Baskerville |h.s|

By zarrysm_hpt

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Cuando lo vi por primera vez, no hubiese imaginado todo lo que iba a provocar. Esos ojos esmeralda podrían en... More

Baskerville
Capitulo 1.
Capítulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Capitulo 8.
Capitulo 9.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14
Capitulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capitulo 18.
Capitulo 19
Capitulo 20.
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27

Capitulo 10

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By zarrysm_hpt

Capitulo 10: Debería ser especial.

 |Kate |

Estaba abrumada. 

Ha pasado casi una semana y no he visto a Francis en todos estos días. Siempre que salía del castillo con la intención de encontrármelo, terminaba en una larga charla con Pier o Michael, quienes eran los rostros que más he visto, ya que solían pasearse por las afueras del castillo todo el tiempo esperando por verme.

Se los agradezco, claro que si, ellos están poniendo demasiado de su parte, por sobre todo Pier, que se nota que se esfuerza en mantenerme una conversación más o menos entretenida, ya que Michael es mucho más elogio que otra cosa. Aun que él me llama mucho más la atención y no debo olvidar las palabras de la Reina acerca de Pier, por más cruel que suene. 

Aún no he tenido la oportunidad de hablar con Beatriz. Aunque no sabría si iba a ser capaz de volver a mirarla luego de la última imagen que tuve de ella: casi desnuda en la cama con Harry. Una imagen que de cierta manera me perturbaba y recordar lo que sentí me hacía querer arrancarme la cabeza, siN embargo, esperaba que ella no supiera que yo se de ese momento para no traerlo a la vida nuevamente, ya que al momento de hablarlo con Harry traté de pasarlo desapercibido, pero era difícil. Esa sensación en mi entrepierna no podía dejar de crecer al momento de cerrar los ojos en la noche; pero al menos lo había superado.

 Sentí dos toques ligeros en la puerta que me hizo desconcentrarme de mi nueva lectura. Me acomodé en la cama ya que me encontraba casi desparramada en ella, así que obtuve una posición más decente para que la persona fuera de mi habitación no pensara que soy una desubicada.

—¡Pase!— exclamé, acomodando los últimos retoques de los mechones de mi cabello que estaban esparcidos. 

Luego de eso, la puerta se abrió mostrando a Leah. Ella me sonrió al instante y me miró con ternura. Le devolví la sonrisa sin mostrar mis dientes y cerré el libro hasta ponerlo en mi regazo. 

—¿Si, Leah?— pregunté.

—Princesa Katherine, hay un chico preguntando por usted en la entrada del castillo.— informó. Fruncí el ceño, nunca suelen buscarme en la puerta y esto me parecía un poco raro. 

—¿Dijo su nombre?— inquirí.

—Uhm, creo que si, pero lo olvidé.— soltó una pequeña risa. No la iba a culpar, Leah solía ser muy olvidadiza. Por lo que me daba cuenta, no era ninguno de mis pretendientes, ya que ella los reconocería de inmediato.

—Dile que bajaré en un momento ¿Mi madre sabe?

—Su madre está en el salón principal en este momento, arreglando algunas cosas con Ernie acerca del próximo baile.— comentó, yo asentí con la cabeza.

Leah se despidió con la mano y cerró la puerta de mi habitación, dejándome nuevamente sola. 

Me cambié el trapo blanco insípido que llevaba por un vestido amarillo pastel, un tanto simple para estar más cómoda. Me puse al frente del espejo y agregué un par de flores a mi peinado para parecer lo más casual posible; por último, rocié un poco de loción en mi cuerpo para tener un olor decente y disimular que no me he duchado desde ayer en la noche, aunque sabía que no se notaba en lo absoluto, no podía arriesgarme. 

Salí de mi habitación y recorrí todo el castillo hasta llegar a la entrada, donde pude observar las puertas cerradas. Pedí amablemente a los guardias que las abrieran, cosa que hicieron enseguida. 

Me sorprendí al ver a la persona que estaba buscando por mi. No se por qué no me lo imaginé desde un principio, ya que era totalmente de esperarse. 

Se giró a mirarme y me entregó una cálida sonrisa, la cual se la devolví de la misma manera. 

—Princesa.— saludó , haciendo una reverencia.

—Milton.— repliqué — Han pasado días de que no nos vemos, pensé que te habías ido.—dije con cierta pena. A pesar de haberlo conocido un día, era un chico maravilloso y muy entretenido, en parte lo había extrañado.

—Bueno, precisamente venía a eso. A despedirme.— Se encogió de hombros y apretó sus labios. Caminé hasta llegar hacia él con el ceño fruncido.

No quería que se devolviera al pueblo, no cuando la gente de ahí lo trata tan mal y su vida peligra todos los días por esas bestias mal habladas. 

—Oh ¿Te vas?— pregunté sorprendida, llegando hacia él y entrelazando mi brazo con el suyo, así emprendiendo camino hacia las calles entierradas de Windsor.— No te vayas, es muy pronto ¿La has estado pasando mal con el príncipe Harry? Si quieres yo puedo hablar con él, o tal vez puedo conseguirte un mejor sitio ¿Qué opinas? 

