Solange

By KryzizBonny

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Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una... More

Advertencia
Prefacio
Capítulo 1 - Una Segunda Vida
Capítulo 2 - Emblemas
Capítulo 3 - Fracasos y Conquistas
Capítulo 4 - Liderazgo y Confrontación
Capítulo 5 - Equipo Integrado
Capítulo 6 - El Punto Débil
Capítulo 7 - Vida Mortal
Capítulo 8 - Iniciación
Capítulo 9 - Cabeza Fría
Capítulo 10 - Siguiente Nivel
Capítulo 11 - Dulces 16
Capítulo 12 - Corazón Roto
Capítulo 13 - Delirio
Capítulo 14 - Jack de la Morte
Capítulo 15 - Promesas, Secretos y Dudas
Capítulo 16 - Historias que se Tocan
Capítulo 17 - El Innombrable
Capítulo 18 - Doble Pérdida
Capítulo 19 - Rostros Amigables
Capítulo 20 - Recompenza
Capítulo 21 - Verdades
Capítulo 22 - Confianza
Capítulo 24 - Rivales
Capítulo 25 - Invitada
Capítulo 26 - Vándala Juvenil al Volante
Capítulo 27 - Verdades que Destruyen
Capítulo 28 - Un rostro extraño
Capítulo 29 - Colapso
Capítulo 30 - Torn el Vampiro
Capítulo 31 - Ayuda
Capítulo 32- Bloqueos y Reuniones Secretas
Capítulo 33- Fuego, Lluvia y Burbujas
Capítulo 34- Revolución
Capítulo 35 - Cosas que se ganan, cosas que se pierden.
Epílogo
Créditos

Capítulo 23 - Convivencia

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By KryzizBonny

⚔️ Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.

Julieta y Solange llegaron a primera hora de la mañana, en el día de la fiesta, al lugar de la cita cerca del Zócalo. Aquello tenía tanta importancia que había una enorme preparación previa.

Sus peinados, más despeinados que peinados, y pijamas, estaban estratégicamente planeados para simular que no les importaba, aunque sus ojeras indicaban que no habían podido dormir en toda la noche.

Julieta dio un último vistazo a la tarjeta que les dieron para corroborar la dirección antes de tocar el timbre. La puerta enorme de madera se abrió casi de inmediato. Pudieron escuchar diversas voces en un cuchicheo en la parte de arriba, varias secadoras de pelo sonando al mismo tiempo, así como una mezcla de olores entre acrílicos, jabón, shampoo y perfumes.

—¿Señora Dulce? —preguntó Julieta.

—Llegan tarde.

Solange volteó hacia Julieta en cierto pánico, se le hacía que la señora se asemejaba mucho en su actitud a la casamentera de Mulán pero nadie, NADIE le daba esa actitud a Julieta en la mañana.

Su jefa de equipo de bajo los lentes de sol para mirarla directamente y dio un respiro antes de hablar, como para apaciguar su ira.

—Ok cálmese, no había lugares para estacionarse —le dijo Julieta lo más tranquila posible mirando su reloj—. Literal estamos un minuto tarde.

—¿No trajeron nada?

—Dijeron que aquí nos darían todo —dijo Solange con cierta ansiedad.

—Sí pero usualmente traen un vestido al menos. Es el único momento en el que se les permite usar color. Parece como si quisieran estar en cualquier lugar antes que este.

Solange vio como las fosas nasales de Julieta se inflaban al tiempo que forzaba una sonrisa. Una pre-elite no podía ser contestona. Obedecer era vital para alguien en su posición si quería llegar a elite.

Habían tres tipos de persona en esos arreglos matrimoniales: Cazadores, deportistas de alto rendimiento, personas con genética interesante  y gente bastante adinerada.

En general, los cazadores morían jóvenes y dejaban herencias enormes. Por tanto, era primordiar casarlos y obtener descendencia tan pronto fuera posible.

A aquellos cazadores que lograban reproducirse, se les daba prioriodad al aplicar para puestos mayores fuera del patrullaje y las misiones, y eso para muchos era un incentivo jugoso.

Los deportistas y personas con genes interesantes estaban ahí para mejorar las habilidades de las siguientes generaciones de cazadores y se hacían investigaciones exhaustivas antes de darles invitación. En toda esa reunión, eran lo que se consideraba más valioso.

