DINASTÍA

By JLTT16

218K 14.8K 14K

Tras los hechos de los sucesos que pusieron las cosas en nuevo tablero con un jugador más en la línea. Monica... More

𝒜 𝓂𝒾𝓈 𝓁𝑒𝒸𝓉𝑜𝓇𝑒𝓈...
𝒟𝒾𝓃𝒶𝓈𝓉𝒾𝒶
ANTNICA
EDAD ROJA
CAPITULO 1 - MONICA
CAPITULO 2 - DOS AÑOS DESPUES
CAPITULO 3 - VUELTA DE PAGINA
CAPITULO 4 - DOLHA
CAPITULO 5 - INCENTIVO
CAPITULO 6 - PURPURA
CAPITULO 7 - 2
CAPITULO 8 - HAUNTED
CAPITULO 8 - pt. 2
CAPITULO 9 - DRAGOSTE
CAPITULO 10 - AFRONTAR
CAPITULO 11 - INSTINTO
CAPITULO 12- Legătură
CAPITULO 13 - ESTRAGOS
CAPITULO 14 - REUNIUNE
CAPITULO 15 - Heredar
CAPITULO 16 - EL PESO DE LAS PALABRAS
CAPITULO 17 - REFLEXION
CAPITULO 18
CAPITULO 19 - HIJOS DE LA TIERRA
CAPITULO 20 - ANZUELO
CAPITULO 21 - 14 DE FEBRERO
CAPITULO 21 - PT.2
CAPITULO 22 - REALIDAD
CAPITULO 23
CAPITULO 24 - PARIS
Capitulo 26 - TERMINAL
CAPITULO 27 - DUELO
CAPITULO 28 - ACEPTACIÓN
Escena extra - COMIENZO DE BROWN
CAPITULO 29 - WILLIAM
CAPITULO 30 - HACER HABLAR
CAPITULO 31 - EL CARIBE
Escena extra - ANTONIO
CAPITULO 32 - 28/04
CAPITULO 33
CAPITULO 34 - FUERA MASCARAS
CAPITULO 35 - CON INTENSIDAD
CAPITULO 36 - UN TEPES MAS
CAPITULO 37 - FORBIDDEN
CAPITULO 38
CAPITULO 39
CAPITULO 40 - RELOJ
CAPITULO 41 - LA ISLA
CAPITULO 42 - LA ISLA PT. 2
CAPITULO 43 - NIÑAS MALAS
CAPITULO 44 - A ESPALDAS
CAPITULO 45 - ACUERDOS A LA MALA
CAPITULO 46
CAPITULO 47 - CONSTANTIN TEPES
CAPITULO 48 - UN PAR DE SOMBRAS
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51 - CORRER A TI
CAPITULO 52

CAPITULO 25 - EN LA MIRA

2.9K 263 385
By JLTT16

★・・・★・・・★・・・★・・・★・・・★

En la mira

Monica

El olor a humedad viene como oleadas repentinas acompañadas de chillidos que viajan a través de eco y no quiero imaginar a los animales que los estén provocando. Mi espina dorsal se eriza suponiendo todo y me hago a un lado extendiendo la mano.

—Adelante alteza —invito a Antonio.

Me mira negando con la cabeza y cede bajando un escalón.

—Miedosa.

No es miedo, pero si una rata va a saltarle encima a alguien, mejor que sea él en vez de a mi. Una vez los dos adentro, cierro la puerta a nuestras espaldas sumiéndonos en la oscuridad. Bajamos la hilera de escalones y el frío va ondeando cada vez más, el pasillo es lo suficientemente estrecho para tener espacio de movimiento pero su altura apenas es muy alta para el hombre de 1.96.

—Si no es mucho pedir —musitó muy bajo para que nuestras voces no causen un eco para lo que se encuentre al final del túnel— podrías...

No termino la oración cuando enciende una pequeña llama en su mano y acaba con la oscuridad que me hace sentir incómoda. No me gusta. Porque me recuerda a la de ese horrible bosque donde vagué por días en la nieve y cuando estaba al borde de morir, me encontró Jhon.

—Gracias —continuamos caminando alerta de alguna trampa.

Los ruidos de las ratas me tienen nerviosa y por un momento dejo de prestar atención a las trampas que se me olvidan, solo miro al suelo escuchándolas pasar por nuestros lados.

—No te van a morder Monica —murmura Antonio— deja de tenerles miedo.

—Que no les tengo... —una se posa en mi bota y salto pateándola. Me muerdo la lengua para no gritar y en menos de nada ya estoy trepada sobre la espalda de Antonio rodeándolo con las piernas como si el piso fuera lava.

—Nuestros súbditos se burlarían de ti si supieran que su princesa le tiene miedo a unas simples ratas —se burla— no le temes a lo que te vas a encontrar al otro lado pero si a unos animales diminutos.

—¡¿Diminutos?! —me aferro a su cuello mirando al suelo— ¡esa cosa tenía el tamaño de un Chihuahua!

—Sería una lástima que también salieran mapaches... te arrojaría directamente a ellos.

—Cállate —me sostengo más fuerte— sirve de algo y comienza a caminar —suspira— ¡arre!.

