Solange

By KryzizBonny

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Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una... More

Advertencia
Prefacio
Capítulo 1 - Una Segunda Vida
Capítulo 2 - Emblemas
Capítulo 3 - Fracasos y Conquistas
Capítulo 4 - Liderazgo y Confrontación
Capítulo 5 - Equipo Integrado
Capítulo 6 - El Punto Débil
Capítulo 7 - Vida Mortal
Capítulo 8 - Iniciación
Capítulo 9 - Cabeza Fría
Capítulo 10 - Siguiente Nivel
Capítulo 11 - Dulces 16
Capítulo 12 - Corazón Roto
Capítulo 13 - Delirio
Capítulo 14 - Jack de la Morte
Capítulo 15 - Promesas, Secretos y Dudas
Capítulo 16 - Historias que se Tocan
Capítulo 17 - El Innombrable
Capítulo 18 - Doble Pérdida
Capítulo 19 - Rostros Amigables
Capítulo 20 - Recompenza
Capítulo 21 - Verdades
Capítulo 22 - Confianza
Capítulo 23 - Convivencia
Capítulo 25 - Invitada
Capítulo 26 - Vándala Juvenil al Volante
Capítulo 27 - Verdades que Destruyen
Capítulo 28 - Un rostro extraño
Capítulo 29 - Colapso
Capítulo 30 - Torn el Vampiro
Capítulo 31 - Ayuda
Capítulo 32- Bloqueos y Reuniones Secretas
Capítulo 33- Fuego, Lluvia y Burbujas
Capítulo 34- Revolución
Capítulo 35 - Cosas que se ganan, cosas que se pierden.
Epílogo
Créditos

Capítulo 24 - Rivales

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By KryzizBonny

⚔️ Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.

No supo si fue la culpa, la resaca, o una combinación de ambas pero tuvo que salir del salón y correr al baño.

Apenas y llegó a uno de los cubículos. Agradecía que fuera lunes en la mañana pues las tazas y piso estaban impecables; se hincó, puso un brazo como soporte en el asiento de la taza, con otra se agarró el cabello.

No tenía nada en el estómago fuera del gatorade que salió en su mismo color morado. Tosió e involuntariamente lloró un poco, jadeando y preparándose para más arcadas violentas. Se sentía terrible; tanto en lo físico como mental, estaba destruida.

Tan solo pensar en Catrina era demasiado. No quería hacerlo más. La posibilidad de que ella estuviera tras ello, la sumía en un espiral del que necesitaba salir con desesperación.
Pero si no lo pensaba, si no averiguaba exactamente lo sucedido, se quedaría estancada pensando lo peor de su amiga.

Tendría que ir al funeral. No había de otra. Ya ahí, seguro escucharía algo que le indicara el porqué de la muerte de Israel.

Al terminar las clases, ya con comida en el estómago y más hidratada, abordó el autobus que los llevaría al funeral.
Los animos estaban por los suelos. Contando a Catrina, Israel era el segundo estudiante asesinado en tan solo unos meses.

Elvira y Telma estaban a su lado sollozando abrazadas, telma recargada en su hombro, Kenna estaba al frente con los chicos de su banda abrazando a Martín, su bajista, quién había sido uno de sus amigos cercanos y dándole palabras de consuelo.
Y pese a que Israel había sido bastante reservado, habían ya muchas personas ahí, al punto que varios estudiantes y profesores pusieron también sus autos para llevar a más personas.

—Dicen que fue un asalto —escuchó a alguien cuchichear a unos asientos tras ella, pero Solange no se creyó eso. Israel habría podido contra un asaltante o varios fácilmente.

Al llegar al lugar, inspecionó rápido los alrededores sintiéndose un tipo de espía, esquivando la mirada de cualquier desconocido, temiendo que fueran parte de la familia Aldo y que le identificaran.

Reconoció entonces a una chica del Círculo de la Luna en la banca de enfrente usando el uniforme de la organización, un vestido negro con el sello de una luna llena en la nuca. Aquello confirmaba parte de sus miedos; no había sido natural, no había sido un accidente y tampoco había sido humano.

Sus amigas hablaban con una profesora afuera de la iglesia, por tanto no tendría que cuidar sus palabras.

—Dalia— le saludó Solange, esperando se acordara de ella.

Dalia había sido instructora y compañera de su hermano, justo como Kathy era para el equipo E.

