Sarang Note ; kth, jjk [+18]...

By yourspanishunnie

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En el internado Parking Souls todo parece fluir con normalidad, excepto porque sus paredes esconden secretos... More

concepts + reglas
†1. Daddy cristiano
†2. Pacto de sangre
†3. Paranoia cristiana
†4. Pánico en los jardines
†5. ¿Qué broma?
†6. Detective Jihye
†7. La manzana de Eros
†8. Química en el laboratorio
†9. Burrito feliz
†10. Compromisos innecesarios
†11. Los chupa-cruces
†12. Terceras voces
†13. Bienestar común
†14. Ojos de Nenuco
†15. Palabra de zorra
†16. Grimorios, velas y sal
†17. Castigos divinos
†18. Las influencias del collar
†19. Huellas en la piel
†20. Jungkook se enfada
†21. Amenaza en la oscuridad
†23. Haciendo migas
†24. Desembrujando el pasado
†25. Ven aquí

†22. Don Biblia de bolsillo

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By yourspanishunnie

️ Contenido explícito ⚠️

Jihye, 6:40 am

Desperté a la mañana siguiente en la enfermería. Al parecer, mis heridas no eran nada grave, por lo que ya podría largarme de aquí.

Me levanté de la cama sin ganas, y miré los vendajes que tenía por la espalda y brazos, todo producto del ayer. Ya había recuperado la energía que Eungjung me había quitado.

Ni siquiera miré el teléfono para ver si Taehyung o Jungkook me habían dicho algo. Suspiré.

La violencia de ayer me hizo darme cuenta del verdadero poder que tiene la maldita cruz rosa que me dio Eungjung. Por eso, lo escondería en algún lugar secreto del internado donde nadie sospechara, que no estuviera al alcance de ninguno para así estar yo más tranquila.

En el pasillo del edificio antiguo que hacía de enfermería, biblioteca y también cafetería, encontré dos siluetas. Los dos tontos se habían dormido fuera, seguramente esperando a hacerme una visita. A Jungkook le caía la baba y Taehyung tenía el pelo revuelto como un nido desgastado, y ambos con el cuello incómodo por la postura.

-Sois de lo que no hay -murmuré para mí misma, sintiendo pena al ver las ojeras tan profundas que tenían. Supongo que se sentirían culpables después de lo de ayer en la habitación de Eungjung, donde la loca casi me viola. Me quité la chaquetilla que llevaba y les tapé como pude, dejándolos atrás sin siquiera despertarles. Tenía algo que hacer y me convenía que no me siguieran.

Di un paseo matutino por los calmantes jardines del internado, oyendo los cantos de los pájaros y disfrutando el vientecillo que me daba en la cara. Cuando llegué a la capilla, miré hacia arriba, al campanario barroco que se alzaba solitario y firme en el cielo, y rodé los ojos al recordar la gran influencia que "dios" tenía en el instituto. Los profesores ni siquiera cerraban con llave, para que los más devotos vinieran a "rezar" cuando pudieran. Pero lo que muchos no sabían era que esto por las noches era el picadero de último recurso de algunos alumnos. No me preguntéis cómo lo sé.

-Veamos... -miré a lo largo de la capilla, buscando algún lugar protegido donde esconder el collar-. Ninguno de los tres viene a rezar excepto Taehyung, así que no sospecharán.

En los bancos era mala idea, en el altar demasiado obvio...y ahí es cuando vi al pobre Jesús, ahí aburrido y colgado en la pared. Era el lugar perfecto.

Intentando ser respetuosa, me quité los zapatos para subirme a la mesa de Eucaristía, y cogí la figura de tamaño considerable hasta descolgarla de la pared. Me tambalearon los pies y casi me caigo, pero la dejé sobre la mesa. Casi todos los crucifijos tenían un hueco detrás, y ahí metí la cruz rosa, enrollada en su propia cadenita.

-Bueno, amigo -le dije a Jesús, colgándolo de nuevo en su sitio, con cuidado de que el collar no se cayera por detrás-, cuídalo bien, eh. Volveré a por él -le señalé con el dedo, y me pareció verle menos amargado con la pequeña misión que le acababa de encomendar.

