Mientras Fernando manejaba, yo respondía algunos mails.
-¿Nunca dejas de trabajar? Desde el momento en que te sentaste en la mesa no dejaste de revisar correos y enviar mensajes.
-Bueno, tengo responsabilidades, aprovecho cada momento que tengo para adelantar trabajo.
-¿Y para qué?
-¿Cómo para qué?
-Yo adelanto trabajo para poder tener la tarde libre o el fin de semana libre y poder pasar tiempo con mi familia, o con mi novia si la tuviera. ¿Vos para que trabajas tanto?
-Te recuerdo que no solo dirijo una de las empresas número en construcción sino que también tengo una empresa de organización de eventos, nunca estoy adelantada al trabajo.
-Muy bien señorita ocupada, pero ¿podrías dejar se hacer lo que estás haciendo y mantener una conversación conmigo?
Bloqueo mi teléfono y lo guardo en mi cartera -¿Y de que vamos a hablar?
-No sé, cualquier cosa, como por ejemplo lo mucho que me sorprendió saber que Tomas tiene novia.
-¿y eso porque?
-Sinceramente pensé que le gustaban los hombres, ayer cuando me dejo en mi casa juraría que estaba a punto de besarme.
-¿no dijiste que habías bebido mucho?
-Sí, pero....
-Tal vez tu mente te traiciono
-Bebí bastante pero no al punto de no saber cuándo alguien quiere besarme.
-Bueno, Tomas está felizmente en pareja y hasta donde se es completamente heterosexual.
Mi teléfono suena, y rara vez lo hace. Solo unos pocos contactos están agendados para emitir una notificación. Una de ellas es mi secretaria.
>>Alma, esta noche es la cena anual de ex alumnos de la universidad de arquitectura, ¿contrato a tu acompañante de siempre?
<<Si, Lore. Que me pase a buscar por la oficina, también alquila un auto con división y chofer.
-Perdón, tenía que responder. Nunca me dijiste cual era el problema que había en la obra.
-En realidad no hay problema alguno
-¿Cómo?
-Quise venir a hablar con Tomas para aclarar lo que paso a noche, pero creo que entendí todo mal.
-Sí, y si el sintiera algo tampoco estaría mal. Pero si no hay crisis alguna ¿Por qué estoy yendo a la obra?
-No sé – se ríe con una fuerte carcajada –te subiste y me deje llevar –su risa es contagiosa yo también comienzo a reír a carcajadas.
-Mejor aprovechemos el viaje y me mostras como va avanzando la obra–mi teléfono vuelve a sonar, es mi madre. Mi risa se detiene por completo
>>Alma, nos llegó una invitación al evento de ex alumnos. Van hacer un homenaje a tu padre. Las mellizas y yo necesitamos vestidos nuevos
<<No entiendo en que me afecta eso a mí. Pueden ir de compras
>>Usamos todo lo que teníamos este mes en solucionar el problema de Cecilia
<< ¿Con problema te refieres a sacarla de cárcel, por consumo de drogas y atacar a un policía?
>>No hables así de tu hermana
-¿Algún problema?
-Solo trabajo –Fernando suspira y enciende la radio
El momento de alegría no podía durar mucho tiempo
<<Lamento que no puedan comprar nada nuevo, tal vez lo mejor es que no asistan. Lamento no tener más caballos que puedas vender para cumplir los caprichos de tu hijas.
No volví a saber nada más de ella y Fernando no me dirigió la palabra hasta que llegamos a la obra. La pequeña burbuja de reconciliación se había roto.
Llegamos a la obra, Fernando me muestra todo y me presenta a cada obrero, luego de eso se mantiene alejado de mí. Cada vez que intento acercarme el inventa alguna excusa para alejarse nuevamente.
No sé por qué seguía en esta obra, estaba desatendiendo todas mis otras obligaciones por estar acá y no estaba logrando nada. Aunque no sé muy bien que es lo que estoy buscando.
¿Quiero que me perdone?
