Maya y yo subíamos los escalones con prisa, tratando de golpear a esas dos diosas escurridizas.
Golpeé a una de ella, no estoy 100% segura de a cual, pero esta salió volando hasta la habitación de Maya.
La seguí y me golpeó en el hombro mientras reía - llevaremos a la princesita con el Dios Mictlan -
Su hermana llegó junto con Maya peleando con fuerza. Ambas Diosas miraron el cuarto con curiosidad.
- Pero y quien quita y nos volamos unos tesoros primero -
- No toquen nada con sus huesudas manos - les grite tomando de la mano creo que a Hueso y lanzándola a la pared. La calavera rebotó y cayó en la cama.
- Que basurero - expresó con asco levantándose del mueble, corrió hasta el armario y lo abrió - aqui tiene un haber algo que sepa pa' robar -
Tomaba las cosas y las lanzaba según ella las de menor valor, iba a atacarla hasta que un libro me golpeó en la frente.
En mi visión se cruzó la ave celeste que los hermanos le obsequiaron a Maya - No Colibrí, regrésate a tu jaula-
El ave asustada hasta más no poder voló hasta tu casita.
- En serio no tenes nada que valga la pena - exclamó Cráneo, vi como su hermana buscaba entre los baúles de Maya.
La princesa volteó a ver uno en especial preocupada. Su gesto hizo que las Diosas también lo voltearan a ver entusiasmadas por el contenido.
Me puse enfrente de ellas y las apunté con mi espada. No sabía que había en ese cofre, pero si es importante para Maya, lo protegeré.
- Yo puedo con ellas Maya, tu ve con tus padres -
- No, no me iré de aquí - me respondió furiosa
Hueso me atacó con su lanza y luego atacó a Maya. Dejando a su hermana libre de realizar su atraco.
Trataba de correr hacia ella pero su hermana me lo impedía.
Cráneo abrió el cofre y se sorprendió al ver el contenido - un arete de la Reina Bandida, esta muy bacana, adentrua mi estructura ósea - mencionó colocándose la joya
Ay no eran los otros regalos de los guerreros jaguares.
- mi hermano me lo regalo ¡ya basta!- gritó Maya enojada.
- No mira esto, la perla dorada -
- ¡Oye deja eso! - le grité
Hueso me iba a atacar pero yo me hice a un lado haciendo que cayera a mi lado, pise su lanza y le di un buen golpe en la cara con puño cerrado.
- Ay - me queje sobando mi mano -Ay santos celestiales, mi manita, eres puro hueso, lo olvidaba -
Craneo golpeó a Maya en la cabeza dejándola inconsistente. - ¡Maya! -
Vi como cayó al suelo, me enfureció tanto, prometí que nada le pasaría y estoy fallando.
Las dos hermanas me comenzaron a atacar, tomé mi espada con fuerza y les regresaba los golpes. Uno de ellos le dio en la pierna a Craneo.
- Únete a nosotros Quilaztli, juntas podremos matar a la princesita y vencer al Dios Mictlan -
- ¿Qué? - expresé confundida, en serio me estaban pidiendo eso.
- Si, solamente tienes que liberarla - el pie de Hueso me golpeó en el pecho lanzándome a la pared, me levanté adolorida y volví a atacarlas
- ¿liberar a quien? -
- Oh porfavor conejita - expresó Hueso con obviedad - a Cihuacóatl -
- Ella jamás volverá a la luz - le dije goleándola con mi pie
- Sería divertido volver a verla, todos te querían así - comentó Hueso
- Y te temían - agregó su hermana, intentó golpearme con lanza, yo me agaché; el golpe azoto en la jaula del colibrí, mandándola a volar, el ave salió de ella y me miró.
- devuelve los obsequios de los príncipes - corrí hasta Craneo y la ataque esperando quitarle el arete y la perla dorada
De repente siento como la otra Diosa me da una patada en la espalda.
- Eras tan poderosa - dijo burlona Hueso
- Hermana, recuerdas la canción de cantaban sobre Cihuacóatl -
Una mujer peligrosa y hermosa también
Es el miedo andante solo vela bien
Es la angustia del instinto primitivo
Se arrastran los espíritus por debajo de su alma
No puedes hacer nada te tiene en su palma
Mira en la oscuridad durante un segundo
Y verás lo que no hay en ella al final
Ambas diosas cantaban en tono tenebroso y burlón. Odiaba esa canción. La cantaban en las reuniones de Dioses hace siglos.
- Cállense de una maldita vez -
- Acéptalo Quilaztli, tú y Cihuacóatl son una misma y si no fuera por vos estoy segura que tus amigos seguirían vivos - respondió Hueso
- Das mala suerte Quilaztli - agregó Cráneo - eres lo peor que le a pasado a los Tecas y a Tezcatlipoca, él te amaba ¡y que hiciste tu! -
- Juntas podemos vencer a Mictlan solo seríamos nosotras tres, gobernando el inframundo, hacerlo por tus amigos, igual están mejor sin vos -
- Además Zatz estará allí abajo - comentaron las dos al mismo tiempo mientras hacían sonidos de besos
- Entonces que decís, ¿le entras parserita? -
Ambas Diosa estiraron su mano hacia mí, me ofrecían poder, que es la vida sin el poder. El temor de la gente y de algunos Dioses. El que te traten como superior. Pero a cambio del sufrimiento emocional y de la muerte de muchos inocentes.
