La lista || Terminada

By MsMistery19

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Nuestra historia empezó con un trato entre ambas. Un beneficio para las dos, un sentimiento disfrazado hacién... More

Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Final
Epílogo
Epílogo extra

Capítulo 1

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By MsMistery19

Desde las sombras me viste antes que todos.

Pov Poché.

¿No les pasa que no les gustan las fiestas?

¿La diversión de una fiesta era ver adolescentes ebrios? ¿Con las hormonas alborotadas? ¿Olor a sudor y a punto de tener sexo?

Para mí no era ningún tipo de diversión, al contrario, las fiestas me causaban mucha ansiedad, no era amante de ellas las odiaba, no obstante mis mejores amigas querían venir a una fiesta, cómo buena amiga acepté.

No podíamos siempre quedarnos en mi casa viendo películas y comiendo chucherías, faltaba poco para que empezarán las clases de la preparatoria de nuevo.

Por lo tanto debíamos disfrutar, aunque yo no estaba disfrutando tanto.

Suspiré arreglando mis gafas, me encontraba sentada en una esquina, cómo la marginada que era ante los ojos de todos claramente.

Me encontraba aburrida la verdad, cómo dije las fiestas no eran lo mío.

— Pochesitaaaa.— La voz algo aguda por el alcohol de mi mejor amiga inundó mis oídos.

—¿Qué pasa, Lau?— Pregunté viéndola, ella rodeó su brazo en mis hombros y dejó un beso en mi mejilla.

—¿Bailas conmigo? Ándale di que sí.— Respondió con una risita tierna, negué con mi cabeza.

— No, prefiero quedarme aquí y cuidarlas.— Hablé en su oído un poco alto por la música.

— Ándale vamos, eres buena bailando.— Sonreí tímida negando con mi cabeza, Laura bufó.

—¡Paaaau!— Gritó Laura, mi otra mejor amiga se acercó a nosotras con trago en mano.

—¿Qué pasa, mis vidas?— Rió Paula tomando de su trago.

— Poch no quiere bailar conmigo.— Paula alzó una ceja viéndome, rodé los ojos arreglando mis gafas.

—¡Cortenle la cabeza!— Exclamó Paula alzando su dedo al aire, solté una corta carcajada.

—¡Nooo!— Exclamó Laura con miedo, llevé una mano a mi frente, mis mejores amigas eran un caso perdido.

Paula Galindo y Laura Villa, mis únicas amigas desde que tengo 12 años de edad. Un día simplemente coincidimos en la vida de la otra y desde entonces somos inseparables.

Laura era una chica muy linda, era alta, cabello negro, sonrisa encantadora y con una ternura que mataba a cualquiera.

Paula, era alta también, cabello rubio, cuerpo divino y con un carácter que temblabas si te veía, todo lo contrario a Laura y yo.

Bueno, yo era yo y con eso bastaba, no había mucha belleza en mi.

Con mis mejores amigas hacíamos todo juntas, era por eso que hasta habíamos decidido estudiar en la misma universidad.

En mi lista eso estaba escrito cómo algo muy importante, mi mejores amigas debían estudiar conmigo.

¿Ya dije que amo hacer listas? Bueno, hacer listas era mi pasatiempo favorito, tenía que tener una lista de todo, absolutamente todo.

Me gustaba seguir el orden, las reglas y llevar el control de mi vida, por lo cuál una lista era la primera opción para seguir esos sencillos pasos. Así que, no era raro para mí tener una lista de mi futuro próximo, todo estaba perfecto, mi plan de vida dependía de una lista que hice cuando tenía 10 años.

Puedo decir que hasta el día de hoy, la he cumplido correctamente.

—¿Y si mejor nos vamos?— Pregunté a mis mejores amigas, ellas negaron rápidamente.

— Diviértete con nosotras.— Mencionó Paula acercándose a mi, suspiré.— Mira, bebe un trago y relájate. Pareces viejita ahí sentada.— Reprochó Pau rodando los ojos, bufé.

— Es que no quie...

Toda palabra se quedó atorada en mi garganta, dejé de escuchar a Paula y toda mi vista se enfocó en lo que siempre ponía mi corazón cómo estúpido, instintivamente suspiré al verlo, él era tan perfecto.

A veces queremos dejar de ser invisibles en la vida, así alguien pueda verte cómo eres realmente.

