El Juego de Hades

By SabrinaMiicaela

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Aaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser... More

El Juego de Hades
〘Capítulo I〙
〘Capítulo 2〙
〘Capítulo 3〙
〘Capítulo 4〙
〘Capítulo 5〙
〘Capítulo 6〙
〘Capítulo 7〙
〘Capítulo 8〙
〘Capítulo 9〙
〘Capítulo 10〙
〘Capítulo 11〙
〘Capítulo 12〙
〘Capítulo 13〙
〘Capítulo 14〙
〘Capítulo 15〙
〘Capítulo 16〙
〘Capítulo 17〙
〘Capítulo 18〙
〘Capítulo 19〙
〘Capítulo 20〙
〘Capítulo 22〙
〘Capítulo 23〙
〘Capítulo 24〙
〘Capítulo 25〙
〘Capítulo 26〙
〘Capítulo 27〙
〘Capítulo 28〙
〘Capítulo 29〙
〘Capítulo 30〙
〘Capítulo 31〙
〘Capítulo 32〙
〘Capítulo 33〙
〘Capítulo 34〙
〘Capítulo 35〙
〘Capítulo 36〙
〘Capítulo 37〙
〘Capítulo 38〙
〘Capítulo 39〙
〘Capítulo 40〙
AVISO
〘Capítulo 41〙
〘Capítulo 42〙
〘Capítulo 43〙
☾Capítulo 44☽
〘Capítulo 45〙
〘Capítulo 46〙
〘Capítulo 47〙
〘Capítulo 48〙
〘Capítulo 49〙
〘Capítulo 50〙
AGRADECIMIENTOS
Epílogo
CONTINUACIÓN: El Infierno de Hades

〘Capítulo 21〙

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By SabrinaMiicaela

El timbre suena y es hora de volver a clase. El problema es que siento como si hubiera un yunque sobre mis pies impidiéndome moverme, me siento clavada al piso y como si mis pies pesaran mil toneladas.

Es raro y no siento nada más que la tensión en el ambiente, la cual se corta con un cuchillo. Pocas veces sentí esa tensión, y hiela la sangre. Como en esas películas donde los vaqueros se enfrentan pero esperan a que el otro se mueva para dar el primer paso.

Un disparo certero y se acaba el problema. Claro que si se lo mira de esa forma, muerto el perro se acaba la rabia pero acá hay algo más que eso, más destructor. Como si tuviera en una mesa a los rusos, los chinos y a los estadounidenses a punto de declarar la tercera guerra mundial.

—Creo que ya encontramos al padre —comenta Alex por lo bajo y yo me giro a verla. Ella parece igual de confundida que yo.

Siento que debería sentir mil cosas pero no siento nada más que confusión. Y me siento ajena a esto, como si yo fuera una persona ajena a la ecuación y solo quiero ir a clase y esperar a que el día termine.

Alex me observa con el ceño fruncido y yo paso mi mirada de Alex a Nika, quien tiene el ceño fruncido y a Aaron, que parece patidifuso. Entonces, el timbre vuelve a sonar y yo salgo de mi ensoñación y camino hacia la puerta, como todos.

Hades me observa pero noto que deja de verme cuando yo aparto la mirada, y veo a Aaron confundido. Él me observa a mi y luego, sin entender por qué se va, sale por la puerta evitando a todos como si lo llevara el diablo.

Hades no lo observa, tiene el ceño fruncido y observa a Leia, quien parece molesta, sin embargo él pasa su brazo por los hombros de la chica y la hace girar para ir a clases.

Yo paso saliva y voy a clase, con la mente en blanco y con una extraña sensación de serenidad en el pecho.

La siguiente clase es comunicación, casualmente en la que Hades y yo nos sentamos juntos, sin embargo cuando llego a clase lo veo sentado en primera fila, con Leia a su lado, así que veo su rostro y él me mira a mi, con el ceño fruncido y yo voy a mi lugar vacío.

Todo el mundo los observa, y Hades parece concentrado en la clase. En eso Alex se sentó conmigo, y de vez en cuando me observa.

La tensión se palpa y no siento nada. Pienso dentro mío que tal vez debería sentirme decepcionada, o traicionada, porque él me dijo que no había nada con ella.

