El Juego de Hades

Autorstwa SabrinaMiicaela

3.5M 256K 197K

Aaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser... Więcej

El Juego de Hades
〘Capítulo I〙
〘Capítulo 2〙
〘Capítulo 3〙
〘Capítulo 4〙
〘Capítulo 5〙
〘Capítulo 6〙
〘Capítulo 7〙
〘Capítulo 8〙
〘Capítulo 9〙
〘Capítulo 10〙
〘Capítulo 11〙
〘Capítulo 12〙
〘Capítulo 13〙
〘Capítulo 14〙
〘Capítulo 15〙
〘Capítulo 16〙
〘Capítulo 17〙
〘Capítulo 18〙
〘Capítulo 19〙
〘Capítulo 20〙
〘Capítulo 21〙
〘Capítulo 22〙
〘Capítulo 24〙
〘Capítulo 25〙
〘Capítulo 26〙
〘Capítulo 27〙
〘Capítulo 28〙
〘Capítulo 29〙
〘Capítulo 30〙
〘Capítulo 31〙
〘Capítulo 32〙
〘Capítulo 33〙
〘Capítulo 34〙
〘Capítulo 35〙
〘Capítulo 36〙
〘Capítulo 37〙
〘Capítulo 38〙
〘Capítulo 39〙
〘Capítulo 40〙
AVISO
〘Capítulo 41〙
〘Capítulo 42〙
〘Capítulo 43〙
☾Capítulo 44☽
〘Capítulo 45〙
〘Capítulo 46〙
〘Capítulo 47〙
〘Capítulo 48〙
〘Capítulo 49〙
〘Capítulo 50〙
AGRADECIMIENTOS
Epílogo
CONTINUACIÓN: El Infierno de Hades

〘Capítulo 23〙

64.8K 5.2K 6K
Autorstwa SabrinaMiicaela

Abro los ojos cuando siento la textura suave de sus labios sobre los míos, y su aliento golpear mi rostro, calentando mi piel y poniendo mi piel de gallina.

Aaron no me deja reaccionar, y cuando pongo mis manos en su pecho para apartarlo, puedo notar que él muerde mi labio inferior, provocándome un quejido que me obliga a abrir la boca. Situación que él aprovecha para asartar mi cavidad e introducir su lengua caliente en mi boca sin ningún pudor o deparo, solo toma mis labios como si le pertenecieran y mi corazón se descontrola. No sé por qué, pero siento que tiemblo por los escalofríos que me provoca su contacto.

Jadeo abrumada por el asalto, y la dureza con la que me besa mientras mantengo los ojos abiertos, aunque no puedo ver a Hades o a su acompañante, porque él me impide la visión con su cuerpo en medio. Pero sé que están ahí. Mi corazón late veloz en mi pecho y me siento paralizada y confundida mientras mis manos quedan sobre su pecho, firme y caliente.

Y entonces, presa de la confusión, siento el amargor de mi sangre, y su sabor metalizado en mi boca. Aaron se separa un poco de mí y lame el rastro de sangre en mi labio inferior.

Cuando logro ver su rostro, él me mira con dureza, con el ceño fruncido y la respiración agitada. Yo sé que estoy de la misma forma, abrumada y con el corazón golpeando en mi pecho con violencia.

Giro la cabeza y veo a Hades, quien parece enojado. Me observa a mí con cierta decepción en el rostro y Leia, me mira con ira. Entonces, Hades tira de ella hacia otro lado y Aaron los observa a los dos con el ceño fruncido, enojado.

Entonces lo entiendo, solo me usó para molestarlos a ambos. Me besó, solo para generar esa reacción en ellos. Y lo logró, pero también lo logró en mí.

Cuando ellos se van, lo cual ocurre en una fracción de segundo, mi mano como si tuviera vida propia impacta en la mejilla de Aaron con violencia. Siento que mi mano duele, así que la sujeto con la izquierda, sintiendo el dolor punzante.

