» ᴅᴇᴍᴇɴᴛɪᴀ « | goldric ; hund...

Oleh k4moj1

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" but we only have one more day together, so love me like there's no tomorrow " ▷ Hunter odiaba su vida, Ed... Lebih Banyak

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Oleh k4moj1

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𝚙𝚛𝚎𝚌𝚒𝚘𝚞𝚜

» • 𝙷𝚞𝚗𝚝𝚎𝚛 ;

El invierno transcurrió lento y silencioso. Y después de que su manto blanco se derritiera dio paso a la primavera. La primavera es bonita. Los días se hacen más largos y en cierto modo eso me anima. Es el único momento del año en el que me permito ser algo cursi de vez en cuando.

Además de las flores y el cambio de horario, la estación trajo nuevos cambios. Sobre todo para Edric. La buena noticia es que sigue en casa y ha continuado yendo al instituto. Pero aún así no es lo mismo. Las clases le cuestan una infinidad más, no solo por la enfermedad y la falta de concentración, si no también por lo mucho que falta a veces. Ya sea por visitas ocasionales al hospital o porque se siente mal. También los tics y las pérdidas de memoria a corto plazo se han vuelto más frecuentes. Y sé lo mucho que esto le frustra. Sé cuanto odia sentirse inútil, por eso insistió tanto en volver a la escuela. Se que hace su mejor esfuerzo, y a pesar de ello a veces no logra acordarse algo o olvida el significado de alguna palabra. Y no deja de torturarse con ello, lo que le hace ponerse peor y desesperarse aún más.

A pesar de eso, hago mi mayor esfuerzo animándole y ayudándole en clase, a pesar de que yo tampoco soy el mejor estudiante. Pero sobre todo trato de disuadirle del problema. Su enfermedad aún no está en una fase crítica, o una en la que requiera de cuidados especiales. De momento puede valerse perfectamente por si mismo, quitando esos detalles, lo cual me da un poco de esperanza. Aún así, la veo avanzar lentamente, y sé que él también lo ve. Es un recordatorio de que cada vez nos queda menos tiempo. Y yo aquí, perdiéndolo.

"No sabes cuando se va a ir "

Hay tensión entre nosotros, lo se. Pero cada vez que está a punto de pasar algo, me acobardo y sigo quedándome callado. Probablemente esto solo me esté dañando todavía más, pero soy un idiota. Un idiota que no puede organizar sus propios sentimientos. Que no puede entender sus propias emociones. Un idiota enamorado de su mejor amigo.

En mi defensa diré que tampoco es que tenga a alguien más para aconsejarme sobre amoríos. Mi tío ni siquiera es considerado una opción. En si, si estoy enamorado de alguien o no no podría importarle menos. Pero como sepa que además es de Edric se reiría de mi en mi cara. También podría intentarlo con Emira, que lo conoce mejor. Pero honestamente, no creo que sea un buen plan ir donde ella y decirle "Oye, me gusta tu hermano ¿ Algún consejo para que nos podamos comer la boca sin que me den quince ataques de pánico cada vez que me toca?" Algo de sentido del ridículo si que me queda después de todo.

De todas formas, ni yo se como me las apaño, pero la ayuda acaba llegándome de la manera más inesperada. Como siempre.

Debí dejar a la señora Noceda preocupada en exceso desde lo que ocurrió en año nuevo, porque desde entonces cada vez que me encuentra por la calle o en algún sitio es motivo para enredarme en una charla que podía durar horas. A veces incluso me invita a su casa a tomar café o algo así, solo para saber como estoy. Si esto lo haría cualquier otra persona, mi primera impresión sería que está planeando secuestrarme en su sótano, despedazarme y luego vender mis órganos en el mercado negro, pero me siento genuinamente cómodo estando alrededor de la señora Noceda. En cierto modo, se siente como la madre que no tengo. O al menos así lo pienso porque es una de las pocas personas adultas que no se me quedan mirando como si fuera el hijo del diablo cada vez que estoy cerca. La verdad, entiendo que Camila se preocupe por mi salud mental. La mayoría del tiempo me veo como si acabara de salir de algún cementerio.

Volviendo a lo que estábamos, fue en una de estas ocasiones en las que tuve el valor para sacar el tema. Quizás ella si tuviese algún buen consejo que darme. La señora Noceda acababa de dejar en un plato una cantidad inhumana de pastas en la mesa mientras me servía el café humeante. Ni siquiera me gusta el café, lo tomo solo para mantenerme despierto. Pero si lo hacía ella me daba igual.

