Solange

Av KryzizBonny

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Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una... Mer

Advertencia
Prefacio
Capítulo 1 - Una Segunda Vida
Capítulo 2 - Emblemas
Capítulo 3 - Fracasos y Conquistas
Capítulo 4 - Liderazgo y Confrontación
Capítulo 5 - Equipo Integrado
Capítulo 6 - El Punto Débil
Capítulo 7 - Vida Mortal
Capítulo 8 - Iniciación
Capítulo 9 - Cabeza Fría
Capítulo 10 - Siguiente Nivel
Capítulo 11 - Dulces 16
Capítulo 12 - Corazón Roto
Capítulo 13 - Delirio
Capítulo 14 - Jack de la Morte
Capítulo 15 - Promesas, Secretos y Dudas
Capítulo 16 - Historias que se Tocan
Capítulo 17 - El Innombrable
Capítulo 18 - Doble Pérdida
Capítulo 19 - Rostros Amigables
Capítulo 20 - Recompenza
Capítulo 21 - Verdades
Capítulo 22 - Confianza
Capítulo 23 - Convivencia
Capítulo 24 - Rivales
Capítulo 25 - Invitada
Capítulo 27 - Verdades que Destruyen
Capítulo 28 - Un rostro extraño
Capítulo 29 - Colapso
Capítulo 30 - Torn el Vampiro
Capítulo 31 - Ayuda
Capítulo 32- Bloqueos y Reuniones Secretas
Capítulo 33- Fuego, Lluvia y Burbujas
Capítulo 34- Revolución
Capítulo 35 - Cosas que se ganan, cosas que se pierden.
Epílogo
Créditos

Capítulo 26 - Vándala Juvenil al Volante

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Av KryzizBonny


⚔️ Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.


Ambas se quedaron de piedra.

—¡Además no voy a meterme, me queda claro, tras su pequeño show que mi spray pimienta no va a hacer absolutamente nada! Pero, ¿qué tal si algo pasa? Yo podría avisar a um... ¿a quién se avisa en estos casos? ¿Buffy?

Solange recordó con arrepentimiento su fallido y humillante intento de manejar. ¿Cómo es que podía hacer casi cualquier cosa física que se propusiera pero manejar seguía siendo tan difícil?

—Tiene razón —admitió finalmente.
Maldición, de verdad no quería añadir a una mortal común al problema y mucho menos a una de sus mejores amigas.

—¿De verdad? ¿Vamos a meter a Elvira en esto?— le preguntó Catrina.

—Si algo sale mal puede llamar a alguien de mi completa confianza —dijo Solange, no pretendía que la ayudaran, no arriesgaría a nadie más, pero al menos sabrían qué sucedió y quizás perder a otra Soleil provocaría un cambio en las Tribus Sinne.

—No podemos involucrar más cazadores, eres la única en la que yo confío —le pidió Catrina.

—Créeme, será solo si estamos en peligro y no tienes de qué preocuparte. Hay que irnos ya.

—Genial —dijo Elvira sacando sus llaves, y ante eso, Solange estuvo a punto de reírse en verdad.

—Oh, no vamos a ir en tu auto— le dijo.

—¿Por qué no?

—¿Porque se está cayendo a pedazos? —le dijo la cazadora. ¿Acaso estaba loca?—. Cada que nos lleva a algún lugar se le cae algo y la última vez lo tuvimos que empujar en el periférico. El lugar queda lejos, necesitamos un transporte confiable. Vamos, tenemos que salir por la ventana.

—¿Lejos? ¿Qué tan lejos? —preguntó Catrina con preocupación, cubriéndose de nuevo antes de abrir la cortina — ¿Sabes dónde es?

Solange asintió con dificultad.
—Creo que lo sé. Desde que estuvieron aquí la vez pasada muchas cosas sucedieron. He investigado mucho, quería probarles equivocados... pero solo me di cuenta que la equivocada era yo —Suspiró. Al fin estaba saliendo la verdad de sus labios —. En primera, sí, tenía razón la sanguijuela. Estamos metidos hasta las chanclas —dijo con coraje—. Las generaciones mayores han cooperado muchas veces con la Corte y otros vampiros. Te juro que las nuevas generaciones no teníamos idea de esto porque solo seguimos instrucciones, jamás pensé que se aliaran con los responsables de tantas muertes entre nuestros compañeros de equipo.
Hace unas semanas vi a Cirse entrar en una fábrica abandonada. Lo reporté pero se nos prohibió atacar o seguir investigando más al respecto. A veces se frenan las cacerías cuando no se tienen los planos o más información del edificio a atacar, pero tras lo que la sangujuela me dijo ese día, decidí hacer mi propia búsqueda.