—¡Suéltame! —grito apartándome de su agarre, enojada, con mi sangre fluyendo caliente y espesa, con rabia por mis venas.

Aaron solo me observa con enojo y cuando siento que va a hablar, una voz estruendosa interrumpe todo.

—¡La policía! —grita una voz femenina, y entonces, todo es descontrol.

Yo observo a la gente asustada, y entonces veo a la gente alborotarse por subir a sus vehículos o huir a pie. Lo seguro es que hay drogas, alcohol y apuestas ilegales en este lugar, lo cual es un problema. Y uno muy gordo, así que mi cabeza grita solo una cosa. Huye.

Pero necesito encontrar a Alex para eso.

—Dios, ¡Alex! —grito cuando veo el gentío y entonces la marea de gente me empuja, sin embargo logro abrirme paso para ver, y noto que un buen par de metros más allá hay alguien con ella. Veo que es Aira, junto a Bruno y Nika quienes la encuentran y corren hacia el auto.

Ella se gira con desesperación entre la multitud y cuando me ve, veo que hay dos coches patrulla con sus sirenas acercándose, ingresando a la playa.

—¡Corre! —le grito y ella lo hace, entonces corre.

Pero yo no puedo alcanzar, porque hay mucha gente. Alguien me choca, así que me caigo al suelo. Miro hacia atrás pero no veo a Aaron, no está allí, por lo que me queda por hacer es ponerme de pie y correr.

No veo a Alex, pero con mucha suerte logró llegar con los chicos. Mi mejor opción ahora es buscar un lugar para llamarla y que me encuentren, pero no hay nada más por hacer que huir.

Las sirenas están cada vez más fuertes, y entonces, me pongo de pie y corro junto al gentío, viendo las luces de los autos alumbrar la playa.

Lo peor que me podría pasar es que mi abuelo sepa que fui de fiesta, estoy segura de que eso no me traerá buenas consecuencias. Así que solo corro en la oscuridad para llegar a la ruta, donde hay muchos autos aparcados.

—¡Corran corran! —grita una chica con diversión.

Dios, ¿Cómo se divierte si yo siento que voy a morir? Digo, mi abuelo me va a matar.

Entonces, cuando llego a la calle veo que muchos autos se van a toda velocidad por la calle, y uno de los coches patrulla los sigue con las sirenas encendidas. Parece una carrera de esas de película, y yo solo corro por la acera.

En ese momento, veo pasar un coche patrulla frente a mí, y el rugir de un auto cerca, pero no me da chance a reaccionar cuando el auto de policía se detiene frente a mí, acortando mi paso. Mi corazón late desbocado cuando un policía baja, dispuesto a atraparme. Hay un par de metros separándonos, pero estoy seguro de que va a atraparme.

—¡Alto ahí! —me grita el policía y yo entonces levanto las manos cuando lo veo tocar su cintura, a la altura de su arma y desfundarla, apuntándome.

Mi corazón late con fuerza en el pecho y siento el sudor frío mojar mis sienes y descender por mi nuca. Mi respiración agitada provoca que mi pecho suba y baje con violencia. Me duele mi caja toráxica y mi garganta reseca me dificulta el respirar.

Y entonces, cuando avanza hacia mí, evalúo mis posibilidades de huir, aunque no hay ninguna. Entonces solo me quedo parada, temblando de miedo.

El policía guarda el arma cuando llega a mí, y sujeta mis manos con fuerza. Parece jóven, pero tiene cara de haber salido del infierno. Viste de azul, y trae chaleco antibalas y botas de combate.

—Pon las manos en la espalda —ordena y yo asiento, sintiendo que me sujeta las muñecas con brusquedad y sus manos rugosas por los cayos me ponen unas esposas.

El sonido metálico de las esposas me hace temblar, y cierro los ojos, rendida. Él coloca sus esposas en mis muñecas y siento el frío de las esposas en mi piel. Las aprieta y duele.

Me quejo del dolor pero más es mi lamento por lo que me va a ocurrir. Me van a matar.