Al girarme para ir a mi habitación y prepararme para clase, vi una figura en las puertas de la capilla. Mierda, ¡alguien entraba a rezar! Me puse los zapatos deprisa y pretendí que estaba rezando de pie frente a la mesa. Todo casual.

Oí pasos acercarse, y la figura resultó ser Park Jimin, quien se colocó solemnemente a mi lado, con las manos cogidas para rezar. No dijimos mucho.

-Qué raro verte aquí -comentó, mirándome por encima del hombro. Me erguí orgullosa todo lo que pude, y bufé.

-Lo mismo digo -respondí seca, intrigada de qué haría aquí alguien tan hedonista como él; aunque...bueno, yo era un poco igual.

-¿Y esa bata tan fea? -me ardieron las mejillas cuando observó la bata de hospital que llevaba, y desencajé la mandíbula todavía mirando a Jesús-. Las chicas dicen que ayer tuviste una pelea con Eungjung en las habitaciones.

Me mordí la lengua, pretendiendo estar centrada rezando, con los ojos cerrados.

Jimin guardó silencio durante dos minutos en los que él también cerró los ojos y se ensimismó en algo espiritual, y luego me advirtió.

-Ten cuidado, Jihye -declaró con aires misteriosos-. Los vendajes que llevas parecen más serios que un simple desacuerdo entre dos amigas.

-Eungjung no es mi amiga.

-Tú me has entendido. Además he visto cómo te subías a la mesa de Eucaristía para hacer lo que tú sabes. Necesitas investigar más si quieres liberar a tus amigos.

¿Liberar?, ¿acaso él sabía algo de Taehyung y Jungkook?

Paniqueé, y cuando me giré a verle, Jimin ya no estaba. Ya ni me sorprendí, pero sí me fastidió. ¿Había alguien en quien de verdad pudiera confiar?, ¿alguien que me diera la información que me faltaba?

...

Me duché y me maquillé antes de ir a clase de religión, cuarenta minutos tarde. Abrí la puerta sin llamar previamente, con la barbilla bien erguida.

-Vamos a ver, ¡¿qué horas son estas de aparecer por cla... -el profesor Min se interrumpió al ver los vendajes y los moratones de mi cuello, producidos por los varios ahorcamientos de ayer. Miré con pena al profesor Min, para que fuera más benevolente, y enseguida bajó de su escritorio para acercarse-. Perdona, Jihye -me llamó por mi nombre de pila en un tono bajo y preocupado, e intenté no sonrojarme porque lo cierto era que el profesor Min era muy guapo, y también tocaba el piano de una forma...wow-. ¿Seguro que se encuentra bien para estar en clase?

-Sí -asentí, ignorando los cuchicheos de expectación que comenzaban a formarse en clase-, las enfermeras ya me han dado el alta.

Me dejó ir y retomó la clase. Todos los asientos de primera fila estaban cogidos por los chupa-cruces más populares, y solo quedaba un asiento libre al lado de adivinad quiénes.

-Abrid la Biblia por "Romanos" -ordenó el profesor Min.

Genial, me había dejado la Biblia en la habitación

-Hola -una vocecilla introvertida me saludó con pena, y miré al pelinegro mientras me sentaba en el medio. Vi cómo quiso decirme algo más pero no pudo por culpa o vergüenza.

-¿Tienes una Biblia de sobra? -pregunté seca, mirando su pupitre vacío, solo con un bolígrafo y media hoja de papel. Jungkook nunca había sido muy estudioso, desde luego.

-No tengo ni el libro de religión...

-...

-Yo sí -Taehyung, desde su pupitre a la izquierda, nos miró con hombros rectos y seguros. Por supuesto que el muy desgraciado tenía la Biblia-. Podéis juntar los pupitres si queréis compartir -ultimó.

Eungjung hoy no había venido a clase y solo estábamos nosotros tres, como antes. Los notaba más relajados por esa parte. ¿Tal vez los tenía que salvar de ella?, ¿o desvincularlos del cuaderno? Hmmnh...

Pegué mi pupitre al del rubio casi chocándolo, e inmediatamente Taehyung puso la Biblia medio quemada en medio.

