My Strange Addiction

By M_5282

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Dentro del mundo de los humanos existe un mundo mágico oculto, llamado Mageia, el cual esta dividido en 4 rei... More

Prólogo
¿Quién es ella?
No seas tan antipático
Siempre hay una primera vez
Que milagro
¿Qué puedo decir?
Soy inofensiva
Déjame ayudarte
¿Dudaste de mí?
Estas delirando
¿Lo disfrutaste no?
¿Qué te pasó?
¿Q-qué haces aquí?
¿A ti que más te da?
Estas delirando
La rosa y la daga
Estas demente
Yo no... mierda
Hija de...
¿Qué me esta pasando?
Es la verdad
No esta vez
Diferente
Dolor
La mente
Happy
Ni se te ocurra
Miedo
El amor
Especial
No seré suave
Eres un idiota
¿¡El viernes!?
Yo...
Te lo advertí
Secretos
Recuerdos
Sospechas
Todos somos humanos
Princesa de fuego
Confesiones
No es nada comparado contigo
Todo tiene un fin
Epilogo

¿Celos?

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By M_5282

Cap 15

Lysander:

Debo decir que mi plan en cuanto a Leah era acostarme con ella una sola vez y listo, solo quería quitarme las ganas, pero no paraba de pensar en ella, en sus labios, en su cuerpo, en como se movía, solo quería mas de ella a todas horas. No podía sacármela de al cabeza y cuando ella me ofreció ser amigos con derechos no pude negarme.

Los últimos días han sido increíbles junto con ella, todo lo que puede hacer, me volvía completamente loco... se había vuelto mi extraña adicción. Aun que últimamente ha estado actuando bastante extraño, esta muy sumida en sus pensamientos.

- ¿A quién esperas? - me preguntó Ced.

- A nadie - dije dandole una mordida a mi manzana.

- ¿Entonces por qué sigues mirando a la puerta?

- Ced, por mas que preguntes no va admitir que esta esperando a Leah - intervino Zac.

- No digas tonterías Zac - lo regañe.

- Estas celoso - dijo pícaro - Esta celoso de que la princesa ya no tenga ojos para un solo príncipe - continuo como sí le hablar a un bebe.

- Claro que no, si alguno de los 2 tendría que estar rogando es ella - dije.

- Como tu digas - dijo sin creerme y luego miro a Ced.

No voy a mentir, si la estaba esperando, y quizás Ced no estaba tan equivocado. No me gusta compartir, la quiero solo para mí, pero no de la manera romántica, si no de la manera sexual, me encanta saber que soy el único que puede complacerla, al único al que le ruega para que le de lo que desea, que nadie mas tiene se preciado privilegio. Yo puedo darle de todo, hacerla disfrutar como nadie, no entiendo porque querría irse con alguien más. Yo no me siento nada más que atraído fisicamente hacia ella, nada más, no me gusta.

Desde el primer día que la vi sabia que nunca nos llevaríamos del todo bien, pero siempre hubo una chispa entre nosotros, esa necesidad por retarnos el uno al otro solo hacia todo mas intenso y como Ced me lo dijo el día de la fiesta, la tensión sexual entre ambos era inmensa, solo que ambos éramos demasiado tercos para admitirlo.

Después del descanso fui a la clase esperando verla y si ahí estaba sentada esperando a que empezara la clase. Sin pensarlo me senté a su lado.

- Ese es el lugar de Vee - dijo.

- Estoy seguro de que no le molestara tener que sentarse junto a Zac - respondí señalando la parte de atrás

Ella rodó los ojos, algo a lo que ya estaba más que acostumbrado.

- ¿Dónde estabas? - me aventuré a preguntar.

- ¿Disculpa? - se rio sarcástica.

- Te saltaste el desayuno ¿Dónde estabas? - preguntó restándole importancia.

- ¿Y por qué tendría que decirte? Ya te dije que no soy tuya como para que me exijas saber donde estoy cada hora - rodó los ojos.

- El otro día no decías lo mismo - murmure, sabia cuanto le molestaba que usara todo lo que me decía cuando nos acostábamos en su contra.

- ¿Quieres dejar de usar en mi contra todo lo que digo o hago cuando nos acostamos? - respondió molesta.

- Como sea, ¿Me dirás donde estabas? - volví al tema.

- No entendiste el punto de toda esta conversación ¿Cierto? Ademas ¿Cuál es tu obsesión con controlarme? - dijo cansada.

- Solo quiero saber si te estas acostando con alguien mas, quiero estar prevenido si me da una enfermedad de transmisión sexual - me excuse rápidamente.

- Tu también puedes darme una, no entendió como veces puedes ser un ser humano decente y amable y otras veces esto.

- Después de una buena sesión de sexo estoy feliz.

