If you want love Ꞝ Sahyo

By Ss0ulx

6.6K 689 21

❥. ᭄ 𝐒𝐚𝐡𝐲𝐨 ★ Adaptación ❝ Quería conocer el mundo detrás de esa sonrisa de ojos tristes. Nunca esperó... More

› 𝒊𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒍𝒐𝒗𝒆
#𝟘𝟙
#𝟘𝟚
#𝟘𝟛
#𝟘𝟝
#𝟘𝟞
#𝟘𝟟
#𝟘𝟠
#𝟘𝟡
#𝟙𝟘
#𝟙𝟙
#𝟙𝟚
#𝟙𝟛
𝔽𝕚𝕟𝕒𝕝
𝔼𝕡𝕚𝕝𝕠𝕘𝕠

#𝟘𝟜

324 47 0
By Ss0ulx

"así que pon tus brazos alrededor de mí esta noche.
deja que la música te eleve como sí nunca hubieras llegado tan alto.
ábreme tu corazón.
deja que la música te eleve como sí nunca hubieras sido tan libre.
hasta que sientas el amanecer, deja que la música caliente tu cuerpo como el calor de mil fuegos".

crying in the club — camila cabello.


¿Qué más podía hacer? Absolutamente nada. No tenía poder sobre lo que pasaba, era todo tan automático, como sí estuviera ensayado, planeado hasta al más pequeño de los detalles.

Sin dejarme la más mínima oportunidad de reclamar, de mirar a atrás, de ponerle un alto a la situación y luego correr a casa. Correr y olvidarlo, ponerme mi pijama, ver una película y tener esta noche como un recuerdo más, un vago intento de saber lo que Nayeon hacía cuando no estaba con nosotras.

Primero, Nayeon tomó mi mano y me levanté con ella, luego saludamos con sonrisas y miradas a las miembros de la banda, terminando por dejarme sola al irse con la baterista a quien sabe donde. Tuve que fingir ser su fan, pero me fue bien, elogié su música y su actuación, incluso me tomé la libertad de comentarles que habían superado mis expectativas. Tampoco pude hablar mucho, las verdaderas fans captaron más su atención. Ellas o la poca ropa que traían, no importa, volví a quedarme sola.

Podía oir alguno que otro comentario, así que me aprendí sus nombres. La baterista era Momo, la del teclado Dahyun, la guitarrista Tzuyu y la del micrófono Chaeyoung. Aunque, para mi impresión, las cuatro eran las voces principales de cada canción.

También había una barra ahí, aunque más pequeña, pero lo suficiente para tomar asiento en esta. El chico que había estado sirviendo las bebidas me ofreció una, iba a rechazarlo.

— Empecemos con un trago suave, que sea sorpresa.— dijo alguien junto a mí.

Sana.

Por primera vez estaba escuchando su voz claramente, pero no la quise mirar demasiado. En su lugar me limité a mirar mis uñas azules, por la mañana me gustaban, ¿por qué ahora se las notaban tan desastrosas?

— Casi me engañas.— habló otra vez. Ya no podía simplemente ignorarla, eso sería de mala educación. Así que respondí en su mismo tono de voz, algo alto para poder escucharnos entre tanta palabrería y música de fondo.

— ¿A qué te refieres?

— No conoces ni una sola canción de Twice.— el chico volvió a nosotras, dejó dos pequeñas copas de cristal con una bebida transparente antes de volver a su trabajo. Sana tomó una, la otra quedó frente a mí.

— ¿Por qué crees eso? — al fin de cuentas era la compositora de la banda, ¿no sería hiriente decirle que no tenía ni el más mínimo conocimiento sobre sus canciones?

— Te he visto.

— Oh, créeme que lo he notado.— solté sin pensar. Cerré los ojos por un segundo, no debía sonar con tanta confianza. Era la primera vez que la veía, no podía soltar cualquier comentario solamente porque si.— Lo siento.

— ¿Por qué te disculpas? — Sana negó dando un trago de su bebida.— Quería que lo notaras.

— ¿Por qué? — acerqué la copa con mis manos, sin embargo no bebí. No quería hacerlo.

— Porque no soy ciega, cualquiera puede notar que jamás habías estado en un lugar así.— otro trago, su copa estaba vacía.

— A decir verdad, a esta misma hora, hace una semana, ya estaba apagando el televisor y preparándome para dormir.

— Vistiendo un pijama rosa con dibujos de conejos, ¿verdad? — había un toque de broma en su voz, con una seña el chico volvió a llenar su bebida.