Me muevo incentivándolo a que camine y eso hace. Se detiene cuando yo se lo pido y presiono los cuadrados escondidos que van desactivando trampas. Estoy que me infarto con los tamaños de las ratas que no parecen molestarle a Antonio. Odio este tipo de animales y quizá me veo ridícula pero yo no quiero que ninguna vuelva a subirse en mi pie.

—Vamos bien de tiempo —le digo mostrándole la hora en mi reloj— si estoy bien. A partir de aquí tenemos el camino libre.

En un lapso el agua del alcantarillado nos frena, no luce profundo pero aún así tenemos que cruzarlo. Veo imprudente de mi parte seguir dejando que él me cargue y hago el intento por bajarme de su espalda, sin embargo su mano libre se aferra a mi muslo manteniéndome quieta.

—Ya tengo las botas mojadas, no le veo caso que tú también te las mojes.

—Puedo andar sola —insisto— no me importa.

—Shh —me manda a callar.

Mis mejillas se sonrojan y al estar tan cerca de su rostro me entretengo mirando su perfil. Tiene las pestañas más bonitas que he visto y sus ojos son como un espejo de la flama en trae en mano ya que pareciera tener una diminuta en el iris.

—¿Te gusta lo que ves? —desvío la mirada apenada.

—Si ya sabes la respuesta no se porque preguntarlo —vuelvo a revisar el reloj con las cámaras.

—No, no la se —miente concentrado en el camino.

Me reservo mis palabras. Y como niña mirando una vela, observo la flama de su mano moverse. Es un poder hermoso pero peligroso. No me aguanto y extiendo un dedo rozándola, por un momento me da miedo quemarme, pero entonces él la acerca dejando la yema de mi dedo en su interior.

—¿Por qué no siento que me queme? —preguntó.

—Te lo dije —responde haciendo una pausa— que mi fuego nunca te iba a quemar.

Mariposas revolotean en mi interior y de la nada necesito bajarme. Yo no soporto recordar el pasado.

—Puedes hacer que sea así —replicó después de unos segundos.

—No, no puedo.

El lapso inundado se acaba y sus botas escurren cuando pisa la superficie seca.

—Si puedes —contradigo.

—No —me deja bajarme y se planta frente a mi— cuando se trata de ti. No me obedece, así tratará de quemarte, no lo haría. —parpadeo— podría arrasar con toda la tierra Monica y tú serías lo único que quedaría de pie. ¿Para qué mentirte sobre algo que es más que obvio? que no se te suba a la cabeza ¿okey?. El que sea si, no quiere decir que sienta algo. Por mi mano no vas a morir.

«yo también destruiría todo y tu serías lo único que mi caos no tocaría» quisiera decirle.

—¿Siempre te gusta hablar sobre la muerte en este tipo de situaciones?.

Curva los labios.

—No le tengo miedo Monica —continúa caminando— algún día voy a morir. Pero no mientras haya cumplido un propósito suficientemente digno para dejarme vencer. Hasta ese entonces no me le voy a entregar tan fácilmente a la muerte.

La palabra me cae pesada porque tan solo imaginarlo...

—¿Y cual es ese propósito? —preguntó curiosa.

—Aún no lo sé —se encoge de hombros— cuando lo encuentre, quizá te lo diga.

Hacia arriba se encuentra una especie de bóveda con una escalera a la que subo primero con Antonio detrás. El desagüe del fondo puede verse a pesar de la poca luz y eso significa que da directo a las alcantarillas de la ciudad. Si caemos ahí estaríamos nadando en todo los desechos.

El metal está oxidado en algunos puntos que trato de no pisar, al llegar hasta la bóveda. Vuelvo a colocar el dispositivo repitiendo los pasos de un principio. Antonio es quien me ayuda a girarla cuando crujen los candados.

Aquí es donde empieza la parte difícil y con la mirada me hace un pregunta silenciosa «¿estás lista?» asiento controlando mi respiración.

Levanto la puerta de metal redonda sin dejarla caer al otro lado, me quedo atenta escuchando algún ruido y salgo cuando recibo simplemente silencio. Las paredes son rocosas y no hay nada exactamente llamativo.

El vacío es intrigante y pareciera que no hay salida alguna. Antonio me acompaña volviendo a bajar el metal y yo me apego a la pared de roca buscando alguna abertura.

—Arriba —susurra Antonio apuntando con el dedo.

Muy escondido hay lo que parece ser una ventana pero al poner mi mano en el hueco, recibo una leve brisa por lo que deduzco lleva directo a la ventilación principal.

Me impulso con las manos subiendo y entro gateando con la superficie inestable lastimándome las rodillas. Volteo esperando a Antonio y es casi una suerte que su cuerpo quepa en esta estreches. Continuó gateando con los ojos cerrados y me repito mentalmente que estoy en un espacio abierto y no encerrada aquí. No soporto los lugares tan pequeños y los nervios me atacan al pensar en la posibilidad de quedarme aquí atrapada.

Otra puerta redonda de metal aparece frente a nosotros y la giro causando chirridos inevitables. Quien sabe cuando fue la ultima vez que fue abierta o es probable que nunca lo fuera. Hago leves pausas cuando el ruido es muy notorio y procuro ir lento.

—Tu tranquila, tómate tu tiempo —dice Antonio sarcástico claramente impaciente.

