueron avanzando hacia el enorme edificio, oficialmente mañana la mayoría vendría a cambiarse y luego sería la ceremonia de regreso, pero como la princesa se enteró que el príncipe odiaba las multitudes de gente, decidieron adelantar su visita.
–¿hay cura para tu dolor?– pregunto este apenas entraron al edificio vacío pero ella negó –¿puedes sentir las vibraciones?– esta volvió a negar –entonces sujétate muy bien y guíame por el lugar de acuerdo a lo que recuerdes, ¿entendiste?– ahora si ella asintió –bien, sujétate
No les tardo mucho en llegar hacia el ascensor, apenas entraron Nelaria no dudo en apretar un botón antes de volverse a un lado del joven.
–a todos los miembros de la familia real y guardias personales nos designan al piso 21– soltó está haciendo que el joven asienta
–espera, ¿yo también estaré en ese piso? pero nadie debe saber que yo soy un príncipe, ¿no sospecharan?
–como te dije, hasta ahora solo somos tres miembros de la familia que asistimos a clases, además de que compartimos el piso con hijos de generales, lideres o en su caso, parientes nuestros, no notaran tu presencia...
El sonido del timbre hizo que ambos levantaran la mirada mientras las puertas se habrían, Nelaria volvió a rodear su brazo contra del joven antes de salir, recorrieron los pasillos hasta llegar a una puerta en especial, con un solo toque de la joven, la puerta brillo abriéndose sola.
–pase príncipe– dijo ella soltándose de él
En un paso muy cercano, Nau se adentró a aquel departamento, sus ojos se impresionaban por lo simple y sencillo que era, tenía un amiente muy de Oceanía, y no era de menos si Nelaria era la nieta de la última princesa de allí.
–bien, ¿Qué te parece– pregunto sentándose en el sofá
–¿estaré solo?
–un poco– el mayor levanto una ceja en su respuesta –sucede que este es mi departamento, prácticamente este lugar queda vacío ya que viajo mucho, lo mejor para todos es que te quedes conmigo pero, si...
–me parece bien alteza– menciono con una sonrisa, paz eso es lo que buscaba y este lugar se sentía así –¿Nelaria? ¿puedo llamarte Nelaria?
Las mejillas de la menor se enrojecieron como tomates, era extraño, nadie casi la llamaba por su nombre, siempre era alteza o princesa, y la persona más cercana a ella la llamaba por otro nombre, una risa saliente de Nela hizo que los nervios del mayor desaparecieran.
–en público mantengamos la formalidad, pero no me molesta que me llames por mi nombre, siempre y cuando sea Nela, Nelaria no me gusta...
–de acuerdo...Nela
Apenas las camionetas se detuvieron frente en la enorme entrada del palacio, varios empelados salieron a recibir a la familia, reverenciándose antes de tomar las maletas sin esperar a ver a la familia en persona, la primera puerta se abrió dejando ver a un hombre sobre sus 50 siglos pero con una muy pocas líneas sobre su piel.
Con su rostro serio estiro su mano hacia adentro del auto una vez que se bajó de este, una mujer le tomo la mano y este la ayudo a bajarse, aquella mujer de cabellos cortos lanzo su mirada azulosa hacia el palacio antes de suspirar y avanzar tomada del brazo de su esposo.
–apresúrate hijo– hablo la mujer antes de perderse por aquellas puertas
Segundos después las puertas del segundo auto se abrieron, dejando ver a la vista a un joven cerca de los 16 siglos, rascándose sus ojos aun con sueño por el cambio de horario, se bajó dejando el enorme bostezo fuera de su cuerpo, Agustín era una fotocopia viva en la época que su padre era joven.
El palacio era enorme, y aunque sus padres lo habían visitado hace unas semanas antes del cumpleaños de su hermanastra, hoy podría decir que no reconocía el lugar, no importa cuántas veces venga o cuánto tiempo se quede, Agustín jamás se sentiría cómodo.
El secretario real los recibió en la segunda planta, guiándolos hacia la oficina del emperador, con un solo golpe, se escuchó al emperador hablar, el secretario real dejo pasar a todo la familia antes de que él cerrara las puertas para buscar un poco de té.
–majestad– dijo la mujer mientras se reverenciaban
Ar hizo un gesto de que no era necesario el protocolo, después de todo era solamente a Agustín a quien no veía hace un tiempo, los invito a tomar asiento, otra cosa que le incomodaba al príncipe, Ar cada vez que lo veía nunca solía dejar de verlo como si fuera amenaza, y era la misma razón por la cual había faltado al cumpleaños de la princesa, siendo que Agustín era el príncipe más débil de la familia real, si es que lo consideraban un príncipe.
–majestad– volvió a hablar la mujer –me gustaría pedirle un favor...