— No.— negué imitando su tono.— Mi pijama es color salmón.

— No te culpo.— otro trago, más largo que los anteriores.— El mío tiene pingüinos.

Solté una risa sonora ante ello, y al instante me sentí apenada. Miré detrás de mí, por alguna razón buscando a Seulgi, incluso a Jimin, a Nayeon, a cualquier persona que conociera a Sana. Todo el mundo estaba ocupado, porque todo se notaba tan planeado. Pero a la vez tan natural.

— ¿Por qué estamos hablando de pijamas? — cuestioné.

— Porque estoy esperando a que bebas eso y luego bailar contigo.— se encogió de hombros.

— Yo no bebo, Sana.

— Nayeon ya te ha hablado mierda de mí, eh.

— No.— arrugué la frente.— Según sus palabras, eres su mejor amiga, te adora.— Sana soltó un suspiro.

— Bueno, es mutuo.— terminó su bebida, ¿cómo tomaba tan rápido, sin una sola mueca? Probablemente con un solo sorbo yo ya estaría demasiado mareada.— Entonces, ¿cómo te llamas?

— Jihyo.

— Jihyo.— repitió.— ¿Por qué no bailas conmigo?

— Porque no sé bailar.— admití. De nuevo me sentía con vergüenza, Sana bebía, yo no, Sana bailaba, yo no, Sana escribía canciones, yo no. Absolutamente ninguna cosa nos unía, al menos que yo sepa.

— ¿No sabes o tienes vergüenza?

— Creo que las dos.

— Toma un sorbo.— con su barbilla señaló la copa.— Uno solo, pequeño incluso, te sentirás capaz de bailar.

Esa era mi oportunidad de escapar, de decirle que no, separarme, buscar a Nayeon e irme a casa. No más mujeres con poca ropa, no más hombres altos, ninguna bebida, ningún cigarrillo. Volver a la monótona vida de siempre, a la que estaba acostumbrada.

Pero no tomé esa oportunidad.

— Lo que quieres de mí, ¿es solamente bailar? — me atreví a preguntar.

— Lo que sea que quieras darme está bien.— Sana bajó de su asiento.— Y sí tampoco quieres darme nada, entonces me voy. Solamente busco hacerte compañía, vi a Nayeon con Momo y no creo que vuelva en un rato.

Cuando miré los ojos de Sana me di cuenta la clase de mujer que tenía frente a mí. Una mujer bella en la poca luz, con rasgos finos, delicados, como una muñeca de porcelana. Incluso su piel se veía así, como suave porcelana cubierta de sedoso terciopelo.

Hace tanto tiempo no estaba en una situación así, a punto de bailar con una mujer hermosa en una habitación oscura con tantas más mujeres hermosas. Pero Sana no tenía comparación a ellas, ni siquiera yo la tenía. No era real, si aceptaba su propuesta, sí bebía, cuando tomase su mano se esfumaría.

A lo largo de la noche ella estuvo con más mujeres, otras que bailaban, que bebían, que no tenían un pijama salmón con conejos. ¿Qué podía ofrecerle yo? Un pisotón, una disculpa y una reverencia de despedida. Quedándose en su memoria la imagen de una torpe chica que no pertenecía a ese mundo y con la cual perdió su tiempo.

— Bien.— afirmé.

Miré dudosa la copa, pero sin ningún arrepentimiento de hacerlo, más bien era miedo, el alcohol no participaba en mi vida, tal vez era poco, pero no podía confiarme en ello.

— No bebas entonces.— Sana hablaba cerca de mi oído, sentí un escalofrío recorrer mi espalda, nunca antes me habían hablado tan cerca.— Podemos bailar sin que bebas, no importa.

— Puedo hacerlo.— tomé la copa con mi mano derecha, Sana me miraba, podía sentir sus ojos en cada movimiento, como toda la noche.

No fue un trago pequeño, tomé toda la copa.

Casi vomito, pero me lo aguanté.

— Vamos a bailar.— me bajé del asiento.

Sana tomó mi mano, mi miedo a que desapareciera fue el que se esfumó. Ella seguía ahí, era real, respiraba, su corazón latía, sus pies daban pasos a la pista. Sus ojos buscaban los míos, su cuerpo quería tocar el mío. Irreal de todas formas.

Quienes estábamos intentando bailar éramos pocas, pero la pista pequeña me daba inseguridad, como sí con dar un mal paso pudiera caer sobre cualquier persona.