—¿Te gusta lo que ves? —le regresó sus palabras mirándolo sobre mi hombro. Literalmente tiene mi trasero a centímetros de su cara.

—Ese abrigo tuyo me priva la vista —tamborilea los dedos— si fuese lo contrario no me estaría quejando.

—Apuesto que si.

El metal cede y lo empujó hacia adelante mostrando la ventilación.

—A partir de aquí vamos en silencio —explicó— oficialmente estamos dentro.

Avanzó cuidando cada lugar donde pongo las manos y los pies. El metal frío me congela la piel, al ser un lugar bajo la tierra necesitan que todo lo que producen aquí, salga y aunque no es tan profundo como fontana, cuentan con un sistema de expulsión igual de complicado.

Somos los más silenciosos posibles y hasta ahora no logro escuchar alguna voz familiar, simplemente hay silencio. Gateamos alrededor de 17 metros  en los que yo voy guiándolo. Se abren caminos diferentes y si memorice bien los planos, voy bien.

La rejillas que visualizo más adelante me quitan un peso de encima ya que por ellas se cuela una luz blanca. «estamos en una de las áreas primarias» Antonio se detiene y yo avanzó un poco más hasta el límite del túnel que ya no sigue en dirección, si no hacia abajo y arriba donde debe ser el piso siguiente.

Antonio tira de la rejilla despacio hasta desprenderla y mi corazón está latiendo tan lentamente esperando a que algo nos complique las cosas. Le doy la señal y al percatarse que no hay nadie, baja colgándose de los brazos. Me acerco haciendo lo mismo y me atrapa en el aire.

Es una habitación común y corriente con algunas cosas regadas en el suelo «en verdad evacuaron». La camilla que debió ocupar alguien, esta desecha con las sábanas manchadas de sangre humana. El piso blanco con huellas de esta secas y la luz del pasillo siguiente parpadea en una falla eléctrica.

—¿Sientes algo? —preguntó a Antonio quien escucha atentamente.

—Nada.

—Bien, podemos andar.

Huele a sangre y otras sustancias con fluidos corporales que se mezclan juntas creando otro olor fuerte. Salimos al pasillos abriendo las puertas en par y lo que encontramos tirando en el suelo son los rastros de una masacre que me deja helada.

—Con que este era el olor a descomposición que sentí desde allá atrás —musita Antonio.

Cuerpos de vampiros en estado de putrefacción esparcidos a todo lo largo del camino. El hedor es tan insoportable que me obligo a contener la respiración. Mis dedos viajan a mi fulger que llevo sujeta al muslo y caminamos por el río de sangre seca con pasos sigilosos.

—¿Que crees que sea? —me detengo en uno de los cuerpos que no está tan hecho mierda.

—La brutalidad de las heridas, fue algo fuera de nuestros límites —se sienta sobre sus talones descubriendo su pecho— mira esto.

Optó la misma posición que él y es aún peor de lo que me imaginaba, tiene abiertas las costillas y los órganos de su interior desaparecieron.

—Está vacío —susurro levantándome para revisar los otros— ninguno tiene los pulmones o el corazón, es como si...

—Se los hubieran arrancado —termina la oración por mi— el cerebro tampoco lo tienen. Son un simple costal de huesos.

—¿Pero porque les harían esto? —se reúne conmigo.

—No se, pero ni el más descontrolado de nuestra clase tendría un comportamiento tan primitivo —continuamos— a veces los nuevos tienen ataques de sed, pero ninguno llegar a desmembrar un cuerpo y mucho menos devorarle los órganos.

—Es algo muy poco improbable para creer que un vampiro nivel E sería capaz de causar esta masacre —llegamos al final del pasillo con dos caminos separados— esos cuerpos son C, con uno de ellos sería suficiente para detener a un E débil recién convertido.

Por un momento dudamos que dirección seguir, pero a mi derecha hay un camino de sangre en la pared como si un herido se hubiese arrastrado por ella. Tenemos el tiempo corriendo y seguimos a donde el sentido nos llama. La sangre termina con un cuerpo tirado frente a una especie de laboratorio gigantesco.

Entramos encontrando una sub nivel que tiene planta baja con dos laterales. No sabemos por donde empezar y mentalmente memorizo lo que veo. La inundación ya se ha hecho presente en algunos puntos donde el ala derecha está llena de agua que tiene corto circuitos con los monitores de al parecer vigilancia.

—Tu derecha, yo izquierda —demanda Antonio.

Le hago caso bajando las escaleras metálicas, no hay más que un montón de papeles regados por el suelo. Es un laboratorio en el que se divido entres secciones como un monitoreo de observación para los siguientes pisos. El agua sigue saliendo y al llegar a la planta principal me debato si bajar las siguientes escaleras de la inundación. Hay un cable de electricidad en el suelo y cualquier humano que pisara un pie adentro moriría electrocutado.

Al final de las computadoras hay ventanales que me dejan visualizar el laboratorio por completo del área de intervención o de pruebas que está abajo. Sin duda tiene la misma idea de estructura que fontana.

Recojo uno de los papeles que no me muestran algo comprometedor más que un montón de números. La humedad tiene este lugar en pésimo estado y no me sorprendería que se derrumbe en menos de nada.