Por algunos años siempre se la había encontrado frente al refrigerador de su casa engullendo cualquier cosa que se encontrara a su paso. Un poco antes de que Solange ingresara a la academia, Dalia decidió renunciar a las Tribus Sinne y cambiarse al Círculo de la Luna.

—¿Solecito? ¡Has crecido muchísimo! —le dijo en un murmullo con una sonrisa discreta.

—Israel Aldo era mi compañero de grado, vine con la escuela —contestó Solange.

—Ya veo. Es una lástima, ¿no lo crees? Era hijo único de los Aldo, un chico con muchísimo potencial.

—¿Sabes qué sucedió?

Dalia miró a todos lados para confirmar que no hubiera alguien junto a ellas.
—Cirse.

—¿Qué?— se atragantó Solange —¿Cirse? ¿LA CIRSE?

Dalia asintió.
—Se le encontró en una de sus guaridas con el cuello roto —suspiro y tragó saliva dándose una pausa —, sin ambargo, no se fue sin pelear. Israel mató a tres vampiros lo suficientemente poderosos para ser guardias de Cirse. Desafortunadamente Cirse, LA CIRSE, también estaba ahí, acompañada del vampiro psíquico Yoltic. Ningún cazador hubiese podido enfrentarlos sin morir.

Solange abrió los ojos al doble cuando escuchó aquello. Sintió como si su corazón se le hubiera ido al estómago. Estaba contenta de que su amiga no fuese la victimaria pero aquello abría muchas más interrogantes y terribles escenarios.

—¿Qué demonios hacía ahí en primera?—exclamó Solange en un jadeo.

—Shh Sol, por favor baja la voz —dijo Dalia.

Solange suspiró y sintió sudar frío.

—¿Cómo es que siquiera lo encontraron?—preguntó en un jadeo bajo.

—El vampiro Torn lo encontró. El dueño de la Douleur Exquise —le dijo Dalia—. No quiso darnos más detalles pero seguimos en negociaciones por información.

A Solange se le secó la boca.
Su mente hacia conexiones inmediatas que volvían peor y peor la situación.
¿Por que estaría Israel en una guarida de Cirse? ¿Por qué Israel había reaccionado de la forma que lo hizo en el dojo cuando mencionó a Catrina? ¿Por qué el vampiro Torn lo había encontrado?

Le dolía la cabeza.

Si tan solo pudiera contactar a Catrina de alguna forma y preguntarle. ¿Por qué no le había hablado desde su último encuentro?

La ceremonia estaba por empezar.

—Lo siento, tengo que levantarme a ayudar pero podemos hablar en otra ocasión—dijo Dalia en forma de disculpa y se levantó para guiar gente a sus asientos desde la puerta.

Muchas de las personas que habían estado afuera fumando, llorando y cuchicheando, entraron a llenar los espacios vacíos en las bancas.

Solange miró hacia todos lados con cierto pánico buscando un escape hacia las bancas traseras sin ir contracorriente, pero no veía cómo. Se había sentado hasta delante en la esquina tan pronto como pudo para que nadie le viera el rostro y la reconociera pero no pensó en quién llenaría esa banca o en las personas que hablarían en el servicio justo frente a ella.

Y entonces, antes de que siquiera se levantara, la madre de Israel se sentó al lado de Solange y la miró fijamente.

La reconocía, pues la señora a veces asistía a sus clases de artes marciales, además de eventos en su escuela.
Era delgada, sus ropas negras lucían sobrias pero elegantes y tenía esos mismos ojos grandes café claro que su hijo tuvo.

—No me imaginé que una Soleil se atrevería a venir aquí —dijo ella.

—Lo siento, siento su pérdida. Ya me voy— le dijo Solange en un jadeo, pero la señora Aldo la detuvo sin siquiera tocarla, con una seña.

—No lo decía para correrte —dijo ella al tiempo que empezaba el servicio—, puedes quedarte. Vienen tiempos difíciles. Habrá que decidir quiénes son nuestros aliados. Agradezco tu presencia.

—Lo siento —dijo Solange en un murmullo, pretendiendo que ponía atención a lo que el padre dando el servicio, decía —, eso debe hablarlo con los jefes de las tribus.

—Yo no pienso lo mismo. Yo creo que estoy hablando justo con quien debo hablar —le dirigió una mirada lateral la madre de Israel y le dió una tarjeta.

—Abigail Aldo— leyó Solange.

—Nunca te agradecí, por cierto —dijo Abigail.

Solange no supo a qué se refería.
—Perdone, ¿agradecer qué?

