El Juego de Hades

By SabrinaMiicaela

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Aaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser... More

El Juego de Hades
〘Capítulo I〙
〘Capítulo 2〙
〘Capítulo 3〙
〘Capítulo 4〙
〘Capítulo 5〙
〘Capítulo 6〙
〘Capítulo 7〙
〘Capítulo 8〙
〘Capítulo 9〙
〘Capítulo 10〙
〘Capítulo 11〙
〘Capítulo 12〙
〘Capítulo 13〙
〘Capítulo 14〙
〘Capítulo 15〙
〘Capítulo 16〙
〘Capítulo 17〙
〘Capítulo 18〙
〘Capítulo 19〙
〘Capítulo 21〙
〘Capítulo 22〙
〘Capítulo 23〙
〘Capítulo 24〙
〘Capítulo 25〙
〘Capítulo 26〙
〘Capítulo 27〙
〘Capítulo 28〙
〘Capítulo 29〙
〘Capítulo 30〙
〘Capítulo 31〙
〘Capítulo 32〙
〘Capítulo 33〙
〘Capítulo 34〙
〘Capítulo 35〙
〘Capítulo 36〙
〘Capítulo 37〙
〘Capítulo 38〙
〘Capítulo 39〙
〘Capítulo 40〙
AVISO
〘Capítulo 41〙
〘Capítulo 42〙
〘Capítulo 43〙
☾Capítulo 44☽
〘Capítulo 45〙
〘Capítulo 46〙
〘Capítulo 47〙
〘Capítulo 48〙
〘Capítulo 49〙
〘Capítulo 50〙
AGRADECIMIENTOS
Epílogo
CONTINUACIÓN: El Infierno de Hades

〘Capítulo 20〙

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By SabrinaMiicaela

—¿Sabes? Odio a la profesora de literatura —suspira Alex mientras caminamos hacia la biblioteca del instituto.

Tenemos que hacer una tarea sobre una novela del maestro Shakespeare a elección y claro que elegimos Romeo y Julieta, por lo tanto tenemos que hacer un ensayo sobre la obra en cuestión.

—Calla que los libros tienen oídos —bromeo caminando por los estantes en busca de tan codiciado libro. Nótese el sarcasmo.

—Shhh —chista una mujer pasando por el pasillo y llevando un par de libros en un carrito. No hay que tener muchos premios Nobel para saber que es la bibliotecaria... de hecho creo que se necesitan solo dos.

—Shhh —imita Alex y toma el libro de la estantería cuando lo encontramos y camina conmigo hacia unas mesas.

La chica acomoda sus anteojos sobre el puente de su nariz y se sienta frente a mí, dejando el ejemplar sobre la mesa de algarrobo gastado por los malos cuidados. Se nota que es vieja pero el hecho de haber sido bandalizada le da un aspecto lamentable.

Creo que si veo más allá puedo notar un pintoresco dibujo de un par de órganos reproductores practicando el coito. Poético, ¿Verdad?

Frunzo el ceño y observo a mi amiga, la cual deja el libro a un lado y me sonríe sacando un papel de su bolsillo.

Hay cuarenta nombres en él y ya pudimos emparejar más de veinte, lo que nos deja en siete chicos sin chica, es decir, falta emparejar a siete parejas, siete chicos y siete chicas a las que no sabemos a quienes eligieron.

Lo importante es que descartamos a Nika porque lo eligió Alex, a Hades porque lo elegí yo y a Aaron porque es su hermano y según nuestro trabajo de campo intuimos que lo eligió la chica rubia de nombre que siempre olvido por lo que Alex y yo la bautizamos como Bárbara.

¿Por qué? No sé, le queda bien el nombre.

La lista es más corta y estuvimos observando a Leia así que pudimos achicarla lo más posible para llegar a unos cinco chicos de esos siete disponibles con los que la vimos al menos cruzar una palabra. Descartamos a Grabriel, un chico que es la personificación del chico nerd, con todo y gafas de pasta gruesa.

Y descartamos a Miguel porque descubrimos que es homosexual y que fue obligado por sus amigos a jugar.

