El Juego de Hades

By SabrinaMiicaela

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Aaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser... More

El Juego de Hades
〘Capítulo I〙
〘Capítulo 2〙
〘Capítulo 3〙
〘Capítulo 4〙
〘Capítulo 5〙
〘Capítulo 6〙
〘Capítulo 7〙
〘Capítulo 8〙
〘Capítulo 10〙
〘Capítulo 11〙
〘Capítulo 12〙
〘Capítulo 13〙
〘Capítulo 14〙
〘Capítulo 15〙
〘Capítulo 16〙
〘Capítulo 17〙
〘Capítulo 18〙
〘Capítulo 19〙
〘Capítulo 20〙
〘Capítulo 21〙
〘Capítulo 22〙
〘Capítulo 23〙
〘Capítulo 24〙
〘Capítulo 25〙
〘Capítulo 26〙
〘Capítulo 27〙
〘Capítulo 28〙
〘Capítulo 29〙
〘Capítulo 30〙
〘Capítulo 31〙
〘Capítulo 32〙
〘Capítulo 33〙
〘Capítulo 34〙
〘Capítulo 35〙
〘Capítulo 36〙
〘Capítulo 37〙
〘Capítulo 38〙
〘Capítulo 39〙
〘Capítulo 40〙
AVISO
〘Capítulo 41〙
〘Capítulo 42〙
〘Capítulo 43〙
☾Capítulo 44☽
〘Capítulo 45〙
〘Capítulo 46〙
〘Capítulo 47〙
〘Capítulo 48〙
〘Capítulo 49〙
〘Capítulo 50〙
AGRADECIMIENTOS
Epílogo
CONTINUACIÓN: El Infierno de Hades

〘Capítulo 9〙

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By SabrinaMiicaela

La mano de Hades sujeta mi brazo con firmeza, y me estudia con el ceño fruncido. Como si estuviera molesto.

La oscuridad de la habitación me impide ver su rostro con claridad, pero puedo ver sus ojos plomizos clavados en mí.

Mi corazón late con fuerza en el pecho, mientras que mi rostro se siente acalorado, por un lado por la vergüenza de que me haya visto y por el otro porque me pone a la defensiva estar junto a él.

Pero peor aún, porque algo en Hades me hace estremecer. Algo que no había notado hasta ahora y que no logro comprender.

Su piel rodeando la mía se siente caliente, como si un huracán pasara por aquí. Y me pone tensa el verlo escrutarme con su mirada tan inexpresiva que no sé qué pasa por su cabeza.

Quiero huir, pero Hades no me suelta, así que sacudo mi brazo intentando safarme de su agarre, sin embargo es inútil.

Verlo vestido completamente de negro hace que la oscuridad se haga parte de él, y los vellos de mi cuerpo se ponen de punta por ese mismo hecho. Sus ojos, similares al acero están clavados en mí con inexpresión, ajeno a su aura cargada de astucia y picardía, dispuesto a sacar provecho de la oportunidad y si pudiera, burlarse de ello.

Pienso que va a hacerlo, que va a burlarse de mí o mofarse de algún modo, con algún chiste o decirme que estoy fea, pero solo me observa mientras sostiene mi brazo trasmitiendome su calor.

Y me deja muda el no saber qué hacer, o qué decir. Me limito a sentir mi corazón en mi pecho y a tragar con fuerza sintiendo mi boca seca.

—Hades suéltame —susurro arrepentida por haber venido a esta fiesta.

Me siento enojada con Alex por no haberme dicho sobre esto. Si hubiera podido saberlo, tal vez no hubiera venido. Y eso me molesta.

Hades no me suelta, solo me observa hasta que da un paso hacia mí, lo que me obliga a retroceder, sintiéndome como un animal a punto de ser cazado.

Todos mis sentidos están alerta.

—¿Qué fue eso? —inquiere con confusión y yo niego con la cabeza.

—No fue nada —respondo a la defensiva con la voz cargada de reproche—. No tenías que quitarte la venda.