Una vez recuerdo que Fallon mencionó que aunque este lugar fuera pequeño, poseía tecnología más avanzada que la propia fontana. Hay pedazos de vidrios rostros así como rastros de sangre en los barandales. Mi cabeza maquina el escenario y parece que algo atravesó el cristal desencadenando una huida. ¿Pero de qué cosa corrieron?.

—Monica —la voz de Antonio me lleva a su encuentro y es entonces cuando mis ojos viajan a lo que él observa.

Enormes cápsulas gigantes en una hilera desprendiendo un líquido verdoso que se encuentra regado en el suelo. Todas ellas rotas como si lo que albergarán adentro hubiese escapado.

—Pero que mierda... —estoy en estado de confusión porque mi cabeza no logra comprender nada.

—Esas cosas albergaban lo que mató a los vampiros de allá afuera —Antonio recorre la hilera— pero solo dos lograron salir, en cambio esos. Murieron dentro.

Dos contenedores están limpios, pero lo siguientes están manchados de sangre por dentro como si hubiesen explotado.

—Los mataron —concluyó— con presión. Y el vidrio estalló a esa causa.

—Mira estas huellas —camino hasta Antonio quien estudia las marcas en el suelo— son extrañas. Pero no pierden la forma humanoide.

Explica aluzando con una lamparilla que se saca del pantalón.

—Si notas, se apoya sobre los cinco dedos pero no pone todo su peso en las palmas —imita el movimiento colocando su mano encima— su sostén está en los dedos.

—Y garras —agregó señalando las puntas— de algunos 15 centímetros.

—Tienen suficiente precisión y letalidad para abrir un cuerpo fácilmente como si fuera un cuchillo —aluza otras más— las siguientes tienen la misma forma, pero estás...

Mi corazón da un vuelco siguiendo el camino. Es un latigazo en mi tórax observar la forma de las siguientes que salen de una habitación secundaria hasta reunirse en este punto.

—Son de licántropo... —musitó— ¿por qué Kaleb estaría ligado con ellos?.

Antonio no responde, por lo tanto se pone de pie siguiendo el camino. Pero unas puertas le bloquean. Busca alguna manera de abrirlas pero están tan selladas que no puede forzarlas a causa del oro negro que le quema la piel.

—Quiero ver qué hay ahí a dentro.

—Espera.

Me levanto subiendo las escaleras para llegar a los centros de monitoreo. Busco con la mirada la manera de encontrar algo que me ayude abrir esa puerta y solo hay una pantalla que parpadea medio funcionando.

Mis botas al bajar los escalones se van mojando y un cosquilleo me recorre el cuerpo con el agua fría llena de corriente eléctrica que hago mía. Es como si Antonio se metiera a una chimenea, es obvio que no va a quemarse porque es su elemento y el mío es este.

El agua me llega a las rodillas y me muevo salpicando mi abrigo hasta la pantalla. A su lado hay una serie botones con palancas que deben mover algo aquí y subo la que dice AB28 no pasa nada gracias a la corriente y repito el procedimiento de la concentración para mandar la suficiente electricidad a todo el segmento. Resulta porque escucho a Antonio abrir la puerta y regreso.

El olor a sangre es evidente por todo el ambiente y al ser tantas es difícil separar a una sola del resto. Parecen unas habitaciones secundarias a las que por algún motivo les tenían mayor protección. Antonio golpea la placa que solicita indetificacion para ingresar a un cuarto y extrañamente está parte sigue ilesa con la corriente.

Las puertas se abren y el escenario se convierte en aún peor de lo que pensaba. Otro golpe directo a mi tórax al reparar la celda, las cadenas y... la sangre en las paredes. Mi respiración comienza a agitarse por el hecho de que no quiero dar un paso más y revivir mis traumas con este tipo de situaciones que se de buena mano como se sienten.

—Aquí tenían algo prisionero —musitó paralizada en mi lugar.

—Algo no —inspecciona Antonio— uno de nosotros. Mira estas marcas de manos con garras —me las señala— la forma pertenece a un vampiro.

Hay demasiados rasguños en la pared blanca. Signos de que la persona que tenían encadenaba luchaba sin detenerse con tal de liberarse. Hay enormes grilletes de oro negro en el suelo. Tan pesados y gruesos que ponen a dudar la magnitud de la fuerza del prisionero aunque posiblemente solo se trate de una víctima más de Kaleb.

Ver esto es triste, demasiado aterrador para mi. Porque yo se lo que se siente esa desesperación por liberarte, por escapar. Antonio sostiene un collar negro con picos hacia adentro que claramente es un objeto de tortura para evitar que la víctima intente quitárselo ya que se contrae hasta atravesarte la piel si lo fuerza.

Todo es como un mal sabor de boca que no logro disimular. Jamás había imaginado el dolor que provoca ese metal a mi especie hasta que me ha tocado experimentarlo. Antonio me mira cuando habla sin que yo le responda algo y me niego a dar un paso adelante del umbral.

—¿Que? —pregunta.

Mi respuesta no llega ya que detrás de mi a unos metros más se escucha lo que al parecer son fuertes pisadas. Un gruñido rasgado me hiela la sangre y Antonio deja lo que tiene en la mano para salir conmigo corriendo.

Subimos las escaleras con la intención de llegar al pasillo sin embargo el culpable de esos sonidos no son lo que nos topamos. Son un grupo de vampiros que van bajando del elevador.