¿Y si se fue luego de tener sexo conmigo para ir con ella? Dios, las incógnitas remueven mi cerebro, y me hacen doler las sienes. Me siento confundida y nublada, como si cada pensamiento me llevara a lo mismo.

No puedo concentrarme en otra cosa porque si pienso en lo que dice el profesor algo me lleva a ver a Hades, quien solo mira hacia adelante, como si fuera un chico aplicado.

—¿Estás bien? —inquiere Alex luego de unos segundos en los que me quedo observando mi hoja en blanco, mordiendo la punta opuesta del lápiz mientras mi cabeza le da vueltas a la situación.

Cuando oigo su voz levanto la cabeza para observarla y asiento.

—Estoy bien amiga —sonrío y luego decido hacer mi mejor esfuerzo e ignorar todo salvo la clase, eso es lo único importante.

—Esto está más loco de lo que imaginaba —murmura confundida y yo la observo. Asiento con mi cabeza.

—¿Crees que sea de él? —inquiero y Alex mira hacia adelante, prestando atención al lenguaje corporal de Hades, quien de repente pasa un brazo por sobre los hombros de Leia y ella recuesta su cabeza en su hombro.

—Nunca los ví juntos —comenta en un susurro—. Pero Hades es tan... Hades que no sé qué decirte Gigi.

—Me siento una idiota —murmuro por lo bajo.

—No lo eres, él es el idiota.

—Me dijo que no estuvo con Leia —susurro confundida y ella me observa. Acomoda sus gafas sobre el puente de su naríz.

—¿Y le creíste?

Asiento con la cabeza, sintiéndome avergonzada. Es que poniéndolo así, sin nada más que una pregunta inocente me hace pensar en ¿Por qué debería creerle?

¿Por qué debería creerle a Hades?

Y la respuesta me resulta obvia.

No hay que confiar en el rey del inframundo, después de todo, ¿Quién dijo que Hades es bueno?


═══════════●❤●═══════════


El día pasó absurdamente lento, pero agradecí el momento de ir a casa. Lo hice más rápido de lo normal solo por el mero hecho de querer volver fuera una necesidad. Así que llego a casa y veo a mi abuela regar las plantas con Garu, su gato junto a ella.

—Hola hija —me saluda cuando entro y yo le enseño los dientes para luego entrar en casa.

Camino hacia la cocina cuando siento olor a comida en el ambiente y veo a mi abuelo abriendo el horno, para sacar una bandeja metálica con cupcakes de chocolate.

Mi abuelo me observa y yo le sonrío al verlo.

—Ve a cambiarte y vamos a merendar, hice tu favorito —me sonríe el señor Andrés Morrigan y yo le guiño un ojo.

—Estoy condenada a ser gorda —me mofo—. Pero feliz.

—Es lo que importa —dice él y yo asiento para luego ir a mi habitación y quitarme mi ropa del instituto.

La dejo sobre mi mueble evitando el recordar a Hades besándome, y recorriendo mi cuerpo. Me siento molesta al pensar en lo que me hizo y lo bien que se sentía, y hoy como si nada apareció de la mano de Leia.

Ella se porta como si fuera mi enemiga, y se está ganando ese lugar.

Pero Hades... yo creía en que él era distinto, sin embargo, no es más que un patán, al igual que todos.

Me pongo una blusa blanca y una falda de mezclilla y bajo descalza, con un moño irregular en la cabeza. Tengo mi móvil en mano y cuando llego al pie de la escalera este vibra. Veo un mensaje de Magnolia en la pantalla, mi mejor amiga de toda la vida.

Noto que es una notificación donde me etiquetó en una foto en Instagram donde pone que me extraña. Yo bajo las escaleras mientras respondo que también la extraño y luego me siento en la mesa con mi abuela, la cual está sirviendo café.

—¿Con leche? —pregunta mi abuela llamando mi atención y yo asiento.

—Por favor.

Ella me sirve un poco de leche mientras mi abuelo deja un plato con cupcakes en la mesa, para luego sentarse.

Él pasa un tiempo hablándonos de sus negocios y al pasar menciona a un potencial nuevo socio de apellido Monaco.

Yo no presto mucha atención a lo que hablan, y me encuentro observando mi móvil mientras le doy vueltas en la mesa mientras como en silencio.