—No, no. Muchas gracias, princesa, pero necesito ir a ver a mi madre. He sido muy desconsiderado y estoy seguro de que cuando regrese me matará por no haber aparecido en una semana.

Bueno, eso es muy válido. 

—Y no se preocupe por Harry, lo he pasado muy bien y me ha recibido muy bien en su casa, él y el príncipe Francis.— continuó. Agaché la cabeza y reprimí una sonrisa al escuchar el nombre de Francis.

—Entonces espero que vuelvas pronto. Estás invitado al baile que se realizará en unos cuantos días más, puedes venir junto a Beatriz.— le dije con entusiasmo.— Y con tu madre, claro. 

—¿Enserio? ¡ella estará muy emocionada con esa invitación!— exclamó —¿Y... Quién es Beatriz?— se hizo el desentendido.

Entrecerré los ojos en su dirección, matándolo con la mirada. Él sonrió incómodo y desvió los ojos.

—Lo siento, no conozco a ninguna Beatriz.— negó con la cabeza.

—No quiero entrar en detalles de quién y cómo supe que Florence era Beatriz, pero quiero que sepas que me estás lastimando demasiado por la manera en la que me mientes.— le respondí con cierta reprenda. Milton de inmediato cambió su expresión a una de arrepentimiento, sacudiendo su mano libre y mirándome con tristeza.

—No, disculpe, no quería mentirle así, lo que pasa es que... Es que...— pensó— Harry es una persona muy mentirosa ¡Ni yo sabía que le había cambiado el nombre! Pero no podía delatarlo de esa manera, princesa, espero que me entienda.

—Oh, claro que lo entiendo. Beatriz y Harry no son primos y están completamente enamorados, las cosas pasan así y nadie puede elegir de quien se enamora. Sin embargo, a pesar de que me mintieron descaradamente, los perdono, usted es muy influenciable y Harry es una muy mala influencia.— recalqué. ÉL soltó una risa incómoda. 

—Lo es, es una pésima influencia.— musitó entre dientes.— Pero lo amo, es mi mejor amigo y una increíble persona.

—Oh, lo es, no lo dudo.— si que lo dudaba.— En fin, espero no vuelvas a ocultarme nada, también me gustaría considerarte mi amigo. Es por eso que quiero que vuelvas pronto, ya que tienes mi autorización para poder ingresar cuando gustes. 

—Aquí estaré, también seremos los mejores amigos. Una pregunta ¿Podría considerar convertirme en su limpiabotas cuando se convierta en reina? Ya sabe, mi madre se especializa en ello y sería un gusto para mi poder ser parte de su limpieza.— comentó. 

Apreté los labios y ladeé la cabeza, mirando hacia el frente. ¿Sería eso una buena idea? No me gustaría que fuese un simple limpiabotas.

—Lo consideraré, Milton.

Cuando llegamos al extremo del parque, sabía que era el momento de dejarlo ir para que se devolviera al pueblo. Bajé las comisuras de mis labios con tristeza y sentí una presión en mi corazón, quizás estaba siendo muy sentimental, pero es cierto cuando digo que me duele que se devuelve a ese lugar donde es tan maltratado, siendo él un alma tan linda y alegre. Por mi, lo secuestraría en el castillo y lo ocultaría de por vida. 

Aunque se que es imposible, el castillo tiene muchísima protección y no tardarían en descubrirlo.

Hizo una pequeña reverencia y tomó mi mano, dándole un suave beso en el dorso de ella. Tuvo la intención de arrodillarse, pero no se lo permití, por lo que solo se quedó con el intento. Finalmente, se despidió de mi con la mano y comenzó a subir las colinas que lo guiaban hacia el puente. 

Cuando desapareció de vista, boté toda la tensión que tenía en mis hombros, dejándolos desplomados. Di media vuelta con intenciones de volver al castillo para retomar mi lectura, pero me encontré con dos figuras conocidas frente a mi, ambos mirándome con una ceja alzada, casi con la misma impresión de "¿Qué estás haciendo?".

—Uhm... ¿Hola?— dije dudosa. Ellos, como si no fuesen de la misma sangre, se cruzaron de brazos al mismo tiempo y ahora en vez de alzar una ceja, levantaron las dos. Parecía un espejismo. 

—¿Quién es ese?— preguntó Mathias. 

—¿Y por qué lo acompañas hasta aquí?— prosiguió Elizabeth. 

Carraspeé mi garganta incómoda. 

—Pues... ehm...— tragué saliva y separé los labios, sin embargo, anda salía de ellos.

Pues... ehm...— repitió mi mellizo, avanzando hacia mi con la misma mirada interrogatoria y girando sobre mi eje, analizándome como si hubiese cometido un delito.

—E-Él es Milton.— me encogí de hombros y comencé a jugar con mis dedos por sobre mi regazo.