La madre de Israel sonrió con cierta tristeza antes de voltear su rostro hacia ella, y ahí pudo ver que sus ojos se llenaron de lágrimas que no dejó escapar.

—Cuando nos exiliaron, sentí más alivio que cualquier cosa. Estaba ya embarazada, Isra fue hecho en laboratorio como todos los embriones de cazadores, pero al nacer no le administraron el suero.

Su padre y yo seguíamos tomando misiones de cacería en ese entonces, pequeñas y por el lado del Círculo de la Luna, pues era el mejor trabajo disponible para ambos después del exilio.

Quisimos ocultar todo este mundo de Isra, pero fue un nene bastante despierto, encontró nuestros libros y a los seis años ya estaba obsesionado.

Tuvimos que decirle todo y explicarle que no podría cazar sin el suero pero no nos escuchó. Demandó al menos hacer los entrenamientos posibles y demostrar que estábamos equivocados.

Cuando lo llevamos a las clases de artes marciales, justo acababas de llegar también. Recuerdo que llevabas unas coletitas y una mochila con tus muñecas.
No sé si tú te acuerdas pero por ser nuevos, los enfrentaron al final de la clase, sin esfuerzo lo venciste y por tanto desde ese día te vio como una rival a la que debía vencer. Nunca lo admitió pero veíamos lo fuerte que entrenaba y como te buscaba en las clases para combatir cada vez que aprendía algo nuevo o que sentía había mejorado.

—Un momento —dijo Solange recordando todas esas veces que Israel la había vencido en combate—. ¿No tienen ustedes su propio suero? ¿No tienen formas propias de potenciar a los cazadores de su familia?

—No tras el exilio. Todo fue gracias a su esfuerzo y a su deseo constante de superarte.

Solange dejó caer la mandíbula. Era imposible.

—Y entre nos —continuó Abigail con una sonrisita entre traviesa y triste —, ante tantas peleas y tanta tensión, siempre creí que ustedes terminarían juntos —sus lágrimas no se contuvieron más y su voz se quebró.

Solange no supo qué hacer; parte de su cerebro intentaba comprender lo dicho, parte quería calmarla. Dejó a su cuerpo reaccionar por si solo, y por tanto le tomó la mano en forma de consuelo a la señora Aldo. Notó entonces que sus mismas mejillas estaban húmedas.

Llamaron entonces a la madre de Israel a dar unas palabras. Ella apretó la mano de Solange y se levantó.
Solange se quedó entonces mirando el retrato de Israel y respiró hondo con cierto dolor.

De regreso a su casa, pasó bastante tiempo dándole vueltas a lo sucedido. Miró una y otra vez la tarjeta de la madre de Israel.

Ir al funeral le había traído más preguntas que respuestas. No podía esperar pero debía hacerlo por respeto a su luto. Esperaría unos días para llamarle.

Se quedaron de ver en otra de las cafeterías raras sobre las que Solange había puesto el ojo. Esta se encontraba en el sur de la ciudad y era un tipo de café gótico. Nadie las vería extraño por ir de negro en pleno día de verano puesto que todos ahí también vestían de negro.

—Qué lugar tan peculiar— dijo Abigail, la madre de Israel al sentarse frente a ella.
Una chica con bastantes tatuajes y perforaciones les entregó los menús con una sonrisa y se retiró.

—Sí... no es un lugar que las Tribus Sinne visitarían. Me dijeron que las tisanas son muy buenas.

Ordenaron cada una, una tisana y un panini.
La charla fue ligera hasta entonces, Solange podía ver gestos de Israel en su madre, pero a diferencia de él, ella no le caía mal.

—Quiero ayudarle pero no se cómo —inició Solange cuando terminaron de comer.

—Queremos una tregua y unión. Terminar con el exilio. Tras este ataque, nos queda claro que no podemos seguir separados pero deseamos abolir ciertas costumbres arcáicas de las Tribus —dijo la madre de Israel al tiempo que se servía más de la tisana y doblaba la servilleta en su plato.

—Pese a que estoy de acuerdo, ¿cuáles son sus condiciones? —preguntó Solange al tiempo que miraba discretamente el menú de los postres.

—Que se restaure nuestra posición y un matrimonio entre los Aldo y los Soleil para abolir hostilidades futuro —dijo Abigail—. Consesuado, por supuesto, entre ambas partes —añadio en cuanto Solange le dirigió una mirada. Los matrimonios forzados eran de esas costumbres arcáicas que querían abolir—. Seguro tenemos familiares que se llegarían a gustar si hacemos varias reuniones regulares.