Hackee la base de datos de los cazadores y encontré el nido de la Corte. Era la misma dirección. Ya la tenían registrada, ya sabían.
Estoy segura que si Jack supuestamente fue reclutado por Cirse, es ahí donde lo contendrán.

Catrina la miró. Sus ojos mostraban esa serenidad y compasión característica de ella y que le recordaban tanto a los de Nolan.

—Aunque algunos estén involucrados, no quiere decir que todos lo estén. Tú no lo sabías—la consoló Catrina.

Pero había algo difícil de negar.
—¿Y qué tal si mis padres lo están? Es MUY posible y no sé si podría perdonar esa traición.

—No debes dejar que te afecte, si las cosas resultan así habla con ellos— le dijo Catrina tocándole la mano.
Solange asintió para no seguir discutiendo aquello. Catrina perdonaba muy fácil, ella creía que no, pero siempre lo hacía.

—¿Entonces crees que Jack está en esa fábrica?

—Estoy casi segura. Ninguna otra instalación perteneciente a la Corte podría albergar a un "ejército".

—Hay otra cosa Solange —le dijo Catrina—. Siento decirte esto, tras lo que me acabas de contar, quisiera que tuvieramos más tiempo y hablar las cosas con calma pero ya que no sé cómo termine todo esto y alguien me dijo que siempre tenemos que pensar en el peor escenario...

Solange escuchó atenta. Oh, no ¿ahora qué le iba a decir?

—Se dice que ustedes tienen esta investigación sobre ¿el virus? Similar a la investigación de Augusto Aldo... no sé si estés enterada pero al parecer los cazadores quieren hacer algo con ella. Cirse lo mencionó. Parecía muy nerviosa porque cree que es para lograr un control vampírico.

Solange la miró con la boca abierta y el corazón le dio un vuelco. ¿El virus? ¿Augusto Aldo?

Fue como un disparo de claridad.
Ahora varias cosas tenían sentido, desde que entró a la academia escuchó de los rumores sobre parte de las Tribus Sinne queriendo retomar la investigación, aquello había dividido y causado desacuerdos graves entre diversas familias.

Se decía que incluso el suero de los cazadores había sido hecho a través del virus de los vampiros por una rama de la familia Aldo alrededor de un siglo atrás.

Aquello fue la razón de la indignación de varias familias al exiliar a los Aldo y negarle el suero a Israel, pues su mismos ancestros lo habían creado.

Quizás aquello era la principal razón por la que la madre de Israel quería una alianza ahora. Porque quizás no solo ya tenían la investigación retomada, sino que ya habían creado algo más usándola. Solange incluso vio los planes y cargó toneladas de la sangre falsa a camiones que nunca supo a dónde irían a parar.

Por un segundo se quedó sin poder hablar..
—¡Maldita sea! —gritó ella—. Sé a lo que te refieres pero no, no tenía idea. Ahora todo tiene sentido, cuando regresé a casa un día, vi algo sobre planes militares, lo ignoré porque pensé que se referían a usarnos a nosotros los cazadores... pero ahora me aterra que estén conectados... usar vampiros controlados como armas de guerra. ¡No dejaré que hagan eso!

Catrina le puso la mano en el hombro.
—Nos preocuparemos por eso después. Juntas —dijo Catrina.

Solange exhaló y asintió pero aquello le había traído más preocupaciones.
Su amiga tomó a Elvira en brazos y saltó por la ventana, Solange dio un respiro hondo, de su escritorio, en uno de sus cajones, sacó dos aparatos que lucían como llaveros. Eran aquellos con los que las personas incompetentes en lectura de mentes, como ella, se comunicaban. Esos dos tenían la misma frecuencia que los que tenían Julieta, Miranda y Kim.
Esperaba de verdad no tener que usarlos. Se los puso en el bolsillo, saltó por la ventana y cayó al lado de sus amigas.
Corrieron entonces a la puerta de la cochera que Solange abrió con un código.