—¿Milton? Mhm, nunca lo había visto por aquí.— contestó Elizabeth, haciendo el mismo recorrido alrededor mío.— ¿Qué estaban haciendo con él?

—¿Qué hablaban tanto?

—¿Estás haciendo cosas indebidas, Katherine Baskerville?

—¿La reina sabe que estás viéndote con otro hombre que no son tus pretendientes, pequeña rata?

—¿Cuáles son tus intenciones?

—¡Suficiente!— exclamé antes de que Elizabeth replicara con otra pregunta sugestiva.— Milton es un amigo, lo conocí hace un par de días, no tengo otras intenciones con él.

—¿Ah, si? Sabes que no tienes permiso para tener amigos en el proceso de elección, Katherine, es un riesgo para tu reinado.— me dijo Mathias, deteniendo sus pasos frente a mi. 

—Lo sé, pero son cosas diferentes. — expliqué, tratando de parecer convincente.

—Sabes lo que te diría mamá acerca de esto.— habló Elizabeth, poniéndose junto a su hermano menor. 

—Lo sé. De igual manera, prefiero darles las explicaciones correspondientes a ella, no a ustedes.—estiré mis labios en una sonrisa hipócrita.

—Espero que sean buenas, porque te aseguro que no le gustará nada.— replicó nuevamente Elizabeth. 

—Nada de nada.— apoyó Mathias.

—Ugh, déjenme en paz.— rodé los ojos y pasé a través de ellos, separándolos y así poder comenzar el retorno a mi hogar. — Yo sabré con quien juntarme, con quien ir de la mano, con quien llevarme bien. Soy la futura reina y nadie va a decirme qué hacer, ni ahora ni después.— respondí con cierta molestia. 

—Ya, no te pongas tan sensible.— se burló mi mellizo.— No lo digas como si te envidiáramos. Solo no queremos que la reina te diga algo que quizás te pueda afectar.

Y tiene razón. Mi madre a estado siendo demasiado estricta estas semanas, mucho más de lo que fue antes de que se me cayera un cargo tan grande por sobre los hombros. Algo me dice que mi elección tiene mucho que ver con lo que ella quiere también, aunque se que eso significa lo mejor para mi, sin embargo, no es muy directa para decir las cosas. Por eso pienso que tal vez no quiere entrometerse demasiado, solo espera a que no la decepcione.

Suspiré.

—De verdad les digo, no hay nada malo entre Milton y yo. Tengo claro cual es mi objetivo y no quiero que piensen mal de mi, es solo eso.— dije cabizbaja, sintiendo como ambos comenzaban a caminar a mis costados. 

La mano de Elizabeth se posicionó en mi espalda, acariciándola suavemente. Era un acto de consolación, ella suele hacerlo siempre y de alguna manera me hace sentir que todo lo molestos que fueron hace unos instantes, solo era para que tomara en cuenta mis acciones y que no lo hacían para lastimarme.

—Te creemos, pequeña rata.— comentó— Bueno, al menos solo porque escuchamos parte de su conversación.

Abrí los ojos ampliamente al oír eso. Alcé la cabeza y la miré casi con espanto.

—¿Qué fue exactamente lo que escucharon?— pregunté con inquietud. No podía arriesgarme a que ellos supieran acerca de Beatriz y Harry. 

—Uhm, pues, sobre que le gustaría que consideraras el ser tu limpiabotas.— dijo ella confusa por mi reacción.

—Y dijo algo sobre el fracasado Styles, solo que no llegamos a escuchar bien.— prosiguió Mathias. Yo lo miré fulminante, odiaba que lo llamara así. 

No obstante, sentí alivio. Ellos solo habían escuchado el final.

—Bueno, hablando de fracasados.— canturreó Elizabeth, mirando hacia el frente.

Seguí su mirada y pude divisar a Harry. Sonreí por inercia.

—Bueno, como sea. Sabes que cualquier cosa que necesites puedes contar con nosotros, tu sabes que a pesar de que seamos molestos contigo no significa que no te amemos.

—Lo hacemos, Katherine, y queremos lo mejor para ti.— comentó Elizabeth.

—Si, bueno, iré con Harry.— avisé obviándolos, apurando mi paso. Pero las grandes manos de Mathias atraparon mi antebrazo logrando que dejase de caminar y volteara hacia él.

—Estamos teniendo una conversación por aquí ¿Nos vas a dejar por irte con él?— alzó una ceja.

—si, lo haré.— respondí como si fuese la cosa más obvia del mundo. 

Odiaba hacerlo, pero sabía que mis ganas de ir a discutir con Harry eran más grandes que tener una conversación emocional con mis hermanos, ya que siempre terminan poniéndose demasiado sentimentales y cuando lo consiguen, logran sacarme más información de la que deberían porque yo suelo desahogarme con ellos, todo el tiempo, y no quería que mi boca cometiera un error de lo que me iba a arrepentir de por vida.

