《 TOKYO REVENGERS STORIES ♡ 》

By champagnexproblem

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ONE SHOTS TOKYO REVENGERS +18 SE PROHIBE COPIAR LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, A EXCEPCIÓN DE LAS OC. CON... More

A N T E S D E L E E R
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M A N J I R O S A N O
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E S P E C I A L: M I T S U Y A & H A K K A I
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S H U J I H A N M A P A R T E I V
H O A X: NUEVA HISTORIA
E S P E C I A L: H A R U C H I Y O &. S E N J U A K A S H I
S Ō Y A K A W A T A
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N U E V A H I S T O R I A: R A N VS K A Z U T O R A
H A R U C H I Y O S A N Z U: M O R P H I N E
S H I N I C H I R O S A N O P A R T E I I

N A H O Y A K A W A T A

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By champagnexproblem

ℕ𝕒𝕙𝕠𝕪𝕒 𝕂𝕒𝕨𝕒𝕥𝕒
𝕋𝕠𝕣𝕞𝕖𝕟𝕥𝕒

¿Qué si fue una buena idea venir?, por supuesto que no.

Ahora camino hasta atrás de nuestro grupo de amigos, dudando de que después de un tiempo pueda seguir considerándolos de esa forma, pues al ver como marchan las cosas mis esperanzas se desvanecen.

—¿Estás bien? —me preguntan las chicas dándose cuenta del ardor presente en mi pecho.
—Si, estoy perfectamente, ¿por qué no lo estaría? —respondo aclarando mi garganta, mientras camino con las manos metidas en mis bolsillos, bajando mi mirada al darme cuenta que la suya se dirige hacia mi.

Debería quitar esa sonrisa de su rostro, ¿Qué no se da cuenta del daño que me hace?. Cuando miro la forma en que esa chica sujeta su brazo, sin soltarlo ni un solo segundo mientras caminan frente al resto del grupo.

De seguro la llevará en su moto, tal como lo hacía conmigo

Apuesto a que ella se jactó con sus amigas de que tendría una cita con un ex miembro de la Tokyo Manji, diciéndoles que eres tan único y especial, así como lo hacía yo.

—No deberías preocuparte tanto —me dice Sōya, con su semblante tan triste como es habitual.
—¿Cómo se supone que deba sentirme entonces? —respondo, tratando de no ser grosera, pues él no tiene la culpa—. Terminamos hace menos de un mes...

Sujeta mi brazo y me hace caminar junto a él, y me siento acompañada, hasta tal vez un poco menos triste, pese a estar acompañada por el chico mas melancólico y triste de toda la faz de la tierra.

—Sé por que lo digo —continúa Sōya—. Compartimos útero, ¿recuerdas?.
—¿Acaso eso les da poderes psíquicos o algo por el estilo? —bromeó intentando cambiar el tema—. Me perturbaría un poco si pudieras leer su mente.
—¡Ay, no, ni pensarlo! —se aventura a decir, mientras niega con la cabeza y me mira con pavor—. No me gustaría saber de sus cochinadas.

Sus ocurrencias me sacan una sonrisa, al menos de esta forma vuelvo a centrarme en la diversión mientras caminamos entre los puestos de souvenirs del festival.

Las nubes grises amenazan con soltar lluvia, y el viento tibio se encarga de elevar mi vestido. No luzco tan bien como ella, no me sentiría cómoda usando yukata, pero a ella se le ve genial.

Y recuerdo que también hicimos esto, compartiendo nuestro helado de fresa, mientras embarraba mi rostro a propósito y después se burlaba solo para luego quitármelo con la lengua. Muero de celos de tan solo pensar en que lleve a cabo lo último, pero no tengo derecho alguno para reclamar.

Ella sonríe, de seguro le está contando los mismos chistes que me contaba a mi. Solo espero que no confunda nuestros nombres, por que hasta suenan un poco parecidos. Y odio pensar que yo iba a ser la única, porque le tomó realmente poco tiempo reemplazarme.

