Ella sabe que la odio | YA A...

By Ash-Quintana

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Jessica creía que no le gustaban las chicas hasta que conoció a Alex, la extrovertida y problemática estrella... More

1. Primera cita en el jacuzzi
2. Alex y Noah
3. ¿Qué dirías si esta noche te seduzco en mi coche?
4. Alex habla de mí en televisión
5. Ay, atrapadaa
6. Como NO hacer un directo en instagram
7 ¿Me gusta Alex?
8. Compartimos cama
9. Desayuno con el suegro
10. Hay un hombre moribundo aquí
11. Nos desconocemos
12. La verdad sobre Patricia
13. Cancelada
14. A ver, pruébalo ( ͡° ͜ʖ ͡°)
15. Jugamos un juego
16. El chisme de la familia de Jess
17. Alex se muda
18. Ayuda, Chayanne
19. Seth no habla español
20. Conocemos a Charlie y no es Damelio
21. La hice suplicar
22.Me olvidé el título perdón
23. Siempre esperen lo inesperado
24. Sé la villana
25. Seth hace tarta de limón
26. Mi tiran por las escaleras
28. Me quedo
29. Perras ganas de besarla
30. Los caminos de la vida
31. No necesitaba ver eso
32. De negro para el funeral de un infiel
33. Parece que llueve
34. Huída
35. A llorar
Epílogo
¡Libro en físico!
Extra 1: Propuesta indecente
Extra 2: Sólo somos amigas... ¿O no?
Extra 3: Adiós popó
Extra 4: Los padres de Cloe
Extra 5: Sola
Extra 6: Familia
Extra 7: Cloe y Noah
Tirando facha

27. ¿Las amigas se besan? Pregunta seria

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By Ash-Quintana


ALEX

Me dolía el culo.

Empecemos por ahí.

El suelo de la discoteca estaba pegajoso y mojado cuando apoyé la mano en él y todo daba vueltas. No tenía idea de si se debía por las luces intermitentes o por la contusión en mi trasero. 

A mi lado estaba el vaso que antes sostenía Noah en su mano, vacío.

Ahora entendía por qué estaba mojado el suelo.

Cuando levanté la cabeza me encontré rodeada por un grupo de adolescentes con sus cámaras y flashes encendidos, apuntándome. Algunos me tendían sus sudorosas manos para que las tomara y me levantara.

—¡Noah! —Escuché la voz de Jess detrás de mí—. ¡Te dije que la distrajeras, no que la mataras!

—Pues distraída ya está.

Intenté darme la vuelta para verla justo cuando ella empujó a dos chicos para abrirse camino y arrodillarse frente a mí.

Abrí la boca, sorprendida.

Jessica llevaba un vestido azul, si es que eso se podía llamar vestido, porque no era mas que una falda corta de tela muy delgada con dos tiras anchas que salían de ella y pasaban por su pecho para cubrir sus tetas. O, al menos, la mitad de ellas. Su cabello estaba planchado y suelto, sin su característica vincha que le echaba el pelo hacia atrás.

—¿Ya morí? —pregunté sin poder dejar de verla—. ¿Eres un ángel?

—¿Estás bien? —preguntó tendiéndome una mano. Mi mirada no sabía donde posarse. Si en sus uñas perfectamente arregladas, en su cintura desnuda, en el escote de su vestido o en su labial de brillos rosa—. Sí, por lo que veo estás bien.

Sacó su mano e hizo un amague de levantarse, pero me lancé a sus brazos y entrelacé mis manos detrás de su cuello.

—¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele! ¡Me estoy muriendo!

Jessica casi perdió el equilibrio y acabó aferrándose a mí para no caer. Cuando levanté la cabeza, la encontré mirándome con mala cara. Lo que ella no sabía era que a mi me encantaba que me mirara así. 

Por mí que me pisara.

—¿Estás bien? ¿Qué ha sucedido?

El encargado se abrió camino hasta entrar al círculo y pasó su mirada de Jess a mí.

La pelirroja me ayudó a levantarme. Lo que fue un poco difícil, porque yo me negaba a soltarla.

—Estoy bien —Encontré a Noah entre la multitud y clavé mis ojos en ella—. Tropecé con un caniche.

—¿Un caniche? —El encargado se giró al de seguridad con alarma—. ¿Se metió un perro?

El de seguridad se alzó de hombros.

—A mí me pareció ver un caniche más temprano. —Uno de los adolescentes levantó la mano, medio borracho—. O capaz era una chica muy baja.