¿Quiero que vuelva a tratarme como una amiga?
O simplemente es que me gusta estar cerca de el...
Decido que lo mejor es irme, pero mis ojos captan a uno de los obreros con un martillo demoledor ubicado en un sector donde no debería estar, intento correr a él para pararlo, Fernando también lo ve, él está más cerca y llega antes que yo a detenerlo, se la quita de la manos y la apaga.
-¡Gutiérrez! En este sector hay caños de agua, no podemos trabajar sin antes cortar el suministro ¿No viste los planos? –antes de que Gutiérrez responda, un chorro de agua sale del suelo y nos empapa a los tres.
A Fernando el da directamente en la cara, casi suelta el martillo pero lo atajo antes, una especie de barro y cemento se forma en nuestro pies, estamos a punto de caer, pero los brazos de Gutiérrez nos sostienen en una especie de abrazo de a tres, mi cara y la de Fernando quedan muy pegadas y otras ves nos volvemos a reír. La imagen es muy ridícula y estoy llorando de la risa, hasta que alguien corta la corriente de agua y Gutiérrez nos libera.
La remera blanca totalmente empapada de Fernando se pega perfectamente a sus brazos y torso, es como si lo estuviera viendo directamente sin nada puesto, la mirada de él se centra en mis pechos. ¡Mierda! Yo también llevo puesto una remera blanca.
-Mejor te llevo a que te cambien –le entrega el martillo a Gutiérrez, me toma de la mano y camina por delante guiándome a unos vestuarios.
-tengo una toalla guardada en mi locker –la busca y en vez de dármela para que yo me seque, el mismo comienza a secar mi pelo, hasta que se detiene
-Perdón, ¿estos es raro?
-Me gusta – ¡lo dijiste en voz alta Alma!
Fernando sonríe –pero creo que yo puedo continuar ¿tendrás alguna remera para prestarme?
Busca nuevamente en su locker y me pasa una camisa –te voy a dejar sola para que te cambies.
-Gracias.
Me cambie rápidamente y volví a la obra. Fernando ya se encontraba buscando la manera de solucionar el problema.
-¿Qué tan mala es la situación?
-El problema es fácil de solucionar pero el aeropuerto nos va poner una multa por dejar todas las instalaciones sin agua.
-Esta área no compromete los suministros del aeropuerto, no debería de afectarlos, deben haber cortado la corriente de agua general en vez de la del sector.
-Voy a revisar. ¡Muchachos! Paramos para almorzar y después seguimos, Cuiden de nuestra invitada mientras voy a solucionar el tema del agua.
Los obreros comenzaron a preparar todo, improvisaron una mesa en donde colocaron un monton de fiambre, pan, lechuga, tomate y mayonesa. También había algunas gaseosas. Me acerque a la mesa y arme dos sanguches, uno para mí y otro para Fernando.
Me aleje y me senté en una esquina, me puse a revisar mis mensajes en lo que llegaba Fernando.
>>Fui a tu oficina y me encontré con muchos vestidos, tu madre está contenta de que hayas cambiado de parecer, las mellizas y ellas se verán hermosas esta noche
>> Perdón Alma, pero Ricardo se presentó en la oficina y se llevó todos los vestidos que tenía preparados para que elijas para el evento. Las marcas van a demorar un poco en enviar otros.
<<No te preocupes Lore, no fue tu culpa. Cuando lleguen guárdalos en la oficina de mi tío.
Solo pido un día de paz, un día en que Ricardo no se salga con la suya.
-¿Ese sanguche es para mí? –Fernando se deja caer a mi lado.
-Tenías razón. El suministro en el resto de las instalaciones de restableció y no vamos a tener que pagar ninguna multa.
-Excelente noticias. Voy a tener que irme
-¿Por qué?
-Esta noche tengo un evento, necesito terminar algunas cosas antes de asistir.
-¿La cena de ex alumnos?
-Si
-También estoy invitado. No pensaba asistir, pero tal vez lo haga.