Deberían estar acostumbrados, últimamente siempre los dejo cuando se ponen sensibles, porque me di cuenta de sus verdaderas intenciones. Como esa vez que les confesé sin querer lo culpable que me había hecho sentir un sueño medio perturbador que tuve con un chico que había conocido el mismo día: prácticamente soñé que me besaba con un desconocido. Los amorosos no le contaron nada a los reyes, pero si se la pasaron molestándome casi por un mes, y solo porque me dijeron que me amaban demasiado y era la mejor hermana del mundo.

Soy demasiado fácil para esas cosas. 

Me zafé de su agarre y corrí hacia el rizado, el cual tenía cara de pocos amigos mientras lo podía observar teniendo una pequeña conversación no muy agradable con el pequeño Lukas, el niño que vino del pueblo ¿Qué está pasando?

Cuando estuve lo suficientemente cerca, casi al frente de ellos, pude deducir lo que pasaba. 

—¡Yo lo encontré primero!— reclamó Harry, tratando de abrir el puño de Lukas que se encontraba fuertemente cerrado.— ¡Devuélvemelo, mocoso!

—¡Harry!— lo reté molesta por aquel insulto.— Lukas...— me agaché, poniendo mis manos sobre mis rodillas tratando de quedar más o menos a la altura del niño— ¿Qué es lo que tienes ahí?— pregunté agudizando la voz.

Harry alejó su mano de la de Lukas para así poder permitirle mostrarme lo que estaba ocultando. El niño, con timidez, abrió su mano lentamente revelando una pequeña libra esterlina. 

Solté un largo suspiro, lleno de incredulidad. ¿Realmente estaba peleando por una moneda? ¿Cuántos años cree que tiene?

—Yo la encontré primero, es mi moneda.— volvió a repetir Harry, recibiendo una mirada asesina de mi parte para que cerrara la boca. 

Cambié la expresión de fastidio de mi rostro por una mucho más cordial. Sonreí y achiné los ojos.

—¿Lukas, podrías devolverme esa monedita al príncipe Harry? Si no se la devuelves, él se pondrá muy triste.— hice un pequeño puchero— Si gustas, puedo darte muchas de esas ¿Qué dices?— ofrecí, acariciándole el cabello con ternura. 

—P-Pero yo la encontré primero...— balbuceó el niño cabizbajo.

—Lo se, pequeño, no lo dudo. Pero el príncipe es un poco gruñón. Déjale esa moneda y tu obtendrás el doble, saldrás ganando.— alcé las cejas sugestivamente. Lukas dibujó una pequeña sonrisa en el rostro y comenzó a asentir efusivamente con la cabeza. 

Extendí mi mano frente a él y no tardó en poner la libra esterlina en la palma de mi mano. Lo felicité por obedecer y le dije que en un tiempo más lo buscaré para darle lo prometido. Luego de eso, se alejó de nosotros. 

Giré mi rostro hacia Harry, volviendo con mi cara fastidiada.

—Lo malcrías, Kate.— recriminó. Hizo el amague de quitarme la moneda, pero cerré el puño antes de que lo consiguiera. El rizado frunció el ceño e intentó arrebatármela de nuevo, pero retrocedí un paso para evitar que me alcanzara.

—Voy a tener que darte unas buenas clases de cómo tratar a las personas con amabilidad, Harry.

—Él no es una persona, es un mocoso.— recalcó.— y te hizo caso porque eres la futura reina.

—Es un niño.— corregí— y un niño es una persona.

Guardé la moneda en uno de los bolsillos de mi vestido y me senté en la banca de madera que se encontraba a unos metros de nosotros, esperando que él me siguiera; cosa que hizo de inmediato, sentándose junto a mi.

—¿Entonces me darás la moneda?— alzó una ceja.

—No lo haré. Se la daré a Lukas como prometí.

—Le dijiste que le darás más monedas, no mi moneda.

—Basta, Harry, pareces tú un mocoso.— negué con la cabeza— de seguro tienes más que ese niño, no seas egoísta.

—¡Pues si, tengo mucho más!— reclamó obvio— pero esa la encontré bajo una roca ¿Sabes lo difícil que es encontrar dinero bajo las rocas en estos tiempos? ¡Era mi moneda de la suerte!— manifestó casi abrumado por haberle quitado su moneda. 

Rodé los ojos por su exageración.

Cuando notó que no iba a recibir respuesta de mi parte. Bufó, cruzándose de brazos y recostándose en el respaldo de la banca, con el entrecejo fruncido y los labios levemente salidos hacia afuera, tal como un niño.

—Bien. No me importa.— espetó enojado.— Y justo cuando tenía buenas noticias para ti.

Alcé las cejas de inmediato y me giré para verlo. Al notar mi interés, las comisuras de sus labios se levantaron con lentitud, pero no para formar una sonrisa completa.

—¿Qué buenas noticias? ¿Acerca de qué?— pregunté rápidamente.

