— Reiner– Abrieron la puerta.
Braun estaba de pie en su habitación mientras sostenía un pequeño cuchillo. Lo habían asustado, se podía ver como intentaba detener el temblor de su mano.
Alzó la ceja y este sólo dejó el utensilio en la mesa de lectura que tenía a un lado de su cama.
— Galliard— Aclaró su garganta— Pensé que estarías paseando.
— Vengo a dejarte un pastel que compre de la cafetería— Le entregó la bolsa de papel.
— Pieck me mencionó que siempre vas ahí— Dijo serio.
— Hay una persona que quiero que de integre como vigilante– Comentó.
— No ocupamos más gente.
— Reiner, es una persona fuerte— Insistió.
— ¿Nos hará pasteles?— Preguntó— ¿Obsequiará cafés a todos nuestros enemigos?
— Tranquilízate-—Dijo enojado— Nisiquiera has visto lo fuerte que era.
— Créeme— Lo miró con seriedad— Ya no quiero que otra gente se involucre a ésto— Tapó su rostro— No quiero que arruinen su vida.
— ¿Qué estás diciendo?— Cruzó los brazos- Puede protegerse sin necesidad de hacer tanto esfuerzo, y lo de arruinar su vida— Pausó— Con ése dinero puede vivir mejor de lo que vive...
— Eres el titán mandíbula— Le recordó— No puedes encariñarte tanto con la gente. Terminaras arrepentido si sigues así...
— Te traeré algo de beber— Abrió la puerta — Parece que quieres amargar a la gente con tus palabras— Dijo enojado.
— Porco— Lo llamó— Sí ésa persona acepta, cuando algo malo suceda, ¿podrás con la carga de su muerte?- Preguntó sin mirarlo.
—Perdí a mi hermano Marcel- Contestó— Y también moriré algún día. Que alguien muera, no será mi problema.
— Yo también pensé así, y me arrepiento de muchas cosas— Murmuró.
— Recuperaremos a Annie— Lo miró— no sigas poniéndote así.
— Yo, ya no quiero seguir así...
— Reiner— Lo llamó— No has salido desde que llegaste, ¿por qué no lo intentas?
— No tengo ánimo— Le contestó.
— Tu prima, quiere salir contigo— Comentó— Todos esperan por ti.
— ...
— El festival se acerca, espero que puedas asistir.
Se fue sin mirar, tenía que retirarse antes que de no medirse sus palabras.
A Reiner lo respetaba, fue compañero de su hermano Marcel cuando fue enviado como infiltrado en la Isla Paradis para recuperar el poder del titán fundador. Pero, verlo en aquel estado, lo desesperaba.
Le molestaba no poder ver entre los recuerdos de su hermano, pero, no había un día que no dejaba intentarlo.
Salió del edificio y se sentó en las banquetas de afuera, notó como pasaban un grupo de personas con cámaras tomándose fotos con emoción.
Pareciera que era la primera vez que venían a este distrito.
— ¡Porco!— Gritaron atrás de ésas persosas.
Aquel grito hizo que el grupo se separará un poco, logrando ver la persona quien lo había llamado.
— Disculpe— Le dijo a un señor con traje y gorra, que sin querer había pisado.
—Gabi— Saludó.
Corrió contenta hacía él, mientras tomaba su mano y jalaba de ella.
— Tienes que venir a la cafetería- Jaló.
— Ya fui hoy- Contestó sin hacer fuerza.
— Porco- Jadeó- Le dí un regalo a Luna- Confesó.
— ¿Y?
— Hace dibujos.
— Lo sé.
— Le gusto tanto lo regalo, que nos dibujo a todos nosotros- Contestó.
— ¿A quiénes?
— Falco, Zofia, Udo y yo- Dijo contenta.
— ¿Qué le diste?- Preguntó curioso.
— Sí tanto quieres saber, tienes que venir- Volvió a jalar.
Gabi volteaba a ver a cada rato las expresiones de Porco, sin duda tenía ganas de saber que le había dado para que hiciera aquel presente.
Sonrió al ver como se apoyó para levantarse y se sacudió su pantalón trasero.
— Tienes que decir que me obligaste a ir- Contestó.
— Sí, yo le diré que te jale las orejas- Rió.
No había pasado mucho tiempo desde que le propuso aquella oferta, pero, sin duda lo trataba como si nada hubiera pasado.
Mentía cuando dijo que no le importaba la vida de los demás, ¿a quien le agradaba que alguien muriera nomas por que si?
Durante el camino, Gabi nunca soltó a Porco, parecía si estuviera paseando con su hermano mayor.
Notó que, aquel grupo de personas con gorras estaban frente de la cafetería. Un hombre bajo estaba dando indicaciones. Pero, por la ventana de vidrio podía notar a Luna con Zofia, le estaba recogiendo el cabello.