Nos quedamos estáticos por un momento y alzan sus armas comenzando a dispararnos. Retrocedemos al laboratorio y ellos comienzan la huida volviendo al elevador. «no puedo dejar escapar».

Salgo de nuevo a la vista corriendo hasta la puertas que ya se han cerrado y golpeó frustrada presionando el botón.

—Ellos saben lo qué pasó aquí, si los capturo puedo interrogarlos —le digo a Antonio.

—Algo dejaron para regresar —tira de mi brazo— usemos las escaleras.

Me guía corriendo hacia las escaleras de emergencia que comenzamos a subir sin detenernos. Es más tardado pero ellos no van a permitir que ese elevador vuelva a bajar con tal de dejarnos encerrados y ganar tiempo para emprender huida.

—Estate alerta, 8 no creo que sean.

—Lo se.

Llegamos al último piso donde acabamos dentro del ministerio. Antonio patea la puerta con arma en mano y un tiroteo se desencadena para hacernos retroceder.

Los gritos de las personas comienzan y llevo los dedos a mi fulger del muslo pero Antonio ya ha salido despejando el camino. Están por todos lados y me separo bajando los escalones del edificio observando a lo lejos las 4 camionetas negras alejarse. Y en la de mero enfrente aborda el mismo político que vi ayer. Intercambiamos miradas cortas antes de llevarse un radio a la boca.

—¡Mierda!.

Antonio se reúne conmigo y toma del cuello a un sujeto que va bajando de su Mercedes y le arrebata las llaves. A mis espaldas el presentimiento me gira y desde uno de los pisos se encuentra un vampiro con un arma extraña que nos apunta y al reconocer él generador no dudo en irme al interior sobre Antonio rodeándolo con mis brazos para protegerlo.

Entonces dispara una ola eléctrica apagando las alarmas de los carros así como la electricidad en general. Los autos que transitaban se detienen dejándolos muertos y tomo uno de mis cuchillos del muslo lanzándoselo hasta darle en la frente. El cuerpo cae inerte y ahogó un gemido al ver a las personas que les afectó esa ola. Tiene la piel quemada a causa de la potencia eléctrica y humean tirados en el suelo mientras que el fuego que prendió Antonio en el interior del ministerio causa un desastre.

—¡Está mierda no prende! —Antonio choca los cables pero no obtiene nada. Esa es una arma para cortar toda corriente sin incentivarla para ganar tiempo.

—¡Apártate! —mis manos en el tablero del auto lo encienden y pisa el acelerador sacándonos de allí.

La verdadera agravia que quería evitar comienza y Antonio no se detiene para esquivar a los humanos que corren alarmados. Nos saltamos todos los semáforos siguiendo a las camionetas y pasa por los lados de los autos que llevan una velocidad lenta.

—La que va a la cabeza me interesa —le digo al hombre a mi lado— en ella va el político que vimos ayer. Él está de la mano con Kaleb porque estaba con el grupo del elevador.

La primera a la que nos vamos aproximando abre las puertas traseras con vampiros armados y Antonio se desvía detrás de un autobús cuando coenzima a dispararnos.

—¡Toma el volante! —me grita— voy a...

—No hace falta —me quito el abrigo sacando mis manos por la ventana— ¡cuando yo te lo diga, sales!

Voy sacando mi cuerpo con sumo cuidado hasta estar de pie en el techo del auto. Saco mi fulger que se extiende por completo hasta convertirse en un enorme arco de plateado y las flechas que llevo en mi muslo son especiales para extenderse al contacto.

Antonio vuelve a mostrase y colocó tres flechas en la liana. Disparó dos en los que llevan ametralladoras y la tercera va directo al conductor. Cumple su propósito ya que la camioneta se desvía recto a un restaurante y visualizo la segunda más enfrente. «se dirigen hacia el puente».

Estoy preparando la segunda flecha cuando una segunda camioneta sale de imprevisto a nuestro lado golpeándonos. Me agacho sosteniéndome ya que intentan hacernos chocar y un vampiro sale del techo saltando detrás de mi con la intención de acuchillarme. Retraigo mi arco retrocediendo ya que es difícil mantenerse pie con tanto movimiento y se viene sobre mi en un combate directo.

Su cuchillo lo desvió rompiendo su muñeca y la cosa se complica con una tercera camioneta a nuestra izquierda con las mismas intenciones. Nos tienen enganchados como para que Antonio se libere y ahora tengo a cuatro machos enfrentándome.

Al segundo con una patada le trueno el cuello y entre dos me hacen rodear al capo del auto, si Antonio frena o se detiene yo iré a dar al asfalto con ellos. El más corpulento me toma de los brazos aprisionándome y el segundo de las piernas «no quieren matarme». Antonio no puede disparar ya que está ocupado peleando con los que intentan quitarle el volante y tengo que arreglármelas para girar mi cuerpo hasta tener la cabeza del tipo entre mis piernas y arrancársela.

El que tengo arriba me golpea el mentón y me sorprende la cantidad de fuerza que tiene para ser un simple nivel C. El auto se zarandea haciéndonos perder el equilibrio y le sujeto del retrovisor dejando que caiga al suelo donde lo aplastan las llantas.