—Si quieres saber, tienes que comprar mis palabras.— comentó. Entrecerré los ojos y negué con la cabeza, sin poder creer lo manipulador que podía llegar a ser. 

—No creo que te sientas con el derecho de manipularme, Harry. Te recuerdo que deberías ser tú la persona que tendría que estar comprando mi silencio.— recalqué las últimas dos palabras, dando vuelta el juego. 

El rizado se recompuso en la silla, quedando erguido a mi lado pero con el torso volteado a mi dirección. 

—No te atreverías.

—Sabes que si. No me molestaría en cobrarle la venganza al pretendiente que no tiene interés en tomar mi mano ¿Sabes como eso me hace sentir?— fingí un puchero, pero sin dejar de ser amenazante.— ¿Sabes cómo eso haría sentir a tu padre?

—En qué te has convertido.— arrugó su nariz, mirándome con reto.— O quizás siempre has sido así de horrible.

—Hey.— palmoteé su muslo suavemente, quitándole la falsa tensión a nuestra conversación.

Claro que no iba a delatarlo, pero quiero que me diga de qué se trata su buena noticia. 

—Ya, te lo diré.— Harry sonrió— Pero cuando te lo diga, no puedo aceptar un no como respuesta.

—No pienso ir nuevamente a ese bar contigo, olvídalo.— repliqué de inmediato, pensando en que esa podría ser aquella opción y definitivamente no la iba a aceptar. 

—No es eso.— rodó los ojos y chasqueó la lengua.— es algo mucho mejor, algo que hará que tu frágil e indecente corazón explote de amor.— canturreó, con la intención de llevar su dedo índice a mi pecho, cosa que detuve al instante, sacudiendo mi mano y no dejando que cumpliera su objetivo.

—Habla.— apuré impaciente. Sentí como el corazón comenzaba a acelerarse aun si haber escuchado lo que tenía por decir.

—Te conseguí una cita con Francis.— soltó, así de la nada. 

Tragué duramente y sentí como los colores retornaron a mi rostro, sintiéndolo completamente caliente. No me lo esperaba y no sabía que decir, pero creo que mis acciones me estaban delatando. 

Harry sonrió triunfador, sabiendo perfectamente lo que había provocado en mi. 

—¿Q-qué?— balbuceé. 

—Lo que oíste, tomate. Te conseguí una cita con mi hermano.— repitió.— es por eso que no ha querido presenciarse frente a ti en estos días, ya sabes como es.— se encogió de hombros— Oh, bueno, no sabes. Pero prácticamente le gusta actuar sigilosamente; con el mentiroso de Pier, el hostigoso de Michael y el pedófilo de Charles te has visto todo el tiempo ¿Es aburrido, verdad? En cambio que no te hayas visto con el inútil de mi hermano, hace crecer un poco más la duda en ti y eso logra mucho más interés.. Oh, creo que he hablado mucho.— atrapó su labio inferior con los dientes, poniendo cara de que ha metido las patas.— Bueno, no es que te haya contado todo su plan de conquista ¿Verdad?— rió sin gracia, tratando de hacerlo parecer desapercibido— Porque no es así, claro que no.

— Que lindo es tenerte de amigo, Harry Styles.— le sonreí orgullosa, palmando su espalda.

Su plan estaba funcionando a la perfección, entonces.

Aún así, mi interior estaba revoloteando y hasta me dieron ganas de acostarme y no saber más de la vida por lo nerviosa que me había puesto. No pensaba que algo así estaba pasando y sinceramente esperaba no quedar en blanco cuando finalmente vea a Francis, que por el momento, a sido el hombre que más sentimientos me provoca. Por eso es que sigue liderando la lista.

Siento que ya lo amo. 

Ahora, la pregunta es ¿Qué se supone que haga? si, ya he tenido cita con él, con todos en realidad. Pero esta vez es diferente, esta vez no es un paseo de diez minutos charlando de la vida, no es una cena donde el objetivo es conocerse, no es algo planeado -bueno, no por los reyes al menos. Esta vez es algo más íntimo, más personal ¿Qué se supone que le diré? Ya sabe lo básico de mi, lo que me gusta, mis aspiraciones, lo que pretendo hacer cuando me case. Ya se lo básico de él, supongo. Entonces ¿Qué es lo que...

—Viendo la cara de angustia que tienes en este momento, me puedo imaginar que no tienes idea de cómo reaccionar en la cita.— el rizado interrumpió mis pensamientos dando justo en el clavo.— Es por eso que estoy aquí, princesa. Yo te diré lo que vas a ser y tu solo me harás caso.— sonrió, mostrando la hilera de sus dientes. 

Apreté mis labios y lo miré dudosa, no sabía si confiar en aquellas palabras. 

—No creo que sea correct...

—¿Quién conoce más a Francis, que su propio hermano menor? ¡Exacto! Su hermano menor.— se apuntó a él mismo con ambas manos— Sabemos que es un posible merecedor de la corona, por lo que los ayudaré mutuamente a llevar a cabo su amor. De alguna manera tengo que pagar que estés encubriendo el mío ¿Verdad?