- ¿Y qué tal todo por casa ? - Preguntó mientras echaba el azúcar en la taza y removía cuidadosamente. Camila casi nunca menciona a mi tío cuando hablamos . Y eso es algo que le agradezco desde lo más profundo del corazón.

- Bien... He estado ocupado. Con la escuela y todo... También estoy tratando de ayudar a Edric un poco. Aunque me siento algo ridículo haciéndolo. él es bastante mejor estudiante.

La mujer esboza una sonrisa tierna.

- Es muy lindo que te preocupes tanto por Edric. Todos sabemos lo mal que lo está pasando. Y no quiero hablar mal de algo que no me incumbe, pero a veces siento que, sus padres no están tan pendientes de él como lo necesita. Ellos se encargan de que reciba el tratamiento, pero casi nunca están ahí para consolarlo cuando lo necesita. Por eso es bonito que tenga a alguien como tu.

- Supongo.

Alguien como yo. Es cierto, trato de estar ahí para todo lo que Edric necesite. Pero es lo mínimo que puedo hacer. Es lo que cualquier persona haría.

- Él también está esforzándose mucho. Demasiado, me atrevería a decir. A veces se condena a él mismo en exceso. Pero aún así, me sorprende lo bien que está yendo su tratamiento. - Esto lo añade con una voz algo más alegre. - Es un chico increíble, de veras. Me alegro mucho de que seáis amigos.

- Yo también...- Le doy un sorbo al café, notando como mi pulso ha empezado a temblar. - Ya que hablamos de él, hay algo que quería... preguntarte, si no te parece mal claro.

- ¡Claro que no! ¿Por que iba a parecérmelo ? Estoy aquí para que lo necesites.

Mantengo la mirada clavada en la taza y coger un poco de aire.

- Hace un tiempo que he estado notando...algo.

La miro de reojo y ella hace un gesto con la cabeza, invitándome a continuar.

- Y es extraño, porque nunca me había sentido así por nadie antes.

Una sonrisa tranquilizadora aparece en su rostro.

- ¿Lo que quieres darme a entender es que te gusta Edric ?

- No lo se... Creo

- No te enojes, pero lo sospechaba. - sigue sonriendo mientras toma un sorbo del café.

Suelto una ligera risilla.

- ¿Tan transparente soy?

- Nada que ver, cielo. Pero a veces, cuando dos personas están enamoradas puedes saberlo por la forma en la que actúan cuando están junto al otro. Como se miran, como hablan... Hay algo especial ¿Crees que eso se puede parecer a lo que sientes cuando estás con él?

- Creo que si. Pero aún así, sigo sin saber que hacer ¿Debería decírselo si quiera? No quiero arruinar lo poco que nos queda juntos...

Mi monólogo se ve interrumpido cuando la señora Noceda coloca su mano sobre la mía. Ella me mira, paciente y tranquilizadora.

- El amor es demasiado grande como para guardarlo para guardarlo tu solo. Así que no lo ignores. Escucha tus sentimientos y sabrás cuando será el momento para soltarlo. No tienes por qué contener tus emociones, Hunter. Recuerda que son tan válidas como las del resto.

•*¨*•.¸¸♪

Intenté por todos los medios hacer caso al consejo de la señora Noceda. Pero como ya os he dicho antes, soy un idiota. Y lo de expresar lo que siento no es que sea lo mío. Así que seguí callándome durante un par de semanas hasta que un día Edric me hizo una propuesta que no me esperaba.

- Vamos a la playa esta noche. Quiero ver las estrellas contigo.

Contigo

Sucedió de la nada. Quizás incluso demasiado de la nada.

La playa. Ver las estrellas. Los dos solos. Suena como algo romántico que se haría en alguna película de romance adolescente cursi. Perfecto para confesarse.

Me gusta la playa, la verdad. No solo porque es objetivamente un sitio bonito, si no porque es relajante. El sonido de las olas deslizándose hasta la orilla. La arena haciéndote cosquillas en la piel. Es una imagen linda.