Pobre Miguel.

Puedo decir que Alex y yo nos lo tomamos un poco en serio. No sé si porque estamos aburridas o por otra cosa, o bueno, lo voy a confesar porque ¿A quién engañamos?

Nos gusta el cotilleo y nos descubrimos como buenas espías. Cabe aclarar que el chisme nos dio algo para hacer en este aburrido pueblo y la aversión de Leia hacia nosotras acrecienta eso que solo las cotillas tenemos. Tiempo libre para curiosear en la vida de otros.

Es como un sexto sentido cotilla que se activa y eso lo hace aún más divertido. Nuestra tarea previa consistió en prestar más atención a lo usual y nos encontramos emparejando a los posibles sospechosos.

Por momentos se siente como esos programas de televisión donde hay que descubrir quién es la pareja misteriosa que viene a declararte su amor, claro que esto es más divertido porque podemos saber de quién es un bebé.

—¿Ahora vemos a este? —inquiero señalando a quien se llama Geronimo, que aparentemente es algo así como un nerd con más estilo y trabaja en la biblioteca. Es decir, Leia está sentada unas sillas más allá con un par de chicas y estamos observando al chico que trabaja en la biblioteca hacer sus cosas.

Pero ni siquiera la observa, ni un segundo, en lo más mínimo.

—No creo que sea él —digo y ella niega con la cabeza, marcando el nombre con verde.

A su vez, vemos que una de las amigas de Leia se levanta y Alex y yo observamos sutilmente, asomando la cabeza por el libro de Shakespeare y la vemos caminar hacia los estantes en busca de otro libro, pero sin embargo, el tal Geronimo se acerca a ella solo que del otro lado de los estantes.

Se observan entre los libros y yo veo como coquetean.

Claro que ella es muy bonita como para ser vista con un chico común como Geronimo, o al menos eso dice Alex y le creo. Las chicas como ella no pierden su reputación de inalcanzables por un chico común, porque es así aunque digan lo contrario. Lo vi, es como un estatus social autoimpuesto.

Descartamos a Geronimo y a esa chica, lo que nos deja con solo seis disponibles. La apuesta más grande es uno de los chicos de natación, que casualmente se lleva mal con Nika pero ese es nuestro siguiente posible padre.

Dejamos nuestra tarea de investigación por el momento y hacemos la tarea ahora en serio. Cuando terminamos la tarea, luego de una hora, vamos a nuestra siguiente clase mientras le pregunto por los chicos de la banda.

Alex y yo doblamos en los corredores y hablamos, pero nos vemos interrumpidas cuando chocamos contra un par de chicas que venían en sentido contrario.

—¡Ay! —chillo cuando mi móvil, el cual tenía en la mano se cae al suelo por el impacto.

Levanto la cabeza y observo a Leia frente a mí, con su grupo de amigas. La chica de ojos celestes me observa con el ceño fruncido mientras que las demás chicas detienen la marcha y me observan con curiosidad.

—Cuidado chica —murmura una y toma mi móvil del suelo para tendermelo—. Por suerte no se rompió —me sonríe y yo lo tomo, para luego sonreírle.

—Gracias.

—Fíjate por donde vas, zorra —murmura Leia por lo bajo y luego sigue caminando, no sin antes chocar mi hombro para pasar por mi lado.

Alex se quedó a mi lado observando a la pelinegra irse. Ella y yo conectamos miradas y la veo extrañada.

—Está loca —afirma y yo me encojo de hombros—. ¿Por qué te dijo zorra?

—La estoy empezando a odiar —digo y niego con la cabeza para seguir caminando—. Con respecto a tu pregunta, no lo sé.

—Creo que es por lo de Nika.

—Supongo.

—Es que la oí diciéndole a sus amigas que tú te acuestas con él por envidia, pero sus amigas le dicen que se hace la cabeza —me cuenta Alex arrugando la nariz.

—Definitivamente me odia.

—Tal vez el bebé se parezca a tí —ríe y yo niego con la cabeza.

