El Juego de Hades

By SabrinaMiicaela

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Aaron siempre fue el centro de las miradas y no por los mejores motivos. Entre otras cosas, tiene fama de ser... More

El Juego de Hades
〘Capítulo I〙
〘Capítulo 2〙
〘Capítulo 3〙
〘Capítulo 4〙
〘Capítulo 5〙
〘Capítulo 6〙
〘Capítulo 8〙
〘Capítulo 9〙
〘Capítulo 10〙
〘Capítulo 11〙
〘Capítulo 12〙
〘Capítulo 13〙
〘Capítulo 14〙
〘Capítulo 15〙
〘Capítulo 16〙
〘Capítulo 17〙
〘Capítulo 18〙
〘Capítulo 19〙
〘Capítulo 20〙
〘Capítulo 21〙
〘Capítulo 22〙
〘Capítulo 23〙
〘Capítulo 24〙
〘Capítulo 25〙
〘Capítulo 26〙
〘Capítulo 27〙
〘Capítulo 28〙
〘Capítulo 29〙
〘Capítulo 30〙
〘Capítulo 31〙
〘Capítulo 32〙
〘Capítulo 33〙
〘Capítulo 34〙
〘Capítulo 35〙
〘Capítulo 36〙
〘Capítulo 37〙
〘Capítulo 38〙
〘Capítulo 39〙
〘Capítulo 40〙
AVISO
〘Capítulo 41〙
〘Capítulo 42〙
〘Capítulo 43〙
☾Capítulo 44☽
〘Capítulo 45〙
〘Capítulo 46〙
〘Capítulo 47〙
〘Capítulo 48〙
〘Capítulo 49〙
〘Capítulo 50〙
AGRADECIMIENTOS
Epílogo
CONTINUACIÓN: El Infierno de Hades

〘Capítulo 7〙

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By SabrinaMiicaela

Cuando llego a casa, lo primero que hago es darle la hoja a mi abuela y la ayudo a cargar los datos y ella se pone a hacer el inventario mientras que yo voy a mi habitación para buscar algo para leer.

Y así paso la tarde leyendo libros.

A eso de las siete de la tarde mi abuela me avisa que hay una chica en casa, tocando la puerta y que dice conocerme del instituto. Extrañada bajo y abro la puerta para encontrarme a Alex en la puerta de mi casa, con una mochila al hombro un sábado en la tarde.

—¿Alex? —inquiero y la morena me observa con diversión.

—¡Gian! —sonríe.

—¿Qué haces aquí? —inquiero con curiosidad—. ¿Y cómo encontraste mi casa?

Alex me sonríe y la veo un poco nerviosa.

—¿Te dije que mi papá es policía?

Asiento con la cabeza con confusión.

—Bueno, pues tal vez me metí a la base de datos de la policía para saber donde vives —murmura mirando el suelo y luego me observa a los ojos—. Vaya, eso sonó un poco raro en mi cabeza.

—Ciertamente —asiento.

Alex se encoge de hombros.

—¿Pero por qué estás aquí? —inquiero dejándola pasar—. No me malinterpretes, me alegro que estés aquí porque de hecho estoy pudriéndome como una uva pasa de lo aburrida que estoy.

—Pues por la fiesta —me dice entrando en mi casa y observandola ligeramente para luego centrar su atención en mi.

—¿La fiesta?

—¿Lo olvidaste? —quiere saber mientras la guio al living, donde mi abuela está trabajando. Nos detenemos en la puerta cuando Alex me esclarece la situación—. Es la fiesta de la que te hablé ayer, la de negro.

—¿La qué? Creo que no estoy entendiendo.

—Todos los años se hacen fiestas, la de mitad de año es la fiesta de negro donde todos vamos vestidos de negro. A principio de año se hizo la fiesta de disfraces y luego al finalizar se hace la fiesta de graduación —murmura y yo asiento con la cabeza.

Lo había olvidado. Ella me contó con mucha alegría sobre la fiesta y que se hace en la casa de uno de los alumnos, el que tiene casa sola de turno. En este caso es en una casa no muy lejos de aquí.