¡Era algo que jamás se imagino!
— Espera Gabi- Dijo deteniendola- Debe creer que me tenías jalando la oreja.
Gabi se rió y asintió, Porco se agachó al nivel de ella, y tomó su oreja.
— Confía en mí— Sonrió y unió su dedo índice con el pulgar. Abrió la puerta confiada, el ruido de una campana colgada provocó que todos voltearan a verla.
Hoy no había tanta gente, sólo unas cuantas.
— ¡He traído a Porco!- Dijo contenta.
Luna se rió al ver como Galliard estaba inclinado con Gabi, sus ojos se agradaron a ver aquella sonrisa. Hoy estaba diferente.
Cuando se acercaron, pudo notar una libreta más grande, con hojas blancas. Sólo tenía tres lápices, incluso uno le pareció absurdo, era de color blanco.
Pero, el dibujo que tenía Udo en sus manos, parecía fotografía.
Zofia no tenía cabello largo, lo tenía corto, y aún así la trenza que le estaba haciendo, le estaba quedando espectacular.
Falco estaba sentado mientras veía todo, comiendo tranquilamente una dona rellena.
Parecía, que disfrutaba estar entre los niños, parecía una hermana mayor.
— Pensé que sería fácil traer a Galliard- Dijo Zofia.
— Lo fue- Sonrió— Sólo le dije del regalo que le di a Luna y rápidamente quiso venir.
— ¡Gabi!- Gritó.
— ¿Qué?— Sonrió burlona— Sólo le jale las orejas cuando llegamos— Encogió los hombros.
— Bienvenido- Le dijo Luna, algo que le dio pena al hombre de enfrente.
Zofia tomó el pequeño espejo que Luna tenía, y notó como su cabello estaba perfectamente recogido, sin ningún mechon rebelde.
— Gracias- La abrazó con fuerza- Me gusta, nunca pensé poder hacer éste tipo de amarre- Sonrió.
— Gabi, ¿quieres?- Preguntó.
— Estoy bien así, gracias- Le sonrió.
Galliard se inclinó a ver más en aquella libreta, pero, no había nada. Sólo marcas de los lápices del dibujo anterior, y el restante de la hoja que fue cortada.
— ¿Crees qué puedas dibujar a Porco?- Preguntó Gabi sonriendo.
Puede que Gabi solo tenga doce años, pero, sabía lo que el grande quería algo con Luna.
Aquella empleada la había defendido una vez, y cuando iba a visitarla, siempre la trato bien, así que, era obvio que un regalo para ella no estaría mal por su amabilidad. Por el detalle, creyó que se había vuelto cercana, y así podía darle un empujón a Porco.
Luna miró a Porco, mientras el agachó la suya.
— Parece que no quiere- Dijo tranquilamente.
Gabi golpeó a Galliard y este quejó sin vérsela venir.
— El me dijo que tenía un detalle-Dijo confiada.
Porco volteó a verla, mientras que Gabi apuntaba discretamente en el bolsillo de su chaqueta.
El atónito, llevó su mano en el bolsillo y pudo sacar dos boletos.
Gabi había pensado en todo, había gastado de su bolsa, con tal de ayudarlos y que salieran, eran boletos para que jugarán todo tipo de juegos que ellos querían.
Nisiquiera había comprado el suyo.
— ¿Qué son?- Se acercó a verlos.
Había poca distancia entre estos dos, Falco miró a Gabi, que estaba sonrojada por lo que había logrado.
Una vez más sonó la campana, cosa que otra vez voltearon a ver, había llegado un cliente. Interrumpiendo el momento.
Porco y Gabi ya lo habían visto, y les parecía raro que una vez más lo volvieran a ver.
— Pueden estar aquí— Comentó— En breve lo atiendo— Dijo corriendo a lavarse las manos.
Gabi les había dicho al resto que se sentarán a un lado de la mesa de aquella persona, incluyendo a Porco.
Cuando Luna se acercó la mesa, Galliard notó un broche en su cabello recogido, era de un tamaño promedio y lindo.
— ¿Le diste un broche?— Le preguntó.
—Se ve más linda, ¿cierto?— Dijo en voz alta.
— ¿Qué le gustaría ordenar?— Preguntó limpiando por encima la mesa.
Aquella persona miró con atención los movimientos de la chica mientras cruzaba las piernas y aclaraba su garganta.
— Té negro— Pidió— Y algo rico para comer.
— ¿Dulce o salado?— Preguntó anotando.
— De ambas cosas— Miró de reojo.
— ¿Algo más que le gustaría ordenar?— Volvió a preguntar.
-— Sería todo.
— En breve se lo entregaremos.
Se inclinó un poco para despedirse, mientras se dirigía nuevamente a la cocina.
Porco se levantó discretamente a la barra que separaba la cocina y las mesas.
— Luna, ¿dónde está la jefa?— Preguntó.