Mi mirada se vuelve enojada, ya que él rompió las reglas y ahora estoy en esta situación complicada de la cual quiero huir.

—Bueno, creo que ambos rompimos las reglas chica promiscua —murmura y entonces me observa de costado. Ladeando un poco la cabeza como si yo le causara curiosidad.

Veo esa chispa en sus ojos, y su semblante se vuelve pícaro y yo me muerdo el labio inferior con nerviosismo.

Se detiene a menos de un metro de mí y me estudia como si yo fuera algo curioso. Su expresión cansada pero curiosa me pone nerviosa.

El problema con Hades es que su mirada es electrizante y me genera el mirarlo. El golpearlo también, pero ese es otro tema.

—Quiero irme —susurro por lo bajo, con la piel ardiendo por los restos del ardiente asalto.

—Eres una caja de misterios chica promiscua —se burla de mí.

—No seas imbécil.

—Uy, tranquila fiera, nadie te va a comer —ríe observándome de costado.

Su voz grave y ronca me hace pasar saliva con fuerza y lo observo sin entender lo que dice.

Su mano suelta mi brazo y luego se posa en mi cabello. Veo que toma un mechón entre sus dedos y lo envuelve en su dedo índice, para luego soltarlo.

—¿Qué diría tu abuelito de esto? —inquiere con diversión y yo frunzo el ceño—. Te va a encerrar en un convento.

—No vas a decir nada —le ordeno enojada y a él le hace gracia.

Lo observo sonreírme con maldad.

—¿Y si lo hago qué?

—Si lo haces te mato.

—Que miedo te tengo —sonríe con sarcasmo, metiendo sus manos en los bolsillos de su jean negro—. ¿No tienes algo mejor?

Cuando no digo nada noto que ríe y yo quiero darle una patada e irme. Pero necesito que él me diga que no dirá nada.

Dios me arrepiento tanto de esto.

Me lamento en silencio, deseando no haber venido a esta fiesta, no haberme quedado en este juego.

—No juegues conmigo —le advierto.

Hades se aparta de mí, y camina hacia la habitación. No había notado el momento en el que había dejado caer la venda al suelo, así que la toma.

Lo primero que siento es el frío rastro en mi piel luego de que su tacto abandona el mío.

—¿Por qué no debería hacerlo? —responde con desdén y mira hacia abajo, mientras desdobla la tela blanca en su mano, para analizarla—. Vete —murmura y yo no digo nada. Solo lo miro.

Observarlo es extraño y quiero irme, pero no lo hago hasta que lo veo levantar la cabeza y observarme por última vez y luego ponerse la venda en los ojos, atándola con fuerza.

Yo abro la puerta y le doy una última mirada, notando que se acomoda sus anillos y luego me voy, dejándolo parado en medio de la habitación.

—No le digas a nadie sobre esto —pido y él no dice nada, así que desaparezco.

Apenas salgo de la habitación dejo la puerta abierta, y camino por el pasillo, observando por última vez a los chicos arrodillados. Entre ellos a Aaron, pero me voy con una sensación extraña en el cuerpo, que no causó Aaron.

Alex me espera del otro lado del telón rojo que tapa la entrada al pasillo, que me obliga a hacer un camino en forma de T para salir a la habitación inicial, al gran living con paredes laterales de cristal.

Antes de salir me acomodo la ropa, y luego lo hago, notando que las chicas están hablando entre sí de cosas banales mientras la rubia observa el reloj. Pasaron cuatro minutos desde que entré, pero pasó mucho más que eso.

Finjo normalidad y camino hacia Alex mientras siento la mirada de alguna de las chicas en mí. Soy la última y conmigo el juego termina.

Las chicas se van y la rubia y Leia se encargan de quitarle las vendas a los chicos, así que no observo más y bajo a la fiesta.

Necesito un trago.

Y vaya que uno fuerte para ahogar la voz del arrepentimiento en mi cabeza.