Alex me sonríe y luego mira hacia al frente, notando que mi abuela nos observa.

—Hola —saluda con cierta timidez y yo veo que mi abuela la observa con curiosidad.

—Hola hija —mi abuela es de la clase de persona dulce y cordial y le cae bien a todo mundo. Es una mujer correcta y simpática con una belleza digna de admirar, pero no por su aspecto físico sino que por su carisma tan vibrante y atrayente.

Mi abuela Mariane es una mujer de sesenta años, es contadora retirada, por lo tanto lleva los números de las tiendas de la familia y lo administra todo muy bien.

—Abuela, ella es Alex —presento primero a Alex y luego sigo con mi abuela—. Y Alex, ella es mi abuela Mariane.

—Un gusto señora —asiente Alex y noto que a mi abuela le cae bien. Aunque es difícil caerle mal a mi abuela.

—¿Vas a salir esta noche? —inquiere mi abuela con curiosidad, dejando su laptop a un lado y yo muerdo mi labio inferior.

—No lo sé —murmuro y veo que Alex me observa con cierta ilusión.

Se me hace un poco tierna la manera en la que me ve, como si nunca hubiera salido. Y no sé por qué, pero me da esa sensación de ser una niña de casa que poco exploró el mundo.

—Anda Gian, por favor —me sonríe con los ojos iluminados—. Es una fiesta importante.

La verdad es que poco me apetece ir a una fiesta, pero de igual modo creo que puede ser divertido salir con Alex y pasar una noche divertida.

—Si voy a ir abuela.

—Bien, pero no bebas mucho alcohol —me advierte y yo asiento con la cabeza.

—Gracias Gian —susurra Alex mientras la guio escaleras arriba, hacia mi habitación.

—Dime Gigi —le guiño un ojo y ella siente—. Gian me suena a chico.

—Tienes razón —ríe y observa mi habitación, deteniéndose en mi estante llenos de libros—. ¡Woooooow!

El asombro en sus ojos me causa cierta diversión.

—¿Te gusta leer Alex? —inquiero sentada en mi cama y ella asiente con la cabeza—. ¿Leíste ese? —le indico un libro y ella niega con la cabeza—. Deberías leerlo, tiene final feliz.

No, no tiene final feliz.

Pero voy a disfrutar verla reclamarme por ese final.

Después de todo, los libros románticos son para que todos disfrutemos la historia y suframos por amor.

—¿En serio? —quiere saber ella con cierta emoción—. ¿Me lo prestas?

—Claro.

—Gracias Gigi, lo voy a cuidar como oro.

Alex le caería bien a Magnolia. Ella es muy tierna, aunque Magnolia y yo somos más toscas y experimentadas en otros aspectos.

Mi nueva amiga pasa un largo tiempo hablándome sobre ella y su vida.

Con esto me entero que ella es becada en el instituto, tiene dos hermanos menores y solo vive con su padre quien es policía. No tiene internet en su casa y por eso pasa las tardes en la biblioteca para hacer las tareas y lee libros para divertirse.

Su madre se fue y tiene otra familia. Y aunque me lo contó con cierto dolor en el recuerdo, me dice que está bien y que aprendió a superarlo, aunque claramente le cuesta.

Luego me muestra el vestido que tiene en su mochila. Es un vestido negro un tanto descolorido por el paso del tiempo y poco actual. Parece más para ir a un funeral que para salir de fiesta. Yo creo que no luce su cuerpo como debería, así que la observo.

—Está bonito, pero tengo algo que tal vez te quedaría mejor —dichas estas palabras me pongo de pie y voy a mi closet, el cual es bastante grande. Tengo bastante ropa oscura y hay un punto a favor en que Alex y yo tengamos cuerpos similares. Aunque ella es al menos unos cinco kilogramos más delgada que yo, tenemos alturas similares y complexiones físicas parecidas, entonces cualquier cosa le puede quedar—. ¿Te gustaría un vestido o algo más? —pregunto y puedo ver su asombro al ver mi ropa.