¿Ya le habrá dicho que hacía lo mismo conmigo?

—Creo que comenzará a llover en cualquier momento —advierte Mitsuya—. Deberíamos armar un plan de contingencia para volver a nuestras casas.
—De cualquier forma, yo ya me iba —respondo casi de inmediato.
—¿No te quedarás a mirar los fuegos de artificio? —me pregunta Takemicchi, mientras Hina se da cuenta de mi incomodidad.
—Estoy algo cansada —respondo con claras intenciones de evadir—. Mañana tengo clases en la universidad, ya debería estar dormida.

Ahora me está mirando, mientras su acompañante le habla con insistencia, pero él tan solo mantiene su vista en mi con esa deslumbrante sonrisa.

—¿Estás segura de que quieres irte justo ahora? —me pregunta descaradamente—. Aún es temprano.
—Si —respondo secamente, mientras muero el interior de mi mejilla reprimiendo mis ganas de llorar, no esperaba que me hablara, y aún tengo los sentimientos a flor de piel—. Bueno, adiós a todos.

Camino sola entre la multitud, sé que les mentí a todos, que dije que volvería a casa pero contrario a eso me pierdo entre los frondosos árboles que alberga ese gigantesco parque, dejándome caer junto a uno de ellos abrazando mis piernas y cubriendo mi rostro contra mis rodillas, comienzo a llorar, me siento tan triste.

Ella debe pensar que es especial, también yo lo pensaba.

Yo sé que no éramos perfectos y debería superarlo, pero nunca me sentí así por nadie mas. No puedo entender como él puede estar tan bien después de que todo se derrumbara.

Él decía que sería para siempre, pero ahora estoy aquí, tan sola.

—¿Por qué estás aquí sola? —escucho su voz, no debería estar aquí—. ¿Estás llorando?
—No, estoy enjuagando mi cara con mis lágrimas, ¿Qué no ves?
—No seas tan cruel conmigo... —pide en un hilo de voz mientras se arrodilla junto a mi, sus brazos me rodean mientras intento soltarme de su agarre, al levantar mi mirada puedo ver como por primera vez su sonrisa desaparece.
—No quiero hablar contigo Nahoya, déjame sola... —respondo con un tono cortante, empujando sus brazos mientras vuelvo a esconder mi rostro de su vista—. Encima, te atreves a hablar de crueldad...
—¿A que te refieres, _____? —insiste abrazándome con mas fuerza—. Por favor, hablemos...

La tormenta empieza a dejar caer las primeras gotas de lluvia al piso, el cielo se ilumina por un trueno, escucho como la gente comienza a correr para volver a sus casas, pero yo sigo en el mismo lugar, pero ahora él también está aquí.

—Debemos irnos de aquí, _____ —insiste, ayudándome a levantarme—. No quiero que te resfríes.
—¡A ti que te importa! —respondo, marcando la distancia.
—Me importa mucho
—Pues no debería —contraataco.

Jamás había visto en el un rostro diferente a ese semblante sonriente, sin importar como se sintiera él siempre tenía esa reluciente sonrisa dibujada en la cara, pero en este momento lo veo con una expresión neutral, no, incluso puedo decir que algo triste, pero no lo entiendo del todo, es el quien esta saliendo con alguien nuevo. Las gotas que caen del cielo comienzan a ser mas gruesas y caen con mayor intensidad, a estas alturas mi ropa se encuentra empapada, igual las suyas, pero sigue junto a mi.

—¡Ya está! —dice con firmeza—. No importa que patalees, te llevaré a un lugar con techo hasta que la lluvia pare un poco, luego de eso te llevaré a casa...