El sitio acordado no queda demasiado lejos de la casa de Edric, así que los dos decidimos caminar hasta ahí. Durante el camino permanezco en silencio mientras es él quien mantiene la mayor parte de la conversación. Me gusta escucharle hablar, quizás porque me gusta cuando me cuenta sobre su día y como se emociona por hasta la cosa más pequeña. O porque quiero aprovechar y escuchar el sonido de su voz lo máximo posible.

Nada más llegar, me quito los zapatos, soltando un suspiro cuando noto mie pies hundirse en la arena suave. Veo a Edric correr hasta la orilla como un niño pequeño, quedándose parado justo cuando está empieza a rozarle ligeramente. Se queda fascinado contemplando la inmensidad del mar. Yo sonrió y me acerco hacia él.

- Nunca había visto algo así. No había mar donde yo vivía antes...- Su voz suena preciosa acompañada del ruido de las olas. Dulce y pausada, pero dejando entrever su emoción. Su mirada sigue perdida en el horizonte a la vez que la brisa marina revuelve su cabello. Como no deje de ser tan jodidamente precioso juro que el que se va a desmallar ahora soy yo.

No pasa ni un segundo hasta que le veo dejar las cosas en la orilla, para acto seguido quitarse la camiseta.

- ¿ Vas a bañarte ahora? Son las doce de la noche.

- ¡Claro que sí! Y tu vienes conmigo - Anuncia mientras me jala del brazo hasta llegar de nuevo a la orilla.

- Espe... Edric, déjame desvestirme al menos

- Nope. - Es su única advertencia antes de darme un empujón que me hace caer al agua en plancha. Le oigo estallar en carcajadas mientras yo intento levantarme, apartarme los mechones húmedos de la cara.

- Muy gracioso... Tú te lo buscaste - digo antes de agarrar su muñeca y tirarle junto a mí. Ambos nos echamos a reír a la vez. - Como ambos cojamos una pulmonía va a ser culpa tuya - salgo del agua para quitarme el resto de la ropa, quedándome en bañador.

Él no dice nada. En cambio me coge de la cintura, arrastrándome de nuevo junto a él. Un escalofrío agita mi columna al notar sus dedos sobre mi piel, lo cual estimula aún más el frío en conjunto con la humedad del agua.

- ¿ Sabes nadar ? - le pregunto para aliviar un poco la tensión, aunque siento que es una pregunta estúpida.

- Que no viviera en la costa no significa que no sepa nadar. - afirma mientras se aleja un poco, dando un par de largos. Casi me siento aliviado

- Supongo

- Además, si me pasa algo te tengo a ti para rescatarme. - acompaña esta frase guiñándome un ojo. Agradezco que la oscuridad cubra mi sonrojo, pero debe darse cuenta de todas formas, porque se hecha a reír, echando la cabeza hacia atrás mientras flota sobre el agua. - De verdad que es muy fácil avergonzarte.

- Ahora verás... - no le doy tiempo a reaccionar antes de abalanzarme sobre él, hundiéndole en el acto. Edric suelta un grito dramatizado mientras patalea intentando liberarse del abrazo. Después de unos segundos lo libero y los dos estallamos en carcajadas.

Pasamos un tiempo más agua, nadando y haciendo tonterías, pero una vez empezamos a notar el frío de la noche, los dos decidimos salir.

Me envuelvo en la toalla, notando de pronto que Edric esta mirándome con curiosidad.

- ¿Te estas dejando crecer el pelo? - pregunta.

Es cierto, mi cabello está algo más largo de la longitud a la que lo tengo habitualmente. Los mechones que solían estar cortos ahora están a ras de mis hombros. No fue intencional. Por lo normal, me corto el pelo yo mismo, y durante estos meses no he tenido tiempo o no he reparado el ello.

- Ah... Es que no he tenido tiempo de cortarme el pelo, la verdad.

Él sonríe mientras se acerca a mi para enredar sus dedos entre las hebras humedecidas.

- Te queda lindo...

- ¿ ...Tú crees?

Edric asiente con un movimiento leve mientras sigue acariciándome.

Vale, puede que sí quiera dejármelo crecer intencionalmente.

La noche se vuelve aún más fría, así que ambos acabamos acurrucados el uno junto al otro, envueltos en las toallas. Solo entonces me permito descansar la cabeza en su hombro y cerrar los ojos. Edric envuelve un brazo alrededor de mis hombros y me apega más a él. Reconfortante. Así es como se siente el momento. Como un pequeño descanso de la rutina, de los problemas, de todo lo que está pasando.