—¿Cómo te fue? —inquiere Alex con emoción. Tiene el labial arreglado y yo ni siquiera tengo labial ya.

Se borró en la habitación.

—Bien —respondo aunque por dentro pienso que pésimo, horrible, horroroso, desastroso, fue lo peor que hice en mi vida y tantos otros adjetivos calificativos negativos—. ¿Y a tí?

Sus ojos soñadores parecen avergonzados cuando asiente con la cabeza, y bajamos las escaleras. Yo camino hacia la barra y ella me sigue mientras me observa servirme un trago.

Quiero bailar. Y eso hago, bailo mientras bebo, pero no a tal punto de emborracharme, sino de entrar en ambiente.

Alex baila conmigo y mueve su cuerpo con pasos torpes pero voy a darle un punto, se divierte.

Sonrío decidida a pensar que todo fue un sueño. Bastante caliente, pero no puedo volver a hacer lo que hice.

Siento que Magnolia se sentiría orgullosa de mí. Y va a perder la cabeza cuando se lo cuente.

Dios.

¿Qué locura hice?

Decido dejar de tomar cuando me encuentro riendo con mis propios pensamientos y veo a Alex, a quien se le acercó un chico con gafas a bailar con ella.

Sonrío cuando ella me observa preguntándome qué hacer con la mirada y yo asiento divertida.

Ella baila cerca de mí, no se aleja sino que baila con el chico mientras yo lo hago sola.

De pronto suena una canción que requiere una compañía, es decir, es sexy y bailar acompañado es mejor que hacerlo solo.

Alex se ve avergonzada cuando el chico sujeta sus caderas y ella se pone de espaldas a su cuerpo.

Río al ver su expresión y le enseño el pulgar en señal de apoyo.

Aaaaaw, crecen tan rápido.

Algo me llama la atención, y veo al final del pasillo un par de ojos clavados en mí. Aaron me observa por un segundo, en el que nuestros ojos se conectan y luego desvía la mirada a una chica de cabello rubio claro que se acerca a él.

Parece que se conocen porque él pone una mano en su cintura y la atrae a su cuerpo, para luego hablarle al oído.

La chica del labial rojo.

Yo pongo los ojos en blanco y me giro.

Que le den.

Pero cuando me giro noto que en medio de la fiesta está Hades, en un rincón oscuro, sentado en un sillón de terciopelo rojo mientras apoya sus brazos en sus codos y observa el suelo.

No hay nadie cerca suyo y eso me hace pensar en el hecho de que nadie lo eligió.

Él se ve solitario y oscuro en el medio de la fiesta donde todos están con alguien, incluido Aaron.

Pero Hades parece un tanto marginado en comparación con los demás.

Ninguna chica lo eligió. Y no lo entiendo, porque Hades es la clase de chico que en mi antiguo instituto todas las chicas se pelearían por tener. Y también los chicos.

En cambio los demás son ciertamente comunes.

Aaron no tiene gran atractivo y Nika es un tanto común. Pero aquí ellos son una especie de atracción, mientras que Hades es de quien hay que alejarse.

Son polos opuestos y no entiendo el por qué.

Por otro lado, observar a Hades es algo que no pensé que iba a estar haciendo, pero me genera cierta curiosidad que es innegable.

Ya no tiene rastros de labial, y cabello negro negro y despeinado parece ligeramente húmedo, como si hubiera lavado su cara de rasgos marcados.

Sigo bailando en medio de la pista mientras Alex lo hace a mi lado con el chico, pero yo observo ese punto oscuro en la habitación en la que Hades está solo y la curiosidad me invade.

Observa hacia abajo, a un objeto entre sus manos que no alcanzo a distinguir.

Aparto la mirada cuando la canción termina y bailo sola por largo rato más hasta que es hora de irse.

A las cuatro de la madrugada la gente empieza a irse, así que le digo a Alex que mejor nos vayamos ahora.

Ella asiente con la cabeza y nos vamos, pero antes pasamos por la mochila que ella cargaba. Allí había dejado la campera que le presté y los móviles.