—¡Wooow! —siento que su expresión de asombro es involuntaria y me hace cierta gracia, así que le sonrío y vemos la ropa—. No sé Gigi, nunca fui a fiestas —confiesa y entonces pienso que esta es, esta es mi nueva amiga.

—¡Deberías haberlo dicho antes Alex! —rio y entonces empezamos la misión.

Luego de probarnos muchas prendas, a Alex le gustó un vestido negro de tela de algodón con mangas cortas y cuello en U. También le presté una campera de cuero negra.

Y yo opté por un pantalón ajustado de tela similar al cuero que tiene un pequeño patrón como si fuera la piel de una serpiente. Y arriba opté por un top negro.

Luego quise maquillarnos, pero ella dijo que no era necesario.

—¿Ni labial? —inquiero y ella niega con la cabeza.

—No podemos.

—¿Por qué?

—Es que pasa algo en la fiesta, y yo quiero ir por eso, hay un juego que juegan los de último año.

—¿Qué juego? —inquiero pasándome un peine por el cabello para desenredarlo. No lo voy a peinar, solo a desenredarlo y dejarlo suelto.

—No sé bien, pero cuando lleguemos nos vamos a enterar. Dicen que es genial y me hace mucha ilusión.

Achico los ojos y la observo con perspicacia.

—Bueno, está bien.

Cuando nos vamos son las nueve de la noche, y caminamos tranquilamente en el vecindario. Tenemos que caminar unas veinte manzanas, pero nos aseguramos de hacerlo en la luz y estando alertas.

Alex me asegura de que este es un vecindario tranquilo, y que nunca pasa nada raro. Pero yo estoy acostumbrada a vivir en ciudad, donde como chica tengo que estar siempre alerta. Creo que ese estado de vigilancia constante no es algo que me vaya a quitar pronto.

—¿Qué te parece el lugar? —inquiere y yo me encojo de hombros.

Aún nos faltan un par de manzanas para llegar así que hablamos.

—Todavía no me acostumbro —murmuro—. Extraño mucho la ciudad.

—Entiendo. Yo nunca salí de este lugar pero creo que extrañaría, pero creo que la aventura sería emocionante —el brillo en sus ojos soñadores me hace reflexionar.

—¿Alguna vez saliste del pueblo?

Mi pregunta la toma por desprevenida y la veo negar con la cabeza.

—Nunca, aunque siempre quise ir al parque de diversiones del pueblo vecino.

—Ay, me recordaste a Rapunzel —río y Alex me acompaña.

—A veces me siento como ella.

—¿Por qué? ¿Padre estricto?

—No, no es eso, pero mis hermanos son pequeños y yo ayudo con la casa, entonces no tengo mucho tiempo para hacer cosas divertidas.

A veces la realidad de las personas es distinta, y por alguna cosa no pueden hacer las mismas cosas que uno.

Es extraño encontrarme con alguien distinto a mí, porque siempre me rodeé de personas de mi mismo estatus, claro que Magnolia era empleada de mi padre y con eso pagaba sus clases de ballet, pero después de eso nunca me puse a reflexionar sobre ese hecho.

—No sé qué decirte —le digo con sinceridad y ella se encoge de hombros.

—No es necesario decir nada —murmura y luego observa hacia adelante—. ¡Mira! Ya llegamos.

Levanto la cabeza y observo la casa la cual es de dos pisos. Se escucha la música desde afuera y hay aún algunos autos estacionados en la manzana. Es de noche, y el vecindario está iluminado con las luces de la acera, se ve seguro.

Cuando nos acercamos vemos que hay chicos que bajan de un auto, todos vestidos de negro así que los seguimos para entrar en la casa.

La música retumba en las paredes y la gente entra con bebidas alcohólicas. Yo no traje nada porque no sabía que había que traer, así que observo a Alex, quien saca una botella de vodka de su mochila.

—¡Alex! —rio y ella se encoge de hombros.