Percibí la mirada tímida de Jungkook en nosotros, rogando en silencio.

-Ven aquí, anda -le hice un gesto con la mano, y en un par de segundos, ya estábamos los tres con el maldito libro.

-Romanos 8:13 -el profesor Min nos miró como si no tuviéramos remedio, pero lo dejó pasar-. Seokjin, lee tú.

-"...porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis" -cuando el recatado acabó de hablar, se cruzó miraditas con los otros chupa-cruces, como afianzando su fe.

-Ridículo... -suspiré, ganándome las miradas de soslayo de mi dos amigos-, son todo farsas para controlar a los creyentes.

-A mí me parece bonito -se atrevió a decir Taehyung, cruzado de brazos-, te advierte de los peligros del mundo.

-A mí no me parece bonito tener que reprimir las necesidades de mi cuerpo, ¿qué sentido tiene eso?

-Si las necesidad se te va de las manos se puede convertir en vicio -dijo una nueva voz a mi derecha. Jungkook tenía una expresión neutral en la cara, como si no sintiera lo que estaba diciendo, y eso pensaba yo, que no dijo lo que de verdad pensaba, sino lo moralmente correcto-. Puedes acabar adicta.

-Claro...claro -le di la razón como a los locos, bajando de nuevo la mirada al papel semi quemado pero legible. Ninguno estaba diciendo la verdad y eso me molestaba, era como si se hubiesen puesto un filtro, como al principio del pacto. ¿Qué iba a ser lo siguiente?, ¿que lo dos me obligasen a ir a misa?

-Oye Jihye, sentimos mucho lo de ayer -la cabeza del rubio se inclinó hacia mí, por la izquierda-. Sabes que hubiera hecho algo para ayudarte, pero no estaba en mis cabales -me recogió la mano de la página del antiguo libro, y la apretó suavemente entre las suyas, mendigando mi perdón con calma pero seguridad.

-Yo tampoco tenía control sobre mí mismo, nena -intenté que no se notara que el apodo de Jungkook me había debilitado, y alcé el mentón digna hacia el frente, con las cejas apretadas en chulería para que no me llevase al huerto-. ¿Te dolió mucho el arañazo de la espalda? -susurró casi contra mi pelo, mirando el vendaje que se filtraba por mi camisa abierta.

-No es solo el de la espalda -espeté, aporreando la mano contra la Biblia de forma silenciosa, creando un mini-drama solo en nuestra onda-, también es el del brazo -miré a Jungkook furiosa-, también los dedos que tengo tatuados en el cuello -apreté el puño mientras se lo decía a Taehyung-, los arañazos en el vientre de la otra tonta -recordé-. Las bromitas relacionadas con el Sarang Note se han comenzado a volver serias -miré a cada uno por separado, mi cabeza girando 180º, y me enfadé tanto, que desgraciadamente, grité- ¡¿vosotros veis normal todas las heridas que tengo?!

Un poquito de horror y tedio apareció en los ojos de los dos cuando el debate de Romanos 8:nosequé se sumió en el silencio.

Presioné los labios juntos, y miré hacia la ventana haciéndome la loca, pretendiendo que no había sido yo la que había gritado como una demente. Pero obviamente, con esto dos tontos mirándome mi plan no funcionó.

-Jihye -el profesor Min miró por encima del libro, por encima de sus gafas, casi cortándome con sus afilados ojos-, ¿tiene algo que decir?

-¿Yo? -me señalé-, ¡qué va!

Alguno de los dos me dio un codazo por mi mala educación tan ocurrente, pero cuando el profesor Min abultó su mejilla con la lengua con fastidio, con los ojos autoritarios, suspiré coqueta. Alzó una ceja severa con mi contestación, y le sonreí con las palmas abiertas para que me lo perdonara y prosiguiera con la clase.

Noté cómo una chispa de sensualidad que antes no tenía se encendió en mi interior; tal vez era el vicio.

-No me acordaba del crush que tenía con el profesor Min... -suspiré, apoyando la barbilla en mis manos, columpiando mis piernas por debajo de la silla.