—¿Cómo es que nunca vi este lugar? — preguntó Catrina con la boca abierta.

Se le olvidaba lo no común de su cochera; un estacionamiento subterráneo repleto de diferentes tipos de autos. Por supuesto jamás llevaba a nadie ahí. Su casa ya era bastante sospechosa por sí sola.
—No es normal que alguien tenga tantos autos. Los utilizan toda la familia y una gran parte de la dinastía. Tenemos más en talleres distribuidos por la ciudad.

—Demonios solo que olvidé mi licencia en mi auto —dijo Elvira tocando sus bolsillos.

—No te preocupes,  la policía no puede detenernos —examinó Solange unas hojas en la pared que daban especificaciones en cuanto al uso y necesidades de los cazadores en diversas misiones, y agarró unas llaves—. Usaremos el Charger, según estos datos se adecua a nuestro propósito y es mucho más discreto que otros. Además, si no mal recuerdo... —dijo abriendo la cajuela donde se encontraba una maleta grande y un pequeño refrigerador ahí—, ¡Perfecto! Es el Charger para los cazadores vampiros.
Abrió la hielera y sí, ahí estaban, las bolsas de sangre artificial que había puesto hacía unos días. Sacó una de las bolsas para dársela a Catrina y no supo qué cara poner, sabía que eran asquerosas pero ayudarían. También tenía curiosidad de su reacción.

—¿Qué es esto?—preguntó su amiga al atraparla.

—Lo acaban de desarrollar, es sangre artificial. Ahora veo por qué apresuraron este proyecto, si controlan el virus pueden hacer más vampiros y alimentarlos convenientemente con esto.

Catrina la miró emocionada. Mordió la bolsa y tragó pero de inmedato puso una cara como si fuera a vomitar.

—Es la mezcla tropical —dijo Solange sin saber qué otra cosa decir. Ahora veía en vivo y directo que en efecto, eran una cosa repulsiva.

Catrina dio unas arcadas, se lo empinó y tragó después de unos segundos.
—¿Cuántas puedo tomar? —dijo con lágrimas en los ojos.

Solange vio todo el daño que traía y como su cuerpo, aunque lo reparaba, iba más lento de lo normal. Necesitaba más, muchas más y le alegraba que su actitud fuera esa.

—Todas las necesarias, te necesito a top.

Catrina asintió y se llevó el resto al auto. Solange se estremeció pues uno de los sabores que quizá estaban ahí, dando a notar el humor terrible de aquellos en laboratorio, era "Bloody Mary". Esperaba de verdad que Catrina no vomitara en el auto.

Subieron al Charger, Solange presionó un botón y una vocecita les aseguró que habían bloqueado la luz del sol aunque los vidrios siguieran transparentes. De inmediato pudo notar a Catrina relajarse ante el cambio.

Solange presionó otro botón para abrir la cochera y salieron de ahí rápido, casi quemando llanta. Elvira fue rápida y habilidosa... hasta después de dos minutos, cuando llegaron a quedarse atascadas en el tráfico característico de la Ciudad de México.

La sinfonía entre claxons, los motores encendidos, y gente gritando vendiendo diferentes cosas entre los autos parados a vuelta de rueda se escuchaba por cuadras.

Tras el segundo lavado de parabrisas no solicitado, Elvira rompió el silencio con una trompetilla.

—Sol, ¿dices que la policía no tiene autorizado detener este auto?

Ella asintió.

—¿No importa qué?

Solange negó no sabiendo a dónde iba la conversación.

Los ojos de Elvira brillaron y sonrió ampliamente.
Catrina y Solange se miraron recordando un detalle de Elvira. Algo que escucharon de ella cuando aún les llevaba un año en la escuela; Elvira corrió autos en competencias de arrancones clandestinas. Siempre usó el de su novio... hasta que lo destrozó. Nadie más de sus conocidos volvió a prestarle su auto, pero seguía siendo una de sus pasiones.
Siendo una chica preciosa, alta y desfilando para pasarelas de diseñadores de renombre, muchos ilusos sin conocerla habían caído en su juego dejándole las llaves de sus carros pensando que la chica no podría hacerles mucho daño, pero Elvira había visto "Rápido y Furioso" unas 50 veces y era una agente del caos.