Así que salimos de la habitación y nos vamos, aunque la fiesta sigue ya estoy cansada y abrumada.


═══════════●❤●═══════════


Apenas abro los ojos veo que tengo un mensaje de Alex, quien me cuenta que ayer hubo una pelea en la fiesta.

Aaron se peleó con un chico, y los amigos de ese chico.

Y a su vez, Hades se metió a la pelea para separar a su amigo, pero cuando se metió llegó la policía y lo detuvo a él y a Aaron. Aparentemente los cinco chicos con los que pelearon se llevaron la peor parte.

Alex no sabe por qué lo hicieron, pero su padre se lo contó, eso junto a que pasaron la noche en la comisaría, pero los soltaron esta mañana.

Aparentemente siempre es así.

Aaron se mete en peleas y Hades lo saca de ellas, pero muchas veces él termina dando una vueltecita en patrulla. El padre de Alex le advirtió que no se meta en peleas que no son suyas, pero Aaron es su amigo así que no le importa.

Ya veo como va cosechando su mala fama.

Tomo mi móvil y llamo a Magnolia para contarle todo. Y hablo con ella largo tiempo y le prometo contarle lo que ocurra la próxima semana.

Pero no hubo mucho que contar. A Aaron lo vi todos los días, aunque no hablamos en lo más mínimo mientras que a Hades apenas si lo vi, pero tampoco me diriguió la palabra y no fue a la materia en la que nos sentamos juntos, por lo que no le di importancia.

A lo que sí le di importancia es que parece que no va a decir nada. Y eso está bien para mí.

Alex me dijo a quien besó y no me sorprendió en lo absoluto.

Por otro lado, yo le dije que besé a Hades. Su rostro de sorpresa fue monumental ya que ella pensaba que yo quería con Aaron.

Pero en fin. Ni yo sé porqué lo hice.

Lo que sí es un logro en esta semana es que aprendí dónde están las aulas, por lo que no necesito ayuda para llegar. Bueno, ¿A quién engaño? Aún estoy un tanto perdida, pero intento resolverlo por mi cuenta.

Mi abuelo ayer volvió de su viaje así que todo es normal.

Camino por los pasillos del instituto con Alex ya que hoy tenemos clase de natación. Es por la tarde y los viernes en la tarde tenemos natación, pero claro es un tanto complicado para mí ya que no sé nadar.

Caminamos hacia los vestidores femeninos donde las chicas se desvisten y se ponen sus trajes de natación y sus gorras.

Alex me enseña como hacerlo con la mía y camino con ella hacia la piscina.

Nuestra entrenadora es una mujer cuyo nombre aún no recuerdo, bastante joven, tanto que parece que es una alumna. Ella nos indica lo que hay que hacer y yo le digo que no sé nadar.

—Bien, vamos a trabajar en eso —me dice y luego dedica la clase, mientras le indica que hacer a las otras chicas, a enseñarme a nadar.

Nuestro instituto participa en competencias de natación, por lo tanto hay un equipo donde las mejores compiten.

Entre ellas está Leia junto a otras chicas más, quienes son buenas en el deporte. Claramente no le caigo bien a Leia, pero el resto de sus amigas son agradables. Sin embargo, yo sigo con Alex quien aún sigue leyendo el libro que le presté.

Le falta poco para llegar al final y ya quiero ver eso.

Luego de la clase todas van a las duchas y yo incluida.

Voy a mi ducha particular luego de esperar mi turno. Alex se ducha antes que yo y luego se va ya que tiene que llegar a casa temprano a cuidar a sus hermanos mientras que yo puedo esperar un poco más.

Entonces ella se despide y se va, y yo me ducho en silencio mientras oigo a otras chicas hablar.

Lavo mi pelo y luego salgo de la ducha envuelta en una toalla y con mi cabello en un moño, pero cuando salgo estoy sola.

Le resto importancia para luego caminar hacia los bancos donde dejé mi ropa, pero noto que no hay nada.