Sus brazos pasan por detrás de mis rodillas y los míos se sujetan tras su nuca, decido no seguir con la guerra pues ya ni siquiera tengo fuerzas para seguir peleando, tan solo quiero que todo mi amor se desvanezca, quiero olvidar, aunque sean sus brazos los que me cargan, quiero seguir adelante como él lo ha hecho. Él ahora sujeta mis muslos mientras reposo mi cabeza en su hombro, no logro dejar de llorar, a través de mis ojos nublados puedo mirar como ya no queda gente en el parque, tan solo nosotros, que nos dirigimos a la pequeña caseta del templo, afortunadamente la puerta esta abierta, al llegar todo esta vacío, tan solo algunos cuantos inciensos están humeando sobre una de las pequeñas mesas laterales que rodean el pequeño altar central, y es precisamente en ese lugar donde el me deja después de cerrar la puerta y trabarla con una silla que había justo en el lugar, volviendo para quedarse de pie entre mis piernas para luego limpiar mis lágrimas con sus pulgares, obligándome a levantar la mirada hacía él.

Entonces decide romper el silencio.

—Lo siento si te lastimé.
—Sabías que vendría, ¿tu cita tenía que ser justo frente a mis ojos? —desvié mi mirada, tragando saliva y haciéndome la fuerte para dejar de llorar.
—¿Mi cita? —cuestiona tomando mi rostro entre sus manos obligándome a volver a mirarle—. Creo que hay algo que hay que aclarar.
—Yo veo que todo está muy claro —sigo recalcando—. Deberías estar con esa chica ahora, no perdiendo tu tiempo conmigo, pobrecita, debe estar sintiéndose fatal por tu culpa...
—Creo que hay algo que debemos aclarar —suspira para luego continuar hablando—. Sōya acaba de llevarla a su casa, ella no es mi cita, es una amiga de la infancia que acaba de volver a la ciudad, no conoce a nadie mas, por eso me pidió que la acompañara en el festival.

Me siento como una idiota, si eso es cierto he estado sintiéndome fatal solo por un malentendido. Pero ella había estado tan cariñosa y cercana con él toda la noche, como si fuera su novia.

—No te creo... —respondo nuevamente.

Le escucho chasquear la lengua y lo siguiente que siento son sus labios sobre los míos, besándome intensamente, su mano sujeta fuertemente mi nuca, acercándome aún más sin despegar su boca de la mía, siento la calidez de su lengua inmiscuyéndose dentro de mi boca buscando la mía, le permito hacerlo, dejándome guiar por mis impulsos y disfrutando de la dulce sensación de la que me había privado durante todo un mes.

—¿Ahora me crees?
—Un poquito...
—¿De verdad piensas que sería capaz de tener una cita con alguien más cuando la chica a la que amo está cerca? —me pregunta manteniéndose aún cerca de mi rostro, con nuestros labios rozando con cada palabra—. Si piensas eso lamento decirte que estás totalmente equivocada, y si esa chica piensa que puede conseguir algo conmigo, o si es que sientes que está tratándome de forma muy cariñosa no tendré problemas en marcar distancia, no tengo interés en algo que me haga alejarme de ti.
—Tampoco quiero que te alejes de tus amistades, no soy esa clase de chica, además, ya no soy tu novia, no tengo derecho para hacerte exigencias.
—Eso último podríamos cambiarlo... —murmura provocativamente.
—Pues tendrías que convencerme.

Automáticamente pega su pelvis a la mía, vuelve a besarme lentamente, mordiendo mi labio inferior, acariciando mis muslos mientras mete sus manos bajo mi vestido, tan solo me dejo llevar por sus acciones, disfrutando de sus atenciones, sintiéndome en las nubes por volverlo a sentir junto a mi.

—¿Qué piensas hacer, Nahoya? —pregunto sabiendo cual es su respuesta—. Alguien podría venir.
—Hay una tormenta afuera —responde dejando mis labios para comenzar a besar mi cuello, yo inclino mi cabeza hacía un costado para darle mayor acceso, su respiración cálida choca contra mi piel en su lento recorrido hasta morder el lóbulo de mi oreja—. El parque ya está vació, y en caso de que este templo este embrujado o albergue una deidad.
—¡¿Que?! —preguntó con pánico.
—Estimada deidad protectora de este templo —dice sonriendo en medio de los lujuriosos besos que deja sobre mi piel—. Lo siento mucho, pero hoy voy a profanar su hogar, voy a tener sexo con mi novia justo ahora y le invito a cubrirse sus ojos...
—¿Novia? —cuestiono mientras reprimo los gemidos placenteros que me brindan sus labios sobre mi mandíbula—. Querrás decir "ex novia".