-Quién te viera, Jihye, quién te viera... -dijo Jungkook con asco y bastante recelo, mordisqueando el bolígrafo mientras repasaba al profesor Min-. Qué daño está haciendo el daddy kink de los cojones, todas las chicas se quieren follar a sus profesores.

-Pues seguro que al profesor Min no le dan ataques severos de personalidad -tosí, dedicando la puñalada para los dos.

-Menuda defensa tan poco sustancial -Jungkook rodeó el respaldo de mi silla con su ancho brazo, que te ahogaba y te quedabas prendada. Me sonrió de medio lado para engatusarme, con una expresión de mofa muy sexy, e intenté no caer y hacerme la digna-. Oye, rubio -se inclinó hacia atrás para mirar a Taehyung, con la mandíbula desencajada como si fuera el amo del mundo. Sin querer, recordé la cara extasiada que se le quedó cuando me comió el coño; ay...-, hay que ponerse las pilas con los fetiches generacionales, eh -señaló con el mentón al profesor Min-. Capaz que se nos va con este.

-¡¿Pero por qué hablas como si no estuviera delante?! -le apreté el bíceps como llamada de atención, para que se quedara quieto en su sitio y no molestara más, pero comenzó a tensar y destensar el brazo, mirándome provocador-. ¿Puedes parar? -espeté irritada, pero también secretamente seducida-. No me dejas concentrarme en la Biblia.

Sí, hoy estaba yo muy hormonal, pero no iba a caer con estos dos

-El librito este medio quemado no te va a servir de nada, nena. -cogió despectivamente la Biblia de Taehyung con una sola mano.

-Que no me llames nena -estampé la mano contra su bíceps, y abultó la mejilla con su serpenteante lengua, no molesto pero sí mirándome con deseo contenido; me ardió el coño en llamas y él lo sabía bien-. Jungkook, ¡que no te hagas el fuckboy en clase!

-No sé de qué me hablas -se reclinó de nuevo en su asiento cuando el profesor Min me iba a regañar de nuevo.

-¡JIHYE! -la imponente figura del profesor Min apareció frente a los tres, mirándome de forma reprobatoria por encima de su Biblia edición profesor. Los tres nos callamos, y yo miré inocentemente hacia arriba-. Salte de clase un ratito, anda.

-Ya me callo ya me callo -le enseñé las palmas abiertas con inocencia, intentando quedarme-. Perdone, profes...-

-He dicho que te salgas un ratito -repitió sílaba por sílaba, severo-. Ya es la segunda vez que interrumpes la clase.

Los más chismosos ya se habían girado para mirar el drama, Seokjin sorbiendo entretenido de su batido, con las cejas dramáticamente fruncidas por lo de "fuckboy".

-Solo ha sido un malentendido -saltó Taehyung a la defensa, con un tono diplomático ejemplar de chupa-cruz popular-. Jungkook le estaba provocando... -dijo sobre el hombro, reticente.

-Bueno, ¡lo que me faltaba! -se quejó el pelinegro, bufando y cruzándose de brazos en actitud de rebelde.

-¿Qué formas son esas de estar en mi clase, Don Jeon? -inquirió el profesor Min, con un tono de chulería. Miró con desprecio la figura espatarrada de Jungkook en la silla, y el brazo que todavía estaba en mi respaldo, lo apretó más alrededor mío, con algo de celos-. No está en el bar ligando con jóvenes de su edad, compórtese.

Jungkook le aguantó la mirada chulo y desafiante, y con el piercing de la ceja y el del labio, pareció el típico fuckboy de las historias de internet. Uf.

-Pues no estoy en un bar pero sí estoy ligando -inclinó la cabeza, dmucho más productivo que aprender sobre doctrinas religiosas

"Jihye siempre está con esos dos" oí que alguien susurraba.

"Qué se toma para atraer a dos hombres así" dijo otra compañera bastante simpática.

-¡SILENCIO! -el docente se giró hacia atrás, e instantáneamente se calló toda la clase.

-Jungkook -le susurré, al ver que no quitaba el brazo de mis hombros. Quitó el brazo de mala gana, chasqueando la lengua y haciendo ruido cuando se sentó erguido con brusquedad.

