Dueles Tan Bien (ChicoxChico)

By NodaOrtiz

135K 10K 7K

Noah Riley, de diecinueve años, se despierta desorientado, empapado hasta los huesos y solo en las costas de... More

♦︎Dueles Tan Bien♦︎
🎵
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35

Capítulo 9

3K 312 104
By NodaOrtiz


Fragmentos, de eso se trata todo. Segundos de vida que te elevan o te hunden en la desesperación más profunda. Una vez que abro mis ojos, el maldito sentimiento de siempre invade cada milímetro de mi piel. El mismo que vengo acarreando por tanto tiempo ya, que casi me acostumbro a sus efectos secundarios: ardor en el pecho, dificultad para respirar profundo y un incontenible deseo de romper el mundo en trillones de micro partículas.

He caído en la cuenta que las sesiones con Elena parecen sacarlo a flote: reacciona como una especie de animal enjaulado, violento y desesperado por alimentarse.

Suspiro con cansancio, pasándome una mano temblorosa por mi cabello arremolinado por la brisa. Fijando la vista en el vaivén de las ramas de unos álamos que tengo enfrente, no puedo dejar de notar como todo a mi alrededor parece filoso, si me muevo unos centímetros a la izquierda de mi Yamaha voy a desangrarme.

Basta, Noah. Aunque sea intenta sacudirte esta pesadez de encima. Deja de actuar como un idiota congelado en el pavimento que la gente ya te mira raro.

Tengo que salir de aquí, subirme a mi moto y dejar que la vida se me pase volando con cada kilómetro que acelero. Balanceo mi pierna izquierda por encima del asiento de cuero y entonces sucede: mi celular vibra en el bolsillo trasero de mis jeans negros. Con el corazón acelerado retumbando en los oídos, lo saco en menos de un segundo, pero el alma se me cae al suelo de ver que no es Park quien me ha mandado un mensaje. Es Savy que quiere verme. Cuesta tragarme la desilusión, sin embargo, a la vez me alegra un poco el hecho de que a mi hermana mayor le interese saber cómo estoy.


Savvy: Pssssttt? Te extraño. Cafecito hoy en The Spot???

Noah: Okay, nos vemos en 15'. 

Savvy: LLevo toalla? jeje

noah: Muy graciosa uwu


***


Conducir me aclara la cabeza, y a decir verdad anhelo una buena taza de café con alguien en quien confío plenamente. Ni bien entro a The Spot, Savy ya me está saludando con su melena de cabello rubio atado en una coleta alta que ondea con el movimiento de su brazo. Es hermosa, por dentro y por fuera. Haría lo que fuera por ella, es mi mejor amiga y la única razón por la cual sigo en pie. Su eterno optimismo y calidez me ha mantenido a raya cada vez que mis pensamientos depresivos deciden jugarme una mala pasada. Hace tiempo he dejado de esconderle mi tristeza. Ella ve a través de mí con prístina claridad, y mentirle solo logra romperle el corazón, cosa que odio más que a mi mismo.

—¿Y? ¿Cómo estuvo la sesión? —No se anda con rodeos, cosa muy típica de ella.

Devuelvo su amplia sonrisa con otra lo mejor que me sale. Aunque una vez que nuestras miradas se encuentran, me cuesta mantenerla, viendo con dolor como intenta esconder la preocupación en sus ojos.

—Agotadora —le respondo, abrazándola brevemente mientras ella asiente con empatía. Lo que me encanta de Savana es que no tolera tonterías de nadie. Va directo al grano, preguntando aquello que considera importante y dando su opinión con honestidad. Siempre ha sido así, y es por ello que aprecio tanto su punto de vista en todo lo que considero valioso en mi vida. Y vaya si tengo una bomba para ella atorada en mi pecho, esperando explotar ni bien me acomode en la silla de hierro que tengo enfrente.

—Apuesto a que Elena te está haciendo la vida imposible —me dice, dejando escapar una risita entrecortada —. Ella y sus preguntas con doble sentido.

—La verdad es que sí. Juro que a esta mujer no se le escapa nada. Me hace tomar conciencia de cada una de las cagadas que he cometido en estos años. Y Sav... Son un montón.

Mi hermana abre la boca para retrucar lo que acabo de decir con la determinación dilatando sus pupilas, pero se acerca el mozo y termina ordenando dos capuchinos con medialunas, sabiendo muy bien cuáles son mis favoritas, dicho sea de paso.