—Cállate y camina —el hombre me sujeta del brazo con fuerza y me obliga a caminar. Miro hacia la calle cuando otro coche patrulla corre a alta velocidad detrás de un auto, y entonces.

Bajo a la calle y él abre la puerta para meterme dentro, justo cuando se detiene en seco.

Yo me giro asustada cuando oigo otra voz, y entonces, ahora sí siento que este pueblo no tiene nada de aburrido.

Veo a Hades detrás del policía, con un arma negra apuntando su cabeza, justo sobre la nuca del policía.

Él me observa con diversión y lo veo hacer eso tan característico en él, pasar su lengua por su labio inferior y sonreir. Entonces, me sonríe y yo siento que me voy a volver loca.

—Suéltala —sonríe y veo el rostro del policía, el cual se endurece y no parece ceder. Así que yo me mantengo en mi lugar, con él aún sosteniendo mi brazo con fuerza. Hace presión, así que dejo escapar un quejido de dolor.

—Baja el arma —dice el policía entre dientes. Pero Hades ríe, burlón.

—Amigo, ¿En serio eres tan valiente? Tengo un arma en tu cabeza y no quiero hacer de tu cráneo un colador —se mofa del policía, quien murmura un insulto entre dientes.

Lo que escucho después es un sonido sutil, pero si algo aprendí en las películas es que Hades acaba de quitarle el seguro al arma.

—Bob, no seas necio.

—No me llamo Bob —gruñe el policía, perdiendo la paciencia.

—Cálla Bob, me aturdes —ríe Hades—. Ahora deja ir a la jovencita, ¿No la ves? Es medio tonta.

Me giro a verlo, con el ceño fruncido y Bob, o no sé como se llame me mira enojado.

Por otro lado, Hades acaba de decirme tonta. Y lo voy a matar por eso.

¿Quién se cree que es?

—Bob, mira, no nos pongamos difíciles, ¿Está bien? —insiste Hades, burlón—. Podemos hacer un trato, Tú dejas a la niña esta y yo no te hago un hoyo en la cabeza.

—No lo vas a hacer —dice Bob y Hades sonríe. Acto seguido dispara, congelándome en mi lugar.

Él exhala y lleva una mano a su rostro, a su oreja puntualmente y veo sangre.

—Ups, ahora puedes ser hermano Da Vinci, ¿No crees Bob?

—Ese es Vang Gogh —lo corrijo y él me observa con el ceño fruncido.

—Exacto promiscua, muy bien, eres inteligente después de todo —ríe—. Como te decía Bob, puedes ser hermano de Picasso también si quieres, de hecho, tal vez te podamos meter en su cajón si quieres así follan en el más allá, aunque a mi no me va mucho eso de la necrofilia. ¿A tí te gusta la necrofilia Bob?

—Te voy a encontrar —amenaza Bob.

Hades sonríe y yo lo veo mientras mi pecho sube y baja con violencia. Sus ojos grises se ven brillantes con la luz del coche patrulla, e ilumina su rostro en azul de forma intermitente. Él está mirando al policía, pero me observa cuando nota que lo veo.

—Ay, que dulce eres, ¿Quieres ser mi fan? Me gusta como piensas Bob amigo mío.

—Hay refuerzos en camino.

—No me digas —dice Hades con diversión. Puedo ver en sus ojos que está disfrutando con esto.

—Vas a terminar en la cárcel, tú y esta —hace referencia mí, apretando el agarre.

—Oye, cuidado como le hablas a mi novia.

—No soy tu novia —le digo enojada y él levanta las cejas. Él y Bob se observan y se encoge de hombros.

—Es mi novia, pero no lo sabe.

—No soy su novia —le digo mirando a Bob y él frunce el ceño.

—Bueno, dejemos el cuento Bob, tengo que ir a dormir temprano para mantener esta belleza, así que ahora suelta a mi novia.