—¿Pesadillas? —inquiere mi abuelo y yo levanto la cabeza, confundida.

—¿Qué?

—La abuela me dijo que te escuchó llorar hace unas noches —comenta el abuelo.

—Sí hijita, como si tuvieras pesadillas —comenta ella y yo paso saliva intentando tragar el cupcake—. Te oí quejarte varias veces pero creí que estaba soñando ya que había tomado mis pastillas para dormir.

Mi rostro se enrojece y yo asiento con la cabeza.

—Si —rio nerviosamente para luego tomar un sorbo de café mientras ellos me observan—. Tuve una pesadilla muy fea —miento aunque sé que se refiere a... no lo sé, algo sexual.

Siento que mi corazón late fuerte en mi pecho.

—¿Y qué soñaste? —quiere saber el abuelo.

Bueno, tal vez era un sueño muy... vívido con su empleado. El de ojos grises y él me estaba follando... Tal vez.

—Que me iba a comer un monstruo —murmuro arrugando la naríz y el abuelo asiente dándole un sorbo a su café.

—¿Cómo te fue la semana pasada? —inquiere él y yo me encojo de hombros.

—Fue la experiencia más aburrida de mi vida —comento y a él parece hacerle gracia.

—Ganar dinero es la parte divertida —murmura mi abuela así que nos reímos un rato, aunque yo muchas veces me distraigo pensando en otras cosas no tan... divertidas.

—Oh, casi lo olvido —termino mi café y los observo mirarme extrañados—. ¿Mañana a la noche podría quedarse una amiga a dormir? En una pijamada.

Cruzo los dedos para el que el abuelo deje que Alex venga a casa a dormir, ya que así podremos irnos desde casa, lo cual haría todo más fácil.

—¿La niña de tu instituto? —curiosea la abuela así que asiento.

—Si, esa chica, se llama Alex —asiento mordiendo el interior de mi mejilla y tronando mis dedos bajo la mesa, esperando su afirmación.

El abuelo frunce el ceño y yo hago una mueca, levantando las cejas.

—¿Y bien?

—¿Cuál es la ocasión? —cuestiona el abuelo, y de repente me siento en un interrogatorio, como si él estuviera dándole más vueltas a las cosas. E intentando ver el trasfondo de la cuestión, por lo tanto me alegro por haber planeado todo bien.

Tener abuelos protectores, o un abuelo, hace que te tomes en serio eso de escabullirte y dejar todas las huellas bien cubiertas.

—Tarea de biología y maratón de Marvel —sonrío y apunto hacia el living, donde dejé a drede un par de libros de biología que pedí en la biblioteca para hacerlo todo más creíble. Los dejé allí para que se vea un poco más decorativo.

—¿De nuevo The Avengers? —quiere saber él y yo asiento.

—Pues claro, ¿Por quién me tomas?

—Solo por mi nieta loca —niega él, divertido—. Está bien, puede venir, solo no hagan mucho ruido —parece no muy convencido y de igual modo acepta.

—¡Gracias! —chillo emocionada y luego voy a mi habitación para hablar con Mag.

Me siento en mi ventana y veo el sol ponerse en el horizonte y entonces marco el número de Mag para contarle todo.

Ella no tarda en responder, y en cambio se pone en videollamada. Apenas la veo noto que está en su habitación, recostada en su cama.

—¡Ey! Mi amiga a kilómetros de distancia —sonríe ella y yo le devuelvo la sonrisa—. ¿Qué tal el calor?

—Extraño el frío —comento desganada y ella ríe. Sus ojos celestes se ven grandes y alegres, a su vez, su cabello rubio corto hasta los hombros le dan un aire un poco más aniñado.

—Y yo a tí —hace un mohín que luego imito.

—Puedes venir a visitarme cuando quieras —le digo y ella asiente.

—Me encantaría niñata rica, pero no todos tenemos dinero —se mofa y luego se recuesta boca abajo. Yo camino hacia la cama para estar más cómoda y me recuesto como ella, con el abdomen sobre el colchón y los brazos sosteniendo mi cuerpo—. A menos que quieras hacer una donación.

—Lo voy a tener en cuenta —río y entonces ella me cuenta que terminó con su novio, un sujeto odioso el cual le había sido infiel, por lo que está soltera.