Asentí con la cabeza lentamente. 

—Dime, entonces ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué podría preguntarle? ¿Dónde podríamos ir? ¿Qué es lo que le afecta y lo pone triste para no llevarlo a ese tema? ¿Qué lo hace extremadamente feliz para conversar acerca de eso por horas? ¿Cómo tengo que actuar para poder interesarle más?— lo invadí de preguntas que ni yo podía pensarlas antes de soltarlas.

—Hey, hey, hey.— me detuvo— Primero que todo, él tiene que tener esas interrogativas, no tú. Tu después verás si te entretuvo o no.— se encogió de hombros.— Aunque si te aconsejo que seas más divertida.

Y de nuevo con eso. 

—¿Y ese vendría siendo tu único consejo?— alcé una ceja.

Tarareó en negativa, sacudiendo la cabeza. 

—Bésalo.— soltó.

Fruncí el ceño, espantada por su petición. 

—No me mires así, Kate, tienes que besarlo.— repitió tan seguro como nunca lo había escuchado. 

—Estás loco, no lo besaré, no puedo besarlo.— negué con la cabeza, formulando una sonrisa un tanto incómoda.

Me levanté de la banca y comencé a pasearme frente a él de un lado a otro con lentitud, para no parecer tan nerviosa. Nuevamente los dedos de mis manos se movieron, entrelazándose entre ellos y creando una pequeña batalla para simular el temblor que tenía.

No podía besarlo, eso es imposible ¿Cómo siquiera se le pasó por la cabeza?

—Si puedes, solo que te pones demasiado nerviosa con siquiera pensarlo.— lo oí decir —No me vas a decir a mi que no lo has besado en tu cabeza, porque estoy segura que lo has hecho.

Tragué duramente. 

—No, no lo he hecho.— mentí. Lo he pensado pocas veces, para poder visualizar como podría verse, al menos, pero no soy capaz de besar, no así.— Además, nuestro beso tiene que ser cuando nos casemos

—¿Quién dijo esa estupidez?— preguntó— Yo soy príncipe, no estoy casado y ya besé a mi futura esposa.— se encogió de hombros— Y Francis tampoco está casado y ya ha bes...

—¿Ha besado?— lo interrumpí, mirándolo atónita.

—Uhm, eh, pues, no. No, princesa, supongo que no.— dijo con cierto nerviosismo ¿Me está mintiendo? Esperaba que no.— pero sería lindo que lo hicieran ustedes en esa cita. ¿Qué mejor que unir sus sentimientos en un lindo, suave y tierno beso?— se levantó de la banca y caminó hacia mi, yo detuve mi caminar— así como los lees en tus libros, tal y como te hacen sentir cuando te los relatan entre líneas.— se acercó lo suficiente a mi espacio personal hasta lograr quedar a escasos centímetros, provocando que retrocediera un poco. Su mirada era enternecedora, junto con una sonrisa de oreja a oreja que dibujaban sus labios. 

—Pues, ehm...— tomé una bocanada de aire, estaba demasiado nerviosa, supongo que por la idea de besar a Francis— C-creo que hay un problema con eso...— tartamudeé. Harry juntó sus cejas pero sin eliminar aquella sonrisa que me estaba poniendo los pelos de punta. 

—¿Y ese sería...?— preguntó, esperando a que yo terminara su cuestionamiento.

—Es que yo... uhm...— agaché la mirada, así cortando el contacto visual.— No se... no sé b-besar. No se cómo besar.— respondí con el tono más bajo de lo normal.

Un silencio nos envolvió, haciéndome sentir más roja que antes por admitirle aquello.

—Mhm, ya me lo imaginaba.— respondió luego de unos segundos como si hubiese sido la cosa más obvia del mundo.

Observé como se alejaba de mi, por lo que pude tener la libertad de alzar la cabeza sin sentirme tan cohibida por su cercanía. 

—Uhm... ¿Lo has ensayado, al menos? Con una almohada, el marco de tu puerta, no se, tu propia mano.— tiró opciones al azar y lo miré horrorizada ¿Cómo se le ocurría?

—Pues si.— confesé— pero creo que he tenido la imagen de cómo es un beso un poco distorsionada. Ya que no es como mi cabeza lo imaginaba desde que... pues... sin querer te vi a ti con Beatriz en tu c-cama.

Nuevamente, otro silencio incómodo.

—oh, es cierto.— rió— tienes razón, tu piensas que un beso es solo el tocar los labios y ya ¿Verdad?— preguntó y casi sentí como que se burlaba de mi. 

—Uhm ¿Por qué llegamos a este tipo de conversación? Uhm, es tarde, creo que llega la hora de la comida.— dije apurada, queriendo esquivar este tema e imaginar que nunca pasó. Pasé por su lado eludiendo su anatomía pero, por segunda vez que me pasaba algo así en el día, su mano chocó con la mía y detuvo de toda mi acción.