—Descansando — Contestó mientras calentaba el agua— Mis compañeros salieron temprano.
— ¿Has atendido antes ésa persona?- Preguntó.
— No, es nuevo.
- ¿No crees qué es raro?- Volvió a preguntar, esto hizo que se asomara y se acercara a el mientras apoyaba en su mano.
- Cada vez cuando un cliente entra por ésa puerta, siempre hay cada día un bicho raro- Ladeó su rostro- Como tu.
Galliard la miró enojado, pero, aquella pequeña sonrisa apareció en ella. Le dio la espalda para checar lo que estaba preparando. Se fue a la anterior mesa y notó como aquella persona mantenía su postura.
Sino mal recuerda, era bajo, sin duda él es un monstruo a lado de éste sujeto.
Dos minutos después, Luna salió con una bandeja en mano, y con la libre repartió el pedido.
— Su té y dos platillos— Comentó.
Aquella persona asintió y Luna pudo retirarse.
Se dirigió nuevamente con Porco y el resto de los niños, Gabi la abrazó para ver disimuladamente al señor que acababa de atender.
— En el camino Galliard compró esos boletos, porque se acerca la feria— Dijo levantando su cabeza para verla.
— Es un gran detalle— Dijo mirándolo.
— Venden mucha comida delociosa— Dijo Udo— Debería ir señorita.
— Ésos boletos son para los juegos, sin duda debe ir— Sonrió Zofia.
Miraron a Falco, pero, éste no sabía que querían decir con aquella mirada. Sólo se avergonzó y sus mejillas se tornaron de color rosado.
— ¿Porco quiere que vaya?— Preguntó observándolo seriamente.
Gabi y el resto miraban con atención al más alto, esperando con emoción que dijera que sí. Pero, a este le costaba.
— Es un día divertido— Comentó- ¿Qué dices?— Preguntó.
Suspiró llamando la atención de todos, con una mano acarició la pequeña coleta que tenía Gabi.
— La señora Nel se molestara si tomó un día libre— Volvió a suspirar— Pero, sí Galliard me invita y dice que es divertido, ¿por qué no debería de ir?— Preguntó.
Todos los niños corrieron abrazar a la chica, contentos y gritando. Porco sonreía al ver la felicidad de estos. Gabi tomó la mano de Galliard y lo acercó a Luna.
— Señorita— Interrumpieron el festejo.
Gabi de aferró a ella, pero, Luna la tranquilizó.
— Dígame— Dijo a un lado de la persona.
— ¿Me podría dar otro de este?— Señaló al platillo con algunas galletas— Para llevar.
— Claro señor— Dijo.
— Y darme más té— Agregó.
— Sí señor.
Antes de poder retirar la mano e irse, el sujeto atrapó la muñeca de la chica, impidiendo que continuará con su trabajo.
— Señor- Le llamó— ¿Necesita algún otro postre?— Contuvo la calma.
— ¿Cómo te llamas?— Preguntó.
— ¿Nos conocemos?— Preguntó ella- Creo que las personas que son cercanos puede llegar a tomarse así las manos— Dijo queriendo safarse— A usted no lo conozco.
Este hombre, agarró valentía y levantó su rostro, dispuesta a verle la cara.
— ¿Cuál es tu nom-
Una mano gruesa se depósito en la muñeca del hombre, mientras que otra se depósito en el hombro de Luna. El sujeto volvió a esconder su cara.
— Quite su mano de encima— Dijo molesto.
Luna vio como Porco se había metido en la conversación. Aquella persona estaba dispuesta a enfrentarlo, pero mantuvo su cabeza agachada.
— Disculpa— Soltó su mano— La he confundido con alguien más.
— Ella dijo que no lo conoce, así que, en el futuro no la vuelva a molestar— La escondió atrás de él.
— No eres de aquí, ¿cierto?— Preguntó— Me parece haberte visto en otro distrito, en otro ambiente.
— Señor— Dijo mirándolo— Sí sigue preguntándole cosas, pediré que se retire mientras soy amable. Hay niños presentes, y no quiero que vean como hago fuerza para sacarlo de aquí— Agregó.
— ...
— Bien, sólo llevaré a lo que le comenté a su novia— Dijo poniendo dinero en la mesa-— Lamento por haberme entrometido en su relación.
— Vete con los niños a la cocina, en breve estaré ahí— Dijo girando un poco la cabeza.
Aquella persona vio cada uno de los niños, como abrazaban rápidamente a la chica.
Son sus hijos, pensó.
Dos niñas de cabello claro y oscuro, como ellos, dos niños igual. Tal vez ellos son de los que tienen mucho tiempo libre.
Cuando le dieron la espalda, Galliard fue también, y espero que Luna preparará lo que la persona había pedido.
Una vez entregado, le pidió que no volviera a parar al restaurante.
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