Iba a discutirle, pero me guardo mis palabras cuando él presiona el arma contra la nuca del policía y este jadea adolorido cuando se oye un chillido, del arma caliente en la piel del hombre, entonces cede su agarre y me suelta.

—Ven cariño —ordena Hades y yo obedezco, aún esposada, con las manos en mi espalda.

—Me llamo Gianna, imbécil.

—Ay cuanto amor.

Hades sujeta mi cintura con una mano y hace que me ponga detrás de él. Luego con su mano disponible lo veo sujetar el cinturón del arma del policía, y en un movimiento diestro noto que descarga el arma y la arroja a un arbusto. El cargador junto con las balas caen al suelo y segundos después, Hades me toma del brazo y tira de mí mientras sigue apuntando al policía.

La imagen es hipnotizante. Él sostiene el arma con una mano y le apunta a la cabeza al policía mientras se aleja.

Los tatuajes en su cuerpo se acentúan por la posición de sus brazos y veo que le sonríe con burla al hombre al que apunta.

—¿Qué haces? —pregunto asustada, aún sintiendo el sonido de otras sirenas de policía y entonces, él me observa con diversión.

Acto seguido veo su motocicleta aparcada en la acera más adelante, y el policía a menos de diez metros de nosotros nos observa enojado.

—Sube a la moto —gruñe el chico de mirada plateada y yo obedezco y subo como puedo porque si algo me dice la poca cordura que me queda es que lo mejor que puedo hacer ahora mismo es obedecer.

—No lo mates —le digo observándolo de espaldas, apuntarle a Bob.

—¿No lo mato? —inquiere burlón.

—No.

—Bob, ¿Tú qué piensas? ¿Te mato o no te mato? —juega con él y veo a Bob enojado, enfurecido pero a la misma vez enmudecido.

—¡Hades!

—¡Está bien está bien! —ríe—. Bob, haz lagartijas.

El hombre no dice nada, y entonces Hades dispara a sus pies, generando un sonido ensordecedor que hace reaccionar al hombre.

—Anda Bob, muéstrame como se hace. ¡Pecho a tierra!

Bob obedece y entonces, hace lagartijas. Segundos después giro la cabeza cuando oigo un sonido ensordecedor que me provoca dar un respingo, asustada. Mis oídos pitan y mi corazón late con fuerte veo al policía apartarse del auto mientras Hades dispara, reventando las ruedas del vehículo.

Acto seguido, guarda el arma en su cintura y corre hacia mí. Se sube detrás de mi cuerpo poniendo una de sus manos en mi abdomen cuando su cuerpo me empuja hacia adelante y sus brazos me rodean mientras yo aún tengo los míos esposados en mi espalda. Mis muñecas están doloridas por la presión del frío metal.

Segundos después, enciende el vehículo y arranca a toda velocidad. El viento no tarda en golpear mi rostro y dejamos atrás al policía.

Hades manera conmigo delante y yo giro mi cabeza para verlo. Su pecho está en mi espalda, por lo que puedo sentir su respiración acelerada y su razón como si estuviera en una carrera, galopando en su pecho. Yo apuesto que estoy de la misma forma y esto es algo que ni en mis sueños esperaba hacer.

Y ahora estoy confundida por todo lo que acaba de pasar. Aterrada porque casi me lleva la policía y feliz porque no lo hizo. Horrorizada porque acabo de ver a Hades con un arma, apuntándole a un policía y luego ahora confundida de nuevo porque no sé si la mejor opción es huir en moto y esposada con Hades.

—¡Casi lo matas! —grito molesta y asustada observando el perfil del chico de ojos grises. Este mira hacia adelante y luego a mí.

—Casi —sonríe como si para él hubiera sido divertido y acelera abriéndose paso en la ciudad.

Claro que para mí fue terrorífico y una experiencia que espero no repetir. Ahora tengo más miedo por que me encuentren con él luego de la imbecilidad que acaba de hacer. Esto me califica como cómplice de resistir a la autoridad y a su vez, soy fugitiva.