Me giro confundida, pensando que tal vez me confundí y la dejé en mi casillero, pero no hay nada.

No está mi ropa.

Alguien se llevó mi ropa.

Y en mi cabeza solo pienso en un nombre.

Leia.

Maldita hija de...

Cierro los ojos con fuerza y luego inhalo y exhalo.

Dejo escapar el aire por mis labios y luego, anudo mi toalla y abro el casillero. Tomo mi móvil y marco el número de Alex.

Pero no hace tono, solo me manda directo al buzón de voz.

Su móvil está apagado.

—Maldita sea —susurro y luego observo por la ventana de los vestidores hacia la piscina, pero no hay nadie.

Dios...

Se fueron todos.

Medito qué hacer mientras camino de lado a lado.

¿Llamo a casa y le digo a mi abuela que me traiga ropa al instituto porque la empleada de mi abuelo me robó mi ropa?

No. Se va a volver loca.

Bueno, tal vez podría salir en toalla por el instituto y cruzarme con todos los que se quedan hasta más tarde por sus actividades extracurriculares. Y luego caminar hacia casa, descalza y envuelta en una toalla.

Casual.

Cosas normales de la vida.

Bufo y me siento en el banco, con mi cabello goteando en mi espalda y empapando mi cuerpo.

De repente se me ocurre la peor opción en mi vida, pero la mejor en estos momentos.

Marco en mi móvil el número de la tienda del pueblo, esperando que alguien responda.

Y da un tono, dos, y tres. Y manda al buzón.

Por favor...

Luego, vuelvo a llamar mientras mi pie repiquetea en el suelo.

Entonces, da un tono, dos y tres, y justo cuando espero que mande de nuevo al buzón una voz del otro lado de la línea responde.

—Supermercado Morrigan —la voz masculina hace que deje escapar un suspiro.

Aún no sé si de alegría o de resignación.

Pero me maldigo por esto.

—Hades —digo aliviada—. Soy Gianna ¿Estás en la tienda?

—Pues no, estoy en el espacio —responde con sarcasmo reconociendo mi voz.

—Hades no seas imbécil, necesito que me hagas un grandísimo favor.

Por unos segundos se queda en silencio y yo me maldigo y lo insulto en silencio por ese hecho. Lo insulto a él y a todos sus ancestros.

—¿Qué quieres? —inquiere con cierto fastidio.

Entonces le cuento lo que ocurrió y él se queda en silencio.

Pasan unos minutos en eso y yo pienso que colgó la llamada, sin embargo escucho su voz del otro lado.

—¿Y cómo sé que es verdad? —la picardía en su voz me hace maldecir hasta a sus muertos.

—No estoy jugando —le digo enojada.

—Ey, cuidado con como me hablas —su voz de repente es seria—. ¿O quieres dormir desnuda en el instituto?

—Hades no seas un capullo.

—A ver, tengo una idea, envíame una foto para ver que es cierto —la perversión en su voz hace que me lo imagine disfrutando este momento.

—¡Hades!

—Te doy mi número.

—¿No me crees?

—Tal vez sí... pero tal vez no—me dice números y yo los memorizo, justo cuando él cuelga.

—Hades hijo de tu re mil pu...—murmuro enojada y anoto su número de teléfono, para luego hacer un vídeo en el que estoy frente a un espejo enseñándole el dedo medio.

Acto seguido me figura que Hades está escribiendo en el chat.

Luego aparecen muchos emojis de risa.

Lo voy a matar.

"Dame diez minutos, chica promiscua".

No respondo, y me quedo sentada en la banca mientras espero.

El tiempo se me hace eterno y me maldigo a mi misma por haber recurrido a Hades.

Hades no tarda en llegar. Lo veo entrar en los vestidores y luego me observa.

No trae el uniforme de trabajo, sino que trae una remera blanca y pantalón de jean negro. A su vez, veo su rostro. Tiene puesto el piercing en la nariz y me causa curiosidad. En el instituto no se pueden tener piercing ni aros, pero Hades siempre los trae.