Lucas Beltrán era el chico perfecto, durante 4 años he intentado hablar con él, pero obviamente no lo haría. No podía hablar con la chica nerd cuándo él era el chico popular. Si, el típico cliché de los libros.

Suspiré al verlo tan guapo, alto, fornido, cabello negro, ojos azules y una barba que le daba una cara de Dios griego.

Odio a los chicos patanes y sin ninguna pizca de inteligencia, pero Lucas era diferente, se notaba a kilómetros de distancia que tenía cerebro y era inteligente.

Ojalá algún día pudiera cruzar unas palabras con él y logré entablar un tipo de relación que me ayude a conquistarlo.

— Wow, wow.— Escuché a Paula, mientras yo me bebía toda el contenido del trago de golpe.

—¿Qué diablos viste para beber de esa forma?— Indagó Laura preocupada, negué con mi cabeza, bebiendo el trago de Paula.

— Vamos a bailar.— Dije a mis mejores tomando sus manos para ir a la pista de baile improvisada.

—¡Fiesta, fiesta, fiesta!— Cantó Paula feliz.

—¡Pluma gay, pluma gay, pluma gay!— Acotó Laura riendo.

Reí negando con mi cabeza, mientras arreglaba mis gafas y empezaba a bailar con mis mejores amigas.

Día siguiente.

Abrí los ojos lentamente con pesadez, los cerré de golpe sintiendo cómo la luz me estorbaba, arrugue el gesto y abrí los ojos de nuevo, dí un bostezo y enfoqué mi vista.

—¿Dónde estoy?— Susurré viendo mi alrededor.

Fruncí mi ceño cuando sentí algo detrás de mi, bajé la vista y miré un brazo rodeando mi cintura. Abrí mis ojos cómo platos viendo a mis lados con miedo, empecé a palpar el objeto y sentí carne.

— Ay no...— Murmuré subiendo mi mano sintiendo tela de un jean.

Subí más y me encontré con un estómago duro, estaba descubierto. Esto no podía estar pasandome.

Con mucho cuidado giré mi rostro y me encontré con alguien detrás de mi, no podía verle el rostro tenía la cara tapada por su cabello café.

— Mierda, mierda, mierda.— Susurré quitando la mano que envolvía mi cintura lentamente.

Salí del agarre de... ¿Una chica? ¡¿No había tenido sexo con ella, cierto?! Me encontraba muy nerviosa, mi cabeza dolía y no recordaba nada de lo que pasó ayer. ¿Donde estaban Paula y Laura?

Miré mi persona y solo estaba en mi camisa manga larga. ¿Y mi falda? ¿Dónde estaba mi otra ropa? ¿Qué había hecho anoche? Tomé mi rostro entre mis manos con preocupación.

Salí de mis pensamientos cuando la persona con la que estaba durmiendo despertaba, primero murmuró algo entre sueños, escuché un suspiro y luego quitó el cabello de su rostro, abrí mi boca sorprendida negando con mi cabeza.

—¡¿TÚ?!— Grité sintiendo enojo en mi ser.

—¡¿Qué mierda?!

La susodicha ante mi grito caía estrepitosamente al suelo, empecé a murmurar por lo bajo caminando de un lado a otro.

—¡¿Qué haces aquí?!— Espeté viendo cómo la castaña se levantaba del suelo.

—¡Deja de gritar!— Respondió Daniela tomando su cabeza entre sus manos.

Aún no podía creer que había terminado en la misma cama con la prima de mi amor imposible. ¿Cómo fue qué pasó? Tenía tantas dudas y la respuesta la tenía la idiota que tenía enfrente.

¿Cómo había terminado en la cama con una mujeriega de primera? Deseaba que fuera una mala pesadilla.

Daniela Calle, la chica más deseada de nuestra generación, una mujeriega engreída, su ego llegaba hasta la estratósfera y era una completa idiota. La verdad no me caía nada bien, ni yo a ella, las pocas veces que nos habíamos visto siempre terminaban mal.

¿Cómo no? Daniela era una engreída, no tenía ni una pizca de razón en su ser, por eso pasaba de falda en falda en cada fiesta.

Si, no era algo nuevo saber su sexualidad, las chicas morían por ella y en los pasillos de mi colegio siempre se hablaba de sus encuentros.

Agradecía que no estudiara conmigo, sería un dolor de cabeza soportarla, de por sí siempre me molestaba y terminaba recordándome que era una “marginada”.

Ella y yo simplemente nunca nos llevaríamos bien.