Antes estaba mejor, solo estaba en una fiesta y ahora estoy huyendo de la policía con un sociópata impulsivo y claramente loco.

—¡Estás loco! ¡Eres un psicópata! —me remuevo en la motocicleta—. ¡Déjame bajar!

Hades impide que me mueva y sube la velocidad mientras que su mano se posa en mi abdomen, presionándome contra su cuerpo.

—¡Quédate quieta!

—¡Ni siquiera tenemos casco! —me quejo ofuscada, con el rostro enrojecido por la molestia.

—¿Y eso te preocupa chica promiscua? —ríe presionando su rostro contra mi oreja, puedo sentir sus labios contra mi piel. Y me lo imagino sonriendo—. Creo que la loca eres tú.

—¡Hades detén la motocicleta!

—No.

—¡Hades!

—¡Promiscua! —ríe él, acelerando, y entonces yo me rindo. No puedo seguir peleando con él, y menos cuando está zigzagueando entre los autos a noventa kilómetros por hora.

—¿Dónde vamos? —inquiero confundida y asustada cuando lo veo alejarse hacia la ciudad.

Cuando gira en una manzana, él pone su mano en mi abdomen, sujetando mi cuerpo y yo siento una mezcla entre repulsión por su contacto y calidez. Eso me confunde y me provoca buscar la manera de huir.

Principalmente porque acabo de verlo apuntarle a la cabeza a un policía y dispararle, cortándole la oreja. Y luego dispararle a su auto. Estoy segura de que Mag no me va a creer cuando le cuente todo esto.

Hades no responde, y nos adentramos por una zona residencial, donde hay casas muy lindas y costosas. De esas que aparecen en las revistas modernas.

Segundos después, lo veo detenerse en un callejón que divide dos cercas, los patios traseros de un par de casas y me sujeta para bajar de la motocicleta.

—Arruinas mi reputación, Gianna.

—Hades —digo cuando veo hacia adelante, con los ojos abiertos como platos. Veo un coche patrulla acercarse al final de la calle y Hades también lo ve.

—¡Corre corre! —grita y yo intento seguirlo, pero es complicado andar con las manos esposadas, ya que eso hace que mi cuerpo se desestabilice—. ¡¿No sabes correr?! ¡Es un pie delante del otro!

—¡Eso intento imbécil!

Entonces, caminamos hacia el callejón y cuando él intenta que corramos, yo siento un punzante dolor en el pie al pisar una irregularidad en el suelo. Mi tobillo se dobla y siento que mis tendones se resienten.

La luz del coche patrulla se acerca, y entonces Hades me observa asustado.

—¿Puedes seguir? —su voz está frenética y asustada. Claro que es sospechoso que un chico lleve esposada a una chica, y que momentos antes le haya disparado a un policía.

—Me duele —me quejo sintiendo que mis ojos se empañan si me fuerzo a caminar.

—Dios, buen día para morir —ríe y yo quiero golpearlo. Gira su rostro y ve hacia el final de la calle, apenas a unos cinco metros, y entonces me recuesto contra la valla de madera de una casa, rendida—. Igual puedo irme y dejarte aquí. ¿No? Todo vuelve al status quo. O mejor no, tu abuelo me mataría si sabe que te dejé aquí.

—Hades, no ayudas.

—¿Qué hacemos?

Él y yo nos miramos con el ceño fruncido y entonces, puedo ver que su mirada se ilumina. Giro mi rostro y veo el coche patrulla a centímetros de pasar frente a nosotros y él entonces

—Okey okey, tengo una idea. Es fantástica. Bésame —sugiere y yo abro los ojos como platos. Mi corazón da un vuelco con sus sugerencia.

—¿Qué? ¡No!

—¿Tienes una mejor idea? —pregunta él molesto. Mi corazón late fuerte en mi pecho—. Porque dudo que sea divertido que la policía nos atrape y pregunte por qué estás esposada y por qué yo tengo una linda nueve milímetros en mi cintura y probablemente terminemos en la cárcel.