Sus ojos se clavan en los míos y yo me pongo de pie.

Me observa con diversión y yo quiero darle un puñetazo por eso. Sus ojos repasan mi cuerpo cubierto apenas por la toalla blanca y siento que mi rostro enrojece.

—Veo que se te cayó la ropa de solo pensar en mí

—No te rías —lo riño y Hades se encoge de hombros.

—A ver, enséñame una bubbie a ver si me espanto —se burla de mí citando las palabras que le escribí a Magnolia sobre él.

—Imbécil —digo y él sonríe enseñándome sus dientes parejos.

—Gracias, que dulce eres —me observa un segundo y yo acomodo la toalla alrededor de mi cuerpo.

—¿Trajiste ropa? —inquiero viendo sus manos vacías. Hades niega con la cabeza—. ¿Qué? ¿Cómo que no?

Se encoge de hombros y ahora sí que quiero darle un puñetazo.

—¡Hades!

Él sonríe y me observa con diversión mientras yo clavo puñales con la mirada en todo su horrendo rostro.

De repente oímos unas voces acercarse y veo a Hades observarme asustado.

Un segundo después toma mi brazo y tira de mí hacia las duchas las cuales tienen divisiones de paredes blancas. Tira de mí hacia la última cuando oigo que la puerta de los vestidores se abre.

Una voz masculina y femenina es ahogada por otra clase de sonidos y no tardo de notar que son gemidos.

El sonido se aproxima cuando Hades entra conmigo a la última ducha y cierra la puerta del cubículo blanco.

—¿Qué ocu...? —no termino la frase cuando él pone su mano sobre mi boca acallando mis palabras.

Lo siguiente que oigo son pasos que se detienen fuera de la ducha donde estamos. Alguien intenta abrir la puerta, pero Hades le puso traba.

Él y yo nos miramos asustados cuando de repente reconozco la voz.

—Entra en esta —la voz de la entrenadora se oye y yo abro los ojos como platos mientras Hades parece divertido con la situación.

—Quítate la ropa —una voz masculina ordena del otro lado, y lo siguiente que escuchamos son risas—Sí nena, pon las manos contra la pared.

—Hades —susurro yo alarmada.

—No hables —susurra él y sonríe con picardía, como si la escena contigua lo excitara.

La llave de paso de la ducha se enciende y por el sonido adivino que es la que está frente a la nuestra.

—Oblígame —dice ella entre jadeos y yo me quito la mano de Hades de la boca y él me observa con picardía, a menos de un metro de mi cuerpo. Y luego mira hacia abajo.

Pero cuando yo lo hago es suficiente para ponerme roja al notar que mi toalla está abierta dejando entrever la piel del costado de mi abdomen hasta mi cadera y cintura. Apenas si cubre mi monte de Venus y él lo nota.

Jadeos empiezan a oírse, junto con el sonido del impacto de los cuerpos.

El hombre jadea y la mujer gime, gime en voz alta y me imagino sujetándose de la pared mientras el hombre sujeta su cadera y la penetra desde atrás.

La sola imagen hace que la temperatura en mi cuerpo suba.

Cuando levanto la mirada para verlo puedo notar que observa mis ojos.

—Ah sí, más fuerte —los golpes suenan más fuertes y abro ligeramente la boca buscando oxígeno que no sabía que no tenía—. Fóllame más duro, por favor más duro.

Cuando Hades observa mis labios y yo de repente me encuentro mirando los suyos. Acerca su cuerpo al mío, y me susurra al oído, poniendo sus labios sobre mi oreja. Mi cabeza queda a la altura de su pecho.

—¿Quieres ver? —inquiere y su aliento calienta mi rostro, provocándome escalofríos que ponen mis pezones de punta, resentidos bajo la suave tela de la toalla que cubre mi desnudez.

—¡Ah ah! —se oyen los gemidos del otro lado y quiero ver... En serio quiero ver pero no puedo.

—Eso no está bien —respondo en apenas un susurro y Hades sonríe.