—Lo que propone, usted sabe que no lo aceptarán. Quizás si les diera algo a cambio. ¿Qué fue lo que los llevó a estar en esta situación al principio? Quizás negociándolo...

—Eso no. No podemos ceder ahí— dijo incómoda la madre de Israel.

Solange no tenía idea del problema, la verdad es que nunca le había interesado porque no sentía que le afectara pero siquiera mencionarlo había puesto a Abigail en defensiva. Tendría que quizás investigar por su cuenta.
—Es que fuera de eso, no sé cómo ayudar.

—Entiendo. Mira Solange, yo ya perdí todo, pero ustedes aún tienen mucho de lo que pueden beneficiarse. El acuerdo es para beneficio mutuo.

Solange lo sabía. Recordó a Kim pidiendo que la corrupción y negligencia de las Tribus no quedara impune y a todo lo podrido de ese sistema, pero de verdad, ¿qué iba a hacer ella, alguien que estaba ella misma a un escándalo más de que la exiliaran también?

—Habla con tus compañeros, piensen en formas de lograrlo, si es lo que desean y contáctame si necesitas ayuda. Yo te aconsejaría mantenerte muy cerca de todos los cazadores jóvenes —dijo la madre de Israel. Se despidió, pagó la cuenta de ambas y se marchó.

Ante aquél consejo, Solange puso una solicitud para ser instructora en la academia de cazadores. Sabía que la aceptarían de inmediato, y así fue; solo requirió de una llamada, ya que en tan solo unas semanas empezarían y siempre necesitaban ayuda.
Muy pocos cazadores se atrevían a tratar con preadolescentes, todos usualmente preferían enfrentar a los vampiros.

En realidad aún no sabía qué quería o qué debía hacer pero la mención de Cirse por parte de Dalia le había dado una angustia tal, que de verdad sentía que esa alianza con los Aldo podría ser de gran utilidad, en especial si las Tribus Sinne estaban corruptas.
El crear lazos fuertes con los cazadores jóvenes tampoco estaba de más.

—Llegas como caída del cielo. Hay mucho que hacer por ahora —le dijo Belinda, la coordinadora de instructores—. Supervisamos la limpieza a las habitaciones de los novatos y dejamos listo todo para el día de entrada en unas semanas. Los uniformes son muy importantes, nos encargamos de hacer inventario y pedir las tallas que hagan falta.
Es muy posible que te toque acompañar a otro instructor en rondas primero en estos días porque no es lo mismo cuidarse uno mismo a estar a cargo de cinco peques.
También hacemos tareas varias dentro de la academia como apoyo a otros departamentos, justo ahora estamos ayudando a los de tecnología y sustentos vampíricos. Ahora, esto es lo que tenemos pendiente hoy.

—¿Y qué es todo esto? —preguntó Solange. La bodega en la que se encontraban estaba llena de cajas.

—Tenemos que sacar todo rápido y ponerlo en refrigeración. Son bolsas con el nuevo reemplazo de sangre para los vampiros-cazadores.

—¿Reemplazo?

—Así es. Hasta ahora se les habían dado donaciones de sangre pero se llevan años buscando alternativas y finalmente se logró hacer un reemplazo. La fórmula es secreta, nos la vende otro grupo de cazadores científicos. Todo vampiro puede digerirla y sintetizarla. Es mejor que la sangre humana, está supuestamente basada en nuestra misma sangre.

—Esto es increíble. Esto puede cambiar todo —dijo Solange.

—Ehh, quizás —dijo Belinda con cierta mueca.

—¿A qué te refieres? ¡Esto es brillante, quizás el mejor invento que se ha hecho!

—Bueno, ya sabes, a veces por más brillantes que sean, hacen tonterías. ¿Ya viste los sabores? —preguntó Belinda.

—¿Sabores? ¿O negativo, A positivo y así? —preguntó Solange.

—Eso hubiese estado bueno —dijo Belinda riendo —. No, mira —añadió dándole una bolsa.

—Tropical —leyó Solange una de ellas y luego abrió la boca sin creer lo que leía —. Sabor a platano, piña y coco —A su lado tomó otras bolsitas, había uno que decía "Bloody Mary" y otro de rompope —. ¡Noooo, no hicieron esto!