Me levanto con la intención de saltar a la derecha cuando Antonio ya se ha quitado de encima a los de la izquierda. Y no solo son ellos, mucho más atrás de aproximan otros dos grupos.

Cada vez son más y más por lo que me hace creer que la mayoría jamás se fue. El que salgan a la luz me da una idea aproximada de cuanta gente posee Kaleb de su lado.

Por un callejón sale un vehículo estilo militar color negro y de inmediato reconozco las dos cabelleras rubias. Beniel es quien maneja y Cecilia es la que comienza a disparar la ametralladora a nuestras espaldas. Y no solo son ellos las dos motocicletas que se nos emparejan una vez libres las manejan Eisak y Michel con Maze y Navil atrás.

La peli negra me lanza algo que atrapo y me coloco el intercomunicador en la oreja.

Bien parece que se metieron mis malditas enseñanzas por el culo una vez más —habla Ethan— si su intención a un principio era no alertar al panal de abejas déjenme decirles que no es un simple panal, si no una maldita plaga de ratas.

Tiene comprada está ciudad —respondo volviendo al techo.

Me doy cuenta. A 200 metros tienen una trampa en la que espera un grupo para atacarlos de aproximadamente 27 vampiros bloqueando la calle. Maze y Navil se van a encargar de desviarles el camino a los de enfrente. Tu Monica encárgate de derribar una de las dos camionetas con cuidado, ellos saben que quieres a uno con vida y si eliges mal, vas a matar a tu testigo. Yo me encargo del grupo. Los tengo en la mira.

—¿Puedes solo? —siendo francotirador tiene más posibilidades pero no las suficientes.

—Ah claro que puedo solo, con lo que no es con el demonio que está llame y llame a mi teléfono, o sea mi esposa.

Corta comunicación y más adelante veo a las dos camionetas tomar la desviación gracias a la prole. Antonio los sigue pisando el acelerador al fondo y vuelvo a desplegar mi arco ya que estamos entrando al enorme puente.

No puedo matarlos, necesito al político vivo ya que deber saber más que su guardia. De mi bolsillo saco la flecha que me estaba guardando ya que es más pesada y difícil del disparar. Presionó el borde y está se entiende lo doble brillando con el fino metal.

La colocó en la liana y tiró la cuerda hasta que los músculos de los brazos me duelen. Apunto a una de las camionetas y por un momento me olvido que estoy arriba de un auto y evoco ese recuerdo.

Mi padre revisa su arco mientras lo observo tirar de la cuerda para asegurarse que todo esté bien. De su carcaj saca una hermosa flecha del mismo color plateado y apunta hacia el inmenso bosque donde se esconde un blanco al que logra dispararle a pesar de la distancia.

Mis ojos se van a una en especial que sobre sale de las demás y mis dedos la rozan, me da tanta curiosidad que la saco admirando tu estructura.

—¿Por qué está es diferente a las demás? —preguntó.

Baja su actor aproximándose hasta a mi.

—Bueno, es porque es más peligrosa que todas las demás y tiene un propósito diferente.

—¿Y cual es? —levantó la mirada perdiéndome en sus pupilas.

—Destruir —responde estableciendo una seriedad— viaja más rápido que todas las demás. Yo la llamo rayo y a este —me muestra su arco— fulger.

—Relámpago —asiento— ¿por qué?.

—Porque cuando un relámpago comienza, sale disparado un rayo —explica— es tan rápido que el trueno viene después. ¿Quieres sostenerla?

—¡Si!

Me deja sostener su arco y por deriva de mi mano me ayuda a sostener su peso así como el de la flecha. La coloca en la liana y tira ayudándome.

—Recuerda Monica, pesa pero eso no corrompe las leyes de la física. Al contrario, la vuelve peor y su alcance da miedo. Ya te dije que es para destruir.

Contengo la respiración evocando sus palabras y aunque la distancia que me separe de la camioneta es casi imposible, no me preocupa.

Tensa los brazos y hombros, no respires y tampoco mires a otro lado que no sea el objetivo. Emplea la fuerza hasta que la cuerda te corte los dedos si es necesario, jamás se romperá.

La cuerda continúa estirándose hasta que el material me va cortando un poco la piel. Me relajo adaptándome a su peso y suspiro concentrándome.

—Y cuando sientas que lo tienes —me susurra al oído— suéltala dejando escapar el aire... recuerda que

La flecha sale disparada con una rapidez que corta el aire causando un ruido similar al rayo y la observo atravesar la camioneta hasta impactarse con el asfalto y la voltea cuando choca contra ella haciendo girarla. Pero la cosa no acaba ahí, donde la flecha cayó. Comienza a romperse un camino rápido que conecta al otro lado del puente y los escombros tiemblan empezando a caer al agua dejando incapaces a los que esperan del otro lado acercarse.

Me falta la segunda pero antes de lanzar otra flecha, unos hilos de metal comienzan a salir disparados desde arriba hasta bloquear el paso. La camioneta termina estampada en ellos como una especie de insecto en su telaraña. Los hilos tienen un tipo de frecuencia como los que utilizan los policías para choques eléctricos.

Antonio detiene el auto y brinco al suelo. La prole no tarda en reunirse con nosotros al igual que Beniel con Cecilia llegan acompañados de Ethan. Me acerco hasta la camioneta y de los enormes barandales del puente brincan dos figuras al suelo. Dorian y Luca Giambroni.