—¿Quieres que te ayude con eso?— preguntó en un susurro. Fruncí el ceño, sin entender a lo que se refería. —Mira, no quiero que pienses otra cosa, tampoco es que quiera hacerlo. Pero si lo que quiero es ayudarte.— explicó, pero seguía sin comprender lo que trataba de decir, por lo que mi rostro solo era de confusión. 

—¿Ayudarme?— ladeé mi cabeza en desconcierto.

—Ya sabes, besar.— dijo, como si fuese la cosa más normal del mundo, como si estuviese invitándome a bailar nada más. 

Sentí cómo mi corazón iba a escapar de mi pecho por un momento ¿Realmente esto estaba pasando? No puede ser que me esté ofreciendo darle un beso, eso es insólito.

—Mira, yo se que debería ser especial y tampoco quiero obligarte, pero nosotros somos... no sé ¿Amigos? Y si lo piensas bien, de alguna otra manera será especial, porque somos amigos.— expresó, encogiéndose de hombros.— Y no quiero que quedes mal frente a Francis, solo dándole un beso igual de aburrido que tú. Tampoco es que nos vayamos a besar tan seguido, será solo una vez y ya, para que aprendas nada más.

Mis ojos alternaban entre los suyos, sin sabes cómo reaccionar. Tenía leves espasmos por todo mi cuerpo y definitivamente no era una sensación agradable, iba a explotar en cualquier momento ¿Cómo es que Harry lo podía ver tan normal? Un beso es algo tan significativo ¿Acaso me besará como beso a Beatriz? Creo que eso fue mucho más que un...

Esperen ¡Beatriz!

—Harry, tu tienes novia.— musité— no creo que a ella le guste la idea de que beses a... pues ya sabes, a la chica que deberías estar conquistando.

—Bueno, tampoco debería enterarse. Y no es que esté haciendo algo tan malo. Tómalo como un método de conquista, solo que sin las intenciones de conquistarte.— respondió.

—Ehm... Uh...— balbuceé.

—Ya, Kate, déjalo así. No es como si fuese para mi beneficio, lo hago netamente para ayudarte a ti.— rodó los ojos divertido, quizás burlándose de mi expresión tan asustadiza e indecisa.— Ve a comer.— sonrió. Soltó mi mano y pasó por mi costado, esquivándome. 

Y en mi cabeza había una serie de dudas que no era capaz de resolver ninguna ¿Cómo iba a besar a Harry? ¿Por qué tomaba un tema así tan a la ligera? ¿Debería besar a Francis en nuestra cita? Si Harry lo dice es porque algo debe saber, quizás a Francis si le gustaría ser besado por mi.

—Ya, si.— manifesté, sin aún voltear. Muy en el fondo, esperaba que Harry ya se hubiese ido, pero eso era imposible porque no tardé ni un segundo en hablarle después de que comenzara a caminar. 

—¿Si qué?— lo escuché preguntar tras de mi. 

—Enséñame... a besar.— respondí.

Se los juro que nunca en mi vida había estado tan nerviosa. 

No respondió, pero lo siguiente que sentí fue como nuevamente tomaba mi mano y comenzaba a caminar, retrocediendo al lugar donde había dejado a Milton antes de que se devolviese a su pueblo. Deseaba con todo mi corazón de que nadie nos estuviese viendo, a pesar de que el lugar no se encontraba muy lleno, no quería arriesgarme a que los reyes, mis hermanos o alguno de los pretendientes notaran que me estaba yendo de la mano con Harry a...besarnos. 

Ellos pensarán eso, claro que si. Pero mi mente está un poco más tranquila porque se que solo será por beneficio propio y que nada cambiará entre nosotros, porque somos amigos.

Subimos las colinas y ni siquiera tuve tiempo de quejarme por lo difícil que estaba siendo. Harry no soltaba mi mano por lo que me ayudaba a impulsarme. Él no se notaba nervioso como yo, de hecho estaba muy normal, con el rostro neutro y sin preocupación alguna por el hecho de que engañará a su novio.

Y yo a mi futuro esposo.

Esperen.

No puedo hacer esto.

No, no puedo desperdiciar mi primer beso de esta manera. 

Cuando llegamos a la cima, quedando en un camino plano y desolado, cerca de la media agua, puse mi mano libre sobre la suya y la aparté de un solo movimiento. Él me miró confundido por mi reacción. Detuve mis pasos al mismo tiempo que él, quedando nuevamente frente a frente.

—Me arrepentí, no te quiero besar.— le dije. 

Harry rodó los ojos.

—¿Por qué lo haces tan complicado? es sólo un beso, Katherine, no es como si nos fuésemos a enamorar.— comentó con un destello de frustración. 

—¿Tu quieres besarme?— cuestioné al ver su reacción.

—Me da igual, ya te dije que es por ayudarte. He besado muchas veces, no es como si besarte a ti fuese algo del otro mundo.