Yo la escucho e intento aconsejarla, aunque ella se lamenta sobre que no estoy para que nos vayamos de copas a superar el fracaso de su historia de amor.

Luego de eso, ella quiere cambiar el sentido de la conversación.

—Pero basta de hablar de mí, cuéntame de tí, ¿Hay algo nuevo con tu bandido? —curiosea y veo el interés en su mirada cristalina.

—Bueno, ¿Para qué ocultarlo? Te voy a contar —empiezo y luego le cuento absolutamente todo, la segunda vez que follamos en mi casa y luego que él y Leia entraron de la mano en la cafetería.

También le cuento lo que oí antes, y las actitudes de Aaron conmigo. El director y Larry interrumpiendo.

Además le cuento sobre Alex, quien según yo es una niña genial y muy agradable. Sobre Nika, sobre Bruno y luego sobre Aira.

—Primero, no me gusta que me hayas reemplazado —hace un mohín.

—No te reemplacé —me defiendo—. Tú eres mi mejor amiga.

—Ya, está bien, voy a buscarme otra y ya —se hace la ofendida y luego ríe, pero luego abre los ojos grandes—. Gigi, dime que te cuidaste.

Siento que mis mejillas se ruborizan y asiento.

—Muy bien, pero tienes que ir al ginecólogo, para pedir que te den un método anticonceptivo —comenta y yo asiento—. Digo, quiero ser tía claramente, pero no aún. Y todavía no entiendo el porqué tus abuelos no te llevaron.

—No es su tema preferido —murmuro poniendo los ojos en blanco—. Ya sabes, colegio ultra religioso, misa, y todo eso.

—Lo sé, pero tienes que ir, y aunque a ellos no les parezca tú puedes follar con cualquiera pero cuidate —me sonríe de forma reconfortante y yo tomo sus consejos.

Lo cierto es que mis abuelos son bastante conservadores, mi abuelo mucho más que mi abuela pero aún así ellos tienen esa pizca de "Eres niña y tienes que llegar virgen al matrimonio".

Claro que ellos no se esperaron al matrimonio, y menos mi abuelo, el cual se las andaba de don Juan, pero así es la moralidad de los adultos. Un tanto... conveniente.

Dejo de hablar con Mag como a las dos horas, y ya es hora de cenar, sin embargo no me apetece hacerlo, por lo que duermo temprano.


═══════════●❤●═══════════


Está lloviendo, así que Alex y yo estamos yendo a las duchas luego de clases de natación. Puedo decir que verle la cara a la profesora luego de haberla visto follar con uno de mis profesores es un tanto vergonzoso.

Por otro lado, ya mejoré, ya no me ahogo y ahora soy profesional en el nado estilo estrella de mar, es decir, hacerse el muerto.

Fue un tanto ofensivo cuando la profesora me dijo que no se compite con ese estilo, porque no existe y se negó a fundarlo cuando le insistí aunque estoy segura de que ganaríamos un par de medallas con mi profesionalismo en ese arte.

Por otro lado, Leia se burló de mí y a sus amigas no les pareció correcto ya que se disculparon a sus espaldas. Me dijo algo así como que parecía una morsa por lo bajo.

No la entiendo, así que solo la ignoro. Aunque claro, deseo retarla a una competencia sobre quién aguanta más sin respirar, y espero que ella gane, al menos por una hora.

Pero esos son pensamientos que no me llevan a buen puerto.

Después de todo, por mucho que lo quiera no soy esa clase de personas.

Así que aquí estoy, vistiéndome, esta vez me duché rápido y dejé mi ropa en una mochila en un soporte en las duchas, entonces me ahorro el pensar que esa culebra me iba a quitar la ropa.

Salgo de las duchas y me visto rápidamente con mi ropa de instituto. Mi cabello lo seco con la toalla y espero a Alex para ir a mi casa.

Le doy una mirada a Leia, quien acaba de salir de la ducha cuando yo salgo, y luego me voy, evitando verla.

—¿A qué hora pasa Nika por nosotras? —inquiere Alex deteniéndose antes de salir por la puerta que nos lleva de vuelta a los corredores.

Ella se agacha para acomodarse su zapato de instituto y yo la observo.