—Traen el cinturón de seguridad? — Preguntó Elvira mirando a su alrededor.

—Sí —pronunció Catrina.

Solange asintió.

Elvira giró el volante de forma violenta y se tiró del camino en el que estaban.
Volteó el volante a la derecha y aceleró saltando el desnivel cayendo a la calle vacía bajo ellas. El impacto hizo rebotar al auto, pero sorpresivamente por dentro no pasó mucho.

—Están diseñados para este tipo de maniobras, ¿verdad? —preguntó Elvira.

Catrina y Solange seguían prendidas del coche, tras eso ambas habían dado un alarido tardío. Solange asintió sintiendo que se le trababa la mandíbula.

—Sí lo supuse. Ya había destrozado... digo, manejado un Charger antes, este se sintió diferente desde que lo encendí —dijo Elvira con una sonrisita.

¿Destrozado?

—¿No lo tenías por seguro? —Preguntó Catrina con voz ahogada.

—Nah, pero me alegra que lo aguantara, qué carrazo.

Tras eso, Elvira no solo iba a unos "discretos" 250km/h sino también se subía a banquetas, camellones y cruzaba parques. Era habilidosa, sí, pero la policía empezó a perseguirlas después de un par de cuadras.

—¡Demonios! —dijo Solange. Aquello no iba bien.

—Creí que no tenían autorización de detenerte —dijo Elvira

—No la tienen —contestó Solange volteando hacia atrás —, creo que mi familia sabe qué está pasando.

—¿Qué?

—Debieron descubrir a las chicas, además de que no limpiamos la habitación tras nuestra pelea.

—¿Quieres que me detenga y hablé con el oficial?— preguntó Elvira guiñando un ojo y acomodándose el escote.

—Imposible, si lo mandaron a detenernos... si saben que Catrina está aquí...

—¿Qué pasaría?

—Tras la cabeza de Catrina hay un precio muy elevado, ridículo.

—¿No podemos sobornarlos? —preguntó Elvira.

—No, no podemos.

—¿Cuanto piden por ella?

Solange tomó aire recordando aquél anuncio en el tablon principal.

—15 millones.

—¿¡Pesos!?— dijeron impactadas Catrina y Elvira

Solange asintió
—Wow... hasta dan ganas de entregarte — le dijo Elvira a través del espejo sacando la lengua a Catrina.

—Como les dije, hay detalles muy sospechosos. No quiero dudar de la inocencia de mi familia— probablemente culpable— hasta probar lo contrario, pero no puedes detenerte Elvira, verán... esa cantidad no es común que la ofrezca un mortal. Esa es la recompensa proveniente de un cazador o un vampiro —en específico, podría ser Cirse— La policía seguro ya les dio nuestra ubicación. Si no los perdemos, los cazadores nos encontrarán.

—Ok, el soborno queda fuera, pero ¿que hay de...?— dijo Elvira mirando a Catrina y sonriendo con cierta malicia—. Podrías, tú sabes...morderlos.

—De ningún modo— dijo Solange. ¿Qué creía que era eso? Se le calentaron las orejas.

—Pero, sería la única forma.

—No es verdad— reclamó Solange, pero debía calmarse, Elvira no había visto los horrores que ella. En su mente, quizá solo habían películas de vampiros—, nos meteríamos en más problemas —dijo para detener esa conversación.

—Bien, no se preocupen. Ahora mismo los pierdo — dijo Elvira con otra sonrisa. Mientras Catrina y Solange solo esperaban salir vivas para contarlo.

Elvira llegó a un embotellamiento, la policía estaba tras ellas. Ella les hizo señas de que no los escuchaba al espejo mientras sonaban la alarma y les daban instrucciones de detenerse.

—¿Qué haces? —preguntó Solange, le entró el pánico, el carro policial seguía hablándoles por el altavoz y la gente hacía sus autos a un lado para darles paso. Se acercaban más y más, y con cada centímetro Solange sentía las punzadas de su corazón con más fuerza.