—¡Pues para mi si! Nunca he dado un beso, tu ya lo has hecho.— espeté con molestia, alzando un poco la voz —Y si quiero besar a tu hermano, lo haré como yo lo se hacer. No como la monstruosidad que haces tú, cuando abres la boca y...— comencé a gesticular con las manos, recordando su beso con Beatriz.— y casi te comes a la otra persona. No es así como se hace.

—¿Ah si?— alzó una ceja y se cruzó de brazos, dando un paso más cerca de mi— ¿Y cómo se supone que te lo relatan en las mil historias de amor que según tú, has leído? Porque si te lo relatan como tu crees que se besa, definitivamente tus padres te están haciendo leer cosas de niñas que no tienen idea de lo que se trata siquiera estar con un hombre.

—Hey, no. No digas eso.— manifesté con fastidio ¿De verdad estamos peleando por esto?— Acepté porque pensé que tu idea era buena, pero creo que esperaré el momento indicado para besar a...

Sus manos cayeron al costado de mis mejillas, callando toda palabra que iba a salir de mi boca y quedando quieta. Su rostro se acercó al mío, estando a solo centímetros de distancia. Podía escuchar el corazón latir tan potentemente en mi oído, podía sentir sus rizos rozar mi frente provocándome un cúmulo de costillas en ella.  

Hasta que sus labios chocaron con los míos, manteniéndose estáticos por varios segundos. Su cuerpo se aferró al mío, no dejando un espacio libre entre mi vestido y su traje. Mis manos fueron hasta sus brazos, solo con la intención de alejarlo, pero permanecieron inmóviles sin intenciones de cumplir su objetivo. 

Estaba besando. Por primera vez. 

Mi respiración estaba irregularizada. Cuando observé el rostro de Harry, parecía mucho más tranquilo que yo. Tenía sus ojos cerrados y sentía cómo botaba aire de sus fosas nasales, ya que chocaban suavemente con mi piel. 

Hasta que cerré los ojos. 

Y como si él fuese adivino, comenzó a abrir su boca.

Quise alejarme, pero el rizado separó una mano de mi rostro y la bajó hacia mi cintura, manteniéndome aprisionada contra él. 

Sus labios atraparon mi labio inferior con suavidad, dándole un leve apretón, sintiendo como lo empapaba ligeramente con su saliva. Tragué duramente, no sabía que hacer, no sabía si abrir la boca o mantenerla quieta. Mi memoria traía el recuerdo de él y Beatriz y quise tomarlo como ejemplo, pero cada vez que intentaba visualizar esa imagen, se eliminaba por la sensación que tenía al sentir los labios de Harry sobre los míos.

O más bien dicho, los labios de otra persona sobre los míos por primera vez en dieciocho años.

—Kate, abre la boca.— musitó Harry sin separar demasiado nuestros labios. Abrí los ojos y él seguía con los ojos cerrados, así que volví a cerrar los míos.

Acto seguido, abrí un poco la boca, permitiéndole así agarrar un ritmo más seguro del beso. Comenzó a ladear su cabeza y ambas direcciones al vez que yo seguía su movimiento, abriendo la boca y conectando sus labios con los míos, transformándolo en un beso un poco más... completo.

Por un momento sentí su lengua acariciar la mía, cosa que me sorprendió, por lo que la mantuve quieta dentro de mi boca para evitar que se junten aún más. 

No sabía cuánto tiempo llevábamos, pero si sabía que era el suficiente para decir que he dado mi primer beso. Así que, luego de un par de segundos más sintiendo su mano moldear mi cadera y su respiración tan agitada como la mía, me alejé.

Abrí los ojos y observé como él lo hizo también, mirándome con cierta intensidad que provocó un escalofrío en todo mi cuerpo.

—¿Y... que tal?— pregunté, alejándome de su agarre y quedando lejos de él en un espacio considerable. —¿Bien, mal? ¿Crees que le pueda gustar?— pregunté, poniendo un rostro de preocupación. 

—Uhm... bueno, creo que ha sido uno de los peores besos que he dado en mi vida, pero al menos ya sabes de qué se trata el asunto, ¿verdad?— ladeó una sonrisa socarrona.

No saben cuanto lo estoy odiando en este momento. 

***

Hola!! bueno, este capítulo me salió más extenso que el otro y me gusta un poco más. Finalmente se besaron, quizás no como lo esperábamos, pero algo es algo. Y bueeeno, que más se podría esperar, a fin de cuentas son amigos jijijijij

¡Muchas gracias lectoras! el próximo capítulo estará listo la próxima semana. Mientras tanto, tengo otra historia de Harry finalizada en mi perfil, se llama "HARRY" (original eh) y es todo lo contrario a esta, ya que contiene crimen/ romance (más crimen que romance, si prefieres las historias con mucho romance, no te la recomiendo, si te gusta la intriga con un toque de romance, puede que te interese) También tiene su respectivo tráiler jijijij <3

Nos leemos pronto, luvs <3

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