El niño se acerca con un arma que dispara los ganchos de mental al igual que su hermano. Yo los miro a ambos pero el que más me causa curiosidad es Luca ya que porta el uniforme pero también la banda anaranjada que resalta su cargo.

—Si —me dice respondiendo mi pregunta— soy nivel elite aunque no lo creas.

Levanto una ceja volviendo a su estado normal mi arco.

—Nada mal niño —lo molesta Dorian sacudiendo su cabello.

Tiene solo ocho años y se ha ganado su lugar a comparación de Dorian que porta una banda azul en el brazo que representa un nivel intermedio y la blanca es para los principiantes o novatos, por último la amarilla de Ethan significa el rango más alto como líder de ellos y solo Antonio es quien tiene derecho de portar una rojiza quemada que se distinguen entre todas como parte de la realeza.

—Bien, a lo que vinimos —Antonio pasa por mi lado directo a la camioneta colgando y arranca su techo dejando ver a los vampiros que no pueden moverse.

La prole ya tiene arrodillados a dos y van tras lo sobrantes. El único que me interesa es el político. Antonio lo arrastra jadeando por su estado e Ethan lo toma del cuello comenzando a darle puñetazos en la cara.

—Despierta ya imbecil —lo hace reaccionar escupiendo sangre— ¡¿Donde está Kaleb?!

El vampiro sonríe y cae de rodillas frente a mi. Detalla mi rostros por un momento antes de hablar.

—En verdad que posees sus mismos ojos —se humecta los labios.

—Para mi desgracia y como ya lo sabes también otras cosas —respondo— así que te voy a proponer algo. Lo hacemos de la manera fácil que es la mía o la difícil que es la de él —señaló a Antonio con el mentón y enreda su mano en el cabello del noble dejándole el filó del cuchillo en el cuello al momento de tirar hacia atrás — mi método es más rápido, pero te aseguro que el suyo no.

—Vas a matarme de todos modos ¿que más da? —responde.

—Okey será por la difícil.

Miro a Antonio retrocediendo un paso y juguetea con el cuchillo atrapándolo en el aire para apuñalarlo en el ojo del noble. Al sacarlo lo hace braveza y el vampiro cae al suelo gritando. No me despierta lástima en lo más mínimo, él es así de sadico y lo disfruta.

—No necesitas los ojos para hablar— Antonio vuelve a incorporarlo y le mete el órgano a la boca haciéndolo masticar— tampoco las extremidades.

Le toma la mano aunque se resista y Beniel es quien se acerca sosteniéndole la cabeza y el brazo para que Antonio pueda cortarle del antebrazo hacia a abajo. Por un momento temo que Luca esté viendo todo esto pero parece muy despreocupado al observar todo, por el contrario le da un metal a Antonio quien se lo mete en la boca al noble para que calle los gritos.

—Calla esos chillidos de rata.

Los humanos han escapado de este horrible situación y los autacas que estaban a otro lado del puente ya se han escapado.

Antonio va tras el otro brazo que Beniel ya le ofrece y el nombre comienza a negarse suplicando piedad con la sangre cayendo al suelo. Aunque tenga la capacidad se sanar rápido, no posee la de regenerarse.

—¿Vas a hablar? —le quito el metal y asiente rindiéndose— empieza entonces.

Antonio lo deja estar al igual que Beniel y el vampiro se toma del brazo tratando de detener la sangre.

—¿Que es lo que Kaleb tiene allá abajo? —comiendo el interrogatorio.

—Su.. el lugar donde experimenta...

—¿Con que?

—No se... —Beniel lo vuelve a tomar— ¡No! te juro que no lo sé. El me envió... yo solo le encargaba de que se moviera por esta ciudad sin que nadie dijera nada al respecto y así hacer su escondite perfecto. Yo no tengo nada que ver con lo interno.

—¿A donde ha ido?

—El no se lo dice a nadie. Solo tiene un grupo de suma confianza que mueve con él. Su jefe de espías... es quien nos mantiene a raya y nos dice solo lo que debemos saber, pero no tiene muchas ciudades en las cuales esconderse. No con el... —mira a Antonio— si lo que quieres es dar con el... tendrás que buscar en los lugares más remotos donde jamás te imaginarías.

—¿A que te envío?

—Ese laboratorio lo abandonó cuando se salió de control y antes de que tu gente lo encontrara. Acabó con las evidencias y huyó antes de que encontraran algo —responde jadeando— él quería que diera una última revisión en caso de que se hubiera quedado algo y ustedes hallaran esa guarida. Yo jamás había ingresado, no tenemos permitido. Ahí solo ingresaba quienes él quería, ya te dije de lo que yo me ocupaba.

—Ellos son lo exterior —opina Eisak— tenemos que buscar alguien que vaya de la mano con Kaleb. El sabe que tarde o temprano capturarías a uno y su confidencialidad estaría en riesgo. Lo está escondiendo muy bien.

Me vuelvo al político.

—Dijiste que huyó de ahí antes de que mi gente lo encontrara ¿por qué?.

Tose sangre.

—¿En verdad crees que ustedes son los únicos que lo están buscando? —arruga la cejas y me miro con Antonio.

—¿Quienes mas lo hacen? —pregunta Antonio.