—No está mal si no saben que estamos aquí —propone y yo entonces lo dudo, pero termino asintiendo con la cabeza y Hades destraba la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Mi corazón late con fuerza, expectante y mis mejillas se ponen rojas y calientes cuando la puerta se abre en apenas una rendija que me deja ver a la ducha de enfrente.

La puerta de esa ducha está abierta lo cual me permite ver todo.

La entrenadora está desnuda mientras otro hombre, mi profesor de comunicación también está desnudo y la penetra por detrás, sujetando su cadera con una mano mientras que la otra la tiene en su cabello, obligándola a mantener la cabeza hacia arriba.

Sus cuerpos son mojados por el agua de la ducha y desde mi posición puedo ver como ella goza cada embestida, mientras la polla de él entra y sale de su vagina.

El rostro de ella está desencajado por el placer. Su ceño está fruncido y su boca abierta mientras busca bocanadas de aire entre cada embestida, disfrutando la fricción.

La imagen es tan caliente que mi sexo empieza a empaparse y a doler con necesidad, por lo que aprieto los muslos.

Paso saliva con fuerza cuando el rostro de Hades se acerca al mío para que ambos veamos, y cuando lo hace lo observo a él mientras los gemidos y el sonido de los cuerpos rebotando con violencia el uno contra el otro hacen la música de fondo.

Sus labios se ven rosados y pálidos, ligeramente entreabiertos. No había notado lo cerca que estábamos y entonces, cuando siento que mi sexo empieza a palpitar con deseo, tensando mi pelvis al oírlo todo.

Recuesto mi cabeza en la pared y lo observo detenidamente, notando sus pupilas dilatadas y sus labios entreabiertos, mientras su respiración sale pausada y pasa saliva.

Hades gira el rostro para verme y entonces, baja la mirada un segundo, notando que su cuerpo y el mío están muy cerca y yo apenas estoy cubierta por una tela que deja al descubierto mi piel desnuda.

—Hades —susurro inconscientemente, presa de la necesidad que se concentra entre mis piernas.

No dice nada, y solo me observa.

Tampoco quiero que diga nada, pero mi sexo duele. Está caliente y empapado mientras que mi piel se siente electrizada, cuando miles de sutiles espasmos ponen mis vellos de punta, al igual que mis pezones los cuales se marcan a través de la tela de la toalla.

Un escalofrío recorre desde mi nuca a todas las ramificaciones nerviosas de mi espalda, recorriendo mi cuerpo como si una brisa caliente lo acariciara.

Y Hades lo nota.

Necesito...

Dios...

La sola fricción de mis piernas me genera placer...

Creo que adivina mis pensamientos libidinosos, porque observa mis labios como si quisiera acortar la distancia y yo sin saber muy bien por qué, deseo que lo haga.




Advertencias para el público sensible: El Juego de Hades es una novela +21 que contiene temas delicados como sexo explícito, lenguaje vulgar, ilícitos, violencia, etc.

Es una novela ficticia en la cual NO se GLORIFICAN, ENALTECEN, MINIMIZAN o INCITAN a cometer ilícitos. Todo ilícito que se encuentre en esta novela debe ser penado como tal.

Recuerden en todo momento que esto es FICCIÓN, por favor, sepan separarla de la REALIDAD.

Capítulo dedicaco a Lina Basaletti, se te ama bbcita. <3

¡AAAAAAAH!

Bueno bueno bueeeeeno.

Voy a empezar a promocionar la novela, así que tal vez alguna podría enviarme algunas promociones que les parecieron atractivas como para utilizarlas. Sean de Tiktok, facebook, etc. Es como para inspirarme jajaja

¡AAAAY! No sé jaja ¿Qué piensan? ¿Qué opinan maldita sea?

Qué opinan de Aaron?

De Alex?

De Gigi?

Y de Hades? Es que a mi no me gusta, A MI ME ENCANTAA!!

Un beso desde el infierno de Hades

La autora

Sabrina Micaela

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