— Estoy esperando una respuesta.— Presioné a Daniela, cruzandome de brazos.

— Relájate, ¿Quieres?— Respondió de mal humor, parándose del suelo.— No cogimos, ya quisieras.— Añadió riendo, rodé los ojos.

—¿Entonces que hacíamos en la misma cama?— Indagué alzando una ceja, Daniela me vió y arregló su cabello.

Me detuve a observarla, portaba solo sus jeans, con unas botas negras, un sostén de color negro dejando a la vista su abdomen trabajado... No se veía mal.

— Ey tú.— Salí de mi trance al escuchar la voz de Daniela.— Mis ojos están acá arriba, marginada.— Puntualizó alzando una ceja, resoplé.

—¡¿Por qué estoy aquí contigo?!— Pregunté otra vez, sintiendo enojo.

—¡Pero ya deja de gritar, joder!— Espetó Daniela sosteniendo su cabeza.

— Estoy esperando.— Insistí, Daniela murmuró algo por lo bajo buscando algo.

— Ya te lo dije. No cogimos, marginada. Solo buscaba un lugar para quedarme, da la casualidad que estabas aquí.— Explicó buscando su ropa, se puso la camiseta y arregló su cabello.

— Me acosté en el rincón de la cama, pero tú estabas tan borracha que empezaste a decir un montón de cosas.— Añadió poniéndose una chaqueta de cuero.

—¿Q-qué cosas?— Tartamudeé nerviosa.

Daniela sonrió perversa.— Que estaba muy buena, que querías saber si era tan buena en la cama.— Respondió con aire engreído.

Abrí mis ojos cómo platos.—¿Yo dije eso?— Hablé señalandome con mi dedo índice.

— Uuuy, Garzón.— Canturreó Daniela con una sonrisa ladeada.— Quién te viera, tan calladita y dices esas cosas.— Añadió con aire burlón.

— Estaba borracha, eso no cuenta.— Me defendí rápidamente, sintiendo el calor subir a mis mejillas.

— Ay por favor.— Mencionó Daniela acercándose a mi, retrocedí.

— No te acerques.

— Sé que me quieres entre tus piernas, marginada.— Soltó directa, tragué saliva y comencé a negar con mi cabeza.

— N-nunca.— Tartamudeé, sintiéndome nerviosa, Daniela estaba muy cerca de mi.

—¿Segura? No te vayas a morder la lengua.— Dijo acorralandome contra la puerta, sus brazos me encarcelaron y yo me quedé sin aire, por alguna razón.

— A decir verdad, escondes mucho detrás de esa ropa...— Apreté los labios, dando un golpe a su mano que intentaba tocarme.

La castaña que tenía frente a mi sin importar el golpe, siguió su recorrido, su dedo índice recorriendo mis piernas, los vellos de mi piel se erizaron ante su tacto.

Su cara estaba cerca de la mía, pude divisar una sonrisa fantasma en su rostro.

—¿Aún quieres descubrir si soy tan buena en la cama, marginada?— Susurró a centímetros de mi boca, entreabrí mis labios respirando pesado.

¿Por qué no la apartaba? ¿Por qué mi cuerpo se ponía cómo tonto con ella? Dejando esas preguntas de lado detuve su mano, que navegaba peligrosamente cerca de mi entrepierna.

Negué con mi cabeza y empujé a Daniela lejos de mi.— Nunca, pero nunca, escucha bien...— La apunté con mi dedo índice.

— Estaré en tu cama, todas podrán derretirse contigo, pero yo no soy el caso.— Me dirigí a la cama y me senté en ella cruzandome de brazos.

— No sé porqué estoy hablando contigo cuando puedo tener a cualquier chica en mi cama.— Daniela rió y abrió la puerta.

— Pues entonces vete.— Hablé con obviedad.

— Tienes razón. Eres una nerd, ni quien quiera estar contigo.— Bajé mis hombros sintiendo cómo aquellas palabras me lastimaban.

— Gracias a Dios ya no tengo que verte.— Respondí, olvidando que el comentario de Daniela me dolió.

— Lo mismo digo, Garzón. Lo mismo digo.— Fue lo último que dijo Daniela para salir de la habitación.

(...)

— Alto ahí. ¿Daniela? ¿Daniela Calle?— Asentí con mi cabeza viendo a mis mejores amigas.

— Pero si siempre te molesta.— Acotaba Laura con una bolsa de hielo en su cabeza.