Y finalmente, los adinerados también eran escenciales. Si se necesitaba cazar un vampiro sin conocimiento de los gobiernos, los cazadores de familias adineradas eran aquellos que ponían el dinero del botín.
Las familias de cazadores ya eran bastante adineradas por si solas, así que aquellos considerados humanos comunes "adinerados" debían tener riqueza extrema para siquiera obtener invitación.

Las uniones entre cazadores también eran permitidas, pero era común que si para entonces uno no se había comprometido a otro cazador, era porque la cosa no iba a suceder y por tanto, necesitaban ayuda.

La señora Dulce no era cazadora sino que tenía genética excepcional: Sus huesos eran super fuertes, su visión llegaba al ultravioleta y podía dormir solo una hora al día y sentirse descansada, además de tener varios gemelos, trillizos y cuatrillizos en su familia.

Sus hijas, quintillizas, estaban a unos años de entrar a la academia de cazadores pero ya todos sabían de ellas, debido a que habían heredado las habilidades de su madre y con el suero de los cazadores, se habían incluso potenciado.

La señora Dulce había sido un unicornio, por tanto había podido elegir cazadores para comprometerse de todo el mundo. Su baile incluso fue uno de los más atendidos y se terminó casando a una rama de los Soleil lejana.

Esa era la diferencia. Ella había podido elegir entre miles a la edad que se le pegó la gana asistir y pudo haber rechazado la invitación.

—Uno pensaría que al menos eso les daría algo de emoción —continuó diciendo la señora Dulce.

—Nah— dijeron ambas después de echarse una miradita.

Fue una mañana tediosa, no por la preparación, que era agradable en ciertas partes, sino por la ansiedad que les daba cada hora estar más cerca del evento.

Otras compañeras estaban ahí, se encontraron con Kathy, quien vestía el más enorme vestido rosa que habían visto en su vida, en el salón de manicura y pedicura.
Leía y hacía apuntes de la lista de invitados. A todas les habían dado un librito con todas las fotos, ocupaciones, familias y pasatiempos de los asistentes.

—¿Qué haces? —preguntó Solange mientras le hacían las uñas. Aunque estaban quedando más lindas de lo que jamás había llevado en la vida, estaba ya aburridísima.

—Son solo dos horas de fiesta obligatoria. Hay solo cinco sujetos asquerosamente ricos que asistirán. Tengo 24 minutos para impresionarlos y ponerlos en mi bolsillo —dijo Kathy muy seria —si las confirmaciones fueran al menos un día antes, podría investigar más sobre sus intereses, ¿saben algo de rugby?

Solange y Julieta negaron.

—¿Nadie ha pensado que esto es un tipo de falsedad? Con la cacería y la escuela apenas tenemos tiempo de respirar. Llevamos cuatro horas aquí arreglándonos. No sería mejor una fiesta post-cacería. ¿Donde nos vieran como somos y con lo que se están casando? —preguntó Solange.

Pero la señora Dulce las escuchó e intervino.

—Este cocktail es el primero al que se les dejará asistir. Es importante que vayan bien arreglados y den una buena impresión.

Solange giró los ojos ante su respuesta automatizada.

—Personalmente no me importa, solo quiero una vida acomodada sin tener que gastar mis salarios— dijo Kathy encogiéndose de hombros —, además este tipo —les dijo con los ojos bien abiertos mostrando su librito—, tiene cinco yates, uno con helipuerto. Es mi número uno hasta ahora.

—No se trata de eso, señorita...

—No. Se trata de que todo el apoyo a sexualidades diferentes dura solo hasta que estemos en edad de reproducirnos —dijo Julieta mirando a la señora Dulce directo mientras bebía de su taza de té.

—¿Es siquiera legal? Somos menores de edad todavía —dijo Solange, aunque aquello solo fue para molestar. Los compromisos se daban a esa edad pero no tenían obligación de tener hijos hasta después de los 18, pese a que muchos se adelantaran para salirse de las cacerías.

La señora solo evadió su mirada tanto como su pregunta.

En general el ambiente no era de emoción. Era cierto que como adolescentes muchos realmente deseaban experimentar el romance, pero como asistentes a escuelas comunes, muchos ya tenían intereses amorosos que sabían eran prohibidos.

Tras arreglarlas, las metieron en un auto, Bimori, su compañera del equipo B, ya estaba ahí con un vestido enorme de color naranja tradicional Rarámuri. Se veía despampanante: su maquillaje, sus accesorios, todo resaltaba su preciosa e impecable piel canela.