—Así es —dijo Belinda riendo —. ¿Puedes explicarme a qué vampiro le va a interesar que sepa a eso? ¿De quién fue esta idea tan brillante? Al contrario, los saborizantes se sienten mucho más potenciados en los vampiros, haciéndolos desagradables.

—No entiendo. Es como si quisieran que los vampiros no deseen beber esto.

—¿Y seguir cazándolos recibiendo largas sumas de dinero? ¡Ay, no! ¿Cómo crees? —le dijo Belinda con sarcasmo —. En fin, tu padre puso un encargo así que cuando termines, le llevarás treinta bolsas con el conductor número cuatro. Las pondrás en los autos que usan los vampiros cazadores en tu garage. Se les acondicionó a cada uno de los autos un minibar hace varios días. Solo asegúrate que funcionen antes de poner el producto. Las demás cajas las tenemos que poner en las camionetas.

Regresó agotada a casa. Al menos el conductor le ayudó a llevar las cajas de sangre artificial a la cochera y cargarlas en los nuevos mini bares en ciertos autos o hubiese tardado el doble.

—¿Y papá? —preguntó Solange a su madre.

—Arriba. Está en una reunión.

—Me pidieron que le informara en cuanto guardara su encargo de sangre artificial en los autos.

—Sí, avísale. Lleva esperándolo por varios días.

Solange asintió, tocó y abrió la puerta de inmediato sin esperar que le dieran permiso. Estaba cansada, le dolían los brazos y necesitaba un baño con urgencia.

Pudo ver una presentación en el proyector. Hablaba de planes militares. El nombre de Augusto Aldo estaba ahí. De inmediato cerraron la presentación.

—Solange. Sabes que debes tocar la puerta y esperar —le dijo su padre.

—Lo siento. Creí escuchar que pasara —mintió ella —. Solo venía a informar que ya cargué la sangre artificial a los autos. Todo funciona bien. Me retiro, permiso.

—Gracias.

Cerró la puerta y caminó unos pasos hasta detenerse y tratar de recordar cada detalle de esa presentación. No solo estaba el nombre del abuelo de Israel ahí, decía algo de militarización y de un virus. No tenía certeza de qué significaba aquello pero le dejó un sentimiento de inquietud.

Tras unos días de arduo trabajo para la academia, Solange recibió la invitación de Pre-Ingreso con cierta apatía. Estaba harta de las fiestas. Miró el sobre, decía claramente OPCIONAL, como instructora su presencia no era requerida.

Lanzó el sobre con cierto alivio a su tocador y se quedo boca abajo un momento, lista para quedarse dormida... pero hubo un cosquilleo en su pecho.
No. Debía ir. Si deseaba realmente conocer a todas las nuevas generaciones de cazadores, como la madre de Israel le había sugerido, debía ir.

Futuros aprendices estarían ahí además de otros tantos estudiantes, instructores y profesores.
Gritó en su almohada del cansancio, se levantó y comenzó a arreglar. Al bajar, como costumbre le robó el café a su padre, quien estaba distraído y salió de ahí arrastrando los pies en dolorosos tacones.

Ser chaperona era mucho más aburrido que ir como asistente, tenía que hacer rondas para asegurarse que los estudiantes y futuros estudiantes no se metieran a los salones durante la fiesta así como ayudar a surtir las bebidas y canapés.

—Profesora Solange... —escuchó a alguien llamarla mientras ayudaba con las bebidas.

—Soy instructora, no profesora —contestó ella.

—Lo siento, ¿es verdad que usted va a tomar nuestro grupo? Somos del grupo B, estaremos en segundo en el verano.

—Marisol, no me hables de usted, solo te llevo dos años —le pidió Solange.

—Lo siento, es solo que me emociona mucho. Hemos escuchado cosas grandiosas de ust... de ti.

Solange alzó una ceja, seguro todo lo que sabían de ella eran mentiras, inflando sus logros e inventando otros.

—Gracias. Espero cumplir sus expectativas —dijo algo incómoda. Creyó que aquello sería solo una chica, pero pronto otros futuros estudiantes, padres y otros instructores también se acercaron para felicitarla y alabar cosas que nunca había hecho.
Necesitaba un descanso.

Fue al baño, se encerró en uno de los cubículos y se puso a jugar con su celular, y justo entonces escuchó la puerta azotarse y a varias voces, además de un chillido.

—No llores ahora Noelle. Se va a correr tu rimel.

Solange reconoció las voces. Eran unas chicas un año arriba de ella, también instructoras.