Noah abrió la boca, ofendida y sorprendida, pero no dijo nada.

En seguida se sumaron más adolescentes borrachos para contar dónde habían visto al caniche, formando otro círculo, pero esta vez alrededor del encargado. Él estiró el cuello para verme por encima de las cabezas, sobándome la frente.

—¿Te golpeaste? —me preguntó.

Me alcé de hombros sin soltar a Jessica. Temía que se escapara mientras estaba distraída, así que jugué la carta de la enferma.

—¡Ay, me duele! ¡Me golpeé la cabeza! —Me dejé caer y Jess soltó una palabrota antes de atraparme con sus fuertes brazos—. ¡Me muero!

—Cállate y ve al hospital. —El encargado me echó con un gesto de la mano—. No te mueras aquí.

Levanté la cabeza.

—¿Me vas a pagar?

—No, claro que no. No has hecho nada y encima te quieres morir en mi negocio.

Quise protestar, pero Jess pasó un brazo por mi cintura para alejarme de la multitud.

—Vamos, abuelita. A tomar tu medicina.

Lo dijo en un tono dulce, pero por la mirada que me echó, supe que ese tono iba a cambiar si no le obedecía.

Qué suerte para ella que a mi me gustaba obedecer.

La dejé llevarme a la salida. La gente no se apartaba al vernos, así que Jessica tuvo que empujar a varias personas para hacerse camino.

Salimos por la puerta principal y todas las miradas de las personas que estaban esperando para entrar se clavaron en nosotras. Jessica saludó con la mano a alguien de la fila que acababa de sacar una cámara, como si fuera un fan, así que yo la imité.

Intenté sin mucho éxito ignorar las cámaras de los teléfonos apuntándonos.

—¿No te da miedo que nos vean juntas? —le pregunté, un poco nerviosa.

—No es como si nos tuviéramos que seguir escondiendo —respondió una vez que pasamos la fila de personas—. Y la gente sabe que te estoy acompañando al hospital.

De repente recordé que se suponía que estaba enfadada con ella.

—¿Tengo que estar al borde de la muerte para que me prestes atención?

Jess me miró sin bajar el mentón.

—Sí. Porque no somos nada.

Ay, me dolió.

Me dolió más que un México corrupto.

—¿No podemos ser amigas, al menos? —le pregunté mientras la guiaba a mi auto—. ¿Porfi? No, espera un momento. —La aparté para caminar por mi cuenta—. ¡¿Por qué me pusiste un bozal legal?!

—Porque no quiero que hables de mí.

Jess continuó caminando, así que tuve que seguirla.

—¡No estaba hablando de ti!

—¿En serio? —se detuvo y puso una mano en mi pecho para impedir que me acercara más— ¿Y esas entrevistas a las que estuviste yendo toda la semana?

—¿Qué? Lo hice para protegerte. Para que no te llamaran a ti.

—Pues yo no te pedí que lo hicieras.

Me pasé una mano por el rostro, frustrada. 

—Sí, ya sé que puedes sola y eso. Pero yo también tuve mi parte en todo esto ¿No te pareció que tú también pudiste consultarme antes de decir toda la verdad? No puedo quedarme sentada mientras el mundo arde. —Ella no respondió, así que continué—. ¿No podemos estar juntas? Está bien. Lo respeto. Pero no puedes echarme del tablero cuando yo también fui un jugador. Tiene que haber un intermedio.

No la quería menos que hace dos semanas y sabía que probablemente me doliera lo mismo o más el tenerla como amiga que el no tenerla, pero al menos quería poder apoyarla sin sentirme como si estuviera haciendo algo mal: dejarle comentarios de ánimos, estar para ella cuando lo necesitara, hablar con ella en clases... 

Jessica había significado mucho para mí durante mucho tiempo.

Desde que había comenzado a ver sus videos y me enamoré de cómo los narraba y de los análisis que hacía. Tenía sentido, si me ponía a pensar en que las dos estábamos estudiando lo mismo y ella usaba mucho de lo que aprendía en clases.

Luego ella comenzó a hacer streams y dejé de verla como un canal. Ahora ella tenía una cara y, sabía que era estúpido, pero comencé a considerarla una amiga. Solía tenerla de fondo cuando hacía tarea o durante esas horas interminables en mi camerino.

A veces el ver sus videos me recordaba el por qué seguía en la carrera y por qué estaba haciendo todo este esfuerzo de estudiar y trabajar al mismo tiempo.

—No quiero que estemos en malos términos —continué, un poco apenada—. Tú significas mucho para mí.