Ella ni les dirigió la mirada. Sabían que estaba que echaba humo. Justo unos días antes, uno de los cazadores invitados, proveniente de Sudáfrica, había roto su noviazgo. Bimori sospechaba que solo para ir a echar ojo a la fiesta.

Esperaron un poco más a su chaperona, la señora Dulce cerró la casa y subió con ellas.

Solange se recargó en el vidrio cansada mientras el auto pasaba por diferentes calles. Le habían arreglado el cabello al final, y el masaje de cuero cabelludo la había dejado lista para dormir una siesta.

La voz en el radio entonces advirtió al conductor que había un embotellamiento debido a un accidente de tránsito y que si continuaban estarían en una velocidad a vuelta de rueda por al menos una hora.

—Vamos a tener que tomar otra ruta —le indicó la señora Dulce al conductor. Él asintió.
Comenzaron a pasar por calles pequeñas, diversos puestos de comida y lo que parecía una parte industrial de la ciudad donde habían diversas fábricas.

Y entonces, justo frente a una de las fábricas, sintieron un golpe.

—Es la llanta. La cambiaré de inmediato.

—Le ayudo —dijo la señora Dulce con rapidez —. Las niñas tienen que llegar tan rápido como sea posible.

Solange volteó hacia Julieta levantando una ceja. La señora Dulce se veía nerviosa. Era quizás un rumbo desconocido para ella y el auto se veía algo lujoso, pero era como si no recordara que dentro estaban tres mortíferas cazadoras capaces de usar sus incómodos tacones como armas.

—Podemos ayudar también —le ofreció Julieta.

—Absolutamente no —dijo la señora Dulce agitada—. No van a manchar sus vestidos. Se quedan en el auto.

Solange suspiró aburrida, la calle estaba en penumbras fuera de un puesto pequeño de tamales bastante atendido a unos pasos, pero entonces vio algo curioso.
Frente al auto había una fabrica de pinta vieja y descuidada con los cristales rotos en algunas ventanas. Las ventanas eran muy pequeñas y bastante altas, pero justo tras los cristales o ausencia de ellos había una capa negra, como si no quisieran dejar pasar la luz.

Le hizo una seña a Julieta y ella misma entrecerró los ojos. Bimori también concentró su atención en lo que sucedía.

—Puede ser una fábrica de materiales fotosensibles —les dijo Bimori tras observar aquello.

Julieta entonces abrió la ventana con discreción y respiró profundamente.

Aunque no al nivel de vampiros, algunos cazadores tenían el sentido del olfato lo bastante desarrollado como para oler sangre si esta se derramaba en cantidades excesivas en algún lugar. Cazadores como Siria incluso podían oler y diferenciar a los mismos vampiros.
Julieta abrió los ojos al doble tras inhalar y volteó a sus compañeras.

—No son químicos. Es sangre. La calle entera apesta —murmuró ella —, tiene que ser una base enorme.

Más adelante la puerta del lugar se abrió y salieron dos sujetos de vestimentas negras algo extrañas caminando en sentido contrario a donde estaban, escoltando a una mujer de cabello rojo en ropas blancas tan lujosas que parecían fuera de lugar.

Solange sintió un sobresalto de inmediato. Esa no era cualquier pelirroja, era la mismísima Cirse.

Se quedó muda al punto que solo pudo jadear. Ante su reacción, y sin entender la gravedad de aquello, Bimori abrió la puerta del auto pero la señora Dulce se la cerró de nuevo.

—Se quedan adentro.

—Pero señora Dulce, eso —dijo Bimori apuntando con voz tan baja como se le hizo posible —, creemos que es una base.

Julieta omitió lo que sucedía para concentrarse en Solange, sin decir nada le tomó la muñeca para sentirle el pulso y abrió la boca tras ello.

—No están en una misión y no están de cacería —reprochó la señora Dulce.

—Pero necesitamos investigar —dijo Bimori.

—No. Lo único que necesitan es ir al evento y punto.

—La llanta está lista—dijo el conductor.

—Bien. Vámonos.

—¿Era esa Cirse? —susurró Julieta muy seria después de que el conductor encendiera el radio de nuevo.

Solange asintió aún dudando de lo que había visto.