—Es una herramienta que nos ayudará más tarde —sonríe.

La puerta negra se abre, y lo primero que veo es a un chico del otro lado. E inmediatamente lo reconozco.

Sus ojos celestes se posan en los míos y asiente con la cabeza.

—Hola —saluda a los que van entrando con el puño y luego es mi turno.

—¡Ey rockstar! —sonrío.

Nika asiente con la cabeza.

—Ey chica nueva.

Luego de chocarle el puño a Alex cierra la puerta y camina hacia la fiesta. Está lleno de personas, de los cursos más pequeños al último, que claramente es el mío.

—¡Ay que me da algo! —la voz de Alex se hace sonar y la veo caminar con su botella en mano.

—¿Que ocurre?

—¡Me chocó la mano! —su risa emocionada me hace negar con la cabeza—. No me vuelvo a lavar la mano hasta que me muera.

¡Tan linda!

—Anda, vamos a buscar donde dejar eso y vamos a bailar —señalo la botella y ella me sigue mientras sigo a Nika hasta la mesa donde están las bebidas. No hay una barra, sino que una amplia mesa donde las personas se pueden servir lo que quieran.

—Pero yo no sé bailar —me dice y entonces la llevo a la pista para movernos.

—No tienes que saber, solo diviertete —hablo por sobre el sonido de la música y me muevo sin mucha coordinación pero divirtiéndome para animarla a bailar.

Alex se ve ciertamente desconfiada entre las personas que se mueven al ritmo de la música. Luego intenta imitar los movimientos de las personas y al cabo de un rato la veo divertirse.

—¿Vamos por algo de tomar?

—¿Alguna vez tomaste alcohol? —le pregunto con curiosidad acercando mi rostro a su oreja para que me escuche sin tener que gritar por sobre el sonido de la música y ella asiente.

—¡Claro! ¡Le robé el whisky a mi abuela cuando tenía trece y estuve una semana en cama! —me cuenta con alegría y yo río.

—¡Está bien! Vamos.

Alex me sigue mientras camino hacia la barra y observo los vasos, los estudio por un momento y luego le sirvo jugo con un poco de vodka para no emborracharla directamente. Yo por mi parte me sirvo lo mismo y pongo un popote en cada vaso.

—Toma —se lo tiendo y ella lo sujeta—. Pero no lo tomes rápido, tiene que ser de a poco.

—¡Muy bien! —se acomoda sus anteojos sobre el puente de la naríz y le da un sorbo a la bebida.

Noto que le gusta cuando me enseña el dedo pulgar.

—¡Eso! —río y camino hacia la fiesta, siguiéndola de cerca cuando siento un ligero tirón en mi cabello.

Me giro y mis ojos se chocan con un par de ojos grises que me estudian en la oscuridad. Su rostro se ilumina por las luces láser de colores que hacen patrones en la oscuridad de la casa. Está lo suficientemente cerca como para que si doy un paso más su pecho y el mío se choquen.

Hades me observa con seriedad, y luego observa mi ropa. Yo lo observo a él. Está vestido de negro, enteramente de negro. Trae una remera negra dejando ver su cuello con un tatuaje asomando en su clavícula y otro en su cuello sobre su yugular. Sus brazos también se ven, y noto la serpiente que cruza su mano y la araña en la otra. No trae bebida, pero observo sus manos marcadas y luego vuelvo la mirada a su rostro.

Acerca su rostro al mío para hablarme sobre la música.

—¡Que fea estás chica promiscua! —me dice con su voz gruesa y seria pero divertida a la misma vez y yo siento su aliento sobre mi piel. Eso me causa un escalofrío que recorre mi cuerpo desde mi nuca a la punta de mis pies. Entonces me pongo de puntitas para hablarle también a él.

—¡Tú estás horrendo, capullo de primera!

Puedo ver su pecho vibrar por su risa.

Hades pasa su lengua por sus labios y luego me sonríe. Yo le doy una mirada de arriba a abajo y luego me doy la vuelta para seguir a Alex quien está a unos metros de mí, bailando al ritmo de la música.