Él noble ríe en burla y niega con la cabeza.

—Así que todavía no saben de lo que está tratando todo esto. No somos los únicos jugadores en el tablero, ya no —Antonio tira más de su cabello— hay otros que lo quieren muerto, unos seres que también tiene la capacidad de encontrarlo, mucho más que nosotros los vampiros y te voy a decir algo princesa. Si quieres encontrarlo vas a necesitar su ayuda  ya que Kaleb está cazando a su propio objetivo y si encuentra a la Stri...

Una bala atraviesa su frente volándole la parte trasera de la cabeza y una segunda bala impacta en su pecho. Nos volvemos con rapidez hacia la dirección en que fue disparada y la distancia es tan lejana que obviamente se trata de un francotirador.

El destello me hace aproximarme al borde del puente y es inútil que haga algo. Jamás llegaría a ese edificio a tiempo. Solo así confirmo que lo que sea que fuera a decirme el político, no quieren que nadie lo sepa.

—Ahora si valió mierda —se queja Navil.

Nuestra atención regresa al igual que el aparentemente disgusto de Antonio. Un camión llega y Gabriel Dalca es quien baja sacudiendo el polvo.

—Me dolió hasta la cadera —se gira y me quedo extrañada al ver al consejero con uniforme como todos los demás.

—Manejas de la mierda —Fluvia también lo acompaña y trae el cabello recogido enmarañado.

—Tu, no lo habrías hecho mejor mujer así que silencio.

—¡Ustedes que carajo hacen aquí! —los regaña a Antonio en general cuando el consejero comienza a acercarse.

—Te llevó conociendo desde que estabas en las pelotas —le dice Gabriel— de crío te escapas a cada nada de mi, hasta que aprendí a descifrarte ¿en verdad crees que te me vas a seguir perdiendo a estas alturas de mi vida? ubícate ya. Nada te costaba dejarme un mensaje.

—Era confidencial —aclara— ¡Ninguno de ustedes debería estar aquí!

Cruzo los brazos mirando a Fluvia que se encoge de hombros.

—¿Quien crees que te limpio el camino y vigilo que nadie te descubriera mientras andabas por la calle? —se escuda— llame a los demás cuando tuve el presentimiento de los problemas y mira que valió la pena.

—Fluvia —llamó a la mujer que también viene cubierta de polvo.

—Yo le dije a los centinelas que se hicieran de la vista gorda cuando escapaste —se quita el cabello de la cara— ya he lidiado con adolescentes Monica. A tu madre le gustaba mucho darse sus escapadas y jamás lo logro conmigo presente.

—No soy adolescente.

—Por eso digo.

Chasqueó la lengua.

—Llévenselos —ordenó por los capturados— de algo van a servir aunque sepan lo más mínimo.

La prole los toma llevándolos a las camionetas, es hora de marcharnos antes que los demás vuelvan y quiero regresar a aquel lugar para seguir revisando.

Cuando todos toman sus lugares me quedo en la puerta del Mercedes esperando a Antonio que está inclinado levantado al cuerpo.

—¿Que haces? —me acerco pero se pone de pie privándome de la vista.

—Nada —niega pero yo lo veo guardarse algo en el bolsillo.

Mi teléfono no ha dejado de vibrar y lo recuerdo ya que Cecilia se encuentra estática con el en las manos leyendo algo. Una llamada me entra y aunque es número desconocido, respondo.

—¿Si?

—¿Señorita Clarissa Scott?

Ella habla.

Hablamos de emergencias. Hubo un accidente con su familiar Jeyssel Brown y se encuentra delicado de salud, necesitamos que...

La respuesta me desestabiliza mirando a Cecilia quien se acerca a toda prisa llorando y Antonio me observa con una cara de comprensión al haber escuchado aunque al ver mi expresión prefiere desviarla ya que hasta el celular se me ha resbalado de mi temblorosa mano.

★・・・★・・・★・・・★・・・★・・・★

Sígueme en mi red social:

Instagram: Jhersy.s

Ahora si.

Perdonen la demora pero aveces es difícil tener la idea y plantearla. Aún sigo sintiendo que a este capítulo le hace falta así que va para corrección de hechos. (No prometo cuando).

A partir de ahora iré más lento pues se vienen capítulos que necesitan suma atención, pues es otra fase.

Por otra parte mil gracias por todo el apoyo! En verdad nunca voy a dejar de agradecer.

Con amor, Juliette.

Besos.

Continue Reading

You'll Also Like

63.2K 4.8K 55
"Escucha lo que siento ¿Lo sientes también? Si no lo haces, lo que hago no tiene sentido Dime, ¿lo sientes también?". Johana Lewis tiene una vida exi...
1.7M 216K 66
«Yo lo vi primero». «Yo lo tuve primero». Eso es lo que pienso cada vez que veo a mi amiga besar a su esposo frente a mí. Cada vez que él le ha sonre...
31.3K 4.1K 13
Situaciones complicadas de nivel mundial llevarán a una joven mujer importante para su generación, a un aislamiento completo, mientras una posible gu...
Volver By beccfreenn

Science Fiction

41K 5.4K 28
Tienes que casarte! O olvidate de mi y no me busques mas becky - dice mi abuelo su ultima palabra. Eh venido a pedirle ayuda a mi abuelo ya que mi ma...