–me pareció muy raro verlos en la capital en esta época siendo que ayer ya deberían haber viajado a Oceanía– su tono cambio a uno más grave sin dejar de ver a la pareja
Por petición real los cuatro hijos de Ar deberían viajar para hacerse cargo de Oceanía, el reino que su madre, la primera princesa consorte, dejo atrás.
–pero supongo que es el mismo tema de todos los años– dijo retirando su rostro serio antes de que la mujer asintiera –te ahorro mi respuesta...
Era inútil, Agustín sabía que no encajaba desde el primer día que llego, ya sea el emperador o hasta su propia familia le habían hecho saber eso, no importa cuánto tiempo pasara todos sabían que él no era un príncipe de sangre asique era inútil pedir los mismos derechos que el resto.
–por favor majestad– pero Ar negó
–Agustín es el único que no asiste a la academia, me prometió que lo aceptaría como uno mas
Aunque sus débiles dones aparecieron cuando lo nombraron oficialmente principie y su corona brillo en el momento que toco su cabeza, su ceremonia fue muy sencilla y casi nadie asintió, en vez de ser un ejemplo de superación el pueblo no lo consideraba un miembro real, y decían que era un aprovechador.
La familia de su madre no deseaban verlos a ninguno de los dos, el poco apoyo que tenía lo había perdido y aunque sus padres se esfuercen muchísimo, era Ar quien no deseaba darle el lugar que todo príncipe le correspondía.
–hija– hablo el emperador –te dije que lo aceptaría pero no que le daría los mismos derechos que un príncipe, ya no ínsitas
–pero padre– se volvió a quejar
–no te sirve de nada que él valla allí sino va a ejercer y yo no permitiré que él– le dijo viéndolo –tenga un lugar aquí...
Evelyn estaba por volver a hablar pero su esposo le puso su mano sobre las de ella negando, no había forma que Ar aceptara a menos que...
–¿puedo hablar con usted majestad?– susurro el joven sintiendo la mirada de sus padres recorriendo su espalda –a solas...
Ar levanto una ceja y asintió, justo en ese momento el secretario real entro para señalarle a la pareja que lo acompañen mientras el emperador y el príncipe hablen, Evelyn tenía miedo de que Agustín se rinda antes de tiempo, además de que esta era la primera vez que él y Ar hablaban solos, y a Ar no le faltaban motivos para regañarlo.
–sé que usted cree que voy a ir contra el gobierno siendo que yo no deseo ir a la academia por esa razón– tomo un poco de aire apenas sus padres se fueron –mi padre tampoco se casó con la reina por su puesto y yo no deseo la corona de mi hermana
–¿entonces?
No era ninguna sospecha que tanto la asamblea como el mismo emperador tenían los ojos puestos sobre Nelaria para ser la próxima emperatriz por su potencial, claro que toda la familia había sido testigo de rotunda respuesta de la princesa y el miedo del emperador.
–veo como mi madre se esfuerza para que me sienta cómodo y útil, aunque mi estadía no es tan larga como el resto de mis primos, deseo que ella cumpla su sueño de verme allí...
Si, era difícil, fue difícil para Evelyn que su padre acepte que ella se casaría por primera vez siendo que ya tenía una hija que no se hizo cargo, además de que con el padre de Nelaria no hubo más que un simple romance sin compromiso.
Pero al final lo permitió, sabía que esa familia debía afrontar los rumores por parte de la prensa aparte de que la reina adoptaría a un hijo que no era de su sangre, cosa que no le molestaba al mayor pero simplemente le generaban cólera.
–estoy dispuesto a hacer un trato con usted
Ar arqueó una ceja de nuevo, hacer un trato con él era muy difícil aparte de que si lo lograban, el precio que se pagaba era demasiado alto, y a veces el deudor no podía llegar apagarlo ya que perdía su vida antes de pagar su deuda completa.
–bien, entraras a esa academia en el mismo año que Nelaria– el suspiro de Agustín fue muy notorio para Ar –pero no pienses que ella te ayudara, ya está ocupada... escucha bien niño, una vez que termines la academia, te designaré para que cuides las fronteras por el resto de tus días
Agustín aguanto las lágrimas, ir a las fronteras a custodiarlas era un trabajo de muerte segura, eran muy peligrosas y ningún miembro real se atrevería a pasar por eso, y aunque Agustín poseía la inmortalidad de la familia desde el día de su coronación, aquel lugar no era su territorio y sería más duro ver a la gente que lo acompañaba morir y él seguir allí luchando eternamente.
Temiendo que el próximo emperador sea tan tirano con él y que la orden aún se mantenga sea quien sea, Agustín pensó en sus padres antes de pensar en sí mismo, debía aceptar aunque luego estaría cuidando un reino que no era el suyo hasta que alguien revoque la orden, mientras tanto solo debía esperar.
–acepto...
...
Onda Baby, aqui otra semana con esta bella novela, espero mucho que lo disfruten y nos leemos la siguiente semana.
XOXO letritas.