—Noah...

—No, no. Déjame que termine, por favor. Cada visita a su consultorio, significa una rotura más de la cual soy consciente. Y esas también son demasiadas, hermanita.

—No digas eso, Nono. Tú no estás roto —Baja la vista. Y aunque lucha por detenerlas, dos lágrimas gruesas corren por sus mejillas.

Hay tanta congoja en sus palabras que me arrepiento de haberle dicho lo anterior. Tomo su mano con delicadeza, y ella no demora en apretármela con fuerza.

—Sav, no me gusta hacerte daño. Hablemos de otra cosa.

—No. No digas pavadas. Quiero saberlo todo. Explícame por qué piensas eso.

—¿Qué cosa? —le pregunto, haciéndome el tonto, cosa que logra unos cuantos resoplidos de su parte.

—Ya sabes —Suspira profundo, como si le costara enunciar lo que sigue —. ¿Qué te hace creer que estás roto?

—M-me di por vencido en ese océano, sis. ¿Por qué? Ni idea. Pero es la verdad. Eso es lo que pasó.

Savana jadea con mis últimas palabras, tratando de disimularlo con un largo sorbo de humeante café. Le doy su tiempo, sé que lo necesita. Mientras tanto, devoro tres medialunas al hilo, cual lobo hambriento, logrando otra sonrisa de su parte. Ella detesta y ama a la vez verme aspirar la comida, y es por eso que claramente lo hago cada vez que estamos juntos.

—Eres un cerdo comiendo, Nono —me dice, poniendo los ojos en blanco.

—Oink.

—Muy gracioso. En fin, volviendo al tema. Es por eso que necesitas a Elena. Ella puede ayudarte a descubrir la razón por la cual sucedió lo que sucedió... Y lo que es más importante aun: darte herramientas para evitar quedar atrapado en una situación similar... estrategias para que algo así nunca vuelva a ocurrir.

La adoro por enfatizar sus últimas palabras. Es como si quisiera protegerme de todo lo que me rodea, sin que yo me dé cuenta.

Me doy cuenta, Savy. Me doy cuenta y te amo por ello.

Miro a mi hermana por una fracción de segundo, al mismo tiempo que ambos tomamos nuestros capuchinos en un silencio cómodo. Hay marcas de preocupación en sus delicadas facciones, líneas que dicen: "aquí fue cuando Noah bebió de más", o "esto es por cuando se desapareció de la faz del planeta por casi dos días", o "dijo que iba a cenar con nosotros, pero en vez de eso, intentó suicidarse en el océano"...

Dios mío, su rostro es un mapa de mis equivocaciones... Cuánto lo siento, hermanita. Ojalá supiera la forma de apagar este desconsuelo que llevo dentro, borrar de mi ADN todo trazo de estupidez, regenerar todas mis células para ser el hermano que te mereces.

—Me esforzaré más, lo prometo.

Ella sonríe, mordisquea su medialuna, toma otro sorbo de café y cuando termina, sus ojos se clavan en los míos.

—No necesitas hacer nada más que ser mi hermano, el que quiero hasta que las estrellas se apaguen.

—Eso no va a suceder, o al menos no nos daríamos cuenta —le contesto, estirando mi brazo para jalarle un poco su coleta.

—Auch. Precisamente. Pero basta de sensiblerías. Hay algo que me muero por preguntarte.

—Aquí vamos...

—Nono, sabes que voy a hacerlo quieras o no —Se carcajea y es contagioso.

—Adelante pues...

—Bueno... noto algo diferente en ti, no sé cómo explicarlo en detalle, no obstante estás cambiado.

—Tus poderes de percepción no tienen límites. ¿Estás seguro de que no eres una bruja disfrazada?

—Idiota. Trata de evitar el tema, pero sabes que tengo razón. Aparte, estaba tirando verde para recoger maduro. Y por la forma en que te sonrojas, definitivamente encontré algo jugoso.

No tienes idea. Tú lo pediste, sis. Aquí te va sin anestesia.

—Conocí a alguien —Mis palabras cuelgan en el aire, frente a nosotros. Me recuesto en el respaldo de mi silla, satisfecho conmigo mismo. La he dejado pasmada, sus ojos se abren de sorpresa y yo me quedo allí, como una estatua, divertido con sus reacciones.