—Como a las diez pasa por la esquina de mi casa —le digo y ella asiente.

—Ay que emoción, mi primera vez escapándome —sonríe y yo hago lo mismo. Luego salimos de las duchas.

—Siento que te llevo por el mal camino —río girándome a verla, para luego mirar hacia adelante.

Sin embargo, algo impide que continúe mi paso provocando que mi corazón lata con fuerza en mi pecho.

Veo a Hades contra la pared del corredor frente a las duchas. Parece un tanto alejado en sus pensamientos.

Levanta la cabeza cuando escucha la puerta y sus ojos se conectan con los míos. Su mirada gris parece cansada, como si su brillo de picardía estuviera marchito. Es Hades en efecto, pero no parece él mismo.

Es tonto, lo sé, pero siento que algo lo conozco, aunque sea poco, pero él no es así. Hades no es así de sombrío. Él siempre tiene esa chispa de alegría en los ojos, aunque creo que nadie lo nota.

Él me observa unos segundos, y yo me quedo clavada en el suelo, con Alex a mi lado. No la veo a ella, pero la siento a mi lado. En cambio lo observo a él, y aunque quiera hablarle no puedo hacerlo.

—Gianna —murmura él con curiosidad, pero luego enmudece cuando oímos un sonido.

Segundos después las puertas vuelven a abrir detrás mio, y veo a Leia pasar por mi lado hacia Hades, quien desvía la mirada de mí y observa a la chica de cabellos negros y ojos celestes.

Ella le sonríe y él la observa extrañado, y segundos después, dando un vuelco en mi corazón, ella posa sus labios sobre los de Hades, quien mantiene el ceño fruncido y los ojos abiertos.

Yo paso saliva cuando ella se aparta y sin saber por qué, siento un nudo en la garganta cuando la chica de ojos celestes entrelaza sus manos y tira de él, no sin antes observarme unos segundos con una sonrisa en el rostro.

Y yo solo paso saliva, para luego irme con Alex a mi lado.

Un par de horas después, y luego de una película de The Avengers, mi abuelo golpeó la puerta de mi habitación para decirnos que ya estaba la cena. Son algo así como las nueve de la noche y vamos a cenar ravioles con queso rallado.

—Ya vamos —sonrío y me pongo de pie, viendo a mi abuelo observar mi habitación, y notando el par de hojas que dejamos en mi escritorio con los libros abiertos.

Soy un genio.

—No tarden mucho chicas —asiente él y cierra la puerta.

Alex y yo nos miramos y luego, chocamos palmas. Pausamos la película y luego bajamos a cenar.

Agradezco a la ascendencia Italiana de mi país por traer su cultura gastronómica. Bendita sea la pasta.

—¿Qué tal está? —inquiere mi abuela mientras yo veo que Garu, su gato, se frota contra las piernas de Alex.

—Muy rico señora —dice ella.

—Creo que Garu está enamorado —digo viendo al animal molestar a Alex.

—Le caes bien —sonríe la abuela.

El abuelo observa todo con perspicacia.

—Así que eres la hija del comisario —afirma el abuelo mientras observa a Alex. Esta última asiente con la cabeza.

—Sí señor, él es mi padre, ¿Lo conoce?

—Lo conozco —responde mi abuelo, apoyando sus brazos en la mesa—. Es un hombre muy recto. Sin embargo, no sabía que tenía hijos.

Alex sonríe sin mostrar los dientes.

—Somos tres señor.

—Interesante.

El abuelo deja de hablar y sigue comiendo, luego nos pregunta trivialidades del instituto.

Minutos después, lavo los platos mientras Alex me ayuda a secarlos y subimos a mi habitación, dejando a mis abuelos en el living, viendo una película juntos.

—Se ven tiernos —comenta ella y yo le doy la razón.

Cerramos la puerta y luego de unos minutos preparamos todo. Alex y yo buscamos en mi closet, y como vamos a una fiesta en la playa tenemos que ponernos cómodas.

Yo pensaba que no íbamos a ir, pero a los minutos después de salir del instituto salió el sol, y en cuestión de media hora secó todo.

Estos climas de verano son así, y sin pensarlo ahora el cielo está despejado, permitiéndonos ver las estrellas y la luna llena.