Tras aquello, se mantuvieron en las calles principales hasta llegar al lugar de reunión. Era un penthouse en la ciudad pero antes de dejarlas entrar, les dieron instrucciones.

—Se les darán tres tarjetas. Pondrán ahí los nombres de quienes les interesen. Deben de poner obligatoriamente tres personas. Si dejan un espacio vacío y si otra persona las elige, se llenará automáticamente ese espacio con quien las eligió.

Tras ello les dieron pines magnéticos con sus nombres y apellidos para poner en sus vestidos, las tres tarjetas y una pluma. Las puertas se abrieron para ellas y tuvieron que tomar una segunda mirada para corroborar que aquello no fuera una fantasía.

Todos los muebles lucían de cristal y la iluminación lograba un efecto como si el lugar fuera de hielo.
Del techo alto caían luces en cascadas, asemejándose a estalactitas sumamente delgadas con una luz blanca que se pintaba de un arcoíris tenue en la base.
Las paredes contenían ventanales enormes que daban a un jardín enorme en el balcón cubierto de flores y el ambiente olía a galletas de mantequilla pero no podían reparar en aquello.
Julieta, Solange y Bimori aprovecharon que el profesor Deepak estaba ahí, también como chaperón, para informarle sobre lo sucedido.
Solange incluyó que las características de la chica incluso se asemejaban mucho a Cirse. Al mencionar la dirección de la fábrica, vieron en el profesor un movimiento de ceja extraño e involuntario que corrigió de inmediato.

—Bien. No se preocupen más por ello. La academia se encargará.

—Es escencial que actúen ahora. La base podría desaparecer en solo horas —dijo Julieta.

—Lo escencial es que tomen su tiempo disfrutando esta fiesta. Lo demás no les concierne a menos que obtengan una misión que así lo diga o que sean parte de los altos mandos, señoritas —les dijo antes de retirarse.

Bimori se encogio de hombros en cuanto se marchó el profesor y entonces notó que tras Julieta, a cierta distancia, su ex-novio se encontraba hablando con una chica.

—Si me disculpan, voy a que ese idiota se arrepienta de todo esto —dijo ella antes de irse y fingir que tropezaba cerca de un círculo donde habían varios chicos. Dos la sujetaron de inmediato, otros tres le preguntaron cómo estaba y otro ya le estaba pidiendo una bebida al bartender frente a ellos para dársela.

—¿Crees de verdad que sea suficiente? —preguntó Solange.

—Nuestra única otra opción sería decirle a Siria, pero creo que ambas sabemos que eso no sería mejor. Tenemos que investigar más por nuestra cuenta. ¡UGH! Odio esto— dijo Julieta al tiempo que un sujeto con uniforme se acercaba a darles bebidas.

—Al menos podemos probar la champaña... no creí que viviría para entonces —dijo Solange.

—Claro... tres años antes de lo debido... para que nos soltemos en este cortejo, ¿no es así? —dijo Julieta.

Solange asintió y le dio un trago sacando la lengua en desagrado. No sabía si le gustaba o no pues tenía un sabor peculiar. Le gustaban las burbujas, el sabor a fermento, no tanto.

—Solo una flauta de champaña. A ellos no les importará pero son muchas calorías vacías y tenemos entrenamiento nocturno —le dijo Julieta —. Puedes agarrar un macaron o una galleta y un pedacito de queso también.

Claro, Solange estaba acostumbrada. Su cerebro ya ni registraba los dulces cuando Julieta estaba cerca. Y aún tras eso, debía admitir que la había extrañado bastante.

—Mañana te reunirás con Kim por cierto, y quiero también que busquen la dirección de la fábrica de hoy. Hay algo raro, no sé, la reacción del profesor... me deja intranquila. Lo que más me frustra, es que preferiría estar ahí investigando que aquí— le dijo Julieta —. Por eso quería entrar en los cuerpos de elite antes de todo esto.

Solange asintió, ella misma no había vuelto a sentir atracción por nadie desde Nolan. El pensarse atada a un sujeto que ni conocía ni le atraía, la sofocaba.

—Y no somos las únicas —volvió a decir Julieta—. Solo pongamos los nombres de aquellos que luzcan más miserables durante toda la fiesta

—¿Y si ellos hacen lo mismo? Te aseguro que somos esas mismas personas —dijo Solange

—¿Cuál es tu plan entonces?

Solange señaló un grupito de ocho que parecían pasarla bien y se coqueteaban mutuamente.

