Día 11: Sala de menesteres
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Draco tenía que reparar el dichoso armario. No era una misión fácil, primero debía encontrarlo y luego repararlo.
Lo más difícil fue lograr encontrar la Sala de menesteres, donde estaba escondido el Armario Evanescente.
Porque aparentemente si alguien ya estaba dentro de la sala y tenías otras intenciones, la sala no se abre a ti.
Así que iba devuelta a su torre, molesto y pensando cómo obtener primero la sala al día siguiente.
—Hey Draco, mañana iremos a Hogsmeade, ¿vienes?
—Tengo que hacer Blaise, no cuenten conmigo —dijo desplomándose en el sillón junto a ellos.
Al menos con la salida del día siguiente le daría tiempo de buscar el armario para trabajar con él, mientras hubiera menos gente en el castillo, mucho mejor.
—¿Draco querido, iremos por un té a Madame Tudipié? —dijo Pansy bajando por la escalera que daban a su dormitorio.
—Lo siento Pansy, estoy ocupado mañana.
—Va a llevar a otra Pansy, ya ríndete —comentó un cortante Zabini.
Ella lo miró con odio devuelta y se devolvió a su cuarto.
—No es necesario que seas así con ella —le dijo el rubio, mirando el fuego crepitar.
—Es la única forma que se rinda contigo y le dé la oportunidad a alguien más —le dijo levantando los hombros.
—Lo que tú digas, yo me canse de decirle que no hay nada entre nosotros y que no me gusta de esa forma.
—¿Y cómo te gustan las chicas? —preguntó Theo curiosamente desde su sillón.
—No lo sé, más inteligente, independiente, que se pueda charlar con ella, que sea interesante e intensa.
—No hay muchas chicas así en Slytherin realmente —añadió Blaise mirando el techo como sopesando las posibilidades.
—Pero claro, está Granger —respondió Theo.
—¿QUÉ? —dijo el rubio.
—Granger es todo lo que has dicho y yo diría que más —agregó Theo.
—¿Desde cuándo la sangre sucia es una opción? —Draco lo vio intensamente.
—Es una chica, inteligente y últimamente muy bonita. Lástima que se inclina por pelirrojos, pobretones y niños elegidos. Así no tienes oportunidad Draco, lo siento amigo —añadió Blaise dándole una palmada en el hombro.
—Honestamente ustedes dos están locos —finalizó para caminar a su cuarto.
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A la mañana siguiente se levantó temprano para poder ir a la Sala de menesteres antes del desayuno.
Cuando estaba llegando al corredor del séptimo piso vio a Hermione Granger paseando frente a la pared vacía, en donde aparecería en un momento la puerta. Se acercó rápidamente para no perder la puerta y entró junto con ella, tomándola suavemente del brazo.
—Así que tú eras la que estabas acaparando la sala para ti sola.
—¿Qué rayos? ¡Suéltame Malfoy! —le dijo la chica para soltarse de su agarre —¡Demonios, confundiste a la sala y ahora estamos en donde hay objetos perdidos! —lo miró furiosa.
—Perfecto, justo tengo que buscar unas cosas, puedes irte si quieres, Granger.
—¡A no, eso sí que no! Necesito un escritorio cómodo y una silla, haré mi tarea si o sí.
Frente a ella apareció un escritorio con su silla, simples pero limpios y ordenados, bastante en comparación al resto de la habitación desordenada.
—Como quieras —dijo Draco para irse por un pasillo en búsqueda del armario.
Hermione sacó de su bolso sus libros, tinta, pluma y pergaminos para hacer su trabajo de Transformaciones. A la biblioteca siempre llega alguien a molestar, en la sala común no logra avanzar porque entra y sale gente. Necesitaba un poco de calma, esta sala había sido la solución. Pero no contaba con que más gente además del E.D conociera su existencia.
Intentaba redactar su trabajo, pero la idea se le iba cada vez que oía un ruido de cosas cayendo al fondo del pasillo -no sabía que Draco lo hacía a propósito para molestarla-. Así que se levantó con su varita en mano por el pasillo que había tomado el rubio.