—¿Te imaginas?

—Espero que no.

Llegamos a la clase y nos sentamos juntas. Yo me siento del lado de la ventana y hablamos de trivialidades hasta que llega el profesor.

Caminamos hacia la cafetería, sin embargo yo recuerdo que olvidé un libro sobre mi escritorio en la clase anterior. Entonces le pido que ella busque las charolas y yo vuelvo rápido.

—Anda, tú tranquila.

—Gracias Alex —le sonrío y luego me voy caminando. Los alumnos caminan en dirección contraria hacia el comedor así que no tardo en llegar para buscar mi libro.

Estaba sobre mi pupitre. Lo tomo y camino por el aula hacia la puerta. No hay nadie en el pasillo, así que cuando oigo la voz del director suena fuerte. Está susurrando algo que no entiendo, pero alcanzo a escucharlo así que camino hacia la puerta para verlo de espaldas a mi, tomando a Leia por el brazo la cual está sola.

—Camina —ordena él, girándose para ver si hay alguien. Yo me escondo en ese segundo, evitando ser vista, y luego, presa de la curiosidad vuelvo a asomarme para ver a Leia sacudir el brazo para zafarse del agarre del director.

—Puedo caminar sola, Dimitri —espeta ella, observándolo enojada. Puedo ver su perfil, mantiene el ceño fruncido y camina bastante cerca del director.

Es extraño el lenguaje corporal de ambos, como si hubieran tenido una pelea.

—Cierra la boca —gruñe el hombre y vuelve a tomar el brazo de la chica, para llevarla a lo que intuyo es la dirección.

No está muy lejos, sin embargo algo dentro de mi me dice que no me incumbe, pero me huele a raro.

Todo es muy raro.

¿Voy o no voy?

Ay.

No, no me incumbe.

O bueno, tal vez sí.

Pero no puede ser lo que estoy pensando así que sin saber por qué, salgo del aula y camino hacia la dirección para averiguar lo que está pasando. No es muy normal que el director sujete de esa manera a una alumna y tal vez ella necesita ayuda.

No los veo cuando camino por el pasillo, sin embargo lo hago con precaución. Llego a la dirección mucho más rápido de lo que imaginaba, puesto que estaba a apenas unos metros.

Cuando llego, noto que la puerta de la administración está abierta, pero no parece que Larry esté ahí por lo que me paro frente a su puerta, y oigo las voces en la dirección. La puerta está cerrada, pero puedo oír voces distorsionadas.

—¿De quién es? —oigo la voz profunda y aterradora del director, el padre de Hades.

No oigo nada en los próximos segundos hasta que vuelve a insistir con la misma pregunta. Su voz está enojada y hasta a mí me pone los pelos de punta, por lo que no puedo imaginarme a Leia.

Por otro lado, ¿En qué le incumbe a él de quién es el bebé?

—Suéltala —oigo otra voz masculina, distinta a la anterior y abro los ojos al reconocer a Hades allí.

Me siento confundida y a la misma vez asustada con lo que pueda ocurrir.

—¡Suéltala! —grita Hades y mi corazón late con fuerza. Estoy asustada, y a la misma vez espero que no sea lo que pienso.

—Hades, creo que olvidas que no estás en posición de faltarme el respeto, y en todo caso puedo recordártelo —puntualiza el padre, con voz serena pero a la misma vez me da la impresión de que su rostro demarca rigidez.

¿Qué hace Hades allí?

—¿Está claro? —la voz del director vuelve a sonar, serena y oigo un quejido que creo que viene de Hades.

—Si.

—¿Sí qué?

—Sí señor —responde al cabo de unos segundos, con la voz pastosa, mascullando. Hablando en voz baja y entre dientes, pronunciando con dificultad las palabras.

El no poder entender lo que está pasando lo pone todo más difícil, sin embargo es abrumador.

—Así me gusta, hijo —ironiza el director y luego creo que vuelve a dirigirse a la chica—. Ahora niña, vas a responder si no quieres que las cosas se pongan feas.