-Deberías, son buenas para hacer contactos.
Me pedi un taxi y me debatí si ir a mi casa y enfrentar a Ricardo, mi madres y las mellizas o dejarlo estar.
Los vestidos eran un prestamos, al día siguiente podría quitárselos y devolverlos a la boutique.
Decidí que lo mejor era ir a mi oficina, podría terminar algunos trabajos y luego prepararme para la cena.
Lore, había organizado todo para que estilista y peluquero vinieran a prepárame.
Para muchos yo era una simple workaholic, nadie sabía que en realidad me llenaba de tareas para no tener que ir a una casa llena de personas que no se preocupan en lo más mínimo por mí.
Los vestidos llegaron para eso de las seis de la tarde, para las ocho ya me encontraba bañada, maquillada y peinada.
Había elegido llevar el pelo recogido, y en lugar de un vestido opte por un traje totalmente blanco, los pantalones eran al cuerpo, el blazer un poco suelto con solo un botón abrochado. Los labios rojos le daban el toque.
Guarde el resto de los vestidos nuevamente en la oficina de mi tío, Ricardo jamás se atrevería a entrar ahí.
Solo me faltaba colocarme algunos accesorios.
-Tan hermosa como siempre, permíteme.
Mis manos fueron remplazadas por las de Rodrigo, me termina de colocar el collar y comienza a besar mi cuello –Vi que pediste nuevamente el auto con separación ¿queres repetir lo de la última vez?
Me doy vuelta para corresponder a sus besos, Rodrigo es justo lo que necesito esta noche, un acompañante y un poco de sexo sin compromiso.
-Pensé que tenías que usar un vestido.
-No te pago para que pienses –vuelvo a besarlo, y el comienza a desabrochar mi blazer, sus manos acarician mi cintura y suben a mis pechos mientras me comienza a guiar a uno de los sillones.
La puerta de mi oficina se abre –Me imagine que ibas a estar todavía por acá –Fernando se queda parado observándonos, no dice una palabra. Rodrigo no se aparta de mí. Hace muy bien su papel de acompañante.
-Fuera –es todo lo que dice, pero Rodrigo no se mueve –No me hagas repetirlo dos veces –Me mira esperando mi aprobación.
-Espérame en el auto –Rodrigo sale de mi oficina, acomodo mi blazer y espero a que Fernando hable.
Intento decir algo, pero él me corta –No ahora, estoy intentando organizar mis ideas para no decir nada equivocado –camina de un lado para otro refregando su mandíbula.
-Pensé que no tenías pareja
-No la tengo
-¿Y el quien es?
-Mi acompañante de esta noche
-No entiendo
-Suelo contratar los servicios de una acompañante para estos eventos
-¿Y a todos te los coges?
-Soy una mujer soltera que no tiene tiempo para relaciones, así que si, si ellos están de acuerdo suelo tener sexos con ellos. No voy a permitir que me juzgues como lo estás haciendo.
-No te estoy juzgando, ¡estoy enojado! Porque acá estoy como un boludo esperanzado, pensando que había captado bien todas las señales de hoy, y que querías verme en esta cena, pero resulta que no. Que ya tenías planes para ir con otro y encima acostarte con él.
-¿Te dije que quería que vinieras?
-Me dijiste que debería ir, que haría contactos, pensé que... yo creí que...
-y todo el día estuviste persiguiéndome, me sonreías, me dijiste que te gustaba ¿lo malinterprete todo?
Este es el momento Alma, decile que no. Que si lo buscabas, que si le sonreías. No te quedes callada.
-¿Por qué no puedo ser yo tu acompañante?
-No soy buena en mantener una relación –comenzó acercarse lentamente a mí y coloco un mechón de pelo que se había escapado de mi recogido detrás de mí oreja
-Déjame ser a mi quien juzgue eso –pego su frente a la mía –déjame que te acompañe esta noche y despedí al estúpido ese que te está esperando abajo.