Luego del primer vaso ya está más divertida y yo decido que un vaso está bien por hoy, y más para ella.

De un momento a otro suena una canción más lenta y Alex y yo bailamos juntas. Le enseño rápidamente a mover las caderas y ella aprende rápido aunque veo sus mejillas enrojecerse por la vergüenza.

—¡No sé hacerlo Gigi!

—¡Tú intenta! —le digo y cierro los ojos para disfrutar la canción.

Y los abro cuando me siento observada.

Mis ojos buscan a quien me observa, y noto que se encuentran con un par de ojos marrones cerca de la mesa de las bebidas. Aaron me observa por un segundo pero desvía la mirada y habla con Hades, quien parece muy concentrado, hasta que me observa.

Puedo ver que Leia también está allí con ellos. La chica de ojos celestes me observa con el ceño fruncido y yo aparto la mirada para encontrarme con los ojos marrones de Alex quien me estudia con detenimiento.

—¡Ey! No me mires así que me pongo nerviosa —río—. Además, estás buena y todo pero soy hétero.

Alex niega con la cabeza y luego pone los ojos en blanco.

—¡Creo que las advertencias no son para tí! —habla por sobre la música.

—¿Por qué?

—¿Cuál te gusta? —inquiere y yo no entiendo de lo que habla.

—¿Qué? No sé de qué hablas.

—¡Eso! ¡Finge demencia! —ríe—. Anda, dime, ¿Hades o Aaron?

Siento que mis mejillas se enrojecen cuando me siento atrapada.

Aaron.

Definitivamente Aaron.

Él tiene algo que lo hace ser sarcástico, egoísta, egocéntrico y misterioso... y... no puedo decir que no me gusta eso.

Parece un misterio y me atrae.

Aunque es un imbécil y no me gusta en lo absoluto.

Solo me llama la atención.

¿Verdad?

Maldita sean todos los libros de Wattpad que te hacen querer un badboy. Puñetero pueblo y sus bad boys.

—Aaron —murmuro y ella me oye, entonces niega con la cabeza pero sé que le causa diversión.

—¡Estás loca amiga! ¡Pero tú tranquila! ¡Yo te apoyo!

Alex y yo bailamos bastante tiempo más, hasta que veo que una chica se acerca a nosotras. Mi amiga la reconoce y esta le dice que están yendo los de último curso al piso de arriba, entonces nosotras vamos.

Cuando llego al piso de arriba noto que hay bastantes personas aquí, entre ellas puedo notar a Aaron junto a Hades, mientras que Leia está con un grupo de chicas.

Una de las chicas del grupo de Leia, que por cierto, parecen chicas salidas de revistas de moda se ponen en el medio mientras los demás las observan. El lugar donde estamos es una habitación abierta con ventanales a los lados donde se puede ver hacia afuera pero de afuera hacia adentro no se puede ver.

Más allá noto que hay un pasillo que da a unas habitaciones. Y entonces, soy consciente del telón rojo fuego que acaba de ser cerrado por una chica rubia la cual viste una falda negra y corta hasta los muslos y un top minúsculo pero muy sexy.

Puedo ver a Nika en la otra punta, recostado contra una pared mientras sostiene una lata de cerveza en la mano y le da un trago.

Hades y Aaron están en la otra punta y cada uno trae un vaso rojo.

Aquí arriba el ruido de la música se oye un poco más lejano, pero se siente la vibración de las ondas sonoras.

La mayoría observa todo como si no ocurriera nada, pero Alex y yo estamos asombradas de lo que pasa. Más yo que otra cosa, pero siento que Alex algo sabe.

Una chica da un paso adelante y saca un labial carmesí de su bolsillo y lo sostiene en su mano, y se la oye hablar.

—¡Vamos a jugar a un juego! —su voz se oye sexy y yo ya empiezo a ver todo con más confusión que otra cosa—. Ya saben que todas tenemos al menos un crush, y sería muy feo para nosotras irnos del instituto sin haber tenido la oportunidad de haber besado a nuestro amor secreto.