Paso saliva con fuerza, expectante por la respuesta cuando de repente otra voz me saca de mis casillas.

—¿Te volviste a perder? —inquiere una voz masculina. Me giro sobresaltada hacia ella y veo a Larry asomarse sobre una pila de papeles sobre el escritorio mientras se quita de los oídos un auricular.

Creo que estaba escuchando música, así que es ajeno a todo lo que ocurre al lado.

Paso saliva con fuerza y siento mi corazón latir con violencia en el pecho luego de creer que me atrapó infraganti metiendo las narices en un asunto un tanto jugoso.

—Eh hola —sonrío observándolo.

Ya no oigo la voz dentro de la dirección, y asiento con la cabeza.

Larry me observa extrañado y luego deja sus auriculares sobre la mesa para abrir unos cajones, desviando la atención de mí.

—Dame un segundo Morrigan, ya lo resuelvo —murmura y lo veo buscar entre unos papeles para luego sacar uno—. ¡Ajá! Bingo.

Larry sostiene un papel blanco en la mano y luego me lo tiende. Yo lo observo extrañada.

—¿Lo vas a tomar o me tengo que quedar como poste todo el día? —gruñe y yo asiento, tomando el papel.

Cuando lo tengo en mis manos veo que es un mapa.

—Los mandamos a hacer, felicidades, eres la primera en tener un mapa —dice con desdén haciendo ademanes con la mano—. ¿Necesitas algo más?

Muerdo el interior de mi mejilla y niego con la cabeza extrañada. Pero más confundida porque con Larry hablándome me perdí el oír lo que decían en la dirección.

—Bueno, vete que tienes clase —me riñe el hombre y yo lo observo extrañada—. Anda, shu shu, a clase —repite fastidiado y yo asiento para luego girarme e irme, sin embargo, en ese momento oigo que la puerta de dirección se abre y veo salir a Hades.

Él no me vio, pero me sobresalta el sonido de la puerta del director chocando contra la pared con fuerza.

El chico camina a paso firme y pesado hacia el final del pasillo mientras que Leia sale detrás, van en la misma dirección pero de solo verla limpiar su rostro adivino que estuvo llorando.

Ella tampoco me nota y se pierden en el pasillo. Yo observo todo confundida y salgo de administración para caminar hacia mi próxima clase. Sin embargo, tengo que pasar por frente de dirección.

No puedo ir por el lado contrario aunque quiera, y ni siquiera está la idea porque mis ojos se conectan con otro par.

El director está bajo el umbral de dirección y me observa con el ceño fruncido. Yo paso saliva al ver en la forma intimidatoria en la que me mira, como si supiera que yo oí más de lo que debería.

—¿Qué haces aquí? —inquiere con seriedad, escrutando mi rostro.

Paso saliva al sentirme indefensa, y noto que mis manos sudan.

—Me perdí —digo y él no parece convencido, así que le enseño el papel en mi mano.

—Intente no perderse mucho, Morrigan —sugiere de forma imponente, como si fuera más una amenaza que una sugerencia así que paso saliva.

Él toma el pomo de la puerta y me da una última mirada.

—A clase, ahora —ordena y yo asiento con la cabeza, pasando saliva con fuerza.

—Si —murmuro y empiezo a caminar luego de que cierra la puerta de dirección.

Me giro a ver a Larry, quien parece ser ajeno a todo mientras escucha su música y me voy caminando por los pasillos, confundida.

Camino de vuelta a la cafetería y no me encuentro con Leia o Hades en el camino. Cuando llego veo a Alex quien espera en nuestra mesa. Sin embargo, me llama la atención ver que hay alguien sentado también allí ocupando espacio.

Desde aquí distingo con claridad sus cabellos rubios y su expresión de Don Juan.

Bruno, el amigo de Nika está ocupando mi lugar mientras le habla a Alex, quien tiene el ceño fruncido mientras lo observa y come una manzana. Ella parece confundida mientras acomoda sus gafas sobre el puente de su nariz, y sus ojos se posan en los míos cuando me distingue caminando hacia ella.