-Jihye, no te recomiendo sentarte con dos chicos en clase -miró a mis dos amigos -, solo van a pelear por tu atención, así son los chicos a esta edad- me alzó una ceja de forma parental, mirando mis clavículas que sobresalían delicadas por el vendaje-. Estarás distraída en clase.

Asentí callada y comencé a recoger las cosas, retomó la clase y el foco en nosotros se dispersó. Ninguno de los me dijo nada más, y yo tampoco intervine más. Tal vez descansar un poquito sería lo mejor.

Salí sola de clase y me fui a mi habitación, donde pensaba estar tranquila y dormir un poco, pero Taehyung llamó a la puerta justo cuando me ponía unos shorts suaves, anchos y cortos. Se me veía medio culo y me encantaba.

-¡Un momento! -me acabé de recolocar la fina camiseta de tirantes, de una suave seda blanca, esta ropa siempre me hacía sentir como un personaje escrito por una mujer de bien-. Qué quieres -dije al abrir la puerta.

-¿Me dejas entrar? -el rubio mostró su seductora sonrisa cuadrada, con cero malas intenciones-. No estoy hechizado ni nada de eso -apoyó la mano en el marco de la puerta, justo unos centímetros por encima de mi cabeza, y me recorrió de arriba a abajo con los ojos. Qué sexy me pareció su cara de lujuria-, solo quiero estar un rato contigo, Jihye.

-Pero solo si respondes algunas dudas que tengo -negocié, cruzando los brazos por debajo de mis pechos, acentuándolos gravemente. A Taehyung se le fueron los ojos de los míos, pero asintió bruscamente-. Venga vale -abrí de par en par la puerta, y pensé que a lo mejor luego también abriría mis piernas para él-, pero solo porque has compartido la Biblia en clase, eh.

...

-¿Sabes lo que es un súcubo? -miró distraído el Sarang Note sobre mi cama, abierto por la primera página, arrancada...nada sospechoso.

Lo había dejado abierto para que meter presión y que el rubio me diese información.

-Me suena la palabra -hice memoria sobre mis búsquedas curiosas de medianoche por internet, sentándome coqueta sobre mis gemelos-, ¿no era un mito de la época medieval?

-No es un mito -aclaró, sentado modo indio y con sus rectos hombros pareciendo columpios para subirme-. ¿Sabes que los súcubos te follan para obtener energía vital?

De haber tenido agua, la habría esculpido, pero solo me atraganté con mi propia saliva.

-Bueno, pues ya lo sabes Jihye -me revolvió el pelo de forma cariñosa, aumentando la chispa con la que nos mirábamos. Intenté centrarme-. Eungjung es un súcubo -se lamentó, echando la cabeza para atrás y exponiendo su nuez marcada-, necesita follarnos a veces porque si no se debilita.

-¿Tú no eres un súcubo, por casualidad? -miré la silueta de su uniforme cuando no me miró, y me mordí el labio al bajar por su zona baja. Después de haberle masturbado en la tienda de campaña, no podía no pensar en lo que Taehyung encerraba ahí. Uf-. Creo que es la primera vez que te subes a mi cama, me alegra ver que no te dan pánico las mujeres libres -provoqué.

-Te noto... -me miró con una sonrisa mojabragas de medio lado, y creo que Taehyung fue perfectamente consciente de que se me erizaron los pezones bajo la fina camiseta-, gozando jovialidad -jugó con sus palabras.

¿"Gozando jovialidad"? ¿Qué se fumaba este?

-Podrías hablar en castellano actual -sugerí sarcástica, con ganas de tirarme encima de él y de sus piernas abiertas-. ¿No eres un súcubo? -le repetí, mirando el edredón y jugando con mi mano de una forma muy elegante y femenina-. Te puedo ayudar si quieres...

Una risita ronca salida de su garganta me mojó las bragas, y me mordí el dedo con seducción. Estaba tan atractivo apoyado en sus manos de forma casual...todo un daddy sacado del anime.

-Anda ven aquí -señaló su regazo con el mentón, y le palpitó la polla en el pantalón. No necesité más confirmación-, y no, no soy un súcubo.