- ¡No!, yo soy Quilaztli, Diosa de la naturaleza - cambie mi apariencia de humana por la de Diosa, así estaba unos centímetros más grande que las dos hermanas
- se hizo lo que se pudo, vamos a llevarnos la perla y el arete - dijo Hueso dando un paso hacia atrás.
- Porque no matamos de una vez a la semidiosa, ahora que esta pero si bien desmayada -
- Haber pues, éntrenle huesudas, que están esperando - caminé hasta ellas y tomé con más fuerza el mango de la espada. Me sorprendió bastante que esta comenzará a brillar.
A pesar de mis golpes, rara vez lograba dañar a las Diosas, esto sería cuento de nunca acabar si sigo así.
Deje caer mi arma a un lado y alcé mi mano y la dejé caer al suelo junto con un grito. Estaba muy cansada.
Mi magia llegó hasta las diosas, estas tuvieron que saltar hasta el balcón. Respire y les lance un golpe de magia cuando se encontraban en el aire mandándolas fuera del palacio una vez por todas.
Un ardor comenzó a aparecer en mis manos, volteé a verlas. Estaba en un tono negro y varios destellos aparecieron en ellas.
Escuché como detrás mío Maya se levantó con torpeza - ¿que? ¿Que pasó? ¿Ganamos? - preguntaba desorientada
- Nop, todavía no - me acerqué a ella y me fijé un su rostro, tenía una cortada arriba de la ceja y un ligero camino de sangre salía de ella - vamos a ayudar a los otros -
•••
Corríamos hasta Chimi, ella estaba luchando contra Vucub en Dios de los animales de la selva, entramos a una especie de bosque, pero los colores y las plantas eran diferentes a las normales. A lo lejos vimos a la guerrera apuntándole a algo con su arco.
- ¡Chimi! -
Ante mi grito la calavera aflojó su tiro y nos volteó a ver.
- ¿Te hechamos una mano? - cuando llegamos a su lado y dirigimos la vista al frente no encontramos al Dios.
Miramos a los alrededores y no lo veíamos . Sin embargo algo me dice que está aquí.
Chimi baja su arco e comenzó a hablar con colibrí. El cual nos a seguido hasta acá.
- ______ ¿porque estás en esa apariencia? -
- Larga historia, vamos tenemos que ayudar a Picchu y a Rico - dije comenzado a correr con las chicas detrás mío.
Corrimos hasta salir del bosque del Dios y nos dirigimos a la niebla de Xtabay, espero que Picchu este bien.
La Diosa le lanzó su casco al guerrero con fuerza. Saqué mi espada y la lancé hasta mi ex amiga para frenar más ataques suyos.
- Alto ahí loca, si te metes con Picchu te metes con nosotras -
La mirada de la Diosa se dirigió a la mía, estaba molesta, sin embargo no se retiro de la pelea, tomó su hacha con fuerza y corrió hasta nosotros.
- A el no lo toques bruja - una flecha de Chimi golpea su armadura. Acto seguido la águila guerrera llega a mi lado y lista para cualquier movimiento.
Xtabay gritó y comenzó a atacarnos. Le ganábamos en número. Poco a poco se dio cuenta de esto, ya que soltó un grito desesperado y se hizo niebla.
Me volteé hasta Picchu y le dediqué una sonrisa con compasión - ¿Estas bien Picchu? -
- Picchu se encuentra excelente, Picchu darse cuenta de que la piedad es lo que más importante en un guerrero -
•••
Maya se apresuró a llegar con Chivo y Rico y ataco al mago con su espada.
El Dios mago soltó un bufido enfadado, mientras Picchu se une a la batalla me acerqué hasta Rico.
El pobre tenía abrazadas su piernas sentado en el suelo, se veía tan vulnerable.
Chivo chasqueo los dedos desapareciéndose entre humo rojo y algunas chispas.
- Ey ey ey - llamó al Mago - ¿Que pasa? -
- Yo no pude hacerlo, no pude protegerlo - me susurró lamentándose
- No Rico, todos cometemos errores, y no fue culpa tuya, deja de culparte. Ahora nos tienes a nosotros -
El mago me sonríe sin mostrar los dientes.
- ¡Estefan! ¿Lo pudiste reparar? - la voz de Maya hace que la volteé a verla. Luego veo a Estefan, ya no estaba en dos partes, estaba como nuevo
- ¿Estefan estaba roto? - pregunta Picchu confundido
Tomé a Estefan y se lo entrego a su dueño para después ayudarle a ponerse de pie.
- No se preocupen por mi, estoy bien, tranquilos. ¡Estefan! Esta como nuevo- exclamó el mago por fin
- Escuchen, su armas pueden lastimar a los Dioses, son talismanes dorados. En su interior tienen sangre bendita. Sangre de Dioses - les informe a mis amigos. Ellos sacaron su armas y las observaron con asombro.
- si es verdad - afirmó el mago - Chivo lo dijo -
- ¿Los Dioses sangrar dorado? - Picchu me miró asombrado, yo solo alce mis hombros sonriéndole divertida - Picchu querer ver eso -
- Que loco - dejó salir Chimi - pero ¿porque la mía no brilla? - la guerrera comenzó a agitar su arco
- El mío solo lo hace cuando estoy enojada - exclamó la águila guerrera
El mago se quedó pensando unos momentos - Los talismanes dorados no responden a los pensamientos ¡responden a los sentimientos! Emociones como el amor o la ira -
***
¡Feliz Navidad a todes! Espero que se la hayan pasado bien y su tía no se haya peleado por los terrenos de la abuela. Como regalo de Navidad hoy habrá maratón .