—Y ponte algo bonito —le dice él y yo levanto las cejas.

—¿Qué ocurre? —inquiero sentándome al lado de Bruno, quien no se había percatado de mi presencia.

El rubio se gira y me observa de forma presumida.

—Ay hola ojitos lindos, justo estábamos hablando de tí —comenta y yo observo a Alex, quien ríe negando con la cabeza.

Bruno es pesado pero simpático y eso me cae bien de él.

—¿Ojitos lindos? —cuestiono arrugando el puente de la naríz y él se encoge de hombros.

—Tienes los ojos más lindos del mundo —ronronea con chulería.

—¡Me dijiste eso a mí! —se mofa Alex y yo me río.

Bruno se gira a verla y le guiña un ojo.

—Aquí entre nos bonita, tú tienes los ojitos más lindos, pero puede haber papi Bruno para todas, no se peleen por mí —nos dice y yo observo a Alex, para luego reírnos.

—¿Eso te funciona con las chicas? —quiero saber y él me observa de arriba a abajo, para luego enseñarme sus dientes blancos y parejos.

—No se pueden resistir a mi encanto —me guiña un ojo y se muerde el labio inferior. Su tono de voz se me hace curioso.

—¿De dónde eres? —inquiero y él entorna los ojos.

—¿Por qué? ¿Se te antoja mi ciudadanía Italiana?

—¿Eres italiano? —quiere saber Alex, asombrada. Y Bruno la observa para luego guiñarle un ojo, poniendo su mano bajo su cabeza y observarlo como si fuera un angelito.

Certo che bella —dice él y su voz entona de manera melodiosa y Alex frunce el ceño.

—Tú mamá, por las dudas —levanta las cejas con diversión y yo río.

Bruno ríe y entonces se queda rígido cuando un par de manos se posan en sus hombros, y luego se gira para ver a Nika.

—Hola lindo —dice él y Nika frunce el ceño.

—Bruno deja de espantar a las chicas —se mofa y luego lo suelta.

—¿Tú fundaste el club de los extranjeros? —inquiero con curiosidad y Nika me observa con cierta diversión.

—Tal vez —murmura.

—¿Y Aira? —inquiere Bruno. Alex levanta la cabeza y presta atención a lo que dice, entonces yo la observo con diversión y ella lo nota, entonces me ignora.

—Allá, en la mesa, siendo Aira —comenta y nos giramos a verlo, sentado con un par de chicos más. Lo distingo rápidamente por su cabello con rulos y su expresión un tanto reticente.

—Ya veo —murmura Bruno—. En fin, las invité a la fiesta y esta niña dijo que iría —dice apuntando a Alex quien frunce el ceño.

—¿Fiesta?

—¡Yo no dije que iré! —se defiende Alex y luego me mira. Yo tomo un poco de mi jugo observando la escena.

—Oh si, claro que irás, y me dijiste que me vas a dar unos besitos —ronronea él y yo me atraganto con mi jugo y empiezo a toser.

Todos me observan y Nika me da palmadas en la espalda.

—¿Estás bien? —quiere saber el Ruso y yo asiento, con los ojos con lágrimas y el rostro enrojecido.

—Si.

—Déjala hermano, se puso celosa —murmura Bruno.

Nika niega con la cabeza y luego me observa.

—¿Irás? —quiere saber y yo muerdo el interior de mi mejilla.

—No lo sé —mi abuelo está en casa y escaparme para ir a una fiesta nunca es fácil. Digo, él no me deja salir de noche y siempre tengo que escaparme, pero me pone un poco nerviosa la idea—. ¿Dónde va a ser?

—En la costa, aquí a un par de kilómetros.

—Hay unas vías abandonadas y hacemos fiestas ahí —comenta Bruno.

—Es divertido, yo puedo pasar a buscarte —murmura él, observándome y luego observa a Alex—. A buscarlas —se corrige y ella me observa dubitativa.

—¿Qué dicen? —quiere saber Bruno repiqueteando los dedos en la mesa.