-No me prestas casi atención... -rodeé su cuello y me senté encima suyo, con el culo estratégicamente en pompa y una sonrisa coqueta-, hoy estás muy daddy... -acaricié sugerente uno de sus marcados pómulos, y le volvió a palpitar contra la delgada tela de mis shorts blancos-. Siempre estás con Eungjung...

-Es que soy su favorito -cogió mi cintura sin esfuerzo, atrayéndome más a su cara-, le van más los chicos extrovertidos y cristianos -me mojé desvergonzadamente cuando comenzó a jugar con el tirante de mi camiseta.

Que lo baje que lo baje que lo baje, pensé.

-Ayer casi me viola la muy cabrona -espeté, un poco alterada al recordarlo.

-Lo sé... -suspiró, bajando las dos manos por mi espalda baja, acunando mi culo entre sus grandes y venosas manos-. Eungjung es así de...simpática, si quiere algo, lo tiene que tener. No se conforma con un no.

Estaba cansada de hablar de ella, así que simplemente empujé más el culo contra sus manos, y captó la indirecta porque me lo por encima de las mojadas bragas.

-¿Te gusta mi pijama? -le pegué las tetas a la cara, y las miró con un vicio inmoral.

-¿Tú qué crees? -que susurra así en mi oído me puso a cien, y bajó mi mano a su abultado pantalón, donde una gruesa erección me esperaba-. ¿A qué pardillo no le gustaría verle el culo así a su chica? -sus largos dedos se abrieron paso a través de la tela, delineando las fronteras de mis braguitas.

Me gustó bastante el apodo, y meneé las caderas contra su mano, humedeciéndole las yemas de los dedos.


Hoy mi libido estaba muy alta, y sí pensaba encontrar una solución que me comiera el coñ...digo, que me ayudara.

Le cogí la cara y le comí la boca sin pensármelo más, gimoteando mientras apretaba y soltaba mi culo. Apreté su gruesa erección por encima de la ropa, restregándome también.

-Deja que haga una cosa -mordió la concha de mi oreja y lubriqué más. Noté vagamente cómo se bajó los pantalones sin dejar de jugar con mi lengua, y algo grueso, firme y más duro que una piedra, se alineó contra mis bragas.

-Madre mía -dije en voz baja, mirando abajo y encontrándome con su polla enorme, sujetándose el tronco con la mano, con una sonrisa de desquiciado sexual brutal. Se me quedó la boca abierta sin saber qué decir, y salivando, y el coño me goteó por él.

-Apóyate en mis hombros y saca culo -me ordenó, masturbándose con una dominancia que me puso a mil.

Hice lo dicho, y me estremecí al recibir golpes de su considerable polla contra mi sensible coño.

-Tus pantalones son tan finos que te puedo hacer esto -se rio sensual, en parte por las caras de placer ansioso que ponía cada vez que me daba pollazos-, ¿te gusta?

Asentí como una loca haciéndole reír ronco, y aparté ambas finas telas a un lado sin poder aguantar más la ola de calor.

-Taehyung... -apreté las tetas desesperada en su cara, y me miró desde abajo con los ojos oscuros-, no seas malo... -le supliqué, casi llorando cuando frotó el glande a contra mis labios mayores empapados.

Me pegó más pollazos contra mi sexo desnudo, y grité con el espasmo que tuve.

-Cállate -lamió mi mejilla con morbo, luego la mordió-, que los chicos no pueden entrar a las habitaciones de chicas -introdujo la punta de forma cruel, sacándola nada más yo intenté moverme-. Ah ah, más despacio -me regañó, burlándose de mí-, lo disfrutarás más así.

Yo solo pensaba en saltarle encima, en que me llenara con su súper polla y me dejara satisfecha.

Frotó mi sensible clítoris con su miembro, y me temblaron los muslos.

-Taehyung, ¡te he dicho que no seas cabrón! -apreté sus hombros nerviosa, y conseguí que cambiara de actitud y me escuchara.

Y justo cuando volvió a introducir la punta y el vicio me llenó por completo, alguien llamó a la puerta, pero me dio igual.

Taehyung me cubrió la boca cuando le engullí centímetro a centímetro, y cerré los ojos extasiada, por lo bien que se sentía su polla, por lo excitada que estaba, por el morbo de hacerlo sin condón y ser mi primera vez.