—Solo quisiera que hubiera algo que hacer. ¡No es justo! No asistí siquiera a esa fiesta, me quebré el tobillo. No puedo creer que pusieran mi nombre —dijo una segunda voz, aquella que parecía llamarse Noelle.

—Son las nuevas reglas —dijo una tercera con cierta pesadez—. Pese a los esfuerzos de los organizadores, no se han dado tantos compromisos y pues, han invertido mucho dinero en las fiestas.

—Son reglas estúpidas —dijo Noelle.

Solange casi se ahoga, tras un jadeo bastante evidente, tosió y tosió.

—¿Estás bien? —preguntaron las chicas desde afuera tocando a su puerta.
Solange salió del cubículo aún tosiendo pero asintiendo.

—Lo siento. No pude evitar escuchar su conversación. ¿Qué sucedió con las reglas?

—En la fiesta de emparejamientos de hace tres días, anunciaron que las reglas cambiarían porque nuestras generaciones están "haciendo trampas", con solo tres compromisos logrados en toda la temporada y la asistencia bajando bastante.
Hubo el sorteo de elección mutua. Luego hubo otro donde pusieron al menos un 15% de los nombres de los faltantes locales.

—No...

—Es verdad.

—Ne... necesito hacer una llamada, lo siento —dijo Solange, lavándose las manos rápido y saliendo de ahí. En seguida marcó a Julieta.

—Lo que sea que vayas a decir, ya lo sé —dijo su jefa de equipo.

Solange miró confundida a su celular. Julieta sonaba muy calmada.
—¿Sobre las nuevas reglas de compromisos?

—Así es.

—¿Y qué vamos a hacer? Falté a la fiesta pasada con todo lo de Israel y... —balbuceó Solange. Su mano temblaba involuntariamente.

—No te apures. Ya te comprometí —dijo Julieta.

—¿¡Qué!?

—Lo siento. Olvidé decirte. Como sea, primero tenemos que hablar sobre las redes de apoyo que se me ocurrieron.

—Julieta...

—Es claro que las nuevas generaciones no están corruptas todavía. Es genial que estés de instructora, Miranda ya tiene un grupo asignado como aprendiz de profesora. Voy a necesitar los celulares personales de todos los estudiantes que puedas para contactar con ellos directo, Georgina tiene un conocido en tecnología que también apoya nuestra causa, hará llaveros para todos, como el que tenías por no saber telepatía.

—¡Julieta!

—Vamos a hacer redes de alerta. Si hay otra situación como nuestra iniciación pueden activarlo y se nos mandará la locación automáticamente.

—¡JULIETA! ¿ME PUEDES EXPLICAR CÓMO ESTÁ ESO DE QUE ME COMPROMETISTE PRIMERO?

—Sí, claro. Creo que una doble boda será más efectiva. No tenemos tantos amigos de todas formas. Podemos compartir gastos.

—No eso... UGH... ¿Con quién me comprometiste y por qué? ¿Con qué derech...

—Tranquila. Puedes conocerlo en este momento, estamos también en la fiesta de pre ingreso, solo salimos a tomar aire.

—Julieta te juro que...

—Sí, sí. Te espero cerca del escenario, ahí está nuestra mesa.

Solange salió del vestíbulo del baño y buscó con la mirada la mesa. Por la otra puerta vio a tres personas avanzar también a la mesa, llegó azotando los pies, con toda la intención de matar a su amiga pero entonces vio aquellos hombres que acompañaban a Julieta.

Ya los había visto antes, eran un grado mayor que ellas. Sus nombres eran Teo y Lino. Resaltaban siempre entre las multitudes con sus ropas lujosas de diseñador, peinado perfecto, piel perfecta...

Y lo más perfecto de todo.
Eran gay, y entre ellos, eran pareja.

¿Cómo no se le ocurrió antes?


La semana siguiente se dedicó a seguir a los instructores y sus grupos en cacerías sencillas, y ahí fue cuando notó lo diferente de los niveles entre su grupo y los nuevos grupos.

—León, no. No me digas que olvidaste tus estacas —dijo Alma, la instructora del grupo 1A.

—No me dijeron que debía traerlas —protestó León

—ESTÁS DE CACERÍA, ¿En qué otro momento esperabas necesitarlas?

—¿Debíamos también traer las espadas?—preguntó otra chica del grupo.

—¿Tú qué piensas, Hilde?