—Pongamos el nombre de los tórtolos.

Al día siguiente, después de revisar las listas de compromisos y corroborar que su nombre no estuviese ahí, Solange se vio con Kim en un pequeño café que siempre le dio curiosidad.

Amaba las cafeterías extrañas; el lugar era un tipo de casa adaptada y por tanto los cuartos daban cierta privacidad, no como las grandes cafeterías en las que todas las paredes eran de vidrio.

—¿Seguro que no te meteré en problemas?

—Eres mi hermana, moriría por ti. Además no van a detectarnos si lo hacemos bien —le contestó Kim.

Solange sonrió. Le gustaba su acento, siempre parecía que hacía una pregunta al terminar la frase.

Kim había llevado su computadora. Al tener un equipo incompleto e inestable, se había estado capacitando a Miranda y Kim en otras tareas para quizá obtener un retiro temprano si eran lo suficientemente buenos.

Miranda estaba intentando ser profesora y Kim ya estaba como aprendiz en inteligencia y datos. En su computadora tenía acceso a información clasificada sobre misiones, lugares, personas y vampiros de interés, clasificados.

—¿Quieres algo? —preguntó Solange buscando en su bolso por un billete.

Kim sonrió ampliamente mientras preparaba todo. Solange ya sabía qué significaba. Practicamente quería cada fruta que el lugar tuviera. Solange se levantó y fue a la caja por un café, un plátano, y una ensalada con melón, papaya y uvas.

—"Ay, Papaya de Celaya" —dijo él muy satisfecho cuando ella regresó a la mesa con todo aquello.

Solange rió.
—Kim, eso no significa lo que tú crees que significa.

—Oh, no —bajó la voz motificado—. ¿Es otra de esas cosas que significan "genitales"?

—¿Lo escuchaste de Galiel verdad?

Él asintió bajando la mirada
—Solo quería honrar su memoria.

—Te aseguro que si su espíritu escuchó eso, en donde quiera que esté, está riendo —le dijo Solange con una sonrisa al tiempo que le robaba una uva.

—Bueno. Está listo— dijo él al recibir su botín —, ¿qué quieres buscar?

—Ok primero, necesito los datos de la fabrica donde murió el equipo A y... Nolan —dijo Solange. De inmediato hubo una mirada incómoda y sombría por parte de Kim. —Necesito saber por qué o cómo el equipo A sabía que era una base de la corte. Si es que está en nuestra base de datos.

—Si lo estuviera... ¿no lo hubieran destruido cazadores de la elite? —pregunto Kim con cierto nerviosismo.

—Eso es lo que quiero saber.

Kim asintió serio y echó a andar sus manos en el teclado. Su rostro y los múltiples sonidos y alertas de acceso denegado le hicieron sospechar mucho sobre lo que estaban a punto de encontrar.

La computadora entonces hizo un sonidito diferente, el rostro de Kim se iluminó antes de dejar escapar un jadeo.

—¿Qué sucede? —preguntó ella.

Kim se quedó mirando la pantalla ignorando a Solange y se tuvo que levantar y salir del lugar un momento.
Sin entender, ella se cambió de lugar entonces para ver qué le había afectado tanto.
Tenía la dirección más un nombre, Cirse Lagard de Valois, y a diferencia de otras direcciones bajo "La Corte" esta estaba en color rojo.
Paris sí lo había sacado de la base de datos de los cazadores. Por eso había andado con una computadora en mano durante los días anteriores a su asesinato.

Entre las otras direcciones vio una en color amarillo.
Los colores que se usaban ahí en las direcciones eran los mismos que en la jerarquía de misiones. Si eran iguales también en importancia, amarillo era el que más peso tenía.

La dirección de la fábrica estaba en amarillo y era la única ahí con ese color.

Las manos le temblaron. Entendía lo que estaba sucediendo pero al mismo tiempo no quería entenderlo.

Las tribus Sinne eran supuestamente opuestas a la Corte; los vampiros afiliados a ella les ocasionaban varias vidas pérdidas cada mes, pero aún así, ¿no hacían nada aún tras tener sus escondites perfectamente identificados?
Las palabras de Jack de la Morte le resonaban en los oídos.