-Joder Jihye -Taehyung me apretó los pezones por encima de la tela, y gruñó cuando tuve contracciones involuntarias-, dime algo -pidió.

No me dolió nada la intromisión, y ahí fue cuando descubrí que me encantaban las pollas grandes. Taehyung no sabía la caja de Pandora que acababa de abrir, el vicio al que acababa de sentenciarme.

-Fóllame -le pedí de corazón, con los ojos entrecerrados y bañándole la polla en transparente excitación.

-Jihye, ábreme la puerta -Jungkook volvió a llamar a la puerta, e hice una mueca de molestia para Taehyung.

-Taehyung, te he dicho que me folles -le susurré, desesperada y sensible-, no me puedes dejar así ahora que me la has metido.

-Jihye, sé que estás dentro -el pelinegro comenzó a impacientarse, y fulminé la puerta con la mirada, como si le pudiera ver-. O me abres o te tiro la puerta.

-Jihye... Sabes que no se va a ir -Taehyung me dio un besito de consolación en la sien, y me puse furiosa de que me volvieran a interrumpir cuando estaba a punto de follar-. Así no lo podemos hacer tranquilos.

Me levanté de su polla de un brusco movimiento, y caminé agresiva hacia la puerta, con el coño en llamas y preparada para gritarle a Jungkook.

Ahí estaba él, de negro y calmadito.

-Hola nena, vengo a ver cómo est...-

-¡¿A TI QUÉ MIERDA TE PASA?! -le grité, llorando de frustración sexual y logrando que se asustara.

-Nena, ¿qué te pasa? -me intentó coger las manos pero volví a entrar a mi habitación, caminando como una niñata hacia mi cama, tirándome junto a Taehyung-. Este qué hace aquí -preguntó seco, cerrando la puerta tras de sí.

Con mi figura boca abajo, los muslos temblorosos y brillantes, mi sensibilidad emocional y las huellas blancas que Taehyung me habría dejado, a Jungkook no le llevó mucho tiempo averiguar que casi habíamos follado.

-La próxima vez te voy a dar algo para que te duermas y no molestes -le reprochó el rubio, acariciando mi cabeza para que me relajara-. Jihye, te vas a ahogar si no desentierras la cabeza del colchón.

-¡Me da igual! -lloré más fuerte, sintiendo mi coño vacío.

-Nena no sabía que estabas follando -Jungkook sonó próximo y deduje que se había tumbado a mi lado-, perdona.

Sé que no fue una disculpa sincera, y eso que no vi la mirada de muerte que le dio a Taehyung.

-Siempre me dejáis con las ganas -se me sacudió el torso al sollozar, y no supé por qué estaba tan sensible por algo como el sexo, cuando nunca antes me había pasado esto.

-Anda, vamos a hacer la siesta un rato -las manos de Taehyung me recolocaron de lado, dándole la espalda y encarando a Jungkook.

-¡Las siestas no lo solucionan todo! -me sorbí los mocos agresiva, ignorando la cara de fastidio del pelinegro, a quien me negaba a mirar.

-Esta sí -me susurró Taehyung enigmático, abrazándome desde atrás y tapándonos a los dos-, confía en mí, ¿sí? -dijo ronco.

-Yo también me quedo aquí a dormir... -susurró Jungkook, haciéndose bolita en el borde de la cama. Me dio pena verlo solito y también lo tapé, pero con mala hostia.

Se hizo el silencio en la habitación y los tres cerramos los ojos, y sonreí como una viciosa cuando Taehyung colocó su polla durísima entre mis muslos cerrados, un pequeño consuelo que me hizo lubricar sin parar bajo las sábanas.

-Pareces la súcubo, Jihye -me susurró.

Este capítulo me ha dado bastante calocha, no os voy a mentir 🤩🔥🥵🤡🛐🙌🏻💕

La siguiente actualización la semana que viene, así no tenéis que esperar tanto 🥰

Vota, comenta y comparte si te ha gustado, ¡ayudas mucho a la escritora!

Gracias por leer,

-Spanish unnie ❣️

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