—¿Y eso en qué ayudaría? —cuestiono exaltada y él se encoge de hombros.

—¡Eso funciona en las películas! ¿No ves películas a caso? ¿¡Dios por qué es tan tonta!?

—¡Hades cállate! —lo riño entre dientes cuando empieza a desvariar.

—¡Cállate tú! ¿No ves que soy muy joven y lindo para ir a la cárcel? Tengo solo diecinueve años y no quiero pudrirme en la cárcel.

—¡Pues lo hubieras pensado antes de dispararle al policía!

—¡Bésame entonces!

—¡No! ¡Nunca! —me niego aunque mi corazón late con fuerza en mi pecho, no tanto por la policía sino por la sola idea de besarlo. Eso me tienta y me hiptoniza a la misma vez, es estúpido, pero me altera los sentidos—. ¡Me das asco maldito mentiroso!

Quiero odiarlo por ser un imbécil y por mentirme, pero no lo hago. Solo necesito tenerlo lejos.

—¡Yo no te mentí en nada! —se defiende.

—¿Ah sí? ¡¿Y dónde está tu novia?!

—Dios, eres insoportable ¡Y para empezar tú no tenías que estar en esa fiesta! —gruñe ofuscado caminando hacia mí, acortando la distancia. Yo retrocedo hasta que mi espalda siente la textura de la madera y entonces frunzo el ceño, enojada.

—¡Tienes razón! No debería haber ido así me evitaba ver tú estúpida cara y la de la idiota de tu novia —mascullo en respuesta con el corazón latiendo con violencia en mi pecho y él frunce el ceño, oscureciendo su mirada plateada. Puedo ver que su rostro se está enrojeciendo por el enojo.

—¡Ah! ¡Cállate y bésame! —gruñe molesto cuando su rostro se ilumina por el azul de la patrulla él sujeta mi rostro entre sus manos.

—¡Prefiero que me lleve la policía antes que be...

Mis palabras se ven interrumpidas cuando Hades sujeta mi rostro entre sus manos y sin dejarme respirar posa sus labios sobre los míos. Inhalo con fuerza asustada cuando siento la calidez de su boca sobre la mía, con sus labios resecos se encuentran con los míos, humedecidos y suaves.

Él sujeta mi rostro, con sus palmas sobre mis mejillas, sosteniéndome con firmeza y su cuerpo, sin miramientos se presiona contra el mío. Su presencia arremete contra mí de forma desoladora, como un vendaval, una tormenta y un huracán a la vez. Se siente desolador y extasiante, como una droga, como saltar al vacío.

Como si consumiera cada fibra de mi ser con una sola caricia. Mi cuerpo responde al suyo y me odio por eso, me odio por sentir que mis piernas flaquean y que abdomen se entumece con las cosquillas de esa caricia

Las palmas de sus manos se sienten frías y suaves, lo cual contrasta con sus labios calientes y resecos. Y luego, él quita una de las manos de mi rostro y me sujeta de la cintura, presionando mi cuerpo contra el suyo. Uno de sus pies se cuela entre los mios, presionando su pelvis sobre mi abdomen. Y me consume, me besa con fuerza. Su lengua se abre paso entre la mía y entonces pienso en la forma en la que me toma.

Con violencia y necesidad. Y yo, aunque quiera resistirme, luego de unos segundos de luchar con mantener la boca cerrada, cedo, maldiciendome pero cedo con la necesidad de besarlo de la misma forma arrasadora con la que él lo hace. Y me gusta pero a la misma vez me desmorona.

Mi rostro se enrojece por la exitación del momento, al igual que mi sexo, el cual empieza a latir con un agridulce frenesí.

Su lengua, caliente y diestra es bien recibida y la saboreo, siguiendo su erótica caricia. Hades entiende la invitación y entonces, sube la intensidad, arrollandome en éxtasis de placer y lujuria. A la misma vez, descargo toda mi frustración en él, resentida por lo que me hizo, por su mentira. Pero Hades me hipnotiza y me retiene, lo odio, pero me dejo llevar cuando él me arrastra el ojo de la tormenta.