Suspiró y dio click entonces al nombre de Cirse.
Habían varios datos que ya conocía pero también notó que era el primer registro de vampiro con la maldición del demonio, aunque los puntos antes de su nombre daban a entender que hubieron más antes de ella. En lo que parecía ser un después, refiriéndose a quienes habían heredado y pasado la maldición, le seguían los siguientes nombres: Michiko, Anne, y Jack de la Morte.

Suspiró en alivio cuando notó que el nombre de su amiga aún no estaba en la base de datos. Posiblemente porque no estaban seguros, no sabían (dudaba eso) o no querían compartir la información.

Dio click al archivo que hablaba sobre la maldición anexado al nombre de Cirse y entonces quedó fría.
No había información, solo se citaba un libro.

Necesitaba ese libro. Apuntó todos los datos en su libreta y se quedó mirando a la pantalla.
Kim regresó entonces, aún parecía muy afectado por aquello.

—No tengo palabras —dijo él —, somos de verdad deshechables.

—Kim, escucha. No podemos dejar que sepan que sabemos. Si de verdad queremos un cambio, tenemos que ser inteligentes. Tenemos que planear las cosas.

Su naríz estaba roja y sus ojos llorosos. Nunca lo había visto así.

—Era mi hermano. Eran nuestros amigos —Solange sintió las piernas de gelatina cuando Kim dijo eso —. Está bien, no le diré a nadie. Somos actores finalmente. Pero prométeme que no quedará impune.

Solange asintió pero en realidad no sabía cómo podía asegurar aquello. Las palabras solo salieron de su boca, hasta ese momento jamás se había planteado siquiera eso de "cambiar las cosas", su mente se encontraba bastante ocupada recordando cuándo tomar sus pastillas para no colapsar. Solo quería salvar a su amiga de la muerte. Era todo.

¿O era todo?

—Hallo

—Hola. ¿Español?

—Sí. Marju Rääbis, bibliotecaria aquí. ¿Quién es?

—Solange Soleil, eh... habló de la cede de las tribus Sinne, de la rama de la dinastía del sol en Mexico.

—Ahh, Mehhiko. Muy bien.

—Sí, eh... requiero el libro con número— dijo mientras se aseguraba con la vista de aquellos dígitos en su libreta —30260504 ¿usted lo tiene?

—Confirmo 30260504. Lo busco. Espere... — Solange escuchó teclas — Jah, jah... eh, digo... sí. Lo tengo.

—¿Está de casualidad digitalizado?

—No. Su traducción y digitalización están planeados para el año 2007.

Solange refunfuñó. ¿Traducción? Rogaba que estuviera en un idioma que pudiera entender, aunque no podía esperar, si tenía problemas conseguiría a alguien que lo hiciera por ella.

—¿Me lo podría enviar a México entonces?

—No.

—¿Lo podría entonces escanear o tomar fotos?

—No.

—¿Huh? —Solange parpadeó varias veces confundida —.¿Por qué no?

—El libro es viejo. Muy viejo. Se rompería. Y además no lo va a entender. Vendrá aquí a leer el libro.

—¿A Estonia?

—Jah.

Solange suspiró cansada al siquiera imaginar todas las horas de vuelo solo para leer un libro.

—Ok... —dijo Solange—, ¿cómo llego ahí una vez que esté en el aeropuerto?

—Yo iré por usted. Envie detalles de vuelo al email. ¡Adios!

Solange miró su calendario de eventos románticos en el librito que les dieron en la fiesta y compró su boleto de avión a Estonia de inmediato, aprovechando que era temporada de emparejamientos. Los cazadores de Tallinn tendrían su primera fiesta ese mismo fin de semana.

Nadie le cuestionaría su viaje. Era usual en esa temporada hacer dos o tres visitas a otras fiestas de grupos de cazadores afiliados a las Tribus Sinne alrededor del mundo, pues las familias antiguas tenían tantos primos y conexiones sanguíneas con los cazadores de su país originario, que no eran uniones convenientes genéticamente hablando.

Los cazadores en países cerca de los polos tenían muy buena reputación, puesto que por varios meses, vivían con noches largas. Era común que vampiros novatos llegaran ahí durante esos meses creyéndose muy listos o incluso vampiros antiguos queriendo desafiarlos para tomar control de regiones convenientes.
Por tanto, ni su padre pondría peros.

Solange llegó casi muerta tras todas las escalas que tuvo que hacer.
Marju fue por ella al aeropuerto y esperó por ella con un cartel de papel. Era una señora de cabello corto y lentes muy pintoresca, el cabello rubio cenizo lo tenía cubierto por un sombrero rosa que combinaba con su gabardina.