Jessica no sabía nada de eso. Ella probablemente pensara que la conocí en esa fiesta, semi inconsciente, y que se trataba de una obsesión pasajera.

Y sabía que si se lo contaba ahora, sólo quedaría raro. 

Me dolía no ser capaz de explicarle lo que ella significaba para mí.

—No estamos en malos términos. —dijo cuando se detuvo frente a mi auto. Apoyó una mano sobre el techo y me miró apenada—. Pero aún no sé qué hacer contigo.

—¿Por qué tienes que decirme las cosas tan secas? ¿No ves que tengo el corazón blandito? —me sobé la frente para que viera que, aparte de blanda, estoy lastimada.

—¿No te habías golpeado sólo el culo cuando caíste? —preguntó una voz conocida.

Noah estaba parada detrás de nosotras, a uno o dos metros, cruzada de brazos por el frío y con su bolso y el de Jess echado al hombro.

Bajé la mano de mi frente con lentitud, sin apartar los ojos de ella. Aún no había olvidado que ella me empujó. Y mucho menos lo que dijo antes de hacerlo.

Estuve tentada a agarrarla por las mechas, pero sabía que si lo hacía, Jess se iba a ir con ella. Así que tuve que dejarla entrar al auto.

Me senté en el acompañante, Jess en el volante y Noah detrás. Miré por el espejo retrovisor a la pelinegra mientras el no-amor-de-mi-vida se abrochaba el cinturón.

—Te voy a denunciar —la amenacé.

Noah rio.

—¿Cómo? ¿No dijiste en cámara que tropezaste?

Golpeé la guantera con la palma de mi mano.

—¡Vamos a caso cerrado!

Jess arrancó y frenó de golpe. Noah cayó de su asiento y yo casi me di la cara contra la palanca de cambio.

—Ay, perdón. —Jess volvió a encender el motor—. Abróchense los cinturones. Es la primera vez que manejo desde que me dieron la licencia.

En ese momento me di cuenta de que, si no había muerto en las escaleras, iba a morir en el auto.

Nos abrochamos los cinturones y no discutimos durante todo el viaje, demasiado asustadas como para hablar.

Cuando llegamos al hospital nos hicieron sentarnos y esperar. Decidí aprovechar ese tiempo para pensar en cómo decirle a mi doctor que me dolía el culo sin quedar muy mal cuando Jessica, en lugar de sentarse, le pidió su bolso a Noah y se lo echó al hombro.

—¿Ya te vas? —endereché mi espalda, alarmada.

Jessica comenzó a negar.

—Iré a tomar aire —dijo y me enseñó su teléfono en la mano—. Y de paso subo una historia con el chisme a instagram. Antes de que alguien se invente algo.

Se despidió con la mano y salió.

Yo miré a mi alrededor, a la sala de espera en el hospital. Habían sólo dos personas además de nosotras y el sitio se veía tranquilo. Un poco de música sonaba de fondo mientras la recepcionista hacía algo en su computadora y los que esperaban ser atendidos estaban lo suficientemente alejados como para no escucharme si decidiera amenazar de muerte a Noah.

Y eso hice.

Me moví de mi asiento hasta quedar junto a Noah. Ella dio un respingo, pero se veía demasiado asustada como para moverse.

Aparté el flequillo de su frente con cariño fingido.

—¿Me explicas eso de que eres lechuga_quemada? —le pedí.

Noah tragó saliva y miró a la recepcionista, como buscando ayuda, pero ella estaba mirando su computadora.

—¿Qué quieres que te explique? ¿Quieres que te muestre mi teléfono?

—Sí, por favor.

Lechuga_quemada había sido uno de los pocos usuarios que estuvieron apoyando a Jessica cuando todos la atacaron y Noah no se veía como una amiga muy considerada que digamos.

Sacó su teléfono y me enseñó la pantalla. Me mostró su perfil en twitch, con el mismo nombre de usuario. Luego me mostró su lista de mutuals, y ahí estaba yo. O, mejor dicho, ahí estaba Pussy_destroyer666.

Se lo quité de las manos y salí de su perfil. Luego volví a entrar, sólo para asegurarme de que no fuera una captura de pantalla, una grabación o una app falsa.

—¿Esto fue lo que vio Cloe en tu teléfono? —le devolví el teléfono—. Para ser honesta, pensé que habías asesinado a alguien, no que tuvieras una cuenta fandom.

Noah sostuvo el teléfono contra su pecho.

—Para algunos de nosotros es peor que nos descubran una cuenta fandom.

Me aparté un poco de ella para darle su espacio.