—¡Malfoy, por Merlín busca tus cosas en silencio!
—Imposible Granger, entre tanta basura debo mover escombros para encontrar lo que busco.
—Entonces dime que buscas y te ayudo.
—¿Qué? ¿La noble Hermione Granger va a ayudar al desvalido Draco Malfoy en su búsqueda? No lo puedo creer —dijo con voz burlona mirando a la chica.
—Con tal que te vayas luego y dejes de hacer ruidos de bebé.
Draco la observó molesta y se felicitó para sus adentros, le encantaba sacar los sentimientos de ella a flote, quizás podría utilizarla para su objetivo y luego borrarle la memoria al respecto. Así que decidió cambiar de táctica.
—Lo siento, Hermione —dijo cambiando el tono a uno más suave —realmente necesito encontrar esto con urgencia. No fue mi intención molestarte, llevo días tratando de entrar, pero al parecer ya te me habías adelantado.
Hermione sintió un pequeño revoltijo al oír su nombre en la voz calmada de Draco, le hacía bajar un poco la guardia al respecto con él. Le asintió comprendiendo que quizás ella había acaparado mucho la sala para su comodidad.
—Tú dirás, entonces Malfoy.
—Bueno... es como un mueble, pero angosto, es alto... y... —se cortó al ser interrumpido por Hermione.
—Accio bolígrafo, Accio pergamino —dijo Hermione apuntando al escritorio al otro lado del pasillo —¿podrías dibujarlo?
Draco un tanto sorprendido, porque no se esperaba eso, asintió tomando el papel y el lápiz que ella le proporcionaba, dibujó un armario delgado y alto de forma muy básica. Se lo entregó a ella.
—Entiendo, no debería estar tapado con cosas, quizás lo hayan usado para guardar cosas en él, y se ve más pequeño que el armario donde el profesor Lupin tenía el Bogart ¿no?
—Exacto, es como la mitad de ese armario. Buscaré por acá mientras.
Hermione se fue por otro pasillo y comenzó a mirar entre pilas de cosas; le daban unas ganas de ponerse a clasificar todo y ordenarlo, pero sabía que sería inútil e interminable lograrlo, así que se enfocó en muebles, diversos tipos de muebles que había en el lugar.
Draco siguió avanzando por el pasillo en el que estaba, pero pasó un buen rato, alrededor de dos horas, hasta que escuchó a Granger llamarlo. Se movió rápidamente para correr hacia ella, le costó un poco encontrarla porque estaba bastante escondida.
—Rayos, me perdí buscándote Hermione —dijo tomando aire para recuperarse.
—Ehm creo que lo encontré, Malfoy —dijo mostrándole el mueble tras ella, un poco incómoda por oírlo mencionar su nombre tan cercanamente.
—Genial, gracias —le dijo extendiéndole le mano.
Ella lo miró extrañada, pero ya el Draco Malfoy de hoy era extraño así que le devolvió la mano.
—¿Qué harás con él?
—Algunos experimentos, tengo una investigación que hacer —con la varita apuntó al mueble —Reducio —y enseguida el armario se encogió.
—Podría ayudar, si quieres —le añadió ella al verlo recoger el armario y ponerlo en su chaqueta.
Draco sonrió. Parece que Blaise y Theo tenían más razón de la que creían sobre la chica. —Claro, sería de mucha ayuda, pero ahora te molestaría con tus quehaceres, podemos vernos acá mañana por la noche si quieres.
—Está bien, nos vemos mañana.
—Nos vemos, Hermione —le dijo pasando junto a ella en dirección a la salida.
Hermione lo miró irse muy intrigada, parece que se había autorizado a usar su nombre sin problema, todo lo que había pasado con Malfoy era muy irreal, pero asistiría mañana porque quería saber que investigaba Draco, olvidando el conocido dicho muggle; "la curiosidad mató al gato".