Tras unos minutos llegaron a la biblioteca, y era verdad, el libro se hubiese hecho polvo en un envío internacional.
Estaba en una vitrina pero Marju lo sacó con sumo cuidado y le ayudó a manipular el libro con instrumentos especiales, además de traducirle todo.
Los bibliotecarios secretos no eran cazadores pero eran muy bien pagados por todas las organizaciones de cazavampiros en el mundo para mantener ciertos libros y ayudar a traducirlos si se requería. Cada bibliotecario hablaba muchos idiomas y podían leer también con facilidad escritos antiguos.
Cada consulta era también confidencial.

—Este libro tiene una nota. Al parecer es una traducción de otro libro que se perdió por completo. Tenga eso en cuenta señorita Soleil. Los bibliotecarios no existíamos en ese tiempo. La traducción puede no ser exacta.

—Entiendo. ¿Me puede traducir todo sobre los vampiros de la línea del demonio?

—Por supuesto.

—El demonio solo se pasa de primogénito a primogénito de sangre vampírica.
Después de pasar al demonio, el vampiro se volverá un tipo de vampiro común y si el vampiro hace a otros, también serán comunes.

—¿Solo un vampiro puede tener al demonio entonces?

—Sí. No se comparte.

Bien, eso ya lo sabía pero era importante confirmar la información.

—Oh... hay otro detalle importante aquí, señorita Soleil —dijo Marju acomodándose las gafas—, los vampiros de la línea del demonio (aunque dejen de tener al demonio o no sean los primogénitos y no lo hereden) obtienen aún así, mayores poderes e inmunidades más prontas que los vampiros comunes.

—Entiendo— dijo Solange con cierta pesadumbre. Los cazadores tenían marcas por años en las que clasificaban la peligrosidad de los vampiros por sus inmunidades; pero si los vampiros, tanto aquellos en la línea del demonio como en sus diversas ramificaciones, eran un tipo de super vampiros, todo sería más difícil.

—El problema para ellos es que no pueden consumir sangre que no esté viva. Me imagino que eso los expone más.
A los más antiguos solo nos les trae nutrición alguna y de vez en cuando un dolor estomacal; a los nuevos les puede causar un shock tal que les deje en un estado de reposo cercano a la muerte.

—¿Dice algo ahí de cómo se activa el demonio?

—Sí, aquí. El vampiro debe beber sangre de la víctima y conocer su nombre real.

Solange movió su cabeza en negativa.

—¿Nombre real?

—Sí— dijo Marju—. La vampira Michiko, descendiente vampírica de Cirse Lagard de Valois escribió ella misma en esta traducción ese dato hace más de cuatrocientos años. Aquí está su firma.

—¿Cómo siquiera accedió a este libro? ¿Cómo sabemos que es verdad?

—La vampira Michiko siempre estuvo en contra de Cirse. En relaciones personales era un tipo de odio-amor lo que tenían pero no dejaba que eso nublara su juicio. Michiko hizo varios regalos y aportes a los cazadores y bibliotecarios durante toda su vida.
Desde sus apuntes aquí, se ha hecho común que nadie use sus nombres reales. Se llevan casi doscientos años de nombrar a los cazadores con números a los que solo tienen acceso los padres y las más altas autoridades.

—Pero...— aquello no le hacía sentido... —... entonces... —se sentía saturada. Entonces Jack de la Morte dijo la verdad, él no había usado el demonio en contra de su hermano—, lo siento... continúa Marju.

—Viene aquí también cómo se anula. Si se mata a quien pronunció el nombre, se anula el deseo de sangre del demonio por la víctima.
Hay cosas que también pueden debilitar al demonio y traer a la persona a sus sentidos, pero los escritos en esta parte son los que tienen la advertencia de mala traducción pues fueron apuntes de varias personas añadiendo al libro antiguo cada tantos años y sus escritos pudieron no ser claros o la tinta usada fue de baja calidad.

Habían pasado unos días desde terminar su investigación y apuntar todo lo que necesitaba.

Solange abrió los ojos tras una sacudida ligera por parte de la sobrecargo, habían ya llegado a la Ciudad de México y era tiempo de salir del avión, pero tenía nauseas y la cabeza le punzaba gracias a lo sucedido el día anterior.