- Gracias por el cumplido - dijo simple.

- Como sea, no era un cumplido - rodé los ojos, aun que no lo era había sonado como uno, pero no podía mentir claro que era espectacular en la cama.

- Ustedes 2 son tal para cuál - dijo Artemisa sentándose frente a nosotros.

- ¿Escuchaste algo? - preguntó Leah escondiendo su nerviosismo.

- No, pero desde lejos puedo ver todas sus muecas, son exactamente lo mismo - respondió.

- Eso no es cierto - respondimos Leah y yo al mismo tiempo.

Yo la mire mal, ya que esto decía lo contrario.

- ¿Lo ven? - río Artie.

- Ya va a empezar la clase - cambio de tema Leah.

- ¿Y a ti desde cuando te interesa eso? - me preguntó Artie.

Yo sonreí divertido. Artemisa tenia un punto.

- Desde ahora - respondió.

- Dicen que del amor al odio hay una final linea - dijo Artie.

- Pues esa linea esta a kilómetros - negó.

- O milímetros - canturreó Artie girando al frente.

- ¿En serio crees que esta a kilómetros? - la molesté divertido.

- Eso deberías decírmelo tu - le respondió.

Mi sonrisa se desvaneció rápidamente, pero ella no lo notó, ya que su mirada estaba fija en el frente. Claro que estaba a kilómetros, lo único que podría llegar a haber entre nosotros era una pequeña amistad ¿Leah pensara que estoy enamorado de ella? O quizás ella podría estar enamorada de mí.

En todo el día no salió de mi cabeza las palabras de Artemisa "Del amor al odio hay una fina linea" no lo dijo por nada. Si lo había mencionado era porque a sus ojos alguno de los 2 parecía estar enamorado del otro. Eso era lo que me preocupaba quizás Leah estaba mal interpretando las cosas, aun que no tiene mucho sentido, ella varias ocaciones me ha dejado en claro que no somos exclusivos y no tiene interés en mi, pero también puede ser que se quiera hacer la difícil para que me sienta atraído hacia ella, o quizás Artemisa solo estaba imaginados cosas que no eran.

Mi mente necesitaba distraerse, por lo que antes de mis clases extras decidí daré una vuelta por el lago, ese lugar no era muy recurrido y me trata tranquilidad. Al irme acercando escuche unas voces, no al cansaba a distinguir lo que decían. Sin hacer mucho ruido me acerque a ver quienes eran.

Eran Leah y Nicolas. Estaba acostados en el pasto, Leah sobre el pecho de Nicolas y ambos reían divertidos. Fruncí el ceño, venia aquí para distraerme y no pensar en ella, y justo estaba aquí.

Molesto me encamine a mi clase. Durante la clase de runas estuve algo distraído, pero después de unos cuantos regaños mi mente regreso y me concentre en lo que hacia. Recode aquella vez cuando Leah estaba enojada o eso me pareció, y durante la clase de defensa ella se desahogo conmigo ¿Por qué yo no podría hacer lo mismo?

Quizás durante la clase me sobrepase un poco, ademas ella estaba distraída o cansada, no sabia muy bien, pero el profesor hablo con ella unos minutos y luego dio por terminada la clase 20 minutos antes. Ni siquiera espere a Leah simplemente me adelante a mi habitación.

- Ey ¿Qué te pasó? - me preguntó Cedric.

- Nada - murmuré - ¿Tu que haces aquí?

- Un niño de primer año se rompió la muñeca haciendo un hechizo y terminaron la clase hace un rato, pero no cambies el tema ¿Qué te pasó? ¿Por qué parece que le darás una paliza al primero que se te ponga en frente?

- No me paso nada - repetí.

Deje mis cosas en la mesita de café y me acerqué a la mini cocina que había y me hecho agua en la cara. Escuche como Cedric movía algunas cosas, luego me di la vuelta y tomé mi botella de agua dandole un pequeño trago.

- ¿Qué? - pregunté ante la atenta mirada de Ced.

- ¿Qué fue lo que te pasó?

- Leah - respondí involuntariamente.

- Pero ¿Qué es lo que te tiene tan enojado?

- Que este pasando demasiado tiempo con el príncipe ese - volví a responder de manera involuntaria - Cedric ¿Qué carajos me hiciste?

- No me dejaste opción, no puedes guardarte todo o vas a explotar.

- ¿Qué me diste?

- Poción de la verdad - dijo.

- Eres un hijo de...

- ¿Qué sientes por Leah? - me interrumpió.

- Yo... - me tapé la boca con la mano.

- Sabes que cuánto más te resistas más querrás decirlo - dijo.

Rápidamente me fui a mi habitación y me encerré, esa era un pregunta que la respuesta la tenia clara, pero ¿Por qué sentía la necesidad de no decírselo a Ced?

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