Sus mano disponible baja hacia mis nalgas, las cuales aprieta con fuerza provocándome un gemido. Sus dedos se clavan en mi piel y me frotan contra su polla, endurecida bajo la tela de sus pantalones.

Entonces, él entrega toda su ferocidad a mí, todo el animal dentro suyo se desata y me consume con desenfreno. Y cuando siento que mi sexo palpita, un sonido rompe la atmósfera.

La policía acaba de sonar su sirena pero no se detiene, avanza. Y Hades y yo giramos el rostro hacia el final del pasillo mientras nuestras respiraciones suben erráticas hacen la música de fondo, sus manos aún siguen en mi rostro y en mi trasero, y no se aparta de mí, solo giramos el rostro viendo el auto irse y la luz azul desaparece.

—¿Ves? Funcionó.

—Te odio —susurro recuperando la respiración pero sintiéndome avergonzada por permitirle besarme. Y más aún por disfrutarlo.

—En efecto, tú destrozas mi buena reputación, Gianna Morrigan.

—Tú reputación ya estaba arruinada.

—Me gusta que me ayudes a empeorarla —murmura y yo paso saliva.

Nos observamos y entonces, lo veo sonreírme con diversión y perversidad, sin embargo, yo levanto la pierna con fuerza, impactando en su entrepierna. O al menos eso creía, porque puso su mano para esquivar el golpe.

—Buen intento, fea. ¿Así me agradeces por salvarte?

—No necesito que me salves. Capullo.

Hades me observa como si acabara de decir una mentira y veo que me juzga, así que solo intento caminar pero mi pie duele, entonces él me observa con diversión.

—¿Duele?

—No.

—Mentirosa.

—Imbécil.

—Gianna, ¿Alguna vez te dije que a veces te vuelves loca? —pregunta con curiosidad y yo niego.

Niego con la cabeza, molesta. Y él entonces dice algo que me quita el aliento y le da un vuelco a mi corazón.

—Me encanta cuando te vuelves loca.




Advertencias para el público sensible: El Juego de Hades es una novela +21 que contiene temas delicados como sexo explícito, lenguaje vulgar, ilícitos, violencia, etc.

Es una novela ficticia en la cual NO se GLORIFICAN, ENALTECEN, MINIMIZAN o INCITAN a cometer ilícitos. Todo ilícito que se encuentre en esta novela debe ser penado como tal.

Recuerden en todo momento que esto es FICCIÓN, por favor, sepan separarla de la REALIDAD.

michell.smith.5895 que el 14 fue su cumpleañitos ¡AAAH! Felicidades belleza

AHORA YEEEEES

O SEAAAAA ¿Qué opinamos?

JAJA Estuve leyendo los mensajes de las chicas del grupo de whatsapp y bueno, acá estamos subiendo el otro capítulo pa' ver qué piensan

Estaba difícil atinarle a una teoría jajaja

QUÉ OPINAN DEL CAPÍTULO?

QUÉ CREEN QUE VA A PASAR?

QUÉ QUIEREN QUE PASE?

YA SÉ, YA SÉ, NO HUBO SALSEO CON AARON PEERO ¿QUIÉN SABE? *Inserte carita pornosa*

¿Quién creen que es el padre de la bendición de Leia?

Qué opinamos de:

AARON

AIRA

BRUNO

ALEX

NIKA

LEIA

EL POLI ALIAS BOB

HADES

GIGI

Y la relación Hades - Gigi

Gigi - Aaron

Gigi - Nika

Un beso desde el infierno de parte de Hades,

La autora

Sabrina Micaela

Czytaj Dalej

To Też Polubisz

631K 31.9K 34
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
963K 155K 151
4 volúmenes + 1 extra (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso justo...
3.5M 157K 128
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...