—¿Qué ocurre? —susurro por lo bajo a Alex. Ella me mira y también me susurra.

—No pensé que era real, pero se dice que en el último año se juega al juego del labial, que es donde los chicos del instituto esperan en un pasillo y una chica pasa y elige a un chico para llevarlo a una habitación.

—¿Y qué pasa allí?

—Besos, o eso creo —murmura—. Y si aceptas jugar tienes que ponerte un labial rojo y luego elegir a un chico por tres minutos y todos van a estar ahí. Pasan de a una.

—¿Estás loca? ¿Solo van y se eligen a los chicos? ¿Y qué pasa si ellos no quieren?

Alex se encoge de hombros.

—Es que ellos tienen vendas en los ojos, entonces no saben qué chica los elige, pero el chiste es que nadie sepa con quién está y los chicos solo pueden estar con una chica, así que el que tenga marcas de labial rojo no puede ser elegido. Una vez finalizado los tres minutos los chicos vuelven a su lugar.

—¿Y si alguien no quiere jugar? —pregunto y entonces noto que lo hice muy fuerte, por lo que las personas me miran.

—Pues fácil bonita —sonríe la chica que está hablando—. Quien no quiera jugar tiene que beber esto —y entonces enseña un vaso extraño con un líquido verdoso y espeso.

—¿Qué es eso? —inquiero y ella sonríe.

—No querrás saberlo.

Y por como huele sé que no quiero saberlo. Y menos aún probarlo. 

—Bien chicos, vengan aquí —habla Leia y sonríe, mientras todos los chicos acceden ponerse las vendas y el grupo de chicas los guía a sus lugares.

Y entonces, las chicas empiezan a pasar de una en una, con un reloj que suena cada tres minutos. Y Alex por su apellido es la primera en entrar, mientras que a mí me toca última.

Y entonces me toca a mí, mientras que la chica me repite lo más importante del juego. No podemos decir con quién estuvimos y sí o sí, deben tener al menos una marca del labial en los labios.

La chica rubia me pone el labial y luego abre el telón, para empujarme dentro del pasillo.

Genial. 



Advertencias para el público sensible: El Juego de Hades es una novela +21 que contiene temas delicados como sexo explícito, lenguaje vulgar, ilícitos, violencia, etc.

Es una novela ficticia en la cual NO se GLORIFICAN, ENALTECEN, MINIMIZAN o INCITAN a cometer ilícitos. Todo ilícito que se encuentre en esta novela debe ser penado como tal.

Recuerden en todo momento que esto es FICCIÓN, por favor, sepan separarla de la REALIDAD.

Capítulo dedicado a karlanzth_ Y un beso desde el infierno de parte del abuelito Andrés Morrigan. ¡Se te ama belleza! 

¡AAAAAAAAAAAAAH! ¡SI VIERON MI HISTORIA ENTONCES YA SE PUEDEN IMAGINAR! Yo quería llegar a este capítulo maldita sea jajaja

THE RED LIPSTICK GAME // EL JUEGO DEL LABIAL ROJO

AHORA SUS APUESTAS JAJAJA

¿QUIÉN LE TOCA?

GIGI ENTRA ÚLTIMA, Y ENTONCES QUEDA ALGUIEN PARA EL FINAL.

¿A QUIÉN CREEN QUE BESÓ ALEX? JAJAJAA Todo loco porque no pueden decirse a quien besaron.

Estuve toda una noche pensando como iba a ser el juego jajajaa y surgió esto. ¿Qué opinan?

AAAAAAAH BUENO AHORA ME OPINAN SOBRE LOS PERSONAJES Y YO ME VOY A SEGUIR ESTUDIANDO PARA MI ÚLTIMO EXAMEN DE INGLÉS DE MAÑANA JAJAJA.

Un beso desde el infierno de parte del Abuelo Andrés,

La autora

Sabrina Micaela

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