Le siento deslizar los tirantes de mi vestido, logrando que la parte superior de este cayera hasta mi cintura, el frio golpea mis senos haciendo que inmediatamente mis pezones se pongan tan duros como una roca, él aprovecha para succionar uno de ellos mientras pellizca el otro, separando su boca para quedar unido a él por un hilo de saliva, y la imagen hace que mi feminidad comience a humedecerse cada vez más.

—No por mucho...

Un gemido escapa de mi garganta al sentir sus dedos colarse bajo la falda de mi vestido, llegando hasta mi intimidad por sobre la tela de mi ropa interior, dando caricias circulares sobre mi punto máximo de placer, mientras sus dientes se clavan en mi pecho, y su boca succiona mis pezones con fuera, dejando mi piel empapada por su saliva.

Que sea solo mío se siente tan bien.

—¿Te gusta que te toque de esta manera, verdad?
—Si... —respondo jadeante—. Me gusta mucho...
—Oh, entonces esto te va a gustar más...

Sus fríos dedos se encargan de mover mis bragas y acariciar directamente sobre mi piel, su otra mano sujeta mi cabello sin ejercer mucha fuerza, pero manteniéndome peligrosamente cerca de su cuerpo mientras me masturba bruscamente, ahora estoy apretando mis piernas alrededor de su mano en un intento burdo de conseguir mas placer, mientras él introduce dos de sus dígitos en mi empapada cavidad necesitada de sus cariños.

Mi mirada se dirige a su entrepierna, la tela de sus pantalones se encuentra estirada a mas no poder y su erección amenaza con romperla. Sin separarme de él decido ayudarlo con su problema y quito el botón de su pantalón acaricio su miembro por sobre la tela de sus boxers notando las venas bien marcadas y la calidez de su virilidad en contraste con mis manos frías.

Comienzo a masajear su miembro de arriba a abajo con maestría, mis dedos se humedecen con las gotas de líquido pre seminal que gotea por su glande, los llevo a mi boca para succionarlos y ver como la excitación se refleja en su rostro y en sus acciones, mi interior se contrae con fuerza, él introduce un tercer dedo y comienzo a sentir un calor intenso que que recorre mis entrañas, mis caderas se mueven de forma involuntaria balanceándose hacía él, buscando ser llenada por su cálido miembro.

—¿Trajiste condones? —musito contra sus labios mientras muevo mi cadera contra sus dedos, los que estaba punto de llevarme a la cima de la satisfacción.
—Mierda, no... —responde en un sensual gruñido mientras sentía su miembro hincharse cada vez más—. Joder, no podre resistirme, quiero penetrarte ahora mismo...
—Es peligroso —respondo sintiendo mi interior acercarse a la explosión de placer, gimiendo repetidas veces cerca de su oído, él jadea y los músculos de su cuello se tensan, su miembro se hincha más, yo junto mis piernas cuando siento la explosión llegar y el cálido orgasmo haciéndome sucumbir frente a él, casi al mismo tiempo cuando siento el líquido caliente mojar mis manos.
—¿Prefieres que aguantemos? —me pregunta aún jadeante, mi cuerpo está exhausto, pero necesito más de él—. No puedo aguantar más, quiero estar dentro de ti...

La cordura desaparece de mi cuerpo y del suyo también, mi vagina suplica, ignoro todo rastro de racionalidad y abro mi boca para responder.