- Oh, acabo de recordar que tengo algo para ti- Edric se despega de mi y procede a rebuscar en su mochila para luego sacar algo de ella. Me entrega un libro de cubierta negra, sobre la cual resaltan letras doradas formando el título. "La canción de Aquiles" De entre las páginas del libro sobresalen un montón de posits de colores colocados minuciosamente. - ¿Recuerdas el libro del que te hablé el otro día? Es este. Quería que lo leyeras - noto un rastro de timidez en sus palabras que hace que se me enternezca el corazón. - He marcado mis partes favoritas.

Me atrevo a mirarle a los ojos, sonriente.

- Yo...Es muy lindo de tu parte... gracias.

Y lo digo en serio. Es la primera vez que alguien hace algo así. Pensando en mí.

Nos quedamos en silencio. No hay mucho que decir. Y entonces noto como sus brazos se envuelven alrededor de mi torso. Me quedo paralizado, intentando procesarlo.

- Te sonará repentino... pero no sabes lo agradecido que estoy de tenerte, Hunter. Sin ti no se como estaría ahora, pero no se si sería capaz sobrellevar esto. - Su abrazo se afloja a la vez que esconde su rostro en el hueco de mi clavícula. Le devuelvo el abrazo, acariciando su espalda.

- No...Soy yo quien debería estar agradeciendote. Todo es diferente desde que estás aquí... Y a veces me siento tan feliz de que te hallas tomado el tiempo de pensar en mi que... de verdad, siento que no te merezco...

Ojalá pudiera hace más para ayudarte...

Ojalá fuera Patroclo, sacrificando su vida por la de su alma gemela...

Edric levanta la cabeza de forma repentina.

- Nada de eso. Tienes que dejar de pensar que no mereces la pena, Hunter. No es así. Hay un montón de personas que te quieren y están encantados de conocerte. Me enorgullece ser una de ellas. - Doy un respingo al sentir sus labios sobre mi cuello, presionando un beso cuidadoso.- Eres lo más bonito del mundo - susurra con su aliento golpeando mi piel, como si alguien pudiera oírnos.

- Tú me haces sentir así... - Suspiro sintiendo como el rastro de besos de extiende por mi cuello. Lento, pausado, bajando de nuevo hasta la clavícula. No hay prisa, tenemos todo el tiempo del mundo. Cierro los ojos, sintiendo mi cuerpo deshacerse bajo su toque, sus manos acarician mi columna hasta colocarse en la espalda baja. Mi respiración se vuelve más pesada a medida que los besos suben de nuevo hasta la mandíbula, obligándome a echar la cabeza hacia atrás, se extienden por las mejillas. No soy más que un jadeo contenido y un manojo de temblores cuando siento sus labios posarse sobre los míos. Son suaves y dulces, tal y como los imaginaba. Se mueven sobre los míos haciéndose paso, yendo cada vez más lejos. Mi mano se enreda en sus cabellos mientras me dejo llevar.

No se cuanto tiempo duramos así, pero cuando nos separamos ambos estamos sonrojados a más no poder.

- Lo siento... Creo que me emocioné de más - Yo suelto una risita. Se me hace adorable ver a Edric apartar la cara, intentando que no le vea.

- Está bien. Me alegra haberlo hecho.

- Tenía miedo de que yo no te gustara.

- Pues todo el mundo se dio cuenta de que me gustabas menos tú...

Esta vez el se hecha a reír.

- En ese caso, es que soy idiota.

Suelto un suspiro mientras entrelazo sus dedos con los dedos con los míos.

-Creeme, yo también.

Nos miramos. Sus ojos almendrados brillan más que nunca. Me transmite su ilusión y su deseo.

Con cuidado, me acerco para besarle de nuevo, más pausado esta vez.

- Eres precioso... - susurra.

•*¨*•.¸¸♪

A/N: SON LAS 4 DE LA MAÑANA Y NO HE DORMIDO NADA, PERO ME PROMETÍ A MI MISMO QUE HOY HABÍA CAPITULO CURSI, ASÍ QUE HOY VA A HABER CAPITULO CURSI.

En fin, ya se besaron. Sean felices y disfruten mientras puedan MUAJAJAJAJAJA

Ahora voy a dormir, espero que les gustara.

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