Advertencia: Los diálogos para este capítulo fueron sacados del doblaje en japonés.
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—Vaya, ¿y esta lindura? —preguntó una hermosa rubia de enormes pechos, los cuales eran sostenidos por dos musculosos hombres que no se movían más que para caminar y no dejar caer los pechos.
—¡Afrodita! —exclamó Loki emocionado. —Es la chica de Poseidón... ¿o tal vez juguete?
—Bonito cabello. —Te halagó la diosa, pero te pusiste tan nerviosa que dijiste la primera tontería que se cruzó por tu mente.
—Bonitos pechos.
Loki se carcajeó de nuevo mientras que Afrodita te agradeció con una sonrisa y se fue a sentar a otra silla que habían puesto especialmente para ella, ya que Loki le había ganado su lugar a lado de Odín y no podía sentarse en el lugar de Zeus.
Al sentarse, Hermes y Ares aparecieron, éste último tomando lugar a lado de Loki. Ya era hora de que comenzara el combate.
Ares no preguntó sobre ti, pero eso no significaba que no desconfiara de ti, después de todo, eras parte de aquella cruel especie que había ocasionado tantos problemas en su propio planeta hasta el punto de contaminarla y casi llevarla a su fin.
—¡Esta es la batalla máxima entre un dios y un hombre!
Mientras parecía que Zeus le estaba dando una advertencia a Adán, un hermoso pegaso extendía sus alas sobre el coliseo y daba transporte a la que sería la valquiria de Adán, con la que se fusionaría y harían , juntos, una manopla.
Reginleif, al fusionarse con Adán, escuchó una plegaria de su parte.
Quiero salvarla a ella.
La séptima de las trece valquirias pronunció una respuesta ante el padre de la humanidad.
Vence a Zeus. Te ayudaré.
Por otro lado, Loki y Hermes, juntos, se burlaron de la manopla de Adán, pero tú no podías dejar de mirar a Adán y a su manopla. Te moviste un poco incómoda al no saber qué era lo que estabas sintiendo, algo que inmediatamente notó Poseidón.