—Lo siento —se disculpó avergonzada

—Nos regresamos y no cazan hoy. Van a ponerse a limpiar cada cosa en la armería y a escribir una página por cada arma de las que portamos los cazadores.

—Pero...

—No, no me van a dejar en ridículo frente a ningún vampiro o cadaver y tampoco solo se van a ir a descansar —les regañó Alma —. Ah, y quiero que se disculpen con Solange, quien venía solo a verlos hoy. Espero estén satisfechos con el ridículo que acaban de hacer.

—Lo sentimos, Solange.

—Lo siento, a veces sucede —le dijo Alma—. Al menos tendrás la noche libre.

Solange asintió con cierto alivio pero entonces su celular sonó en el momento. Era su prometido.

—Amor mío...

—Teo.

—Luz de mi vida

—Teo.

—Lo siento, perris. —dijo en un murmullo, Solange miró al teléfono extrañada por el apodo pero en realidad hacía sentido, Teo era bastante confiansudo e impertinente, aunque por más insultante siempre se sentía como si lo dijera con cariño y sin malicia —. Mis padres pasaron por la cocina y tenía que aparentar. Por cierto, me disculpo de antemano porque mi madre está considerando pedirte que uses su vestido de bodas de los ochentas.

—No hay problema... zorris —dijo Solange de inmediato reprendiéndose, sonaba horrible cuando ella lo decía—. Eh... No me preocupa la vestimenta ni la boda. Lo que sea está bien por mí.

—Bien. ¿Donde estás, por cierto?

—¿Por qué quieres saber?

—Porque eres mi futura esposa y supongo que debemos conocernos más. Además estoy bastante aburrido. Terminé de ver Gilmore Girls hasta la tercera temporada y no sé qué hacer con mi vida. Lino está en un entrenamiento hasta las dos de la mañana.
Por cierto, pregunta esencial, a quién prefieres, ¿a Jess o a Dean?

—¿Quiénes son Jess y Dean?

—De Gilmore girls, babas.

—No he visto Gilmore Girls.

—En lo personal me iría por Jess. Si fueras hombre quizás serías un Jess.

—¿Es un cumplido?

—Totalmente. ¿Qué te gusta ver entonces?

—Buffy la cazavampiros —contestó ella.

Solange escuchó una carcajada por parte de Teo.
—Ok, ¿a quién prefieres, Angel o Spike?

—Oz.

— Huh, vaya, buena elección, loba. En fin, vamos de fiesta, hagamos algo loco.

—Teo. No la estoy pasando de lo mejor como para...

—¡Con más razón de ir! Vamos, paso a tu casa en veinte.

Estaba exhausta pero había sido una semana divertida. Nunca había conocido a otro cazador con una personalidad así, era como si todo el trauma del deber, la cacería y la pérdida no lo tocara.

El acuerdo era que Lino se casaría con Julieta, Teo con Solange y vivirían en casas juntas.
Solange recibió bastantes elogios de sus padres, Teo era un cazador originario de Italia, parte de dos líneas de sangre cazadora impresionantes, los Helios y los Sole, además de también tener familiares en los cazadores del Vaticano.

Aquello le había dado cierta libertad y Teo la había paseado por toda la Ciudad de México, pues Lino estaba en cursos intensivos durante ese mes.

Tras ponerse crema en los pies para aliviar las ampollas de todos los zapatos altos que había usado cada noche, puso su tercer anillo de compromiso de la semana en su caja para que sus amigas no lo vieran, sería muy raro explicarles.

Era el tercer anillo porque Teo cambiaba de opinión casi cada día en torno a la estética de este pues se mandaba a hacer siempre uno que combinara y además estaban coordinados con los de Lino y Julieta.

Lino y Teo eran quienes planeaban todo lo relativo a boda, futura casa y todo lo demás. A Julieta le pasaban cada plan para aprobación, a Solange realmente no le importaba, nunca había tenido un ojo artístico así que confiaba en ellos tres para tomar las mejores decisiones.

La verdad, aunque no hubiese un romance ahí, estaba bastante contenta con la idea de Teo como esposo. Ninguno deseaba tener descendencia y cada uno le daría su espacio al otro. Apenas se habían conocido hace una semana y ya sentía como si se hubiesen conocido de años.

Durante sus salidas locas, Teo habló con Solange, pues debido a que había sido un compromiso muy rápido, se había sentido culpable de que quizás Solange estuviese secretamente enamorada de alguien o que quizás le estuviese quitando la oportunidad de conocer a alguien.