Pon tus brazos alrededor de mí.— me dijo Sana, el rubor por hacerlo se apoderó de mi cara. Nunca había bailado así de pegada a alguien, me estaba tomando demasiadas confianzas con alguien que acababa de conocer. Pero así era esta vida, ¿no? Un baile, eso era todo.

No estaba segura sí realmente era todo lo que Sana quería.

Deja que la música te eleve como sí nunca hubieras llegado tan alto.— volvió a hablarme cuando mis manos ya estaban sobre sus hombros.— Deja que la música caliente tu cuerpo como el calor de mil fuegos.

Entonces solamente lo hice. Como ella pidió, como ella lo hacía. Bailaba, me dejaba envolver. No eran los brazos de Sana los que me movían, era la música, era el aire, mis deseos de sentirlo todo, la experiencia completa, el baile de la libertad. Podía no pertenecer allí, ser diferente, pero cuando dejé a la vergüenza irse, cuando seguí tomado más bebidas que Sana me daba, yo era la reina del lugar.

Estaba mareada, perdida, mis pies no me hacían caso, mis brazos tampoco, no era yo quien bailaba. Ni la sombra de la Jihyo de la semana pasada, de la que le había contado a Sana. Era nada más mi cuerpo pidiendo libertad, teniendo su momento, saliendo por fin. No podía ocultarlo, no podía decir que no. Me gustaba.

Comprendí porqué la poca ropa de las chicas, hacía calor, incluso Sana se había quitado su chaqueta. No sabía cuánto tiempo llevábamos bailando, pero me sentí feliz. Contenta. La estaba pasando bien.

Hasta que Nayeon me agarró por los brazos y me sacó de la pista.

— ¿Qué rayos te sucede? — no sabía a quien se lo preguntaba.

— ¡Absolutamente si, vamos! — intenté regresar a sus brazos, mi amiga volvió a frenarme.

— ¿Qué te dio? — me miró.

— ¿Quién?

— Sana, ¿qué te dio?

— ¿Por qué lo preguntas como sí la hubiera obligado? — Sana sonaba molesta, su enemistad estaba clara ahí mismo. Nayeon me dejó detrás de su espalda para hablar con ella.

— Porque te conozco.— respondió simple.— Y la conozco a ella, casi se ahoga al entrar por el olor de cigarrillos, definitivamente no bebería nada de aquí por su cuenta

— Tal vez no la conoces tan bien ya, yo no le di nada que no quisiera.— no se dejó intimidar por la altura y voz de Nayeon.

— Busca a Seulgi y folla con ella, Sana. Pero a Jihyo no la tocas.— se volvió a mí.— Nos vamos a casa.

— Pero yo quiero bailar con Sana.— me quejé.

— Es tarde, Mina se preocupará por ti, vamos.

— Mina te importa una mierda.— me solté de ella y di pasos torpes para atrás.— No, espera, ella te importa pero no dices nada por cobarde estúpida.— definitivamente las bebidas me habían afectado.

— Cierra la boca, pediré un taxi, nadie va a conducir así.

— No quiero.— me crucé de brazos.

— Venga, Nayeon, tu amiga quiere bailar conmigo, dejala.— Sana seguía intentando molestarla.

— Ni loca.

— Quédate tú también y mira entonces, no la he tocado en ningún lugar prohibido ni obligado a absolutamente nada.

— No me importa, me quiero ir.

— Pero yo no.— me mostré firme.

Nayeon tomó mi brazo fuertemente, me hacía daño, me quejé en voz alta pero seguía sin soltarme.

— ¡Sana dile algo!

— Seguridad.

Luego de un forcejeo, quejas de Nayeon y murmullos entre el resto de personas, mi amiga se había retirado del edificio. Yo estaba bastante ida de copas, aún así quise seguir bailando con o sin Sana.

Como ella había dicho, dejé que la música me elevara como sí nunca hubiera llegado tan alto.

Continue Reading

You'll Also Like

677K 87.6K 63
"Y si no eres el amor de mi vida diré que me equivoque de vida y no de amor" Cuando Izuku observó como Kacchan le decía que sería padre, supo que en...
9.6K 1.1K 44
Jung Jinsoul y Kim Hyunjin se conocieron cuando tenían diez años de edad. Jinsoul, hija de padres ricos y Hyunjin, la hija de su empleada doméstica...
217 66 10
Si quieres saber que sucede en la historia te invito a leerla Si no te gusta lo que va a tratar por favor te digo amablemente que se retire y busque...
41.3K 7.1K 41
❝El sabor de tus labios era tan poético...❞ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀✿─────── •Contenido homosexual. •Loona/Chuuves. •Capítulos muy cortos. •Historia original, no se pe...