—Entonces ¿Eres una fan de Jessica?

—No soy su fan. Sólo quería ver con quién me estaba mudando y comencé a ver sus videos. No es mi culpa ser carismática y no poder evitar interactuar.

¿Noah, carismática? 

Taylor Swift y Kanye West volverían a ser amigos antes de que eso pasara.

La miré con desconfianza.

—¿De casualidad te gusta Jessica?

—¿Me preguntas eso porque soy lesbiana?

—No. O sea, sí, pero yo...

—O sea que eres homofóbica.

—No soy homofóbica.

—Lesbofóbica. Peor. Sólo eres homofóbica con las mujeres.

—No, yo amo a las mujeres.

—Menos a las lesbianas.

Me levanté de golpe y la apunté con un dedo. Las otras tres cabezas en la sala se volvieron a mirarnos.

—¿Te gusta mi ex? ¿Si o no?

—No, claro que no. —Guardó el teléfono en su bolso—. Sólo soy muy rockstar para reconocer que la sigo. —Levantó la cabeza—. ¿Qué hay de ti?

Me rasqué la nuca y aparté la mirada.

—Supongo que lo mismo. —Contesté antes de volver a mirarla. Quiero decir, a mi sí me gustaba, pero no era su fan por eso—. No se lo dirás ¿Verdad?

Ella miró a ambos lados de la sala, como si quisiera asegurarse de que Jess aún no llegaba.

—No, si tú no se lo dices. —Me aseguró—. Pero entiendes que si vuelves a meterte con la carrera de Jess, volveré a lanzarte por las escaleras ¿No? Tengo una sola amiga y más me vale protegerla a toda costa.

—Amix, es Jessica. No una entrada para ver Spider Man. No te la voy a robar.

—No es necesario que se estén amenazando —Jess volvió a entrar por la misma puerta que había salido, con el teléfono en la mano, y se detuvo a mi lado, delante de Noah. Hasta entrando a un hospital parecía modelo de pasarela—. Porque a partir de ahora ninguna se va a meter con la carrera de la otra.

¿Ah?

—¿A qué te refieres? —le pregunté.

—A que tomé una decisión. Podemos ser amigas —dijo, inflando un poco el pecho y volviéndose a mí para tenerme de frente—. Pero está prohibido hablar u opinar del trabajo de la otra. Ni entre nosotras, ni con otros, ni en redes. Si quieres ser mi amiga, puedes serlo. Pero de la Jess real. No de la Jess que está detrás de la pantalla. —Tragó saliva—. Amigas. Nada más. ¿Quieres, o no?

—Jessica. Tú me puedes pedir que mate a alguien y yo te diré que sí.

Ella comenzó a negar.

—No es necesario que mates a nadie.

—¿Estás segura?

Rodó los ojos, pero me pareció ver el atisbo de una sonrisa.

Sentía que esto era un poco como empezar de cero, sólo que esta vez iba a hacerlo bien.

Nada de Seth, nada del trabajo, de los programas de televisión o fans. Sólo nosotras. Dos compañeras de clases.


-.-.-.-.-.-.-

Buen dia canelitaaaaas ¿Cómo están? ¿Qué tal les trató la semana? ¿Qué hicieron?

Yo acá, trabajando. El otro día hice un directo para celebrar que llegamos al millón de lecturas y ayer hice una llamada en discord para hablar de mi próxima historia, que es la historia en la que está basada la serie de Alex.

Si quieren unirse a mi canal de discord pueden ir al link de mi bio y buscar el botón que dice "canal de discord" o algo así.

¿Qué les pareció el capítulo de hoy?

Se me hace que a Alex se le pasa el enojo muy rápido cuando se trata de Jes JAJA y más si lleva falda. Alex tiene debilidad por sus piernas.

¿Ustedes creen que Alex y Jess podrán ser amigas sin meter el trabajo de por medio?

Lo averiguaremos xd

CHISMES

Ay, no tengo ningún chisme, pero pueden inventarse chismes en este párrafo AJAJA es más, declaro que a partir de ahora vamos a tener una sección con chismes inventados. Yo empiezo:

Entre los chismes de la semana: Noah fue arrestada por intento de homicidio, Alex perdió toda su fortuna después de apostarla y Jess de peló por un trend de tiktok. Ash se casó con Miley cyrus y los haters dicen que eso no es cierto.

BTW ¿Qué les parece "canelitas" como nombre del fandom? Se me hace mucho mas adorable.

Ahora sí, sin nada más que decir, me despido.

Baaai.

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