—No sé —murmuro y luego observo a Alex, quien me observa con ojos soñadores. Entiendo su expresión y que en silencio me dice que quiere ir. Así que muerdo el interior de mi mejilla.

También quiero ir.

—Además, nuestro amigo policía se asegura que siempre lleguen sanas y salvas —menciona al padre de Alex así que asiento.

—Bien, ¿Mañana verdad?

Nika me sonríe.

—A las diez paso por ustedes —asiente y observa a Alex, pero antes de irse me da una última mirada.

—Pónganse lindas chicas —coquetea Bruno mientras Nika tira de él hacia su silla—. Les voy a conceder una pieza con el mejor bailarín del pueblo.

—Eso lo pongo en duda —murmura Alex en plan de burla y él le sonríe socarronamente.

—Ya vas a ver, niña linda.

—No le hagan caso chicas, está en temporada de apareamiento —se mofa Nika y yo lo veo llevarse a Bruno.

—Hermano, soy un pan de Dios, ¿Por quién me tomas? —oigo que dice a lo lejos y luego se van para sentarse con Aira.

Alex y yo nos miramos y sonríe.

—¿Crees que sea un pan de Dios?

—Para nada —rio y me giro a verlos, sin embargo, algo llama mi atención así que me giro y veo un par de ojos oscuros puestos en mí.

Es Aaron, quien me observa con el ceño fruncido y cuando nuestros ojos se conectan, él mantiene la mirada. Se siente amenazador e intimidante a la vez, así que frunzo el ceño extrañada y luego aparto la mirada.

¿Será que sabe que estuve espiando a su hermana y a su amigo?

Aparto la idea de la cabeza y hablo con Alex, recordando lo que escuché.

¿De quién es el bebé de Leia?

¿Y por qué creo que la respuesta no es lo que espero?

Alex me habla sobre un libro, y luego mira por sobre mí, a mis espaldas y puedo ver que su expresión se desencaja.

Claro que la mía es igual cuando me doy vuelta y puedo sentir como si me hubieran echado un balde de agua helada por el cuerpo cuando los veo entrar... juntos.

Leia viene de la mano de un chico.

Y mi respiración se corta cuando veo de quién se trata.

Cuando sus ojos grises se posan en los míos, me quedo sin habla. Y entonces, paso saliva.

Y todos observan la escena de la misma forma. Nika, Aaron, Alex, y todos los que conozco parecen confundidos.

Entonces sé que no son imaginaciones mías. Pero... ¿Qué haces Hades de la mano con Leia?




Advertencias para el público sensible: El Juego de Hades es una novela +21 que contiene temas delicados como sexo explícito, lenguaje vulgar, ilícitos, violencia, etc.

Es una novela ficticia en la cual NO se GLORIFICAN, ENALTECEN, MINIMIZAN o INCITAN a cometer ilícitos. Todo ilícito que se encuentre en esta novela debe ser penado como tal.

Recuerden en todo momento que esto es FICCIÓN, por favor, sepan separarla de la REALIDAD.

Capítulo dedicado a Catalina Blassi <3 Se te love you baby

¡BOOOOOOMBA!

Momento de rezar. PADRE NUESTRO (Y SIGUEN)

Ay mamaseta.

¡MALDITA SEA TODO ES DESCONTROL!

Momento de opiniones, de colapsos mentales, teorías conspiranoicas y todo lo que haya que decir.

¿QUÉ PIENSAN MALDITA SEA!

¿Qué opinan de los personales?

Aira (que todavía no sabemos de donde es) ¿De donde piensan que es?

Bruno el italiano

Nika el ruso

Alex

Leia

Larry

El director

Hades

Aaron

Gigi

Y de mí, ah ya que estamos jajaja

¡AAAAAY! Antes de que me olvide, ya no anoté más para dedicar, así que mándemenme mensajes a IG si quieren dedicatorias de capítulos. <3 Voy a anotar las que me lleguen hoy para los próximos capítulos. <3

Un beso de parte de Bruno, bien coqueto y sabrosón ;)

Y un beso desde el inframundo de parte de Hades,

La autora

Sabrina Micaela

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