Sus primos, los Soleil de Dinamarca, a los cuales jamás había conocido, se encontraron visitando también Estonia para la fiesta de emparejamientos (aquella a la que ni planeaba ir y solo uso como pretexto de viaje), y tras una llamada de su padre, fueron por ella a su hotel.

No pudo siquiera pensar en una excusa para quedarse cuando ya sus primas la tenían presa en su auto, en camino a otras tantas horas de arreglo.

Ya en la fiesta, sin Julieta para restringir sus calorías, con su mente dando vueltas en torno a todo lo de la línea del demonio, con su ansiedad social haciéndole ocupar los silencios incómodos dándole un trago a lo que llevara en la mano, más sus primas y primos dándole más y más bebidas, no recordaba varios puntos de la noche, y eso era bueno puesto que los que recordaba eran sumamente humillantes.

Se había puesto tan borracha por no saber sus límites que había bailado en la mesa, había roto una botella de Vana Tallinn antes de empinarse la mitad, había hablado un terrible danés, se había roto con el tacón, al atorarse con el tul, parte del vestido de atrás, y había vomitado dentro de su bolsa, todo para no descargar su estómago en el memorial de Russalka, pues al acabar la fiesta, decidieron recorrer Tallinn.

Corrió como nunca en su vida y tomó un taxi apenas llegando a tiempo para ir a la escuela pero el viaje la había cansado mucho y apenas se podía mantener despierta.

Al llegar a la escuela corrió a la tiendita, y compró dos botellas enormes de agua así como cada color de gatorade que encontró.
Con los brazos llenos entró a su salón y se desparramó bebiéndose una de sus compras completa en segundos, antes de hundir su cabeza entre sus brazos y taparse con el suéter esperando fuera tan efectivo como una capa de invisibilidad para que nadie la molestara y el profesor no la notara.
No lo volvería a hacer.
No volvería a beber en su vida.

La campana sonó, dando indicación a todos para entrar a sus clases y destruyéndole las sienes a Solange provocándole un dolor insoportable.
Y seguro ahora sus compañeros escandalosos le seguirían taladrando el cerebro.

Pero no. Nada.
Escuchó sus pasos y como se sentaron pero todos entraron en silencio.
Solange se giró y sintió dolor en sus ojos al sentir el cambio de luz. Sus compañeros lucían consternados, vio un grupito susurrando en la esquina y a otros con ojos llorosos.

Elvira entonces entró al salón muy perturbada, incluso chocó contra el marco de la puerta y en cuanto se sentó al lado se Solange comenzó a llorar.

—¿Qué sucede?

Elvira intentó comenzar varias veces.

—Israel... del salón B... me acaban de decir que murió.

Solange dejó de respirar por unos segundos y sacudió la cabeza sin comprender.

—¿Qué? Perdona, creo que no escuché bien.

—Israel, el chico que le gustaba a... Cat...

Pocas veces sintió Solange tal shock. No podía ser... Israel era fuerte, MUY fuerte si tenía que admitirlo... ¿Qué podría haberlo matado?

Sudó frío.

Nunca le preguntó a Catrina si había contactado con Israel.
¿Acaso Catrina había asesinado a Israel?
Sintió ganas de vomitar.

Si Catrina había hecho aquello... NO, no podía ser... ¿o sí?
Pero ¿por qué? ¿Por qué lo visitaría siquiera si parecía muy apegada a Jack de la Morte?
No. Israel podía vencer a Catrina... ¿pero querría? O si el demonio se hubiese activado...

¡Demonios!

—Pero, pero qué sucedió... ¿cómo...?— le preguntó Solange.

—No sé —chilló Elvira— dice la hija de la Miss Rebe que nos van a dar el aviso en cuanto empiece la clase aunque ya todos lo saben. Que traerán un camión para quien guste ir cuando terminemos las clases.

Solange sentía culpa, había dejado ir a Catrina y si ahora ella había matado a Israel... sería una muerte bajo su responsabilidad.

Notas de la Autora

Hola :) Espero no me odien por dejarles así en este momento hasta el siguiente capítulo 😅
De verdad intento apresurarme a publicar pero es difícil cuando debo revisar que cada cosa tenga continuidad y sentido jaja. Les agradezco mucho su paciencia.

Les deseo un año increíble y siento mucha gratitud de sus votos, lecturas y comentarios ❤️ me hacen mis días mucho más bonitos.

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