Me pongo un short de mezclilla y una blusa blanca, con tiras finas pero la parte de abajo va en punta hasta unos centímetros sobre mi ombligo. No estoy segura si debería llevar bikini, así que debajo traigo un bikini rosa palo.

Luego Alex se pone unos shorts de mezclilla blancos y una blusa celeste con un bordado en hilo en el escote.

Ninguna de nosotras tiene mucho pecho, pero de igual modo considero que nos vemos fenomenales.

Dada la ocasión, nos maquillamos con rimel a prueba de agua en las pestañas y luego le presto un perfume con brillos super pequeños y delicados que me regaló Mag. El perfume rocía sutilmente en la piel brillos lo cual da una apariencia más llamativa. 

Y listo, solo queda esperar.

Preparé la computadora para reproducir las películas, y a su vez grabé nuestras voces hablando de trivialidades para reproducirse de fondo. Algunas risas y sucesivamente. Eso se va repitiendo cada cierto tiempo.

Luego cierro con llave la puerta y acomodamos en la cama un par de almohadas como si estuviéramos acostadas.

Veo el reloj y casi es hora de partir, entonces Alex y yo nos observamos y luego, una a una salimos por mi ventana y caminamos por el techo de la cochera. La parte de saltar el piso es complicada, así que lo hacemos el menor ruido posible y llegamos a la calle, para luego correr hacia la esquina a esperar el Jeep negro de Nika.

—Ay Dios, saquémonos una foto —comenta Alex—. Tengo que guardar el registro de esto —ríe y yo la abrazo por los hombros para posar en la foto.

Segundos después un auto detiene su marcha frente a nosotras. Las ventanillas vienen bajas así que le sonrío al conductor.

—Señoras —saluda Nika.

—Anciano —saludo y veo a Alex sonreír.

—Papi Bruno —veo una cabeza asomarse en el asiento del copiloto, dejándome ver a Bruno quien sonríe socarronamente.

—Suban de una vez —oigo otra voz, y veo a Aira en el asiento trasero. Entonces Nika nos indica que subamos así que eso hacemos. Dejo a Alex en el medio y yo en la punta detrás del asiento de Nika.

—¿Listas para la fiesta nenas? —inquiere Bruno, girándose a vernos.

Puedo ver lo que traen y entonces me causa cierta gracia. Bruno trae una remera azul marino, Nika una remera roja casi bordó y Aira una chaqueta la cual salvo sus brazos de cuero negro, es verde militar.

La referencia es clara y aunque estoy segura de que no lo planearon, les queda genial.

—Bruno, déjalas en paz —lo riñe Nika y Bruno lo observa, para luego encogerse de hombros.

—Eres un envidioso —comenta levantando las cejas y yo río.

—Es cierto, es un envidioso —me mofo de Nika, quien me observa unos segundos por el retrovisor.

Y Bruno ríe divertido por la situación. Segundos después, Nika pone el auto en marcha y vamos rumbo a la fiesta.



Advertencias para el público sensible: El Juego de Hades es una novela +21 que contiene temas delicados como sexo explícito, lenguaje vulgar, ilícitos, violencia, etc.

Es una novela ficticia en la cual NO se GLORIFICAN, ENALTECEN, MINIMIZAN o INCITAN a cometer ilícitos. Todo ilícito que se encuentre en esta novela debe ser penado como tal.

Recuerden en todo momento que esto es FICCIÓN, por favor, sepan separarla de la REALIDAD.

Capítulo dedicado a Anny López. Gracias por leer bonita <3

¡SE VIENE LA FIEEESTA!

¿QUÉ OPINAN DE LEIA BESANDO A HADES? ¡AAAY! Hasta a mí me dolió. :(

¿Qué creen que pase? Diosanto purísimo.

¿Qué quieren que pase? *Inserte carita pornosa*.

Momento de opinar

De hades bebé

Aaron el malote

Bruno el italiano coqueto

Alex la chica aventura

Nika el ruso sexy del Jeep

Gigi la prota del pueblo

Andrés el abuelo badboy

Mariane la abuela nice

Leia la malvada

Y Aira el chico sombra

Un beso desde el infierno de parte de Aaron

La autora

Sabrina Micaela 

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