—¿En serio? ¡Mierda! Cuéntamelo todo, YA... —Sus manos se mueven hacia arriba para cubrir su boca abierta.

—Savy, eres una payasa. Me haces reír.

—Me importa un bledo, me cuentas o te asesino. ¿Cuándo pasó? —Se inclina hacia delante. Su expresión no tiene precio.

—Mientras me estaba ahogando, en realidad.

—Noah... no hagas bromas así. N-

—Espera. Déjame terminar. ¿Recuerdas lo empapado que estaba?

—Si, claro.

—Bien. ¿Recuerdas que estaba usando una sudadera negra ese día cuando viniste a buscarme?

—El Día de la Toalla —Savy siempre se vuelve sarcástica cuando está nerviosa. Arquea una ceja y yo rio ante su comportamiento descarado.

—Sí, sí. El Día de la Toalla. Ese mismo.

Me detengo, creando tensión, revolviendo mi café con tal concentración que parece que mi vida dependiera de ello. Ella cae en la trampa, como abeja a la miel.

—NOAH RILEY. Vas a ir al grano ¿o qué? —Sus uñas golpean la porcelana blanca de la taza con impaciencia. Me rio por lo bajo. Y aclaro mi garganta.

—Bueno... esa sudadera pertenece a la persona que me rescató, y que también va a Pratt.

—¿Qué? ¿De verdad? ¿Ambos van al mismo instituto?

—Sip.

No sé por qué, pero hablar con Savy de Park levanta las nubes en mi mente, detiene el diluvio intermitente bajo el que estoy viviendo, al menos por ahora.

—Nono, es algo asombroso. Realmente parece sacado de una película —Ella me sonríe ampliamente. Un sorbo de café más tarde, la picardía vuelve a su mirada. Se muerde el labio, pero persevera y termina hablando.

—Además... ahora que hago memoria, esa sudadera que tenías puesta es masculina. ¿Me equivoco?

—No. No te equivocas —le devuelvo la sonrisa con las mejillas acaloradas. Lo que veo en su rostro no es prejuicio, ni discriminación. Todo lo contrario.

—No te haces una idea de lo mucho que he esperado verte así, Nono.

—¿Así cómo? —El sol se pone a sus espaldas, lo veo desde el ventanal que da a la calle. Es una puesta de sol rosa y perezosa. Es perfecta. Al igual que este momento que estamos compartiendo.

—Despierto —Su respuesta, esa única palabra, me abraza como ninguna otra cosa. Dejo escapar un pequeño suspiro ahogado, y ella simplemente me toma la mano derecha, dándole un fuerte apretón.

Ambos terminamos pidiendo muchas más medialunas, rellenas de jamón y queso esta vez, litros de jugo de naranja y chocolate caliente. Saboreamos todo hablando de tonterías, mientras la última luz de la tarde nos observa cómplice de todo y de nada.

El tiempo se diluye, entre bromas, y risas despreocupadas. No sé cómo lo logra, pero sigue comiendo y bebiendo sin soltar mi mano.

Ni. Una. Sola. Vez.








N/A

¿Me extrañaban? Yo sí, y mucho!!! Luego de unas vacaciones en las cuales pude descansar esta cabecita loca que Dios me dio, he vuelto con todo!!!


La anticipación de que conozcan a Park en detalle me esta matandooooo!!!

Se vieneeeeeee!!!! *huye a escribirles mas capis*

Pd. Como soy una loca, y no me gustan nada las rutinas ni las reglas, esperen actualizaciones locas, capaz dos por semana, capaz mas, pero siempre algo seguro!!! De aquí hasta el final no me para nadie!!!


Continue Reading

You'll Also Like

33.5K 4.1K 8
Después de la boda de Isis y Caleb, Manu y Matías se quedan solos en el departamento por cinco días ¿Qué podría salir mal? Editado por: @PerversoElQu...
95.4K 9.3K 46
"Has recibido una solicitud de amistad de Isaac Edwin." Primer libro de la bilogía "Amor Incondicional".
1.2K 141 35
Erick e Iván son dos chicos con oscuros pasados y con tempestades que aún no los dejan tranquilos. Son polo opuestos, pero se darán cuenta que ambos...
335K 13K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...