Después de encontrar mi ropa, salí de aquella habitación en busca de mis mejores amigas, no fue difícil encontrarlas, estaban en el baño con caras pálidas y oliendo a vómito.

Ahora estábamos en mi casa, les había contado el suceso con la bruta de Daniela.

Aún no entendía cómo o porqué, enfrente de ella actué tan boba, era algo que me daba intriga. Después de todo me caía mal.

Daniela era un dolor de cabeza. No entendía cómo podía ser prima de Lucas, eran tan diferentes.

— Diablos, no esperaba que te tocaran cómo uva en mercado.— Miré a Paula y quitó la bolsa de hielo de su cabeza.

— Daniela es una bruta.— Murmuré bajando la vista, aún recordando sus palabras.

“Eres una nerd, ni quien quiera estar contigo

¿Por qué era invisible? ¿Solo por no usar ropa ajustada y acostarme con quién se pusiera en mi camino?

— Tú qué tienes.— Escuché a Laura, negué con mi cabeza sonriendo a medias.

—¿A quién le tengo que cortar el pito?— Amenazó Paula, solté una risita.

— A nadie, Pau.— Respondí jugando con mis dedos.

—¿Entonces? Tienes algo, te veo no sé... Triste.— Laura se acercaba a mi y empezaba acariciar mi cabello.

— Chicas.— Llamé su atención, ellas me vieron atenta.—¿Soy fea?— Pregunté de pronto, ambas fruncieron el ceño.

—¿De dónde sacas eso?— Indagaba Laura alzando una ceja, suspiré

— Mirenme.— Me señalé a mi misma.— No he dado ni mi primer beso y los chicos huyen de mi... Bueno todos.— Añadí en un murmullo, Laura seguía acariciando mi cabello.

— Las personas son estúpidas, Poch. Siempre ven el exterior, no el interior.— Consoló Paula sonriendo, llené de aire mis pulmones.

— Estoy harta de ser invisible, ¿Saben?— Mencioné, acostandome en las piernas de Laura.

— No eres invisible, ni que fueras Gasparín.— Bromeó Paula riendo, solté una risita.

— Es en serio, Pau.— Respondí en un suspiro, viendo el techo de mi habitación.

Estaba más que todo harta, si, estaba harta de que me vieran cómo la nerd, la marginada, la rechazada, la patito feo que nadie quería. Antes no me importaba lo que pensaban los demás, pero ahora sí.

Aunque bueno, no dependía de los demás, dependía más de mi, quería un cambio en mi.

Quería levantarme en las mañanas y que cuando me viera en el espejo, viera algo que me gustará, una chica que sonriera y tuviera seguridad, no inseguridades ocultas que las escondía detrás de una fachada de intelecto.

Cambiaría por mi, no por nadie más. Porque el amor propio de eso se trata, no debes cambiar por otros, debes cambiar para sentirte bien contigo mismo y amarte tal y cómo eres.

Era definitivo, yo empezaría ese cambio en mi.

— Quiero un cambio.— Solté a mis mejores amigas.

—¿Cambio de culo o qué?— Preguntó Paula sin entender.

— No seas grosera, Pau.— Regañó Laura a Paula, reí.— Continúa, Poch.— Alentó Laura sonriente viéndome.

— Quiero un cambio, es decir un cambio de look. Quiero verme diferente.— Expliqué, levantándome del suelo.

— A su máquina.— Dijeron mis mejores amigas sorprendidas, arreglé mis gafas viendo al suelo.

—¿Me ayudan?— Pregunté tímidamente, alcé la vista y las chicas se acercaron a mi.

— Vas a quedar más buena que Scarlett Johansson.— Solté una risita viendo a Paula.

— Hay que ir por la artillería.— Comentó Laura, envolviendo su brazo en mis hombros.

—¡Conchas unidas jamás serán vencidas!— Celebró Paula alzando sus manos al aire.

—¡Paula!— Exclamamos Laura y yo rodando los ojos.

«La nerd se irá para siempre» Pensé sintiendo emoción.



































Meta: 60 votos.

KE PEDOOOOO YA LLEGÓ LA MERA V*RGA *se pone a bailar cumbia mamalona*

A mi o se me fundió algo o se me cruzó un cable. Actualicé dos historias, no pos loca la morra JAJSJA

Espero les guste la historia, estará súper geniaaaal.

Cómo siempre, gracias por leerme y apoyarme, putitos de clóset.

Sus personajes...

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