Solange le tuvo que contar toda su historia para que la entendiera. No deseaba volver a enamorarse, no se sentía siquiera capaz emocionalmente. Sí, era joven aún, pero la herida que el caso de Nolan le había dejado, había sido tan profunda que jamás volvería a confiar así en alguien.

Se sentó en la cama y se intentó concentrar en su lectura, una de las tantas tareas de la academia, pues si iba a instruir nuevos cazadores, tendría que tener todo lo técnico en la mente y no depender de Miranda ni de su memoria en películas de vampiros, que a veces la traicionaba,

Capítulo 5
El estado comatoso de un vampiro.

A veces, cuando un vampiro pierde un exceso de sangre, pero tiene la suficiente para sobrevivir, su cuerpo lo envía a un estado comatoso.
Al vampiro le viene un cansancio insoportable y cierra los ojos, ya no dormitando sino durmiendo completamente.
Los iris se les ponen blancos y no reaccionarán hasta después de varios días. Los vampiros no están muertos en este estado.
Esto no se debe confundir con el estado cercano a la muerte. Cuando se pierde una gran cantidad de sangre de forma rápida, sin posibilidad de almacenar un mínimo, el cuerpo no puede inducir el estado comatoso. El vampiro caerá inconsciente y le vendrá una muerte relativamente rápida. Así es usualmente como los vampiros-cazadores terminan a sus víctimas.

Solange exhaló. Era la quinta vez que leía el parrafo, sabía que se sabía ya esa información pero simplemente no le entraba y que se estuviera quedando dormida no ayudaba. Era su tercera cabeceada.

Alguien tocó la puerta entonces. Su madre la llamó y escuchó ruido por las escaleras. Habían llegado. Quizá aquello la relajaría un poco. Guardó el libro y esperó. Entraron sus amigas, todas en pijama con varias bolsas de dormir.

—¡Ya llegó la fiesta!— dijo Elvira.

—La fiesta de estudio —aclaró Telma.

—Dijiste que eso mañana, hoy es todo relajación. Además traje algo infalible. La verdad es que dudo que siquiera necesitemos estudiar con esto.

—Elvira fue a un mercado de brujas —le explicó Kenna—, cree que un ritual nos va a ayudar.

—Porque lo va a hacer —le dijo Elvira —. Me porté bien durante toda una semana, pedí a mis padres el coche y llevé a mi prima, que sabe de estas cosas. Conduje hasta Catemaco y buscamos por recomendación a esta bruja, super sabia, lleva mucho tiempo haciendo hechizos. Nos dio una lista de compras.

—Déjame adivinar, todo lo vendía ella —dijo Telma con cierta apatía.

—¡Sí! ¿Puedes creerlo? Super conveniente. Como sea, lo perfecto es que es un ritual para hacer entre amigas —contestó Elvira con una sonrisa triunfal.

—¿Cuánto tiempo te tomó planear todo eso?— preguntó Kenna.

—Como tres o cuatro días.

—¿Y no crees que estudiando ese mismo tiempo en lugar de ir a buscar magias, tendrías más oportunidad de pasar? —preguntó de nuevo Kenna.

Elvira se puso un dedo en el mentón, parecía de verdad estar pensando aquello.
—No. Estoy segura que necesito casi un milagro.

Fue lindo pasar la noche con ellas e inclusive hacer el ritual, aunque dejara un olor raro en su habitación. Ya sabía la pesadilla de estudio intensivo que vendría al siguiente día, así que se decidió a disfrutar y no pensar en más. Era como si aquellos momentos lindos con sus amigas fueran cada vez más raros en su vida.

Despertaron temprano. Telma ya estaba bañada, vestida y apuntaba una nueva guía que repasarían. Las demás se bañaron, arreglaron, prepararon café y pequeños sándwiches para estudiar sin distracciones.
Solange entró al cuarto lista para dedicarse a las matemáticas al tiempo que Kenna le hacía a Elvira una pequeña trenza para quitarle el cabello de la cara.

Pero entonces algo las distrajo. Un golpecito en la ventana, seguido por otro y otro más.

Notas de la Autora

Espero hayan disfrutado el capítulo.
Lamento que cada capítulo la espera sea un poquito más larga pero como ya son los finales, es más difícil dejarlos listos para publicación :)

Como siempre les agradezco su paciencia además de cada lectura, cada voto, cada comentario y cada recomendación ❤️
Significa mucho para mí tenerles de lectores 🥰

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