—Oh, ya verás —dijo Elvira como si nada.

Los oficiales avanzaron a su izquierda pero en cuanto lo hicieron Elvira puso la reversa y presionó el acelerador.
Ella rió como loca.
Al llegar al final de la calle dio un giro perfecto y salió en sentido contrario, esquivando autos habilidosa.
Con Elvira viviendo su mejor fantasía, tardaron poco tiempo en llegar a su destino.

Durante el trayecto, Solange presionó ciertos botones que cambiaban el color y los números de placas. Los autos tenían todos pantallas digitales perfectamente hechas para simular pintura y placas. Se veían comunes. Era tecnología de punta.

Llegaron a ese lugar donde se les detuvo el auto el día de la fiesta. Solange le indicó a Elvira que buscara dónde estacionarse.

—Es aquella fábrica— señaló Solange hacia un viejo y desgastado edificio con los cristales rotos mientras abría una sombrilla para cubrir a Catrina y salían del auto—. Debido a que los vampiros no pueden vivir bajo la luz del sol, el edificio nos indica que solo es una fachada, muchos compran edificios o plazas y construyen sus escondites abajo —. Aquí tenemos todas las armas que necesitaremos—añadió mostrando un maleta alargada en la cajuela —. Hay estacas, espadas, dagas, cuchillos, cadenas e instrumentos para forzar puertas.

—¿Cuál es el plan? —preguntó Elvira con cierta emoción por la adrenalina.
Solange sacó de la bolsa los pequeños llaveros negros.

—Catrina y yo entraremos juntas. Tú te quedarás aquí y presionarás el botón si no salimos en treinta minutos —dijo dándole uno a Elvira—. Cat, pon el otro en tu bolsillo. Si nos atrapan, seguro que intentarán desarmarme primero. Aprovecharás eso para activarlo cuando te lo indique. Si este pequeño aparato muestra una luz roja, es que la ayuda está en camino.
Cat, sé lo mucho que quieres salvarlo, pero si vemos que hay más vampiros que con los que podemos lidiar, saldremos de ahí, ¿está bien? No tiene caso que nos maten sin siquiera llegar a verlo. Pensaremos en otra cosa.

—Está bien— le dijo Catrina con cierta aflicción. Le echó una mirada a las armas, revolvio otras y se volvio a dirigir a ella—. Umm... ¿Tienes la esa cuerda de metal que usan ustedes los cazadores?

Solange le dio una mirada. Típico de su amiga elegir algo que dañara lo mínimo. Le daría la cuerda pero le llevaría más armas, por si sucedía lo peor. Le entregó la cuerda y justo cuando estaba a punto de voltearse para agarrar lo demás, Catrina la abrazó.

—Está bien. Muchas gracias, Solange — dijo su amiga.

Solange se permitió un respiro, no habría peligro pues no se sentía atraída a ella. Su juicio no se nublaría. Recordaba el aroma de su amiga como algo familiar y confortante, esa seguridad de un alguien que siempre la protegería. Su cabello ondeaba en el aire y detectaba shampoo de vainilla quizás con moras y cítricos, una mezcla extraña pero deliciosa.

—No tienes de qué...—contestó Solange, pero al intentar separarse, no pudo. Catrina la apresaba entre sus brazos como una anaconda, en segundos el abrazo se tornó asfixiante —.¡¿Qué haces?! —exclamó con su último aliento.

Intentó aguantar la respiración, era buena en ello, pero Catrina la apretó justo en un punto en el que le sacó el aire. La vista se le fue a blanco y no supo qué sucedió después, solo pudo escuchar sonidos lejanos.

Notas de la Autora

Hola a todos y muchas gracias una vez más por continuar leyendo Solange :)

Lamento que las actualizaciones estén tomando cierto tiempo pero acabo de volver a trabajar y el ritmo apenas me ha dejado dormir 😅. Les agradezco su paciencia. ❤️

Estoy intentando cortar los capítulos lo más posible para poder publicar más rápido y porque al parecer, eso prefieren los lectores :)
¿Ustedes prefieren capítulos cortos o largos?

Tengan bonita semana ❤️

Fortsätt läs

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