—No importa que pase, de todas formas quiero estar siempre contigo... —respondo y su respiración se agita, él devora mis labios, sus uñas se entierran en mis glúteos y me levanta ligeramente solo para enganchar sus dedos en mis bragas y comenzar a deslizarlas por mis piernas hasta quitarlas por completo, con brutal sensualidad las lleva hasta su miembro, encargándose de mancharlas con su abundante semen, mi interior gotea y la sucia imagen de Nahoya masajeando su longitud con mis pequeñas bragas hasta que estuvo nuevamente erecto.

Separó mis piernas y me acercó hasta el borde de la mesa del altar donde me encontraba sentada, con su mano guía su virilidad hasta mi entrada, empapando su glande con mi líquido encargándose de masajear con la punta mi clítoris, se sentía jodidamente bien, su piel comenzaba a perlarse por el sudor

Afuera se caía el cielo en una tormenta, pero dentro de ese pequeño templo todo ardía como en el infierno.

Gimo con fuerza cuando se hunde en mi interior, el sonido de los fluidos de nuestros cuerpos me parece erótico, él lo lleva hasta lo mas profundo de mi cuerpo mientras su lengua se enreda con la mía, me aferro a su cuerpo erráticamente, no puedo contenerme, él sujeta mis glúteos ayudándome a mover mis caderas contra su miembro, mi mente se nubla y mis ojos comienzan a lagrimear de deseo, Nahoya gime cerca de mi oído, nuestros movimientos se vuelven mas rápidos, soy un desastre, un enredo de emociones y todas y cada una de ellas me llevan a él, quiero que se derrame en mi interior, quiero tener su calor dentro de mi, su miembro se hincha en mi interior, mis paredes lo aprietan con fuerza, mis entrañas se incendian de pasión y placer, mi cuerpo comienza a sentir la sobre estimulación, mi segundo orgasmo me eleva a las lluviosas nubes, agudizando mis sentidos, incluso puedo sentir como la lluvia cesa en el exterior, pero no es lo único que se derrama en ese instante, siento las gotas cálidas salir de mi interior, él ha acabado dentro de mi y me siento llena por completo, sus brazos me apegan a su cuerpo, ambos estamos tan juntos intentando recobrar el aliento.

—Debemos conseguir una píldora de emergencia... —suelto con mi respiración entrecortada.
—Podemos pasar a una farmacia de camino a tu casa...
—Eres tan increíble, te amo mucho —le digo escondiendo mi rostro en su cuello, mientras él se encarga de limpiarme y acomodar mi ropa, también de cubrirse él mismo.
—¡Te amo mucho más! —fue su respuesta, él llena mi rostro de besos y me trata con tanto cariño como lo hacía antes de nuestra ruptura—. ¿Puedo quedarme contigo hoy?
—Ni que fueras mi novio...
—Podemos arreglar eso —dice ayudándome a ponerme de pie, a pesar de que mis piernas seguían temblando—. ¿Serías mi novia, _____?, otra vez...
—Claro que si...

Ahora voy aferrada a su espalda, la lluvia dejó de caer y la felicidad inunda mi cuerpo, pero de pronto un pensamiento vuelve a mi mente y mi estomago arde de la preocupación, afortunadamente llegamos fuera de mi casa, así que mis dudas pueden ser disipadas rápidamente.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —pregunto con insistencia.
—Las que quieras...
—¿Alguna vez haz sentido algo como telepatía con Sōya?
—Claro que no... ¿por que?

Perdón por la tardanza, andaba sin imaginación. Pase tremendo susto por que cerré la laptop pensando que se había guardado el One Shot y adivinen 👀 tuve que escribirlo todo DE NUEVO.

Espero les haya gustado, y recuerden que si les gusta lo que escribo estaré mas activa actualizando "Reina sin Alma", por que estoy obsesionada con Kazubby y Mikey.

Nos vemos pronto 🙄👀

Besitos y abrazos... 💖

PD: Si son de Chile y tienen la edad suficiente recuerden votar el domingo *ejem* por 🌳 *ejem*, ya que esta humilde autora no quiere que le quiten sus derechos 😩😩😩

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